Disclaimer: Los personajes obviamente no son míos. Si lo fueran, dudo que estaría aquí (?)


El Chismógrafo

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MillaC:

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Los murmullos en el Instituto era cosa de todos los días, pero había un día especial que aumentaban considerablemente. Ese día era el peor día para muchos, el día en que sus caras de "soy lo mejor de este lugar" cambiaban drásticamente y lo único que deseaban era salir corriendo y ocultarse en los brazos de su madre. Sabía que el día de hoy era ese día. El día en que los rechazados podíamos burlarnos un poquito y devolverles la mierda que ellos nos arrojaban día a día…

Me acomode en mi asiento junto al viejo árbol oculto detrás del gimnasio. Abrí mi libreta y espere a que Ángela mi amiga apareciera y pudiéramos comentar tranquilamente los sucesos del día. Leí las notas que había tomado para la publicación de la próxima semana y sonreí.

Rosalie Hale desearía no haber destruido nuestros casilleros… ni haber escondido nuestras ropas cuando estábamos duchándonos en los camerinos. Cuando la publicación se hiciera la tigresa Hale solo sería un simple gusano aplastado por sus propios actos…

− ¡Si hubieras visto el escándalo que se armo en el comedor!−dijo Ángela con entusiasmo sentándose a mi lado.−Lauren gritando histérica diciendo que nada de lo que decía el "Chismógrafo" era cierto, como si eso fuera posible−añadió Ángela riendo.− Cuando todos comenzaron a decir que como era tan zorra de tirarse al cura del pueblo ella entro en pánico y tomo a una chica de primero por los hombros diciendo muy agresivamente que ella no era así… y blah blah…

−Lo único que lamento es que papá jamás podrá volver a ejercer como cura−añadió pareciendo pensativa− Pero se lo merece… jamás debió traicionar a mamá… ¡Jamás!

−Simplemente pago por sus pecados−dije con una sonrisa− Se lo merece An... fallo como padre, como hombre y como "sacerdote". Nosotras simplemente sacamos la verdad a la luz…

−Hacemos caer a los malos…

−Y levantamos a los justos…−dije recordando el lema de nuestro Chismógrafo.

Nos quedamos en silencio. Cada una encerrada en sus pensamientos. Yo por mi parte estaba recordando las acciones que nos llevaron a ser la pesadilla andante de los populares. Recordaba todas las burlas y desprecios que nos hacían diariamente (y que todavía nos hacen), cada vez que nos empujaban y arrojaban sus bebidas sobre nuestras cabezas como si fuésemos sus mascotas. Pero por sobretodo recordaba cuando fingían ser nuestros amigos y les creíamos para luego terminar estrellados en los casilleros o desnudos en los camarines.

Mierda, los odiaba.

Odiaba a todos esos imbéciles que se creían mejor que el resto.

Odiaba su manera de reírse de los demás como si ellos fuesen perfectos, por eso era que el Chismógrafo existía. Para revelar sus oscuros secretos y bajarlos de la nube en la que estaban, para decirles en su cara que no eran perfectos y que no tenían derecho de creerse mejor que nosotros.

El Chismógrafo era nuestra arma, la única arma que teníamos para igualar las cosas. Revelábamos sus acciones una vez por semana, cada semana con algún cotilleo de los cual nos esterábamos al ser invisibles a sus ojos. Era su culpa después de todo. Eran ellos los que hablaban en la biblioteca como si nadie estuviese ahí, como si Ángela y yo no estuviésemos leyendo o trabajando en algún proyecto, su ignorancia les cavaba su propia tumba…

−Bella, el timbre ya sonó−dijo Ángela tironeándome del brazo.

−Aquí vamos otra vez…−

Ambas caminamos rápidamente por los pasillos tratando de evitar los grupos grandes que usualmente eran los que nos causaban problemas. Ángela se despidió de mí ya que a ella le tocaba Trigonometría y a mi Biología, esta era la única hora en la que estábamos separadas y por ende era la más dura para ambas.

Entre al salón procurando no chocar con nadie y camine hasta mi puesto, deje mis libros sobre el banco. Biología no me gustaba, tantos nombres, tantas partes que ni siquiera podíamos ver… era demasiado para mi cerebro. Además jamás lograba concentrarme completamente en lo que el maestro decía y por ende no comprendía y luego me iba mal en los exámenes…

Todo por culpa de Masen…

Estúpido adolescente con el cabello sexy.

