Austria deja su portafolios entre los asientos de Alemania e Hungría, como siempre y se sienta tranquilamente a esperar a que Hungría le traiga el café que le ha pedido, cuando España, que pasaba por ahí ve el dibujo que tiene en la portada, pegado. Es un dibujo que hizo Suiza que le representa a él mismo sentado al piano.

―¿Te gusta? ―le pregunta moviéndolo para que lo vea mejor, al notar el interés del español.

―Es muy bonito ―asiente España.

―Me lo hizo un niño de cinco años ―comenta cínico―. Es bastante bueno para su edad, me pidió que lo pegara aquí y para que no se sienta mal... ―se encoje de hombros.

―Oh... Debe ser muy bueno, Romano hacia este tipo de dibujos cuando era pequeñito, aunque normalmente eran... ―España empieza a discursar en su nube, huyamos todos.

Suiza llega después de unos segundos, caminando rápidamente. Detesta... DETESTA estas reuniones que además son en su casa, y tiene que comportarse de manera más o menos civilizada. Ignora a absolutamente todo el mundo, va a abrir su portafolios en su escritorio y a hablar con un par de personas de su staff para que traigan... el agua para la gente y esas mierdas.

―Así que la mejor manera es a fuego lento, pregúntale a Francia ya veras, aunque él lo llama escargot, a veces es un pijo ―sigue España.

―Bitte, Spanien, ―interrumpe Austria con delicadeza al ver entrar a Suiza―. Me parece que Preussen te estaba buscando.

―¡Oh! ¡Haberlo dicho antes! ―exclama España buscándole en la sala, a lo que Austria aprovecha para huir.

―No me puede decir ahora que no sirve el proyector... ―Suiza grita de repente―. Traiga a alguien, o traiga otro... o haga lo que sea ―mira el reloj― Tenemos exactamente veintitrés minutos para comenzar.

―Apuesto a que también podrá conseguir que alguien traiga un poco de café de verdad y se lleven esa abominación que están ofreciendo ―pide Austria al mismo hombre del staff, acercándose por detrás de Suiza, en un tono mucho mas calmado pero imperativo― y ¿sería mucho pedir azúcar moreno?

Suiza brinca al sentir a Austria atrás y se sonroja automáticamente.

―Ah... Österreich... eh... ha... hallo... ―saluda y luego se gira al hombre―. Traigale... ja, traigale... traigale el café, también... y el... ―ojos en blanco― azucar moreno.

―Danke ―agradece Austria al hombre con una pequeña inclinación de cabeza. Suiza le mira de frente.

―Llegaste a tiempo... y sin perderte ―comenta.

―Me trajo Deustchland ―se encoje de hombros―. No conseguí convencerle de que llegar tarde es elegante, estaba preocupado por que te enojarías, a pesar de que le dije que por supuesto lo harías.

―Llegar tarde no es ele... ¿planeabas llegar tarde aunque me enojara? ―levanta las cejas, Austria sonríe.

―Planeaba llegar tarde PARA enojarte ―suelta con burla. Suiza frunce el ceño y bufa.

―Como siempre... absolutamente indeseable ―responde cruzando los brazos y viéndolo con cara de incredulidad.

―Si lo dices así, harás que me sonroje ―se burla de nuevo―. Veo que Liechtenstein ha logrado la amnistía... Temporal al menos ―comenta cambiando de tema y señalándola al otro lado de la sala hablando con Seychelles y Hungría.

―Ja-ja ―responde él y luego mira a Liechtenstein y se encoge de hombros―. Bueno... sería el colmo que yo pudiera salir y ella no. Aún así, la tengo perfectamente vigilada. No se acercará a Frankreich, ni a Preussen, ni a Spanien... ni a ninguno de esos pervertidos.

―Buena idea. Ya tienen bastante sucias sus mentes. Liechtenstein seguro sería una pésima influencia para ellos, más vale que protejamos la inocencia de esos pobres muchachos ―suelta con sarcasmo.

―Es... estás insi... Verdammt Österreich... ―frunce el ceño y se va a su portafolios, sacando unos papeles. Se sienta a su lado con su sonrisilla cáustica.

―¿Y England?―pregunta. Suiza se sonroja.

― Y yo que sé en dónde esté England... como quieres que lo sepa.

Austria señala a Inglaterra que esta hablando con Dinamarca mientras echa miradas feroces a la puerta y a su teléfono, por que Francia y Estados Unidos no han llegado todavía.

―Está ahí, me refiero a si le has indultado ―explica. Suiza mira una caja cuadrada y negra que está en el fondo de su portafolios, con el reloj nuevo que le ha encargado el británico.

―No... no he hablado con él, pero tengo... unos negocios que tratar. Todo meramente profesional ―murmura.

―Quizás tienes razón, no deberías indultarlo, seguro que es una mala influencia para ti, Deustchland me dijo que llegó tarde al G8 ―comenta vagamente. Suiza frunce el ceño y mira a Austria de frente.

―Alguna buena, muy buena razón debe haber tenido... ―le defiende.

―No digo yo que no, pero cuando cedes ante una buena razón... Empiezas a ceder con malas y al final así es como la gente se vuelve descuidada, y ya sabes que estas cosas se pegan. Si vas con él quizás empieces a llegar tarde tu también ―explica.

―Él, contrario a otras personas, es todo un gentleman... respetuoso del tiempo de los demás. Estoy seguro de que sería incapaz de llegar tarde solo por molestar a alguien ―agrega―. Nein, yo no he llegado tarde nunca ―y luego se acuerda de aquella vez con Alemania―, excepto esa vez... que fue tu culpa.

―Va a resultar que os parecéis más de lo que cabía sospechar ―comenta con tranquilidad, encogiéndose de hombros.

―Yo no soy un ladrón ―agrega muy muy bajito, molesto porque esté haciendo esa comparación y mira el reloj―. Catorce minutos... ―susurra―. Y yo no traiciono a la gente que me cuenta cosas ―agrega con un poco más de seguridad, cerrando el portafolios.

―Disculpa, tengo que ir a ver si Ungarn ha podido conseguir un café de verdad o necesitaré pedirte la pistola para amenazar a alguien con ella ―suelta enigmático poniéndose de pie. Suiza frunce el ceño.

―Si fueras un poco más paciente. Severin ha ido por tu café con azúcar moreno...

―Seguro Severin podría ser un poco más eficiente con la motivación adecuada ―insiste en ese plan de "voy a meterle tal bronca que va a tener pesadillas conmigo cada vez que haga cualquier cosa mala".

―Severin tiene que hacer otras veinte cosas... oh... mira... ahí viene ―señala al joven que trae un café en la mano―. No es por nada, pero ya pudiste ir tu a la mesa de café que está afuera por él... ―toma el montón de papeles que está en su escritorio y los apila perfectamente mientras saca su sacapuntas y empieza a afilar tres lápices.

Austria mira a Suiza con una ceja levantada sin poder creer que no este entendiendo... Sonríe un poco.

―Hablamos luego ―termina acercándose a Severin para pedirle que deje su café en su sitio y luego se acerca a Inglaterra señalándole a Suiza y disculpándose con Dinamarca. El inglés se acerca a Suiza.

―Ja, ja... hablamos ―suelta abstraído, dejando el tercer lápiz afilado junto a los papeles―. Ah... Hello, England ―murmura Suiza mirándole serio.

―Switzerland ―saluda educadamente―. Austria me ha dicho que querías hablarme...

―Österreich te ha... ―frunce el ceño y cruza los brazos, buscando a Austria con la mirada para fulminarlo. Se pellizca el puente de la nariz―. Traigo tu reloj.

―Oh! Wonderful! ―exclama contento―. Deja, llamaré al banco para que te hagan la transferencia... ¿Me diste los datos de tu cuenta?

―Te los envié por correo certificado hace un par de dias, England ―contesta frío (como si Suiza pudiera hablar de una manera que no fuera "fría").

―True, true... ―responde un poco avergonzado, recordando que fue lo que estaba haciendo hace un par de días y por que no pudo prestarle a ese asunto la atención que se merece.

Suiza frunce el ceño y se gira a su portafolios. Saca la caja, que está envuelta en una franela negra.

―Revísalo al final de la junta... si hay algo que quieras que cambie, o que agregue ―se la entrega.

―I'm sorry, todo el asunto con el G8 fue un poco... Descontrolado, pero sé donde está ―explica escribiendo un mail para hacer el ingreso. Suiza se muerde el labio para no preguntarle nada de América ni darle sus condolencias por llegar tarde.

―Good ―se encoge de hombros―. Oh, of course ―sonríe asintiendo con la cabeza y acercándolos, suena que ha recibido un mensaje.

―Ya está, puedes revisar tu cuenta bancaria.

Suiza saca su teléfono.

―Ja, estoy viéndolo aquí. Por el precio acordado. Me sentiría más tranquilo si lo revisaras. Sé que no tiene ningún error, ni hay ningún problema con él...sin embargo, por favor, revísalo ―le mira a los ojos, con el ceño fruncido.

―Eso es ―sonríe―. ¿Y? ¿Cómo has estado? ―cambia de tema abriendo la caja para revisarlo―. Mucho trabajo organizando esto, supongo.

―La garantía es de por vida, siempre y cuando el uso sea el correcto ―comenta con una inclinación de la cabeza―. Eh... bien. Igual que siempre ―contesta escuetamente. Inglaterra lo saca de la caja.

―¡Oh! Beautiful ―comenta―. Muy elegante.

Suiza asiente con la cabeza.

―Te aseguraste de que haga todas esas tonterías que pedí ¿verdad? Por que si no, no va a usarlo ―pregunta inocentemente empezando a tocar botoncitos.

―¿No es para ti? ―frunce el ceño y se arrepiente de preguntarle algo tan personal―. No que me...

―¿Eh? ―se sonroja un poco―. Eh... No, no... Es un regalo ―explica. Suiza se acerca a Inglaterra y toma el reloj.

―Esta es la cara fija y esta es la móvil ―la mueve un poco―, este es el altímetro, podómetro, bla, bla, bla, bla ―le muestra todos los aditamentos, uno por uno, sin darse cuenta de que es justo en ese momento la hora EN PUNTO.

―Oh... Oh! ―sigue la explicación viendo la cantidad de cosas que puede hacer. Alemania se acerca a ellos después de haber hablado con Austria que esta desternillándose de la risa en su sitio de una manera muy discreta, mirando a Suiza.

―Schweiz, hallo... ¿vamos a empezar a... tiempo? ―dice después de carraspear un poco. Inglaterra levanta la cabeza a mirar a Alemania.

―¿Ya está todo el mundo? ―pregunta mirando alrededor y guardando el reloj. Suiza parpadea y se le queda mirando a Alemania un par de segundos como si le hubiera salido otra cabeza. Luego mira su reloj.

―Verdammt... ¡y aunque no lo esté! ―histéria. El inglés se levanta para volverse a su sitio.

―Una disculpa ―dice por la cuenta que le trae de haber estado distrayéndole. Suiza frunce el ceño, y de muy muy... MUY mala gana empieza la sesión.

Unos cinco minutos después, llega Estados Unidos. Entra a la sala de reuniones un poco despeinado, con la corbata en la mano y el ceño algo fruncido... sigilosamente se sienta en su lugar de siempre junto a Inglaterra. Él le fulmina con los brazos cruzados.

El americano se levanta el cuello y empieza a ponerse la corbata mientras le sonríe y le dice "Huracán" con los labios.

Inglaterra se preocupa un momento y luego vuelve a fruncir el ceño en postura "aun así" se vuelve a seguir oyendo lo que dice España sobre como hacer pruebas de Vela en el estanque del parque del retiro en Madrid.

Estados Unidos le pone al británico una mano en la pierna y se la aprieta un poco. Él da un pequeño saltito, sonrojándose y fulminándole otra vez.

―¿A qué hora se acaba esta cosa? ―le pregunta en secreto, al oído.

―¿Acabas de llegar y ya quieres irte? ―susurra medio en riña―. I don't know. Supongo que unas cuantas horas, tiene que hablar varia gente. Creo que seguimos después de comer.

―Booooooooooring... ―protesta el estadounidense sacando su ipod, poniéndose un audífono "discretamente" y se disponiendose a dormitar las proximas tres o cuatro horas. Tres segundos después le pone un audífono en el oído al inglés.

―¿Has oído esto? ―susurra.

―¡America! ―le riñe un poco, tratando de gritar en un susurro.

―What? Te estás durmiendo igual... oye! ―le vuelve a clavar el audífono en el oído, Inglaterra se lo acomoda disimuladamente, aun echándole mirada desaprovatorias.

Estados Unidos le sube al volumen de un rap misterioso. El mayor frunce el ceño y le mira en plan "¿esto te gusta?".

El de las gafas hace los ojos en blanco y cambia la canción a una absolutamente romántica. El británico frunce el ceño y niega con la cabeza.

El americano hace los ojos en blanco de nuevo, y pone La Vie en Rose de Edith Piaf. Inglaterra le fulmina.

El menor se ríe y señala a Francia. El de ojos verdes hace una sonrisa forzada mientras asiente en plan "¿Si? no me digas".

Cambia a otra canción, como de Justin Bieber. Inglaterra facepalm... trata de quitarle el Ipod.

―No! no! ―pide el americano y pone una de las spice girls. El inglés se quita el auricular directamente.

―Pero si esas son tuyas ―le susurra al oido con cara de cachorro. El británico le mira y luego vuelve a oir lo que dicen.

―Si te portas bien, quizás luego te dé un regalo ―propone.

―¿¡Un... un regalo? ―a América le brillan los ojos como si fuera Dumbledore en sus mejores tiempos.

―Shhhh ―pide silencio el mayor, llevándose el dedo a los labios. Estados Unidos le sonríie y se le acerca más, hablando más quedito.

―¿Cual regalo? ¿Un regalo... para mi? yeah!

Sonríe al notar su excitación y asiente con la cabeza, sin mirarle, fingiendo escuchar.

―¡Wooooooow! ¿Qué es? ¿va a gustarme? ¡dime! ¡dime!

Vuelve a pedir silencio.

―Es una sorpresa.

América prácticamente brinca en su lugar.

―Dámelo please.. pleaseeeeeeeeee... ―le pone otra vez la mano en la pierna y se la aprieta. Inglaterra le mira y frunce el ceño, volviendose a quien habla.

―Luego...

―¡Noooooo! Come on... pleaseeeeeeeeee ―pide un poco más fuerte.

―Shhhhh. He dicho si te portas bien.

―Pero yo siempre me porto bien ―se ríe quedito, muy muy quedito y muy muy pegado al inglés―. Dime qué es a menos...

Se pone tenso por la cercania y sonríe un poco maquiavélico.

―Una sorpresa.

―Ohh, Iggy! ¿Es... una sorpresa de... esas? ―le sube un poco la mano por la pierna. Inglaterra le detiene la mano sonrojándose pensando que están ahí en medio y CUALQUIERA podría verles.

―Of course not, you git! ―protesta un poco más fuerte.

―Jaja... pero te has puesto rojo como tomate ―comenta y quita la mano―. Quiero mi sorpresa.

―A este paso no se puede decir que te estés portando bien ―protesta volviendo bajar el tono, pero no muy en serio. Estados Unidos le mira con las cejas levantadas, la boca abierta y cara de absoluto asombro.

―Come... on! ¡Esto es aburridiisimo!

―I know... pero tu ya no eres un niño ―sigue con las cejas levantadas. América gruñe, guarda el iPod, cruza los brazos malhumorado, y hace como que pone atencion al frente.

Inglaterra le mira de soslayo, sonríe un poquito y saca el paquete que le ha dado Suiza, poniendoselo en la falda disimuladamente, luego se vuelve al frente como si tal cosa.

El americano frunce el ceño, toma el paquete, y mira al británico de reojo. Se señala a si mismo. El mayor le mira de soslayo, vuelve a mirar al fente y sonríe.

El de las gafas sonríe de oreja a oreja, encantado, olvidando del todo la junta de Ginebra y que está aburrido y... en general, olvidando absolutamente todo o que pasa a su alrededor. A tirones, saca el estuche, lo abre y saca el reloj. Le brilan más los ojos, le da un codazo suave a Inglaterra en las costillas.

El de ojos verdes, que ha ido echándole miradas de lado, durante todo el proceso, no puede evitar sonreir otra vez, viendole.

Estados Unidos se le acerca y le susurra al oido.

―¿Hace algo?

El inglés le mira y sonríe otra vez.

―¿Tu qué crees? es un reloj, da la hora ―contesta en plan como "obviamente". El menor hace los ojos en blanco y se separa, empezando a picar botones.

El británico le mira de soslayo y se pone un poco tenso pensando en que cosas puede deducir de que le haya regalado.

Quizás se está pensando que se lo ha dado por que le quiere o alguna de esas cosas que no sabe de donde saca que seguro alguien le mete en la cabeza... Seguramente todo es culpa de Francia.

Se sonroja un poco con esos pensamientos buscando alguna escusa para arreglarlo, nervioso y recriminándose por que no se le ha ocurrido antes.

Estados Unidos sigue investigando el reloj, sin enterarse de nada hasta que se acerca con Inglaterra.

―No sirve.

―¿No sirve? ¿Cómo que no sirve? ―pregunta saliendo de sus pensamientos.

―No, no sirve. Mira... ―pica todos los botones―. Esa cara de ahí no puede cambiar la hora.

El inglés mira a quien esta hablando y luego al americano.

―Es que esta no tienes que cambiarla, es la hora en London para que no tengas que estar calculando ―explica. Y no me llames de madrugada, añade para si mismo.

―Oooh... ―piensa un segundo, concentrado―... AAAAAAAAAWWWWWW! Iggy! That's so romantic!

―W... What? ―pregunta sonrojándose y poniéndose cada vez mas nervioso, sin entender. Estados Unidos no dice nada más, terriblemente contento mientras sigue picando botones abstraidamente.

Inglaterra, aun nervioso, sonrojado y sin entender, se acerca un poco al americano.

―Es por... Tu cumpleaños o algo así, te lo debía ―se excusa demasiado tarde. El menor le mira y sonríe.

―Ya, claro... por mi cumpleaños.

―Pues... Eso es ―añade nervioso, pero convencido.

―¿Has visto esto ya? ―le muestra el altímetro―. ¡Y tiene estrellas!

―Yes... ―asiente incomodo sin saber ahora por que... pero contento de que le guste.

―It's awesome! Probablemente el mejor regalo que me has dado ―le sonríe― Y dice tu hora ―sonríe más.

Al final, después de muuuuuuuuuuuuuuuuucho rato de pláticas tras pláticas, Suiza se levanta y mira su reloj.

―Tenemos una hora y media de receso. Nos vemos aquí nuevamente a las tres en punto.

―... jajajjaja! ―Estados Unidos se pone de pie y se vuelve a Inglaterra―. Ven, ven...

―Es... Es para que no llegues tarde ―le riñe sin saber que decir, siguiéndole.

―Jajajajaja! ―se le acerca a la primer persona que encuentra que es Japón― Miraaaaaaa! ―le muestra el reloj, feliz.

Al inglés le da un poco de vergüenza, pero lo deja hacer sin decir nada.

―Oh... Eso... Es un reloj ―Japón le sonríe levemente y le hace una reverencia.

―Me lo regalo Iggy! Mira! Es awesome! ¿Ves esta cara de aquí? ―le señala la que esta fija.

―Sí, America-kun... La veo ―Japón sigue mirándola. Inglaterra abre los ojos como platos imaginando lo que va a decir y carraspea nervioso tratando de que no lo haga―.Tiene el horario de London para que yo SIEMPRE sepa que hora es para él! JAJAJAJAJA!

Inglaterra se sonroja.

―A... América! ―le riñe―. Venga, no molestes.

