Hola, soy Jovat y he venido con un nuevo fic Advance. Espero les guste y les agrade. ¡Nos leemos!

ACTUALIZACIÓN 09/09/14: HE REMASTERIZADO TODOS LOS CAPÍTULOS PUBLICADOS. Cada uno contiene una mejor narrativa y ortografía, puesto que como hace mucho había escrito este fic, no tenía la narración que poseo ahora. Sin embargo, la trama en cada uno de los capítulos es la misma, así que para los que ya leyeron los capítulos publicados (Hasta el Cap. 8), no se preocupen. Espero les agrade.


"A través del aura descubrimos nuestro verdadero estado interior".

¿Siempre te has preguntado para qué llegaste al mundo y con qué propósito?

En el mundo vasto y lleno de Pokemon, las personas están hechas de metas y sueños. Algunos con una buena finalidad, mientras otras simplemente con sueños egoístas. No importa si esas ambiciones sean buenas o malas, al fin y al cabo son sólo sueños.

Pero para poder lograr ese sueño, tienes que poner todo tu empeño; un empeño que requiere de sacrificio, esfuerzo y hasta dolor. Un dolor que tarde o temprano tendrá que cesar y que las personas a las que llamas seres queridos te harán olvidar. Esos seres queridos tuvieron que orientarte por el buen camino para que lograras el éxito, la felicidad y para que eligieras el sendero correcto. Sin embargo, ¿qué pasa con aquellas personas que no tuvieron a nadie que los impulsara? Ellos, seguramente tuvieron que pasar por un proceso de oscuridad y soledad dentro de sí mismos… tuvieron que salir adelante, aprendiendo a estar con la frente en alto por sí solos. Pero… independientemente de si tuviste a alguien que te apoyara o no, todos nos sentimos solos alguna vez. Todos, absolutamente todos, dudamos entre qué camino es mejor; entre si echarnos para atrás, justo cuando hemos recorrido un arduo y doloroso camino. ¿Por qué esa duda? ¿Por qué esa soledad dentro de uno? Porque somos humanos, y de vez en cuando esas dudas surgen en nuestra cabeza, así como esas motivaciones también lo hacen. En pocas palabras, una oscuridad y una luz que invaden nuestro ser.

¿Y por qué hay luz y oscuridad dentro de nosotros? De hecho, hay una razón del por qué. Y eso, es llamado como aura.

Sí, el aura o alma. Todos nosotros poseemos aquel ser extraño dentro de nosotros; y es tan poderoso, que cuando uno muere, éste sigue vivo. Todos poseemos un aura, independientemente de si seas humano o Pokemon; no obstante, cada una es completamente única y diferente.

Y para cumplir nuestras metas y sueños, el aura nos motiva. Sin embargo, el único que puede elegir qué camino tomar eres tú.

Pero hace muchos siglos, cuando Arceus creó el mundo y los humanos y Pokemon habitaran en ella, se extendió una leyenda. Una leyenda que cuenta que sólo una persona sería capaz de poseer un aura tan grandiosa y poderosa que sería capaz de entenderse con los Pokemon y obtener poderes inimaginables; ese aura era llamada El Aura Pokemon. Se dice, que este aura fue creada para salvar al mundo de una oscuridad que iba a atacar al mundo, y el poseedor del aura, sería el salvador.

Con el paso del tiempo, esa leyenda poco a poco se fue extinguiendo, ya que la oscuridad jamás reinó sobre el mundo y el salvador jamás apareció, puesto que nunca lo necesitaron. No se sabe a ciencia cierta si el portador del Aura Pokemon sigue entre nosotros o si al igual que la leyenda, esté extinto. En realidad, puede que el Aura Pokemon nunca haya existido; sin embargo, puede sí y tal vez el portador esté rondando por los rumbos de aquel mundo vasto y lleno de Pokemon…


Capitulo 1
Un Aura misteriosa


Los rayos de una luna llena se filtraban entre las hojas oscuras del bosque. Las hojas caían en plena mitad del otoño y poco a poco formaban un manto seco y lleno de colores tanto marrones, carmesí y amarillentos sobre el pastizal irregular.

Un sonido continuo y molesto despertaba a los Pokemon salvajes que se ocultaban dentro de sus guaridas, madrigueras y cuevas. Seis sonidos del crujir seco a la hora de pisar las hojas; seis pies que iban por el sendero central del bosque; tres personas que iban adentrándose más por el Bosque Petalburgo.

