Yo: Finally~ Segundo capítulo~

Yuki: Después de siglos!

Yo: Y a pesar de haber tenido muuuuchos problemas para seguirlo cofcofescuelacofcof aquí les dejo el segundo capítulo~

Yuki: Bien esperamos que les guste!

Hetalia no me pertenece. Es del asombroso Hidekaz Himaruya :D y lo sera hasta que Prusia logre volver a ser un país... Y el mundo sea invadido por pollitos ninja~ (?)


-Che? Esto no puede ser posible! -gritaba Isabella- Son unos incompetentes, bastardi!-bufo molesta- Si quieres que algo se haga bien debes hacerlo tu mismo- dijo mas para si misma. Esa era cosa de todos los días desde que llego a aquella ciudad. Su trabajo era simple: Cobrar cuentas pendientes. Como cabeza de la mafia italiana, solo ordenaba y los demás cumplían pero para ella todos eran tan idiotas que ni siquiera a un gatito podrían atrapar. Así era la vida de Isabella cuando no estaba en Roma visitando a su abuelo y hermano. Era despiadada y fría diferente a como actuaba con su familia. Ella había decidido dejar la mafia pero un trabajo del que le era imposible huir, mas por gusto que por obligación, cayó en sus manos.

Le habían estado siguiendo la pista al asesino de sus padres por 13 años y aparentemente lo habían encontrado. Dejaron el expediente de éste en el escritorio de la italiana, que ni cansa ni perezosa comenzó a revisarlo, sorprendiéndose al instante por el parecido extremo que tenía con cierto español que había conocido unos días antes.

-Diego Fernández Carriedo…. Traidor en potencia… -leyó en voz alta tratando de controlar su rabia- Buscado en todo el mundo por asesinato de 2 miembros importantes de la mafia…. Edad: 36 años, 2 hijos, viudo. Actualmente se encuentra residiendo en España pero no se sabe su ubicación exacta– esa última parte le cayó como un balde de agua fría. Releyó esas palabras una y otra vez tratando de asimilar todo- España….España… -repetía para si misma. Si quería vengarse de ese hombre tendría que viajar a aquel país en el que inevitablemente se encontraría con Antonio y no quería que él se enterara de su trabajo.

Pero eso ahora era lo de menos. Después de tantos años al fin había logrado dar con aquel que le había destrozado la vida y no se iba a detener por nada del mundo. Tan pronto como terminó de leer aquel expediente, ordeno que le consiguieran un vuelo inmediato a España. En pocos minutos, ya estaba en su auto rumbo al aeropuerto, preparándose para lo que pudiese venir.

Al mismo tiempo, Antonio estaba en su casa, peleando con su padre como siempre lo hacia.

-Ya te dije que no me voy a casar con Emma!- gritaba el menor

-Tendrás que hacerlo si quieres que la riqueza de la familia se conserve- contesto con tono sereno su padre

-Pero papá! No la amo! –

-Y crees que yo amaba a tu madre? – esa respuesta le cayo como un balde de agua fría a Antonio – En esta vida nadie se casa por amor, sino por conveniencia

-Pero eso fue hace siglos! No piensas quedarte con esas costumbres arcaicas que solía poner mi bisabuelo en práctica, o si?

-Aun eres muy joven para comprender lo injusta que puede ser la vida… Dentro de 2 meses te casaras con Emma y no se diga mas- y dicho esto, salió de la habitación dejando a Antonio con las palabras en la boca. El jamás creyó que su padre fuese tan codicioso para llegar al punto de casarse y tener un hijo por conveniencia.

Completamente furioso salió de su casa, tomo su auto y se dirigió a un pequeño parque cerca del aeropuerto. Siempre iba ahí cuando necesitaba calmarse y pensar en ciertas cosas, siendo el sonido de los despegues y aterrizajes lo que lo tranquilizaba. Cuando llego, se sentó en una pequeña banca que había por ahí, mirando en todo momento hacia la entrada del aeropuerto observando a la gente entrar y salir, mientras a lo lejos se veían los despegues y uno que otro aterrizaje. De repente, al ver la puerta de entrada, alcanzo a divisar una cabellera castaña con un rulito extraño sobresaliendo. Se talló los ojos esperando estar alucinando pero en cuanto volvió a ver al frente, se encontró con quien menos pensaba. Isabella esta ahí, entrando a un flamante automóvil deportivo rojo. Antonio se sonrojo levemente al verla y se levanto rápidamente corriendo hacia el auto, pero siendo lento ya que ella había arrancado para cuando el español llego.

-Bella… - susurro con felicidad observando el brazalete que la italiana le había dado, regresando la mirada al frente por donde aquel auto había desaparecido.

Isabella por su parte no se había dado cuenta de la presencia de Antonio, en cambio estaba mas que concentrada en lo que tenia que hacer. De repente, sonó su celular y ella contesto.

