¡Hola!
La verdad soy nueva en los fics de Gintama, espero que me haya quedado algo decente
Advertencia: Es un GinxOtae, al parecer es el primero en español y si no les agrada la pareja por favor no lean solo para criticar y/o atacar
Gintama no me pertenece, no soy tan gorila ni tan genial como para crear una historia así, me conformo con poder escribir fics :D
Capitulo 1 "La flojera siempre es una señal".
- Gin-chaaaaaaaan- dijo una pelirroja medio adormilada entrando a la habitación del samurai quien aún roncaba y tenía saliva seca en una de sus mejillas, se despertó abruptamente al escuchar el grito de la niña.
- Kagura, ya te he dicho que Gin-san necesita dormir doce horas por su salud- dijo el de cabellera plateada para volver a enrollarse entre las cobijas.
- Tengo hambre- dijo ella dando un largo bostezo mientras se tallaba un ojo.
- Dile a Shinpachi que te haga de desayunar maldita sea, lárgate de mi cuarto- contestó el con voz ahogada por las cobijas.
- El cuatro ojos no esta, por eso te vengo a decir a ti que tengo hambre- contestó Kagura caminando hacia Gin para después patearlo con su fuerza sobrehumana lo cual causó que él se quedara embarrado (literalmente) en la pared.
- ¡KAGURAAAAAA... ¿QUÉ MIERDA TE PASA?!- gritó el samurai bastante molesto por el golpe.
- Me pasa que tengo hambre maldito permanente natural, aliméntame, ¡Tú eres el adulto!- dijo la pelirroja señalando su boca
- ¿Quieres que regurgite la comida de anoche para alimentarte?- preguntó el, Kagura asintió aunque desconocía lo que significaba "regurgitar" pero sonaba a que tendría alimento, por eso dio una respuesta afirmativa.- Tonta, dile al niño ese con complejo de hermana que te prepare el desayuno, ¡LARGO!- dijo por último echando a la Yato fuera de su habitación al mismo tiempo que cerraba la puerta corrediza con bastante fuerza, después de eso volvió a acostarse y no tardó mucho en conciliar el sueño.
Gintoki despertó y miró por la ventana, ni se fijó en la posición del sol, simplemente vio que aún era de día y decidió que ya era hora de levantarse. Se puso su pantalón y su camisa negra, encima se colocó de una sola manga su clásico kimono ajustándolo con el obi negro y salió de su habitación para sentarse en su escritorio a ver si algún trabajo llegaba ese día, tomo la Jump que estaba sobre el mueble y se dispuso a leer pero de repente sintió que todo estaba en demasiado silencio, recorrió con la vista la pequeña sala notando que la televisión estaba apagada y obviamente si estaba apagada quería decir que ninguno de sus "trabajadores" estaba por ahí.
- Oi Kagura, Kagura, ¿estás en el baño? Ya te he dicho que el sukonbu tiene demasiado vinagre y causa agruras e indigestión o Shinpachi, ¿estás en el baño? ya te he dicho que si vas a hacer ese tipo de cosas encerrado, por favor usa un pañuelo e inspírate con una buena revista- preguntó dirigiendo la mirada hacia ese cuarto pero no obtuvo respuesta, por deducción si ella no estaba satisfaciendo las necesidades primarias de un humano (o amanto), se encontraba comiendo(más bien tragando) con Otose y si el chico no estaba era porque se le había hecho un poco tarde.
Se levantó con pesadez de su silla y caminó hacia la puerta principal, se calzó sus botas lustrosas y se puso a Toya-ko en el Obi antes de salir, abrió la puerta aun sin notar la hora que era, bajó las escaleras y abrió la puerta del bar, encontró a la anciana dueña con cigarro en mano como de costumbre, a Tama limpiando el suelo y a Katherine dándole ordenes como si ella fuera la jefa, recorrió la barra con la mirada y ahí estaba la hija de Umi Bozu comiendo sin respirar una cantidad exorbitante de arroz con huevo y pescado asado, el enorme perro blanco también comía alimento especial en cantidades industriales a un lado.
- Sakata, deberías de alimentar a tus monstruos más seguido- dijo la amanto con orejas de gato.
- Buenos días- dijo el peliplateado ignorándola por completo, se dirigió a sentarse junto a Kagura para pedir leche de fresa que aunque no estuviera en el menú Otose siempre tenía un cartón de esa bebida.