Su estúpida sonrisa, su estúpido pelo y su estúpida mirada me aturdían. Y no era que él me gustara… por supuesto que no. Edward Masen era como los vestidos de las revistas, los encuentras lindos pero sabes que jamás tendrás uno; primero porque son carísimos y segundo porque no te quedarían bien. Pero otra cosa muy diferente era no darse cuenta de los encantos del chico…

Soy patosa, las matemáticas son mis enemigas pero sabía reconocer a un chico caliente, y él lo era por mucho que le pesara a mis hormonas femeninas que se revolvían locas cuando se sentaba a mi lado en biología.

Lo vi cruzar por la puerta con su característico andar despreocupado, como si fuera el rey del lugar…, aunque siendo sinceros él es como el rey. Nadie se mete con él, todos lo adoran… pero a diferencia de los chicos del Instituto él no era del tipo "odio a los rechazados y les hago la vida imposible", aunque eso no quiere decir que él nos hable, sino más bien nos ignora…

Mucho mejor que nos pateen cada vez que nos vean.

Edward se sentó a mi lado y yo como la valiente que soy interpuse una cortina de pelo entre nosotros para evitar que él viera mi sonrojo. Al igual que siempre ninguno de los dos dijo nada hasta que el maestro entro y se ubico en su puesto.

El señor Banner se sentó sobre su pupitre y comenzó su clase acerca de lo importante que eran las células. Yo por mi parte solo veía sus labios moverse, estaba demasiado aturdida con el aroma de Edward como para tomar atención.

Edward estaba tomando notas en su cuaderno, su letra era cursiva y elegante era muchísimo más bonita que la mía y en impulso producto de la vergüenza escondí mi cuaderno de su vista. Edward me miro con una sonrisa en sus labios y baje la vista hasta la mesa. Fue ahí que vi la pequeña libreta del Chismógrafo, la cual para mi mala suerte estaba abierta y donde se leía claramente Lauren Mallory y un ticket al lado. Respire con fuerza y desvié la mirada de la libreta, lo más seguro era que Edward no había alcanzado a ver la libreta y aún tenía la posibilidad de tomarla sin que él lo notara.

Alargue mi mano y la tome, la guarde rápidamente en mi mochila y volví mi vista al pizarrón. De reojo vi a Edward mirarme fijamente con el seño fruncido y rogué internamente que no haya visto la libreta.

Ese sería mi fin…

Cuando el timbre sonó tome mi mochila y a una velocidad asombrosa salí del salón. Escuche a Edward llamarme pero estaba demasiado asustada como para querer voltearme. Al ver que no me seguí corrí hacia el único lugar en el que me sentía segura, la biblioteca.

La señora Cope estaba sentada detrás del mesón leyendo una de sus novelas de amor que tanto le gustaban. Salude en voz baja y camine hacía el lugar que usualmente ocupaba. La señora Cope jamás me decía nada cuando me venía en periodo de clases o entre los recesos, y se lo agradecía enormemente. Estar en este lugar y no tener un espacio para ti es horrible. Cuando estuve cómoda y segura saque mi móvil y teclee un mensaje a mi amiga.

«Tenemos problemas, ven a la biblioteca»

Sabía que Ángela entendería y vendría de inmediato.

La cabeza me dolía al pensar en que Masen había visto mi libreta. Si él lo había hecho estaba en la ruina…

Las dueñas del Chismógrafo serían dadas a la luz y el calvario se desataría. Sabía que ellos no la dejarían pasar y pronto estaríamos sepultadas en algún lugar lejano…

Mierda, Edward no podía haber visto nada…

Tan solo pensar en que nuestro secreto fuese revelado me daba nauseas. Mis manos estaban temblando y mi cabeza parecía estar trabajando a mil por hora. Tenía que haber algo que hacer…

No podía quedarme con las manos atadas.

El Chismógrafo era lo único que me hacía fuerte frente al abuso de ellos. Si ya no lo tenía quedaría desprotegida, y no solo yo… todos los rechazados lo haríamos.

¿Con que nos defenderíamos?

