Twiligth pertenece a Stephenie Meyer y Blood Lines a Windchymes, quien me ha dado el permiso de traducir su historia.

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Miércoles.

El tiempo siempre se arrastraba cuando Edward se iba. Por lo general me sentía perdida cuando la necesidad de cazar lo llamó, pero al menos lo entiendo. Esta vez, era diferente, sin embargo. Esta vez no fue de caza.

Ahora, tendida en mi cama, viendo el flujo de la luz de la luna a través de la ventana abierta, volvía a la extraña conversación en mi cabeza. Una vez más. Yo lo esperaba, como de costumbre, de vuelta de mi turno de media semana en lo de Newton. Pero en vez, él había llamado: el sonido del teléfono reemplazó su familiar llamado triple en la puerta.

No recordaba exactamente lo que dijo, sino como lo dijo. Parecía distraído y habló rápidamente, no me dio la oportunidad de hacer preguntas. Había dicho que era un asunto urgente en relación con su estadía en Chicago – que tenía que viajar allí de inmediato – Carlisle iba con él – y sólo debía de tomar dos o tres días, esperaba – que estaría de vuelta tan pronto como le fue posible. Entonces él se había detenido.

"Te extrañaré en todo momento", él susurro.

"¿Edward?"

"Bella, lo siento." Él se había ido.

El 'lo siento' me preocupó. No era sólo un lo siento por lo que estaba pasando ahora, por dejarme tan abruptamente. Estaba bastante segura que su disculpa era por algo que estaba por venir.

Sábado.

Era temprano. Charlie ya se había ido a pescar y yo estaba acostada en la cama leyendo, tratando de decidir entre hacer las tareas domesticas o ir a ver a Alice de nuevo. Había visitado a los Cullen cada día desde que Edward se había ido. Ninguno de ellos conocía exactamente el asunto que lo llamaba, por él que no había tenido contacto con nadie. Ni siquiera conmigo. Alice no tenía una visión clara, solo una imagen de Edward en una casa desconocida, nada más. Con un ahora familiar nudo apretado en el estomago, traté de distraerme con mi libro de nuevo.

Edward llamó a mi puerta precisamente a las 8:57 am. Volé escaleras abajo, aun en pijama, tropezando con el último escalón y me estrellé contra las barandas.

"¡Bella!" Su voz, ansiosa, vino desde la puerta y mi corazón se hinchó a pesar del dolor en mi tobillo.

"Voy," dije ahogada mientras cojeaba los últimos pasos. Me moví con precisión, el mango se meneó, la puerta se abrió y él estaba allí. Estaba allí.

"Edward." Podía sentir como mis mejillas se extendían en una sonrisa.

En un segundo estaba a mi lado en las escaleras, levantándome a su regazo mientras me besaba la frente y envolvía mis brazos alrededor de él.

Se retiró un poco. "¿Estas bien?" preguntó, buscando mi cara, preocupado. Le di mi sonrisa más brillante.

"Lo estoy ahora," y apreté aún mas mis brazos.

"Bella," susurró.

Nos quedamos en silencio un momento. Sosteniéndonos, mis brazos alrededor de su cuello, los suyos alrededor de mi espalda, llevándome a su pecho con más fuerza de lo normal, como si no pudiera tenerme lo suficientemente cerca. No me quejaba. Mi cara se encontraba en el hueco de su cuello y aspiré profundamente, tomando lo máximo de su esencia como puede. Enterró su rostro en mi pelo y sabía que él estaba haciendo lo mismo, aunque el placer le trajera un dolor igual.

Por último, habló, alejándome y mirando mis pies.

"¿El tobillo?"

"Sólo otra contusión para la colección." Me froté la articulación herida ausentemente. Con mucho cuidado se agachó, poniendo sus dedos fríos sobre mi piel y presionó suavemente. No di muestras de dolor.

"No parece tan malo," murmuró mientras movía mi pie a la izquierda, luego a la derecha.

"No," dije. "Me gustaría levantarme y caminar alrededor para mostrarte, pero estoy muy feliz en donde estoy ahora."

