Incomplete

.

.

.

Epílogo
Los sueños sí se hacen realidad


Un pequeño quejido salió de los labios de Sakura cuando sintió las garras de la consciencia comenzar a jalarla lentamente. Frunciendo las cejas, se movió y enterró la cabeza en la almohada, exhalando contentamente una vez que encontró una posición más cómoda y la fastidiosa sensación desapareció.

Sin embargo, la cálida sensación sólo duró por un momento, cuando la manga de su camisón fue jalado de nuevo y un sonido comenzó a filtrarse en su mente nublada por el sueño.

—¡Mami!

La voz estuvo más cerca ahora y con otro nuevo gruñido disconforme, Sakura abrió los ojos. Sin embargo, en vez de encontrarse con la despiadada luz que las ventanas mirador en su habitación le ofrecían a diario, se encontró con oscuridad. Frunciendo el entrecejo, trató de ahuyenta el sueño de sus ojos cuando volteó la cabeza en la dirección de la voz familiar, la preocupación inundándola al ver a su hija de cinco años parada al borde de la cama.

—¿Cariño? ¿qué pasa? —susurro en el silencio de su habitación. Moviéndose para quedar sentada, abrió los brazos, una oferta que la pequeña niña aceptó cuando gateó aun más hacia la cama y se acurrucó en los brazos de su madre—. ¿Qué ocurrió?

—Está nevando —respondió, grandes ojos negros observando los de ella en la oscuridad, pero no hubo ninguna emoción que ella había llegado a asociar con la declaración.

—Ya sé —respondió la pelirrosa, escogiendo sus palabras con cuidado mientras le ponía un mechón de cabello oscuro detrás de la oreja—. Ha estado nevando por días, Sarada.

—Pero está nevando realmente fuerte ahora —argumentó—. Y puedo escuchar el viento.

Tan pronto como escuchó sus palabras, Sakura tuvo una oculta sospecha de saber de qué se trataba todo ese escenario.

Sarada odiaba las tormentas —las aborrecía por completo— y desde que descubrió que la nieve sólo era agua congelada, pareció haberles agarrado una aversión a las tormentas de nieve también. Sin embargo, su madre dudaba que ella les tuviera miedo y se inclinaba hacia la creencia de que ella simplemente estaba buscando una excusa para dormir en los brazos de su papá.

Era asombroso lo mucho que lo amaba y lo mucho que Sasuke regresaba el sentimiento—lo mucho que él se lo demostraba. Ella en verdad era una hija de papi. Incluso cuando era pequeña y Sasuke entraba a la habitación, ella comenzaría a retorcerse en los brazos de quien sea que estuviera sosteniéndola y sólo se calmaría cuando él estuviera a su lado. Incluso solía patear cuando lo escuchaba hablar. Era como si ella siempre hubiera sido capaz de sentir su presencia. Aunque parecía haber algo en los hombres Uchiha en general, porque también adoraba a su abuelo y especialmente a su tío.

Sasuke también la amaba más que anda. Él siempre estaba entusiasta de pasar tiempo con ella, algo que Sakura encontró que era extremadamente dulce. Él la ayudaba con su tarea y la llevaba con él al trabajo. Ella nunca tenía que pedir nada y cuando lo hacía, lo tenía en un instante. Sakura se quejaría de que él la estaba malcriando porque lo estaba haciendo, pero la verdad era, que ambos se estaban encargando de que ella se convirtiera en una persona asombrosa a pesar de haber tenido todo en la punta de los dedos desde el momento en que nació.

Pero por supuesto, Sarada era demasiado terca y le importaba su orgullo un poco más de la cuenta como para admitir que quería dormir con sus padres a su edad —a pesar de que Sasuke nunca se lo negaría— así que usaba una excusa. Y por supuesto ella insistiría en mantener la mentira incluso cuando él no estaba en casa, porque ella no quería arruinar las apariencias.

Qué mal que Sakura la conocía muy bien a ella y a su padre.

Besando su frente, la pelirrosa le sonrió a su hija. —¿Qué te parece una taza de chocolate caliente? —sugirió—. Y luego puedes dormir conmigo.

En respuesta, recibió un asentimiento de cabeza y una amplia sonrisa.

—Vamos —dejándola quitarse de su regazo, Sakura pasó una mano por su cabello enredado y soltó un suspiro silencioso. Para cuando ella empujó las sábanas a un lado y lanzar las piernas sobre el borde de la cama, Sarada ya había salido de la habitación, dejándola negando con la cabeza al ver su entusiasmo. Haciendo una pausa por un momento para envolver una bata alrededor de su camisón de seda, encontró sus cálidas pantuflas y siguió a su hija, una sonrisa arrastrándose hasta sus labios cuando notó que todas las luces de camino hacia la cocina estaban encendidas.

La pequeña de cabello azabache ya había tomado asiento en la mesa y Sakura se dirigió hacia la alacena donde almacenaban el chocolate caliente que a ambas le gustaba. Sasuke evitaba esa sección de la cocina como a la peste, pero ella supuso que después de tantos años de matrimonio, la situación sólo podía divertirla.

—Mami, ¿cuándo va a regresar papi a casa? —escuchó a su hija preguntarle y ella no supo si sonreír o rodar los ojos.

—En sólo unos días, Sarada —respondió, moviéndose alrededor de la cocina con facilidad.

—¡Eso fue lo que dijiste la última vez que pregunté! —exclamó con indignación.

Sakura no necesitó voltearse para saber que ella estaba haciendo puchero.

—Y la última vez que preguntaste fue ayer en la noche —argumentó, enviándole una mirada cómplice sobre el hombro.

Como lo esperó, Sarada se encorvó en su asiento con los brazos cruzados sobre el pecho y sus labios haciendo un mohín.

Sakura sonrió. —Sarada, ambas lo extrañamos —comenzó con un tono gentil, deteniendo sus actividades para caminar hacia donde ella estaba sentada y se agachó en frente de ella—. Lo traería de regreso si pudiera, pero ambas sabemos que no puedo. Tu papá tiene que trabajar y no hay nada que alguna de las dos podamos hacer al respecto.

Las palabras parecieron desanimar su semblante. —Ya sé.

—Deja de hacer puchero —dijo Sakura, dándole un golpecito en la nariz con adoración. Se puso de pie y estaba a medio camino de cruzar la cocina cuando un sonido amortiguado captó su atención, haciéndole fruncir las cejas—. ¿Dónde está Boomer? —le preguntó a su hija, pero ella pareció igual de confundida que ella.

Ella se encogió de hombros. —Lo dejé en la habitación. Creo que él regresó a dormir, ya que fue demasiado flojo como para seguirme —explicó.

—Quédate aquí —le ordenó Sakura mientras salía de la cocina y se dirigía hacia la fuente del sonido, pasando por la sala y entrando el pequeño vestíbulo cerca de la entrada.

Sus ojos se ensancharon cuando se cruzaron con una sombra avecinándose hacia hacia la entrada y un grito ahogado se escapó de sus labios cuando se dio cuenta que reconocía esa sombra.

—¡Sasuke! —exclamó y no pensó en nada más al saltar en sus brazos. Él estaba frío y olía a invierno y cuando se separó, vio copos de nieve rápidamente derritiéndose en su cabello oscuro—. ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, pero no le dio la oportunidad de responder ya que acunó su rostro con las manos y lo besó.

Él debió de haber regresado en una semana más y realmente tenía curiosidad de escuchar sus razones para haberle mentido, pero sentir sus labios sobre los de ella pareció ser más importante, especialmente después de haber pasado separados dos semanas completas.

Sasuke sonrió entre dientes durante el beso. —Bueno, te lo diría si me dejaras —dijo.

Sakura se separó, juguetonamente dándole una palmadita en el brazo. —¡Cállate! —ordenó, la adoración tan clara como el día en sus ojos jade, antes de envolver los brazos alrededor de su cuello en un fuerte abrazo—. ¡No tienes idea de lo mucho que te extrañé!

Escondió el rostro en su cabeza rosa e inhaló su aroma, sus brazos reforzándose alrededor de ella mientras murmuraba, —En realidad, creo que podría tener una.

Sonrió con suavidad desde donde había colocado la cabeza en la curvatura de su cuello y tenía toda la intención de presionar sus labios con los de él, pero su dulce momento fue interrumpido cuando pequeños pasos retumbaron por el vestíbulo y una voz obviamente emocionada gritó, —¡Papi!

Sus padres consiguieron desenredarse de su abrazo justo cuando su hija apareció a la vista, dándole a Sasuke el tiempo suficiente para atraparla cuando ella voló prácticamente a sus brazos.

—¿Qué están haciendo ustedes dos despiertas a esta hora? —preguntó, las cejas frunciéndose.

Sakura sonrió. —Bueno, tu hija recordó que no es muy afecta a las tormentas de nieve, así que decidimos que algo chocolate caliente nos haría entrar en calor —explicó.

—Sarada, ¿qué fue lo que te dije? —preguntó Sasuke, su mirada girando hacia su hija—. ¿Acaso no te dije que no molestaras a tu mamá demasiado?

En respuesta, la pequeña sonrió con la resplandeciente sonrisa avergonzada que sabía que siempre le conseguía lo que quería. —Sí, pero tú no estaba ahí, así que…

—Dejen de actuar como tontos —Sakura los interrumpió al rodar los ojos—. Soy su madre, es para eso que estoy aquí. Ahora, dejemos que papi se pongo más cómodo mientras terminamos de hacer nuestro chocolate caliente, ¿de acuerdo?

~•~

Cuando él bajó las escaleras, encontró a su esposa y a su hija en el sofá, riendo mientras se hacían cosquillas ligeramente una a la otra. De haber sido cualquier otro tipo de hombre, Sasuke hubiera sonreído al ver la imagen.

Sakura era una mamá tan asombrosa—no era demasiado severa, pero tampoco era demasiado complaciente. Imponía respeto por naturaleza, pero ella daría todo a cambio. Escucharía las cosas más tontas que Sarada le decía y incluso así, ella sabría cómo darle un buen consejo. Todo con ella tenía una respuesta; cada problema, una solución; y aunque eso siempre había tranquilizado a Sasuke, ahora hacía lo mismo por su hija. Sarada podría parecer una hija de papi, pero Sasuke sabía que ella adoraba a su mamá tanto como a él.

—¿Qué estás haciendo ustedes dos? —preguntó cuando se adentró a la sala de estar, caminando alrededor del sofá para tomar asiento junto a su familia. Sarada saltó sobre él al siguiente minuto, y cuando historias de la escuela y la casa, de amigos y abuelos y tíos y una madre llenaron sus oídos, Sasuke apenas tuvo un momento para ver la suave sonrisa de Sakura mientras lo observaba.

Eventualmente, el parloteo se murió mientras el viento aullaba en el exterior y la nieve se mantenía cayendo. El enfoque de la conversación se movió a Sasuke y Sakura y Sarada se acurrucó contra su padre y apoyó la cabeza en su pecho, saboreando la calidez y la protección de sus brazos que ella había extrañado demasiado. Lento pero seguro, sus ojos comenzaron a cerrarse, y por mucho que quisiera pasar más tiempo con su padre, la sensación era demasiado como para soportar y la comodidad era demasiado grande como para resistirse—las voces de sus padres la arrullaron hasta dormirse.

—¿Cómo te has estado sintiendo? —preguntó Sasuke, una de sus manos yendo a descansar sobre el estómago de su esposa, revelando el bulto apenas visible que su camisón flojo escondía.

—…mejor —respondió después de un ligero momento de duda.

Sus ojos se entrecerraron. —Eso no me sonó muy convincente.

—Todavía no me siento perfecto —explicó—. Pero estoy mejor. Tu madre estaba ahí para mí siempre que la necesitaba —Mikoto pudo haberse quedado atrás cuando se mudaron a Chicago, pero con sus dos hijos lejos, no había nada atándola realmente a ese lugar, así que cuando descubrió que tenía una hermosa nieta bebé, voló hasta el país para verla. En el momento en que la sostuvo entre sus brazos por primera vez, juró que nunca iba a dejar su lado de nuevo y Sakura encontró en ella algo que nunca había tenido—una mamá.

—Bien —dijo Sasuke, poniéndole un mechón de cabello rosa detrás de la oreja.

Ella sonrió ampliamente. —Estoy tan feliz de que estás en casa —dijo con efusividad.

—Aa —respondió—. Yo también.

Haciendo puchero, ladeó la cabeza de una manera infantil. —No te vayas de nuevo.

—No lo haré —le aseguró, o ignorando que ella estaba bromeando o no percatándose en lo absoluto—. No me hubiera ido si no hubiera sido completamente necesario.

Sonriendo, Sakura decidió no comenzar una discusión sobre su actitud protectora—no esa noche. —Ya sé —fue todo lo que dijo.

Sasuke había sido inflexible sobre no dejarla sola cuando estuvo embarazada de Sarada y no estaba segura cómo, pero lo había hecho. Manejar toda una compañía era definitivamente mucho más desafiante de lo que hubiera sido si Neji hubiera estado ahí con él, así que Sakura no tenía idea de a quién le había delegado cada uno de los viajes de negocios, pero había conseguido lo imposible y mantenerse a su lado durante todo el embarazo y la mayoría de los primeros meses de vida de Sarada.