Mi arma (por más estúpido que suene) es un periódico escolar rosa donde revelo secretos, chismes y cualquier cosa que sirva para destruir socialmente a una persona… ¿Patético? Lo sé, y no me importa.

Cuando te han pisoteado deja de importante eso de la dignidad y ser "buena persona", ¿Por qué ser buena con ellos? Si ellos jamás han sido buenos conmigo… ¿Por qué no pagarles con la misma moneda?

− ¡¿Bella?−

Ángela estaba despeinada y supuse que estaba ocupada con Ben, un chico miembro del equipo de basquetbol del cual esta locamente enamorada, el mismo que cuando esta con sus amigos la molesta por sus gafas y su torpeza al andar…

Estúpido Ben.

−Estamos fritas…−dije conteniendo las ganas de gritar que tenía. No fuera cosa que alguien nos escuchara.−Masen vio mi libreta.

El rostro de mi amiga paso de diversos colores y supe que a ella la noticia tampoco le hacía gracia.

−No… ¿Es una broma cierto?−dijo mirándome con esperanza. Negué con la cabeza y Ángela se tomo el pelo con ambas manos−Estamos muertas… bien muertas.

−Aún no sabemos si Masen lo vio bien, solo tenemos que esperar. Si vio la libreta no hay que ser muy brillante como para llegar a la verdad, pero si no leyó bien quizás… quizás no diga nada.− termine diciendo no my convencida.

−Espero que sea así…, solo nos quedan unos meses para salir de este lugar y no quiero terminar el año llena de golpes y bebidas sobre mi cabello−dijo Ángela con un tono de voz lleno de resentimiento.

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Había pasado una semana desde ese fatídico día, y aun no sabíamos con certeza si Edward sabía algo referente al Chismógrafo. Ángela me había sugerido que me acercara a Edward y viera si él me decía algo referente al periódico, pero rechace su plan de inmediato. Nunca me había acercado a él, y sería muy raro que de la nada me acercara, y si él sospechaba algo, con eso estaría segurísimo de nuestra culpabilidad.

Lo único que podíamos hacer era actuar como si nada hubiese ocurrido y seguir con nuestra labor lo más escondidas posibles. Por eso ahora estábamos en la biblioteca imprimiendo los periódicos mientras que la señora Cope ordenaba los libros en los estantes.

La señora Cope fingía no saber lo que hacíamos, mientras nosotras sacábamos las cientos de copias que necesitábamos.

− ¿Cuánto falta?−

−Cincuenta copias y quedamos al día−dije mirando la pantallita de la fotocopiadora.− ¿Deberíamos sacar más? Tengo el presentimiento que Rosalie venderá mucho más que Lauren…−

−También estaba pensando lo mismo. Rosalie es mucho más popular que Lauren y todos querrán saber que esconde la muy bruja, saquemos unas cincuenta copias más… −

Apreté los botones necesarios para que las copias aumentaran y me quede de pie recibiendo las demás.

−Así que es cierto…−oí decir a una voz aterciopelada que hizo que mi corazón de detuviese− Ustedes son las dueñas de ese periódico.

No me voltee. No me moví. No respire. Oí a Ángela soltar una exclamación y una maldición por lo bajo, y supe que ella si se volteo y dio la cara. Yo estaba demasiado perdida…

−Isabella Swan y Ángela Weber… las creadoras de esa pesadilla que ha hecho sufrir a muchas personas−dijo con voz acusadora.− ¿Cómo pueden hacer esto? ¡¿Cómo?

−¿Cómo podemos hacer que Masen…?−dije volteándome y sonriendo a pesar del temor y el miedo que sentía en mi interior.

Su rostro paso de enojo a una confusión que a mí me pareció ridícula. Ángela se coloco a mi lado y despreocupadamente se comenzó a mirar las uñas.

−Esto…−dijo señalando las copias que estaban sobre una de las sillas− Destruir a esas personas inocentes solo por placer, sacar sus secretos a la luz y hacer que todos se burlen de ellos… yo… yo no lo entiendo−centro su mirada en mi.− Yo creí que tú eras diferente−dijo en un murmullo.

Levante la barbilla desafiante.

Él nos estaba pidiendo explicaciones… ¡A nosotras! «Destruir personas inocentes» ¡Inocentes mis calzones!