El sonrió antes de enterrar su cara en mi pelo otra vez. Sentí que inhaló profundamente y luego en voz baja susurró mi nombre y que me amaba. Parecía triste y mi estomago se apretó. La sensación de creciente pánico, que me estaba haciendo retroceder a los últimos días, y que había desaparecido tan pronto como había entrado por la puerta, comenzó a agitarse de nuevo. Me moví para darte un beso pero él se volvió, solo un poco, así que mis labios se desviaron a la esquina de su boca. El acarició mi cuello en su lugar, me dio un beso a lo largo de la mandíbula, pero ni una vez puso sus labios en los míos. El pánico fue ganando fuerza, pero yo era más fuerte. Lo empujé atrás, al fondo. Me dije que cualquier problema que fuera, no era yo. No era yo.

"Me alegro de que hayas vuelto." Le dije. ¡Que eufemismo!

Alejó sus labios de mi cuello y me miró a los ojos. "Lo siento, me tuve que ir tan de repente…Fue inevitable."

Sabía que los vampiros no necesitaban dormir, pero los ojos de Edward esta mañana, su rostro, estaban cansados. Sus pupilas estaban oscuras, casi negras. Obviamente, no había tenido tiempo para cazar. Era evidente que su asunto en Chicago había sido grave. Quería preguntarle, pero parte de mi tenía miedo. Me sentí segura de que era algo más que problemas con su estadía. Mis viejas inseguridades comenzaron a arrastrase a través de mi. ¿Iba a irse de nuevo? ¿Estaba arreglando una nueva vida para él en Chicago?

Pero había vuelto, y él estaba aquí, sosteniéndome y diciéndome que me amaba. Con la confianza de vuelta a su lugar tome una respiración profunda.

"Entonces, ¿cómo estaba Chicago? ¿Todo resuelto?"

Edward miró hacia otro lado y se encogió de hombros ligeramente.

"No realmente," fue su respuesta plana y no me dio mas información – obtén sangre de un piedra, pensé con ironía. Decidí que tenía que ser directa.

"¿Que pasa, Edward?" mi voz era suave. Puse mis manos alrededor de su cuello y tome su hermosa cara. Pensé en la visión que Alice había visto. "¿Algún problema con tu casa?"

Él dio una risa rápida y dura.

"No. No, mi casa está bien. Tengo excelentes inquilinos, la propiedad está bien administrada. Yo diría que en lo que refiere a mi casa, todo está bien." No había un trasfondo amargo en su tono. Mis manos se retorcieron en mi regazo.

"Eso es bueno. Entonces, dime la parte que no está bien."

Levanto una ceja. Entonces, rápidamente se puso de pie, aun sosteniéndome en sus brazos. Con cuidado me dejo sobre mis pies.

"¿El tobillo está bien?"

Asentí, no quitando mis ojos de su cara mientras él miraba mis pies.

"Edward, estás cambiando el tema."

"Mm,"

"¿Edward?"

"Tienes razón," dijo volviendo a poner su mirada en la mía. "Estoy cambiando de tema." Suspiró y esperé. Después de un momento volvió a hablar.

"Qué tal si vas a vestirte y luego hablamos afuera. Te diré todo."

Mi estómago se apretó, preparándose para lo que se avecinaba. Pero luego él sonrió, así que tal vez no todo era malo, o lo que fuera.

"Suena bien, estoy en un segundo." Me estiré para besarlo pero me desvió expertamente, plantando sus labios ligeramente en mi nariz. Se rió de mi ceño y esperó por mí en el salón.

Me puse unos jeans y una camisa, peiné mi pelo en una cola, metí mis pies en las zapatillas y corrí escalera abajo. Él estaba de pie frente a la puerta abierta.

"¿Dónde esta el Volvo?" Le pregunté mirando a la calle vacía fuera de mi casa.

"Pensé que podríamos tomar tu camioneta, hoy," dijo tomando mi mano mientras caminábamos por la entrada principal. "Pero yo tengo que conducir." Añadió.

Me encogí de hombros. "Está bien, pero trata de no empujarla fuera de sus limites."

"Voy a tratar de comportarme," sonrió mientras le tiraba las llaves.

"Entonces, ¿Qué hiciste en el tiempo en que me fui?" pregunto.

