Pues aquí, yo dando unas señaless de vida!

Enjoy!


Cada que te veo, mi corazón se acelera
Este sentimiento es tan suave como los malvaviscos
Tú siempre eres tan trabajador que nunca me notas
Viendo determinadamente tu rostro
Y sólo en mis sueños podemos
Acercarnos un poco
Ah, Dios, por favor
Concédenos un momento soñado, sólo para nosotros dos

Capítulo 7 – Fuwa Fuwa Time

El poderoso sonido de la batería y el firme tono del bajo resonaban en el almacén, uniéndose a la tranquila melodía del teclado, y al final complementado por el estridente sonido de las guitarras.

La banda estaba practicando para su concierto de antes de las vacaciones de navidad – su asesora y la presidente del consejo estudiantil arreglaron un pequeño concierto.

La maestra Sawako había hecho varios trajes para ellas, así que decidió usar el concierto como una legítima excusa para obligarlas a vestirlos: Nodoka, para calmar al creciente club de fans de Mio, cedió y les pidió que dieran una presentación antes de navidad.

Yui aceptó inmediatamente, emocionada por terminar el año con un gran acto. Mugi estaba muy emocionada, sólo había dado recitales de piano – un concierto con sus amigas más queridas era algo muy distinto. Azusa se negó al principio, pero Ui (con su gentileza) y Jun (con sus fantásticas tácticas de psicología inversa) habían logrado convencerla. A Mio no le importaba el concierto, ya que estaba cansándose del molesto club de fans y si el concierto podía calmarlas, no tenía objeciones.

La presidente del club de música ligera era la más feliz de todas, asegurando que sería un concierto inolvidable. De hecho, ella fue la que sugirió que practicaran antes y después de la escuela, para la gran sorpresa de Yui.

Pero, últimamente, por la forma en que Ritsu actuaba, parecía que no le importaba el concierto.

"Está bien, déjenme confirmarlo una vez más, las canciones que tiene son Gohan wa Okazu, Let's Go, Come with Me, Cagayake Girls, y No, Thank you?" Nodoka tenía su portapapeles listo.

"¿Eh? Ah sí, así es. Tenemos cinco canciones," Ritsu parpadeó, como si acabase de notar que estaba en el almacén.

¿Qué pasa por tu cabeza, tonta Ritsu? Molesta, Mio miraba a la chica. Había estado trabajando en las letras todas las noches – cambiando y mezclando muchas frases, tratando de adaptarlas a cierta cabeza hueca. A diferencia de la única canción que Mio cantaba, las otras 4 tenían que ser más alegres.

Cansada y enojada, Mio tendía a ser más agresiva con cierta baterista cada que ésta soñaba despierta.

Incluso ahora, Mio no sabía cómo actuar con su amiga de la infancia, especialmente después que había escuchado esa desgarradora conversación. Una conversación que no debió escuchar. Como una chica que valora la privacidad más que nada, Mio se sentía culpable cada que recordaba la triste voz de Ritsu. Así que Mio tenía que fingir que no sabía nada. Se hacía más y más difícil hacerlo, pero al mismo tiempo era fácil fingir que no sabía nada. Así era más simple, aunque Mio sabía que era la única que huía de lo que fuera que sentía.

Cada que cerraba los ojos, veía a su versión infantil, parada junto a la joven Ritsu, riendo sin ninguna preocupación. Pero, al mismo tiempo, veía a su versión infantil parada frente a la casa deshabitada donde los Tainakas vivieron una vez, y el álbum de fotos en el suelo. Aunque Mio ya había comprendido las razones por las que Ritsu se fue, algunas cosas no pueden borrarse tan rápido. Mio se odiaba por su necedad.

Y por eso trataba firmemente de reprimir su ira, para evitar arruinar la frágil y renacida relación entre ella y Ritsu.

En cierto sentido, todos los días eran pacíficos; Ritsu y Yui bromeaban, Mugi reiría y Mio trataría de ignorarlas, pero sin éxito. Ritsu se burlaría de ella y Mio la golpearía, mostrando más y más sus sentimientos reprimidos. Mugi, Yui y Azusa siempre las observarían con sonrisas en el rostro. Rodeadas por una atmósfera tranquila, Mio sonreía más a menudo – era familiar, tan dolorosamente familiar que sentía que había sido regresada en el tiempo.

A veces, sentía que estaban dentro de un mundo paralelo – un mundo que no involucrara pandillas, en el que Ritsu y ella habían crecido juntas e ido a la misma secundaria y preparatoria. Pero era imposible, esa idea se desvaneció de su mente tan rápido como llegó.

