POR FAVOR LEAN ESTO ES IMPORTANTE:
Antes que nada: Wolas~, bueno si llegaron hasta aquí, solo puedo decir solo una cosa: GRACIAS. Gracias por aguantarme por más de año con esta locura, que sin ustedes no sería nada.
Este capítulo en especial está dedicado a ariadonechan y LovinaxTonio95muchachas, disfruten mucho este capítulo donde utilizo el nombre que ustedes me facilitaron.
Pero también quiero darle las gracias a Kira–ler y a Shocolat por darme un apoyo con algunas cositas y por alentarme a terminar este fail fic.
También quiero agradecer a todos los que dejaron review: Shocolat, Irene Rodríguez, Diana, Chibi Neko–chan,Foster. Kid , Kira-ler, Udthou, inogurl, GriisleChan, PrincesaLuna23, Nyx Selene, Merlina–Vulturi, TheFannishaUsui, akirothegreat, Chocolate y Azucar, PakuPanda, Jessica Winchester, GoreHetare, Misaki–chu, Setsuna Minami y por supuesto LovinaxTonio95 y ariadonechan
Otro agradecimiento especial a todos sus favoritos: akirothegreat, Andy Dandy, Cherry Murder, Chocolate y Azucar, Eliza–Kagamine,Foster. Kid , Grellicious x3, GriisleChan,IJ. IW , inogurl, Irene Rodríguez, Kira–ler, LovinaxToni95, Merlina–Vulturi, Misaki–chu, MonacoSiria, NyoChibi, Nyx Selene, PrincesaLuna23, RoSavery, Rosie Kirkland, Samarripa y TheFannishaUsui
Además de sus alertas:0o. Hikaru .o0, Andy Dandy, Arthemis–chan, GoreHetare, Grellicious x3,IJ. IW , inogurl, Irene Rodríguez,L. Mirage , Lafrenze–Elliot, LovinaxTonio95, Miriken, Misaki–chu, MonacoSiria, Nyx Selene, PrincesaLuna23, PakuPanda y TheFannishaUsui
Y finalmente, a todos los lectores anónimos que se que aunque no dejaron comentario estuvieron presentes leyendo esta chorrada.
Bueno, ya, a lo que vinieron:
Advertencias: (Ojojojojo~ si, lo sé… advertencias~) temas religiosos: espero no ofender a nadie, este fic fue hecho solo con el fin de entretener; y por precaución tengan un paquetito de pañuelos desechables a la mano.
Renuncia: Hetalia no me pertenece.
Nos leemos al final.
Capitulo 16. Recuerdos: ese invisible lazo que nos une
No lo podía negar, ella había nacido para ese jodido momento. Ese abrazo tan desesperado que los unía por aquel beso, el cual por alguna extraña razón ya había sentido antes y con la misma ansiedad y fuerza.
A pesar de ser su primer beso con el bastardo, tal parecía no ser nuevo y el sabor de su boca parecía conocido.
Mientras sus pensamientos precian divagar ante aquellas sensaciones, su mente comenzó a mostrar imágenes y voces borrosas y confusas en un principio, pero poco a poco esas imágenes a formas se fueron definiendo mostrando un precioso salón de apariencia antigua con hermosos candiles dorados de araña, gente que charlaba y reía pero todos vestidos de época. Las mujeres con largos vestidos ampones de colores y ostentosas joyas adornándolas, los hombres con sus trajes de fina tela que asemejaba al terciopelo de colores sobrios.
De una de las tantas puertas de aquel lujoso salón aparecieron tres figuras, la primera y quizás la más importante era la de un sujeto de mediana edad ataviado elegantemente de pelo y barba castaña, pero de duro semblante al que todos le rendían pleitesía, atrás de él una joven que aparentaba los veinte años apareció acompañada de una niña de quizás unos diez años, ambas igualmente elegantemente ataviadas.
Lovina no pudo dejara de asombrarse ante el extraordinario parecido que tenia con la joven más grande.
–Damas y caballeros, mi querida hija Chiara nos deleitara con una hermosa interpretación– dijo el hombre de mediana edad al tiempo que todos aplaudían, y la joven a la nombraron Chira se acercaba al piano colocado al centro del salón.
Parecía seria, pero algo en sus ojos denotaba tristeza; se sentó frente al piano y un joven alto, gallardo de pelo castaño oscuro y ojos miel se paro detrás de ella y la tomo por el hombro, el disgusto no se oculto de la mirada de la chica la cual ya tocaba dicho instrumento.
Cuando acabo la interpretación agradeció a los oyentes para marcharse rápidamente de ahí. Lovina se acerco un poco más a esa extraña joven y escucho claramente como le ordenaba a la chiquilla que la acompañaba, la que aparentemente era su hermana, que la encubriera en su huida; rápidamente se dirigió al otro extremo del gran salón perdiéndose entre la multitud, pero no de dos pares de ojos: los primeros de Lovina que por alguna extraña razón la seguía y el segundo par de un sujeto que la observaba de lejos.
Tanto Lovina como Chiara salieron a un hermoso jardín, estaba oscureciendo y desde ese lugar se podía observar perfectamente el mar. La doble de Lovina se sentó en una pequeña banca mirando hacia el horizonte, parecía un poco más tranquila, tranquilidad que no duró mucho ya que una voz completamente familiar para Lovina las distrajo
– ¿La puedo acompañar señorita?– ambas voltearon
...