La música sonaba despacio en la radio, Edward tomó mi mano sobre el asiento entre nosotros. Encogí mis hombros.

"No hice mucho, salvo extrañarte."

"Créeme, conozco el sentimiento," dijo casi en un susurro.

Sonreí mientras apretó mi mano.

"Estuve haciendo más preparativos para la boda con Alice," dije. ¿Acababa de fruncir el seño? "Y ella se alegró de que no estuvieras alrededor para distraerme. Trabajé el viernes donde Newton." Me encogí de hombro de nuevo. "Eso es todo, realmente."

El hecho de que Alice podía ver la boda todavía estaba siendo un gran alivio.

Edward nos llevo justo a las afueras de la ciudad y por una estrecha carretera lateral. Nunca había venido aquí antes. Bordeó el bosque, no había edificios. Después de una corta distancia, no muy lejos de la carretera principal, se detuvo. Apretándome la mano me miró a los ojos. Una expresión cruzo rápidamente su cara y no pude identificarla. Casi parecía como, ¿miedo?

"Eres tan hermosa, Bella." Susurró mientras sus largos dedos metían un mechón perdido de mi cabello detrás de mi oreja. Su mano se quedo allí por un momento, apenas tocando la piel de mi cuello, mientras sus ojos se fundían con los míos. Un escalofrió de placer me recorrió antes de que quitara su mano. Respiró hondo.

"Ven a dar un paseo conmigo"

De repente, mi corazón se hundió y sentí como un agujero fue abierto en mi pecho. Recordé la última vez que me pidió que fuera a dar un paseo como este. Sentí que dejaba de respirar y podía sentir el color escurrirse de mi cara. Él estaba dejándome y todo mi cuerpo se estremeció.

Inmediatamente, él lo entendió. El horror cruzó su rostro y sus ojos brillaron mientras me agarró las manos, fuerte con las suyas.

"No, Bella, no voy a ninguna parte. Yo no me voy. Voy a estar aquí durante el tiempo que me quieras." Su voz era dura y certera, sus ojos sosteniendo los míos.

El alivio me recorrió. Él no iba a ninguna parte. Pero alguna cosa estaba pasando. Respiré hondo y probé una sonrisa. Edward sonrió de vuelta, sus ojos calmados mientras lo hizo. Me acerqué y lo besé suavemente en los labios y esta vez no se apartó. El beso era suave y tierno y pude sentir el amor en él. Muy pronto se alejó y suspiré. Un segundo después estaba abriendo mi puerta y ayudándome a salir. Él no se puso detrás de mi como esperaba, sino que me cogió de la mano mientras caminábamos un corto camino en los arboles. Había un pequeño claro y Edward me señaló que me sentara en un árbol caído que estaba allí, listo para actuar como un banco de musgo. Aunque el bosque era espeso alrededor de nosotros aun podía ver mi camioneta en la carretera.

A mi lado Edward se inclinó hacia delante, apoyando los antebrazos en los muslos. Me tomó la mano izquierda entre las suyas en el espacio entre sus rodillas. Esperé a que comenzara. Después de un momento de silencio y una respiración, habló, siempre mirando el suelo mientras frotaba sus pulgares sobre mi mano.

"El miércoles por la tarde recibí un mensaje de los abogados que manejan mis bienes. Alguien estaba tratando de ponerse en contacto conmigo."

Se detuvo ahora y mirando el suelo, todavía acariciando mis mano con el pulgar. Levanté mi otra mano y tomé su cara. Cerró los ojos y suspiró, acariciando mi palma. Era casi como si mi tacto aliviaba algún dolor. Pero luego volvió la cabeza, rompiendo el contacto.

Puse mi mano en mi regazo "¿Qué era, Edward?" Tenía curiosidad. No mucha gente fuera de Forks sabía que existían los Cullen. Él suspiró de nuevo, pero esta vez fue diferente. No fue un suspiro de consuelo o alivio. Este era un suspiro de resignación.

"Antes de que te lo diga, primero necesito explicar algo de mi tiempo humano."

