Perra.

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Resumen: Siempre fui una buena persona, pero los demás nunca lo apreciaron. Ahora sé que si quiero salir adelante en la vida, tengo que ser una perra y todos los que me hirieron se acodarán siempre de mi nombre.

Autora: risita.

Notas: Esta chica universitaria vuelve de nuevo a las andadas.

Disfruten de la lectura.

Naruto®es propiedad de Kishi. Este Fic es sólo mío.

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El otro lado.


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En el instante que recibí ese correo electrónico, sentí por primera vez que estaba cerca de obtener lo que tanto añoraba. No era un e-mail cualquiera, era el mensaje de la persona a la que había estado guardándole el mayor rencor que jamás pude sentir.

Básicamente, la señorita Karin me comunicaba que en una semana habría una reunión de la generación de la preparatoria. Hacía cinco años que no tenía noticias de ellos; tenía pensado ir a buscarlos uno por uno y hacerles saber todo el sufrimiento que viví por causa de ellos.

Esto debía ser un gran regalo del destino. De seguro todos irían a dicha reunión a aparentar ser lindas mierdas y sonreír hipócritamente, realmente detesto esas reuniones. Por motivos personales voy a hacer el gran esfuerzo de volver a verles las caras.

Me los dieron servidos en charola de plata.

Cuando llegué a Londres era una persona depresiva y sin ganas de nada; lo único que llegó a motivarme fueron mis deseos de venganza. Gracias a mi incidente del corazón tuve que recurrir a un nutriólogo, que me dio una dieta especial para mi estado de salud. También fui a un gimnasio a que me hicieran una rutina no muy pesada para ir fortaleciendo a mi corazón.

Con el paso de los años, la figura obesa que tantos problemas me causó fue desapareciendo. Ahora tengo un cuerpo envidiable, en forma y soy capaz de aguantar un maratón. Conservo mis hábitos alimenticios y las rutinas de ejercicios que me fueron asignadas a lo largo de cinco años. Me dejé crecer el cabello y ahora todas las mujeres me envidian, pues parezco un verdadero ángel.

No sólo perdí mis kilos de más, también perdí toda esa inseguridad y temor. Cuando terminé la carrera, hace un año aproximadamente, les exigí a mis padres un puesto en su importante empresa. Rápidamente aceptaron.

Ahora soy, por así decirlo, la líder de las empresas "Import It Corp.", que se dedica principalmente a la importación y exportación de productos de otras empresas.

Mi asistente personal, y único amigo, se llama Sai; podría intentar describirlo profundamente pero, es imposible. Es tan misterioso que, aunque los dos nos tenemos mucha confianza, es difícil saber cuándo tiene sentimientos verdaderos. Casi siempre tiene una sonrisa falsa en su rostro pálido, sus ojos son profundos y negros, al igual que su cabello, que es un poco largo. Él es mi brazo derecho.

Por eso ha decidido acompañarme en mi larga travesía de venganza. Estuvo dispuesto a ayudarme sin siquiera preguntarme las razones. Por eso él es la única persona en la que confío sinceramente.

En este momento estamos en el avión directo a Tokio, Japón. No puedo evitar sentirme nerviosa, y no es por lo que vayan a decir de mí, sino que siento tan cercanos mis deseos que estoy a punto de estallar de la emoción y no veo la hora de verlos realizados.

Sai me mira y me sonríe, es una sonrisa real. Parece que él también está feliz por mí.

Si mis cálculos son correctos, llegaremos una hora antes del evento, en la cual me arreglaré para dejar a todos boquiabiertos. Nada puede salir mal.

Justo como lo planeé, ya estamos aquí. Yo traigo un vestido negro y corto, con unas zapatillas rojas; mi cabello está totalmente suelto. Sai trae puesto un smoking negro con una camisa blanca desabotonada. Lucimos realmente apuestos.

El propósito de esta aparición no es el de socializar de nuevo, es para conocer los puntos débiles de esas personas y, cautelosamente en el futuro, hundirlos. Puede que sea una tarea fácil, pero no sería divertido si lo logro en menos de una semana.