- ¿Días? Idiota, ¿ya viste qué hora es?- dijo la anciana sirviéndole un vaso de leche.
- No...- contestó Gintoki algo desconcertado mientras bebía la fuente de calcio.
- Son las 15: 23, Gintoki-sama- contesto la robot mientras le encendía con el trapeador un cigarro y el cabello a Katherine.
- ¡Las tres!, demonios, me perdí el pronóstico matutino de Ketsuno Ana- se lamentó el dando un largo suspiro
- Gin-chan, Shinpachi no ha venido en todo el día, por eso no te despertó- dijo Kagura mientras tomaba un poco de agua.
- Hey, es cierto... quizá hubo una reunión de su club de fans o su hermana descansa y quiere pasar lo que queda del día con ella- dijo Gintoki restándole demasiada importancia al asunto ya que no tenía ánimos de salir.
- Pero el cuatro ojos siempre avisa- dijo la pelirroja terminando su plato de arroz- Abuela, gracias por la comida- dijo con una sonrisa.
- Lo sumaré a la renta de este mes, Gintoki- dijo Otose anotando algo en una libreta- Deberías de buscar al muchacho, quizás este en problemas- recomendó.
- Lo haré, lo haré, Kagura, vamos- dijo el peliplateado levantándose del banquillo mientras se hurgaba la nariz con el dedo meñique- Anciana, regreso en un rato- se despidió saliendo con la Yato y con Sadaharu.
Ambos caminaban despacio disfrutando de la cálida brisa de verano que se sentía en esos instantes.
- Gin-chan, deberíamos de ir primero con Anego- propuso Kagura quien iba encima de su mascota, con sombrilla en mano y masticando sukonbu.
- Sí, sí- dijo el samurai cambiando la dirección de su andar, la pelirroja lo siguió y en su camino se encontraron con dos miembros de "el honorable cuerpo de policías de Edo".
- Danna... China- dijo a modo de saludo el sádico entre los sádicos mirando de una manera amenazadora a la Yato.
- Sádico, mayora- dijo ella retando con la mirada a Sougo.
- Perros del Shogun, ¿que quieren?- pregunto Gintoki rascándose la nuca, aun tenía bastante flojera.
- Vuelve a decirme perro, bastardo permanentado- dijo el adicto a la mayonesa apuntándolo con su katana mientras una vena se le remarcaba en la frente pero el otro ni se inmutó.
- Hijikata-san, no niegues tu especie, Danna, Kondo-san no aparece desde hoy en la mañana, ¿no lo han visto?- pregunto el capitán ignorando los reclamos y amenazas del vice-comandante demonio.
- ¿Me viste cara de niñera o de cuidador de zoológico?, no sé dónde se haya metido el gorila y ni me importa- respondió el samurai, ni él mismo sabía porque ese día se sentía tan apático, como si su cuerpo supiera que no fue buen día para levantarse.
- Gracias Danna, Hijikata-san, deberíamos de buscar en los bares de mala muerte, esos que acostumbras a visitar, quizás Anee-san lo rechazo de nuevo- dijo Sougo suspirando.
- Hablamos en serio Yorozuya, no es normal que Kondo-san se desaparezca tan temprano- explico Hijikata prendiendo un cigarro con su curioso encendedor.
- ¿Que parte de "no sé dónde se haya metido" no entendieron?- pregunto el peliplateado.
- Gin-chan, quizás el gorila este como siempre acosando a Anego, vámonos que hoy tengo ganas de partirle su peludo trasero- dijo Kagura comenzando a andar con su enorme perro.
- Bien- dijo Gintoki siguiéndola pero aún se encontraba un poco extrañado por su ánimo tan bajo, quizá fue que esa mañana no hubo tanto jaleo como de costumbre
- Hijikata-san, apaga tu cigarro sabor mierda de caballo y sigamos a la china- propuso el sádico comenzando a caminar.
- ¿Para qué quieres seguir a la niña monstruo?- pregunto el pelinegro sin moverse pero algo extrañado por el repentino interés de su "compañero".
- Quiero ver como hace pedacitos a Kondo-san- respondió Sougo con una sonrisa escalofriante, Hijikata asintió y lo siguió- Además, quiero echarte la culpa de no detenerla, porque cuando yo llegué tú estabas en una esquina riéndote del inerte e inútil cuerpo de Kondo-san, creo que ello bastaría para que te mandaran a cometer sepukku- agregó causándole otro coraje al vice-comandante.
