N/A: Ya sé, ya sé. Se supone que debo estar terminando las actualizaciones de Goodbye Halcyon days, Geishas Dream y de Star Collision, pero este fic ya lo tenia pensado desde hacia mucho, aunque tuve que cambiarle varias cosas. La mitad de este fic estaba escrito mucho antes de Star Collision y de Geishas Dream, ero debido a que no tenia mucha musa, pues lo deje incompleto. Lo había pensado como una saga después de lo de Hueco Mundo, pero después de haber visto el cap del miercoles, pues decidi cambiarlo y escribirlo con la Saga de ahora. Por cierto, el cap del miércoles estuvo realmente bueno, aunque sigo pensando que no me gusto que Rukia apareciera. No me vayan a entender mal, Rukia es uno de mis pj favoritos, es que simplemente esperé más de los nakamas humanos de Ichigo (Ishida, Chad y Orihime) y me desilusionaron. Terminaron necesitando la ayuda de Ichi y este termino necesitando a Rukia. Deprimente, muy deprimente, pero esperemos que Tite no nos siga trolleando con todo esto ¬¬

Dedicatoria: Este fic va dedicado a todos esos chicos y chicas que siempre leen mis trabajos y siempre me dejan un review. Muchas gracias, no saben cuan feliz me hace leer sus opiniones y todo las cosas que me escriben en sus reviews. Este fic va para todos ustedes, que saben quienes son ^.^

Disclaimer: Debido a que no tengo suficiente $$$ para pagarle a ninguno de los personajes de Bleach para el disclaimer de hoy, pues lo diré yo ¬¬ "Bleach es la obra maestra de Tite Kubo Sempai, publicado en la Shonen Jump y llevado a la animación por la Pierrot. No me pertenece, tampoco me pertenecerá algún día, pero pueden estar seguros de que si fuera mio, Bleach ya tendría pareja canon. Sip, Ichihime por siempre. " - ahorrare dinero para poder traer a algún invitado en el próximo cap, jejeje


Bittersweet Simphony

CAP I: The most painful thing: Say Goodbye

¿Cómo podrían describir la felicidad que estaba sintiendo en ese instante? No, no existían palabras que pudieran describir su alegría. Eran demasiados los sentimientos encontrados. Felicidad, ese era la principal. Aquellos dos malditos hombres habían sido vencidos, y él había recuperado nuevamente sus poderes, además de que se encontró con sus viejos amigos, y pudo salvar nuevamente a sus nakamas. Hacia 17 meses que él había vencido al peor traidor de la Sociedad de Almas, y por ello había perdido sus poderes, pero ahora los había recuperado, volvía a ser un shinigami, y había vuelto a salvar a la Sociedad de Almas de una posible amenaza.

Entre todas las personas que se acercaban al joven Kurosaki Ichigo, se había acercado el mismísimo Yamamoto, el Capitán General de la Sociedad de Almas. El capitán general había ido personalmente a la tierra, para agradecer al joven por su osadía de volver a salvarlos a todos. En una pequeña conversación con el joven le planteo el deseo de que Ichigo se convirtiera en el Capitán de la Quinta División, algo que había asombrado a Ichigo. El chico de cabello naranja jamás se espero algo como ello. ¿Ser capitán? ¡Por Dios Santo! Eso jamás había pasado por su cabeza, estaba demasiado lejos de su corta imaginación. Una gran oportunidad que solo se estaba presentando en ese momento.

El chico dudo por unas horas, pero no fue hasta que su padre le hizo ver la gran oportunidad que ello representaba que el chico decidió dar el paso y aceptar el cargo. Rukia, quien ahora era la teniente del capitán Ukitake, no podía creer que su amigo hubiera aceptado y que ahora estaría con ellos en la Sociedad de Almas, igual que tampoco lo podía creer Renji, el nuevo capitán de la tercera división. Todo cambiaria de ese día en adelante, ya no sería más un shinigami sustituto, sino un Capitán. El capitán Kurosaki Ichigo.

La única persona que no sabía cómo reaccionar era Inoue Orihime. La chica sentía que esa era la gran oportunidad de Ichigo, donde entrenaría, y sería una persona importante, pero inminentemente una tristeza la albergo. Ella no volvería a verlo, y ella lo amaba demasiado. Y eso le dolía inmensamente en su interior. La única que parecía percibir el dolor de la chica era Matsumoto Rangiku, que al ver la sonrisa falsa de la chica, la llevo a otra parte.

Matsumoto conocía el dolor de la joven, ya había sufrido demasiado al ser raptada en Hueco Mundo y ahora al saber que había traicionado a su Kurosaki-kun cuando Tsukishima influencio sus pensamientos, como para poder aceptar que su gran amor se fuera. Aun ella no tenía el valor de decirle sus sentimientos a Ichigo, al menos no mientras este estuviese despierto. Y en ese momento decidió que ella no le diría nada jamás. Ella no iba a ser tan egoísta de expresar sus sentimientos cuando en esos instantes él estaba feliz. No solo por su nuevo cargo, sino porque había logrado vencer nuevamente a un enemigo y logro proteger a todos sus amigos y familiares. Ella prefería decirle adiós, porque quizás, solo quizás, ella volvería a verlo en otra vida, si es que estaban destinados a estar juntos. Después de todo, si había callado sus sentimientos durante estos 17 meses, ¿Por qué no callarlos ahora?

—Ichigo— eran muy pocas las veces en que Isshin le hablaba con tanta seriedad a su hijo, y mucho menos comportándose como un hombre serio, y eso llamo la atención del nuevo capitán, quien escucho atento a su padre. —Masaki estaría muy orgullosa si estuviera en estos momentos aquí, aunque sé que ella siempre está contigo. — dijo el hombre, sonriendo. Ichigo solo pudo sonreír de lado y asentir. Solamente su padre conocía cuanto extrañaba Ichigo a su madre. Él jamás había dejado de pensar en ella, él la adoraba y la adoraría por toda su vida.

—Lo sé, viejo. — respondió el chico, recibiendo un par de palmadas en su espalda por parte de su padre, que de un momento a otro decidió lanzarle una patada a Ichigo, que a duras penas logro esquivar. — ¡Maldito!— le grito Ichigo, ya sabía que la seriedad de su padre no duraba mucho y por lo visto con eso lo dejaba a demostrar.

El momento más duro del chico fue despedirse de sus hermanas, sobre todo de Yuzu. La pequeña Kurosaki no comprendía lo que estaba ocurriendo, y mucho menos por que su hermano debía irse. Karin, a pesar de no darlo a demostrar, estaba muy afectada. Amaba muchísimo a su hermano, y ahora no lo vería quizás por un buen tiempo. Ichigo les prometió que volvería antes de su graduación de ultimo año, además de haberles advertido que no iba a permitir que tuvieran algún novio, no hasta que no se graduaran de la universidad, lo que provoco que Yuzu se quejara, aun entre lagrimas.

