Título: Take me, baby, or leave me.

Capítulo: 10

Autor: Narya

Pareja: Klaine, menciones de Puck/Kurt, Puck/Rachel. Pero sólo menciones, esto es Klaine.

Resumen: Kurt y Blaine tomaron decisiones distintas, que los forjaron a ser las personas que son hoy. Lamentablemente estas les separaron durante años, pero ahora que se encuentran de nuevo se dan cuenta que donde fuego hubo, cenizas quedan.

Advertencias: Uno que otro Spoiler de RENT (Ni Rent ni Glee son mías)


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Sin embargo, cuando Roy decidió tomar la cara de Kurt y darle un beso forzoso, Blaine no pudo más que contar los interminables segundos que le tomó a su novio tomar control del asunto. No pudo más que darse cuenta que en el rostro del chico no había ira, sino confusión. No pudo más que darse cuenta que no se habían separado más que un par de pulgadas entre ellos y que Kurt no parecía tener intención de moverse más que eso.

No pudo más que irse. No pudo más que correr y volver a casa, a la cama que compartía con Kurt y que ya no sentía suya.

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Capítulo 10

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Cuando Kurt volvió a casa Blaine ya estaba dormido y no tuvo el corazón como para despertarlo e intentar explicar lo que había pasado. No sabía por qué el moreno se había ido en la mitad de la noche, sin siquiera despedirse, pero lo que había pasado con Roy era algo que tenían que discutir; le tenía que contar aunque fuera difícil pues si quería que esa relación en la que se estaban metiendo tuviera futuro tenían que ser honestos. Como antes.

Roy… Roy estaba pasando por un momento bastante crítico, no muy distinto al que él mismo había tenido cuando había interpretado a la pareja de Iliana durante una temporada. La gran diferencia entre las situaciones es que en ese entonces Kurt y la chica ya eran amigos, muy buenos amigos, y tenían suficiente confianza como para hablar de esas cosas. Nunca hubo besos robados y si hubo experimentación de algún tipo fue consensuada y catalogada como tal. Roy, sin embargo, se había guardado todos sus problemas y sus dudas hasta estallar en el peor momento: la noche previa al estreno.

Kurt se pasó la mano por la cara, sin saber exactamente qué haría al respecto.

Tenía que comentarlo con Blaine, obviamente, pedirle su opinión. No tanto cómo actuar alrededor de Roy por razones emocionales, sino porque una situación así podía arruinar completamente la química de los personajes si es que no se trataba con cuidado. El director de la obra tenía que estar enterado de esto.

Blaine, como su novio, también debía estarlo, pero en ese caso las preocupaciones eran otras pues A Kurt no le gustaba Roy y no pretendía engañar al moreno con nadie. Era una cosa de honestidad.

Se dio vuelta en la cama y apoyó su frente contra la espalda de su novio, esperando que su cuerpo frío no le despertara. Habían pronosticado lluvia para el día siguiente, pero hacía tanto frío que probablemente tendrían una blanca Navidad.

Mañana tenían un día muy importante y tenían que estar descansados.

Mañana, por primera vez, Blaine estaría presente en una de sus presentaciones. Quizás no desde una butaca como siempre había soñado, pero en el teatro, ahí, con él.

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Cuando despertó estaba solo.

La cama junto a él estaba vacía y helada, haciéndole crecer un nudo en frío en la garganta sin saber por qué.

Le habría gustado poder hablar con Blaine antes de que partieran al teatro, pues sería mucho más difícil hacerlo ahí en medio de últimas pruebas de vestuario, con las pruebas de sonido y el último ensayo general antes del estreno. En casa iba a ser el único minuto de paz que iban a tener antes de que todo se pusiera patas arriba.

Le buscó con la vista en las habitaciones antes de darse por vencido.

Ordenó sus cosas, tomó desayuno y salió del departamento sólo para devolverse un par de segundos después a buscar en su habitación el regalo que había decidido que le iba a dar a Blaine. Era Navidad (siempre la fecha indicada para estrenar RENT), y era la primera vez que una de las obras que el moreno dirigía veía la luz. Esta noche, si bien era importante para él por un montón de razones personales, para el director era el doble: Hoy era su debut.

Casi una hora después viajaba en metro intentando pensar dónde podía encontrarse con el moreno para poder hablar pero, sobre todo, intentaba contener los nervios y la anticipación que sentía ante la idea de actuar para Blaine por primera vez. Como si en este mes y algo el hombre no le hubiera visto actuar a diario.

Personalmente no le importaría si tenía que hablar del beso mañana. Esta noche era tan simbólica para él que no iba a dejar que nada se la echara a perder. Esta noche, este 24 de Diciembre, ésta Navidad, marcaba para él el inicio real de sus vidas como pareja. Era como una gran primera cita que venía orquestando en su cabeza desde que había llegado a Nueva York y que nunca había podido completar; ahora era la oportunidad de hacerlo.

Abrió la puerta de entrada de los actores y se dirigió de inmediato a los camerinos.

En el teatro todo era un caos.

Vivianne reclamaba contra Andrés que parecía haber perdido peso y hecho que su ropa quedara más suelta en el camino. Puck peleaba con uno de los técnicos de sonido por el estado de uno de los micrófonos y unos parlantes en mal estado. Roy e Iliana practicaban sus pasos de tango en una de las salas de ensayo, mientras uno de los chicos del reparto tocaba el piano para ellos mientras cantaban, siguiendo los pasos que el coreógrafo parecía empeñado en hacer que el hombre aprendiera. Tatum creía haber perdido su peluca, siendo que la tenía puesta. Los solistas de Seasons of Love inundaban uno de los pasillos con su voz mientras ensayaban. Fabianne y Amber se vestían y maquillaban frente a un espejo.

Kurt no se podía sentir más en casa que en medio de ese caos que era el teatro.

Rápidamente se vistió como su personaje, poniéndose un par de pantalones de cuero y la camisa azul que usaría para Over the Moon. Dejó el resto de su vestuario preparado para poder cambiarse inmediatamente en cuanto terminaran sus escenas vestido así. No se maquilló pues no quería tener que lidiar con el maquillaje para el ensayo general, si se corría perdería tiempo teniendo que hacerlo de nuevo.

Vivianne, la vestuarista, dio su aprobación a la ropa y le comentó que el ensayo empezaría en media hora, así que debía empezara a vocalizar y entrar en calor.

Kurt se desvió un par de segundos de la sala de ensayo para ver si podía atrapar a Blaine un par de minutos y explicarle la situación. Si no lo hacía no habría más opción que hablar con él mañana o después de la obra, pero como director tenía que estar pendiente de algún cambio en Roy cosa de poderlo manejar antes de tiempo, así que preferiría hacerlo ahora.

"¿Blaine, podemos hablar?" preguntó, cuando lo encontró hablando con Wes fuera de su oficina.

