— Eso no es cierto… dime que no es verdad — Salió de sus labios con dolor mientras unas traicioneras lagrimas comenzaban a brotar por sus cristalinos ojos perlas.
— Lo siento pero es la verdad, ya no te quiero… — Dijo él de forma un tanto fría mirándola fijamente.
— ¡Te odio! ¡No quiero volver a verte! — Grito dolida a ese chico de ojos azules y cabellera rubia antes de salir corriendo ondeando su cabellera azabache y dejando que sus lágrimas empaparan el piso por donde pasaba.
— Me va a extrañar — Susurro él tratando de hacerse el fuerte y no llorar al igual que ella.
— ¿Qué crees que estas haciendo? — Pregunto un hombre de cabellera rubia y ojos azules igual al niño pero con la diferencia de las marcas zorrunas del mayor, dándole un leve golpe en la cabeza al niño.
— Pero papá…yo quería el helado de chocolate y Sakura lo tomo y no me quiso dar — Se justifico él infante mientras hacia un puchero.
— Tú pediste de vainilla no de chocolate, además tú tampoco le quisiste dar del tuyo, ahora ve y discúlpate o si no se nos hará tarde y tú madre se va a preocupar — Ordeno al menor él cual mantenía una expresión similar a la de su padre cuando tenía su edad y bastante molesto fue en busca de la mencionada.
Pasaron unos minutos en los que estuvo sollozando en posición fetal sosteniendo sus pequeños pie sesitos con sus delicadas manos y hundía su rostro entre sus piernitas por lo que su hermano le había gritado tan solo por no compartir su helado.
Una sombra se coloco frente a ella y lentamente levanto el rostro mostrando sus ojos perlas, piel blanca idéntica a su madre excepto que ella tenia un pequeño mechón de cabello rojizo el cual ahora cubría parte del ojo izquierdo de esta.
Su acompañante la observaba fijamente sin decir nada, se acercó lo suficiente para separar la poca distancia que había entre ellos y extendió su mano para ayudarla a levantarse.
— Vamos, papá dijo que si nos tardamos mamá se va a preocupar — Expreso de forma tajante pero con un ligero titubeo en su voz desviando su mirada hacia otro lugar que no fuera la pequeña de tan solo 3 años.
La menor rió de forma divertida intentando que su hermano no la escuchara, sabia perfectamente que a ese niño se le habían pegado ciertas "mañas" de su tío Sasuke y trataba de imitarlo en muchas cosas, aunque claro, los genes Uzumaki hacían de las suyas y en varias ocasiones metía la pata, a parte también estaban los Hyuga, los cuales salían a flote en este tipo de situaciones.
Tomo su mano, al mismo tiempo en que ambos incrementaban sus sonrojos e intentaban ocultarlo, él viendo en otra dirección mientras caminaban y ella con sus ojos fijos en el piso mientras jugaba con ese mechón rojizo, un habito parecido al de su madre de jugar con sus dedos cuando se ponía nerviosa.
— ¡Ya volvimos! — Grito alegre él rubio mayor mientras entraban a su casa y soltaba las manos de sus hijos.
— Que bien en unos momentos estará la cena, lávense y enseguida les sirvo — Expreso una mujer de cabellera oscura con destellos azulados, piel nívea y ojos perlas, al momento de salir a recibirlos y los pequeños se lanzaban sobre ella.
— ¿Cómo les fue? ¿Se portaron bien? — Cuestionó dulcemente la mujer mientras abrazaba con fuerza pero no excesiva a ambos niños.
Después de una reprimenda por parte de la mayor hacia el primogénito por su comportamiento y una agradable cena la familia se dispuso a dormir.
— Duerman bien y recuerden que mañana iremos a visitar a su tía Sakura — Decía la mujer mientras arropaba a sus hijos, recibiendo una afirmación por parte de ambos.
— ¿Estas bien? — Cuestionó él rubio a su esposa al ver su expresión triste en su rostro.
— Si es solo que…no puedo evitar pensar que si yo no… — Expresó de forma melancólica al recordar lo sucedido hace algunos años.
— No es tu culpa, en cuyo caso él culpable fui yo… debí llamarla y explicarle las cosas — Comentó en el mismo estado que ella.
Después de su rencuentro en Paris, ambos decidieron pasar un tiempo mas en esa ciudad, y después de enterarse de ciertos chismes entre Hinata y Sasuke, y de la explicación por parte de ella, era obvio que Naruto no se iba a quedar así y quería aclarar todo.
Pese a la pésima primera impresión que tuvo él uno con él otro, después de un tiempo lograron llevarse como grandes amigos, aunque la rivalidad no decayó, pero tanto tiempo fuera fue suficiente como para que a su regreso la casa del chico quedara vacía y sin rastros de la Haruno a excepción por una pequeña nota donde les deseaba lo mejor y ofrecía su apoyo incondicional.
Ambos se sintieron algo culpables con eso, pero no fue nada comparado con enterarse de una terrible noticia, Sakura cayó enferma de gravedad algunos meses después, al parecer la joven se excedió en su trabajo en un intento de mantener su mente ocupada que la orillo a no comer ni descansar adecuadamente, contrajo un raro tipo de anemia y para cuando fue detectada ya era muy tarde.
Al enterarse de esto inmediatamente acudieron a visitarla tan solo para escuchar sus últimas palabras y reafirmar su apoyo, asegurando que no había rencores de ningún tipo y estaba feliz por ambos, después de eso, prometieron que a la primera hija de ambos la llamarían como ella, y así fue, aunque fuera al segundo intento.
— La extrañaremos — Comentó él de orbes azules.
— No… — Expreso secamente la señora Uzumaki negando con la cabeza — No la extrañaremos, porque ella siempre estará con nosotros — Afirmó mientras se acercaba a su esposo.
— Tienes razón… no hay razón para extrañarla — Concordó al mismo tiempo en que tomaba en brazos a la de ocelos perlas y ambos se fundían en un largo beso.
FIN
y ese fue el final... espero que me visiten tambien en mis otros fics...
sayo!
