Egyptian Guitar
by Kaiba Kisara
Chapter XXX: Epilogue
Kisara no despegaba la mirada de la pantalla, aquellos números aún aparecían en azul, al parecer todo se encontraba en orden, tal y como Seto Kaiba lo había previsto. A su lado se encontraba Mokuba, quien también supervisaba que la operación estuviera al día.
"¿Y qué tal va, señora Kaiba?"
"¡Mokuba!"
El pelinegro no pudo contener una risa infantil que explotó en la sala.
Y tal como había prometido, al año siguiente de su partida, el CEO había pasado por ella al aeropuerto, un día extrañamente lluvioso para ser marzo, donde las flores de cerezo nacían en la copa de los árboles mientras éstos danzaban bajo la primavera.
Al día siguiente pasó a ser oficialmente Kaiba Kisara en una ceremonia privada para un puñado de amigos, amigos de Mokuba y Kisara y, aunque no quisiera aceptarlo, también amigos de Seto Kaiba; una hermosa ceremonia que el CEO llevaba planeando desde que Kisara lo había dejado a él en Domino City, solo con sus pensamientos y recuerdos.
"Con Bakura y Joey es más que suficiente…"
"Si ya dejaron de chismear, me gustaría que volvieran a su trabajo"
La voz de Seto Kaiba inundó la habitación, calmada y lejos de ser agresiva, pero con su característica autoridad. Su gabardina ondeando en el aire con superioridad, haciendo notar su presencia.
"¡Seto!" Mokuba se cruzó de brazos, enmarcando un puchero, pero volvió su vista hacia la pantalla.
"¡A la orden!"
Kaiba sonrió satisfecho mientras avanzaba hacia aquella habitación, los ventanales alargados y coloridos reflejaban una amalgama de colores sobre el suelo gracias a la luz contra ellos, un entorno adecuado para lo que estaba por suceder: pues frente a él se encontraba el faraón.
"Sistemas operando a la perfección" la voz de Kisara resonó en el audio de Kaiba, "no hay error detectado"
"Perfecto"
"Seto…"
Kaiba esbozó una sonrisa al escuchar la suave voz de su esposa por el comunicador, hoy podía decir que lo tenía todo: la mujer que más amaba se encontraba a su lado siendo su esposa, su corporación estaba al día y nueva tecnología estaba por cambiar al mundo. Y ahora, estaba por derrotar al faraón.
"Oye, por cierto" la voz de Mokuba tomó a la mujer por sorpresa, "¿cuándo le vas a decir que seré tío?"
Las mejillas de Kisara se tornaron rojas, pero pudo sonreír con suavidad y verdadera alegría, colocando una mano sobre su vientre.
"En cuanto gane el duelo"
Al parecer, por más que el tiempo pasara, todo se mantendría igual: El amor que Seto sentía por Kisara era digno de vivirse cada época.
Una época diferente a la otra, pero con el mismo destino: compartir una vida juntos.
""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""
Quisiera agradecer a todos los que siguieron esta pequeña historia, muchísimas gracias por sus bonitas palabras, y disculpen la demora de… bueno, todos estos años.