Antonio sintió que el espíritu se le desprendía al contacto con los labios de Lovina, un dulce sabor le lleno la boca y de repente el resto del mundo desapareció para dejarlo solamente con esa chica ente sus brazos, la cual le correspondía a sus caricias.
Algo en su interior parecía regocijarse ante tal evento, porque con ese beso comenzaba a tener sentido y la pieza faltante de su vida al fin había llegado.
Poco a poco unas extrañas luces comenzaban a molestar sus ojos, los abrió lentamente para acostumbrarse a la claridad. Se encontró en un lugar bastante lujoso con una fina decoración, aunque era bastante antiguo, lo que más le llamo la atención fue encontrarse con un sujeto idéntico a él, solamente que su doble tenía el pelo más largo y amarrado en una coleta. Además que se encontraba vestido con un elegante traje rojo con botones dorados.
Poco después se dio cuenta de que las demás personas vestían de una manera similar. Dos sujetos se acercaron a su doble, lamentablemente no pudo distinguir bien sus rostros pero supo que eran personas importantes, lo sintió.
Oyó como se abría una puerta de donde salieron un sujeto y un par de chicas, una más grande que la otra. Tal vez podrían ser hermanas por gran parecido, pero podría casi jurar que la mayor era su querida Lovi por la enorme similitud entre ambas.
El sujeto que las acompañaba hablo y hablo, realmente no le interesaba estaba más ocupado observando a su doble y a la doble de su Lovi. Vio como la chica se sentó frente a un piano sacando una hermosa melodía de este y su doble por fin hablo
–Que linda interpretación, pero la chica es aun más linda ¿Quién es?– esa frase…
–Es la hija del gobernador jefe, dicen que tiene un carácter de los mil demonios– contesto uno de los sujetos que lo acompañaban
–Hija del gobernador… mal carácter… creo que será interesante…– el doble de Antoni sonrió con suficiencia.
Antonio recordó que eran parte de las voces que escucho antes, ahora tenía sentido, pero no explicaban las otras tantas voces de su cabeza.
Cuando la chica termino de tocar el piano se levantó de pequeño taburete frente al instrumento y se alejo lo más que pudo de la muchedumbre. El doble de Antonio se dirigió hacia donde la chica, mientras que Antonio seguía al que bien podía pasar por su gemelo.
Llegaron a un jardín con vista al mar y observaron que la joven estaba sola, sentada en una banca viendo hacia el mar; se acercaron un poco más
– ¿La puedo acompañar señorita?– preguntó el doble de Antonio con una gran sonrisa
...
–Lárgate– cortó la castaña
–Por favor permítame acompañarla, no es correcto que la hija del señor gobernador ande sola
–Maldito, ¿Quién demonios te crees para decirme lo que debo hacer?
–Oh, lo siento. Perdone mi falta de educación, mi nombre es Diego… Diego de… de… ¡Alvarado!, si, Diego de Alvarado– la chica alzo una ceja –pero por favor solo llámame Diego
–Idiota bastardo entrometido debería decirte– soltó mordazmente ella
–Demasiado sutil para una dama
–Demasiado arrogante para un imbécil– el chico frunció levemente el ceño, esa chica era demasiado agresiva, pero no debía desesperarse, así que recobro rápidamente su sonrisa
–Tal vez, pero aun así es agradable estar junto a una linda dama viendo una puesta de sol– decía el castaño mientras se sentaba junto a la chica
–Tsk, como sea– murmuro Chiara volteando su rostro para ocultar un leve rubor que cubrió sus mejillas.
Diego miraba hacia todos lados disimuladamente y desde su lugar alcanzo a divisar al sujeto de los ojos miel que estaba con la chica hace escasos minutos. Este tomaba por los hombros a la chiquilla que acompaño a Chiara zarandeándola y diciéndole algo al mismo tiempo. El doble de Antonio se puso de pie extendiendo su mano hacia la castaña.
–Si me permite señorita, me gustaría invitarla a dar un pequeño paseo
–No– contesto secamente
–Suponiendo que estoy en lo correcto, a usted le incomoda la presencia de ese hombre que la busca, ¿verdad?– preguntó él despreocupadamente, señalándole el lugar donde se encontraba el hombre de los ojos miel.
Chiara volteo hacia donde le señalaban. Palideció de repente, se puso de pie y tomo la mano del nombrado Diego para salir de ese endemoniado lugar lo más rápido posible.
Tan ensimismada estaba que no se dio cuenta de lo bastante lejos que se encontraban de la mansión y que aun sostenía la mano de ese sujeto. Él por su parte tenía los ojos muy abiertos denotando aun más el leve sonrojo de sus mejillas al sentir la presión y la calidez d la mano de la chica.
Poco a poco Chiara se dio cuenta de donde se encontraba al sentir la arena que se metía en sus zapatillas. Relajo un poco su andar y soltó un suspiro pesado, lentamente cayó en cuenta de todo lo que había hecho soltando en un movimiento rápido la mano de Diego
– ¿¡Por qué me seguiste?!
