¡Buenas! Aquí vengo comenzando mi nueva locura xD Espero que les agrade mucho.

Esta misma fue la primera pareja en comenzar y fue elegida por aquellos que luego la leerían.

Ahora algo antes de comenzar: Sobre lo de la guerra con Aizen, no puse todo lo que ocurrió, simplemente lo que ellos sintieron en ese momento, y ni siquiera con ello quedo tan largo n.n'

Todavía así, espero que le guste.

Comienzos.

Comienzo Hitsugaya y Hinamori: Miedo a perderte.

Momo Hinamori era joven, muy joven, muy bonita y era su vecina. Él era en apariencia, más joven, peliblanco, y lo que tocaba congelaba. Menos a ella. Por que Momo, no solo era joven y bonita, era castaña y lo que tocaba entibiaba con su infinita ternura. Incluso a él.

Unos pedazos de sandía dejo su abuela junto a el, los cuales comenzó a devorar como si fuera la última vez. Ante la sonrisa y sorpresa de ella, que todavía no creía que su amigo tenga tal fascinación por aquella fruta. Pensó en ello unos momentos y en cuanto recordó que la sandía también era para ella, el plato estaba vacío y Toshiro se resignaba a mostrar gran parte de su rostro, rosado, debido al jugo de la fruta, mientras observaba el cielo esconderse.

- Mou… Shiro-chan, te las comiste todas…

Una mirada fulminante recibió de su parte, pero no por la queja que formuló, sino por el apodo que invento a su pequeño amigo.

- Deja ese apodo tonto, Moja-camas – se quejó, ahora, él.

- No me llames así, es vergonzoso – pidió, quejosa y agitando sus brazos.

Una nueva mirada recibió del chico ¿Y 'Shiro-chan' no era vergonzoso? – Tú deja el Shiro… - y ahí, la leve discusión que siempre se armaba, acababa.

Ella, simplemente, no dejaría de llamarle así. Y él, en un vano intento de hacerle la contra, tampoco dejaría el 'Moja-camas'. Apodo surgido un día de tormenta, que Hinamori pidió o más bien rogo que le dejara dormir junto a el. Al cabo de unos momentos de haber aceptado, un fuerte trueno logró que ambos terminaran despiertos y comiendo alubias, cubiertos con una manta y él llamándole Moja-camas, al haberse, ella, 'accidentado' en la misma.

Apodos que, estaban muy seguros, no dejarían con facilidad.

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Cuando ella partió al sereitei para convertirse en shinigami, jamás pensó que al final acabaría siguiendo su mismo camino.

Toshiro Hitsugaya tuvo que cursar la academia luego de encontrarse con cierta rubia que se lo aconsejo, pues si no lo hacía, tarde o temprano podría hacerle daño a su abuela al no saber controlar su reiatsu. Pero no pensó en llegar a capitán, mucho menos, después de creer que jamás llegaría siquiera a interesarse en ello.

Pero… Todo sea por ella ¿No?

¿Por ella? ¡Si, claro! Solamente es tu amiga, no te importa lo que le pase, siempre y cuando se encuentre bien. Pero eso se lo debería de afirmar ¿O preguntar? Claro que afirmar. Pero entonces ¿Por qué la observas con tanto detalle mientras habla con Abarai e Izuru? Pero más importando aun ¿Por qué a escondidas? Por que al parecer a esa pared no la acaban de construir, ni tampoco la estás revisando ¿Entonces?

En ese momento, solo quería protegerla. Procurar que nada malo le pasase, jamás.

Noto como alguien se acercaba a ella, un hombre alto y castaño, llevaba anteojos con gran marco negro. Su capitán, Aizen Sousuke. Aquel hombre que Momo idolatraba, al que siempre seguía. Y no hacía más que darle mala espina.

Si supieran, por lo que pasarían por su culpa. Ninguno de los dos se hubiese tomado tanta confianza. O por lo menos ella.

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Sus ojos marrones, brillantes y llenos de vida se dibujaron en su mente al momento que el cuerpo del Sousuke cambió completamente, pasando a ser el de su amiga, el de su mejor amiga. Vacíos se veían esas orbes bellas que tanto le gustaban, carentes de la vida que siempre profesaban.

Y se sintió la peor persona de la vida, todavía cuando no pudo acabar con el culpable de aquella acción. Mientras ella se desvanecía. Cerrando sus ojos. Ante el terror de solo pensar que aquello, fuera para siempre.

Pero una luz de esperanza lo invadió al dar por sentado que Ichigo había ganado aquella guerra. Ahora Aizen no saldría a la luz de sol hasta dentro de veinte siglos o más. Y ella aun estaba viva. En coma, con miles de aparatos rodeándola. Pero viva al fin y al cabo.

Sin embargo, se sentía una escoria y el encierro en una cueva para entrenar, fue lo único que logro tranquilizarlo un poco. Más que nada, era el simple hecho de volverse fuerte, para poder protegerla, incluso de él mismo.

- Capitán… - susurro Rangiku, observando. Hacía ya días que no salía de aquel lugar y no podía estar segura de si, por lo menos, el peliblanco se dignaba a comer algo – Le hará daño si sigue haciendo eso… - intento convencerlo.

