Momentum by Kaiba Kisara
La paz estaba presente en cada grano de arena en el desierto, en cada gota que corría en el río Nilo y en todos los corazones de Egipto.
El aire era suave, con la fragancia de libertad. Los sonidos de fiesta resonando en cada templo, casa y edificación de Egipto.
Y aún así el corazón de Seth estaba vacío. Esa alegría externa no significaba nada.
Hacía un momento que Kisara se había ido.
Hacía un momento que había dejado de escuchar su voz.
Hacía un momento que ella había dado su vida protegiéndolo.
Hacía un momento que la había vuelto a ver, y le había vuelto a salvar la vida.
Esa figura del Dragón Blanco de Ojos Azules. Imponente, hermoso, sublime... una criatura digna de representar el kha de Kisara.
Se detuvo un momento y miró hacia el cielo que comenzaba a nublarse, allí en el horizonte moría el sol. El viento, junto con el eco de las voces alegres, hicieron danzar su cabello.
-Kisara... -suspiró su nombre.
Hacía un momento estuvo en sus brazos, y nunca había sentido tanta paz antes.
Hacía un momento que Kisara acarició su rostro, tan graciosa y dulcemete como el viento lo hacía.
Avanzó hacia la orilla del Nilo, y una a una embarcaciones, de grandes políticos, de gente importante y las pequeñas lanchas del pueblo, pasaban celebrando la victoria del bien sobre el mal. De cómo el faraón, Señor de las Dos Tierras, logró vencer la oscuridad en un duelo magnífico.
Sonrió levemente con pasos ligeros hacia ningún lugar probablemente.
-¡Seth!
Volteó hacia la dueña de la voz.
-Isis...
-¿No vienes?
-Un momento. Sólo necesito un momento.
La sacerdotisa asintió retrocediendo. Seth avanzó hacia la tablilla donde se encontraba el Dragón Blanco de Ojos Azules y se dejó caer de rodillas frente a él, con una sonrisa amarga dibujada en sus labios.
-Gracias... Gracias, Kisara.
Se quedó un momento. El momento que desde hacía tiempo quería dedicarle cuando la mujer de poderosos ojos azules y piel de marfil estaba con vida; un momento que tanto buscaron ambos.
Un momento juntos. De paz, de verdadera paz.
Dedicado con todo mi cariño a un amigo que está por partir. Un momento es todo lo que necesité para decirte todo lo que estaba guardado en mi interior. Gracias.