Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

NaruSasu.

La diferencia entre tú y yo

Por: Minako dark.

El tipo "desgracia"

Estudiar en esa academia era lo mejor para él, declaraba su familia constantemente. No obstante, él quería ser un abogado reconocido, y la escuela a la que asistiría poco tenía que ver con la abogacía. Sasuke había nacido en una familia conservadora y de linaje extenso; sus descendientes se convertirían en grandes guerreros para servir a su Rey. Con esos y muchos más argumentos, no tuvo más remedio que aceptar, por el bien de la familia. Era gracioso, si fuera por él, mandaría al carajo a su clan, a todos y a cada uno de ellos, menos a su madre.

Tenía todo preparado para su primer día en aquella institución, con el único inconveniente de su nerviosismo. Estaba sudando y las manos le temblaban, se maldijo un millón de veces.

Su consuelo era su único amigo, Sai.

Cuando estuvo en la escuela, sus nervios dispararon en cada rincón de su cuerpo, pero claro, lo supo disimular perfectamente. Indudablemente, era un Uchiha.

—Ey, Sasuke. Qué alegría verte, pero, ¿por qué tan temprano? —Sai se aproximó a él a pasos lentos.

—No es que yo quisiera, ya sabes —movió las manos restándole importancia. La causa de su puntualidad tenía autor, su padre.

Un Uchiha siempre es puntual, no importa qué, decía su padre a menudo.

Recibió una sonrisa falsa a nueva cuenta y el silencio reinó entre los dos. Sasuke agradecía enormemente la discreción de Sai. Él estaba por demás acostumbrado a eso. Sin más, tomaron rumbo al salón de clases, guiados por el mismo Sai.

Una vez en el interior del aula, Sasuke pudo observar a los que serían sus compañeros por un buen tiempo.

Suspiró al ver que todos estaban repartidos en grupos de pocas personas, se veían amenazantes y fieros. Miró una vez más a Sai y éste correspondió su mirada. Suspiró una vez más, tal vez Sai no tuviera más amigos, además de él. En ese instante, Sasuke supo que solo serían Sai y él.

—¿Qué ocurre?— interrogó Sai.

—Nada, no pasa nada — respondió el chico para calmarlo —. ¿Dónde nos sentamos?

—Allá. Vamos, antes que alguien más ocupe los lugares— ambos se dirigieron a las bancas que Sai hace poco señaló.


—Querido —Mikoto Uchiha entró en la ostentosa oficina de su marido Fugaku, el padre de sus dos hijos: Itachi y Sasuke. Fugaku la analizó unos segundos, su esposa después de los dos embarazos, seguía teniendo esa figura curvilínea que lo hacía suspirar de cuando era joven, y para qué negar, aún.

—¿Deseas algo, querida?

—Es sobre Sasuke — sin previo aviso, el semblante de Uchiha Fugaku se endureció, él ya sabía lo que venía a continuación.


Para su fortuna, Sasuke siempre llevaba consigo un reloj de pulsera. En ese exacto momento se sintió aliviado, un poco. Las clases habían comenzado hace dos horas y el tiempo parecía que se hubiera parado, a todos les parecía. Empero, para eso estaba su reloj, para marcarle el tiempo que transcurría, y podría jurar que ahora Sasuke lo amaba más que a nada. Todos pensaban lo mismo, que el profesor era aburrido para impartir la clase y que su asignatura también era aburrida.

Los que se encontraban en el salón gozaban de una asfixiante calma.

Tuvo su momento para contemplar a sus compañeros cuando el profesor leía en voz alta. Para su desgracia, ninguna cara se le hacía conocida. Tal vez su estancia allí no sería muy agradable, tenía el conocimiento de las rivalidades que su familia guardaba con las otras, y los más jóvenes, debían seguir los pasos de los mayores. Sabía que venían de familias como la suya, familias que sirven para el rey.

Sasuke paseó su mirada hasta tropezarse con la espalda de un chico rubio, de repente se sintió intranquilo. El chico en cuestión emanaba un aura sombría, indescifrable, fascinante. Se halló queriendo saber qué clase de habilidad tendría; era inexplicable, nunca se vio sintiendo interés por alguien que no fuera parte de su familia.

El rubio percibió que alguien lo miraba desde atrás, ladeó la cabeza y por el rabillo del ojo vio a quien lo observaba tan fijamente.

—¿Ves algo que te gusta? — la altiva voz del chico rubio lo sacó de su trance.

Su orgullo no le permitía apartar los ojos del chico, naturalmente, así lo habían educado. Lo miró directamente a los ojos y cuál fue su sorpresa, que el rubio tampoco la apartaba. Se convirtió en un desafío para ver quién de ellos dos aguantaba más la mirada. Terminó cuando el blondo cerró los ojos y miró hacía la ventana. Indudablemente, Sasuke había ganado.