America se rie y deja a Japón.

―Oh... Iggy! No puedes darme un regalo TAN genial y no dejarme decirselo a TOOOODOS!

Inglaterra se va con Japón a darle explicaciones del tipo "es que cuando estuvo en tu casa me llamaba a horas intempestivas en las que yo estaba... Ocupado cof cof carraspeo carraspeo, sonrojo"

Estados Unidos va con Prusia y España.

―Hey, guys! Jaja! ¿Cómo están?

―¡Hey! ―saluda Prusia.

―¿Qué hay? ―sonríe España.

―Jaja! Como lo pasan? ―el americano sonríe y le da unos golpecitos a Prusia en la espalda―Aburriiiiido, ¿verdad? Aunque tu presentación estuvo AWESOME! ―le dice a España. Francia se acercaz

―¡Aburridisimo! Menos mal que estamos en el descanso ―corrobora Prusia.

―Ja. Ja. Ja. ―se ríe España sarcasticamente―. Menudos amigos.

Inglaterra pone los ojos en blanco y Francia le mira un instante, intensamente. Luego se gira con America.

―Aún así pareces muy contento, mon ami.

El británico vuelve a tensarse pensando en lo que va a llevar ese comentario.

―¿Que no íbamos por té? ―pregunta inventandose sobre la marcha trantando de llevarse a Estados Unidos. Él se rie.

―Yes! Es que... ―se detiene y mira a Inglaterra de reojo―. Por.. ¿Té? A mi no me gusta el té... ―protesta America. Francia les mira encantado. España mira a Francia, Prusia mira suspicaz al inglés.

―Pues café o lo que sea ―protesta el británico tratando de llevarselo de ahí.

―Quizás podríamos ir todos ―propone España y Francia se rie.

―Será mejor que vayan por té, Amerique... No sea que digas algo inapropiado ―cierra un ojo.

―¿Algo inapropiado? ―pregunta Prusia mientras Inglaterra se sonroja y fulmina a Francia y España. Estados Unidos mira automáticamente al inglés y luego a Francia otra vez, abriendo la boca para hablar.

―No lo se, mon petit Angleterre parece muy interesado en alejarlo de aquí... ―responde a Prusia con cara de inocente.

―¿What? No, no, no... Jajajjaa ―Inglaterra se ríe nervioso― es solo que...

Prusia sonríe malignamente.

―¿Por que estas contento, tío? ―le pregunta a Estados Unidos―. ¿Algo interesante?

―Oui? ―Francia pregunta con voz dulce. España sonríe con ternura pensando que hasta Prusia esta leyendo a Inglaterra.

―Es que... ―Estados Unidos mira al inglés con cara de circunstancias―. Err... Les cuento...

―Pues... Pues... ―balbucea Inglaterra― yo solo... ―y mira al americano―. Quiero un té ―pide firmemente.

―Luego ―refunfuña finalmente el estadounidense y le pone un brazo a Inglaterra en los hombros, girándole hacia la cafetera.

―¿Y? ¿No sabes dónde conseguirlo? ―pregunta Prusia burlandose―. Ve a por él y deja al chico ser feliz un poco.

Estados Unidos se detiene y se gira a ver a Prusia.

―¿Insinúas que...?

Prusia levanta las cejas y se cruza de brazos. Estados Unidos frunce el ceño y mira a Prusia molesto, Inglaterra también frunce el ceño masajeandose las sienes, casi lo tenía.

―¿Insinúas que yo... No hago lo que quiero? ―le pregunta serio.

―A mi me parece que no ―responde Prusia, España se tensa un poco pensando que Estados Unidos parece ir más en serio de lo normal.

―Pues claro que hace lo que quiere ―frunce el ceño Inglaterra. El americano suelta al británico y mira a Prusia.

―¿Cómo... Que no? ―pregunta serio.

―Allez, allez, garçón... Prusse no sabe lo que esta diciendo ―Francia intercede, notando también el tono de seriedad de America―. Creo que nunca he visto a alguien mas qu haga mas "lo que quiere", que tu.

Estados Unidos frunce el ceño.

―Pues esa no es la sensación de que da ―protesta Prusia que es alemán y no nota NADA―. Después de todo has venido aquí para hablar con nosotros, pero si al cejas no le parece bien...

―Prusia... ―pide España tomandole del brazo.

―¿Quién te ha dicho a ti que no me parece bien? ―protesta Inglaterra. Francia entrecierra los ojos.

―Angleterre...

―Tu, tu lo has demostrado... Puede decir cosas inapropiadas, chillas que quieres un te y ahí va el corriedo a servirte, eres peor que el señorito ―suelta Prusia.

―Yo no... Yo no voy corriendo a servirle! ―se defiende Estados Unidos que, cosa rara, no estaba haciendo lo que quería en consideración a Inglaterra.

―Prusse! ―reclama Francia mirándole de reojo. Prusia frunce el ceño para todos.

―Bumsen! Lo que tu digas... ―se cruza de brazos.

Estados Unidos, que a estas alturas ya había cerrado los puños y estaba en plan... "Lo mato", se da la media vuelta y camina hacia el té, fastidiado también. Inglaterra le sigue masajeandose las sienes.

Francia suelta el aire aliviado cuando lo ve irse, echa una mirada al inglés y se gira con Prusia.

Estados Unidos llega a donde el te, con los brazos cruzados, de mal humor. Inglaterra se sirve el té y mira al americano.

―¿Quieres café? ―ofrece.

―Ya me lo serviré yo si quiero... o... ¿quieres que me sirva café? ―pregunta ácido. El británico funce el ceño.

―Solo te pregunto si quieres para servirtelo yo.

―Como sea... ―sigue con los brazos cruzados, mirando a Inglaterra de reojo.

―No me digas que te has creído eso ―protesta.

―¿Que me he creído qué? Tu lo has oído ―continúa en posición de berrinche.

―¿Y si te hubiera dicho que eres tonto también le hubieras creído? ―pregunta sarcástico.

―No, pero... es que yo si quería contarles y no lo he hecho porque pensé que tu te molestarías porque yo lo hiciera ―explica.

―Es que... Por que quieres... ―se sonroja.

―What? ―le mira de frente.

―Bloody hell! Bloody hell! OK! Diselo, diselo a todos, di lo que te de la gana ―protesta y se da media vuelta con el té.

―Argh... ―protesta Estados Unidos malhumorado, quitándose el reloj y guardándolo en la bolsa de su chaqueta―. Es decir, de todas maneras vas a enojarte. Al menos esperaba un "gracias por no decirlo, aunque todos se burlen de ti" ―frunce el ceño―. Quizás si debería decir siempre lo que se me da la gana...

Frunce el ceño también y se va a Prusia, España y Francia, se les planta delante.

―Le he regalado un bloody reloj, ¿vale? y quiere... o no quiere mostrarlo, me da lo mismo, ¿vale? Eso es todo ―se cruza de brazos, sonrojado. Francia levanta las cejas, y lo mira con una leve sonrisa.

―¿Esa... es LA confesion? Mon dieu. Yo esperaba algo... algo vergonzoso, cher. Algo que merezca el que casi le arranque los ojos a Prusse.

Prusia se descojona e Inglaterra fulmina a Francia.

―Quizás la parte interesante esta en el motivo del regalo ―reflexiona España.

Inglaterra se sonroja de nuevo mirando a España y no puede evitar echarle una mirada significativa a Francia durante un instante, para finalmente girar la cabeza rápidamente.

―Que os den.

―Y a ti también, mon amour ―responde Francia sonriendo. Inglaterra se detiene un momento al oirlo y luego sigue andando mientras refunfuña por lo bajo.

Estados Unidos, que ha visto toda la escena, o mira con los brazos cruzados...

―¿Se puede saber...?

Inglaterra le fulmina por el tono mientras se acerca a él. El americano baja el tono de voz.

―¿...qué haces?

―¿Pues a ti que te parece? Querías que lo supieran, ¿no? Pues ya esta, ya se lo he dicho yo mismo ―protesta.

―I... I... ―balbucea―. Yo... yo quería decírselos porque me gustó mucho... ―va bajando el tono de voz.

―Lo que sea ―protesta de nuevo cerrando los ojos.

―Yo nunca te pedí que se los dijeras... ―agrega.

―Bloody hell, America! ―se queja. Estados Unidos se le echa encima en un abrazo―. Si no te dejo decirlo, malo, si te dejo, malo, si yo lo digo, malo ¿y luego dices que yo soy complicado y que nada me parece bien? ―se queja apartándole.

―Gracias por decirles... ―saca el reloj de la bosa y se o pone de nuevo―... eso también ha sido muy romántico ―sonríe.

Inglaterra se paraliza, se sonroja, le golpea con el puño en el estomago (no muy fuerte) y se va refunfuñando hacia donde está Suiza.

―Ah... England. ¿Ya lo has probado? ―pregunta Suiza en cuanto le ve llegar, frunciendo el ceño.

―Yes... Thank you, ha sido un absoluto desastre, pero no es tu culpa el reloj funciona perfectamente ―explica enfurruñado también.

―¿Un... absoluto... desastre? ―pregunta lentamente.

―Absoluto ―reafirma mirando a Estados Unidos disimuladamente para ver que hace. Está hablando un poco con Canadá mientras tanto, poniéndose una mano en el costado.
Inglaterra se sienta enfurruñado junto a Suiza.

―Oh, es para... Ooh. Tiene cierta lógica ―asiente con la cabeza. Inglaterra aparta la mirada de nuevo avergonzado.

―Es para que no me llame a hora intempestivas, ¿sabes? no tiene nada de romántico ―protesta. Suiza frunce el ceño.

―¿Romántico? tsk... un reloj es un regalo práctico ―concede. Inglaterra le mira y descruza los brazos.

―Thanks! ―agradece al cielo por fin que alguien se haya dado cuenta―. Por un momento creí que me había vuelto loco.

El helvético sonrié un poquito.

―Nein ―niega con la cabeza mientras mira al frente―. Yo también pienso eso a veces... más cuando Ös... ―se queda callado―. A veces.

Inglaterra levanta las cejas mirandole curioso.

―El lavado de cerebro es algo peligroso... yo estoy por convencerme de no salir nunca más de casa ―le mira de reojo y le sonríe un poquito―. Hablé con Liechtenstein... por cierto.

―Oh... Thank you. Estoy seguro de que solo necesitaba un poco de... bueno, ya sabes. Supongo que estas cosas pasan cuando recién descubres... ¿sabes? recuerdo cuando América y Canadá eran pequeños. América le dijo quién era Santa Claus a Canadá justo cinco minutos después de que lo descubriera. No es que sea lo mismo pero... supongo que con solo contarle por qué no puede hablar de eso con niños pequeños hay más que suficiente ―sonríe.

―Ja, ¡exactamente! ¿Sabes? Porque ella... ella es muy muy pequeña e inocente ―Suiza le sonríe a Inglaterra.

―Aun Así... bueno, qué se le va a hacer. Tarde o temprano tenía que descubrirlo. Yo era aún más pequeño que él cuando... ―explica recordándolo y sonrojándose un poco.

―Ja, ja... ―Suiza le sonríe―. Yo también recuerdo cuando éramos pequeños. Österreich solía... ―se queda callado de nuevo y se sonroja un poco también―. Da lo mismo.

Inglaterra decide no insistir entendiéndole perfectamente... o creyendo entenderlo al menos.

―Bueno, espero que le guste a Estados Unidos el reloj. Creo que aguantara el trote ―le mira y frunce un poco el ceño. El inglés suspira.

―Por eso te lo pedí a ti y no a china.

―Espero que no te hable más a... ―le mira de reojo―. Ya... claro, supongo que por eso y por otras miles y millones de razones.

―Yes. También está el asunto del opio, pero no pierdo la esperanza que algún día podremos superar eso... ―concede.

―Y la calidad y el tipo de prod... ―se queda callado―. Olvídalo ―frunce el ceño.

―Of course ―frunce el ceño también―. En "aguantara el trote" iba implícito el asunto de la calidad...

―Y todas las demás cosas ―Suiza le mira con el ceño fruncido un segundo y luego lo desfrunce―. Al final, pagaste lo suficiente por él como para que yo crea que sabías lo que estabas comprando.

Inglaterra suspira.

―Si consigo que cumpla mi propósito, seguramente hasta habrá sido barato ―concede.

―¿Tantas veces te habla a media noche? ―levanta las cejas―. ¿Por qué no apagas el celular y ya?

―Porque entonces empiezan a explotar cosas, o se me llena la casa de micrófonos, o un helicóptero se carga mi jardín, o un equipo de SWAT rompe todas las ventanas... o todo a la vez.

―¿Todo por... no contestar el teléfono mientras duermes? ―levanta más las cejas, incrédulo.

―Bueno, quizás no tanto pero... ya sabes, digamos solamente que el drama es peor.

Suiza niega con la cabeza

―Mein gott in himmel. Mis condolencias. Tengo, de hecho, algo que... comentarte, England ―suelta después de unos segundos, de pensárselo dos veces y de tomar valor para confesarlo.

―Thank you ―agradece sinceramente―. Nah, pero no es tan malo, es decir, solo es demasiado... quiero pensar que no lo hace para enojarme ―le defiende un poco sintiéndose mal de estar poniéndole verde―. ¿Algo? ¿Qué ha pasado?

―Pues tienes suerte si no lo hace para enojarte, Österreich me ha comentado hace unos minutos... ―empieza y Austria, que termina de comentar con Bélgica algo sobre el chocolate para poder usarlo más tarde en caso de necesitarlo, les observa hablando y sonríe para sí mismo, decidiendo acercarse.

―England, me alegro de que hayas sido indultado ―saluda con pequeño asentimiento de la cabeza interrumpiendo a Suiza.

El helvético se calla inmediatamente, sonrojándose como un tomate, tanto por lo que ha dicho Austria, como por el hecho de que lo haya atrapado JUSTO en lo que estaba diciendo.

―¿I... indultado? ―pregunta Inglaterra sin entender. Suiza bufa.

―Österreich...

Austria sonríe al inglés.

―No tiene más importancia ―añade poniendo las manos sobre los hombros de Suiza―. ¿Sabes si Severin está muy ocupado?

Suiza se tensa como una cuerda a punto de romperse.

―¿S... Severin...? ¿Para qué quieres a Severin? ―balbucea sonrojándose más por estar ahí con Inglaterra enfrente.

―He visto a Preussen sonreír de ESA forma ―explica vagamente como si fuera obvio―. Pero bueno, ¿qué ocurre?

Inglaterra les mira respectivamente en plan espectador, "mira que divertido", pero guardándose sus comentarios sobre el sonrojo de Suiza.

―No ocurre nada, Österreich... estábamos hablando ―responde Suiza, tenso aún―. ¿Y qué quieres que haga el bueno de Severin contra Preussen?

―¿Que tal un poco de tranquilizante en el café? ―propone el inglés pensando en la que le ha montado con Estados Unidos.

―Seguramente eso funcionaria bastante bien ―le da la razón Austria.

Estados Unidos, que ha dejado de hablar con Canadá, empieza a acercarse al grupo.

―Sigo sin entender por qué Deutschland le trae ―comenta Suiza impaciente, mirando el reloj y rezando porque Austria le quite las manos de encima en esa postura que el detesta tanto porque le hace ver más pequeño aún...

―Pues por qué dejarlo en casa es peor ―sentencia Austria tajante―. ¿Te he contado que me robó ropa para ir al G8 sin ningún tipo de consideración? ―pregunta a Suiza.

―¿Te... ro... te robó ropa? ―Suiza levanta las cejas y se gira un poquito para mirar a Austria de reojo.

―Yo le vi ―confirma Inglaterra―. Estaba un poco dormido pero... también llevaba una peluca, estaba haciéndose pasar por France.

―Oui, oui... estaba intentando hacer una personificación mía ―Francia aparece de la nada por atrás de Inglaterra. Tomándolo del brazo y sonriéndole a Suiza―. Suisse, hemos visto l'horloge de Amerique... es hermoooooooso ―miente Francia (porque no lo ha visto).

Inglaterra da un saltito... por que últimamente está dando saltitos por todo, sin esperarse a Francia y se incomoda un poco, no por que estuviera diciendo nada comprometido, por el hecho en sí de hablar de Francia, trata de soltarse un poco, pero no demasiado... sin mucho éxito seguramente.

―Eehh... merci, France... ―responde Suiza frunciendo el ceño y mirando al inglés.

Estados Unidos llega al grupo con las manos en las bolsas de la chaqueta.

―Jaja! ¿De qué hablan?

―De tu reloj, mon ami... ―suelta Francia con tranquilidad absoluta.

Austria, un poco incomodo con la presencia de Francia y ya no digamos de la de América, empieza a tamborilear los dedos siguiendo subconscientemente la melodía de algo de Bach en los hombros de Suiza.

―Ehm... yes, well... y del G8 ―cambia de tema Inglaterra antes de que sigan con eso.

―Ah, yes... el G8 ―comenta Estados Unidos abstraído mirándoles a todos... hasta que mira a Austria y sus manos sobre los hombros de Suiza y les sonríe.

―Yay! ¿Al final no te fuiste, entonces? ¡Si te quedaste aunque escupió en tus flores! ―comenta sin que venga absolutamente nada al caso.

Austria levanta las cejas sin entender nada... a Inglaterra le da prácticamente un paro cardíaco. Suiza palidece y abre la boca cómicamente y Francia mira a Inglaterra con las cejas levantadas.

El inglés se vuelve a Estados Unidos levantándose, súper enojado.

―América! What the hell te dije sobre eso? ―pregunta sin atreverse a mirar a Francia.

―Pero es que... ¡mírales! ―les señala.

―What the hell? ―vuelve a preguntar absolutamente furioso, entre dientes.

―Me da mucho gusto ―les sonríe adorablemente―. Iggy estaba algo preocupado... todo buenas intenciones. Yo le dije que todo funcionaría bien y que tú tenías que regresar y quedarte y que se querrían para siempre ―explica.

Francia, por su parte, no deja de mirar a Inglaterra con cara de absoluta incredulidad.

―AMERICA! ―grita el inglés llevándosele de allí―. ¿¡Es que no pueden pasar cinco bloody segundos sin que me avergüences!

Y Suiza se sonroja (por cierto) hasta las orejas, y más allá de las orejas y el cuero cabelludo y el pelo y la punta del pelo.

―Pero... pero yo... ―Estados Unidos leve... ejem, vale, bastante acojonado al ver a Inglaterra gritarle de esa manera.

Austria sigue tratando de entender y recordando el dibujo de las flores... tratando de hacerse una idea bastante aproximada de que historia pudo contarle Inglaterra a Estados Unidos, pero sin entender ni lo más remotamente sobre por qué iba a contarle eso.

―¡Pero tu nada! ―sigue gritando Inlgaterra clavándole un dedo en el pecho―. ¡Te lo conté de manera confidencial, te pedí que no dijeras nada! ―sigue protestando, no tanto por como haya reaccionado Suiza, que tampoco se ha enterado mucho, si no por que estuviera ahí Francia y por sentirse traicionado.

Suiza, que tampoco entiende en realidad, porque... venga, él no le ha contado ninguna historia semejante a Inglaterra, agradece un poco que no haya contado nada relacionado a que Austria se ha quedado dormido ni nada por el estilo. Aun así, se lleva las manos al puente de la nariz, pellizcándoselo.

―Pero no parecía ser ningún secreto. Austria estaba ahí, con las manos en sus hombros y... quizás fue una pequeña indiscreción, pero tú estabas hablando de mi reloj con todos... no pensé que fuera tan grave ―se explica Estados Unidos, avergonzado.

Francia que por su parte no ha dejado de flipar (y cuando decimos flipar hablamos de FLIPAR), parpadea frente a Suiza y Austria, aún con la boca abierta.