"No ahora. Después del ensayo, ¿ok? Empezamos en media hora" respondió éste, cortante, como si hubiera sido un técnico quien le hablara y no su novio. Bueno, supuso que no podía pedir consideraciones emocionales estando en el trabajo, pero eso no le hacía sentir menos molesto.

Una mano en su hombro le hizo darse vuelta y seguirle hacia el escenario antes de que pudiera seguir entrando en el espiral de la irritación.

"Kurt, probablemente te lo debería haber dicho ayer pero no te encontré antes de irme" susurró Tatum, arrastrándole de una mano hacia el escenario y lejos de Blaine. "Tu chico se fue ayer después de ver el beso que te dio Roy. Es posible que esté algo enojado"

"¿Y me lo dices ahora?" exclamó Kurt en un susurro angustiado. Dios, si hubiera sabido anoche le habría despertado al llegar a casa, o se habría encargado con más firmeza de despertar antes que el moreno. Ahora parecía que Blaine estaba enojado con él, no sólo siendo profesional, y él no se imaginaba cómo arreglar ese embrollo antes del estreno. "Necesito hablar con él más que nunca entonces"

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"Día de San Valentín. Paneo por el lote vacío. Rouge está con Mickey, donde ha estado por casi ya dos meses… aunque sigue hablando de vender su guitarra e irse de la ciudad… Aún celosa de Berni… Vaya a saber Dios donde están Collin y Ángel… puede ser ese campamento nuevo cerca del río o una suite en el Plaza…" Las luces estaban apagadas excepto por aquella que iluminaba a Iliana mientras narraba su parte de la historia. Kurt no podía ver mucho, pero estaba de pie, sobre su mesa, esperando el momento en que le tocara hablar. "Maurice y John están ensayando…"

"¡Dije una vez más desde el principio!" exclamó la voz de Roy cerca de él, frente a él.

"¡Yo dije que NO!" respondió Kurt, dejando que la irritación que había sentido antes con Blaine penetrara en su timbre de voz.

"Eso, si es que se están hablando esta semana. ¿Yo? Estoy aquí… en ningún lado" narró Iliana, con aquella voz de pseudo indiferencia que caracterizaba a su Martha.

Las luces se prendieron para iluminar el escenario. A su lado sus compañeros les miraban sentados en sillas, esperando calmados ver cómo se desarrollaba la escena.

"La línea es 'Ciber Arts. Y su patrocinador corporativo, Grey Communications, quisieran mitigar los enfrentamientos de Vísperas de Navidad' ¿Qué tiene de difícil?" explicó Roy, con esa voz pastosa que en éstos momentos le era tan desagradable. Todo en Roy le era desagradable en estos momentos… fuerza, profesionalidad ante todo… recordó Rachel en su mente.

"Simplemente no me sale bien. ¡Me gusta mi versión!" exclamó Kurt, mirando a Roy.

"Tú, vestido como una marmota, protestando por la toma de terreno" dijo el hombre de los dreadlocks, con el sarcasmo colándose entre cada palabra. Al menos no tenían que verse a los ojos en estos momentos.

"¡Es una metáfora!" exclamó Kurt, como si fuera una inspiración divina.

"Es menos que brillante" dijo su contraparte, con esa voz… Uff, cómo odiaba esa voz. Por un par de segundos se preguntó si había sido así de molesto durante la escuela.

"Eso es todo, señor Liga Ivy" dijo Kurt, bajando de su mesa hasta poner una de sus piernas en la silla junto a ella. Giró a Roy con una mano para poder verlo a los ojos, haciendo lo imposible por que la diferencia de altura no se viera amenazante. Era fácil perderse en la irritación que tenía cuando lo que debía hacer era mostrarse amoroso si bien ligeramente terco.

"¿Qué?"

"Desde Año Nuevo que no he dicho ni pío. Te dejé dirigir, no me hice perforé los pezones porque lo encontrabas asqueroso. No me quedé a bailar en el Club de Pollas esa noche porque querías ir a casa" dijo Kurt, dejando que sus manos exclamaran la furia que no quería que se mostrara en su voz.

"Tú estabas flirteando con un hombre vestido de cuero" dijo Roy, dándose vuelta para mirarlo, aún sentado en la mesa. Había algo en esos ojos, algo en la manera en que brillaban, que a Kurt le hacía pensar que quien estaba flirteando en esos momentos era Roy, no John, y en cualquiera de los dos casos la emoción no correspondía con la escena.

"¿De eso se trata todo esto? Siempre van a haber hombres vestidos de cuero flirteándome, dame un respiro" comentó Kurt, con la voz cansada. Necesitaba redirigir a Roy hacia su personaje, no dejar que se le fuera de las manos dejando hablar a sus propias emociones. "Cada día, camino por la calle, escucho decir a la gente 'bebé' tan dulce. Desde la pubertad, todo el mundo me mira. Hombres, mujeres, no lo puedo evitar, bebé. Así que sé amable, y no pierdas la cabeza. Sólo recuerda que soy tú bebé" cantó Kurt, dejando que su personaje flirteara y acariciara un poco a John. Era fácil caer en el personaje, pero era difícil mantenerse en él cuando se daba cuenta que los ojos que le miraban desde el otro lado no eran los ojos recelosos de John si no la mirada completamente abierta y confundida de Roy. No había jugueteo en ellos, no había acusación, sólo una lujuria que empezaba a perder sus límites. "Tómame por lo que soy, quien estaba destinado a ser" siguió cantando Kurt, intentando omitir en su mente que las manos que rodeaban su cintura en esos momentos y apretaban su trasero no eran las de John sino las de Roy. Tenía que omitirlo si no quería arruinar el ensayo al golpearle por tocarle así sin su permiso. "Y si te importa algo siquiera, tómame, bebé, o déjame" nunca antes había estado tan feliz de que su personaje hiciera exactamente lo que él quería, pensó Kurt, mientras se alejaba de los brazos de Roy con la mirada dura y algo enojada.

John se sentiría enojado, escandalizado. John se sentiría dolido y debería estar a punto de estallar al comprender las palabras de Maurice. John debía cambiar su expresión de lujuria y jugueteo a una de duda y recelo.

Roy, en cambio, no dejó nunca de mirar a Kurt como si se lo quisiera comer ahí mismo.

"¡Paren!" exclamó la voz iracunda de Blaine desde las butacas.

La música se detuvo y Kurt casi pierde el equilibrio mientras subía de nuevo a la mesa.

La cuarta muralla, aquella en la que el público se encontraba, siempre le era difícil de ver cuando las luces del escenario estaban prendidas y las del teatro apagadas. Cuando las únicas personas que les veían eran los directores y los técnicos que se podían separar, era mucho más fácil de olvidar que esa cuarta muralla era sólo una ilusión.

La mirada iracunda de Blaine, dirigida directamente a Roy, sin embargo, hacía imposible olvidar que tenían compañía y no eran un grupo de actores interpretando sus papeles porque sí.

