Indefinidamente
Sinopsis:—Me han trasladado —dijo— a Tokio. El pelirrojo la miró con entusiasmo. — ¿Por cuánto tiempo? —preguntó. —Indefinidamente.
Disclaimer: ni Bleach ni sus personajes me pertenecen, tan solo los utilizo para mi entretenimiento sin ánimo de lucro.
Advertencias: ninguna por ahora.
Capítulos: fanfic abierto y en proceso.
Pareja: Ichigo/Rukia e Ishida/Inoue, por ahora.
Indefinidamente
Capítulo 8
Aún por la mañana Ichigo seguía reprochándose a sí mismo no haber actuado como pensaba que debería haberlo hecho.
"Mierda", pensó mientras refregaba el cepillo contra sus dientes con fiereza, como si ellos tuvieran la culpa de todo lo que estaba viviendo. "Definitivamente, debería haberla besado".
Porque Ichigo no comprendía como le había sido tan sumamente difícil dar dos pasos (¡dos pasos de mierda!, pensó) y besarla como ella esperaba que lo hiciera (porque sabía que lo esperaba) cuando ya lo había hecho antes, apenas hacía tres meses, y no le había costado tanto (que no pudiera hacerlo ahora no tenía nada que ver con que la vez anterior lo hubiera rechazado, por supuesto que no). No llegaba a verle la lógica a aquel problema, es decir, había combatido con Shinigamis, Hollows, Vizards, Espadas, ¡¿y no podía dar un puñetero beso?!
—Buenos días —le dijo Rukia pasando por su lado, en voz tan bajita que cualquiera hubiera pensado que no quería que la escuchara realmente, y mucho menos que reparara en su presencia.
Rukia ni siquiera le dio tiempo suficiente como para volverse y mirarla por una sola milésima de segundo. Le estaba rehuyendo, y ahora Ichigo lo veía más claro que nunca, porque no, no le había bastado con notar como la chica se aferraba con fuerza a la esquina de la cama durante toda la noche, como si el mínimo contacto con él le quemara.
Gruñó y frunció el ceño (aún más de lo que ya era normal en su rutina diaria), avanzando hasta recoger las llaves que reposaban en la mesita principal.
—Me voy a trabajar, nos vemos más tarde —dijo, aunque bien sabía que nadie lo estaría escuchando debido a que la morena había vuelto a la seguridad de su habitación tan rápido como le había sido posible.
Desde ese día la relación entre ambos se había vuelto aún más complicada de lo que ya lo era. Ninguno de los dos se sentía con fuerzas ni ánimos como para sostenerle la mirada al otro por más de veinticinco segundos, Ichigo por reprocharse constantemente no haber dado esos dos pasos que lo habían separado de ella aquella noche, Rukia por sentirse sumamente avergonzada por no haberse controlado y haber estado a punto de dejar que aquello pasara.
—De un momento a otro alguno de los dos explotará —le había dicho Ishida tras una larga conversación en la que Ichigo había soltado un sinfín de palabras con las que había explicado la situación que estaba viviendo—, y tengo la sensación de que no será ella.
Y era cierto, Ichigo estaba a punto de explotar y mandarlo todo a la mierda (palabras textuales del chico). Tras dos semanas de convivencia fallida en la que el chico solo veía a Rukia en el momento de dormir (y porque no le quedaba otra), Ichigo pronunció un: ya basta.
—¿Qué? —preguntó Rukia en un susurro sin volver la mirada hacia él.
—Ya basta —repitió, aunque bien sabía que ella lo había escuchado perfectamente—. Odio hablar de estas cosas, lo sabes, pero ya basta. Para de evadirme.
—No te estoy evadiendo.
—Sí, lo haces —dijo con cansancio—. Los dos sabemos que lo haces, y que yo también lo hago.
Rukia siguió en la misma postura, en su lado de la cama, dándole la espalda a su compañero de batallas y escuchando lo que este decía.
—Deberíamos hablar —continuó Ichigo—, sobre lo que pasó… y sobre… sobre todo lo demás.
Rukia asintió con la cabeza, pero de su boca no salió palabra alguna. La Shinigami procedía a darse la vuelta y encarar al chico cuando algo la detuvo, un sonido muy particular, un pi pi pi que sabía que procedía de su teléfono móvil. Alargó el brazo para agarrar el aparato y dijo:
—Es un Hollow.
Genial, pensó Ichigo. Llevaban más de una semana sin saber nada de Hollows, Shinigamis o la Sociedad de Almas, y justo cuando comenzaban a avanzar un poco en toda aquella situación sonaba el móvil. Definitivamente, había algo o alguien (eso pensaba Ichigo, pero sabía que estaba siendo exagerado) que no quería que hablaran.
—Tengo que irme —dijo la morena, quien ya había abandonado su gigai y se disponía a salir por la ventana.
Ichigo asintió con un leve movimiento de cabeza y observó como Rukia huía de la situación una vez más.
Ichigo se despertó con el sonido del teléfono al día siguiente. Volvió la mirada hacia el otro lado de la cama antes de responder al teléfono, y observó que nadie reposaba a su lado.