Con Chad e Ishida las cosas fueron un poco mejor. Un intercambio de insultos entre él y el Quincy, donde terminaron expresando el placer de haber pelado juntos. Esa era su forma de expresar su amistad, igual que con Chad, donde solo se dieron la mano y se dijeron una que otra palabra, entre ellas las disculpas del gigante por haber caído en semejante trampa y haber peleado con él por ello. Ante esto, casi todos los shinigamis que estaban en la ciudad, quienes habían sido enviados al ver lo sucedido con los fullbringers, se habían regresado a la Sociedad de Almas, a excepción de Toushiro, quien hablaba con Karin, Matsumoto, Renji y Rukia esperaban por Ichigo.

—Inoue— Ichigo observo directo a los ojos de la chica. Sus grandes ojos estaban repletos de lágrimas, que se deslizaban sigilosamente por sus mejillas, sin que ella se percatara. Este era el momento más duro de la chica, parecido al momento donde se despidió de su hermano. Habían pasado 17 meses donde Ichigo no había tenido poderes, donde la amistad de ambos había crecido y fortalecido, pero ella se sentía mal, ella no había podido hacer lo que siempre se decía, no lo había podido proteger de esos dos hombres. Ichigo había llorado, había sido empalado dos veces, y aun así, él termino protegiéndolos, como siempre ocurría.

—Arigato, Kurosaki-kun. Gracias por salvarme… por salvarnos a todos nuevamente. — el chico sonrió amablemente a la chica, tomando entre sus manos sus dedos, apretándolos suavemente. La mano de la chica era mucho más pequeña que la de él, pero su piel era sumamente suave y delicada ante su tacto. Orihime se había vuelto mucho más hermosa durante esos últimos meses, su cabello naranja ahora era semi rizado, y le llegaba hasta la cintura. Sus ojos eran mucho más hermosos y grandes, y sus mejillas porcelana siempre mantenían ese ligero rubor, o al menos eso era lo que pensaba Ichigo, quien no se percataba que cada vez que la chica estaba a su lado, ese rubor aparecía, mientras tanto sus mejillas solían ser de su tono normal, porcelana.

—Volvería a hacerlo si fuera necesario— le dijo honestamente. Los dos jóvenes ya poseían un ligero rubor en sus mejillas. —Inoue…— ¿Qué podía decirle? ¿Qué la extrañaría demasiado? ¿Qué era lo único que no podría soportar de estar en la Sociedad de Almas? ¿Qué durante todos estos meses había aprendido a apreciarla como una de sus mejores amigas? ¿Qué extrañaría hablar con ella diariamente? ¿Qué extrañaría todas las veces en las que la acompañaba a su hogar? ¿Qué extrañaría como sus dedos se interceptaban en los suyos como en ese instante? —no quiero que llegues en un buen tiempo a la Sociedad de Almas, espero que puedas terminar tu carrera, tener un esposo, un hogar e hijos, todo lo que siempre has soñado— murmuró el chico, luego de respirar hondamente y decirse a sí mismo de que él no podría ser tan egoísta de expresar lo que sentía. Él ya no iba a estar en el mundo humano, él iba a ser un capitán, era poco probable que volvieran a verse con regularidad. ¿Cómo podría decirle todo ello? Conocía a Inoue, si lo decía, ella sufriría y seria infeliz por el resto de su vida. Sus palabras fueron un arma de doble filo para la chica. Le dolían por que ella no podría encontrar a alguien como él, no deseaba tener una familia sino era a su lado. Pero no solo le dolían por ello, sino porque entendió que Ichigo no la quería, y no era que no le sorprendiera, porque ya se lo esperaba, era por es mucho más doloroso escucharlo que imaginarlo diariamente. Una sonrisa hueca se dibujo en su rostro, para luego asentir.

—Lo prometo, Kurosaki-kun— dijo aun con esa sonrisa hueca en su rostro. Ichigo reconoció al instante que la chica no era sincera. Durante esos meses, Ichigo había conocido cada faceta de Inoue, desde la determinada, hasta la chica amigable e inocente. Conocía sus sonrisas, y sabia que esa sonrisa era la que solía expresar 'no te preocupes, estoy bien' aunque en realidad estaba muriendo por dentro.

—… bien, esta será la última vez que nos veamos durante un buen tiempo… Sayonara, Inoue. — el corazón del chico palpito rápidamente, dándole otro ligero apretón a los dedos de Orihime. La chica no pudo contener las lágrimas, al subir su mirada a la del chico. Quizás él no la amaba, pero eso no importaba, ella seguiría amándolo por toda la eternidad. No importaría cuantos días y noches pasaran sin verlo, él siempre estaría impregnado a su corazón y su alma. Por toda la vida. Por eso había amado y disfrutado esos 17 meses, porque su amistad con él había crecido, y eso jamás ella lo olvidaría.

—Sayonara… Kurosaki-kun…— sus dedos se soltaron, mientras el chico comenzaba a caminar, aun observando a la chica, luego dio la vuelta y entro al senkaimon que lo llevaría al Seireitei. Adiós, Ichigo-kun se dijo mentalmente la chica, mientras el portal se cerraba tras de Ichigo y podía ver como la mitad de su corazón se iba tras de él.

Hubo un minuto de silencio, que fue interrumpido por Ishida, al ofrecerse al acompañarla a su casa. Pero la chica solo deseaba estar sola, aun no podía creer en todo lo que había ocurrido, que Ichigo fuera ahora un capitán; que Tsukishima y Ginjou-junto a los demás fullbringers- hubieran sido vencidos, porque siempre habían sido malos; que Rukia hubiera aparecido y devuelto los poderes a Ichigo… todo era tan confuso y deprimente. Orihime negó la cabeza. Se disculpo, para darse la vuelta y comenzar a caminar en silencio, observando con el rabillo del ojo todo a su paso. Las personas que caminaban por las calles la observaban dubitativos al observar las ropas desgarradas que llevaba puestas, siempre que había una batalla terminaba de la misma forma. A la chica le importo muy poco, más bien parecía estar demasiado sumergida en sus pensamientos como para pensar en lo que los demás dijeran de ella. Orihime cruzo el parque, escuchando las risas de los niños, observando las parejas caminar de mano. Sonrió torpemente, ella había creído que jamás iba a poder regresar al parque, ver el sol, o sentir el aire en su cuerpo cuando había sido raptada a Hueco Mundo. Ahora que lo pensaba todo era estúpido y nada tenía sentido, porque no estaba él. Era sumamente egoísta su pensamiento, pero era todo lo que podía pensar. Observo el edificio de su residencia, para suspirar lentamente. Limpio las lágrimas que se habían deslizado mientras caminaba por el parque y subió las escaleras, para dar con la puerta de su apartamento.

Como si se tratara de un zombie, Orihime entro al apartamento. Todo estaba completamente en orden, y al estar en completa soledad, todo lo que podía escuchar era el Tic Tac del reloj y su respiración agitada por el subir las escaleras con rapidez. Observo la fotografía de su hermano Sora y le dio una leve reverencia.

—Eh regresado, onii-chan.— murmuro, dejando que las lagrimas volvieran a deslizarse por sus mejillas, luego de esto, la chica de cabello naranja entro a su baño, quitándose las ropas desgarradas, arrojándolas al suelo, observándolas con cierta culpabilidad. ¿Cómo había caído en un truco tan malvado? ¿Cómo había actuado en contra de Ichigo? ¿Cómo? Abrió la pluma y dejo el agua correr, para que se calentara, mientras se observaba al espejo. Tenía ojeras, sus mejillas estaban sucias por las lágrimas y el polvo de las explosiones y batallas, en sus ojos grises comenzaban a formarse las pequeñas venas por tanto llorar. En general, estaba en muy mal estado físico. Se metió en su tina con agua caliente, percibiendo como el agua limpiaba las impurezas físicas. Su mirada estaba perdida, no sabía porque, pero de un momento a otro deseaba llorar, pero las lagrimas no salían, como si se hubiera quedado paralizado su rostro, ¿acaso las lagrimas se agotaban y por eso ella ya no podía llorar? ¿Acaso había llorado tanto durante todos esos meses que sus ojos se habían secado? Salió del baño, veinte minutos después, y busco una de sus pijamas predilectas, una de color azulada y con pequeños ositos impresos.

Con pasos automáticos, Orihime llego hasta el pasillo de su apartamento, y se deslizo hasta el suelo, abrazándose a sí misma, sin llorar o poder decir algo, estaba paralizada. Respiraba porque tenía que hacerlo, y lo hacía de forma automática, no porque ella quisiera. Su mente solo podía procesar los momentos donde había observado a Ichigo peleando por salvarlos de nuevo-pero sobre todo con la mirada que le había dedicado el chico a Rukia, luego brincaban a la parte donde el daba la espalda y entraba al senkaimon, junto a Rukia, Renji, Matsumoto y Toushiro. ¡Dios, como le dolía el pecho! Su teléfono celular sonó una y otra vez. La primera melodía era de Tatsuki, la segunda debía ser de Chad o Ishida, y la última era para los números no identificados. No podía responder, porque no sabía cómo hacerlo, o que decir, ¿Qué debía decir? ¿Qué? ¿Qué? Su mente estaba en blanco, como si los efectos del lavado de cerebro de Tsukishima aun estuvieran en ella, dejándole solamente aquellas dos imágenes en su mente, en las cuales el protagonista era Ichigo. La noche llego, y ni siquiera tuvo la fuerza necesaria para colocarse de pie y encender la luz. Se quedo en oscuridad total, solo percibiendo los sonidos de uno que otro auto, y de sus vecinos abriendo o cerrando sus puertas. Sus ojos estaban colocados sobre los impresos de sus osos, pero era como si no estuviera viendo nada. Sentía su cuerpo horriblemente agotado, pero el dolor más horrible era el que sentía en su pecho, como si su corazón se estuviera despedazando. Ella era una asquerosa egoísta, como podía estar pensando en sus sentimientos cuando sabía que Kurosaki-kun estaba feliz.

De un momento a otro, sin haberlo previsto, comenzó a llorar en voz alta, casi convulsando, sintiendo como su respiración era trabajosa y como su pecho subía y bajaba por sus gritos. Sus llantos desgarradores le arrebataban el aliento, mientras que acostaba su cabeza sobre el frio suelo, las lágrimas mojándolo. Su cuerpo temblaba con brusquedad, mientras mas y mas sollozos se abrían paso por su garganta, secándola e hiriéndola. ¡Oh, dulce dolor! Odiaba todo, deseaba morir, deseaba desaparecer. Pero si moría, deseaba no ir a la Sociedad de Almas, porque allí estaría él. Y él le había dicho que no deseaba verla allí, porque deseaba que ella tuviera una familia. Nuevamente ese maldito trato de hermanos. ¿Acaso le era tan difícil entender que ella no lo quería como hermano, que a los únicos que quería como hermanos eran a Ishida, Chad e incluso Abarai? ¿Acaso amaba tanto a Rukia que le era imposible entenderlo? Ahh, claro, ya entendía por qué no quería que fuera allí, él iba a tener el camino libre con Rukia-ellos habían estado 17 meses sin verse, sin hablarse, era lógico, él no deseaba tener que volver a lidiar con un estorbo, con una carga a la que debía estar salvando a cada diez minutos. Todo lo dicho sobre una familia, esposo y carrera eran puras hipocresías. Él no la amaba, y eso era evidente. Otra vez volvía a sentirse mal consigo misma, y todo ese odio. Ella no debía odiar a Rukia, porque ella era su amiga, ella había ido por ella a Hueco Mundo… tampoco podía odiarlo a él, porque él, más que nadie, había sufrido para poder salvarla en aquel horrible lugar, y ahora la había vuelto a salvar. ¿Entonces a quien debía odiar? Su respuesta era a ella misma. Por idiota, por haberse enamorado de alguien que no sentía lo mismo por ella, por haber pensado que ella iba a tener un final feliz. Sorpresa, Inoue Orihime, los finales felices nunca existieron y tampoco existirían. Todo lo que la rodeaba era la dura y asquerosa realidad. Ella jamás iba a ser feliz, porque estaba atada a ese sentimiento. Como deseaba poder borrar su memoria, junto a los recuerdos de él, así quizás, solo quizás, ella podría ser feliz, o al menos intentarlo.

—Orihime-sama, por favor, cálmese, se va a enfermar si continua llorando de esa forma— pidió amablemente Ayame, observando preocupada a Orihime. La chica continúo llorando por un largo rato, ignorando a los Rikka que estaban a su lado, observando cómo su ama se iba destruyendo a sí misma.

— ¡Ya basta!— grito Tsubaki, colocándose frente a ella, captando su atención. —Si bien es cierto que el shinigami no te ama, no puedes quedarte aquí como una idiota, llorando y lamentándote por lo que no pudo ser. Eso es de débiles mujer, eso es de idiotas— dijo el hada, cruzándose de brazos. Los demás Rikkas solo pudieron negar la cabeza ante la severidad de su compañero. —Si deseas ser una estúpida, llorar toda tú vida y lamentarte el por qué siempre fuiste una carga, adelante. Si quieres lamentarte por qué no moriste, o intentar suicidarte, hazlo, hay muchas formas, inclusive puedo darte ideas. Eres tú la que siempre será una carga por ser tan débil y no querer superarte, eres tú la que cargara con la vergüenza de ser siempre la que debe ser rescatada. Todos tus amigos se han superado solos, todos lucharon por ti cuando estuviste en aquel lugar, y tú te encierras en tú mundo, a llorar por un shinigami y por como la vida ha sido una mierda contigo. ¿Es esa la mujer que nos utilizo la primera vez para salvar a su amiga de aquel hollow? ¿Es esa la mujer que rescato a la shinigami de ser asesinada por un compañero shinigami al pensar que no podrían hacer nada? ¿Es esa la que se interpuso ante un espada mucho más fuerte para que no atacaran a el shinigami, llevándose el ataque que pudo haberla asesinado? ¿Es esa la que se entrego al enemigo para salvar a sus amigos? ¿Es esa la que coloco su escudo para salvarlo del ataque del espada? ¿Es esa la que estuvo entrenando por 17 meses para ser mejor y no ser una carga? No, no lo creo, esto que estoy viendo frente a mi es solo un trozo de la verdadera mujer, solo un restante de lo que verdaderamente era. ¡Y joder! ¡Me arrepentiré de esto! Pero extraño a esa mujer loca, extremadamente rara y tonta que siempre estaba dispuesta a superarse para luchar con sus amigos, aquella que siempre se estaba prometiendo a si misma que sería mejor para algún día poder pelear al lado de ellos sin ser una carga. Esta llorona y estúpida que tengo frente a mí la desconozco como ama. — condeno Tsubaki con voz fuerte y determinada para el horror del resto de sus compañeros.

—Perdónelo Orihime-sama, él no sabe…. —

—Tsubaki-kun— los ojos de la chica se cristalizaron nuevamente, pero los Rikka notaron que en ella había de nuevo un poco de brillo. Obviamente no era como antes, y todo por el shinigami, pero al menos su ama comenzaba a recuperarse. —Arigato— la joven atrajo con sus dedos al hada para darle un abrazo, Tsubaki, luego de varias quejas y amenazas, cedió al abrazo, dándole una suave palmada en la cabeza a la chica. De todos los Rikkas, el que siempre la entendía y la hacía colocarse de pie era Tsubaki, y por su estupidez nunca le había mostrado importancia para el ataque, hasta hace 17 meses, donde el hada masculina se había convertido en el primero al llamar, y el que siempre le estaba hablando mentalmente. Orihime suponía que Tsubaki era como un Zangetsu para Ichigo, el espíritu que siempre le estaba explicando y hablándole sobre cómo controlar y manejar sus poderes.

Orihime limpio sus lagrimas y se encamino nuevamente al baño, para refrescar su rostro. ¿Por qué pensar negativamente? ¿Acaso ella no lo amaba? En vez de estar triste debía estar feliz, Kurosaki-kun no había muerto, ¡él era un capitán! ¡Un avance en su carrera! Y se lo merecía, por Kami-sama que si lo merecía. Él había sido el que más trabajo tuvo durante toda la lucha. Él no solo había salvado a Rukia, sino que la había salvado a ella, y a Karakura de Aizen, y ahora volvía a salvarlos de Tsukishima y Ginjou. Ella procuraría que sus poderes siguieran creciendo, para cuando hubiera un nuevo enemigo, ella fuera lo suficientemente fuerte como para arreglárselas sola. Ella les mostraría a todos que ella era fuerte, ella no volvería a ser una carga nunca más. Entrenaría sola con sus Rikkas como lo había realizado todo estos meses, y continuaría aprendiendo a usar ataques con mayor habilidad. Era cierto lo que le había dicho Tsubaki, todo era cierto. No solo se encontraba avergonzada con sus Rikka-especialmente con Tsubaki-, sino con su hermano. Él jamás hubiera podido soportar verla de esa manera tan destruida. Ella debía pensar en que sería el orgullo de su hermano, por que por algo él la había rescatado de los maltratos de sus padres. Por algo los dos habían huido y comenzando de cero.

—Mañana en la tarde comenzaremos nuevamente con los entrenamientos, chicos— les aviso a sus Rikkas. Tsubaki solo pudo asentir, para luego lanzarse y pegarle a uno de sus compañeros. Estaba satisfecho de que sus palabras hubiera valido la pena, él odiaba admitirlo, pero adoraba a esa joven, por eso siempre estaba aconsejando como debía pelear, como debía mantener el control sobre ella misma. Él la podía leer como a un libro.

Orihime fue hasta su cocina y busco en el refrigerador. Tomo el embase de helado de pistacho y busco una cuchara limpia en los cajones. Antes de darle una bocanada, tocaron a la puerta con fuerza y agite. Antes de ir a abrirla, Orihime percibió los reatsius de sus visitantes, para sentirse algo culpable. La chica corrió hasta la puerta y la abrió. Tatsuki, Ishida y Chad estaban frente a ella, agitados.

— ¡Chicos!— sonriente, para la sorpresa de los tres chicos. Ellos, al igual que los Rikkas, se habían percatado que su sonrisa no era la misma de antes, cuando estaba Kurosaki, pero al menos comenzaba a sonreír y ese era un buen paso.

— ¿Por qué demonios no respondías el móvil?— inquirió alarmada Tatsuki. Orihime observo con el rabillo del ojo el teléfono, que estaba sobre una pequeña mesa de madera. Si hubiera sabido que sus amigos iban a llegar tan alarmados, hubiera respondido. Al igual que ella, esos tres jóvenes se sentían muy mal por no haber podido hacer algo para ayudar a Kurosaki. Los cuatro se sentían inútiles al tener que ver como nuevamente Ichigo debía ser el que los salvara.

—Lo lamento, Tatsuki-chan, Chad-kun, Ishida-kun, estaba tomando un baño y no lo escuche. — mintió sonriente. Para su buena suerte, ninguno de los chicos se percató de su mentira. Había aprendido muchísimas cosas durante ese año y medio, y una de ellas era mentir con un poco mas de facilidad. — ¿Quieren entrar? Puedo preparar té. — les ofreció. Los tres chicos asintieron, entrando al apartamento. Luego de un par de horas, donde la mayor parte del tiempo estuvieron reconfortándose a si mismo sobre que en el futuro serian más fuertes, los tres jóvenes se despidieron de la chica de cabello naranja y le dijeron que la verían al día siguiente en el instituto. La chica había cerrado la puerta para sumergirse en la soledad.

Era cierto, ella le temía a estar sola, le temía a quedarse dormida, pero no iba a vencer esos miedos si estaba en compañía de más personas. Ese era uno de los peores problemas que tenía desde que había sido rescatada de Hueco Mundo. Durante 17 meses, todas las noches-seguidas- Orihime tenía horribles pesadillas. No le dijo nada a nadie, no quería que nadie se preocupara, deseaba enfrentar esos miedos sola, aunque lamentablemente no podía.

Camino por todo su apartamento, observo sin interés la televisión y hablo con la fotografía de su hermano por un largo rato. Imagino que debían estar haciendo los duendecillos azules y los alienígenas verdes. ¿Podrían estar pensando en dominar el mundo y ella sin saberlo? Al final pensó en cómo debía ser la vida de Kurosaki en esos instantes. ¿Extrañaría a su familia? Supuso que sí. Él era bastante apegado a sus hermanas y aunque lo negara hasta la muerte, Orihime sabía que él apreciaba muchísimo a su padre.

Luego de ver el reloj y ver que eran las 11:30 de la noche, la chica decidió que por más que no le agradara la idea, debía irse a dormir. Entro a su ordenada habitación y tomo entre sus brazos un oso de felpa, dándole un gran abrazo. Ese oso había sido un regalo de cumpleaños de Sora, su cumpleaños número seis. El joven la había llevado al parque de diversiones, y en una de las atracciones gano el pequeño oso de felpa color blanco y rozado, al que por casualidades de la vida le había llamado 'freso' por el pequeño dibujo de una fresa en su pata de felpa, a Sora le había parecido muy graciosa la ocurrencia de su hermana. La chica se sonrojo, no se había percatado hasta hace dos años que su ojo tenía una fresa y que le había llamado 'freso' y eso le recordaba a Kurosaki-kun. Y como una niña pequeña, Orihime se recostó en su cama, abrazando al oso-imaginando que era su adorado shinigami- y cerrando los ojos, se quedo dormida.