Apretó mi mano más fuerte entre las de él y se volvió a mirarme. Sentí una descarga atravesarme. Sus ojos estaban asustados. Mucho, mucho miedo. Yo quería tirar mis brazos alrededor de él y decirle que lo que fuera no importaba. Si le estaba causando tanto dolor, que no me dijera. Pero yo tenía la sensación de que no ayudaría. Él tenía que decirme, y necesitaba que le escuchara y entendería. Y lo haría. Fuese lo que fuese.

"Bella, antes de te diga, por favor, entiende que te amo. A ti y solo a ti. Siempre. Nunca he querido a nadie más." Hizo una pausa. "Nunca lo haré." El miedo en sus ojos fue superado por una tristeza tan profunda que sentí la sacudida de nuevo.

Armé una sonrisa, aunque mi corazón martillaba. "Lo mismo digo," dije en voz baja y el sonrió débilmente antes de mirar de nuevo el suelo.

Tomó una respiración profunda y dejo caer la bomba.

"En 1918 mi padre arregló mi compromiso con la hija de un prominente abogado en Chicago."

¿Oí bien?

Me miró rápidamente. Me di cuenta que había dejado de respirar y me obligué a volver a empezar. Él apartó su mirada una vez más, su agarre en mi mano se apretó, como para que yo no huyera. Tragué.

"¿Compromiso? ¿Quieres decir, como, nuestro compromiso? ¿Compromiso para casarse, comprometido?" Mi voz se elevó por el shock. Él asintió lentamente.

"Se llamaba Lucy Catterall. Nuestras familias se conocían desde hacía algunos años y en ese entonces no era extraño los acuerdos para hacerlo. De hecho era bastante común." Se detuvo una vez mas, dándome tiempo para dejar que cayese, supuse.

"¿Estuviste de acuerdo?"

"Al principio no. Mi único objetivo entonces era convertirme en un soldado. No estaba muy lejos de los 18 años y lo único que quería era ir a la guerra."

Se detuvo de nuevo y me miró.

"¿Bella?" Me di cuenta que había dejado de respirar otra vez y rápidamente tome un respiro, raspando en mi garganta.

"¿La amabas?"

"¡No!" Casi grito la palabra. Luego, mas tranquilo, "No, solo te he amado a ti, ¿recuerdas?" Sonrió mas tranquilo. Asentí. "Ella era…un 'buen partido' fue como mi padre lo expreso. Nuestras familias eran amigas, nos movíamos en los mismos círculos sociales. En aquellos días, eso era suficiente." Suspiró. "No, yo no la amaba y estoy bastante seguro de que ella no me amaba."

"Entonces, ¿Cómo estuviste de acuerdo?" lo arrastré.

"Discutí con mis padres al respecto." La comisura de sus labios tembló en un atisbo de sonrisa. "Les dije que sí y que cuando me casara, sería por amor, y con alguien de mi propia elección." Me miró y su sonrisa creció y sus asustados ojos se suavizaron antes de mirar el suelo nuevamente. "Pero mi padre se burlaba de mi romanticismo. Al final, llegue a un acuerdo con él. Me casaría con Lucy, pero solo después de que hubiera regresado de la guerra. Mi madre estaba molesta. Creo que ella había esperado que el compromiso redirigiera mi atención lejos de la guerra…y me quedase en casa."

Edward se quedo en silencio, dejándome digerir toda esta nueva información, pero sus manos estaban apretadas a la mía. Me di cuenta de que tenía que ver esto racionalmente. Esto fue antes, muuucho antes, a que yo naciera. Esta chica, Lucy, ni siquiera estaba viva ahora. ¿Lo estaba? Tome unas cuantas respiraciones profundas. Edward estaba esperando que hablara.

"¿Ella sigue viva?"

El negó. "No. Murió en 1987."

Asentí.

"¿Por qué no me dijiste esto antes, Edward?"

El dejó escapar un gran suspiro.

"Con toda honestidad, Bella, hasta el pasado miércoles no había pensado en Lucy Catterall en mas de ochenta años." Hizo una pausa y cuando volvió a hablar, su voz era suave y llena de una nueva emoción.