−¡¿Inocentes?−exclamo Ángela soltando una carcajada seca.− Ellos no son inocentes Masen…

−¡Ustedes inventan todo esto!−dijo Edward tomando una de las copias del Chismógrafo y leyendo rápidamente antes de sostenerlo en alto para dejarlo frente a mis ojos− Rosalie jamás haría una cosa como esta, ¡Jamás! Ella ama a mi hermano y nunca le engañaría y menos con Royce…

Ángela a mi lado soltó una risita y yo no pude evitar acompañarla.

Edward era adorablemente ingenuo si pensaba que nosotras mentíamos.

−Edward… cariño−dije acercándome hasta él para quitarle el periódico del cual solo había leído la primera pagina− Nosotras siempre damos información fidedigna, siempre.− Abrí el periódico dejando a la vista las fotografías que le habíamos tomado a Rosalie sin que ella se diese cuenta, las cuales mostraban claramente lo que estaba haciendo con King detrás del gimnasio. Se lo entregue a Edward que miro las imágenes con los ojos abiertos mostrando su asombro.

−Esto… esto es…

−Real−dijo Ángela.− La que ves ahí es tu cuñada siendo follada por King. Disfruta tu decepción Masen.

Edward parecía estar en shock, al parecer él creía en la inocencia de la zorra de Rosalie… ingenuo. Ella siempre había sido una perra…, solo que nunca la habíamos encontrado in fraganti, no como ahora.

Ángela tomo las copias del periódico que estaban sobre la silla y yo tome las que estaban junto a la fotocopiadora.

−Edward−dije volteándome antes de salir de la biblioteca. Él me miro− Todos los que aparecen en el Chismógrafo son culpables, no lo dudes nunca.−Y dicho esto seguí a Ángela dejando a un muy impactado Edward Masen con una copia del Chismógrafo en sus manos.

La adrenalina corría por mis venas dándome la sensación de estar volando. Apenas salimos de la biblioteca Ángela y yo nos echamos a correr rumbo a los estacionamientos. No nos detuvimos en ningún momento ya que a esta hora el Instituto estaba vació, nos metimos dentro de mi camioneta y dejamos las copias en el asiento de atrás mientras buscaba las llaves en mis pantalones. Con la mano temblorosa encendí la camioneta y arranque el auto tratando se alejarnos lo más rápido posible del lugar.

−¡Mierda!−grito Ángela golpeando la guantera con sus puños.

Conduje rápidamente, a pesar de sentir la vista borrosa y un pito horroroso en mis oídos. No me detuve hasta que llegamos a mi casa. Ambas nos metimos dentro como si fuésemos perseguidas por un ejército de mortífagos, subimos a mi cuarto y dejamos las copias sobre mi cama. Me deje caer al piso y cerré los ojos rogando que todo fuese una pesadilla.

−Tarde o temprano iba a ocurrir−dijo Ángela con la voz tensa.−Lo sabíamos Bella…

−Lo sé An, pero hubiera preferido que se supiese cuando ambas estuviéramos lejos, bien lejos de este cochino pueblo.

Sentí a mi amiga sentarse junto a mí y acariciar mi brazo. Tenía los ojos aguados por las lágrimas así que me pase el puño por los ojos.

− ¿Lo enfrentaremos juntas cierto?−pregunte intentando sonreír.

Ángela tomo mi mano y sonrió, con su genuina sonrisa. La misma sonrisa que me había dado cuando nos conocimos en la primaria, el día en que Renee me dejo al cuidado de Charlie para viajar con sus amigas. La misma sonrisa que hizo que nos hiciésemos las mejores amigas…

Si Ángela estaba conmigo entonces estaba bien. No importaba lo demás. Podrían venir esas perras y arrojarnos miles de gaseosas encima y decirnos lo poco que valíamos… yo tenía a mi amiga, y eso era lo importante.


Hola, aquí les traigo mi nueva propuesta (?) es un mini-fic que no contara con más de 6 capítulos los cuales no están terminados XD. Espero que les guste el primer cap & me dejen sus reviews, ya que es la unica manera que tengo de saber si les gusta o no c:

Cuídense & nos vemos por ahí...

* Si quieren pasar por mis demás fanfics no me enojo *_* XD

MillaC: