Egyptian Guitar by Kaiba Kisara
Chapter 1: Remember me
Los Templos estaban mudos, simplemente espectadores de tan regalo divino allí alineado en el cielo.
Y en aquella estrellada pero nublada noche, la aldea dormitaba para recuperar el aliento del día anterior. Un viento fresco acariciaba las dunas de arena, creando remolinos que se rompían unos contra otros, el dulce olor de la tranquilidad y el sonido del río Nilo era el escenario perfecto para las dos sombras que paseaban por la gran casa que se alzaba tras de ellos, resguardados por los mismos dioses.
La luna, en hermosos momentos, se reflejaba completamente en el Delta y bañaba de luz a los dos amantes que, mano con mano, caminaban a orillas del río Delta, en el Bajo Egipto, cerca de las tierras del faraón. Y sin importarles que el sol estaba cerca, lo que representaría el complimiento de sus tareas diarias darían inicio nuevamente, ellos disfrutaban su compañía, abrazados por la serenidad de la noche que aún se aferraba al cielo.
Ella era una hermosa mujer de cabello largo y plateado, de ojos azules y piel blanca como las nubes que acariciaban el vientre del cielo egipcio. Él, un hombre alto, moreno, de cabello oscuro y ojos azules; el sumo sacerdote de la corte del faraón. Ella, una simple mujer que le robó el corazón.
Ambos poseían ojos claros pero se diferenciaban en la intensidad: los del sacerdote Seth eran intensos como el agua que fluye por el río Nilo, imparable y divina mientras que los de Kisara eran fuertes como una rara gema, como lapizlásuli.
El sol, a lo lejos, comenzaba a asomarse entre la llanura, mientras que la pareja lo recibía con los brazos abiertos.
El sonido de la alarma hizo que Seto Kaiba abriera los ojos rápidamente hacia el lugar de donde provenía dicho ruido; la mesita de noche era iluminada por las luces del reloj. Aún no había luz que se filtrara en la lujosa habitación del CEO de Kaiba Corp., sin embargo el Kaiba mayor ya estaba despierto. Eran las cinco y media, lo que significaba que disfrutaría de un desayuno hecho por él mismo, sin que nadie lo molestara.
Suspiró, levantándose de su lecho con el cabello revuelto y la sábana enredada a su cuerpo.
De nuevo ese sueño.
Era tan real que se despertaba impregnado con el olor de aquella hermosa joven en su nariz. Que podía sentir la suavidad de sus labios y la gentileza de sus caricias, hecho por el cual su piel se tensaba, como si su cuerpo fuera atravesado por miles y miles de toques eléctricos algo significantes.
Decidió no pensar en ello para dedicarse a asuntos de vital importancia. Después de todo, un sueño era un sueño.
Después de bañarse y arreglarse, bajó a la cocina y decidió preparar un desayuno ligero pero completo. En menos de una hora estaba sentado en su oficina con una taza de café y miles de notas mentales traducidas al computador.
No se dio cuenta de la hora que era hasta que otro sonido, que conocía muy bien, lo hizo aterrizar. El teléfono sonaba débilmente a centímetros del CEO quien, suspirando, atendió la llamada.
-¡Hola señor Kaiba!
-Ishizu... -sonrió, algo débil pero con sinceridad.
-¿Cómo está tu día?
-Aún es temprano, pensé que descansarías unas cuantas horas más hoy.
-Bueno, sí, lo hize. Pero son las cuatro de la tarde, si bien recuerdo iríamos a comer hace una hora.
-Disculpa, supuse que me lo recordarías.
-Lo hize, pero supongo que un celular para tí no significa nada.
Seto hizo una mueca, realmente no necesitaba de mucho el celular ya que todo el día se encontraba en su oficina. O en su mansión, era rara la ocasión en que salía si no se trataba de trabajo. E Ishizu lo sabía muy bien, no por nada habían estado juntos desde hacía 4 años.
-Disculpa, Ishizu.
-Entonces, al menos, he de suponer, como hombre de honor y palabra que eres, me compensarás tu falta.
-Hmmm, ¿podría pensarlo?
-Oh, claro... por supuesto.
El sarcasmo era un hábito compartido.
-Bien, te espero donde siempre.
-Por supuesto -y ambos colgaron.
El CEO terminó una gran parte de su proyecto, el en cual tenía dos años trabajando. Y nisiquiera a Ishizu le había comentado algo acerca de lo que traía en mente, era un proyecto ambicioso, de carácter Kaiba. Volvió a suspirar, mirando a la pantalla ponerse negra, levantándose de la silla alzó la vista hacia la ciudad que era cubierta de un manto azulado, claro pero vibrante y lleno de vida, no pudo evitar sonreír ampliamente. Sin darse cuenta.
Algo en esos colores llenos de vida le hacia recordar a la chica en sus sueños. A ese sueño tan real.
Inspirada por la canciónSpanish GuitardeToni Braxton y muchas, muchas horas de pensar en tí. Y de pensar en un pasado hermoso, que sé nunca volverá.
Dedicado a mi más grande amor en vida, Christian Alexander Anderson.
Remember me de Josh Groban & Arena Tina, del soundtrack de la película Troy.