Una de ellas era una chica linda, que caminaba muy asustada al andar debido a la hora en que lo hacían. Su espesa mata de cabello cobalto se alborotaba al compás del viento, mientras que esos orbes del mismo color despedían un reflejo igual que las estrellas que acompañaban al firmamento oscuro.

Otro de ellos, molesto y cansado por el largo viaje, llevaba sobre la espalda la mayoría del equipaje. Suspiró a causa del cansancio y se alborotó los cabellos castaños, se detuvo para descansar unos segundos y se frotó los ojos rasgados sobre la tez morena.

Sin embargo, el último chico estaba más pensativo que nunca. A pesar de llevar a su Pikachu sobre los hombros, no prestaba atención al cansancio que tenía en la espalda. Su melena azabache estaba cubierta por la gorra tan peculiar que siempre llevaba puesta.

— ¿Qué me pasa? —susurraba mientras se tocaba el estomago con una mueca de dolor.

Desde hace no mucho tiempo, cuando la chica de cabellos azules le dijo que tenían que ir a Ciudad Petalburgo para inscribirse al nuevo concurso Pokemon en el que pensaba ganar esta vez, él comenzó a sentir algo extraño dentro de sí.

Lo primero que pensó cuando dijo "Ciudad Petalburgo", fue en ella. Aquella chica que lo había acompañado por la región de Hoenn no hace mucho tiempo, junto con su pequeño hermanito. Lo que más lo impacientaba era la rara sensación que sentía dentro de su estómago cada vez que se tomaba el tiempo para pensar en ella nuevamente.

— ¿Qué? —se extrañó Dawn al ver si le hablaba su amigo, pero el negó con la cabeza fingiendo no haber dicho nada.

— Creo que aquí acamparemos —avisó Brock al ver que su cansancio lo había vencido y ya eran altas horas de la noche—. Lo siento, Dawn. Sé que no te gusta acampar y querías que llegáramos antes del amanecer, pero ya no puedo con esto.

— ¡Pero odio acampar! —aclaró Dawn con reproche.

Sin embargo, reclamar fue nulo para la chica, ya que los tres no tuvieron otra opción más que quedarse en una tienda de acampar o estar en la intemperie rodeados de Pokemon salvajes.

Los chicos tuvieron que colaborar para hacer las tiendas e ir por leña mientras Brock cocinaba y Pikachu descansaba en medio del camino. No obstante, a pesar de que el azabache le reclamaba a la joven oji-azul de que le ayudara buscando la leña mientras él armaba las tiendas, ella se negó y el muchacho se rindió con facilidad, haciendo todo él solo.

Una vez terminada las tiendas de acampar, suspiró victorioso. Brock imitó a su compañero, pero cuando notó que aún no estaba lista la leña para calentar la cena, la felicidad de Ash se había esfumado súbitamente.

— ¿Dónde habrá leña? —preguntó una vez que se adentró entre las oscuras zonas del bosque.

Caminó y con mucho cansancio recolectó leña para que en ese instante fuera nuevamente hacia donde sus amigos estaban esperando ya ansiosos por comer. Dio gracias a que la luna lo ayudaba a ver con claridad el paisaje, o si no estaría deambulando como un completo ciego.

Caminó sin ánimo alguno por el sendero, y cargaba con fuerza el montón de leña. Después de un rato, hubo un momento en el que soltó aquella leña, puesto que ya no aguantaba más caminar y cargar al mismo tiempo. Vencido en el suelo, alzó la cabeza, miró a ambos lados confundido y comenzó a preocuparse.

— Se supone que aquí estábamos —dijo rascándose la cabeza, lo que significaba que se había perdido por completo.

Caminó nuevamente hacia atrás y trató de buscar algún lugar en donde se encontraban sus amigos, pero no llegó más que a un acantilado.

El paisaje era hermoso. Se sorprendió al ver que a unos kilómetros se podían ver las luces de los edificios de Petalburgo, reflejándose entre el cielo nocturno. Sin embargo, no sólo aquello lo impresionó, sino que algo lo dejó por completo atónito. Algo que jamás imaginó y que lo agarró desprevenido. Sus pupilas se dilataron a causa de la impresión y su cuerpo se paralizó repentinamente.