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"¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? ¡¿QUE DEBO HACER?" se gritaba mentalmente, con manos temblorosas. Frente a ella estaba el cadáver de Ichigo, con un enorme hueco en su pecho, como el de Ulquiorra. El espada peleaba con Ishida, cortándole un brazo al pobre joven Quincy. Ella no podía hacer nada al respecto, ella no era poderosa, mucho menos podría atacar a Ulquiorra, Tsubaki moriría con tan solo intentarlo. "¡SALVAME KUROSAKI-KUN!" grito, conociendo que ese grito había sido egoísta, por que Ichigo estaba muerto. ¿Cómo podía esperar que él la salvara?

Pero para su sorpresa, el cadáver de Ichigo se coloco de pie, mientras una horrible mascara con cuernos se hacía presente en su rostro. El hueco aun se mantenía en su pecho. El hollow lanzo ceros a diestra y siniestra, mientras que Ulquiorra los esquivaba a todos.

Lo has convertido en un monstruo— grito Ulquiorra, Ishida se coloco de pie para asentir.

No, no, yo no quise, no, no— lloro la chica, negando la cabeza. El hollow, que antes había sido su gran amor, se volteo hacia ella.

Me has convertido en un monstruo, Inoue— dijo con voz fuerte el chico. Orihime negó la cabeza. Ella no deseaba eso, ella lo amaba, ¿Cómo iba a convertirlo en eso?

Y ahora le temes, patético. Hablas del corazón y del amor por qué es lo que sentías por él cuando era tú salvador, ahora que es un monstruo…— comenzó Ulquiorra.

—… no le amas. Por eso yo siempre seré la que Ichigo escoja. Nuestra relación es mucho más fuerte y llena de confianza, que tú tonta obsesión. No eres nadie para él, Inoue— Rukia estaba detenida al lado de Ichigo, el que ya no era un hollow, sino que lucía su haori de capitán. Observo a Orihime sonriente.

Lo siento, Inoue, pero tú solo has sido una carga para mí. Ahora estoy libre de ti, y puedo salir con Rukia. Ella es la mujer que he escogido, porque es inteligente, fuerte y hermosa… lo que no eres tú. — las lagrimas comenzaban a surcar las mejillas de Orihime.

No, no, por favor, Kurosaki-kun, no digas eso, por favor— comenzó a llorar la chica.

Solo sirves para eso, solo para llorar, hermana. — Sora estaba frente a ella, negando la cabeza.

Onii-chan, no tú, por favor. — suplico la chica, tratando de alcanzar las manos de su hermano, cuando fue bruscamente tomada por su cintura por unas fuertes manos.

Orihime-chan, como has visto somos rechazados por todos. — la voz de Aizen resonó en sus oídos. —Pero sonríe, porque si el sol no sonríe, todos se entristecen— dijo burlonamente. Orihime negó la cabeza, para ver los rostros de todos sus amigos riendo, burlándose de ella. —Sonríe…—

—…tonta…—

—….perra…. —

—….mascota…. —

—…princesa…—

—…carga…—

—… estúpida…—

—…Inoue… Inoue… Inoue… Inoue… no mereces haber sido rescatada…. Inoue… Inoue… Inoue…. — las voces de todos sus amigos comenzaron a resonar más fuerte.

No, no, no, no…. ¡Nooo….—

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—¡NOOOOO!— grito Orihime, cubierta por una ligera capa de sudor frio. Su cuerpo temblaba cuando comenzó a sollozar. —Lo lamento, Tsubaki-kun, no es tan sencillo, lo lamento— sollozo, aun abrazada al oso de felpa. Tenía tanto miedo del desprecio y abandono de sus amigos. ¡Quería ser fuerte! Pero tenía miedo a ello. ¡Deseaba que Kurosaki-kun conociera sus sentimientos, aunque estuviera en la Sociedad de Almas! Pero tenía miedo a su rechazo. ¡Deseaba comenzar su vida nuevamente! Pero tenía miedo a volver a tropezar.

—Tranquila mujer, nadie dijo que esto iba a ser fácil— dijo Tsubaki, el que había salido de las horquillas y estaba delante de Orihime, sonriéndole amigablemente. Muy pocas veces podía ver a Tsubaki de forma casi paternal, sin estar gritando o peleando, y esta era una de ellas. Tsubaki siempre la acompañaba cuando tenía una pesadilla, junto a Shun'ō. Ambos hadas estaban sentados en la cama, sonriéndole amablemente.

—Estaremos siempre con usted, Orihime-sama, cuidaremos de sus sueños— le dijo Shun'ō, sonriéndole cálidamente a la chica. Orihime les devolvió la sonrisa, limpiando sus lágrimas y volviendo a dormir. Esta vez, no hubo pesadilla que la hiciera llorar, por que dos de sus hadas estaban junto a ella.

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.:8 Meses Después:.

Orihime caminaba junto a Tatsuki, con sus mochilas en mano. Las dos chicas se reían sobre un comentario tonto que había realizado Orihime acerca de los duendecillos azules y su plan de conquista del mundo. A pesar de que aun tenia pesadillas cada noche, y extrañaba a morir a Ichigo a cada minuto, la chica había decidido continuar su vida, después de todo lo había prometido y debía cumplirlo. No solo tenía que hacerlo por Ichigo, sino por Tatsuki, Ishida, Chad y todos sus amigos, además de que debía hacerlo por ella misma. Era difícil, pero como solía decirle Tsubaki cuando gritaba en sus pesadillas 'superarse no era imposible'.

Durante esos 5 meses, Orihime había conseguido controlar al máximo sus Shun Shun Rikkas, además de que había logrado obtener el segundo mejor promedio del instituto, tras de Ishida. Lo único que le dolía de ir al instituto era el tener que ver a diario el asiento vacío de Ichigo, y de escuchar los comentarios de los estudiantes. Muchos rumoreaban que Ichigo había muerto debido a sus negocios turbios con los Yakuzas, y que les debía dinero y por eso lo habían asesinado. Pero los comentarios que más le dolían eran sobre los que Ichigo se había escapado con Rukia para casarse y vivir en el extranjero.

— ¿En qué piensas? ¿En los duendecillos azules?— pregunto Tatsuki, ambas chicas se habían detenido por un helado en el parque de Karakura. Orihime soltó una risotada, para luego darle una probada a su helado de fresa.

—No, Tatsuki-chan. Solo pensaba en cómo es la vida de Kurosaki-kun, y si es muy difícil ser capitán. — dijo con una media sonrisa. Tatsuki decidió comenzar a contarle algunas anécdotas graciosas para evitar que Inoue volviera a caer en depresión. La capitana de taekwondo conocía muy bien cómo hacer que la mente de Orihime se alejara del peligroso tema Kurosaki Ichigo. Le comenzó a hablar sobre su crush con un chico. Inoue no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Tatsuki tenía un crush? ¡Jamás creyó vivir para escucharlo! — ¿Quién es?— pregunto Orihime sumamente interesada, volviendo a llevar el helado a su boca. ¿Quién podía ser? No tenía ni la más mínima idea. Tatsuki era demasiado reservada en todo lo que era de romance.

—No te lo diré porque te reirás de mi— negó la cabeza Arisawa. Orihime negó la cabeza, e hizo una cruz con sus dedos, mostrando que no se iba a reír y que no la iba a burlar para nada. Arisawa respiro hondo, luego suspiro. —Ishida— hubo un breve instante de silencio, donde la mirada de Orihime escrutaba a Tatsuki, buscando si era una broma. No, no lo era. De un momento a otro, el pequeño parque se vio inundado de las risas de Orihime, quien tuvo que colocar el helado sobre la banca para poder llevar sus manos a su pecho, mientras sus ojos lagrimeaban, ante la mirada furiosa de Tatsuki. — ¡Me dijiste que no te reirías!— exploto la capitana de taekwondo, con las mejillas rojas por la vergüenza.

—Lo siento… lo siento… es que es gracioso…— una nueva ola de risas invadió el sistema de Orihime, bajando su rostro ocultarlo entre sus piernas, volviendo a carcajearse en voz alta. —…lo siento… es que… es que jamás me lo imagine…— la respiración de la chica estaba agitada. Inoue se incorporo, y mordió su labio ante la mirada de incógnita de Arisawa.

—Sí, lo sé, por eso no se lo diré. — comento Tatsuki, observando los niños columpiarse. Orihime entendía a su amiga, muchas veces se decía a si misma que ella no era nadie para Ichigo. ¡Por Dios! Él un héroe de guerra, valiente, guapo, fuerte… ella era solo una estúpida humana con poderes que la hacían ver como una 'freak'. Orihime suspiro, volviendo a pensar en él. —Es doloroso… saber que jamás podrás competir para estar a su altura. — comento la capitana de taekwondo con seriedad, aun con su mirada puesta en los niños. Pronto llegaría el invierno, a Orihime le sorprendía que aun no callera la primera nevada, porque hacia muchísimo frio, y aun así ellas salieron a comer un helado.

—Lo sé. — comento la chica. Por supuesto que es doloroso y Orihime lo sabía porque lo había vivido en carne propia. ¿Cómo ella podía competir con Kuchiki-san? La shinigami era hermosa, fuerte, valiente y lo más importante, ella había detenido la lluvia de Kurosaki-kun. Ella era su apoyo, no solo moral, sino sentimental, mientras que ella era su carga. Inoue bajo la vista, respirando fuertemente, tratando de sentir otro dolor que no fuera el que estaba sintiendo en su pecho.

—Lo siento, Orihime, no quería traer ese tema. — se lamento Arisawa, sintiéndose culpable de ver la creciente tristeza de Inoue. La chica de cabello naranja negó la cabeza, para dedicarle una sonrisa, la misma que le había dedicado a Ichigo 8 meses atrás. 'Todo está bien, aunque realmente muero por dentro' Las dos chicas se tomaron de la mano, dándose un fuerte apretón. Ambas amaban a las personas equivocadas, las que por desgracias jamás las verían como algo más que amigas. Era tan triste, tan doloroso, tan depresivo…

El horrible grito de un hollow hizo que Orihime y Tatsuki se separaran. A unos quince pies de donde estaban ella, un enorme hollow, que debía ser un adjuchas estaba atacando al alma de una anciana. Inoue se incorporo, sabía que Chad e Ishida estarían en camino, pero ella debía adelantarse. —Estaré bien— le indico a Tatsuki, quien le había suplicado con la mirada que no fuera sola.

Orihime cruzo el parque con determinamiento, sintiendo como su fiel compañero, Tsubaki, salía de las horquillas. No era nada de qué preocuparse, ya había vencido a otros hollow y adjuchas, solo debía concentrarse y mandar a Tsubaki con todo el determinamiento posible. Orihime llego hasta el hollow, un adjuchas mucho más alto y fuerte que ella. El hollow era de un color azulado, con su hueco de hollow en el lado izquierdo, por su hombro. Su máscara era blanca, con rayas horizontales rojas, mientras que sus ojos eran negros con irises doradas "Como Kurosaki-kun" pensó, enviando su escudo hasta la anciana y otro espíritu que no había visto hasta el momento, un niño, quizás de diez u once años.

—Tienes una energía espiritual deliciosa— vocifero el adjuchas, utilizando su puño para tratar de golpear a la joven. Orihime se deslizo con cierta destreza a otro lado, evitando el golpe que pudo haber sido mortal.

—Koten Zanshun— grito Inoue. Tsubaki, quien ya estaba afuera desde el comienzo, se deslizo por el aire hasta el hollow, quien no se esperaba la llegada del ataque de Orihime, provocando que el corte de Tsubaki le hiciera perder el brazo. El adjuchas lanzo un grito de dolor al verse sin su brazo, volviendo a lanzar un golpe hacia donde estaba Orihime. La chica volvió a esquivarlo, pero esta vez con un poco mas de torpeza, cayendo al suelo. Antes de que el adjuchas pudiera atacarla, Chad se estaba encargando de él.

— ¡Inoue-san! ¿Estás bien?— pregunto Ishida, ayudando a Orihime a incorporarse. El Quincy tenía a un lado su arco, esperando la respuesta de la chica. Ishida caminaba hacia su casa, luego de una reunión del consejo de estudiantes, cuando percibió el hollow y se dirigió al parque.

—Hai. Solo fue un rasguño. — le explico. El joven asintió y se fue a ayudar a Chad con el adjuchas. Antes que uno de los dos pudiera dar un paso, dos adjuchas más aparecieron. Ishida pensaba encargarse de ambos, pero Orihime lo detuvo. —Ishida-kun, yo me encargare de uno de ellos. — le informo determinada. El Quincy asintió, no muy convencido, pero sabía que las técnicas de la chica habían mejorado.

"Bien, no puedo enviar Shiten Kousshun porque si no tendría que dejar desprotegidas a las dos almas que están allí y no puedo correr riesgos." Pensó la chica, observando mentalmente sus posibilidades, mientras escuchaba a Chad y a Uryu debatir con los adjuchas. La chica suspiro, alejándose un par de metros del hollow al que debía eliminar, quien no parecía nada interesado en ella. El hollow pego en la tierra, provocando que Orihime se moviera de forma brusca y callera nuevamente al suelo.

— ¡Orihime!— grito Tatsuki corriendo hacia ella. La capitana de taekwondo corría gritando a la chica de que tuviera cuidado, sin percatarse que la que estaba en gran peligro era ella. Un cuarto adjuchas apareció tras de Tatsuki, lanzándole un golpe que la hizo rodar por la hierba.

—¡Tatsuki!— grito desesperada Inoue, al ver que el hollow planeaba matar a su amiga, mientras el tercero esperaba por que Orihime hiciera algo. ¿Qué podía hacer? Ishida y Chad no estaban en los alrededores, debían estar peleando en otra parte con los adjuchas. Allí no estaba Kurosaki-kun, Kuchiki-san o Abarai-kun, solo estaba ella, Inoue Orihime. Si no se movía, iban a matar a su amiga, sino enviaba un ataque, la iban a matar a ella. No podía quitar el escudo de las dos almas, por que los hollows irían tras de ellos y los matarían.

Se sentía como cuando vio a Kurosaki-kun muerto, y a Ishida-kun peleando con Ulquiorra. Ella no sabía qué hacer, ella no podía hacerlo… si, si podía, pero si lo hacía… todo acabaría. Podía lanzar a Tsubaki hasta donde estaba Tatsuki, pero antes de que Tsubaki llegara, ella estaba cien por ciento segura de que el hollow que venía por ella la habría asesinado, por lo que Tatsuki también moriría. Cerró los ojos un instante.

"Lo siento Tatsuki-chan… Kurosaki-kun"

— Koten Zanshun— grito, mientras su ataque iba tras el hollow que estaba a poco pasos de ella. Sin pensarlo dos veces, sin escuchar los gritos de sus Rikkas, sin pensar en las palabras que le había dicho Ichigo y a las que ella les había hecho una promesa… corriendo como si de eso dependiera su vida… con varias lagrimas corriendo por su rostro. Orihime llego hasta Tatsuki, quien desde el suelo le grito que se moviera antes de que el ataque llegara. Lo último que pudo ver Tatsuki antes de que todo se volviera negro fue la sonrisa de Orihime, y pudo leer de sus labios rosados 'Todo estará bien', como si se tratase de una madre protegiendo a su hijo.

Antes de que el hollow volviera arremeter en contra de Orihime y Tatsuki, la espada de Urahara había lanzado un ataque rojizo, destruyendo al hollow en segundos. El tercer hollow se encontraba en el suelo, gritando por el dolor de haber perdido un ojo y por los fuertes golpes de Yoruichi, que a golpe lo termino eliminando. La barrera dorada que protegía a la anciana y al niño espíritu se destruyo en miles de pequeños pedazos, parecidos a la escarcha, bañando la hierba del parque. Lo que antes parecía ser un boomerang del ataque de Tsubaki se destruyo en miles de pedazos, igual que el escudo.

Los ojos de Tatsuki se abrieron de golpe, al sentir como el cuerpo de Orihime la aplastaba, y de cómo su cabello le cubría su rostro, provocando que todo se viera negro. La capitana de taekwondo, con su corazón palpitando fuertemente, separo su cuerpo del de Orihime.

—Orihime— llamo la capitana, colocando el cuerpo de la chica a un lado de ella. Las manos de Tatsuki comenzaron a temblar al ver que el rostro de Orihime estaba pálido, además de la pequeña cantidad de sangre que corría por sus labios, debido al fuerte golpe que se había llevado en su espalda. Sus ojos grises estaban cerrados, su cabello estaba revuelto y sus horquillas… sus horquillas habían perdido su color azul, ahora eran negras, como si no tuvieran… vida… —Orihime, despierta— llamo nuevamente Tatsuki, mientras su vista era nublada por las lagrimas. La chica de cabello negro comenzó a mover a su adorada amiga, la que no se movía… la que no respiraba. — ¡ORIHIME DESPIERTA!— grito a todo pulmón la joven capitana, mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas, cayendo en el cuerpo inmóvil de Inoue.

Urahara y Yoruichi se acercaron, mientras Chad e Ishida corrían tras de ellos. Los dos jóvenes se sentaron a un lado de Tatsuki, quien le gritaba a su amiga que debía ponerse de pie, o si no le diría a todos que estaba enamorada de alguien. A pesar de todo, Inoue no se paro. Urahara llevo su mano al cuello de la chica, apreciando que la joven Orihime, la chica feliz, la que habían ido a rescatar a Hueco Mundo… no tenía pulso. Pero no entendía, porque allí no estaba la cadena que debía unir su alma con el de su cuerpo.

—Tatsuki-chan— la nombrada volteo su rostro para encontrarse con una asustada Orihime, o al menos con el espíritu de esta, la que tenía su cadena rota. Oficialmente ella estaba muerta. La chica de cabello negro comenzó a llorar y a negar la cabeza… su amiga no podía… no podía… NO PODIA ESTAR MUERTA…

—I-inoue-san— balbuceo el Quincy, sin poder entender como su amiga había estado minutos antes peleando, y ahora estaba muerta. Si, era cruel, pero Inoue-san estaba muerta. Nadie podría ayudarla, ni Kurosaki, ni Urahara, ni nadie. Absolutamente nadie. Si no era enviada a la Sociedad de Almas, ella seria consumida por los hollows, y el Quincy jamás se perdonaría eso.

—Inoue-san, ¿Cuándo se corto la cadena?— pregunto Urahara, con una expresión de lastima en su rostro. La chica mordió su labio nerviosa, ella sabía que ahora estaba muerta, que no podría regresar junto a sus amigos, que debía ir a la Sociedad de Almas.

—Yo… yo no lo sé— tartamudeo aun nerviosa. Orihime observo como el padre de Kurosaki-kun, llegaba hasta donde estaban ellos. Inoue no sabía que Kurosaki-san era un shinigami, pero de cierta manera no le sorprendía, Ichigo tenía una fuerza espiritual sumamente fuerte, debía venir de alguien, ¿no?

—Percibí los reatsius de todos en el parque y vine a…— el shinigami observo el cadáver de Orihime en el suelo, con el cabello revuelto y la sangre corriendo por sus labios. Isshin Kurosaki se dio la vuelta para ver a Orihime, aun asustada y temblorosa. —Orihime-chan— fue lo único que pudo pronunciar el shinigami, observando con verdadera aflicción al espíritu de la chica.

—Un adjuchas la ataco por la espalda— explico Yoruichi, aun observando con cierta lastima a la chica. Estaba segura de que si Orihime no hubiera sido tan amable de haberles dejado el escudo a las otras dos almas, ella estaría viva. Pero Orihime era una de esas personas que jamás permitirían que algo les sucediera a los demás si podía impedirlo. Esa era su naturaleza.

—Orihime— lloró Tatsuki, acercándose a la chica, observando con tristeza la cadena rota que tenía en su pecho. Como si estuviera indicando que ella ya no pertenecía al mundo de los vivos. Inoue limpio las lagrimas que corrían por su rostro, no podía demostrar todo el miedo que tenia.

—Tendremos que enviarte a la Sociedad de Almas— índico Urahara, luego de un minuto de silencio, donde todos la observaban. En otra ocasión, Orihime quizás hubiera estado feliz de ir a la Sociedad de Almas, porque podría ver nuevamente a sus amigos, podría ver a Kuchiki-san, Abarai-kun, Matsumoto-san y Toushiro-kun, sin olvidarse de su adorado Kurosaki-kun. Pero ella no estaba feliz…

—U-urahara-san— llamó la chica, tratando de controlar su voz. El ex capitán de la duodécima división asintió a la chica, brindándolo una sonrisa amable para que continuara. Orihime jugó con sus dedos, antes de abrir sus labios. —Perderé la memoria, ¿verdad?— Tatsuki y Chad esperaron la respuesta. Los únicos que parecían conocerla eran Isshin, Urahara, Yoruichi e Ishida, además de Orihime. Ella lo sabía, pero deseaba estar completamente segura. Derrotada, Orihime bajo la cabeza. —Ya veo— murmuró.