"¿Qué mierda te pasa, Roy?" preguntó el director, pasándose una mano por el cabello. "Hasta ahora no había tenido demasiados problemas contigo en el ensayo, pero has estado toda la escena haciéndole ojitos a Kurt siendo que esta escena puntual es lo último que deberías estar haciendo"

"Lo siento, no sé dónde ha estado mi cabeza hoy" respondió Roy, con la voz dura de inmediato. El castaño arriba de la mesa bufó para sí. Si hubiera usado ese tono durante el ensayo no habrían tenido problema alguno.

"Oh, yo creo que todos los que estábamos anoche sabemos dónde está, pero si no puedes sacártelo de la cabeza tendré que cambiarte por tu sustituto" amenazó Blaine, quien parecía empeñado en evitar mirar a nadie más.

Un silencio sepulcral tomó posesión del teatro.

"No puedes sacarme del elenco un par de horas antes del estreno" gruñó Roy, con una ira escondida que estaba a punto de salir a la superficie.

"Sí puedo cuando no estás haciendo ni siquiera el intento de ser profesional. Hay un montón de actores aquí que podrían hacerlo mejor. Estoy seguro que tu sustituto estaría feliz de poder tener tu rol por la temporada dado que lo último que estás haciendo es tomar en serio tu trabajo" dijo Blaine, poniéndose de pie y dirigiéndose al escenario.

"¡Mi sustituto no será capaz de entregar lo mismo que yo, por algo me eligieron a mí como John y no a Denis!" exclamó Roy, poniéndose de pie y caminando hasta el director quien ahora le miraba con una ceja alzada.

"Oh, estoy seguro que podría ser más profesional" dijo Blaine, encogiéndose de hombros. "Hasta yo podría hacer esta escena mejor que tú; Denis, sin duda no tendrá problemas"

"Tú diriges, no cantas ni actúas. Jamás podrías encontrar la emoción necesaria para poder hacer un buen trabajo en las tablas" rió Roy. En el fondo del teatro alguien hizo un sonido como el de un fósforo apagándose… o de una gota de agua cayendo en el fuego, pensó Kurt quien tenía la impresión de que esto se iba a poner feo.

"¿Cuánto tiempo tenemos de aquí a la apertura de puertas?" preguntó Blaine en dirección a las butacas.

"Unas cuatro horas" dijo Puck, encogiéndose de hombros.

"Tiempo suficiente como para cerrarle la boca a este idiota, ¿o no?" preguntó el moreno al judío tras la mesa de sonido. El hombre del mohicano (ahora Kurt entendía quién había hecho el sonido) sólo le mostró una sonrisa de tiburón y empezó a preparar las pistas de inmediato.

Roy se movió a un lado, dándole el paso a Blaine con una mano seguro que haría el ridículo. Kurt se paró en la mesa y miró al hombre, que ahora se sentaba en la mesa, con inseguridad e incredulidad.

"Si lo hago mejor que tú Denis se queda con tu papel por esta noche, asumiendo que no estropeas el ensayo de mañana. Si no soy lo suficientemente bueno te quedas con el estreno, pero aun así tendrás que ser profesional mañana" dijo Blaine, antes de que la música empezara. Roy sonrió falsamente y se encogió de brazos después de cruzarlos. "¿No te molesta esto, o sí, Kurt?" preguntó luego el director, con la voz dura, en dirección al actor.

Kurt sintió escalofríos al darse cuenta que esto para Blaine no era ni un juego ni un trabajo, había algo más en esa voz que le incomodaba demasiado. Asintió, con el corazón apretado, intentando interpretar la mirada que el moreno le estaba dando pero sin encontrar ningún significado lógico.

Blaine se giró hacia las butacas y le hizo una seña a Puck, quien respondió con un pulgar alzado.

"La línea es 'Ciber Arts. Y su patrocinador corporativo, Grey Communications, quisieran mitigar los enfrentamientos de Vísperas de Navidad' ¿Qué tiene de difícil?"

Dios… a Kurt nunca le había gustado escuchar esa voz dirigida a él cuando era más joven, como si Blaine estuviera cansado de él. Mucho menos le gustaba escucharla ahora.

"Simplemente no me sale bien. ¡Me gusta mi versión!" respondió Kurt, tal como había hecho entonces. Era un buen actor, así que tenía que ser capaz de mantenerse siendo Maurice y olvidarse de sus propios problemas; debía ser capaz de entender que la voz que Blaine tenía en esos momentos era la de John, no la de él.

"Tú, vestido como una marmota, protestando por la toma de terreno"

"¡Es una metáfora!"

"Es menos que brillante"

"Eso es todo, señor Liga Ivy" dijo Kurt, bajando nuevamente de la mesa. Con un dedo apuntó a Blaine.

"¿Qué?"

"Desde Año Nuevo que no he dicho ni pío. Te dejé dirigir, no me hice perforé los pezones porque lo encontrabas asqueroso. No me quedé a bailar en el Club de Pollas esa noche porque querías ir a casa" tocó el pecho del moreno, haciéndole entender con cada hundimiento de su dedo cada punto que había aguantado de él.

"Tú estabas flirteando con un hombre vestido de cuero" acusó Blaine, mirándole con dureza.

Fue entonces que Kurt entendió la mirada que le había dado hacía unos momentos. Esto no tenía que ver con la manera en que Roy interpretaba su personaje, esto no tenía que ver con su profesionalismo, ni siquiera si Denis era mejor actor o no. Esto era por el beso. Blaine le estaba culpando por el beso de la noche anterior.

"¿De eso se trata todo esto? Siempre van a haber hombres vestidos de cuero flirteándome, dame un respiro" dijo Kurt, con la voz cansada. Y en parte el cansancio que sentía no era sólo de Maurice sino también propio. Pensó que habían superado esa etapa después de que Blaine había dejado de tener celos ridículos de Puck e Iliana, pensó que su novio había entendido finalmente que a la única persona que podía amar era a él. Era obvio que no."Cada día, camino por la calle, escucho decir a la gente 'bebé' tan dulce. Desde la pubertad, todo el mundo me mira. Hombres, mujeres, no lo puedo evitar, bebé. Así que sé amable, y no pierdas la cabeza. Sólo recuerda que soy tú bebé" cantó Kurt, tomando las manos del hombre frente a él y acariciándolas con un pulgar mientras dejaba que la otra se internaran en su cabello. Las manos de Blaine afirmaron su cadera antes de bajar hasta su trasero. "Tómame por lo que soy, quien estaba destinado a ser. Y si te importa algo siquiera, tómame, bebé, o déjame" cantó luego, antes de separar las manos del hombre de su cuerpo. Nunca le había dolido tanto decir las palabras de un personaje como en esos momentos.

No se quería imaginar siquiera la posibilidad de que Blaine le dejara, era la única razón por la que había dudado en abrirle su corazón de nuevo. Si le volvían a romper el corazón estaba seguro que moriría.