Los días pasados, Ritsu había estado apagada, como si estuviera decepcionada por algo. Las otras chicas estaban muy concientes de no decir nada, pero todas estaban preocupadas por su enérgica baterista. Ritsu parecía distante, con la mente en otro lado y frecuentemente distraída. Incluso ahora, Nodoka esperaba pacientemente a que la presidente del club volviera a la Tierra.

Anteriormente, Mio era capaz de traerla de vuelta; la bajista era muy buena atrayendo la atención de Ritsu, ya fuera gritándole o golpeándola en la cabeza. Las demás amaban ver la dinámica – después de todo era muy entretenido, y Ritsu parecía regresar a la normalidad, al menos temporalmente. Pero hoy, todas sintieron el molesto humor de Mio y no sabían que pasaría.

Por fortuna, Yui Hirasawa rompió la tensión. "Mio-chan, Ricchan, Mugi-chan, mis padres regresan a casa hoy así que debo regresar a casa ya," se colgó a Guita en el hombro, sonriendo felizmente, "¿quieres venir, Azu-nyan? Creo que no te han conocido~"

La pequeña sacudió la cabeza. "Está bien, Yui-senpai, yo… ehm, tengo que cenar con mis padres. Las veré mañana, senpais." Azusa apenas se despidió de las otras, saliendo del almacén con Yui tras ella.

"Mio-chan, tengo que ir con Nodoka-chan. ¿Puedes asegurarte de que Ricchan, ehm, despierte?" Mugi miró con preocupación a la aturdida presidente. La tecladista también miró a Mio de manera suplicante, como si le pidiera que no matara a la baterista. Mio rodó los ojos y encogió los hombros. Nunca podría negarle algo a su mejor amiga.

Conforme con saber que no habría una… masacre, Mugi y la presidente del consejo estudiantil también salieron del almacén, dejando solas a Mio y a Ritsu.

Suspirando, Mio caminó a un costado de la baterista, golpeando su frente no muy gentilmente. Ritsu parpadeó, meneando los brazos para tratar de recuperar el equilibrio. Pero desafortunadamente sucumbió ante la gravedad y cayó al suelo.

Mio levantó una ceja. "Todas se han ido ya."

Ritsu no se movió, seguía tirada, mirando al techo con una expresión ilegible.

"Oye, Mio," Ritsu habló finalmente "Y si…" se detuvo, cerrando los ojos y exhalando profundamente. "Olvídalo." Se incorporó lentamente y caminó a las cajas, sentándose y recargándose en ellas.

Pasando su mano por sus mechones, Mio se sentó junto a Ritsu. "¿Qué quieres decir con 'olvídalo'? ¿Qué te pasa, Ritsu? Todas estamos preocupadas por ti y-"

"¿También estás preocupada por mí?"

"¿Qué?" Mio esperaba algún tipo de sonrisa burlona de parte de Ritsu, pero sólo la miraba con un rostro serio. Mio desvió la mirada de esos intenso ojos ámbar, indecisa. ¿Por qué me pregunta eso?

"C-claro que estoy preocupada. Eres nuestra baterista, así que tengo que asegurarme que estás bien."

"Ya veo." Ritsu recargó su mentón en sus manos y miró a la nada.

Mio no estaba acostumbra a esta Ritsu, esta retraída y casi sombría Ritsu. Era casi como mirarse en un espejo y eso la puso muy incómoda. Ritsu… no debería ser como yo.

"¿Puedes decirme qué está molestándote?" Mio trató de mantener su tono de voz tan neutro como fuera posible.

"…No es nada, Mio."

"¿Nada? ¿En serio? Distraerte así… no va contigo, Ritsu."

"…no va conmigo, eh."

Mio comenzaba a frustrarse por las cortantes respuestas de la baterista. Abrió la boca y la cerró de nuevo. Quería preguntarle a Ritsu tantas cosas, pero para hacerlo tendría que contarle a Ritsu sobre sí misma – y eso era algo que quería evitar a toda costa.

De entre todo el mundo, Mio no quería que Ritsu supiera lo que había hecho cuando era integrante de la pandilla de Taka.

Como si leyese su mente, Ritsu miró a Mio y rió irónicamente. "Igual que tú, Mio, hay cosas de las que no quiero hablar."

Al escuchar el comentario de la baterista, la bajista se sintió fatigada, estaba cansada de esconder cosas, cansada de poner una barrera, cansada de reprimir sus sentimientos y cansada de desconfiar de Ritsu. Si pudiéramos regresar el tiempo, cuando sólo éramos nosotras dos, no tendríamos este problema… no, ¿qué estoy pensando, deseando lo imposible?

Mio odiaba su propia complejidad, una parte de ella le decía que hiciera algo y otra parte se negaba rotundamente. Estaba estancada, confundida de qué estaba bien o mal.