–Yo no te seguí, tú me llevaste contigo
–Tsk, como sea…– un silencio incomodo se apodero del momento. Chiara hecho a andar nuevamente mientras rompía el silencio –De España, ¿cierto?– Diego tardo un poco en reaccionar
–S-si, ¿cómo lo supiste?
–Ese nombre no es muy común por estos rumbos y tu acento deja mucho que desear
–Oh, ya veo– dijo él con una sonrisilla
–Y… ¿Qué haces aquí en Nápoles?
–Pues digamos que mi tripulación y yo hacíamos un pequeño viaje de negocios, tuvimos un incomodo incidente y no tuvimos más opción que arribar cerca de aquí para reparar el barco. Finalmente decidí conocer un poco más este lugar para visitarlo nuevamente y en otras circunstancias
– ¿Político acaso?
–No… solo soy… un simple comerciante– sonrió
–Valla
–Pero no me ha dicho quien es el joven del que huimos– ella volvió a suspirar
–Mi futuro marido… y esa es la fiesta de compromiso… – una sombra de tristeza cubrió sus ojos, mientras veía a un punto fijo al horizonte
–Y supongo que no lo amas– una risilla forzada salió de la boca de Chiara
– ¿Y cómo amarlo si apenas hace tres días lo conozco?
– Lo siento yo…– trataba de excusarse Diego
–Déjalo así, de alguna manera necesitaba sacar esto. Mi hermana también tiene demasiados problemas como para decirle los míos. Lamento que fueras tu quien tuviera que escuchar todo esto…– Chiara apresuro el paso dejando solo al español en la playa
– ¿¡Te puedo volver a ver?!– La castaña se detuvo en seco para voltear a ver al chico ¿Por qué diablos le preguntó eso?
–Si– pero lo más importante ¿Por qué acepto?
X
El viento soplaba cálidamente, haciendo que su vestido ondeara al compas de este. El crepúsculo se hacía presente, tiñendo de un hermoso dorado al cielo y el mar, a lo lejos se podía observar como las olas se rompían en un lejano acantilado, mientras que ella estaba parada a la orilla del mar, y el agua acariciaba sus pies. Casi se completaba más de mes y medio desde que había iniciado con esa rutina, la hacía sentir viva y por primera vez en muchos años hacia algo que realmente valía la pena
–Chiara~– oyó que la llamaban, aun sonaba distante –Chiara– la voz se iba acercando a gran velocidad –Chiara!– una mano tocó su hombro, ella volteo. Ahí estaba él a su lado, le sonreía
–Llegas tarde
–Lo siento mucho pequeña, tenía algunos asuntos que resolver
–¡Maldición que no me digas pequeña! ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?
–Vale, vale, pero no te enojes… ¿Qué dices, nos vamos ya?
–Si– respondió ella tímidamente mientras él le tomaba de la mano
–¿Te he dicho que tienes unos ojos muy expresivos?
–¡C-cállate!– grito ella
–¿Por qué si es verdad?– la miro enternecido
–Como si en lo único que te fijaras fueran mis ojos, maldito pervertido– dijo la castaña bastante sonrojada
–Tienes razón– ella giro rápidamente el rostro para evitar tener contacto visual con Diego –también me gustan esas pequeñas sonrisas que ocultas
–Idiota– respondió ella con media sonrisa en el rostro.
Siguieron caminando por la orilla de la playa. Iban en silencio; un silencio agradable que daba la sensación de calidez y que al mismo tiempo era reconfortante
–Sabes– habló Diego –mi barco ya está listo y tendré que zarpar dentro de poco– Chiara paró en seco y lo miro fijamente
–¿Te vas?, p-pero por qué?– el castaño bajo la vista para luego voltear a ver directamente a los ojos de la chica
–Tengo asuntos que arreglar y he estado demasiado tiempo aquí, por lo tanto este lugar ya no es seguro
–¿Seguro? Pero de que mier…
–Chiara escúchame– interrumpió el español – te quiero demasiado y no es justo que te siga mintiendo
– No te entiendo
–Te mentí cuando te dije que era un comerciante, no lo soy. También lo hice con mi apellido y tampoco vine aquí por negocios… pero nunca te mentí con respecto a mis sentimientos; te amo. Te amo más que a nada en este mundo, pero…
–¿Pero…?
–Pequeña… soy un pirata. Crecí solo en las calles de Barcelona. Un anciano cuido de mi durante un tiempo y me llamo Diego, yo le pague abandonándolo yéndome al mar. Después me hice de mi tripulación, conseguí un barco y me volví pirata… y en los carteles de se busca ofrecen mucho por mí, por el "sanguinario demonio español"
Chiara abrió los ojos desmesuradamente. No lo podía creer, se enamoro de un pirata, y no de cualquier pirata, ¡si no del mas maldito de todos los jodidos piratas!
–Chiara, por favor dime algo– rogo el pirata
–Yo… no sé qué decir…
–Dime que también me amas; te juro que por ti dejaría esta absurda vida. Es más escapemos. Vámonos al nuevo continente y empecemos una vida donde nadie nos conozca; dejare mi tripulación, les pagare y con lo que sobre viviremos bien.