La mirada de confusión y dolor de Blaine iban bien con John, al menos. Hasta ahora estaba haciendo un mucho mejor trabajo que Roy.

"Tómame, bebé, o déjame" cantó Kurt luego sobre la mesa, mirando la espalda del moreno. "Un tigre en una jaula, nunca verá el sol. Esta diva necesita su escenario. ¡Bebé, divirtámonos!" siguió, enfocando su voz y sus acciones hacia el público, pero entendiendo por un momento que esta siguiente estrofa podía definir cómo sería la pelea que tendrían luego por el beso de la noche anterior.

Necesitaba hacer entender a Blaine.

Bajó a la silla y se apoyó en la mesa con un pie mientras se acercó al hombre, dejando que su flexibilidad le diera un toque extra. Tenía que usar todas aquellas cosas que excitaban a su novio si quería sacarle del marco emocional en el que estaba.

"Tú eres el que yo escogí. Algunos matarían por estar en tus zapatos" cantó, tomando la barbilla del director y acercándole un poco a sí mismo. "Te encanta ser el centro de atención también, bebé" agregó luego, cuando Blaine se alejó mirándole con recelo. Kurt se puso de pie y se alejó a la mesa de al lado. Parecía que no podía comunicarse con él como quería. Bueno, pues entonces seguiría siendo su papel tal como debía. Dejaría que Maurice hablara por él, pues lo que querían decir era similar de todos modos. "Así que, sé mío, o no me hagas perder el tiempo llorando ¿'oh, osito todavía eres mi bebé'?"

"Tómame por lo que soy. Por quien estaba destinado a ser. Y si te importa algo siquiera, tómame, bebé, o déjame"

Porque Blaine debía haber sabido con quién se estaba metiendo cuando había decidido involucrarse con él de nuevo, ¿no? Kurt le había explicado lo difícil que era, a veces, no confundir lo que sentía tu personaje con lo que sentías tú. Seguramente también Blaine había entendido, sin necesidad de que se lo dijeran, que a veces tendría que besar a sus compañeros de trabajo si es que la obra lo requería. Kurt era un actor y eso implicaba toda una serie de reglas y problemas con los que tenía que estar de acuerdo antes de involucrarse con él.

"No hay manera de que sea lo que no soy. Pero, ¿Hey, no te gusta que tu chico sea caliente?" exclamó, acariciándose las piernas mientras dejaba que sus caderas cayeran hasta la superficie de la mesa. La mirada de Blaine se veía un poco más relajada, pero seguía siendo incrédula y desconfiada. "No pelees, no pierdas la cabeza. Porque, cada noche ¿Quién está en tu cama? ¿Quién?" preguntó, sabiendo que esa era una frase cargada. Seguramente Blaine era capaz de darse cuenta que su cama hacía mucho tiempo que era también la suya y que nunca había faltado la invitación para que le acompañara, que nunca había dormido solo, ni siquiera la noche anterior con el fatídico beso.

Se subió a mesas y sillas para sentarse junto a Blaine y acariciarle el vientre, mientras metía su mano entre una de las suyas.

"¿Quién está en tu cama, bebé?" cantó suavemente, contra su oído. Por un par de segundos pensó que el escalofrío que sintió contra su pecho debía haber sido un buen indicio. "Beso, Pookie"

"No va a funcionar" cantó Blaine, poniéndose de pie y mirando a Kurt como si quisiera hacerle entender que las palabras del personaje eran también suyas. El actor lo entendió de inmediato con un frío que le congeló el corazón. "Yo miro antes de saltar, me encantan los márgenes y la disciplina. Hago listas dormido, bebé, ¿Cuál es mi pecado?"

Oh, pecados, ninguno… Blaine no tenía pecados. Nunca los había tenido. Nunca los había querido mostrar. ¿No era eso lo que había empezado todos sus problemas? Blaine quería ser perfecto a los ojos de su padre y su homosexualidad había sido su único pecado, pero había sido suficiente como para no ser aceptado por él y por lo tanto había hecho necesario que Blaine hiciera lo imposible por acomodarle en cualquier otra cosa.

"Nunca me rindo, yo continúo. Odio los líos pero te amo a ti. ¿Qué es lo que hago con mi improvisación, bebé? Así que sé sabio, pues este chico satisface. Tienes un premio pero no te arriesgas ¡Eres un bebé suertudo!" cantó Blaine, con esa voz que siempre le había hecho amarle, que le había entibiado el corazón cuando la recordaba en las noches solitarias, pero que ahora no hacía más que enfriarle el alma. Sentía como si le estuvieran clavando un cuchillo, o le apretaran el pecho. No podía respirar.

"Tómame por lo que soy" cantó Blaine.

"Un fanático del control" gruñó Kurt.

"Quien estaba destinado a ser" siguió el director.

"Un snob que se preocupa demasiado" agregó el castaño exasperado.

"Y si te importa algo siquiera" le cantó Blaine, mirándole directamente. Oh, esto era personal.

"Un amoroso, risible cerebrito" ladró Kurt.

"Tómame, bebé, o déjame" cantó Blaine, con una finalidad que al actor le dio escalofríos. Había algo en los ojos del hombre frente a él que decía que lo que estaba diciendo iba en serio, completamente en serio.

"¡Un fastidioso!" dijo Kurt, con la emoción de Maurice pero sin su propia emoción. ¿Qué clase de emoción se suponía que debía estar sintiendo ahora cuando veía que Blaine ocupaba esta instancia para poder tener la discusión que debían haber tenido en privado?

"¡Eso es!" cantaron a coro, mirándose a los ojos con la carga de sus sentimientos detrás de cada mirada. Ambos entendían lo que estaba sucediendo en esos momentos y no estaban seguros de querer detenerlo.

"La gota que rebalsó mi vaso" cantó Blaine, apuntándole con un dedo. Oh, sí, el beso había sido demasiado para él, a Kurt le había quedado más que claro.

"Me retiro" dijeron de nuevo, como el dueto que eran, la diferencia estaba en cómo Kurt podía decir claramente que lo que sentía mientras cantaba esas palabras eran las emociones de Maurice y no las suyas propias, pues si fueran las de él se encontraría llorando en esos momentos. Dios, esperaba que sus ojos no estuvieran tan rojos como creía que debían estarlo.

"A menos que retires lo dicho" agregó Blaine. Pues si le hubiera dejado explicar el moreno habría sabido desde un principio la historia entera, si no hubiese saltado a conclusiones ni siquiera estarían teniendo esa discusión.

"Hombres" cantaron juntos.

"¿Qué es lo que tienen?" agregó Kurt, con la mirada llena de decepción y miedo y rabia, mientras se acercaba a Blaine.

"No puedes vivir, con ellos ni sin ellos" dijeron juntos, dejando que sus voces se entrelazaran en notas que nunca habían estado tan llenas de ira entre ellos. Se acercaron a la mesa, mirándose todo el tiempo. "Tómame por lo que soy" cantaron, antes de que Blaine se subiera a ella y cantara con todas sus fuerzas "Lo que estaba destinado a ser"

Una puñalada de nostalgia atravesó el corazón de Kurt. Cuántas veces no había visto a su novio saltar por encima de sofás y vitrinas y mesas cuando eran jóvenes. ¿En qué momento lo había olvidado?

Tomó la rodilla del moreno mientras cantaba sus frases, le miró a los ojos e intentó hacerle entender que le amaba. No podía hacer más que mostrarle con su cuerpo, con su mirada, lo que Kurt quería decir más allá de Maurice.

La mirada de Blaine, sin embargo, no dejó nunca de estar cerrada. No dejó de mirarle como si no encontrara el momento preciso como para romper con él.

Kurt bajó de la mesa con el corazón en la mano, pero la mirada de Maurice en sus ojos. No se iba a romper en la mitad de la canción. No se iba a romper en la mitad de la canción. No se iba a romper en la mitad de la canción.

Esperaría a que terminara.

"Supongo que me voy" cantaron juntos, Blaine sobre su mesa como habría hecho cuando estaba en la preparatorio, y Kurt junto a una silla dejando que ésta le mantuviera en pie pues sentía que sus piernas iban a ceder en cualquier momento. "¡Me fui!" agregaron luego, y fue el tono de voz del moreno lo que hizo que al actor finalmente se le terminara de romper el corazón.

El tono de voz había sido el mismo que había usado cuando le había dicho "Kurt, te amo, pero lo que me pides es imposible en estos momentos" el día en que le había dado los pasajes para que se vinieran a Nueva York. Era un tono de resignación, pero de decisión a la vez. Era la voz con la que había terminado con él una vez y era la voz con la que terminaba con él ahora.

Los aplausos de los actores que no habían imaginado que su director pudiera cantar así fueron suficientes como para acallar el sollozo que Kurt estaba seguro de haber soltado.

Aún estaba en su silla, en la posición de espera entre una escena y otra, cuando Blaine bajó de la mesa y empezó a discutir con Roy. No tuvo necesidad de darse vuelta como para saber que el hombre no le estaba mirando y no le volvería a mirar.

La mano de Iliana sobre su cabeza le hizo levantar un poco la vista, lo suficiente como para darse cuenta que la chica había notado su cambio. Con una mano le levantó, dejando que siempre le diera la espalda al director mientras le llevaba fuera del escenario tras bambalinas.

Kurt escuchó que la chica le decía algo al resto del elenco mientras las voces de Roy y Blaine subían de tono, pero no tenía cabeza como para darse cuenta de qué era lo que decían.

"¿Qué pasó?" preguntó cuando estuvieron seguros entre cortinas y elementos de tramoya.

"Blaine vio el beso que Roy me dio anoche" dijo Kurt, dejando que su voz se cortara, pero evitando que los sollozos salieran. Tenía ganas de correr, no podía estar otro minuto ahí. "Es obvio que está enojado conmigo"

"Y con Roy, si es que los gritos son indicio de algo" dijo la chica, intentando bromear.

"Desearía que por lo menos hubiese sido capaz de gritarme algo en vez de la ley del hielo que me ha hecho todo el día" comentó Kurt, enjugándose los ojos, molesto. "Necesito un momento a solas, Iliana. ¿Puedes decirles que volveré luego?"

"Por supuesto, querido" dijo la chica, abrazándole con fuerza. "Estoy segura que Matthew no tendrá problema en tomar tu lugar el tiempo suficiente. Sólo asegúrate de volver antes de la apertura de puertas" agregó luego, poniéndose de pie y dirigiéndose a donde su reemplazo se encontraba.

Necesitaba salir de ahí.

No perdió el tiempo en ir a buscar su abrigo, salió del teatro tal cual estaba vestido, aunque sabía que Vivianne le mataría si le pasaba algo al vestuario. No fue difícil salir sin ser visto. Cuando abrió la puerta de salida respiró el aire frío de Nueva York, esperando que el hielo en el aire fuera más poderoso que el hielo que se había apoderado de su corazón.

No podía respirar bien y sentía que de un momento a otro se iba a poner a llorar.

La nieve empezó de a poco a caer sobre su cabeza, como lágrimas congeladas que se apoyaban en sus mejillas.

Corrió.

Corrió por las decoradas calles de Nueva York, entre transeúntes y turistas; entre taxis y autos; entre Santa Claus y policías hasta no tener idea donde estaba. Las diferencias de una ciudad y un pueblo se le hicieron más evidentes que nunca. En una ciudad tan grande, tan cosmopolita y con tanta gente, un corazón roto que corría por las calles no era más que un número más, una estadística.

Saber que había otros cientos de personas que en esos momentos debían estar tan dolidos y tan aterrados como él, sin embargo, no ayudaban a que se sintiera mejor.

Habría dado el mundo por un abrazo, por el calor de su padre mientras le decía que si ese chiquillo le molestaba de nuevo se encargaría de presentarle su rifle; habría querido poder tener una de esas incómodas conversaciones con Finn en que su medio hermano se mostraba empático si bien incómodo; una de las taza de café con vainilla de Carole le habrían subido el ánimo aunque fuera sólo por la posibilidad de tener un oído que le escuchara desde un punto de vista ligeramente más abierto al amor.

Se sentía solo.

Sabía que Iliana le podría haber enjugado las lágrimas, pero ella también tenía que estar pendiente de la obra. Puck, estaba seguro, debía haber querido salir tras él de inmediato, pero él era el encargado de la música, no podía olvidarse de su trabajo así como así. Rachel debía estar preocupada de sus propios ensayos y Mercedes estaba en el otro extremo de EEUU destrozando los equipos de sonido con su vozarrón.

Se sentía solo.

Estaba aterrado.

Esto era todo un lío y no sabía cómo arreglarlo. ¿Era arreglable? ¿Blaine le daría la oportunidad de explicar lo que había pasado? Su voz mientras cantaba le decía que no. La mirada que le dedicaba mientras soltaba las frases había sido mucho más dolorosa que las frases mismas.

Era obvio que Blaine no quería nada más con él.

Dios…

Él sabía que iba a pasar algo así. Lo había temido desde el momento en que Blaine apareció por su puerta, con todos los demonios que había creído guardados en su closet, con sus rizos y sus tentaciones. Sabía que iba a perder su corazón si es que lo apostaba de nuevo.

Habían cambiado demasiado en esos años.

Kurt se había vuelto más abierto, demasiado abierto, y le había agarrado miedo al compromiso. Blaine se había cerrado un poco más, había perdido ese encanto ingenuo que le caracterizaba y había dejado que los celos le corroyeran al pensar que él podría estar con otros.