—Buenas noches, bienvenida —me dice Ino—. ¿Cuál es su nombre?

—Sakura Haruno y él es mi acompañante Sai —me mira sorprendida. Sonrío.

—¿Sakura Haruno? —pregunta estupefacta.

—Esa misma —vuelvo a sonreír.

Me dio un gafete con mi nombre y procedí a entrar al lugar. Ino me seguía con la mirada.

Me dispuse a rastrear el lugar. Intenté ubicar a la zorra suprema, pero no estaba por ningún lado. A lo lejos pude divisar a Naruto Uzumaki, que sonreía al lado de Hinata Hyuuga. Intenté acercarme a ellos pero Sai me detuvo: la zorra suprema había aparecido.

—Hola Karin, ¿me recuerdas? —le pregunto.

—Disculpa, no tengo memoria en estos momentos, hay tanta gente que ni yo misma sé quién soy —cuando pronuncia esas palabras en lo único que puedo pensar es en su hipocresía.

—Soy Sakura Haruno.

—¿La gorda? —exclama.

—Ex gorda —contesto con una sonrisa de superioridad.

Me mira una y otra vez de pies a cabeza, como pensando que esto es un sueño, que no puedo ser la verdadera yo quién está frente a ella. Ilusa, si supieras a lo que vengo, estarías aún más sorprendida.

—¡Sasuke! —grita— Es tu amiga, mírala.

En ese instante, el pedazo sexy masculino se acerca a nosotras. Sonríe de lado y me mira como si estuviera satisfecho con mi desempeño.

—Me alegro de que estés aquí.

Por alguna razón, sus palabras retorcieron mis entrañas. ¿Estaba feliz de verme? ¿Podría ser él la única persona que esperaba mi regreso? Es raro, me siento como en casa.

Como si fuera obra del destino, Ino, Naruto y Hinata se acercan a nosotros.

—Hola a todos —saluda el rubio.

—¿Qué ha sido de sus vidas? —me pregunta Ino.

—Soy la vicepresidenta de la empresa de mi familia. Estoy aquí en gran parte porque vengo a hacer negocios, ¿y tú? —comento.

—Soy la asistente de Karin, siempre ha sido mi destino —contesta en mala gana.

—¿Eres asistente también? —le cuestiona Sai. Ella le sonríe y se sonroja. Al parecer le gusta.

—¡Qué rico está este queso! —exclamo mientras me llevo el bocado a la boca. Ino me mira e intenta agarrar uno también.

—No toques eso, recuerda que estás a dieta, tienes que bajar esos kilitos de más —le susurra Karin.

Ino hace una mueca. Ya sé cuál es la debilidad de la rubia.

Progreso: 1 de 3.

—Pues en lo referente a mi vida, yo tengo un restaurante. Decidí independizarme de mi familia y empecé prácticamente de cero. Es mi tesoro más preciado, si quieren mañana los invito a todos a comer —ofrece Naruto.

¿Un restaurante? ¡Bingo!

Progreso: 2 de 3.

—¿Y tú Karin? —cuestiono.

—Mi vida es perfecta. Estoy trabajando en la empresa de mis padres, tengo un cuerpo de envidia y está a mi lado el hombre más guapo y sexy del mundo —le da un beso en la mejilla a Sasuke—. Pronto nos casaremos, ¿verdad amor?

El Uchiha parece no estar muy contento, creo que está incómodo. ¿Será que él no tiene esos deseos?

La obsesión por un hombre es la peor de las adicciones. Dicen que si la padeces y el chico te deja, te autodestruyes y haces hasta lo imposible por conseguir aunque sea un poco de su atención.

Progreso: 3 de 3.

Voy a disfrutar a sobremanera quitarle a cada uno de ellos lo que más desean: un cuerpo escultural, un negocio establecido y un hombre de ensueño.

¡Oh, bendita perversión!