–Yo… no lo sé– dijo para echarse a correr después
–¡No me iré hasta tener tu respuesta! ¡Pequeña , lo oíste, no me iré!– Chiara solo corría, necesitaba pensar
X
La noche había caído; la luna brillaba en lo más alto del cielo y la marea había subido. Las calles se encontraban vacías y en silencio. Diego caminaba por el puerto, estaba intranquilo, la reacción de su pequeña lo puso nervioso; pero no era para menos. Le había prometido esperar a que le diera una respuesta, pero, ¿Por cuánto tiempo más la podía esperar? Unas suaves pisadas lo distrajeron.
–Pequeña ¿qué haces aquí?
–Quería ver tu estúpida cara
–¿Y tu familia?
–Que se vallan al demonio, yo... quiero estar contigo– Diego abrió desmesuradamente sus ojos de puro asombro –V-vamos a caminar por el puerto ¿quieres?
–¡Pequeña!– el pirata abrazo fuertemente a la italiana –eso significa…
–Que quiero estar contigo maldición, me importa una mierda que seas un pirata o un jodido monstruo. Te pienso seguir a donde vayas maldito pirata bastardo– dijo sonrojada Chiara mientras escondía su cara en el pecho del mayor.
Diego la separo de él suavemente tomando su mentón para verla directo a los ojos, lentamente acerco su rostro hacia ella besándola dulcemente. Chiara al principio correspondió de una manera torpe, pero dejándose guiar por el mayor; lentamente sus manos subieron por la espalda del español causándole ciertos escalofríos, hasta llegar hasta la melena castaña que Diego sujetaba en una coleta. Él en tanto con una mano libre la sujeto por la cintura estrechando más el abrazo, haciendo que el beso fuera más intenso.
El aire les comenzaba a faltar, lentamente se fueron separando, para finalmente tomarse de la mano y echarse a andar por el puerto en dirección al faro.
–Chiara– comenzó el español –hay que aprovechar que es de noche y vámonos ahora
–¿Ahora? ¿P-pero y mis cosas ¡y mi hermana!?
–Tu hermana estará bien y ya abra tiempo de comprarte más ropa ¿entonces nos vamos?
–Maldición, ¿es necesario repetirte que te pienso seguir a donde vayas?
–Entonces ven– ambos echaron a correr en dirección contraria aprovechando que la noche estaba de su lado… o al menos eso creían…
X
–¡Te juro por Cristo que si lo que me estás diciendo es mentira, a ti será al primer hijo de puta que cuelgue!– grito un hombre de barba castaña
–Le juro por mi madre, que es lo más sagrado que tengo que lo que le digo es verdad, señor gobernador– le contesto un joven soldado
–¿Y por qué estas tan seguro de que era mi hija?
–Porque perfectamente oí como ese sujeto le llamaba por su nombre además que el parecido físico era idéntico
–¿Y dices que ese sujeto es un pirata?– el soldado solo atino a asentir con la cabeza. El gobernador quedo pensativo.
X
–¡Estás loco, estas poniendo en peligro a todos!– grito uno de los tripulantes de la embarcación del pirata. Diego permanecía impasible y decidido; y detrás de él una temblorosa Chiara
–¡Ella vendrá con nosotros!– rugió el castaño de coleta –llegaremos a Marruecos [1], les daré lo justo y serán libres de hacer lo que quieran
–Jefe, entiende quien es ella
–¡¿Acaso importa?!– reto Diego – ¡Una palabra más y esto será considerado como motín!– todos callaron, por algo era conocido como "sanguinario". Zarparon sin más inconvenientes, pronto amanecería y un brillante futuro le esperaría junto a Chiara
X
La armada italiana estaba lista, el navío más rápido estaba completamente armado y los jóvenes soldados estaban listos. La misión era simple, rescatar a la joven y atrapar al pirata bastardo para darle muerte.
No era mucha la distancia que los alejaba del barco pirata y tomando en cuenta que le viento se encontraba a su favor no tardarían mucho en encontrarlos
…
En el barco del capitán Diego las cosas eran tensas, podían ver al barco de la marina acercarse a una velocidad asombrosa. Ya no podían escapar, el puerto más cercano estaba a dos días.
Atrapados.
Atrapados por el mar, su mar y el barco del enemigo. No tenia alternativa, si querían irse primero tenían que luchar.
–¡¿Idiota, que vas a hacer?!– grito Chiara viendo directamente a los ojos al pirata, tomándolo de la solapa del saco
–No te preocupes pequeña no me pasara nada– le contesto él con una sonrisa
–Pero aún así...– ella soltó un poco el agarre del saco bajando la mirada –yo...
–Pequeña no llores– trato de reconfortarla Diego mientras la abrazaba y acariciaba su cabeza – Ve a mí habitación y escóndete ahí, te prometo que esto no durara mucho.
Chiara obedeció y bajo a la cubierta de batería [2]. Mientras iba al cuarto del pirata veía como los cañones eran preparados y los hombres cargaban sus pistolas y alistaban sus espadas.
Tenía miedo, parecía que su corazón se saldría de su pecho. No podía pensar, no quería pensar en las consecuencias que todo esto traería consigo. De repente un fuerte movimiento sacudió el barco. Oyó a varios hombres gritar y un sonido que parecía un potente rugido le indico a Chiara que la batalla había iniciado.