Él incluso estaba en casa más frecuente de lo normal—sospechosamente más frecuente. Ella se comenzaría a molestar que él insistiera demasiado en consentirle y había estado al borde de gritarle un par de veces, pero ultimadamente, sabía que él lo hacía por amor a ella y a su hija, así que siempre se había abstenido de decir algo.

Ella finalmente se había puesto firme cuando Sasuke, sabiendo que no había ninguna manera de que pudiera escaparse de este viaje de negocios en particular, comenzó a rumiar por horas en un esfuerzo por encontrar una salida. La pelirrosa no podía negar que, hasta ahora, este embarazo había sido peor que el anterior, con ella vomitando por horas consecutivas en las mañanas, pero podía arreglárselas por sí sola.

Sin embargo, eso no significaba que no fuera un alivio tener finalmente a su esposo de regreso en casa.

—Te extrañamos —susurró, acariciando su mejilla—. Sarada ha estado preguntando por ti al menos dos veces por día.

Sasuke resopló con diversión, una pequeña sonrisa socarrona presente en su rostro cuando bajó la mirada a su hija ahora dormida, pasando los dedos a través de su largo cabello. Quizás fue porque él no había estado lejos de ellas en un largo tiempo o quizás fue la preocupación constantemente presente en sus entrañas cuando pensaba en la condición de su esposa, pero había extrañado a su familiar más de lo normal. Estaba contento de haber sido capaz de llegar antes de que el clima empeorara y los aeropuertos cerraran por completo.

—Deberíamos ir a la cama —dijo Sakura, su voz silenciosa, cuando se paró para reunir las tazas vacías sobre la mesa de centro.

Sasuke movió a Sarada en sus brazos hasta que fue capaz de levantarla—la niña envolvió loas brazos alrededor de su cuello y escondió el rostro en su pecho incluso en su estado de inconsciencia. Decidió no esperar a su esposa cuando subió las escaleras y se dirigió a la habitación de su hija. Con el calor del chocolate en su cuerpo y la idea de que su padre estaba en casa en mente, ella ni siquiera se removió cuando las frías sábanas tocaron su espalda y el edredón fue acurrucado a su alrededor. Después de detenerse un momento para quitarle los mechones oscuros de cabello del rostro y colocar un beso en su frente, Sasuke se paró y salió en silencio de la habitación, la puerta cerrándose detrás de él con suavidad.

Se reunió con Sakura en el recibidor, a la mitad de su camino hacia la habitación. La pelirrosa obviamente había decidido postergar lavar las tazas hasta el día siguiente y ella envolvió los brazos alrededor de su cintura, alzando la cabeza para recibir un beso—un deseo que Sasuke le concedió con entusiasmo.

—No creo que haya ninguna oportunidad para que nosotros salgamos de la casa mañana —murmuró mientras escondía el rostro en la curvatura de su cuello—. Así que podemos esperar dormir hasta tarde y acurrucarnos cerca de la chimenea…

Sasuke sonrió con socarronería en su cabello. —Podemos enviar a Sarada con sus abuelos… —sugirió, aplanando la mano en la parte baja de su espalda.

Sakura rió. —No creo que Sarada vaya a estar tan dispuesta en abandonar la comodidad de la presencia de su padre después de tanto tiempo de pasar extrañándole.

Él rodó los ojos. —Es sólo por una noche.

—Dile eso a tu hija —replicó con una sonrisa.

—Lo haré —respondió con seguridad—. Y también prometeré comprarle algo.

La pelirrosa aventó su cabeza para atrás, pero esta vez, su risa fue interrumpida por los labios de Sasuke.

—Te amo —le dijo con gentileza después de haberse separado, ojos jade observaron directamente los de Sasuke.

Sasuke le puso un mechón de cabello rosa detrás de la oreja—. Yo también te amo.

No era tan frecuente que escuchaba esas palabras, así que sonrió—con tanta dulzura y de manera tan genuina y tan radiante que Sasuke se preguntó, por millonésima vez, qué fue exactamente lo que hizo para merecerse a tan asombrosa mujer.

—Vamos —dijo, tirando de su mano—. Vamos a la cama.

Al final, él siempre llegaba a la misma conclusión. No importaba. Lo que importaba era ella, Sarada, el bebé que tenían en camino—la familia que él nunca se había atrevido a soñar en tener. Y por eso, él siempre estaría agradecido con Sakura—por estar en su vida y por permanecer ahí a pesar de todo.