— ¡No, no, no, tiene que haber otra forma!— comenzó a gritar Tatsuki, llorando. ¿Cómo Orihime iba a perder la memoria? ¿Cómo iba a encontrarse con Ichigo y los demás? Cuando vio que Orihime estaba 'muerta', se dijo a si mismo que quizás era bueno, porque volvería a recuperar la felicidad… ¿pero sin memoria? ¡Dios, no! No, no, no, ¿Por qué todo esto le pasaba a Inoue, si ella era un ser demasiado inocente? Las manos de Orihime tomaron las de Tatsuki, para dedicarle una hermosa y pacifica sonrisa. Si no conociera a Orihime y supiera que estaba muerta, Arisawa habría jurado que esa chica era un ángel.

—No ocurre nada, Tatsuki. Yo sabía que siempre ocurriría esto. No es nada malo. — era ilógico, la que debía estar recibiendo consejos tranquilizantes era Orihime no ella. Pero una vez más, su adorada amiga, la que le había salvado la vida, volvía a interponer los sentimientos de los demás antes de los de ella. Arisawa negó la cabeza, aun llorando, percibiendo como los dedos de Orihime limpiaban sus lágrimas. Efectivamente, Inoue parecía un ángel, de esa forma tan maternal y llena de cariño con la que apoyaba a su mejor amiga. —Yo siempre los llevare a todos en el corazón. Quizás no los pueda recordar…-varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas- pero siempre estarán en mi corazón. Para siempre. — Tatsuki abrazo a su amiga, como si esta fuera un salvavidas en medio del furioso océano. No podía permitir que se fuera, no podía permitir que Orihime perdiera su memoria. Aun llorando, cedió el espacio para que sus otros dos amigos pudieran despedirse de Inoue. Chad la abrazo con delicadeza, expresándole lo mucho que la quería como si fuera una hermana, y que jamás la olvidaría. Ishida por su parte la abrazo con fuerza, sin causarle daño debido a que el Quincy no era tan fuerte como Chad. Orihime lloro en el hombro de Uryu, ella lo extrañaría muchísimo, era un gran amigo, además de que él la había salvado una vez en la Sociedad de Almas, donde se hicieron más cercanos.

Al no estar presente el shinigami que tenía encomendado Karakura, Isshin le pidió a Orihime que le permitiera ser él el encargado de enviarla a la Sociedad de Almas, a lo que la chica le indico que sería un honor. Orihime se despidió de Urahara y de Yoruichi, dándole las gracias por todo lo que habían hecho por ella y sus amigos. Luego llego el momento de que Isshin la enviara a la Sociedad de Almas.

—No tuvimos mucha oportunidad de poder hablar más, Orihime-chan, pero por lo bien que han hablado Rukia-chan, Kisuke y Yoruichi, además de Ichigo, puedo decir que eres una excelente chica. Lamento mucho no haber podido salvar a tú hermano aquella noche. — se lamento Isshin. Orihime negó la cabeza y le dedico una sonrisa.

—No, Kurosaki-san. Usted hizo todo lo que pudo, pero era el tiempo de que Sora fuera a la Sociedad de Almas, igual que ahora es mi momento. — explico calmada la chica, aun sonriente. Isshin le devolvió la sonrisa.

—Aunque sé que no podas recordar nada, solo espero que mi hijo tenga la suerte de poder encontrarte. Me encantaría tener nietos en la Sociedad de Almas, y más si son los hijos de una linda chica como tú. — Orihime se sonrojo por las palabras de Kurosaki-san, para luego reír junto a él. —Ahh, me recuerdas tanto a mi adorada Masaki. Si te hubiera conocido, estoy seguro de que hubiera deseado que tú fueras nuestra nueva hija adoptiva. — la chica sonrió, aun con sus mejillas rojas.

—Hubiera deseado conocerla, Kurosaki-san. Se cuanto Kurosaki-kun la amaba. — Isshin asintió con cierta nostalgia. Antes de que alguno pudiera decir algo, Orihime observo como comenzaba a caer la primera nevada en Karakura. Los pequeños y delicados copos de nieve caían sobre la nieve y sobre su antiguo cuerpo. La chica sonrió, no podía dejar de agradecerle a Dios de que le hubiera permitido despedirse de sus amigos y ver ese hermoso paisaje, tan lleno de paz.

— ¿Lista, Orihime-chan?— pregunto Isshin, observando con ternura a la chica, mientras cachaba entre sus dedos la nieve. "Solo espero que Ichigo la pueda encontrar, ese muchacho no encontrara una chica más hermosa y buena que Orihime-chan." Pensó el shinigami.

—Hai, Kurosaki-san— respondió sonriente, para luego voltearse a Urahara, Yoruichi, Tatsuki, Chad e Ishida. —Los extrañare… Sayonara…— Isshin, con gran cuidado y delicadeza, utilizo su zampankuto para traspasar levemente a la chica, que solo pudo sentí un leve calor en su estomago, mientras el paisaje que tenía delante de ella se quedaba en su memoria. 'Lamento no cumplir tu promesa, Kurosaki-kun' fue lo último que pudo pensar Orihime, antes de que todo a su alrededor perdiera los colores y se volviera blanco.

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Tatsuki comenzó a llorar nuevamente, al ver el espacio vacío donde hasta hacia momentos Orihime estaba. Ishida se acerco a ella, y sin pensarlo la abrazo, mientras Chad recibía las instrucciones de Urahara de llevar el cadáver de Orihime a la clínica. El joven fullbringer tomo con cuidado el-ahora frio- cuerpo de Inoue y se dirigió a la Clínica Kurosaki, seguido por Isshin. Debía prepara los papeles del acta de defunción de la chica.

Yoruichi le indico a Urahara que iba a ir a la Sociedad de Almas, donde daría la terrible noticia, para que los chicos comenzaran a buscar cuanto antes en el Rukongai a Orihime. Ella no iba a recordar nada, pero era mejor que fueran sus amigos los que la encontraran, y poco a poco le hicieran recordar algunos detalles, que dejarla allí sola y sin recuerdos. Dicho esto, la mujer partió a la Sociedad de Almas. Urahara solo pudo observar el lugar donde hasta hacia un par de minutos yacía el cuerpo de la chica. Ni él no Yoruichi habían llegado a tiempo e Inoue había dado su vida para salvar a Tatsuki. Urahara sonrió, eso era muy valiente de la chica, morir para proteger dos almas y a su mejor amiga. Solo conocía una persona capaz de ello: Kurosaki Ichigo.


A/N: ¿y bien? ¿que les parecio? Se que muchos de ustedes diran, "joder, como le gusta a esta hacer sufrir a la Hime" jaja lo sé, pero surprise, en este fic la que sufre no es la Hime, sino el chiquillo de cabello naranja. buahahaha ya es hora de que Ichi comience a sufrir un poco, ¿no creen? Pues bien, me despido diciendo que proximamente tendran actuializaciones de Star Collision (lo sé, pervertidos, estan esperando el lemmon) y tambien el de Geishas (que se que por ahi hay una lectora que quiere Karin-toushiro) y tendran actualizacion tambien de este fic, ademas de que proximamente estare subiendo un oneshoot ichihime lemmon (ya me volvi perver por todo lo que he leido en ingles) xDDD

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cuidense, los veo luego

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