En la cubierta superior las órdenes iban y venían, los malditos de la marina los habían seguido y ya los alcanzaron. Diego no podía creer que se dieran cuenta tan rápido de que Chiara había desaparecido. Un bombardeo a su nave dio pie a que iniciara la batalla. Estaba amaneciendo y el sol brillaba con intensidad, cosa que los malditos de la marina habían aprovechado, acomodando su barco a contraluz para impedirles la visión cegándolos por instantes.
–¡FUEGO!– ordeno Diego contraatacando. Si guerra querían, guerra tendrán
Los cañonazos eran constantes tanto de un lado como de otro, escotillas abriéndose y cerrándose buscando la manera de derribara su enemigo, cada vez más los barcos se iban acercando el uno al otro; el abordaje comenzó.
Cuerdas iban y venían en ambos navíos, el olor a pólvora que emanaba de las pistolas y cañones se hacía presente mezclándose con el olor metálico de la sangre. Soldados contra piratas en una lucha incesable; duelos a muerte buscando la mejor manera de atravesar con su espada al enemigo.
Diego luchaba ferozmente, no iba a permitir que esos hijos de puta le echaran por borda sus planes.
Chiara no sabía que pasaba exactamente en la cubierta superior, solo podía oír gritos desgarradores, rezaba para que ninguno de ellos fuera de Diego.
Les estaba costando demasiado trabajo vencer a la marina, eran interminables, a pesar de eso, los hombres de Diego habían acabado con gran parte de ellos, pero debían admitir que de su bando el número de bajas era mayor al que normalmente estaban acostumbrados en otros encuentros piratas, pero existía la posibilidad de salir victoriosos.
–¡ERA UNA TRAMPA! ¡ESOS BASTARDOS HIJOS DE PUTA NOS TENDIERON UNA TRAMPA!– grito uno de los tantos piratas
–Imposible…– murmuro Diego. Otro barco italiano se acercaba a ellos posicionándose al su otro costado bloqueándolo completamente. Un nuevo abordaje se hizo presente, dándole una gran ayuda a la armada italiana.
Un nuevo movimiento en el barco le indico a Chiara que algo había sucedido nuevamente, se escucharon nuevos cañonazos que provocaron más movimiento haciendo que perdiera el equilibrio y callera de bruces. Otro cañonazo impacto el barco. Esta vez la bala paso a escasos centímetros de su cabeza, si hubiera estado de pie esa bala la hubiera matado. Decidió estar un poco más en esa posición esperando a que el ataque cesara.
¿Cuánto tiempo más duro aquello? Quién sabe. Tal vez pudieron ser minutos, horas, quien sabe. Más para ella fue eterno. De pronto dejo de escuchar aquellos estruendos, levanto la vista, el camarote de Diego estaba totalmente destrozado.
Lo que paso enseguida sucedió tan rápido que apenas y se daba cuenta de lo que acontecía.
La armada abrió la puerta de lo que quedaba del camarote tomándola a ella a su paso, era arrastrada hacia la cubierta superior; gritos de agonía, olor a sangre y pólvora mezclados, las paredes del barco dañadas, los hombres de Diego siendo capturados, otros tantos muertos; la luz del sol encegueciéndola por minutos, ríos de sangre que corrían por la cubierta, Diego capturado, atrapado entre dos soldados con un arma apuntándole en la cabeza.
El pirata estaba cansado, humillado, derrotado. Con heridas a flor de piel, algunas se divisaban profundas, otras no tanto. Y el ver a Chiara en manos de la marina solo le causo más dolor, reprochándose a sí mismo por ser tan débil.
–¿Así que es te es el gran hijo de puta que la tomo como rehén?– pregunto el almirante de la marina, un hombre alto de mediana edad, en sus ojos se observaba el asco y desdén hacia el pirata
–¡Él no me tomo como rehén!– grito la chica tratando de calmar un poco las cosas
–Señorita, ¿Qué fue lo que le hizo este malnacido para que dijera eso?
–¿Qué? ¡¿Pero qué…?!– más fue interrumpida por un sonido seco que hizo que sus sentidos se alertaran.
De repente sangre y pólvora mezclados en un aroma único, un aroma muerte. Todo fue tan rápido, el sonido del cañón de la pistola, el desplome de Diego, la sangre brotando de forma abundante
–¡NOOOO!– grito Chiara tratando de librarse de los brazos de sus captores, pero los bastardos eran más fuertes. Quería ayudarlo, quería poder detener el tiempo y salir de ahí y que eso jamás hubiera ocurrido; deseaba poder hacer tanto y no podía hacer absolutamente nada, se sentía inútil.
El almirante se acerco a donde yacía Diego, le dio un pequeño puntapié en las costillas recibiendo como respuesta un quejido ahogado por parte del español
–Mmm… sigue vivo… Súbanlo al barco, le espera un juicio a este bastardo– declaro el almirante
Vivo… seguía vivo. Para Chira esas palabras le regresaban el alma al cuerpo, aun quedaba una esperanza de que todo se pudiera aclarar.
X
–No sé qué carajos te abra dicho ese malnacido, o en qué diablos estabas pensando. Pero tal vez ese es el maldito problema ¡NO PENSABAS!