—¿Han terminado ya?—preguntó el maestro con toque indignado, que hacía rato había dejado el libro en su escritorio.

—Sí, sí. Continúe profesor Kakashi— el maestro miró mal al rubio insolente, pero no añadió mas y volvió con la lectura.

Sasuke frunció el ceño.

El Uchiha más joven conocía a ese tipo de personas. Niños irrespetuosos que para nada le agradaban, creyéndose supremos cuando solamente eran unos seres inferiores, unos diminutos insectos. Pero qué podría hacer, irónicamente, Sasuke era así también.

Y se mofó del chico de hace poco, una risita cruel y despectiva salió de su boca, supo controlarla para no molestar de nuevo al profesor. Se reprendió mentalmente por haber sentido alguna clase de interés por él.

El rubio si la escucho.


Terminadas ya las clases, Sasuke se levantó de su asiento con suavidad, recogió sus materiales y los metió en su maletín, no tenía prisa, pues tocaba descanso. Los demás alumnos también salían del aula, para comer algo, quizá. Sai, quien se encontraba más adelante, se acerco a su amigo a largos pasos, parecía algo enojado.

—¿Qué diablos te sucede?

—¿A qué te refieres, Sai?

—Sabes a los que me refiero —Sasuke lo miró con la interrogante en la cara—No busques problemas con Uzumaki, él y su grupo son peligrosos, incluso para ti. Hazme caso e ignóralo, ó podrían lastimarte.

Sasuke dibujó una sonrisa burlona en su rostro.

—¿Qué es tan gracioso? ¡Vamos Sasuke, lo que digo es verdad!—era cierto, el lo decía por experiencia, no quería que algo le sucediese al tonto de Sasuke.

—Haré lo que me venga en gana, mamá Sai. ¿Sabes? Esta no es la primera vez que te comportas como una madre, me siento realmente halagado por tener a alguien como tú —hizo una corta reverencia colocando su mano en su pecho, estaba bromeando. Algo raro en Sasuke, él nunca era así, con excepción de algunas personas, como lo es Sai.

—No estoy para tus bromitas, pero bueno, si algo te pasa me reiré en tu cara mil veces.

—Sí, como sea. A todo esto, ¿Quién maldita sea es él? y no me vengas con que es una clase de Dios o algo parecido.

—Está bien, te lo diré…


El chico de cabellos negros aún no podía creer lo que le había contado Sai, era verdaderamente inverosímil. Sasuke sabiendo lo que era el muchacho llamado Naruto Uzumaki, según había contado Sai; no lo vería como alguien superior ni con la mirada hacia abajo, su orgullo quedaría abatido si eso llegara a ocurrir.

Y así, las clases habían terminado ya, los alumnos salían de las instalaciones para regresar a su hogar. Eran ya las tres de la tarde y el sol ciertamente no ardía como antes.

Sasuke no sabría como soportar esa rutina de ahora en adelante, sin embargo, partió a su casa con la compañía de Sai, con el fin de descansar y hacer la tarea que le había encargado el profesor castaño, Iruka.

Los pasillos de la academia del fuego lentamente quedaban vacios, sin personas que los habitaran, ni risas de vagos que merodeaban por allí, ningún murmullo en el aire, solo quedaba la calma.

A excepción de…

—Ese chico nuevo, el Uchiha ha sido muy grosero contigo, Naruto. ¿No crees que deberíamos advertirlo, para que sepa con quién se está metiendo?

En efecto, nadie desafiaba así a Naruto Uzumaki, nadie. Sasuke no sabía con quien se metía en este momento, mas bien, quienes. Porque Naruto tenía amigos, amigos que bien cuidaban a los suyos de otros. Tal como los animales. Sasuke enfrentándose a ellos a la vez le daría una derrota rotunda.

—Sí, nadie se mete con nuestro líder—intervino un tipo con aspecto canino, mostrando su afilados colmillos. Los demás asintieron a sus palabras.

—Hagámoslo pagar por su atrevimiento, mañana Sasuke, mañana te arrepentirás de lo que hiciste.

—¡Basta!—Naruto, quien se encontraba sentado en una de las bancas del aula, habló determinante—,yo me hare cargo de él.


¿Merece críticas?

Bueno, creo que me falto aclarar algunas cosas:

1.- Los personajes estan en un mundo alterno, en donde el rey es el mandamás, sería como un hokage. Y las demás familias sirven para él.

2.- Va a ver tecnología, como en el mundo actual.

Eso sería todo, en fin. Si tienen alguna duda, no duden en decírmelo.

Gracias por leer.