―¡Yo no estaba hablando de tu reloj! ¡The bloody wine bastard era quien estaba haciéndolo! ―se defiende―. Y solo por Switzerland lo hizo pero... ¡bloody hell! es que te lo dije "no le digas nada a Switzerland porque me lo ha contado de forma confidencial, confiando en mi" ¿es que quieres que deje de hablarme? y te dije que no le dijeras nada a France por qué no se llevan bien y ¿qué haces tu? ¡es que no puedo contarte nada!

―I'm sorry... ―murmura América bajito.

Inglaterra se detiene de gritar, respirando con dificultad... y se le hace un nudo en la garganta, sintiendo un poco de culpabilidad por toda la naturaleza real de la historia y todo ese asunto, respira agitadamente aun un poco, tratando de calmarse.

Estados Unidos sigue ahí mirando al suelo con cara de niño regañado (que lo es). El inglés se pasa la mano por el pelo y suspira.

―Bueno, venga, ya esta... supongo que pudo ser peor... ―concede.

―Yo solo estaba... se veían contentos y... ―lo mira―... no era mi intención avergonzarte. Nunca lo es.

Inglaterra se ríe un poco.

―No seas mentiroso, sé que te gusta hacer que me sonroje.

Abre la boca para decir algo, con un asomo de sonrisa y luego la cierra otra vez, pensándolo mejor.

―Voy a... voy a hablar con Suiza ―declara empezando a caminar de regreso.

―No! no! wait! ―se apanica de nuevo, tomándole de la mano.

―What? ―vuelve a mirarle.

―¿Qué... qué vas a decirle?

―Pues... pues no sé. Que tu me contaste y yo no debía decir nada, pero que los vi ahí tan felices que me dio gusto y pensé decirlo... espero que no me dispare, porque yo traigo también mi arma... y podría complicarse mucho la cosa.

―No... no, please. Deja... yo arreglaré esto. Después de todo fue mi culpa por contarte en primer lugar. No... no es una buena idea, se va a sentir violento y traicionado y... mejor me ocupo yo ―pide.

―¿Tu culpa por contarme? ―pregunta otra vez con carita triste de cachorrito. Inglaterra aparta la mirada, incomodo.

―Pues... él confió en mi, yo... no tenía que decirle nada a nadie ―explica.

―Damn... yo... es que a mi no me explicaste todo eso ―se cruza de brazos.

―¡Sí te lo dije! ―responde defendiéndose―. ¡Recuerdo habertelo dicho! no fue un sueño, por que para entonces aún no estaba enfermo ―y luego aprieta los ojos pellizcandose el puente de la nariz, pensando en que fue precisamente eso lo que le puso enfermo―. Solo... ten más cuidado, vale? tienes que aprender a ser más discreto ―pide.

―Bueno, da igual. ¿Seguro que no quieres que hable yo con él? Seguro puedo explicarle ―hace una pausa―... Vale. Yo... yo soy discreto, pero es que no es que me... es decir, es que a veces se me olvida un poquitín.

Inglaterra se rie otra vez, negando con la cabeza.

―Un poquitín dice... ¡será posible!

Estados Unidos le mira y se ríe un poco también.

―Yes... just... a little ―le jala de la mano y le abraza―. Pero asi me quieres y me regalas relojes geniales.

―Eh! Eh! ―protesta un poco sonrojándose de nuevo por estar en medio de la sala de conferencias y todo eso, pero no le aparta―. Ehm... ¿por que no vas a... enseñarle de nuevo el reloj a Japan o algo así mientras trato de hablar con Switzerland?

―Canadá! ―le suelta inmediatamente― No se lo he enseñado! Yeah! Que buena idea! ―se ríe mientras se va corriendo.

Inglaterra se queda ahí plantado mientras el corazon le va a mil por hora del susto que le ha dado el grito que acaba de pegar. Suspira, se da la vuelta y vuelve a acercarse a Suiza, Austria y... traga saliva... Francia.

xoXOXox

Con los brazos cruzados, rojo de ira, el ceño fruncido y humo saliendole por las orejas, Francia sale de la sala de reuniones y se mete en la primera puerta que encuentra... Que resulta ser el baño de mujeres. Liechtenstein, la pequeña Liechtenstein, esta lavandose las manos. Francia la fulmina.

―Ah... ehm... hum... ―Liechtenstein mira alrrededor dejando de lavarse las manos, un poco impresionada―. ¿Esto no es...? ―empieza a preguntar y sus pequeños y dulces instintos de supervivencia (que los tiene a pesar de la sobreproteccion de suiza) le gritan deseperadamente que no es el mejor momento para estar haciendo preguntas intrascendestes sobre locacion―. Lo lamento ―se disculpa en un susurro bajando la cabeza y saliendo aun con las manos mojadas.

―France... ―vacila Inglaterra entrando detrás―. Este es el... hum... baño de señoras, no deberíamos estar aquí ―comenta un poco incomodo.

Francia se gira y fulmina a inglaterra con la mirada en plan... "y que te hace pensar qu a mi me importa la mitad, de la mitad, de la mitad, de una mierda". El inglés carraspea un poco, aun incomodo.

―No, bueno... el caso es que podría entrar alguien... ya sabes.

Francia frunce el ceño, camina dos pasos con lentitud y le pone el seguro a la puerta, volviendo a mirar a Inglaterra y levantando las cejas. Inglaterra le observa.

―Eh... bien, si, claro... hum...

―Eres un cínico ―suelta sin más.

―¿Co... cómo? ―le mira sin entender. Francia parpadea, genuinamente sorprendido. Inglaterra frunce el ceño.

―What?

―Entonces eres un imbecile... ―contesta enojado. El británico se cruza de brazos.

―Mira, yo solo quería decirte que lamento que America haya dicho eso en voz alta, que no ha sido en absoluto premetitado y que lamento si te ha incomodado ―suelta de carrerilla―. Por que... i'm a Gentleman, an the gentleman saben cuando deben disculparse.

Francia niega con la cabeza en perfecto asombro.

―Yo no sé cómo te at... Eres un cínico.

―¿Cínico? yo le dije que no dijera nada, ¿de acuerdo? le conoces, sabes que... controlarle no es tan fácil como parece ―protesta. Francia se pellizca el puente de la nariz en señal de exasperación.

―No es eso lo cínico... ―explica después de unos segundos.

―¿Entonces qué lo es, según tu?

―No es según... ―se calla y le mira, exasperado―. Es que no puedo creer que seas TAN cínico y ni siquiera seas capaz de encontrar el problema.