"Cuando vamos a través de la transformación, nuestros recuerdos humanos se desvanecen. Tenemos que trabajar para mantener las cosas que queremos recordar. Todavía tengo algunos recuerdos claros de mi tiempo humano; mi madre tocando piano, ir a los juegos de beisbol con mi padre, pero estas eran cosa que yo quería recordar. Significaban algo para mí. Otros recuerdos se desvanecieron y desaparecieron. Lleva un gran esfuerzo tratar de traerlos, si alguna vez son necesarios."

Asentí. "¿Cómo era ella?"

Edward frunció el ceño, su cara se contrajo en concentración.

"Ella era pequeña, rubia. Reía mucho." Se encogió de hombros. "Era agradable. No recuerdo que hubiera mucha profundidad. Más allá de las sutilezas sociales, no recuero más de una o dos conversaciones con ella." Sus ojos se posaron brevemente en mí a decir esto, antes de mirar lejos otra vez. Cambió de posición en donde estaba sentado.

Miré mi mano en las suyas y mis ojos se centraron en el anillo de diamantes en mi tercer dedo. Mi corazón se apretó.

"¿Ella usaba este anillo?"

"No. Mi madre todavía lo llevaba entonces." Acarició las piedras con su pulgar y frunció en ceño. "Ni siquiera se si Lucy tenía un anillo. Mi padre lo habría organizado si no lo tuvo."

Asentí y otra pegunta vino a mí.

"¿Se lo propusiste a ella?" mi mente nado a la memoria de Edward sobre su rodilla delante mi, pidiéndome que fuera su esposa.

"No. Fue una negociación entre las familias. Nunca le hice la pregunta." Su aterciopelada voz era firme. Más bajo agregó, "Tu eres la única mujer a la que le he pedido ser mi esposa."

Asentí otra vez.

"Entonces, ¿esto ocurrió mucho antes de que enfermaras?"

Negó.

"No, solo cerca de un mes antes. Hubo una celebración. Una cena fue planeada – Supongo que podrías llamarla fiesta de compromiso…" Se acomodo de nuevo en su asiento. "Mucha de la sociedad de Chicago fue invitada. No recuerdo mucho acerca de la fiesta realmente, pero recuerdo estar entado en una larga mesa y estar aburrido." De pronto dio una breve carcajada. "Sirvieron pollo."

"¿Qué?"

"Pollo. Ese fue el plato principal. Nunca me gustó y recuerdo que pensé que esa era otra señal de que el todo lo del compromiso estaba mal."

Sonreí a su súbita memoria y luego un pensamiento vino a mi cabeza.

"¿Te gusta el pollo ahora?"

Se estremeció un poco y sacudió su cabeza. "No me gustaba entonces, no me gusta ahora."

"¿Por qué?" El pollo era uno de mis favoritos.

"No puedo recordar específicamente porque no me gustaba cuando era humano, pero ahora, la sangre es delgada y acuosa, y podrías comer una granja entera y estar ni cerca de satisfecho. Un simple pollo sería como comer un tic- tac" (nt: dulce de menta)

"Oh."

"Y además de eso, las plumas se atascan en los dientes." Me lanzó una sonrisa y reí.

Muy bien, aunque esto fue una sorpresa total, saber que no era la primera novia de Edward, no parecía tan malo. No la había amado. En realidad nunca se casó, diablos, él nunca se lo propuso. Estaba empezando a sentir pena por él, que había sido obligado a soportar un compromiso con alguien que no amaba.

"Entonces pollo y una aburrida fiesta de compromiso – no es una buena señal, estoy de acuerdo." Le sonreí pero él no sonrió de vuelta y su ánimo cambió bastante. Se agitó de nuevo a mi lado.

"No estuve aburrido por mucho tiempo," dijo en voz baja y miró hacia otro lado.

Bueno, mis sentimientos más generosos comenzaron a deslizarse. Algo pasó en la fiesta de compromiso. Y entonces algo hizo click en mi cerebro.

"¿La besaste?"

Edward se encogió incomodo y yo tomé una respiración profunda. Piensa racionalmente, Bella.

"Bueno, supongo que si estaba…comprometido, era de esperarse." Probablemente un casto beso en la mejilla, un rápido beso en los labios a lo sumo.