Mio-chan, sólo has lo que te dicte tu corazón. No reprimas tus sentimientos. La sueva voz de Mugi hacía en su cabeza.

"Estoy contenta de que mi compañera sea Mugi," comenzó Mio repentinamente, Ritsu se incorporó y se recargó en las cajas, para demostrar que estaba escuchando.

"Cuando llegué a Sakuragaoka, todos me evadían. Lo cual era la decisión correcta, claro." La morena rió aunque su corazón se dolió por aquellos recuerdos de primer año.

"Pero Mugi no. Me trataba de forma normal, igual que como trataba a las demás personas. Pensé que su amabilidad me molestaría, pero no: tenía algo que me impedía enojarme con ella. Aunque apenas hablábamos y eso que somos compañeras de habitación. Yo la ignoraba la mayor parte del tiempo, pero ella no. Me demostró que se preocupaba de muchas formas – lo que le agradecía más era que respetara mi espacio personal. Si yo no quería hablar ella no insistía, pero también dejaba implícito que podía hablar cuando quisiera. Quizás fue porque ella era la única que no me conocía. Tal vez fue porque no me miraba con culpa como Yui. Cualquiera que fuera la razón, me acostumbré a Mugi. Es mi mejor amiga."

Se dibujó una extraña sonrisa en el rostro de Mio, lo que hizo que Ritsu sonriera también. "Era más fácil tolerar a las personas si estaba con ella. Gracias a Mugi, fui capaz de hablar con Yui otra vez. Aunque nunca le dije a Mugi cuan agradecida estaba, así que no digas nada, ¿sí?"

"¿Por qué lo haría? Esto es algo muy personal" Ritsu rió, "Digo, también se lo he dicho a Azusa unas cuantas veces, pero nunca lo he mencionado. Bueno, de todos modos, gracias por contarme. Me alegra que contaras con Mugi."

Mirando a la otra chica por el rabillo del ojo, Mio sintió que Ritsu se veía un poco… ¿abatida?

"Supongo que debo contarte algo a cambio," la baterista suspiró, recargada completamente en las cajas. "Hacías bien al sospechar de mí, transferirme aquí en el último año de preparatoria, supongo que en verdad estoy planeando algo."

Mio no dijo nada, se recargó en las cajas, esperando pacientemente a que la otra chica continuara.

"Mi familia no murió casualmente, Mio. Los mataron."

Mio miró a Ritsu, respirando con dificultad. Los normalmente brillantes ojos ámbar de la chica se escondían tras su largo fleco.

"Parece increíble, lo sé, pero siempre he tenido mis dudas. Aún así, ¿qué puedo hacer? Después de años de sospechas, antes de darme por vencida, finalmente obtuve una pista – el perpetrador vive en esta ciudad. Conoces mi personalidad, en cuanto me enteré, regresé a la ciudad, a pesar de las advertencias de Sa- de mi fuente. He estado buscando algún tipo de pista en los últimos dos meses. Pero-"

Su voz se entrecortó, haciendo que la chica tuviera que aclarar su garganta, avergonzada y frustrada. "Recientemente, mi fuente me dijo que la pista podría ser falsa – puede que el asesino ya no viva en esta ciudad. Mi pista… se fue. Ahora, y-ya no sé qué hacer."

Suspiró agitadamente. "Estoy cansada, Mio."

Al escuchar la voz de Ritsu, Mio tenía la necesidad de abrazar a la chica, recordando todas las veces que fue consolada por Ritsu cuando eran chicas. Aunque su cuerpo no respondió, aún trataba de procesar lo que acababa de escuchar.

Esa noche, Ritsu había mencionado algo sobre el Sr. Tainaka, que vio algo que no debía, y que por eso tenían que mudarse. ¿Es posible que quien los haya matado tenga que ver con eso? ¿Y qué piensa hacer esta tonta? Puedo entender porque, pero es muy peligroso, ¡no debería estar buscando sola a ese asesino! Un momento, ¿por eso Taka-

Mio salió de sus pensamientos cuando algo cálido cayó sobre su hombro. Se congeló, incapaz de mover un solo músculo y sintió que su rostro ardía. ¿Esta tonta se quedó dormida… en mi hombro?

La cálida y tranquila respiración de Ritsu comenzó lentamente a adormecer a Mio. La morena acomodó su cuerpo inconcientemente para que Ritsu estuviera más cómoda.

¿Qué estoy haciendo? Tal vez estoy cansada de lo que pensaba. Supongo que no puede doler, sólo esta vez.

Parece que tengo que buscar a Taka y 'hablar' con él mañana. Pero por ahora…

Mio suspiró exasperadamente y cerró los ojos poco a poco, colocando la cabeza sobre la de Ritsu.