–Padre yo…
–¡CALLATE! ¡No te he dado permiso para hablar Chiara!– el silencio se hizo por algunos minutos –No entiendo el porqué de tantas estupideces por tu parte. No sé si eres consciente de todo el mal que le hubieras causado a tu hermana –Chiara bajo aun más la vista se sentía aun más miserable –Afortunadamente eso no sucedió, y el buen señor Biagio Giardelli– unos ojos miel se clavaron en la mente de la chica –está dispuesto a tomarte por esposa, como convenimos pese a tu estupidez
–¿Qué?
–Así es, él está dispuesto a reparar tu estupidez y en tres días será la boda
–Pero yo…
–Me da gusto que lo aceptes y no tengas ninguna objeción. Así pues durante todo este tiempo reflexionaras sobre lo que has hecho y por lo tanto no saldrás de tus habitaciones. Puedes retirarte, tú aya te acompañara.
X
Llevaba día y medio pudriéndose en aquel miserable calabozo. Ya no sentía su brazo izquierdo debido a la bala que se alojaba ahí. Uno a uno de sus piratas habían sido "juzgados" y por supuesto sentenciados a la horca. Seguramente él sería el trofeo final y sería el último en morir, desgraciados, ya todo lo tienen calculado
…
Chiara permanecía en su habitación, solo una pequeña ventana que daba a la plaza principal era su único contacto con el exterior. Su aya, una mujer mayor, era la única que tenía contacto con ella, ni siquiera podía recibir visitas de su hermana
–Señorita– dijo la mujer –aléjese de la ventana. Tal vez no le guste lo que pueda llegar a ver.
–¿Por qué dices eso?– el aya se puso nerviosa, no sabía si era correcto decir aquello – ¡Por Dios mujer, responde!
–Es que…– comenzó –pasado mañana van a colgar al pirata que la secuestro…
Pasado mañana.
Esa palabra resonaba en su cabeza hasta el punto que comenzaba a marearse. Pasado mañana. Eso significa que el día que la obligaban a casarse lo matarían. No. Eso debía de ser una broma
–Ayúdame– susurro Chiara
–N-no la entiendo– la castaña se arrodillo y tomo las manos de la mujer
–Ayúdame a salir de aquí, necesito verlo, necesito…– la voz de la chica se quebró –por favor
–P-por favor no llore… yo… tratare de ayudarla– Chiara levanto el rostro
–¿De verdad?– la aya asintió
X
Era de noche y a pesar de estar cerca de la costa sentía frío, mucho frío. ¿Así se sentía saber que vas a morir?
No, no es verdad. Cuando peleaba a muerte en su barco era diferente, podía sentir el calor del sol, la adrenalina corriendo por sus venas, la sensación de vértigo y el vaivén del navío.
Entonces, ¿estaba muerto? ¿así se sentía estar muerto? Sí, tal vez sea así.
Se escuchaban algunas pisadas, tal vez solo era el guardia que hacía su rondín. Las pisadas cada vez se oían más cerca; se oyó un "dese prisa". ¿A que se abran referido con eso? ¿Lo asesinarían y todos contentos? Sí, esa es una buena opción.
–Diego…– esa voz, ¿es posible? El español giro lentamente la cabeza, allí estaba ella, su pequeña, su…
–Chiara– se levanto del piso y corrió desesperadamente hacía los barrotes; quería tener las suficientes fuerzas y arrancar esos estúpidos barrotes, quería poder escapara de ahí junto con la chica, deseaba poder detener el tiempo y regresar al pasado para evitar todo eso… quería… simplemente quería estrecharla entre sus brazos.
Simplemente se conformo con sacar su brazo bueno y acercar su cara a los barrotes. Ella lo imito.
Con solo un roce de sus labios les basto para saberse amados. Ambos se permitieron llorar, tal vez sería la primera y la última vez que podían darse el lujo de ser como niños pequeños y vulnerables que buscan consuelo uno en el otro. Se acariciaron torpemente temiendo desaparecer.
–Diego– dijo ella entre sollozos –vámonos, tratemos de huir… vámonos
–Pequeña, no podemos ¿cómo me sacarías de aquí? ¿cómo podríamos irnos sin ser vistos? Todo el lugar está lleno de vigilantes
Chiara lo vio a los ojos, a esas orbes verdes en las cuales sería dichosa de entrar y ahogarse y jamás salir. Su llanto aumento al igual que su agarre. Diego solo podía besar parte de su frente mientras trataba de acariciar su espalda
–Te amo...– susurro él a su oído –Te amo Chiara, te amo tanto que juro que si muero siempre estaré a tu lado, no importa lo que nos suceda, ni cuantos años pasen; siempre, siempre estaremos juntos ¿de acuerdo?– ella levanto la cara aun llorosa
–D-de acuerdo– lo beso suavemente en los labios. Apenas se separo lo suficiente para hablar –yo también te amo; mi pirata idiota…– una media sonrisa apareció en el rostro de ambos. Unos pasos resonaron nuevamente, esta vez era el aya de Chiara
–Señorita, tenemos que irnos. Ya no es seguro estar aquí.
–No quiero
–Señorita por caridad…
–Dije que no, me pienso quedar aquí– la mujer estaba a punto de replicarle más fue interrumpida por Diego
–Pequeña hazle caso a la anciana. No es seguro aquí y no quiero que te pase nada, por favor Chiara– la joven no respondió; simplemente se limito a dejarse llevar por la mujer más grande, pero nunca dejo de ver los ojos verdes de Diego.