Era un Pokemon que a duras penas había reconocido.

Era la primera criatura que había visto cuando inició su viaje para ser el mejor entrenador de todos los tiempos. Aquella ave que arduamente había visto entre las nubes esponjosas y un firmamento azul; aquella ave que despedía brillos como si del sol se tratara; el Pokemon que lo había impresionado y que había despertado una sospecha de misterio dentro del azabache.

Era Ho-Oh.

El Pokemon Legendario surcaba los cielos nocturnos dando vueltas sigilosas, cortas e interminables. Sin embargo, cuando notó que Ash lo estaba mirando, se detuvo. Voló a pocos metros de él y se paró en la punta del barranco que daba hacia una caída larga y mortal.

El Pokemon, con sus plumajes carmesí, blanquecinos, esmeralda y dorados impresionaron al muchacho. Que él recuerde, jamás había estado tan cerca para apreciar aquel tipo de Pokemon, y nunca un Pokemon como ellos se le había postrado a una distancia tan corta.

Pero notaba algo más… algo que asustó al mozo de una manera impresionante.

Su mirada era tan profunda, tan misteriosa, tan curiosa, tan penetrante. Los orbes rojos del pájaro voluminoso tenían en la mira al azabache, que no hizo otra cosa más que intimidarse ante esos ojos que lo inspeccionaban de pies a cabeza. Esa mirada pronto se convirtió en una sombría y siniestra; una que Ash no supo decir si en algunos segundos estaba a punto de convertirse en un ataque o algo más. ¿Por qué lo miraba de esa manera? ¿Acaso había hecho Ash algo malo? No entendía el por qué del odio en los ojos del Pokemon.

— ¡Hey, alto! —gritó con rabia al verlo de esa forma, pero fue nulo ya que el Pokemon seguía observándolo con una curiosidad atroz.—¿Cómo puedes comportarte así? ¿Qué he hecho? —esta vez, un leve enojo por parte del Ketchum hizo que el ave se inquietara.

El Pokemon alzó las alas y su plumaje destellante rodeó el paisaje que tenía detrás de él.

Ho-Oh comenzó a brillar y pronto un brillo dorado rodeó todas sus plumas. Sin embargo, cuando comenzó a aletear de forma desesperada, aquella mirada sombría y maligna desprendió una lágrima que asustó más al chico.

Ash no tuvo tiempo para reaccionar y cayó en el suelo, sintiendo un ardor por todo el cuerpo y dolor inevitable. Su cabeza comenzaba a arder de tal forma que empezó a retorcerse por el suelo. Una especie de aura negra comenzó a rodear al chico, mientras notaba que el ardor ya estaba por todas sus venas. Comenzó a gritar y trató de abrir los ojos para ver si el ave aún seguía ahí, pero no podía, ya que el dolor era tan intenso que ni siquiera era capaz de hablar.

Aquel dolor y ardor comenzaban a disminuir, y trató de aprovechar esa oportunidad para abrir los ojos y notar si el Pokemon legendario seguía ahí, pero antes de hacer eso notó algo que le llamó más la atención.

Cuando estaba a punto de caer inconsciente, pudo observar un Pokemon a lo lejos. No se trataba del Ho-Oh, que ya había desaparecido entre el cielo oscuro, sino de una criatura que era rodeada por un brillo azul. El muchacho no supo decir exactamente de qué o quién se trataba. Simplemente se limitó a cerrar los ojos y desmayarse.

Esta era la primera vez en la que aquel chico le sucedía eso, y no sabía el porqué del dolor y ardor que sentía en su cuerpo. Sólo sabía una cosa que nadie habría podido descifrar en ese momento, algo que jamás se ha podido ver en todo este tiempo y que jamás había pasado en la historia: Un aura oscura y dolorosa lo había invadido…

Todo era verdaderamente extraño para Ash y en verdad no sabía por qué le sucedía, en especial a él. ¿Por qué entre todas las personas, solamente a él se le aparecía Ho-Oh? ¿Qué acaso el Pokemon Legendario estaba interesado en él o era simplemente casualidad? ¿Qué le haría aquel Pokemon que lo vigilaba desde lejos con un brillo azul?

Ash quedó tendido en medio del acantilado. La criatura, poco a poco se fue acercando a él, hasta que estuvo a centímetros de su pocisión y se agachó para hacer lo que tenía planeado hacer...


Continuará…