"Entonces, dame todos los detalles," me reí. No sabia porque estaba tratando de tomarlo a la ligera cuando dentro mi corazón se retorcía en nudos.

Suspiró otra vez. "No recuerdo mucho de la fiesta realmente. Como dije, no pensé en esto por ochenta años. No era una memoria humana que tratara de retener. Lo que he recordado ha sido a través de un gran esfuerzo y…dolor."

Alzó una de sus manos desde mí y la pasó por su pelo, volviendo inmediatamente a cerrarse alrededor de mi mano otra vez.

"Después de la cena, Lucy me preguntó si podíamos hablar en privado. La seguí escaleras arriba y estaba sorprendido cuando me llevo a su habitación. Le sugerí encontrar otro lugar para habar, porque no sería correcto para mí estar en su habitación. Creo que ella se rió y me llamó pasado de moda."

Entonces, incluso en 1918 Edward era pasado de moda.

"La seguí al interior y ella cerró la puerta detrás de mi y puso la llave…en la parte delantera de su vestido. Ella estaba usando un corsé, no iba a salir con facilidad."

Mi respiración se engancho.

"Oh, bueno, ¿ella no era tímida, entonces?"

Edward sacudió la cabeza lentamente.

"Aparentemente no. Le pedí que abriera la puerta. Ella me dijo que tenía que conseguir la llave."

Realmente no me gustaba la forma en que esto iba. Tampoco a Edward, por su mirada de angustia en su rostro. Me di cuenta que la siguiente parte iba a doler mientras el tomó un respiro para continuar.

"De repente ella estaba encima de mi, agarrándome. Traté de empujarla sin hacerle daño. Ella dijo que quería consumar nuestra relación, o palabras con ese sentido. Ella no quería esperar hasta que volviera de la guerra – si volvía, según sus propias palabras…le dije que no quería comprometer su reputación, especialmente si estaba la posibilidad de que no volvería para casarme con ella."

Podía sentir la sangre abandonar mi cara, otra vez. Mi respiración se aceleró, y sentí calor y una película pegajosa comenzar a formarse detrás de mi cuello. La sangre latía con fuerza en mis oídos, casi ahogando la voz de Edward. Sus manos estaban entrelazadas alrededor de las mías pero seguía mirando el suelo.

"Lucy comenzó a llorar. No sabía que hacer y yo estaba preocupado de que alguien la oyera. Ella no paraba de decir 'por favor Edward' una y otra vez y…sus manos estabas sobre mi." Se detuvo y dejó escapar un gemido, pasando una mano por su pelo de nuevo. "Mi corazón y mi mente ciertamente no eran de ella, pero mi adolescente cuerpo humano me traicionó."

Podía sentir mi corazón latiendo más fuerte. Sabía que Edward lo podía oír. Su expresión angustiada pasó a un nivel superior. Tomé una respiración profunda. Estábamos torturándonos – él diciéndome esto, yo tratando de adivinar lo que estaba por venir.

"Sólo dime que pasó, Edward."

Exhaló bruscamente.

"Concedí a su petición."

Tocó fondo en mi mundo. Todo empezó a girar y sentía la oscuridad arrastrándose sobre mí. Sabía que estaba a punto de desmayarme y tomé un par de respiraciones profundas, tratando de mantenerme a raya. Funcionó. Edward estaba congelado a mi lado. Yo sabía que me miraba, pero estaba concentrada en mis manos entre las suyas. Lentamente, saqué mi mano de su agarre. Él no trató de detenerme. Miré mi anillo por un momento y luego doble mis manos en mi regazo. Quería levantarme y correr, pero no confiaba en mis piernas todavía. Entonces, decidí sentarme allí, en silencio, con dignidad, mientras trataba de mantener mi control sobre el mundo. Respira. Adentro, fuera, adentro, fuera. Solo mantente respirando.

"¿Bella?"

Su voz fue un graznido.

"¿Tuviste sexo con ella, entonces?" Mi voz era plana.

Gimió de nuevo y sin mirarlo directamente, podía ver que había enterrado su cabeza en sus manos.

"Yo, más o menos, bueno,…no exactamente."