Bien, estoy segura que escape de mi padre. ¡Después de todo, no puede enterarse de que me escabullo para comprarle su regalo!

Sigilosamente, Mugi salió de Sakuragaoka.

Mm, creo que es la primera vez que salgo sola de la escuela. Le hubiera preguntado a Mio-chan, pero dijo que tenía algo que hacer.

Frunciendo el ceño, Mugi recordó el gesto en el rostro de su mejor amiga cuando se fue en la mañana. Mugi no estaba segura de qué había pasado entre Mio y Ritsu. Espero que no se pelearan otra vez… bueno, no parecían estar enojadas. Aunque aún me preocupa Ricchan – ha estado fuera de sí estos últimos días. Me pregunto que tendrá que hacer Mio-chan el día de hoy. ¿Debí haberla seguido? No, Mio-chan valora mucho su privacidad – no debería entrometerme. Estoy segura que me contara luego, cuando quiera hacerlo. Muy bien, ¿adónde debo ir primero?

Antes de darse cuenta, Mugi ya iba camino a Max Burger. Supongo que estoy acostumbrada a caminar por aquí. Tal vez debería visitar a Ritsu, ver si está ocupada-

Su corazón se aceleró con tan sólo pensar en eso – después de todo, nunca había visitado a Ritsu sola.

¿Qué debo hacer? ¿Qué le diría-

BAM

Un repentino sonido provocó que Mugi se tensara, viendo a su alrededor trataba de localizar la fuente del sonido. Luego divisó a Ritsu, quien había golpeado la cerca de madera y mantenía su mano ahí de manera amenazadora.

La baterista estaba parada frente a una chica desconocida, que no se veía alterada por el puño que yacía justo a lado de su cabeza. Había 4 sujetos parados a su lado, temblando y con la cabeza agachada. Parecían que querían intervenir pero estaban muy intimidados para hacerlo.

Escondida detrás de un poste, Mugi siguió observando, su corazón latía aceleradamente contra su pecho. Ritsu apretaba los dientes y miraba con ira a la chica, ésta tenía el cabello café atado en dos colitas enrizadas, y era ligeramente más bajita que Ritsu.

Lo que le sorprendía a Mugi era el hecho que la chica confrontaba a Ritsu a pesar de la gran invasión del espacio personal. La chica era más fría que Mio, incluso en sus días más iracundos.

Tranquilamente, la chica alejó el brazo de Ritsu, pronunciando algo que Mugi no escuchó. Luego le hizo señas a esos 4 sujetos, quienes la siguieron obedientemente y se alejaron de la inmóvil baterista.

Mugi quería ir con Ritsu, pero tampoco quería que supiera que había estado escuchando, aunque fuera accidentalmente. Antes que pudiera tomar una decisión, Ritsu ya había desaparecido.

Por el resto de la tarde, Mugi no pudo concentrarse en sus compras. No podía sacar de su cabeza la escena de la que fue testigo. ¿Quién era esa chica? No parecía ser de por aquí, nunca había visto ese uniforme. ¿Qué le dijo a Ricchan?

"¿Mugi?"

La rubia se dio la vuelta, sorprendida, encontrándose bajo el escrutinio de unos ojos ámbar. Ritsu se rió "Heh, lo siento. Te vi caminando en la tienda así que pensé que podía sorprenderte. ¿Qué haces, Mugi?"

La mente de la tecladista estaba en blanco, incapaz de formular una respuesta; todo lo que podía escuchar eran sus propios latidos y el sonido de sus pensamientos disipándose.

"S-sólo buscaba algo para mi padre. Su cumpleaños es el mes que entra pero pensé que con el concierto y eso debía comprarlo ahora." Mugi no sabía que hablar fuera tan difícil.

"¿Un regalo? ¡Qué genial! El director tiene suerte de tener una hija como tú," Ritsu sonrió pero sus ojos no brillaban.

¿Estará pensando en su padre? Tengo que sacar eso de su cabeza. "E-este, ¿estás ocupada, Ricchan? ¿Te gustaría ayudarme a buscar un regalo?"

"¡No hay problema, déjamelo a mí! Sólo andaba vagando," Ritsu levantó el pulgar, regresando a la normalidad. "Un regalo sorpresa, definitivamente tiene que ser algo que no se espere… ¡ah, ya sé!" la baterista sujetó la mano de Mugi, jalándola. "Sígueme~ ¡Conozco el lugar perfecto!"

Mugi estaba contenta que Ritsu le diera la espalda porque verdaderamente no quería que viera su enorme sonrojo. Sus latidos eran más sonoros que nunca y había perdido toda la sensibilidad en el cuerpo, excepto la mano que Ritsu sostenía.