Los tres samuráis y la pelirroja llegaron a las puertas del dojo donde residía el chico de lentes y su hermana pero al parecer no había nadie e hicieron lo que cualquier otra persona en esos casos haría: entrar como si fuera su propia casa para ver qué demonios pasaba dentro; pasaron por el recibidor y tampoco había nadie que los saludara, los cuatro se miraron entre ellos extrañados (aunque los dos menores solo se miraron con ganas de matarse) porque parecía que el lugar estaba abandonado
- Parece como si los hubieran desalojado- dijo Hijikata sorprendido por la soledad del lugar y como no tenían nada mejor que hacer decidieron seguir examinando aunque deberían estar poniendo orden en Edo.
- Eso creo, quizás ahora sí les quitaron el dojo- respondió Gintoki dando un bostezo, los cuatro(bueno, cinco si se cuenta como persona a Sadaharu) rodearon la casa, iban formando una fila liderada por el demonio blanco quien estaba comenzando a pensar que Shinpachi no estaba por que se había unido a la gira mundial de Otsuu-chan y que Otae al fin había sido secuestrada por el comandante del Shinsengumi o llevada a "una fantasía sin ropa interior" pero su sorpresa fue enorme al ser recibido de una manera bastante extraña.
- ¡Gin-san, qué bueno que vienes!- dijo castaña mientras se aferraba al samurai abrazándolo con energía de un brazo
- Sí... bueno, yo venía a buscar a Shinpachi-kun pero en vista de que... Oi, esa mujer esta tan gorda como Buda y tan vieja como el maestro Roshi- fue lo que dijo Gintoki señalando a una mujer bastante corpulenta que estaba sentada frente a un muy nervioso Shinpachi- ¿Qué pasa aquí?- preguntó extrañado y sorprendido de que hubiera una mujer así de gorda en el país.
- Mi querido Gin-san, ¿no recuerdas que te dije ayer antes de dormir que mi tía venia de visita esta semana?- dijo Otae recargando su cabeza en el hombro del samurai de una forma bastante acaramelada pero al mismo tiempo le apretaba la muñeca con su fuerza descomunal.
- Shinpachi-kun, creo que a la mujer gorila le dio algo...-dijo el peliplateado algo asustado esperando que al chico de lentes le diera su ataque de hermano menor sobreprotector pero nada de eso ocurrió.
- Aniki, debo de presentarte a mi tía abuela Rumiko que viene de Miyagi a quedarse con nosotros por una semana- dijo el chicho de los lentes rechinando su dentadura.
- Mucho gusto joven, Rumiko Shimura- dijo la señora con una reverencia.
- Sí, como diga vejestorio. Otae, Shinpachi...- dijo Gintoki esperando una respuesta.
- Tía, lo siento pero mi Gin-san debe de estar muy cansado, nos retiramos por un momento, volvemos enseguida. Kagura-chan, qué bueno verte, pasa por unos bocadillos y señores policías vengan conmigo- dijo Otae arrastrando de una mano al jefe de la Yorozuya seguidos de dos miembros del Shinsengumi quienes estaban con cara de "Oh, mierda, he sido muy inoportuno" combinada con "genial, al fin veré a este idiota sufrir", la castaña los llevó hacia una habitación bastante pequeña donde Kondo estaba en una esquina amordazado e inconsciente sobre un charco de sangre. Los cuatro tomaron asiento en el suelo para esperar la explicación.
- Otae, ¿sabías que Gin-san tiene copyright?, al decir "mi Gin-san" infringiste la ley, espero que te multen por eso, además seguro que mis alocadas fangirls te estarán maldiciendo tomarme así del brazo y a la autora por escribir- dijo el samurai cruzándose de brazos.
- Lo siento mucho pero era mi única salida, verás, mi tía abuela de la cual hace mucho no sabía vino de visita...- decía la chica medio gorila pero fue interrumpida por el miembro del shinsengumi mas explosivo.
- ¿Y qué mierda pintamos aquí nosotros? otra cosa, jamás habías dejado en esas condiciones a Kondo-san- dijo Hijikata señalando al amasijo de sangre y moretones que era el comandante.
- Ah eso, no fui yo, fue mi tía, al verlo gritó "¡Un gorila callejero se ha metido a la casa!" y ella fue la que lo dejó así. Pensábamos en llamar a control de plagas pero el que ustedes estén aquí es pura casualidad, Hijilata-han, pueden llevarse la basura- respondió la castaña con una sonrisa.
- No sabía que los gorilas callejeros fueran una plaga, ya pondré bananas con veneno para verlos retorcerse y morir de dolor- dijo Sougo riendo de manera aterradora.
- Está bien, pero eso no quiere decir que él no regrese- dijo el pelinegro levantándose y comenzando a mover a su superior cuidadosamente pero el capitán de la primera escuadra sacó de quién sabe dónde un collar para perro y lo puso alrededor del cuello de Kondo para después arrastrarlo como si estuviera sacando un perro a pasear contra su voluntad, lo jaló con mucha fuerza y en menos de lo que los otros presentes se dieron cuenta ya estaba fuera del Dojo - Permiso - dijo Hijikata antes de salir corriendo agitando su espada- ¡Sougo, idiota, deja de jalar así a Kondo-san!- gritó mientras corría a mayor velocidad.
- Decías...- dijo Gintoki esperando la explicación
- Sí, bueno, mi Tía vino en busca de sus únicos parientes más o menos cercanos osea Shin-chan y yo, además de que se podría decir que ella es la encargada de nosotros después de la muerte de mi padre y también nos visita para saber en qué condiciones vivimos y para... para...- explicaba ella pero de repente enmudeció y se puso un poco roja.
- ¿Para llevarte con los de tu especie?- preguntó él mientras se agitaba su plateada cabellera en señal de que le importaba un bledo el asunto pero dejo en paz su permanente natural al sentir el puño de Otae hundirse en su cara.
- No, vino para llevarnos con ella y allá me presentará un muchacho para comprometerme- dijo la castaña mientras ponía cara de tristeza.
- ¡Qué considerada al avisarnos primero!, extrañaré bastante a Shinpachi; es una verdadera lástima que ya no vaya a estar con nosotros pero seguro que encontramos otras gafas más carismáticas y sin complejo de hermana, que igual sepan hacer la limpieza y que saquen un puesto más alto en la encuesta de popularidad. Ojalá no envenenes al pobre tipo con tu materia oscura, ¡Kagura, despi...- decía el samurai pero volteo a ver a la chica quien trataba de contener las lágrimas, eso lo hizo sentirse un poco mal, enseguida se le prendió el foco y supo que tenía que ver él en todo ese asunto- dete!... mierda, ahora sé por qué no debí de levantarme del futon hoy-se dijo mientras se daba una palmada en la frente.
- Bueno, gracias de todas formas Gin-san, iré a decirle a mi Tía que todo fue mentira, quizá partamos mañana así que por favor ve a despedirnos con Kagura-chan- dijo Otae levantándose para salir de aquella habitación pero Gintoki fue más rápido y se paró justo frente a ella para impedirle el paso
- ¿Otras gafas? ¿en qué demonios estoy pensando?, si encontramos otras gafas más carismáticas tal vez me quiten el primer lugar, no puedo permitir que eso pase- dijo el sonriendo, a la chica se le iluminó la cara y sonrió con mucha calidez.
- ¿De verdad Gin-san?- preguntó poniendo las manos sobre su pecho.
- Ya qué, no puedo dejar que Shinpachi se vaya sin haber aprendido a ser un honorable samurai- dijo Gin mientras metía distraidamente su dedo meñique en el oído para ver si no había algo de mugre ahí.
- ¡Muchas gracias!- dijo la castaña desbordando alegría.
- Peeero, no será gratis- advirtió él- Ahora explícame que tengo que hacer y como me pagarás- dijo tomando asiento de nuevo.
- Ya me lo suponía- dijo ella alegremente también sentándose- Mi Tía antes que otra cosa me explico lo que te dije sobre el compromiso que planea, yo mentí diciendo que ya tenía pareja puesto que no quisiera pasar mi vida junto a un desconocido- explicó tornándose seria.
- Y le dijiste que el maravilloso Sakata Gintoki era tu pareja, muy lista, muy lista- dijo el poniendo pose de galán de telenovela para darse aires de interesante.
- B-bueno, de hecho consideré a Hijikata-han pero él no me iba a querer ayudar, Katsura-san siempre se la pasa huyendo y le iba a pedir a Kyuu-chan que me prestara a Tojo-san pero él es demasiado raro- dijo ella sin mirarlo, con esas "posibilidades" el samurai se sintió como aquella vez que el ladrón de ropa interior le dejó una prenda en señal de que no era popular con las mujeres.