"¿Qué significa eso? ¿No exactamente?" Mi voz era dura y fuerte ahora. Sabía que lo estaba torturando aún más, pero tenía que saber la verdad ¿Qué significa no exactamente?

"Todo era…muy extraño. No nos desvestimos. Lucy levantó du falda, de alguna manera había desecho la mayoría de los botones de mi pantalón. Había mucha torpeza."

Su cabeza colgaba hacia abajo, los puños apretados fuertemente sobre sus rodillas.

"Las cosas habían avanzado un poco cuando Lucy de repente se puso rígida y gritó. Me dijo que me detuviera, que la estaba lastimando. Yo la estaba lastimando". Se estremeció al recordarlo.

"Por supuesto que me detuve inmediatamente. Le pregunte si estaba bien y ella me dijo que si. Ella estaba llorando un poco y no sabía que hacer. Entonces ella comenzó a reír, dijo que tal vez ella no estaba lista después de todo. Luego ajustó su falda y recuperó la llave. Me la entregó y a la vez que me apresuré a abrir la puerta ella me pidió que no lo mencionara a nadie. Yo le aseguraré que no". Dejó escapar otra respiración profunda. "Estuve fuera de esa habitación y bajo las escaleras mas rápido que cualquier vampiro. Decidí esa noche que no podía seguir adelante con el matrimonio. Sabía que seria un error casarme con Lucy."

Todo estuvo tranquilo entre nosotros por largo tiempo. Mi mente extrañamente, se había quedado en blanco. Como si no pudiera procesar lo que había oído. Ausente comencé a jugar con mi anillo, deslizándolo dentro y fuera de mi dedo. La mano de Edward se acercó y tomo la mía, suavemente.

"No Bella, por favor no te lo quites," susurro.

Me sacudí, no me di cuenta como podía el interpretar la acción.

"No te voy a dejar, Edward." Dije en voz baja. "Pero solo necesito acostumbrarme a esto."

Tomé una profunda respiración. Necesitaba ser clara con lo que decía. Por supuesto que todavía lo amaba, eso nunca cambiaría, pero esto era bastante grande.

"Puedo entender lo que me has dicho. Obviamente fueron años antes de que yo naciera. Pero ese primer día juntos, cuando tú me preguntaste acerca de mis experiencias, bueno, yo estaba esperando que tú tuvieras alguna. Pero tú insinuaste que no las tenías. Y de nuevo, esa noche cuando hicimos nuestro trato, cuando me pediste casarme contigo, me dijiste que tu virtud era todo lo que te quedaba. Que eras puro como yo lo era en ese aspecto." Podría sentir la ira contrayéndose. Tomé una profunda, profunda respiración. "Me dejaste creer que nunca hubo nadie más. Me mentiste Edward y eso me ha dolido mucho mas que lo que la verdad jamás podría."

Lágrimas podrían haber caído por su rostro. Sus hombros temblaban.

"Supongo que para mi era la verdad," susurró. "Cuando viniste a mi vida Bella, me cegaste de todo lo que había sido antes. Apenas podía recordar mi propio nombre cuando te conocí. Y lo dije en serio cuando dije que no había pensado Lucy desde que me convertí. Mi amistad con ella ni siquiera se registro en mi mente como vampiro." Hizo una pausa. "En realidad, Bella, nunca ha habido nadie más que tu."

Yo estaba tranquila, así que siguió hablando.

"Yo no quería a Lucy. Ni siquiera lujuria sentía por ella. No había pensado en ella en ochenta años. Lo que sucedió fue una respuesta puramente física a su toque. En verdad, apenas puedo creer que haya hecho lo que hice." Se estremeció antes de hablar otra vez.

"Me dijiste que el amor y la lujuria estaban juntos para ti, y yo ye dije que era lo mismo para mi. Y eso era cierto. Y cuando hicimos nuestro trato, yo no estaba pensando en lo sucedido con Lucy. En mi mente, eso nunca había ocurrido. Y creo que, como el intento había sido tan desastroso, como lo fue, técnicamente, seguía siendo virgen. En mi corazón, no era una mentira."

Asentí. Pude ver como pensaba en eso.

"¿Pusiste termino al compromiso, entonces?"

"Trate. Fui a discutirlo con mi padre al día siguiente, pero estaba atrapado por los negocios. Al siguiente día cayo enfermo de influenza. Mi madre y yo enfermamos poco después."

"¿Y que pasó con Lucy?"

"Tan pronto como la epidemia golpeó sus padres se alejaron a Nueva York. Después de ser convertido por Carlisle, me ayudó a ordenar mis asuntos para que pudiera heredar el patrimonio de mis padres y se enteró que Lucy se había casado con un abogado en Nueva York solo dos meses después de que enfermé. Dejé ir la memoria humana y nunca pensé en ella otra vez."

Asentí y luego dejé escapar una respiración profunda que no me había dado cuenta estaba conteniendo.

"¿Hay algo mas que debería saber, Edward?"

"Si",

Su respuesta inmediata me dejó en shock. Me miró, mi boca caía abierta. ¿Qué más podía haber?

"Que," modulé, sintiendo el pánico de nuevo. Él no hizo pausa, continuó de inmediato, como si no lo dijera, nunca podría.

"En Febrero de 1919, Lucy Catterall llevaba a mi hijo."

Todo se volvió oscuro. Me sentí mareada cuando me sentí a lo largo. En cualquier momento iba a perder el conocimiento y caería de bruces a la tierra. Salvo que Edward me tomaría. Edward nunca me dejaría herirme. No físicamente de todos modos. Había silencio en todo alrededor. Respiré profundo y cuadre mis hombros. Cuidadosamente me puse de pie. Podía ver a Edward preparado para cogerme, si me cayera o desmayara. Sentí como si hubiera recibido un duro golpe en mi pecho. Como si mi corazón estuviera, en realidad, físicamente herido.

"Mentiroso," mi voz era tranquila, pero difícil.

"No, te he dicho todo, Bella." Se puso de pie, lo más poco agraciado que había visto.

"Tu dijiste que apenas ocurrió. Que…ella…todavía era virgen. Que ambos lo eran."

"Así es," su voz era ahogada. "Yo no sabía lo que estaba haciendo, ni lo que ella. Estaba mas allá de la vergüenza."

"Bueno claramente algo pasó, Edward, porque ella tuvo a tu hijo."

"Bella…"

Comencé a avanzar hacia él y él retrocedía. Estaba realmente sorprendida cuando tropezó y cayó hacia atrás sobre el tronco de un árbol caído. Estaba tumbado sobre su espalda, las piernas sobre el tronco, mirándome, su expresión torturada.

Me puse sobre él, respirando con dificultad.

"Entonces explica como Lucy quedó embarazada si en realidad nada pasó." Espeté.

Las palabras de Edward fueron rápidas.

"¿Recuerdas las clases de educación sexual en segundo año?"

"¿Qué? Si, pero…" y algo vino a mi. Las vergonzosas lecciones que parecían prolongarse por tanto. La Sra. Dalton explicando acerca de la anticoncepción y la falta de fiabilidad del método de abstinencia. Como que la penetración completa no es necesaria para que se produzca embarazo. Como el esperma que escapa del chico termina haciendo el 'trabajo', por así decirlo. Como cientos de vírgenes dieron a luz bebes cada año.

"Oh. Entonces estas diciendo que fue así. Tu no, um…terminaste."

Desde su puesto sobre la tierra Edward sacudió la cabeza. "Apenas empezó." Dijo en voz baja.

Asentí, el borde de mi cólera amortiguándose, solo un poco. Edward se sentó, con cautela, se puso de pie y se volvió a mí. La vergüenza se haba sumado al miedo en sus ojos.

"Lo siento tanto, Bella."

El estaba cerca, pero no hizo ademan de tocarme. Sólo de pie, uno frente al otro.

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Hola!

Les presento esta hermosa historia, espero hayan disfrutado este primer capítulo. Ya ven como va el drama, y más adelante veremos como estos dos tratan de solucionar sus diferencias.

Como ven los capítulos son muy largos, así que no podré actualizar tan seguido, de hecho este capítulo es uno de los más cortos. Agréguenlo a sus favs para que no lo pierdan de vista.

Espero sus comentarios.

Bye, Blueskys.