"¡Ya llegamos! No sé cual sea el color favorito de tu padre, así que tú encárgate de eso."

Mugi parpadeó. De todos los lugares del mundo, no esperaba que Ritsu la trajera a una tienda de artículos de costura.

"…Ricchan, ¿coses?"

Rascando su cabeza, la baterista estaba un poco avergonzada. "Ehm, solía hacerlo. Digo, sí, la gran Ritsu sabe coser – aunque no soy nada sin máquina de costura. Ah, no le digas a nadie de eso, especialmente a la cabeza hueca, ¿sí? Esa Yui no dejaría de burlarse nunca."

Riendo para sí, Mugi quería tomarle una foto al rostro sonrojado de Ritsu. Ricchan es tan linda~ y Yui-chan no me creería aunque se lo dijera.

"No te preocupes, Ricchan. Gracias por darme esta idea. Sé que a mi padre le encantará. Las cosas cosidas a mano son muy personales después de todo," Mugi sonrió suavemente, tomando una hilera color azul pastel.

Ritsu colocó sus manos detrás de la cabeza. "¿No… te llevas tan bien con tu padre, Mugi? Aunque tenía la sensación de que sí."

"Puede parecerlo por fuera, Ricchan, pero aparte de asuntos relacionados con la escuela… no tenemos nada más de que hablar," Mugi no supo por qué, pero no podía dejar de hablar – decidió expresar todo lo que la había estado molestando por tanto tiempo. Ritsu sólo permaneció callada, escuchando.

"Lo intenta, lo sé, pero aún hay algo entre nosotros. Mi madre nos dejó cuando era muy pequeña, así que no sé como era ella. Mi padre solía decirme cuanto me parecía a 'la mujer que decidió dejarlo'. Incluso ahora, probablemente cree que por eso me descuidó mucho durante mi infancia, lamenta haberme educado en casa y no haberme dejado interactuar con otros. Muchas veces he tratado de decirle que no le guardo rencor. Pero-"

"Mugi," sonriendo alentadoramente, Ritsu señaló la hilera que sostenía la chica. "Créeme. Esta vez, tus sentimientos serán transmitidos adecuadamente. Tus sentimientos lo alcanzarán."

Sonriendo, Mugi sintió que algo se había disipado desde su corazón. "Gracias, Ricchan."

Después de pagar, ambas salieron del lugar en cómodo silencio. S-supongo que es todo. Ha sido genial andar contigo hoy, pero aún no quiero regresar al dormitorio, Ricchan.

"¿Tienes algo que hacer, Mugi? ¿Te importaría acompañarme otro rato?"

Sorprendida pero complacida por la invitación de la baterista, aceptó con entusiasmo. Más tiempo con Ricchan… sólo nosotras…

"¡Increíble! Bueno, vamos a un lugar al que probablemente nunca has ido- ah, pero necesitamos tomar el tren, ¿está bien?"

"¡Cualquier lugar que quieras, Ricchan!"

Viendo su relajo, la baterista se quejó. "Mm, si no mal recuerdo, ya perdimos el tren. Oh bueno, tal vez es mejor – Mugi, regresaremos a mi casa. Iremos en moto. No te preocupes en…contré un casco extra, así que no habrá problemas. ¡Vamos!"

Ritsu jalaba nuevamente a Mugi; la tecladista casi tropieza en varias ocasiones por estar viendo sus manos entrelazadas, su mente seguía en blanco.

Durante el viaje estaba en el mismo estado, excepto que traía el casco para cubrir su rostro. Hacía todo lo posible por no acercarse tanto a Ritsu, temía que escuchara su errático ritmo cardíaco pero a la velocidad que Ritsu iba, Mugi más bien se sujetaba por seguridad.

"Lamento ir tan rápido, supongo que estoy acostumbrada a manejar así," Ritsu rascó la parte posterior de su cabeza y dio golpecitos en la espalda de Mugi.

Las piernas de la rubia flaquearon, tanto por el intenso viaje como por el prolongado contacto con la baterista. ¡Nunca me quitaré el casco! Por fortuna, Ritsu esperó hasta que Mugi se sintiera mejor para quitarle el casco. Para entonces, Mugi ya había aplacado aquel sonrojo.

"¡Bien, ya llegamos! ¡Las maquinitas!" Ritsu abrió los brazos, "¿Qué te gustaría jugar primero, Señorita?"

Mugi miró a su alrededor con admiración, las maquinas y las brillantes luces hacían que fuera difícil contener su alegría. Estaba sin habla.