Kurt no quería estar con otros. Kurt quería estar con Blaine, siempre lo había querido, lo había soñado casi a diario. No necesitaba que el moreno estuviera en la ciudad para saberlo, siempre lo había sabido.

La diferencia entre ese antiguo Kurt y el de ahora, quien ya no le tenía miedo a las demostraciones de afecto en público (las ventajas de una gran ciudad es que, como en otras cosas, eras una estadística más y la mayoría del tiempo a nadie le importaba lo que hacías), y eso no había pasado por alto en Blaine, pero no veía cómo hacerle entender que un abrazo o un beso con Iliana y Puck no eran lo mismo que un beso con Roy.

El beso de la noche anterior le había incomodado, le había dejado fuera de foco, pero había tenido que encarar la situación lo mejor que había podido. La noche anterior le había dejado bastante claro al actor el que entendía que estuviera confundido, pero que no podía besarle así como así, que tenía un novio, que si seguía teniendo dudas sería bueno que hablaran pero que estaba poniéndole en un pésimo lugar. Era algo egoísta, pero Roy no era un buen amigo, sólo algo más que un compañero de trabajo.

Blaine no había siquiera esperado una explicación.

Blaine le había dejado solo en el bar. Le había dejado solo en la cama. Le estaba dejando solo ahora.

Y a Kurt lo estaba matando.

Se dejó caer en la vereda, cruzando los brazos para ver si algo hacían para quitarle algo de frío.

Podía sentir las lágrimas sobre sus mejillas, cálidas en su piel helada, y lo salado de éstas cuando llegaban a su boca. Podía sentir el ruido de los autos sobre sus sollozos, el aire que golpeaba su cara y las miradas extrañadas de los peatones.

Podía sentir el miedo en su sangre ante la posibilidad de quedar solo, sin Blaine, de nuevo.

No creía ser capaz de aguantarlo.

Se sentía como si pendiera de una cuerda, con un gran vacío a sus pies. En el momento en que Blaine dijera las palabras, en el momento en que volviera a terminar con él, Kurt caería y no dejaría de caer jamás.

Dios.

Tenía tanto miedo.

Se preguntó si debía volver. Era un profesional, el show debía continuar, pero no quería tener que ver a Blaine. Si no lo veía no podían terminar, ¿no?, si lo evitaba y no hablaba más con él podrían mantenerse en ese limbo para siempre sin llegar a caer. Preferiría quedar para siempre con la incertidumbre de si Blaine aún le amaba que saber que las cosas habían terminado.

Prefería cualquier cosa antes de caer de nuevo.

Blaine nunca había dejado de tener su corazón y ahora amenazaba con llevárselo de nuevo.

La nieve caía con más fuerza que nunca y Kurt podía sentir como se amontonaba sobre su cabeza y hombros, cómo mojaba sus brazos y cómo sus piernas parecía que se iban a congelar.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había empezado a correr, cuánto tiempo había estado tirado en el piso, ni en qué momento el frío del invierno se le había metido en el corazón. Su diva interna, su Rachel, le decía al oído cosas como las que se había inventado cuando Finn había estado con Quinn… No necesitaba a un hombre para ser una artista, podía usar ese dolor para ser el más grande intérprete que había pisado las tablas en Broadway si quería.

No necesitaba a Blaine.

Podía ser un gran actor sin Blaine a su lado.

Que se llevara su corazón, sería un actor con él o sin él.

Le mataría, tendría sólo la mitad de la vida que merecía, jamás encontraría amor en ningún lugar, pero no se iba a dar por vencido.

Kurt jamás le diría adiós a Blaine, pero estaba bien si Blaine le quería volver a decir adiós a él.

Que se llevara su corazón. Podría vivir mucho mejor sin él, si es que tener uno significaba sentir que moría cada momento que estaba sin Blaine.

Que se llevara su corazón. Kurt moriría de a poco, pero no importaba. Ya nada importaba ahora.

Que se llevara su corazón, sin Blaine a su lado no lo necesitaba.

Se puso de pie, mirando a su alrededor. Estaba en la avenida Broadway aún, Broadway con la 54, cerca del Hotel Ameritania, a medio camino del teatro y el Central Park. Las calles estaban vacías. Demasiado desiertas para un día en esa calle.

Las puertas de los teatros estaban cerradas después de que el público había entrado a ellos.

¿Cuánto tiempo había estado ahí, lamiéndose sus heridas?

Tenía que correr. Quizás aún tenía tiempo para volver al teatro y presentarse. Matthew sin duda podría hacer un gran trabajo en su lugar, pero este era su personaje. Este era su Maurice y nunca antes había necesitado tanto como ahora poder poner sus emociones ahí, frente al público.

Corrió por las calles, corrió con toda la fuerza que le quedaba, olvidándose del frío y de sus ojos rojos.

Cuando llegó al teatro fue Vivianne la primera que le vio, asombrándose de su horroroso estado y envolviéndole en una manta.

"Matthew acaba de dar el mensaje de la contestadora, si te vistes podrás salir para Over the Moon. Apresúrate" dijo la mujer, mientras le ayudaba a maquillarse.

Nunca antes Kurt se había vestido tan rápido para salir a escena.

Dios.

"¿Dónde está Blaine? ¿No tendrá problemas con que llegue en la mitad de la obra?" preguntó Kurt mientras se ponía la camisa azul que había tenido antes. La camiseta blanca que había estado usando hasta ahora estaba mojada pero quizás se podría secar de alguna forma para cuando tuviera que usarla nuevamente. Los pantalones húmedos serían algo a lo que se tendría que acostumbrar pues no había manera de que el cuero se secara en tan poco tiempo y era la única prenda que se mantenía durante toda la obra.

"Dejó dicho que si llegabas debías salir a escena, así que no creo, pero no tengo idea dónde está. Debe estar tras bambalinas" dijo Vivianne, mientras ponía corrector alrededor de sus ojos para ocultar lo rojo de sus párpados después haberle puesto gotas para calmarlos.

Estaba todo listo.

Chaqueta de cuero en sus hombros, el casco en sus manos, la moto con la que debía entrar que odiaba aunque fuera de utilería.

Las voces de sus compañeros de elenco le llegaban con fuerza.

Tomó aire, dejando que el miedo que había sentido hacía unos segundos se fuera. Ya no era Kurt. No ahora. Durante lo que quedaba de obra sería Maurice. El mejor Maurice que Broadway hubiera tenido el placer de ver.

"Y está empezando a…"

"Y está empezando a…"

"Y está empezando a…"

Las luces se apagaron. Maurice entró a escena, con las piernas alrededor de la moto y el casco ocultando su rostro.

Cuando fue enfocado por la luz principal fue Maurice quien dijo "John, hacia dónde está el escenario".

No Kurt, Maurice.

A Maurice no le importaba si John era Denis o Roy. A Maurice no le interesaba si Blaine estaba tras bambalinas o en la butaca que había tenido su nombre desde que había comprado el primer boleto para su primera obra. Maurice no tenía el corazón roto, ese era Kurt… y Kurt se había quedado fuera de ese teatro, en el pavimento helado de una calle de Broadway.

"… nevar"

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"Sin ti, la mano aprieta, el oído escucha, el pulso palpita. La vida sigue, pero yo me fui, porque yo muero sin ti" Cantó Kurt.

Kurt, no Maurice.

Kurt, abrazado a Roy e Iliana. Kurt, llorando a mares con la excusa de una escena.

Kurt, recordando el momento en que le había cantado esa canción a Blaine en el balcón de su departamento.

Las luces iluminaban el escenario mientras los hombres repetían "Yo muero sin ti" y las mujeres "No hay momento como el ahora".

La obra había acabado.

Maurice había dejado el escenario para ser reemplazado nuevamente por el actor.

Entre lágrimas Kurt podía ver que Blaine no estaba con ellos arriba del escenario, sino en la butaca que él le había reservado tanto tiempo atrás. Aplaudía y lloraba.

Aplaudía, lloraba y le miraba con amor y algo parecido al arrepentimiento.

"No hay momento como el ahora" cantaron todos.

En un torbellino de emociones Kurt se encontró frente al público, haciendo reverencias y sonriendo. Aplaudiendo hacia Puck y sus chicos de sonido, quienes reían y aplaudían con ellos. Aplaudiendo hacia Blaine, quien se sonrojaba hasta las orejas cuando Iliana le subía al escenario, con todo y bolso, para que aceptara las ovaciones que merecía siendo el director.

El aplauso del público duró una buena cantidad de minutos antes de que el fondo musical de Seasons of Love empezara, con los músicos y sonidistas interpretándola.

Puck no perdió tiempo en dirigirse a él y abrazarle con fuerza antes de situarse junto a él y empezar a cantar con el resto del elenco. Le abrazó, jugó con su pelo, y le dijo que estaría con él pasara lo que pasara mientras la solista cantaba.

Salieron varias veces a recibir aplausos.

El telón cayó antes de que Kurt se pudiera preparar para una posible confrontación con Blaine.

El escenario estaba casi vacío, excepto por un par de chicos de sonido y Puck. Y sus pies. Y los de Blaine.

Kurt alzó sus ojos para ver al hombre frente a él antes de que ninguno de los dos pudiera hablar.

"Discúlpame. Reaccioné muy mal" dijo Blaine, tomándole una mano. Kurt se quedó callado pues no tenía idea qué decir. Sentía que su cerebro se había apagado. "Después de mi pequeña pelea con Roy, bueno… me explicó todo lo que pasó. Cómo forzó el beso debido a sus dudas, tu reacción, cómo le pediste que no lo volviera a hacer pues tenías una relación conmigo que no querías arriesgar. Me siento horrible. Ni siquiera te di la oportunidad de contarme tu lado de la historia antes de asumir que de alguna manera era algo que habías querido. Siento que lo arruiné todo y no sé cómo arreglarlo"

"Yo tampoco sé" dijo Kurt después de un rato. Se cubrió los ojos con una mano, ocultándolos de la mirada de Blaine.

"¿Puedo abrazarte?" preguntó Blaine. El castaño asintió no porque quisiera realmente, sino porque era una tentación demasiado grande como para pasarla por alto.

Los brazos del moreno se entrelazaron tras su espalda, pasando por su cintura. Su cabeza se apoyó en su hombro y un suspiro acarició su cuello.

¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora?

¿Todo ese tiempo que había pasado llorando, todo ese dolor que había sentido, tenía que desaparecer cuando Blaine pidiera disculpas?

Aún tenía miedo. Aún estaba aterrado de que Blaine le dejara. Aún tenía la impresión de que era mejor perder al amor de su vida de una vez y para siempre que esperar a que éste se arrepintiera algún día y le volviera a dejar solo.

Pero no quería.

El calor de Blaine en sus brazos, el olor de su cabello, las palabras que murmuraba contra su cuello aunque sabía que no le estaban entendiendo, eran demasiada tentación.

No le había dejado de amar en cuatro años.

Parecía imposible pero le amaba tanto como entonces, su corazón aún se hinchaba cuando le sentía cerca, sus latidos aún se aceleraban cuando escuchaba su voz. Aún lo quería, aunque le hiciera daño a veces.

La felicidad que le provocaba estar con él hacía que cualquier daño pareciese valer la pena.

El calor de su pecho contra el suyo era suficiente como para derretir el hielo que había creído que se apoderaba de él.

"Necesito cambiarme, Blaine. ¿Me acompañas? Tengo algo que quisiera darte" dijo Kurt, sin separarse del abrazo.

El moreno le acompañó en silencio, pero no fue silencio lo que les acompañó sino las voces de sus amigos y compañeros mientras celebraban el estreno. A muchos les había ido a ver su familia por lo que iban saliendo con ellos a cenar o esperaban que terminaran de arreglarse para poder ir con amigos a descansar por la noche. Puck seguramente había ido a buscar a Rachel a su propia producción, por lo que ya debía haber desaparecido de escena. El ruido de la gente se acababa a medida que se acercaban a su camarín, pero no dejaba de ser un sonido de fondo que les acompañaba en su silencio.

Kurt compartía camarín con Andrés y uno de los solistas. Ambos habían desaparecido, dejándole el camarín desierto pero ordenado.

Blaine entró tras él y se sentó en una de las sillas frente a los espejos, intentando darle un poco de privacidad mientras Kurt se sacaba los pantalones húmedos (debía recordar tomar algún antigripal luego si es que no quería enfermarse) y se vestía con su ropa de siempre. Cuando los vestigios de Maurice estaban bien guardados, o secándose junto a la calefacción, y el maquillaje se había ido completamente de su cara, recién ahí Kurt se sentó frente a Blaine.

"Tengo que decir algo, antes que las palabras se me escapen y pierda el valor. Si no lo digo ahora es poco probable que lo diga después" dijo el actor, con sus manos nerviosas frente a él. La espalda recta en la silla, las piernas cruzadas. Su cuerpo entero era una defensa a la tentación de lo que fuera que Blaine pudiera ofrecerle, porque podía ofrecerle cualquier cosa y Kurt estaba seguro que aceptaría. "Tú solías ser mi mejor amigo, mi novio, mi amante, la persona de la que estaba enamorado y a la que amaba. Hoy en día sólo puedo estar seguro de uno de esos roles. Yo te amo, nunca lo he dejado de hacer. Tienes en tus manos, sin saber, mi corazón y mi alma. Si te vas y me dejas te los llevarás para siempre, pero tu felicidad me importa tanto que te dejaría hacerlo mil veces si es necesario. Ya no eres mi mejor amigo, ni siquiera sé si podríamos ser amigos con mi actitud de ahora y todo ese abismo de cuatro años entre nosotros. Amantes es algo que podríamos seguir siendo, siempre y cuando ese título sea dependiente de que seamos novios o no. No me acostaré contigo si no lo somos, o al menos quisiera evitarlo. Ya de por sí me rompería el corazón que no fuéramos pareja, no necesito más dolor que ese… pero no sé si tú aún quisieras ser mi novio"

Blaine hizo el amago de comentar algo, de interrumpirle, de hablar. Kurt le silenció con una mano.

"De lo único que puedes estar seguro es que, si bien quizás ya no estamos enamorados como antes… si bien puede que el tiempo nos haya cambiado… Yo nunca he dejado de amarte" siguió Kurt, con un dejo de tristeza que permeó hasta su voz, quebrándola.

Se giró un poco en su silla hasta alcanzar su bolso, de donde sacó el pequeño paquete en el que había envuelto el regalo. Era una caja delgada, como la de los habanos. No era mucho, ni siquiera era un gran obsequio, pero era necesario. Era un símbolo.

"Hoy es Navidad, y tu debut como director. Quería darte algo que para mí es muy especial. Puede que sea mucho, pero es algo que te pertenece" explicó Kurt, mientras le entregaba la caja para que lo abriera.

El actor no supo cómo interpretar las emociones que cruzaban el rostro del hombre frente a él mientras miraba el interior.

"Me lo traje de Lima esperando tener algo que me ayudara a recordarte y lo escondí del mundo cuando quise olvidarte… pero nunca pude botarlo. Jamás pude olvidarte y en vez de desterrarte de mi corazón como debiera haber hecho te escondí, escondí todos mis sentimientos, junto con ese disco" explicó Kurt, mientras veía que una lágrima resbalaba por la mejilla de Blaine. "A veces me es difícil creer que estás de vuelta y aún estoy aterrado de que me rompan el corazón de nuevo… pero eres tú. Es como si, con tu sola presencia, me ayudaras a salir del pánico y me ayudaras a respirar de nuevo".

"Esto… esto tiene tantos recuerdo, tantas memorias" murmuró Blaine, limpiando la lágrima que había caído sobre la carátula del Teenage Dream.

Con una mano lo dejó en la mesa mientras buscó algo en su bolso. Luego le extendió a Kurt una bolsa de papel de regalo del tamaño de una carpeta. Bastante pesada.

"Quiero que veas primero el regalo pequeño" dijo el moreno con una sonrisa dulce.

Kurt lo abrió con los dedos ligeros, pero temblorosos.

Adentro de un papel plateado una copia nueva de Teenage Dream le esperaba, aún dentro del plástico transparente. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

"Ese día en la disquera… cuando lo vi supe de inmediato que tenía que comprarlo. Mi copia estaba perdida pero tenía tantos recuerdos que no quería olvidar. Encontrar una copia nueva… Era un símbolo" dijo Blaine, y Kurt tuvo que ahogar el sollozo que amenazaba con salir de su boca. "Olvidemos el pasado, empecemos de nuevo. Creemos nuevos recuerdos, nuevas memorias, que no duelan tanto" pidió el moreno, levantándole el rostro con una mano bajo su barbilla.

Kurt negó con la cabeza.

"El pasado no es algo que podamos olvidar, aunque queramos. Lo que nos duele ahora, no nos dejará de doler porque lo queremos olvidar" respondió Kurt, sonriendo. "Pero sí quiero empezar algo nuevo contigo, crear nuevos recuerdos, nuevas memorias, de modo que los buenos momentos nos ayuden a tolerar el dolor, a superar los celos y el miedo"

"Quiero que abras el regalo más grande ahora" pidió Blaine, con algo de incertidumbre.

Envuelto en un papel rosado muy fuerte se encontraba un libro. O algo que parecía serlo. Bajo el envoltorio había hojas, ordenadas y anilladas. La mitad posterior del libro tenía hojas pauteadas con notas musicales, notas que a Kurt le eran completamente desconocidas. La primera mitad… tenía escrito en la letra desgreñada del moreno "Reina y Rey de almas", más abajo tenía el nombre de Blaine. Abrió el libro, intentando entender qué era lo que tenía en sus manos.

Una nota, escrita con cuidado, le explicaba todo lo que debía saber al respecto.


'Querido Kurt.

Lo que tienes en tus manos es la partitura, composición y libreto de una obra musical. Tú musical.

Me ha tomado un tiempo poder llegar a componerlo, pero fue por mucho tiempo lo único que me mantuvo en pie cuando creí que no podría soportar el no tenerte cerca.

Te amo.

Es algo que tienes que saber. Te amo, siempre te he amado y siempre te amaré.

Tú me inspiras a ser mejor, a ser yo mismo.

Tú me mueves con tu valentía, tu coraje, tu lealtad, tu honestidad y tu compasión.

Quien siempre te amará,

Más allá de la distancia y el tiempo,

Blaine 'Warbler' Anderson.


Kurt volteo hojas, dejó que sus dedos bailaran entre los papeles y miró las palabras que decoraban cada dialogo. Acarició la textura en sus manos, olió la tinta en ellos y la goma de borrar en algunas partes que parecían haber sido arregladas.

Besó la portada mientras cerraba los ojos, mientras sus lágrimas caían libres por sus mejillas.

"Lo empecé a escribir la noche de tu debut y lo he seguido componiendo, arreglando, hasta hoy. Esta es tú historia, no sólo porque me inspiré en ti para el personaje principal sino porque fuiste la razón por la que siquiera empecé a escribir. Todo lo que está en esas páginas te pertenece" decía Blaine, en el fondo de la habitación. "Necesitaba algo en qué enfocarme si es que quería mantenerme donde estaba y no correr a tus brazos como quería, porque estaba seguro que si te veía no te iba a poder dejar ir de nuevo. Incluso ahora sé que no te podría dejar ir"

Kurt a penas le escuchaba por encima del estruendo que tenía en los oídos.

Blaine… había estado pensando en él en esos años de separación, de desesperación.

Blaine… realmente había pensado en él. No le había olvidado.

Blaine le amaba.

No había nada que temer.

Con un sonido que mezclaba una risita y un sollozo Kurt dejó el libro y el disco junto a él en la superficie frente al espejo.

Estiró una mano hacia Blaine, ofreciéndosela para que la estrechara.

"Me gustaría empezar de nuevo. Hola, soy Kurt Hummel" dijo, mientras se secaba las lágrimas.

El moreno miró la mano, la estrechó.

"Blaine Anderson, gusto en conocerte" respondió, antes de tirar de su mano hasta que el castaño cayó entre sus brazos.

Kurt le abrazó con fuerza. Sonriendo. Feliz. Sin miedo al futuro.

Blaine le amaba. Cualquier otra cosa era irrelevante o superable. Juntos podrían superar cualquier cosa.

No había nada de que temer.

Así que, feliz, Kurt rió.

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...FINIS...