- Le hubieras dicho a Kyuubei, solo tenías que ponerle un plátano en los pantalones y habrías cumplido sus dos sueños: vivir contigo y tener algo en su entrepierna- dijo Gintoki haciendo un puchero algo ofendido.
- Pero ya cualquiera se da cuenta que ella es una chica y para ser hombre es muy bajita, además dije que eras tú porque eres de más confianza, Shin-chan también te conoce muy bien y creo que está de acuerdo en que tu finjas ser mi pareja- explicó Otae para tranquilizarlo.
- Si ya lo sé, pero seguro que es porque el idiota de Hijikata es más apuesto que yo y que Zura tiene el cabello largo, liso y sedoso, a pesar de que soy el protagonista, a mí me dizque dibujaron con una permanente natural y plateada, ¿qué maldita combinación es esa?, lo peor de todo es que mis hijos, mis pobres hijos tienen un 50% de posibilidad de sacar esta maldición ondulada y no solo ellos, mis nietos, mis bisnietos, puede que carguen con esta horrenda cabellera, quizá debería irme a una montaña, para convertirme en un ermitaño, seré conocido como "el ermitaño de cabello plateado y permanente natural" y así morir solo y viejo, sin descendencia alguna- decía el samurai mientras se lamentaba en una esquina pero dejo el drama para seguir con la plática- Y... ¿dónde está la parte en la que me pagas?- preguntó el peliplateado olvidándose de su ondulado problema.
- A eso voy, como supuestamente ya tengo pareja, ella me apoyará con "la boda", y con lo de 'apoyará' me refiero a que me dará dinero- respondió ella con un brillo de ambición en los ojos.
- Un plan muy bueno pero tiene una enorme falla, ¿que no querrá ella venir a "la boda"?- inquirió de nuevo Gintoki
- No se hará, por que días antes te encontrare en pleno acto con otra mujer, eso me destrozará el corazón y me dejara una cicatriz enorme que tardará mucho en cerrar, al menos diez años ya que yo estaba perdidamente enamorada de ti - dijo la castaña dejando caer unas lágrimas falsas.
- Bien, quiero el 70% del dinero de la boda- dijo el extendiendo una mano.
- 20%- dijo ella.
- 65%.
- 21%.
-50%.
-30%.
-40%.
-Se queda en 40%, ahora vamos, te presentare formalmente con mi Tía- dijo ella jalándolo levemente de un brazo.
- ¿No es malo que le mientas así a un pariente?, digo porque dijiste que ella es la única de tu familia que queda- pregunto el samurai
- Si me pidiera ir yo sola con ella, lo haría sin vacilar pero también involucra a Shin-chan y sé que él es muy feliz de estar contigo y con Kagura-chan- respondió Otae encogiéndose de hombros.
- El cuatro ojos se moriría de tristeza si te vas, de todas formas lo haría para que no te fueras, cuando Kyuubei te llevó no fue muy agradable- contestó Gintoki apreciando una mesa rota en una de las habitaciones, probablemente fue masacrada en uno de los arranques de ira de la chica medio gorila, ella se sonrojó levemente por la respuesta de él.
-Oi, ¿tendremos que vivir juntos?- preguntó.
- Sí- dijo ella como si nada.
- Pero, ¿y Kagura?, ¿Mi negocio?, ¿podré ir al Pachinko en lo que viva contigo?- preguntó el de nuevo.
- Kagura-chan puede vivir con nosotros, si la tía pregunta ella es tu hermanita, podrás ir a trabajar normal- respondió la castaña sonriendo- Pero si gastas dinero de más y me pides un solo centavo yo te arrancare los testículos para utilizarlos en un juego de pinball, ¿quedo claro?- declaro mientras se tronaba los nudillos.
- Como el agua, señora- dijo el samurai un poco asustado. Quizá no fue buena idea aceptar el ayudarla porque ¿Qué pasaría si los demás se enteraran?, ¿la tía se tragaría aquella farsa?, ¿tendría que comer aquel tamagoyaki incinerado todos los días durante esa semana?, ¿podrí leer la Jump tranquilamente?, ese tipo de dudas lo asaltaban pero se tendría que "sacrificar" puesto que Shinpachi era de su familia y a la familia no se le da la espalda cuando una tía gorda y vieja viene a llevárselo.
Si alguien llegó hasta aquí, muchas gracias por leer n.n
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Que la fuerza los/las acompañe~