"Heh, apuesto que nunca habías venido aquí," Ritsu sonreía con orgullo, "Déjame mostrarte el lugar~"

El viaje fue como un alegre sueño para la rubia. Era como si su mente estuviera nublada por una neblina de felicidad - ¡no podía dejar de sonreír! Rió cuando Ritsu gruñó por el resultado del juego de la batería; 'sin ritmo' decía la pantalla. Ritsu murmuró algo, que como ese estúpido juego podía compararse con una real y se fueron al siguiente. Ritsu venció a todos los oponentes en el juego de la moto por una enorme ventaja. Los demás la miraban boquiabiertos, y ella sólo hizo la señal de la victoria, sonriendo. Cuando fueron a los juegos de pelea, inesperadamente Mugi ganó cada round, aunque nunca los había jugado.

"¡Vaya, eres buena en esto, Mugi! ¡Mira la cara de ése, no puede creerlo!" se burló Ritsu, rodeando con un brazo los hombros de Mugi, "¿Por qué no nos vamos? Ya sabes, para que pueda llorar. ¡Oh, vamos al siguiente juego. ¡Puedes ganar cupones!"

"¿C-cupones?" la rubia trató de ignorar la calidez en su hombro. En verdad, ¿cuándo había sido tan conciente de la presencia de Ritsu?

"¡Sip! ¡Cuando juntas muchos, puedes ir a cambiarlos por regalos! ¡Heh, sólo obsérvame!" la chica de ojos ámbar enrolló sus mangas y caminó hacia allá.

Media hora después, ya tenían un montón de cupones. Mugi estaba sorprendida.

"¡Muy bien, cambiemos estos!"

Mugi miraba la variedad de peluches – ¡todos eran lindos y adorables! Ritsu volteó a verla y rió. "¿Puede darme ése?" el encargado tomó un gran oso azul y se lo dio a Ritsu, que a su a vez se lo dio a Mugi.

"¡Aquí tienes!"

"¿Eh?" Mugi parpadeó, no podía procesar lo que acababa de pasar. "Pero, Ricchan, son tus cupones-"

"¡Nah, no te preocupes! Los peluches no van conmigo de todas formas – pensé que te gustaría, más que a mí."

"Me gusta, Ricchan. ¡Muchas gracias!" Mugi sonrió y abrazó al oso. ¡Un regalo… de Ricchan!

"El ambiente se vuelve pesado aquí. ¿Por qué no vamos a una heladería? Sé que hace frío y eso pero créeme ¡ese lugar es el mejor! ¡Podemos comer ahí!"

Mugi aceptó, emocionada y Ritsu sonrió. Ésta volvió a tomar su mano y Mugi la sujetó sin dudar.

El viento frío de otoño volaba a través de ellas y su aliento salía como una bocanada blanca. Pero, con una mano sujetando el oso y con la otra entrelazada con la de Ritsu, Mugi nunca había sentido tanta calidez.

El lugar debía ser muy popular, porque a pesar del clima, había mucha gente.

"¿Qué se te antoja, Mugi?"

Sus ojos azules escanearon el menú antes de parar en una imagen interesante. "Quiero éste, Ricchan."

"¿Oh, el especial de lujo? Bien, ¿puedes ir por una mesa? Yo ordenaré."

"Espera, déjame paga-"

Ritsu meneó su mano. "No te preocupes. Digo, siempre nos traes bocadillos para las prácticas, así que déjame pagar esta vez."

Mugi caminó hacia una mesa vacía. Por como iban las cosas temía que su sonrisa fuera permanente.

"Oh, eres tú."

La rubia levantó la vista, vagamente recordaba al sujeto, le había ganado en el juego de peleas. Un vistazo y su conducta hostil era evidente.

"¿En qué puedo ayudarte?" dijo con su usual educación.

El tipo hizo una mueca y dio un paso hacia delante pero se detuvo cuando alguien tocó su hombro.

"Sí, ¿en qué podemos ayudarte?" Ritsu sonrió y colocó los helados en la mesa.

Viendo a la baterista de pies a cabeza, el sujeto llegó a la conclusión que ella no era una amenaza. Al ver su mirada engreída, Ritsu sonrió más ampliamente. "¿Por qué no vamos a otro sitio?"

"¿Qué? ¿Vas a pedir ayuda o algo así?" el tipo rió, colocando su mano de manera casual en el hombro de Mugi.

"No, sólo que aquí es donde la gente disfruta su helado y no quiero arruinar la atmósfera ¿sí? Especialmente cuando tus gritos y sangre arruinarán el humor de los demás."

"¿Qué-" su rostro se puso pálido y Ritsu tomó con rudeza su mano, la alejó de Mugi.

"Por eso quiero que vayamos a otro lugar. Es por tu propio bien," sonriendo maliciosamente, Ritsu lo miró de forma predadora; era como un lobo cazando a su presa.

