(C) Los personajes mencionados son propiedad de Masashi Kishimoto, esta autora sólo escribe por diversión y sin fines lucrativos.

HIGURASHI FANFICTION STUDIOS PRESENTA:

UNDERCOVER HOUND

Capitulo 1

La lluvia había arreciado, y la densa negrura de aquella noche sin luna no ayudaba mucho a vislumbrar el torvo camino. El barro se acumulaba entre los angostos pasillos, pero eso era una nimiedad de la cual preocuparse, igual que la brisa helada, que parecía helarle las fosas nasales.

Él seguía corriendo.

Los pasos del resto del equipo resonaban a sus espaldas, casi al acorde de ellos. Notó una sombra adelantarse y aquel aroma acre y humano penetró en su agudo olfato.

Ahí estaba…le tenía casi acorralado.

Aceleró, y sintiendo la aflojada tensión del arnés afianzó el resto del cuerpo para no perder el equilibrio entre las resbaladizas baldosas y se lanzó en persecución de su objetivo.

Una maniobra completamente improvisada e instintiva.

—¡Itachi! –la voz imperiosa de Madara Uchiha hizo un eco ahogado, como un trueno lejano.—¡Itachi!

Volvió a alzar la voz, en un nivel que él reconoció al instante como uno de sus usuales órdenes disciplinarias. Aquel tono con que sólo empleaba en esas tediosas palabras, que con su férrea voz no se oían más que como una emulación tosca e incoherente de sus propios gruñidos.

"¡Siéntate!", "Échate", "Alto"cómo odiaba que le gritase de ésa manera.

—¡Alto! ¡Itachi! –gritó de nuevo.

Si bien ya eran meses de servicio –según lo escuchaba de boca del mismo Madara- simplemente no podía acostumbrarse a esas hoscas órdenes, al menos no a las de él; no era tan paciente como Kakashi, ni mucho menos como Izumo o Kotetsu o algún otro del escuadrón. Sin embargo trabajo era trabajo, era una misión laboriosa como casi todas las últimas, ya habían pillado al sospechoso, este intentaba huir y…y ahora… ¿quería que se detuviese?

¡De ninguna manera!

Sin embargo el tirón de la correa le hizo detenerse en seco. Dos oficiales más les alcanzaron hasta donde estaban él y Madara. Habían llegado hasta la encrucijada de una lateral del maltrecho edificio; una raída reja delimitaba el fondo del oscuro corredor, vacío y enmudecido. Ningún sonido o señal se percibía desde allí, y mucho menos algún aroma, lo cual sólo significaba una cosa: habían perdido al sujeto.

—¡Mierda! –rezongó el capitán Uchiha, mientras apagaba con desdén el interruptor de la lámpara de mano. La otra seguía con pulso firme en el mango de la correa de Itachi.

—Podría haberse escabullido por una de las laterales –musitó uno de los oficiales detrás de Madara.

Éste exhaló rígidamente.

—Imposible, tengo todo el perímetro rodeado –afirmó, y sin esperar respuesta, alzó el intercomunicador para constatarlo.

Dos oficiales más se adelantaron hasta el área. Uno de ellos también estaba acompañado de un segundo perro de rastreo; un enorme mastín de pelaje azulado y unas hoscas marcas cerca de sus poderosas mandíbulas. En la placa del reforzado collar, podía leerse el nombre.

Kisame.

—Momochi-san, ¿cercaron el área este? –inquirió Madara autoritario, dirigiéndose al oficial de la sección K-9; un hombre de enjutas facciones y hosca mirada.

—El área esta completa. –respondió éste.

Madara haló el arnés de Itachi como una severa y silenciosa orden.

—Quieto.

Itachi espetó un gruñido tosco, quedándose inmóvil pero aun con los sentidos alerta. La brisa de la lluvia se había calmado un poco y los aromas parecían más nítidos que con toda la humedad de la llovizna. Una de sus orejas se movió al percibir un movimiento cerca de su flanco derecho.

¿El muy cabrón se escapó verdad? –bufó Kisame—Menuda nochecita, sin contar esta jodida lluvia, eh, "comadreja".

No se ha ido –masculló Itachi, dirigiéndole una fugaz mirada de reojo a su compañero y sin prestar mucha atención al burdo comentario. Su aguzado oído aun estaba enfocado en el entorno pese al gorjeo incesante de la lluvia y el barullo armado por Madara y los otros policías.

Kisame aspiró profundamente, sin que su olfato percibiese algún aroma en particular.

Con este clima no se puede oler ni ver nada. –exhaló—Le perdimos.