-Pronto…- su ceño se frunció en cuanto escucho la voz del otro lado

-Isabella Vargas…. Vaya, vaya… Tu nunca esperas cierto? Me recuerdas?

-Tsk…. Como conseguiste mi nùmero, bastardo…

-Tengo mis contactos, Bella…. Me entere que estas buscándome por toda España-

-Y que si lo estoy haciendo? Si tan seguro estas de que no voy a encontrarte entonces no veo de que debas preocuparte, imbécil...

-Hm… Eres hábil pequeña… No estaría mal encontrarnos un día de estos…

-Tienes razón…

-Pero por ahora tengo asuntos pendientes que debo atender y que no puedo aplazar…. Espero que comprendas…

-Claro… Yo también tengo varias cosas que hacer…Espero verte pronto, Carriedo… No sabes las ganas que tengo de llenar tu maldito cuerpo de plomo- y dicho esto, la italiana colgó, soltando un largo suspiro de alivio pues durante toda la conversación había estado demasiado tensa

Mientras tanto del otro lado de la línea, Diego Fernández encendió un cigarrillo haciendo una mueca parecida a una sonrisa, dejando después salir una risa burlona al mismo tiempo que soltaba el humo.

-Vaya, vaya, vaya…. Has crecido bastante Bella….- dijo para si mismo mientras miraba una fotografía de la familia Vargas donde Diego y su hijo salían sonrientes, tal y como el solía ser antes. Frunció el ceño y después apago su cigarrillo en la foto quemándola por completo. Desde que traiciono a su mejor amigo, su único objetivo era acabar con toda esa familia sin importar sobre quien había que pasar con tal de poder cumplir esa meta.

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No sabía si era cierto o si su mente le estaba jugando una mala pasada. Pero lo que si sabia era que lo que había sido uno de sus peores días se había convertido en uno de los mejores con solo ver a Isabella. Esa chica por la que había soltado varios suspiros y en la que no dejaba de pensar. En su mente siempre estaban esos expresivos ojos color verde olivo y esos labios rosados que lo incitaban a comerlos a besos. En la mente de Antonio no había otra más que Isabella. Incluso al pensar en ella sentía como si todos sus problemas desaparecieran. Tenia que verla de nuevo, así tuviese problemas con su padre, tenía que verla.

Tomó su auto y regresó a casa donde encontró a su padre como siempre, en su despacho. Pasó por su oficina y escucho una de las tantas reuniones que él tenía con sus "compañeros de trabajo" pero no les tomó importancia, siguiendo su camino hasta llegar a su habitación. Saco una maleta y metió en ella lo suficiente para 1 semana de viaje. Tenía que ver a sus amigos para pedirles un par de favores. En cuanto estuvo listo, salió de su casa, no sin antes dejar una nota para su padre sólo explicándole que había tenido que salir de emergencia por un asunto del trabajo. Tomó un taxi y se dirigió al aeropuerto, donde compró un boleto para viajar directo a Francia. Una vez que llegó allá, se dirigió sin pensarlo dos veces a casa de su mejor amigo, Francis Bonnefoy, un chico alto de ojos azules, con cabello rubio y largo hasta los hombros, con fama de ser un pervertido y mujeriego.

-Mon ami Antonie~ Cómo te ha ido! Hace poco que viniste a visitarme! Que te trae por aquí mon amour~

-Vine a pedirte un favor…- comenzó Antonio algo nervioso- Necesito que me ayudes a localizar a una chica

-Oh~ Estas enamorado cierto? – contestó el francés codeándolo levemente, mientras le sonreía con complicidad- Por supuesto~ Yo te ayudaré~ Pero dime… Tu padre no te reprimirá por esto?

-Francis… Qué debería preocuparme más… El amor de una chica o las reprimendas de mi padre?- preguntó Antonio a su amigo

-Oh mon ami~ Claro que debes preocuparte por esa chica~ No es cosa de todos los días encontrar a alguien que ponga tu corazón a saltar de alegría~

-Gracias, Francis! Eres el mejor! Te daré el mejor vino que exista sólo por ayudarme!

-Tranquilo, mon ami~ No es nada~ Lo hago con todo el gusto del mundo~

-Bien! Ahora debo irme…. Prometo regresar dentro de 2 días! Y te traeré una sorpresa~

Antonio salió lo más rápido que pudo de la casa del francés, no sin antes agradecerle por casi millonésima vez la ayuda a lo que su amigo solo asentía con diversión. El español se dirigió entonces al aeropuerto, tomando un vuelo a Alemania esta vez. Durante todo el trayecto no podía dejar de pensar en la razón de las locuras que hacía: Isabella. Justo después de eso, una dudad se hizo presente. La italiana nunca le había dicho su apellido... Pero en menos de lo que canta un gallo se le ocurrió una solución a ese dilema... Solución que encontraría con un viejo amigo. Salió del aeropuerto y se dirigió a una casa en el centro de Brandeburgo. Tocó la puerta en cuanto llegó, esperando que alguien abriera, siendo recibido después de unos segundos por un chico albino de ojos carmesí

-Antonio! Qué hace alguien casi awesome como tú por aquí- Preguntó el albino haciendo al español pasar a su casa

-Gilbert! Amigo! Vengo a pedirte un favor enorme!- dice entrando a la casa- Tu hermano es militar cierto?

