"Eternity"

Capítulo Zero: "Ente"

¿Quién soy? ¿Cuál es mi propósito?

Estas preguntas han rondado mi mente desde siempre... y no he sido capaz de darles respuesta alguna, porque carezco de fundamentos precisos para ello.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

¿Semanas?

¿Meses?

¿Cuánto tiempo ha pasado, desde el momento en que abrí los ojos?

Ya no lo recuerdo, y sé que tal vez no debería hacerme tales cuestiones, pero mientras veo la luz surgir y desvanecerse en el abrazo de la noche, mi mente no puede apartar esos pensamientos porque hay un ser que se agita en mis entrañas, un ser que necesita respuestas...

Es curioso, nunca lo había pensado de esta manera. Tal vez no lleve mucho tiempo despierto, tal vez sólo hace unas horas percibí por primera vez sensaciones físicas, tal vez incluso éstos puedan ser mis pensamientos iniciales como ente: imágenes que vuelan y se desvanecen en las sombras, palabras y sonidos difusos, sin sentido alguno. Pero, si lo que percibo y cuestiono es la misma cosa en cuanto a primeras acciones, ni siquiera podría saber el tiempo transcurrido.

Mi mente es un laberinto de confusión, un laberinto peligroso que hasta ahora no me he atrevido a explorar más allá de lo que debo; no tengo miedo, no conozco su significado, al igual que ignoro el poder de la valentía.

Yo no duermo, no me alimento, no siento... soy un ser vacío que sólo puede servirse de la enorme fuerza del pensamiento para no caer en la locura, si es que así puede llamársele cuando no hay nada que hacer en este solitario mundo.

Sin importar el tiempo, sólo estaba seguro de una cosa: Yo no conocía ese mundo. Mis ojos no podían ver más que una enorme habitación, con una gran ventana que podía ocultarse por unas pesadas cortinas rojas y que a menudo, daban un aspecto tétrico cuando llegaba el atardecer; dentro de esta misma habitación, había un sofá, una cómoda y una cama de dosel-que jamás había usado-que ni siquiera junto al gran librero, parecían llenar el espacio que sobraba. Irónico, el único lugar que no se veía cubierto por el polvo, era el sofá y el grueso alfeizar del ventanal donde solía estar siempre, ya fuese pensando o leyendo. Todos los libros en ese estante, eran de Alquimia y sólo de esa ciencia, ignoraba cómo habían llegado ahí, pero decidí darles un buen uso.

Hoy, mi hermano vino a visitarme. Abrió la puerta y entró a mi habitación sin preguntar como siempre lo hacía, se sentó sobre el sofá y comenzó a soltar decenas de palabras, quejas, argumentos a los cuales yo no les encontraba sentido y no podía darle solución a sus problemas...pero no afectó, pues él sólo me dedicó frases que me parecía, eran respuestas a sus propias preguntas. Nos miramos el uno al otro un largo rato. Sabía que yo le escuchaba sin interrumpir, que le transmitía en cierta forma lo que en realidad importaba y lo que sólo era mero capricho. Era por eso que no tenía relevancia si yo le contestaba o no.

A veces-en muy pocas ocasiones-yo sólo expresaba frases sencillas o simples negativas ante otras preguntas, pero en vez de molestarse, mi hermano sólo sonreía satisfecho, como si el que permaneciera callado fuera motivo de diversión. Nunca lograré comprenderlo por completo.

Sin embargo, de no ser por él, no tendría idea de cómo es el mundo de afuera porque cada cosa que me relataba, yo lo procesaba, creando una imagen sutil pero efectiva que me ayudaba a comprender un poco ese mundo. Mi hermano ignoraba que yo jamás había salido, lo cual me sorprendía, dado que siempre estaba en esta habitación, y que mis respuestas siempre eran las mismas.

¿Quién soy? ¿Cuál es mi propósito?

En realidad ha pasado tiempo, porque justo hoy, al mirar por la ventana, pude ver un campo de flores a los pies de la casa donde habito y entre vagos recuerdos pude distinguir la misma vista, exceptuando que sólo eran un par de flores aquí y allá.

Tarde o temprano, esas flores se marchitarán y darán origen a otras, pero yo seguiré aquí, con la misma apariencia, con la misma fuerza y con una gran masa de pensamientos y conocimientos rodeando mi mente...

Ahora que lo menciono, es posible que haya encontrado elementos para designarle cierto valor a una de mis inquietantes preguntas: un ser vacío que sólo puede usar la fuerza del pensamiento para existir, que no envejece, que posee marcas...

Sí, marcas, las cuales rodean mi cuerpo como serpientes de color carmesí. Puede que eso fuera lo que me distinguiese de mí hermano, un ser parecido, pero ambos poseemos el mismo símbolo: una serpiente que muerde su cola en un ciclo interminable, como la inmortalidad que poseíamos...

¿Quién soy? ¿Cuál es mi propósito?

Me pregunté una vez más, cerrando los ojos y entregándome a la oscuridad que rodeaba mi mente, dejándola vagar por todas las cosas que he visto, que son muy pocas si comparo el tamaño del mundo.

Cuando volví a abrir los ojos, me di cuenta que la luz natural se había esfumado y que ahora me hallaba totalmente en penumbras. Cierto, yo no duermo, pero al dejar a mi mente divagar por los rincones de su laberinto, pierdo la noción del tiempo y olvido lo que me rodea, por lo que no me sorprendí de descubrir la noche frente a mí.

Me levanté y con un solo movimiento, logré correr las cortinas totalmente, permitiendo a la luz de luna entrar directamente a la habitación, con potente resplandor marmóreo. Así permanecí de pie, contemplándola, su perfección me llamaba la atención, al igual que el enorme manto de estrellas que la acompañaban. Fuera cual fuera el tiempo que llevara despierto, eso era lo único que me mantenía alejado de todo, quieto en un sitio porque "ella" paralizaba mi mente con su extraordinaria belleza nata.

¿Quién soy?

Mi nombre, es Pride...

Soy un homúnculo sin memorias, que pretende hallar respuestas para encontrar su propósito en la existencia que posee.