"E-ehm, acabo de recordar que tengo algo que hacer… s-siento molestarlas," como si hubiera encontrado su lugar en la cadena alimenticia, el sujeto salió rápidamente.

"Tsk, debilucho," Ritsu se burló, sentándose. "¿Estás bien, Mugi?"

"Estoy bien, Ricchan, gracias," extrañamente, ese encuentro no la había intimidado nada. Claro, practicó Judo y sabía cuidarse sola, pero su ritmo cardíaco se había acelerado. Sin embargo, había permanecido tranquila todo el tiempo, como si supiera que Ritsu intervendría. ¿Cuándo me volví tan dependiente de Ricchan? No, no dependiente de Ricchan – sólo creo en ella.

Imágenes de la baterista y los extraños vinieron a su mente, pero a Mugi ya no le preocupaba eso. Confío en Ricchan, sin importar qué.

"Y, ¿por qué no pruebas ese curioso sabor? Nunca lo había visto," Ritsu cerró los ojos, disfrutando de su helado.

Al dar un mordisco, Mugi trató de no quejarse; el sabor era una especie de mezcla entre caramelo, pie de queso y nutella – por separado sabían deliciosos pero juntos…

"Sabe feo, ¿verdad?" Ritsu hizo un gesto. "Oh, aunque este lugar tiene los mejores helados. Toma, cambiemos, el mío es de naranja y vainilla."

"¿Eh? Pero Ricchan-" Mugi trató de protestar, pero la baterista ya había agarrado ese helado y comenzó a devorarlo, con su tenedor. Mugi se sonrojó. E-espera, ¿eso no es un b-beso i-in- Ni siquiera terminó aquel pensamiento. Rápidamente tragó el helado de Ritsu, tratando de ignorar el hecho que usaba el tenedor de la otra chica. Tenía la esperanza de que el frío del helado aplacara el calor de su rostro.

"Phew, no sabe tan mal," gruñó Ritsu, "siempre que lo termines rápido."

"Lo siento, Ricchan, si no lo hubiera ordenado-"

"Nah, no explicaba que contenía ese 'especial de lujo'. ¿Qué tal el mío?"

"E-está sabroso, Ricchan. Que buen helado" Mugi no quería mirar a Ritsu, pero notó que tenía algo de helado en la mejilla.

La rubia automáticamente estiró el brazo y lo limpió con una servilleta. La intimidad de su acción le llegó un segundo después y se encontraban mirándose a los ojos.

Mugi se alejó y tartamudeó, "L-lo siento, Ricchan, s-sólo est-" ¿Cuántas veces me he sonrojado ya?

Ritsu aún miraba tontamente a la tecladista, su rostro también estaba rojo. Momentos después reaccionó y se paró de golpe. "Ehehe, gracias, Mugi. Ehm, ah ya sé, vamos a ver una película. Está cerca y ya que estamos aquí, ehm-"

"E-está bien," Mugi aceptó la sugerencia – la película podía darle tiempo suficiente para calmarse.

Esta vez, Ritsu no tomó su mano; ahora caminaba delante de ella, caminó lado a lado con Mugi. La atmósfera entre ellas estaba tensa, pero tampoco parecía que pudieran romper el silencio. ¿Qué… qué hice? Ricchan debe sentirse incómoda…

Cuando llegaron al cine, Ritsu mencionó algo sobre que Mio siempre se rehusaba a ver películas de terror, así que tal vez deberían ver una. Haber escuchado el nombre de su mejor amiga provocó una pesadez en el corazón de Mugi. Culpa… y algo más. Mugi estaba tan pérdida en sus pensamientos que Ritsu tuvo que llamarla varias veces.

"¿Te encuentras bien, Mugi?"

"S-sí, estoy bien, Ricchan. Tú escoge la película."

Mugi no tenía mucho interés en las películas de horror, pero tampoco se oponía. Y ya que era la más próxima, la rubia accedió a ver la película de terror, esperando que el suspenso y los zombis pudieran mantener su mente ocupada.

Pero Mugi había subestimado la película. Terminó gritando y sujetando el brazo de Ritsu; la baterista se rió el tiempo entero, haciendo comentarios sarcásticos en escenas, que se suponía, eran terroríficas.

"¡Esa fue la película más graciosa que he visto!" Ritsu aún reía al salir de la sala, y Mugi seguía sujetando a muerte el brazo de la baterista. Cuando vio temblando a la rubia Ritsu acarició su cabeza. "Heh, lo siento, tal vez debamos ver otra cosa la próxima vez."

¿Próxima vez? ¿Habrá una próxima vez? Mugi soltó lentamente su brazo, estaba sonrojada otra vez. Ritsu no notó su silencio y continuó, "ahora ya sabemos que no debemos pedir el especial de lujo y que definitivamente tienes que seguir jugando esos juegos de pelea, ¡con tal de ver otra vez la cara de esos tipos!"