-West? Ja~! Pero no veo de qué ayuda pueda serte... Él ahora mismo está en Italia por un encargo que le pidieron- dijo el ojirrojo sin entender

-Y tú aún tienes contactos dentro, cierto? - preguntó Antonio

-Claro~ Ore-sama aún es influyente, sabes?

-Es justo lo que necesito!-dijo el ibérico, sacando de su pantalón una fotografía que le había tomado a Isabella cuando ella no se daba cuenta, el día de su cita- Puedes ayudarme a encontrar a esta chica?

-Kesesesese~ Estás enamorado~ Y es bastante linda~ -dijo el albino mirando con detenimiento la fotografía- De acuerdo~ Mi fantástica persona te ayudará!- dicho esto, sacó una computadora y comenzó a buscar a la chica, que por alguna razón se le hacía conocida- Podrá ser... -murmuró para sí mismo mientras buscaba la información. Después de un rato de buscar, logró dar con Isabella.

-Es ella! Isabella Vargas... -por alguna razón ese apellido le sonaba familiar pero no recordaba dónde lo había escuchado. En cambio, Gilbert sí lo sabía. Ella era la nieta de Romulus Vargas, mejor amigo de Dedrik Beilschmidt, su abuelo. Optó por mantener eso en secreto pues si lo decía no dudaba que el español trataría de investigar a fondo y averiguaría cosas que sería conveniente no salieran a la luz-Y dónde se supone que está?-preguntó Antonio

-De acuerdo con esto... Se encuentra ahora mismo... En España...-dijo Gilbert, haciendo que una gran sonrisa surcara el rostro del castaño

-En España... Entonces no alucinaba...-se dijo a sí mismo el ibérico

-Hmm... Es una chica muy linda~~ Será una maravillosa pareja para mi awesome persona~ Kesesesese~ -dijo el albino en tono de broma, ganándose una mirada asesina por parte del castaño, que no dudó ni un segundo en darle un golpe en la cabeza

-Ni se te ocurra acercarte a ella!- amenazó Antonio causándole escalofríos al pruso

-T-tranquilo! Era sólo una broma!- dijo Gilbert algo nervioso pues sabía que cuando de amor se trataba, el ibérico era alguien de temer

-Confiaré en tí... -murmuró el español, sentándose de nuevo, sin dejar de observar aquella fotografía en la pantalla de la computadora. De repente, algo lo sacó de su mundo de ensueño: una vocecita aguda y armoniosa, seguida de una bastante profunda y con un aire militar. Era el hermano de Gilbert, pero al parecer no venía solo.

-Bruder... Ya regresé- dijo el alemán, dejando sus maletas en la sala, al mismo tiempo que soltaba un suspiro- Bruder... Te presento a mi... amiga... -un lindo sonrojo adornó las mejillas del rubio- Su nombre es Felicia... Felicia Vargas... -detrás del ojiazul, salió una chica castaña, con ojos expresivos y una tierna sonrisa adornando su rostro.

-Mucho gusto~ ve~ -dijo la castaña, sin dejar de sonreir. A Antonio le pareció espantosamente familiar a alguien más, así que, como siempre, la curiosidad fue más fuerte.

-Felicia? Conoces a Isabella Vargas? -preguntó el ojiverde

-Claro~ ve~ -dijo la chica sonriendo- Ella es mi hermana mayor~ ve~ -lo último no hizo más que causar una gran impresión en el español, que se desmayó al instante, cayendo pesadamente al suelo. Habían sido demasiadas sorpresas, mas aún faltaba una... Una sorpresa que definiría el rumbo de su relación con Isabella, así como la forma en la que estaban destinados a terminar.

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Yo: Uff~ Hecho! Bien... Terminé el segundo capítulo a la 1:21 a.m... Es algo cortito pero logré terminarlo... Estando sola en mi casa y viendo High School Of The Dead *se muere de miedo*

Yuki: ¬¬ cobarde...

Yo: Harías lo mismo si te apareciera un zombie! Dx

Yuki: Claro que no! Sólo hace falta partirles la cabeza :D

Yo: o_o cierto... Bueno... Yo me largo! Muero de sueño y ya estoy alucinando... *ve Españas por todos lados(?)*

Yuki: Loca... *ve Akatsukis por todos lados(?)*