Como ya va siendo habitual, otra traducción, un muy corto fic en este caso, Earwax de RedandBlackBeads. Como siempre, recomiendo leer el original, si es posible. Ver mi perfil para el enlace.

"¡Vaya! ¡Cera de los oídos!"

Harry levantó la mirada hacia Dumbledore, frunciendo un poco el ceño.

"Uh…¿señor?"

"¿Si, Harry?", a Dumbledore le brillaban los ojos al contestarle.

"¿Cómo sabe exactamente a qué sabe la cera de los oídos?"

Y para la sorpresa de Harry, Dumbledore se sonrojó mucho, casi completamente rojo, antes de soltar una risita de todo corazón, empujarse las gafas de media luna más arriba y ajustar su asiento al lado de la cama de Harry. Se aclaró la garganta y miró a Harry fijamente a los ojos, con una pequeña sonrisa indulgente en su anciana cara.

"Bueno, verás, Harry, cuando un hombre y una mujer – o dos mujeres, o dos hombres – o, por supuesto, más de dos, eso puede suceder y de hecho sucede – se quieren mucho…"


Dos horas más tarde.

"…y así, Harry, mi muchacho es como sé a qué sabe la cera de los oídos."

Harry se quedó mirando a su Director, con la cara poniéndosele alternativamente de un rojo escarlata, un interesante verde pastel y de un tono blanco sin precedentes en una fascinante disposición en forma de manchas.

"¿Harry?"

"¿S…s-señor?", la voz de Harry le salió embarazosamente aguda mientras apenas se la arreglaba para chirriar esa única palabra.

"¿Hm?", Dumbledore miró con cariño a su estudiante favorito.

"¿E-El…uh…u-u-usted…?"

Dumbledore sonrió un poco, le dio una palmadita en la rodilla a Harry (ignorando, o no dándose cuenta del gritito de Harry y de cómo se echó hacia atrás, agarrando la manta protectivamente hacia sí) y cogió otra Gragea Bertie Botts de Todos los Sabores. Metiéndosela en la boca se quedó congelado, para masticarla pensativamente durante un largo momento, antes de tragar ruidosamente, relamiéndose un poco los labios y exclamando a continuación:

"¡Qué intrigante! ¡Orina de Hipogrifo!"

Sabiamente, Harry prefirió no hacer comentarios.