—¿Diga? —Ichigo se revolvió el pelo con frustración, ni en su día libre podían dejarlo dormir un poco más de lo normal.
—¡Ichigo!
Al escuchar la voz al otro lado del teléfono se sintió tentado a colgar y volver a dormir.
—¿Qué quieres, Keigo?
—Que cruel eres, ni siquiera un "hola Keigo, ¿cómo te va?".
—No estoy de humor, juro que como no te des prisa cuelgo —gruñó Ichigo.
—Está bien, está bien —respondió la voz al otro lado del teléfono—. Solo quería preguntar si Kuchiki y tú vendréis a la reunión de antiguos alumnos.
—Sí —dijo, con exasperación—, iremos. ¿Eso es todo?
—Sí, bueno, pero ya que estamos hablando podrías contarme…
Ichigo presionó el botón rojo del teléfono, sin darle oportunidad alguna a Keigo para terminar aquella frase.
Ichigo se encontraba hurgando en la bolsa de cereales cuando Rukia entró por la ventana.
—Tengo que contarte algo.
Ichigo, sin saber cómo ni porqué, sintió que se le formaba un nudo en la garganta al escuchar aquellas palabras de boca de la morena. Sabía que tenían que hablar de lo ocurrido de un momento a otro, y hubiera sido la noche anterior si no fuera por aquella inoportuna interrupción.
—Verás… —comenzó Rukia, al notar como Ichigo permanecía en silencio— Necesito que tengas la mente despejada para escuchar lo que tengo que decirte.
Ichigo asintió en un leve movimiento de cabeza y observó como Rukia le dedicaba una muda sonrisa.
—He estado posponiendo esto mucho tiempo, y creo que ya es hora de que lo sepas.
Ichigo asintió de nuevo mientras un tranquilízate inundaba su mente.
—No tienes por qué decir nada, Rukia —susurró.
—Claro que tengo que decírtelo —respondió—. He querido hacerlo desde el primer día, pero siempre que me decidía pasaba algo. Sé que las cosas entre nosotros no han sido fáciles últimamente pero… quiero que lo sepas.
Ichigo se moría por decir "lo sé. Lo sé porque yo siento lo mismo", pero decidió dejar que la chica continuara. Después de todo, no todos los días podía presenciar como una sonrosada Rukia Kuchiki intentaba confesarle su amor.
Ichigo sonrió cuando Rukia se decidió por fin a hablar y dijo:
—Quiero ser actriz.
¿Qué?
—¿Qué?
—Quiero ser actriz —confesó Rukia una vez más, con la sonrisa más grande y sincera que Ichigo había visto en ella desde que la conocía—, y hace dos días fui a una audición para una nueva serie. Se estrenará en el canal nacional a horario de máxima audiencia.
—¿Qué? —repitió Ichigo, cada vez más confundido.
—Me han llamado, y quieren que haga el papel. Las grabaciones empiezan en un mes, pero antes debo ir a clases de actuación, para perfeccionar mi registro.
Rukia seguía sonriendo e Ichigo cayó en la cuenta de que la chica esperaba alguna reacción por su parte.
—Vas a ser actriz —dijo, más para sí mismo que para ella.
Rukia asintió.
—Y saldrás en televisión.
—Sí.
—Vaya… —Ichigo sonrió por primera vez desde que había comenzado esa conversación— Esto es muy…
—¿Raro?
—Repentino, más bien —respondió—. Saldrás en televisión, y te harás famosa.
—No voy a hacerme famosa —rio la morena—. No es como si fuera a hacer películas, solo es una serie.
—Una serie que se emitirá en horario de máxima audiencia.
—Sí —sonrió—. En realidad es una locura, ¡ni siquiera pensaba que me darían el papel!
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó Ichigo.
—No lo sé… No le daba tanta importancia —le dijo—, hasta que me llamaron, claro. Cuando supe que me habían dado el papel quise decírtelo, pero como ya te dije, siempre había algo que me interrumpía.
Ichigo sonrió de forma sincera.
No era como si no se lo esperara, desde los primeros días de conocerla sabía lo mucho que le gustaba actuar, aun y cuando solo lo hacía para interpretar su papel de humana. Pero esto… Esto era totalmente diferente.
—Seré una de las protagonistas —susurró, llena de ilusión—. Supongo que emitirán la serie mientras trabajas, pero puedo grabarla si quieres verla. Solo si quieres, claro.
—¿Por qué no iba a querer? —respondió— Si no la viera no podría decirte lo mala actriz que eres.
Rukia se rió al escuchar su comentario, y por primera vez en días, Ichigo sintió que volvía a ser la de siempre.
Notas de la autora: no tengo perdón de dios, he tardado muchísimo en actualizar y encima cuando lo hago es un capítulo de transición. Espero poder actualizar más seguido ahora que he vuelto a escribir diariamente, pero no prometo nada xD
Espero que os haya gustado (aunque sea un poquito), y también espero vuestros comentarios.
¡Saludos!