Una leve brizna de polvo se coló entre el húmedo aire. Polvo provocado por algo que se había movido al fondo del callejón. Un sonido metálico acompañó a la inquiriosa sensación de alerta que Itachi mantenía, haciéndole halar hacia delante la correa; instintivamente. Espetó un gruñido grave.

—¿Qué diablos…? –Madara denotó el gesto perentorio de Itachi y alzó la linterna hacia el final del pasillo, iluminando desde la enlodada acera hasta los menguados muros.

Y nada más.

Dio un paso, presto a seguir en dirección a la que el can gruñía, deteniéndose en seco cuando al otro lado de la aludida calle, una de las patrullas de refuerzo aparcó, iluminando el resto con la intermitente luz de las torretas.

—Vámonos –dijo cortante.

—0—

Shin se quedó petrificado contra la falsa pared del edificio de Raiz LAB por casi diez manos aun temblaban por la adrenalina y tenía una leve máscara de sudor cubriendo su rostro.

El estrépito formado por la fastidiosa brigada policiaca de Konohagakure casi había estado a punto de mermar lo que él podría haber llamado "el crimen perfecto".

"Casi…si no fuese por esa estúpida alarma", pensó con cierto recelo.

Escuchó el ronroneo del motor del último auto-patrulla desvanecerse entre el vacío de la calle. Dio un par de minutos, todavía con la respiración contenida, dejando salir el aire en calmos intervalos; entonces salió, empujando despacio la barricada de imitación ladrillo hacia un lado.

Soltó un suspiro a causa del aire contenido. El callejón había quedado desolado nuevamente, sin embargo sabía que tras el barullo anterior, no era buena idea arriesgarse, así que se adelantó con precario sigilo hasta la puerta trasera, casi a dos metros de donde se había estado ocultando.

Dio un tenue golpe a la oxidada puerta, justo debajo de la aldaba.

—Más vale que haya alguien. —farfulló para si mismo mientras miraba tensamente hacia un lado y hacia otro. No hubo respuesta y golpeó de nuevo—Abran…

Un rechinido se hizo percibir al otro lado de la puerta, y ésta se abrió lentamente.

—Ya era hora –profirió él—Esta estúpida lluvia…—apenas puso un pie dentro, un par de manos le tomaron fuertemente de las solapas de la chaqueta, halándolo hacia el interior y cerrando la puerta al instante—¡Ehh! ¡Que …!

Toda protesta quedo silenciada al quedar frente a frente a un hombre de mediana edad y una mirada inquisidora, tenebrosamente sombreada por la contraluz que ofrecía la socavada lámpara de techo.

—Te había dado la orden de que fuese un movimiento silencioso, y tu trajiste a todo el departamento de policía ¡¿Es eso "silencioso"? –reprendió severamente, sin soltarle.

—Solamente… me tropecé con la maldita alarma…¡no sabía que traerían a sus jodidos perros!—Shin se excusó patéticamente—Pero…pero me… me aseguré de que nadie me siguiese.

—Mas te vale, mocoso inútil. ¿Lo trajiste? –interrogó cortantemente.

Shin tragó duramente y dirigió una de sus manos a uno de los bolsillos de su desgastada chaqueta. Sus dedos tocaron el templado vidrio de un pequeño tubo de ensayo. Lo alzó a la altura del semblante del hombre.

—Sí, Fuu-san.

Éste le soltó al momento en que le arrebató el frasco. Se alejó, a paso meditabundo mientras que a la dúctil luz que emergía del foquillo del pasillo largo y estrecho, analizaba el contenido minuciosamente.

—Al menos esta completo –enunció Fuu más para sí mismo, echando a andar hacia uno de los cubículos y dejando de lado al empapado y contrariado muchacho. –Puedes retirarte.

—Eh, ¿Y mi paga?

—Resolveremos eso después –alegó Fuu—por ahora, lárgate.

El chico se adelantó, desafiante.

—¡Oiga, teníamos un trato! ¡Fui y abrí la bóveda de ésa estúpida farmacia y por poco y me pilla la policia! ¡Arriesgué mi trasero por un jodido frasco de mierd…!

—¿Qué ocurre aquí, Fuu?

Se volvieron hacia la solitaria figura que se había detenido al final del ruinoso pasillo.

Un semblante enjuto y frío le examinó con abierto desprecio.

—Danzou-sama…—Fuu bajó la cabeza—Tenemos la muestra.