Ricchan parece haber regresado a la normalidad. Ya no está incómoda… ¿significa que estamos bien? Mugi no se atrevió a reanimar sus esperanzas, así que siguió a Ritsu, insegura de que decir.

La baterista se dio la vuelta y sonrió, "falta una hora para el toque de queda. Déjame llevarte a un lugar que estoy segura que te gustara."

Tomó un brazo del peluche; y Mugi, al ver las intenciones de Ritsu, sujetó el otro brazo, así que básicamente caminaban lado a lado con el oso uniéndolas.

El silencio ya no era incómodo. Mugi estaba tranquila y nuevamente sonreía.

Ritsu la llevó a una colina; el camino estaba tan oscuro que Mugi no lo habría notado. "Solía venir seguido aquí, sólo para poder ver la ciudad entera. Hermoso, ¿no?"

Mugi se quedó sin habla. Era abrumador – las postales que su padre le había mandado cuando trabajaba en el extranjero no eran nada en comparación a este escenario. Con el Sol poniéndose a la distancia, la ciudad entera estaba envuelta por un brillo gentil, dándole un aura tranquila y cálida. Era como si la pintoresca imagen las estuviera invitando a tomar un descanso, a relajarse, a dar un respiro y a simplemente sentir.

"Mugi," la rubia volteó, dubitativa, "Yo, este, bueno-"

"¿Ricchan?"

La chica de ojos ámbar rascó su cabeza y rió ligeramente. "Podría no parecerlo pero… hoy no estaba de muy buen humor. Y tú me animaste, Mugi."

"Ricchan… ¿qué pasa?"

La baterista apartó la mirada. "Supongo que te debo una explicación del porque me distraigo durante nuestras prácticas. Bueno, el punto es que he estado buscando a la persona que mató a mi familia."

Mugi cubrió su boca, anonadada; Ritsu sólo se encogió de hombros. "Pero últimamente, perdí mi única pista. Ya… ya no sé qué hacer. Heh, recuerdo que ayer le contaba a Mio de esto, pero no estoy segura. Creo que me quedé dormida o algo así, porque cuando desperté, Mio me miraba de manera extraña. Me dijo que me fuera a casa y lo hice – digo, no tenía otra cosa que hacer. Mi mente estaba desordenada. Y esta mañana… yo, bueno, me topé con unos amigos de la secundaria. Verlos no me hizo exactamente feliz y- bueno, estaba muy deprimida."

Ritsu sonrió, tomando la mano de la rubia. "Pero estar contigo me ayudó. Aún no sé qué hacer pero… por ahora, no me importa pasar el tiempo con la banda. Y no sé cómo pero tú tienes un modo de calmar a la gente, Mugi. Así que lo que quiero decirte es… gracias… por pasar el día conmigo."

Al ver a la chica de ojos ámbar la mente de Mugi se puso en blanco al darse cuenta de algo. Había estado tratando de ignorar aquella persistente punzada en su pecho. Había estado tratando de fingir que era algo más. Había estado tratando de razonarlo, cambiarlo y hasta de extinguirlo por completo.

Sin embargo, al ver la sonrisa de agradecimiento de Ritsu, finalmente comprendió cuanto puede afectarle un simple gesto, Mugi ya no pudo negar sus sentimientos.

Estoy enamorada de ella… enamorada… de Ricchan.

Mugi sonrió y apretó la mano de Ritsu. Ahora que había comprendido sus sentimientos ya no se sentía incómoda – ahora podía afrontarlos e idear algo.

Deseaba que las cosas se quedaran así para siempre – sin peleas, ni nada. Sólo una típica vida escolar con su banda y con Ritsu.

Ambas siguieron observando la puesta de Sol, tomadas de la mano. A la distancia, lejos de las espectadoras, un águila se tiraba en picada, con un terrible chillido, estiró sus garras y atrapó a un pequeño e indefenso gorrión.

La noche cayó, y aquellos puntos distantes quedaron entre los brazos de las sombras.


NdT: Bueno, espero lo hayan disfrutado, será lo último que sabrán de No, Gracias, por mi parte es todo en estos lares de Fanfiction, los fanfics en cierta forma ya me aburrieron, pero hay otra razón por la cual dejaré esto, la razón: Intercambio académico, me voy a otro país a estudiar por 6 meses, así que dudo tener tiempo de traducir estos fics.

Gracias como siempre a mi BETA Angie Recova, sin tu ayuda, ya sabes, estos fics no serían lo mismo!

Ah, y si tienen tiempo e interés, subi un one-shot, es una historia bastante boba pero que creo les gustara.

Fue un placer.