Pero el no la escuchaba, y era inútil intentar que lo hiciera. Hinamori era la única que podría sacarlo de ese estado.

Pero la castaña estaba aun dormida, estancada en aquel mundo entre la vida y la muerte. Si tan solo despertara podría hacerle entrar en razón. Quería ayudar, pero no podía hacer nada, entre ellos era el problema y por más que intentase, su capitán no dejaría el entrenamiento y su amiga no despertaría de un día para otro.

Suspiro y se alejo, directo al lugar donde antes estaba. Y Toshiro observo por al menos un segundo la entrada de aquella cueva, por donde su teniente se había ido. Sabía que se preocupaba por él, pero él mismo sabía que no podría mirar a su mejor amiga a los ojos luego de haberla herido de aquella forma. Definitivamente, no podría.

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Sus ojos ya estaban abiertos desde hacía un rato. Observaban la ventana que se encontraba en aquella habitación y con un leve movimiento se quito la mascara de oxigeno que llevaba en su cara, regresando su brazo a su lugar, al sentir dolor por el movimiento.

En ese momento sentía tanto odio como frustración y confusión. Una lagrima rodo por su mejilla, mientras se removía entre las sábanas, aguantando el dolor físico que en ese momento sentía. Todavía con eso, solo notaba como algo en su interior estaba roto. No se lo perdonaría jamás. No solamente por el hecho de que le haya atravesado con su Zampakuto, ella estaba al tanto que no lo había hecho a propósito que su Shiro-chan jamás podría. Lo que no le perdonaría, era el hecho que aun luego de eso, no estuviera junto a ella, esperando su despertar.

No, ella estaba sola en esa vacía y hueca habitación. Ella sentía que su mejor amigo en ese momento la había traicionado ¿Es que no le importaba como se sentía o como se encontraba? Si había ido a la lucha finalmente, fue al reconocer su error. Y aun así, parece que no le importaba.

Una lucha interna la llevaba hacía las penumbras nuevamente. ¿Justo en ese momento su corazón le daba a entender que Toshiro no era solo un amigo para ella?

Pero, unos días después, mientras dormía, la puerta de la habitación se abrió. Y callada espero a que Rangiku se sentase junto a ella y le contara como estuvo su día. Pero ya tres mes había pasado desde la guerra. El día anterior la teniente Matsumoto había desaparecido por una 'misión' y quien tomaba asiento junto a ella, para su misma sorpresa, era quien, con ese acto, echaría todos sus antiguos pensamientos a la basura directamente.

Una presión tibia sobre su mano le hizo dar un cálido sentir, notando como el colchón se hundía apenas. Sin abrir los ojos, pudo darse cuenta que esa persona había recostado su cabeza sobre el mismo, mientras acariciaba su mano, entre abrió los ojos un poco, notando una cabellera blanca en ese mismo lugar. Su amigo estaba ahí, al parecer algo preocupado por su bienestar. Volvió a cerrar sus ojos, esbozando una leve sonrisa, y él se irguió justo en ese momento.

- No dejare que nada más te pase. Jamás – prometió, apretando el agarre solo un momento más, antes de retirarla y salir de la habitación.

Ella finalmente abrió sus ojos, sonriendo más abiertamente ante eso. Pero aun seguía teniéndole algo de rencor. Era la primera vez que llegaba a verla y solo le había dicho aquellas palabras, que por más sinceras, puras y reconfortantes que hayan sido, solo lograban hacerle entender, que Toshiro solo vivía para protegerla. Y no quería eso.

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Pasaron nueve meses en los que no se dirigieron la palabra. Hitsugaya simplemente, desde la primera, última y única vez que había ido al cuarto escuadrón a verla, no tuvo nuevamente el valor. Ya que luego de su visita, la muchacha se había recuperado casi completamente, y en los momentos que él se sentía lo suficientemente bien como para dirigirse a ese lugar, eran en los que ella se encontraba hablando, normalmente, con Abarai. Y así, con el temor de que no le perdonara nunca, lo ya ocurrido hacía un año, prefirió guardar silencio y apartarse, todavía más.

Se sentó en una roca, de espaldas a la entrada de la cueva, a descansar un momento. Fuera de la misma, Hinamori era empujada por Hirako y Renji, los tres ocultando su reiatsu lo mejor que podían, para no ser descubiertos por el capitán.

- Por favor, no – pidió ella, intentando volverse, siendo detenida automáticamente por su capitán y su amigo - ¿Qué le diré?

- Lo que nos has estado diciendo todo este tiempo, Momo – aseguró el pelirrojo, a la vez que su capitán asentía, dando la razón.

La teniente dirigió una vista al lugar donde estaba el muchacho, con cierta nostalgia. No recordaba vez en la que se haya sentido de esa manera queriendo solamente hablarle. Y solamente quería decirle que ella tenía la culpa de todo, que sin el, su vida no era lo mismo que antes, incluso tenía pensado pedirle disculpas para lograr hacerlo sentir mejor.