El hombre de rígidas facciones gruñó con indiferencia, aunque se dio cuenta de que Fuu esperaba una felicitación por el minucioso reconocimiento que había hecho, incluyendo el recurrir a mozalbetes sin oficio ni beneficio como Shin para los "trabajos sucios".

—Bien, entonces estamos completos –musitó—Tenemos que deshacernos de la bodega subterránea. —Fuu se hallaba contrariado al ver que no se elogiaba el trabajo de su búsqueda. Los dos últimos días y noches habían sido duros y pesados, buscando un punto flaco en las fortificaciones del edificio Nara.

—Gracias al escándalo de esta noche, tendrán sitiado todo el edificio para mañana. —Danzou apenas y dirigió la mirada al joven—Debemos destruirnos la evidencia extra.

—Danzou-sama —dijo Fuu con voz fatigada—, no creo que sea tan fácil. Son tres metros cuadrados y el material es… corrosivo.

La mirada inquisidora de Danzou se detuvo en Shin, emulando una sonrisa malévola. Fuu comprendió el gesto.

—Estoy seguro de que el por una módica cantidad extra, el joven podría encargarse de tirar los sobrantes —dijo, mirando directamente a Shin—Son sólo unas cuantas cajas con papeleo inútil y uno que otro envasado de pruebas. No te tomará mucho tiempo.

—Pero, ¿van a pagarme, verdad?

—Si, al doble—soslayó Fuu, y Shin pareció levemente satisfecho

Danzou salió de la habitación, seguido por su guardaespaldas.

—¿Cree que sea conveniente adelantar los planes, Danzou-sama? –Fuu cerró la portezuela que comunicaba al primer piso con los cuartos del área del sótano, justo donde habían dejado a Shin.

La respuesta de su jefe fue una cancina mueca, fría y cruel.

—Podremos hacer que parezca un accidente, después de todo, los incendios son una probabilidad muy acertada hoy en día en cualquier laboratorio de investigación médica –susurró—Además, no tendremos testigos.

Y activó el doble cerrojo de seguridad, dejando herméticamente cerrada la bodega, de manera que nadie pudiese entrar…

…O salir.

—0—

Itachi contempló su porción de comida diaria: un simple trozo de carne que no llenaría ni la mitad de su estómago.

Eh, ¿Vas a comerte eso o pasarás el resto de la mañana observándolo? —Una voz ronca le hizo alzar levemente la cabeza.

El enorme mastín azulado permanecía sentado contra la reja que dividía la jaula de él y la de Itachi. Se le quedó mirando dubitativo a su compañero; un pastor alemán de pelaje negro y lustroso como ala de cuervo. Un brillo rojizo irradiaba sus ojos, heredado tal vez de alguna de sus líneas de sangre, y tenía unas marcas debajo de los ojos, que curiosamente parecían ojeras.

Hmp… —gruñó, alejándose desinteresadamente del plato—Sólo no tengo hambre.

Se había levantado e ido hacia su recipiente de agua. Bebió un poco y volvió a tumbarse de nuevo a la sombra, sin percatarse de que Kisame continuaba escrutándolo con aquella imperiosa mueca de interés.

¿Es por lo de anoche? —Kisame estiró el musculoso lomo, dejándose caer pesadamente sobre su costado. Exhaló un bostezo largo—Baah… ni que fuera el primer tipejo que se nos escapa. Además parece que no le importó mucho a Madara-sama

Entonces podría tomar como muestra de gratitud la media ración de hoy —arguyó Itachi. Arqueó levemente el lomo, alzando una pata trasera para rascarse detrás de la oreja.

Creí que no tenías hambre, "comadreja".

Un estertor se escuchó abruptamente desde el interior, justamente en el área correspondiente a la comisaría. Itachi levantó la cabeza, irguiendo una oreja, Kisame se levantó perezosamente en cuanto las voces de Madara y Zabuza se aprestaron más y más cerca.

¿Cómo demonios pueden los humanos armar tanto escándalo?—Kisame se quejó puede que por millonésima vez. Contempló de lado a su compañero—Joder, justo ahora cuando pensaba echarme una siesta.

Al juzgar por la hora y la repentina interrupción, lo más probable era que se tratase de alguna emergencia.

La alarma de uno de los autos patrulla, en el exterior, lo había constatado.

—0—

El aire comenzaba a tornarse más y más viciado.

Madara Uchiha internamente profirió una maldición, mientras junto con otros tres elementos de la policía. No porque hubiesen turbado su merecido descanso tras su turno –las horas extra eran parte de su obligación como máxima autoridad- ni siquiera porque tuvo que volver a organizar a las tropas de búsqueda. No.