X
Un día.
Un día ya había pasado desde su encuentro con Diego en el calabozo. Eso significaba que el día más odiado, cruel, desesperante y por ende más esperado de su existencia había llegado, el día de su dichosa boda. El día de la ejecución de Diego.
Miro hacia la ventana, pudo observar como preparaban la horca en la plaza principal. Solo a un ser tan despiadado como su padre se le ocurriría matar a alguien en un lugar tan público.
La puerta de su habitación se abrió dejando pasar a dos personas, su hermana pequeña y su aya. La pequeña corrió a abrazarla, Chiara la recibió con los brazos abiertos mientras se agachaba a su altura; se fundieron en un gran abrazo y esta ultima empezó a llorar.
–Hermana ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?– dijo la niña tratando de enjugar las lagrimas de la chica más grande
–Olvídalo, solo me he vuelto más torpe de lo que soy– dijo Chiara tratando de sonreír, cosa rara en ella. Después volteo a ver a la aya.
–Lo siento señorita– se disculpo –me pidió verla y no me pude negar…
–Está bien, eso me hace un poco más feliz… Dime ¿trajiste lo que te pedí?– el aya asintió
–Fue difícil, pero aquí lo tiene– respondió la mujer entregándole un paquetito
–Eh? ¿Qué es eso hermana?
–Nada importante, solo es algo que utilizare en la ceremonia…
X
El día era hermoso, soleado y sin ninguna nube. Una leve brisa llenaba el ambiente; y en la iglesia todo lucia con esplendor, adornada con flores y telas blancas con una larga alfombra roja mostrando el camino hacia el altar.
Qué ironía, estaba a punto de celebrarse una fiesta y ella empezaba a sufrir la pena de perder a alguien, de perderlo todo.
Chiara entró a la iglesia con su impecable vestido blanco llevada del brazo de su padre. El camino desde las grandes puertas del recinto hacia el altar, estaba cubierto de claveles blancos [3], de alguna manera lo hacía más largo y tortuoso. La marcha nupcial quería convertirse la marcha fúnebre a sus oídos y el velo que tapaba su rostro no podía ocultar la tristeza de sus ojos. Y de esta manera empieza la ceremonia.
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Qué hermoso día. El día perfecto para morir. Diego miraba hacia el horizonte, le parece bello y pacifico. Todo lo contrario a la oscura celda llena de desesperanza en donde se encuentra.
A su mente llega el recuerdo de aquella vez que compartió junto a su pequeña el primer atardecer en la playa.
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Contrario a lo que muchos podían pensar, Chiara realmente ponía toda su devoción en la ceremonia. Tal vez de esa manera su Dios podría perdonarla por cometer semejante acto.
El sacerdote se acerco a Chiara y a su futuro esposo, recitando frases en latín que les indicaba el momento de comulgar [4]. El primero en recibir la hostia fue el joven de los ojos miel.
En tanto ella juntaba sus manos como suplicando perdón. El ministro se acerco a ella y recibió la comunión. Acerco sus manos a la boca mientras murmuraba constantemente un "perdón"
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La puerta de la celda se abrió repentinamente. Un joven soldado llamó a Diego. La hora había llegado.
Sujeto de pies y manos y acompañado de varios soldados, caminaba directo hacia la plaza mayor, hacia la horca, hacia la muerte.
Lentamente sube las escalinatas, desea sentir el viento en su rostro. Por primera vez en mucho tiempo es consciente de cómo se siente estar vivo; el viento rosando su cara, el calor del sol, las pequeñas gotas de sudor en su frente, el corazón latiendo como loco a punto de estallar. La aspereza de la soga que rodea su cuello.
Un sujeto con uniforme de la marina sube también, saca un pergamino y comienza a leer sus delitos.
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Un sudor frío empieza a salir por su frente, la respiración se acelera y le cuesta aspirar el aire; siente que no puede aguantar más cuando un leve temblor la empieza a invadir.
El sacerdote se acerca al novio y le pregunta si acepta a Chiara por esposa.
La quijada le tiembla, los temblores son más fuertes. Pequeñas lágrimas salen por sus ojos, el dolor es intenso, empieza a perder la visión todo se vuelve borroso y en su mente solo ve los ojos verdes de Diego, no puede aguantar más.
Él acepta.
Y ahora es su turno, el ministro se acerca a ella y le hace la misma pregunta.
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Él ya no oye la voz del sujeto uniformado. Solo piensa en su pequeña Chiara; en su sonrisa, en sus ojos, en su despedida, en lo que pudo ser y no fue… en su promesa.
Sonríe mientras mira al cielo, una pequeña e invisible lágrima cae por su mejilla.
Le aprietan un poco más la soga y lo ponen en posición.
Una palanca es activada y ya no hay nada que sostenga sus pies.
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Chiara abre la boca para responder, pero lo único que logra es empezar a convulsionar cayendo al suelo. Un sutil aroma a castañas [5] emana de ella, la gente corre a socorrerla, más no pueden hacer mucho.
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Diego deja de forcejear, ha dejado de respirar. Su cuerpo inerte se mece al compas del viento.
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Ella también ha dejado de respirar, su cuerpo yace en la fina alfombra y el olor a castañas aun queda… el cianuro es efectivo.
