Cap. I El comienzo
Mientras ella regaba las flores observó como una de ellas brotaba después de tanto tiempo. Eran las doce del mediodía y empezaba la primavera. Era un día soleado y soplaba una brisa agradable, como el día acompañaba ella decidió dirigirse, como de costumbre, a la floristería Yamanaka:
-Buenos días– dice Ino Yamanaka.
-Buenos días, Ino– responde Kurenai.
-¡Qué bonito día de primavera!, ¿las flores de siempre?- pregunta Ino.
-Sí, gracias- responde Kurenai.
Mientras Ino prepara las flores, Sakura entra en la tienda con una sonrisa dibujada en la cara.
-¡Hola! ¿Qué tal el embarazo Kurenai?- preguntó Sakura.
-Bien, hoy he ido a la revisión de los ocho meses y todo está correcto- respondió Kurenai.
-Aquí tienes Kurenai- dijo Ino.
-¿Cuánto te debo?- preguntó Kurenai.
-Nada, por ser el primer día de primavera te las regalo- respondió Ino.
-Muchas gracias, ¡adiós chicas!- dijo Kurenai.
-Adiós Kurenai- respondieron al unísono.
Salió de la tienda y al poco rato se encontró a Anko.
-¡Ey, Kurenai! ¿Vienes a comer dangos? Venga yo invito- dijo Anko.
-Vale, gracias- respondió Kurenai.
Después de una comida y una conversación amena, se dirigió al cementerio, como cada domingo.
Comenzaba a entrar la tarde cuando llegó al cementerio y notaba una extraña sensación, era como si algo en el cementerio hubiera cambiado. Aproximándose a la tumba pudo ver un cuerpo extendido al lado de ésta. Se acercó un tanto preocupada y entonces escuchó un ruido y al girarse vio como a lo lejos una silueta se desplomaba. Se fijó nuevamente en el cuerpo y reconoció su rostro, se agachó y, efectivamente era él.