Maldecía para sus adentros porque seguía sintiendo que esto simplemente era un mero capricho. ¡Y ni siquiera era su jurisdicción!

Si me hubiera largado a la hora que debía…

Pero ya nada ganaba con lamentarlo.

La llamada había llegado abruptamente justo antes de que él terminase de archivar el informe referente al asalto en Farmacéuticas Nara, hacía menos de una hora y cuya frustrante persecución quedó como caso abierto. Uno de sus asistentes tomó el recado y el resto de la llamada fue conferida a él.

La voz severa de Danzou se aprestó al otro lado de la línea, y el reporte de allanamiento en Raíz Lab fue algo que Madara no pudo ignorar. Menos si peculiarmente el anterior robo había tenido similitud en el área de operación; en un edificio más resguardado que el anterior…y perpetrado según las cámaras de vigilancia, por un sujeto con fisionomía casi idéntica al asaltante previo.

Y ahora, el edificio entero estaba en llamas.

La brigada de primera división de bomberos de Konoha Central había rodeado el área de aquella olla de presión en la que se había convertido aquella desolada avenida que colindaba con la carretera rural sesenta y cinco rumbo a Taki no Kuni. Un tercer escuadrón de rescate se había sumado al tumulto en cuanto la cuadrilla de Madara arribó.

El conato de incendio se había originado en una de las bodegas inferiores, según Hashirama Senju; el jefe de bomberos.

—Demasiado material inflamable –enunció —Es una suerte que estemos fuera del área metropolitana, de lo contrario se habría extendido.

—¿Aun no le encuentran? –la voz abrupta de Aoba Yamashiro, uno de los brigadistas de rescate apareció de pronto. Este venía corriendo desde uno de las calcinadas paredes del exterior.

Madara se volvió hacia él, con una expresión contrariada.

—¿Que?

—El muchacho —Aoba alzó la mascarilla que protegía su rostro, dejando el semblante exhudado y preocupado—aun quedaba alguien adentro. –el aliento le pesaba a causa de la sofocante atmósfera—un muchacho.

—¿Qué diablos no desbloquearon las puertas de emergencia? –Madara miró molesto al nervioso rescatista.

Sin esperar respuesta, ladeó la cabeza hasta el teniente Momochi. Éste se adelantó seguido de Kisame.

—La salida lateral esta trabada por escombro, pero hay acceso por las ventilas –expresó con frío cálculo.

Y sigo pensando que esto no es nuestro problema, no es culpa nuestra que Rescate sea una bandada de inútiles, pensó con recelo. Sin embargo también estaba el hecho de que si el supuesto mozalbete llegase a tratarse del mismo ladronzuelo que había osado burlarle tan campantemente, podría anotarse esto como una victoria personal.

Volvió a mirar las ennegrecidas ventanillas que se avistaban en el exterior. Las llamaradas que provenían del piso inferior no habían menguado del todo, pero al menos aun dejaba un marco visible. El vidrio estaba casi ahumado a causa de las cenizas y el denso calor, y uno de los cristales se había cuarteado levemente debido a la presión.}

Al menos habrá valido la pena la obligada desvelada, se dijo, tirando con pulso firme de la correa de Itachi

—0—

La sirena de incendio había dejado de sonar. Entre el ruido de las flamas reacias a apagarse, el chorro a presión de las mangueras y de los gritos de los demás humanos, Itachi apenas y escuchó el estridente ladrido de su compañero:

¡Itachi! …—Kisame exhaló desde tres metros del nublado corredor, escuchándose como si estuviese a kilómetros de distancia—¡¿Hay señal alguna?

—¡No!...

Uno de los estantes había caído, con un peso exabrupto.

Itachi se agazapó detrás de una carretilla elevadora. Intentó detectar algún aroma pero las briznas del fuego y la densa capa de vapor eran una barricada sofocante en su sensible nariz. Oyó los temerosos gemidos de algunos humanos pertenecientes a la brigada de rescate en la planta de arriba y los chasquidos de las mangueras en el exterior al ser recargadas.

Una neblina azul flotó en el taller, con un penetrante olor a explosivo.

Algo chocó contra el suelo a unos cuatro metros de é. Itachi lo miró, con el corazón palpitándole, y vio que uno de los tambos arrinconados contra la pared había quedado impregnado en la tapa por una escueta flama. Ésta estalló, antes de que pudiese moverse.