...
Ni Lovina ni Antonio podían decir cuánto había dura ese beso exactamente, ni tampoco cuando sus lágrimas habían comenzado a salir a caudales de sus ojos.
Lentamente se separaron, sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar; Lovina llevo una de sus manos al rostro del español. Limpio torpemente sus lágrimas mientras una risilla tonta salía de sus labios. Ahora todo encajaba a la perfección.
Antonio tomo la mano de su Lovi la cual descansaba en su cara, la empezó a besar, casi con desesperación mientras disfrutaba del cálido tacto. Una extraña mezcla de felicidad, tristeza, ansiedad, nerviosismo y añoranza lo invadía, no lo podía creer, ELLA estaba ahí.
Sin privo aviso él la tomo por la cintura y empezó a girar, ella para no caerse lo abrazó por el cuello. Reían como si fueran niños pequeños, mientras murmuraban un "estas aquí" "volviste".
Era extraño pensar que desde mucho antes ellos tuvieran esa historia y que hasta ese momento la conocieran. Pero ahora no había impedimento para estar juntos.
Los presentes estaban atónitos, ¿qué mierdas les pasaba a ese par? Primero Lovina lo ataca con las flores o lo que quedaba de ellas, después se besan y duran una eternidad pegados, de repente empiezan a llorar a mares y luego se ven como si hace siglos no se vieran. Definitivamente ese par están locos.
Felicia discretamente se alejo de la multitud que miraban a su hermana atónitos, bueno, ¿y quién no lo haría? Pero debía hacer una llamada importante.
Busco un teléfono público y marco. Espero a que la persona le contestara.
–Hello?
–Vee~ Ciao Arthur
–¿Felicia? ¿Qué sucede?
–Quería disculparme en nombre de mi sorella, surgió algo y siempre no irá a Londres…
[1] Marruecos: era un punto en donde convergían mayor parte de la piratería y donde no había mucha vigilancia
[2] Cubierta de batería: Los barcos estaban divididos por pisos como si se tratara de una casa, pero se cuentan de arriba para abajo. La cubierta superior es donde está el asta, las velas y todo eso, en pocas palabras es el exterior; le sigue la cubierta de batería, que es donde está el camarote del capitán, el cual está en la parte de atrás o en la popa , las cocinas al frente o en la proa y en lo que sobra de espacio están acomodados los cañones. Le sigue la cubierta inferior, que es una especie de comedor combinada con camastros de los viajantes o piratas y por último la bodega, en esta parte del barco se encontraba una bomba que ayudaba a sacar el agua que se infiltraba en el barco.
[3]Claveles: Amor puro y buena suerte
[4]En la religión católica, se lleva a cabo el rito de la comunión o comulgar que simboliza la última cena de Jesús con los apóstoles, y se representa con una oblea consagrada mojada en vino
[5]Al investigar un poco, algunos investigadores dicen que el cianuro tiene cierto olor a castañas.
Chibi Neko-chan: Enserio crees que mate el momento? Pero admítelo ¡te gusto! Y claro que si, tenían que transpirar, ¿te gusta el LietPol? A mí me cuesta un poco manejarlos, pero lo de la marcha realmente no sé de donde salió pero cuando tuve la idea pensé "Polonia se vería bien ahí" Al parecer lo de la cabina encantó, y bueno es que realmente sería épico que sucediera algo así. Y no te sientas triste, aunque el fic se acabe yo seguiré en el fandom, aunque claro está que no es lo mismo… ¡No me muerdas ya actualice! En fin muchas gracias por todos tus comentarios, de verdad se agradecen de todo corazón. Saludos, bye (^0^)/
Shocolat: Madre! No sabes cómo te agradezco por escucharme y leer esta cosa llamada fic que fue un aborto de mi subconsciente. Pero no sientas fellito por que se acabe, recuerda, tengo varios proyectos de los cuales te he pedido tu valiosa opinión. Y pos que chiste, ya te había dado a leer el final (pero en un borrador mal hecho e inentendible con mis horrorosos jeroglíficos). Okis madre nos vemos después TTCL 3 (^0^)/
Diana: ¡No lo puedo creer! Realmente lo leíste y te gusto además que te metí un trauma con Hetalia~ Jajajaja ok, pues aquí está el final. Ya lo sé tengo algunas cosillas que corregir, pero eso será más adelante. Enserio muchas gracias por darte el tiempo de leer esto XD (^0^)/
Y bueno ¿qué les pareció?
Les reitero que estoy muy agradecida por leer este humilde fic, mi primer fic, que ya llego a su fin. A mi parecer lo dejaría hasta ahí, un epilogo creo que es necesario, pero si ustedes me lo piden lo hare.
Estaría muy feliz si por medio de un review me dijeran que les pareció el final. Recuerden, se aceptan tomatazos, galletas, patatas, zapatos viejos, scones, paella, botellas de vino, amenazas de muerte o dinero en efectivo (bueno, tal vez eso ultimo no).
Pero no se pongan tristes por que volveré, tengo un fic pendiente y tengo varios proyectos en mente, si quieren ver lo que les digo dense una vuelta por mi perfil. Y sin más que decir, nos leemos luego.
Saludos, bye (^0^)/