- Nos ha dicho la capitana Unohona que está más alto… - ella miro a su capitán, llevando un leve sonrojo en sus mejillas ¿Su Shiro-chan más alto? ¡Genial! Ahora también tenía curiosidad por ver aquel suceso que llevaba años esperando – Nosotros le hemos visto solo algunas veces, ya que no asiste a las reuniones, solamente se la pasa aquí y pidió a la capitana que le avisase si hay algo importante.

- Momo… Tienes que hablar con el – alentó Renji, y una vez que estuvieron, ambos hombres, seguros que se quedaría y lo haría, se retiraron, simplemente a esperar que su amiga completara lo que quería.

Se acerco a la entrada, asomando apenas la cabeza al interior. Lo vio sentado, con su mirada en la nada. Perdida. Se veía cansado, su haori de capitán estaba sobre el piso, y lo vio suspirar. La culpa la invadió por un momento. Después de todo su amigo estaba haciendo aquello por ella.

Él volteó, mirando la entrada por el rabillo del ojo, sorprendiéndose al verla allí, observándolo escondida ¿No se había dado cuenta que había dejado de esconder su reiatsu desde hacía un rato ya?

- No eres buena para esconderte – aseguró. Y noto como ella abría sus ojos con sorpresa – Si ibas a entrar, hazlo, Hinamori.

Dio un par de pasos desde donde estaba, dejándose a la vista del peliblanco. Que se puso de pie, serio, en espera de lo que sea - ¿Por qué viniste? – inquirió. Si aseguraba que ella lo odiaba por lo ocurrido con Aizen ¿Qué hacía allí, mirándolo con culpa?

- Yo… - fue lo único capaz de articular, las palabras no salían de su garganta, estaban atrapadas ahí.

Toshiro suspiro resignado y haciendo caso omiso volvió a tomar asiento en la roca, dándole la espalda, esperando a que se vaya – Shiro… - sus ojos turquesas miraban el suelo, pero escuchaba con mucha atención cualquier cosa que ella dijera. Momo le miro, ahora con una leve sonrisa, agachando su mirada – Nada de lo que paso es tu culpa… sino mía… - él continuaba escuchando con atención – Hay gente que ni siquiera me habla, dicen que por ser su teniente también soy traidora o algo así…y Rangiku-san no esta…

Esto último solo hizo que sus ojos se humedecieran, llamando la atención de Hitsugaya que dirigió una mirada a su amiga de la infancia. Ella comenzaba a llorar, de la nada, con solo recordar que su amiga no estaba y medio sereitei le pasaba por al lado llamándole así. Y por Dios que logro sentirse horrible en ese momento, como odiaba verla llorar.

La primera lágrima rodo por su mejillas siendo apartada por su mano al momento. Y noto como él ya estaba frente a ella, también como, ahora, apretaba su hombro y lo miro a los ojos por primera vez después de tanto tiempo. Por que si bien ellos llevaban muchos siglos juntos, el no tenerlo cerca por menos de un año se le hizo más largo que todo aquello.

- Escúchame… - dijo, tomando su otro hombro también, ella asintió – Tú, más que nadie, no tienes la culpa de nada – aseguró, notando que la mirada de la castaña pasaba a ser de alivio, y luego de enojo.

- ¡Háblame entonces! ¿Por qué me dejaste sola? ¡No sabes lo difícil que fue para mí no tenerte! ¡Idiota! – Se descargó completamente, y lloró nuevamente, ante la atónica mirada de su amigo, que todavía mantenía la misma posición.

Se abrazó a el, con fuerza, aferrándose a su traje. Y de apoco, con cautela, él correspondió, estrechándola todavía más fuerte - Temo perderte – fue lo único que dijo, y Momo se abrazo más.

- Es un temor tonto – se burló – Por tu culpa, ahora pase a sentirme todavía más baja… - él sonrió orgulloso, ahora bien, no tendría que mirar hacía arriba cuando le hablase. Por que, después de ese momento, no volverían a separarse.

No podían vivir con miedo a perderse, cuando en realidad eso nunca podría pasar.

- Quiero estar contigo siempre – dijo segura – Y olvida de una vez lo que ocurrió antes…

- Es una promesa… - aseguró el también.

Al final, por muy seria que haya parecido su distancia, con solo verse y tenerse junto al otro, sus problemas se habían solucionado.

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¡Buenas! ^^U Había querido subirlo anoche pero no lo termine y solo pude hacerlo ahora… ¡Mil disculpas!

Miko: Prometemos subir el siguiente Comienzo si ustedes nos dejan Reviews y, claro, nos dejen la pareja que quieran que vaya después ;)

Ya les los dijo ella xD Ahí se las dejo:

Ichigo y Rukia. - Renji y Tatsuki. - Urahara y Yoruichi. - Hisagi y Soi Fong. - Hanatarou y Yachiru. - Uryu y Orihime. - Chad y Karin. - Keigo y Michiru. – Sentaro y Kiyone. - Jinta y Yuzu. - Gin y Rangiku. - Ikkaku y Nemu. - Kira e Isane. - Shunsui y Nanao. - Shinji y Hiyori.

¡Dejes sus reviews! Y su opción ;)

Miko: ¡Nos leeremos!