Brilló un destello y empezó a surgir una humareda blanca. Pero no era humo, según pudo observar Itachi al cabo de dos segundos. Tenía un olor dulzón, como a naranja: un olor de producto químico. El humo químico le envolvió como los pliegues de una mortaja.

Itachi sintió como si le hinchasen los pulmones; no podía aspirar aire y el humo era tan denso que impedía toda orientación.

Algo chocó contra su cabeza. Algo inflamado. Dio tres pasos más y cayó. Su propio impulso le hizo resbalar sobre el suelo y fue a estrellarse contra cubos de basura y cajas rotas. Pensó que le estaba ardiendo la cabeza.

Tengo que levantarme —se dijo—. Tengo que correr. Tengo que...

Se levantó, con un terrible dolor de cabeza, y caminó tambaleándose por el nubloso pasillo, hacia donde creía que debía estar la ventila.

La ventila.

Tenía que pasar por debajo de ella. Siguió zigzagueando entre el nubloso entorno, hacia un lado, esperando escuchar al menos la voz de Kisame…o la de Madara; y casi se dio de bruces con una derruida rejilla de contención. Intentó seguir, aun con el olor a caucho quemado en la nariz. Dobló en otra dirección, perdió el equilibrio y chocó contra la pared. Cayó; empezaba a envolverle la oscuridad; se metió a rastras en un estrecho portal y se quedó allí tumbado, temblando de dolor.

—0—

—¡Itachi! –Madara alzó la voz cuanto pudo. Parte de unas de las bardas de hormigón colapsó y se desplomó con un ahogado peso—¡Itachi!

Alzó un brazo para cubrirse de la tolvanera levantada. Zabuza Momochi gritó a sus espaldas.

—¡Capitán! ¡Esto se va a venir abajo! –corrió dificultosamente hacia el borde de la ventila, levantada y forzada contra uno de los bordes. Kisame le seguía a un costado—¡Tenemos que salir ya!

Una de las escaleras verticales que conducían a una salida de emergencia, ahora oculta bajo escombros, también cayeron, bloqueando el acceso al resto del pasillo. Parte de una pared contraria y una estantería se volcó a causa del derrumbe.

—¡Capitán!

Los últimos en salir fueron dos agitados hombres con el uniforme de la brigada de rescate oscurecido por las cenizas, arrastrando en una manta el cuerpo sin vida de un joven.

Madara corrió tras ellos.

—0—

Le dolía y picaba la piel. El aire olía mal. ¿Qué era aquel olor amargo?

Su piel..., ¿qué le pasaba a su piel? Se miró las zarpas. Estaban cambiando. Los huesos de la espina dorsal crujieron y cambiaron de forma. Sintió un nuevo olor en las articulaciones, pero comparado con la angustia de su cabeza, aquel dolor era casi agradable.

¡Kisame! ¡Madara-sama!, estuvo a punto de gritar. ¿Dónde estaban? No podía dejarles. ¡No, no!

Agitó el cuerpo contra el obstáculo de unas cosas extrañas que sujetaban sus patas. Algo se rasgó a lo largo de su espalda. Percibió un olor terrible. Olor a hombre.

Sus músculos se contrajeron y endurecieron. Tenía que salir de aquel horrible lugar.

La ventila.

Abrió la boca para gritar, pero el sonido era ronco y entrecortado y no tenía sentido.

Su olfato le llevó a un hueco en una de las pocas paredes que no había sido consumida totalmente por el fuego. ¿Por qué había también aquí olor a hombre?, se preguntó. Eran olores familiares. ¿De quiénes?

Se esforzó en levantarse de nuevo, pero le fallaron las fuerzas. Fuera lo que fuere aquel producto químico, era muy poderoso.

Y entonces, con aquel olor de naranjas podridas en la nariz, Itachi perdió el conocimiento.


NOTAS DE LA AUTORA:

Si, vuelvo a la carga con otro fanfic, este es un tanto peculiar ya que la sola idea del plot no me dejaba en paz desde hacia meses y me dije "¿porque no?". Ok, se que tengo otro fic pendiente pero de ese ya hay avance, asi que sumemos a ese a mi colección...

Resultará extraño, lo se. ¿Un Ita/Saku donde Itachi no es humano? ok, ya saben que mis fanfics resaltan por no ser como todos los demás, este en lo personal es muy especial para mi porque es mi re integración al género cómico circunstancial (los que me han leido en el fandom de Ranma 1/2 recordaran mi fanfic "100 oportunidades para Ranma y Akane") este va mas o menos por una tematica similar.

Ahora solo resta a que la historia avance. Gracias por leer y nos vemos en la siguiente actualización!