.

.

.

fin.


Curiosidades

1. Esta historia se terminó mucho antes que el manga. El nombre de la hija de Sasuke y Sakura era Emi, pero justo decidí tomarme la atribución de cambiarle el nombre por el de Sarada, y el ojo de color en un inicio era verde y lo cambié por el obsidiana de Sarada. Hm-hmm.

2. Tardé más en subir los capítulos que en subir la historia. Ya los tenía como desde hace un año listo. ._.

3. Los primeros capítulos fueron editados en la versión original y yo tuve que volver a traducir partes de los primeros 15 capítulos aprox. No easy job.

4. Al principio, cuando traduje el primer capítulo, casi en el momento pensé que no terminaría la historia y que ahí mismo desistiría. Pero henos aquí. Haha.

5. Es la historia más largo que he traducido. Y con la que más he tardado.


Así que...

This is it. No más incomplete.

Eso sí, ¡les agradezco infinitamente el apoyo que me han dado hasta ahora!

No hablo sólo del apoyo que he tenido en esta historia, sino en todas mis traducciones, a todas aquellas personas que, sin importar cuántos años pasen, aquí siguen apoyándome y creyendo en mí (confesaré que han habido momentos, aquellos en los tardo meses, en los que realmente creo que dejo FFNet, pero luego recuerdo mi promesa y a todas aquellas personas que siguen esperando y creyendo en mí sin importar cuántos meses han pasado y por más que no dé señales de vida, que decido volver) y también a todas aquellas nuevas personas que se han ido incorporando a este magnífico grupo que me apoya.

Menciono algo así porque ya estoy al cuarto para el ratito de cumplir 8 años aquí en FFNet y todavía me sigo sintiendo como si tuviera 13 años (que fue a la edad que empecé, hoy tengo 21 años y ya estoy a nada de terminar incluso la universidad). No sé si permaneceré por mucho tiempo aquí, eso sólo el tiempo lo dirá. No sé si continuaré traduciendo más historias o one-shots, pero aquí seguiré por lo menos hasta terminar mis pendientes. No sé que será el día de mañana, pero de momento, aquí permaneceré.

Cuando comencé a traducir esta historia, hubo un momento en el que estuve a punto de rendirme porque los capítulos eran terriblemente largos y pesados (demasiado texto) y consideré seriamente el no continuarla y dejarla hasta donde estaba (en su momento sólo tenía 8 capítulos). Miren hoy, logré terminar y me quedo con una gran satisfacción en el interior.

Sé que he estado súper ausente estos últimos años, y que el seguimiento de esta historia ha disminuido y lo entiendo perfectamente, pero no importa. Ha valido la pena por todas aquellas que sí permanecieron y por las nuevas personitas que se unen a mi equipo.

Obvio, un agradecimiento mega especial, porque con los años se vuelven más importantes, a todas las personitas hermosas que leen esta historia. ¡Gracias por la confianza!

No hay que olvidarnos de algo mega importante: ¡Un agradecimiento especial a The Terrorist por dejarme traducir esta magnífica historia y a Katte Turner por ser mi beta y una gran amiga!

Gente linda y adorable everywhere.

Eso sí, aunque haya puesto un mega speech largo que tal vez no sea leído por muchas, les comento que no desapareceré. Vendré con mucha lentitud, pero no me iré. Al menos no aun. Me seguirán viendo e incluso las invito a visitar mis otras traducciones. ¡Yup!

¡Espero seguir viéndolas a todas! (:

.

Hm, tengo una petición. Más que nada es por tradición, nada más. Como no es frecuente, considero que está bien. ¿Creen que cada una de ustedes me pueda escribir su opinión al respecto? De la historia, del epílogo, de mí, de mis años, de mis traducciones, de lo que quieran. Siempre me gusta mucho leer sus comentarios, de lo que sea. (:

Sería muy especial y lo apreciaría muchísimo.

.

En serio, muchas gracias a todas por los reviews y su apoyo. A aquellas que me ponen en alertas y favoritas también. A los anónimos de igual modo.

Ah, nunca me cansaré de decirlo: Katte es un pansito.

...ustedes también.

...los anónimos también.

.

¡Nos vemos pronto!

.

Pero antes de irme y como obvio no puede faltar, ¿alguien quiere las últimas galletitas y sasusakusarapeluches?

Edición especial: cheesecake con la familia Sasusaku. Tehee. Yup, yup.

.

Ahora sí...

sasuke-glamour out!

Finished: 9.25 PM ~ 15/junio/2016