―¿Sabes, France? Hay muchos MUCHOS PROBLEMAS. Infinidad de ellos... hay una indecente cantidad de cosas que están mal en todo esto y una gran cantidad de ellas tienen tu nombre escrito por algún lado, así que quizás puedes explicarme cual de todas ellas es la que ahora mismo te incomoda... por que sinceramente, yo ni siquiera sé por donde empezar a sentirme incomodo ―explica.

―¿Mi no... mi nombre? ―le mira con las cejas levantadas de nuevo―. No estoy incómodo, Angleterre... estoy terriblemente ENOJADO. como... Cómo... CÓMO?... ―da un paso al frente, y le apunta con el dedo en el pecho―. Te lo voy a expicar, sólo por que me acabas de demostrar que eres demasiado imbecile como para verlo ―frunce el ceño― En qué momento de enorme estupidez, Angleterre, se te ocurrió ir con el garcón a pedirle consejo. Eres un cínico... un CÍNICO!

―¿Por? ¿Por que lo ha dicho ahí frente a todos? ya le he reñido por eso y ya me excusado, no es tan sencillo controlarle, ¡ya te lo he dicho! Ha sido una indiscreción, pero nadie sabe que en realidad hablaba de ti ―se defiende.

―Ese es solo uno de los problemas, Angleterre... yo estoy hablando de un problema anterior. ¿Sí me escuchas? ¿O además de idiota te has quedado sordo? ―pregunta con sarcasmo.

―No veo cual otro problema puedas tener con esto, la verdad... Si crees que estaba riendo de ti o comentandolo como "jaja, mira que cosa" estas muy equivocado, no tengo ninguna necesidad de cotillear en ese aspecto como haces tu.

―C'est vraiment des conneries! ―grita Francia al tiempo que levanta la mano y con absoluta rapidez y con toda su furia, le da una cachetada en la cara a Inglaterra.

Inglaterra abre la boca y se lleva su mano al moflete hinchado y rojo.

―Pero what the hell te has creído, bloody wine bastard! ―le grita ahora enojado el también.

―Qué te has creído tu, que me tienes días en vilo, diciéndole a todo el mundo que me has humillado para que el garcón no se entere... y tu vas y le dices a él! ―grita Francia de regreso.

―Yo no le dije a él de forma que entendiera lo que estaba pasando! ―grita también―. ¿te crees que fue muy fácil para mi?

―¿Qué merde hacías hablando con él del tema en primer lugar? ―grita de regreso―. ¡Eres un cínico!

―?Pues con quien in the hell querías que hablara? ―protesta.

―¡Con quién fuera que no fuera él! ―responde―. ¡Incluso conmigo!

―¡Nadie más me hubiera escuchado y necesitaba una opinión objetiva! ¡No podía hablar contigo! ―se defiende.

―¡Eres un cínico! ―grita de regreso otra vez.

―Bastante difícil fue que su bloody consejo fue "habla con France" ―frunce el ceño y se cruza de brazos.

―Tanto me pides para defenderle... ―suelta Francia al final, bajando la voz.

―Yo nunca dejaría que supiera la verdad! Ni te atrevas a insinuar que no le protejo ―grita histérico.

―Pero si se la has contado... ¡es lo más cínico que te he visto hacer nunca! ―replica de regreso, algo impresionado consigo mismo proque la parecer está defendiendo al niño―. A mi me tienes prohibido hablar del tema con NADIE... y tu vas y hablas del tema con él! ―agrega frustrado.

―Yo... ¡No es tan fácil para mi! ¡No entendía un carajo! ¡Necesitaba preguntarle a alguien! ¡No es como que le haya contado abiertamente! ¡Bloody hell! ¡Esta mierda de cosas son las que te preguntaría a ti si esto fuera normal! ―sigue gritando.

―¿Y qué te dijo? ―pregunta de la nada, cruzando los brazos y mirándole.

―Me dijo que... ―empieza gritando y luego se detiene y se sonroja apartando la vista y bajando el tono―. Pura mierda Disney, lo más últil fue que hablara contigo... Si no fuera por que no podía hacerlo.

Francia se pellizca el puente de la nariz.

―Eres... terriblemente cínico ―le repite una vez mas―. Debiste hablar conmigo.

―¡Como iba a hablar contigo! ¿Tu no te viste? ¡Si hasta me dijiste que no te me acercara! ―protesta.

―Debe haber alguien más... Canadá... ―niega con la cabeza―. Debiste hablar conmigo.

―Sí, frog, a esa bloody conclusión llegamos TODOS... Excepto por que necesitaba una opinión objetiva ―repite.

―Fue una idea estúpida... ―Francia frunce el ceño, aunque está considerablemente más calmado―. Aunque tiene cierto ingenio que... ―le mira a la cara y se siente ligeramente culpabe al ver que tiene marcados sus dedos en la mejilla―, merecido tenías que Amerique... ―se gira al lavabo, toma una toalla de papel y la moja en agua―. Gritara todo eso enfrente de Suiza. Solo... me ha tomado por sorpresa. Nunca pensé que fueras a decirle a él, de todas las personas.

―Oh, si, ok, regodeate, no tengo mas amigos, wonderful ―protesta―. ¿Has acabado?

Francia se le acerca con la toalla mojada.

―No me estoy regodeando, mon cher... ―lo toma del hombro y se la pone con cuidado en la cara.

Aparta un poco la cara (pero no demasiado).

―Estoy bien, no eres tan fuerte ―protesta.

―Tienes marcados los dedos... ―lo empuja un poco hasta que lo aprisiona entre el lavabo y sí mismo. Sonríe.

―Además, bastante difícil fue ya soportar todos sus bloody "deberías haberle dicho a Switzerland que debía volver y quedarse con él para siempre". Estuve vomitando por tres días ―sigue quejandose. A Francia se le borra la sonrisa.

―¿Te... te ha dicho eso? ―pregunta serio.

―Entre otras cosas igual de espantosas ―afirma.

Francia le quita la toalla un poco y la moja de nuevo, sin dejar de aprisionarlo... con un nudo en la garganta.

Inglaterra se da un poco de cuenta de que esta como... Su espacio vital ligeramente mermado, mirando alrededor.

―Merde... ―murmura poniéndole la toalla de nuevo, con mucho cuidado y quitándole el pelo de los ojos. Le acaricia la mejilla. Inglaterrase sonroja.

―Merde what? ―pregunta tratando de apartarse un poco.

Francia desvía la mirada, sonrojándose él mismo un poco, incómodo. Aún así, no le deja apartarse. Inglaterra FLIPA en mayúsculas.

―Quizás siempre hemos subestimado al garçón... ―murmura por lo bajo, después de un instante.

―También dijo... ―empieza probando a ver que pasa―. Di... Dijo que era obvio que Austria estaba enamorado de Switzerland por que se había quedado las flores, que debía haberle gustado mucho que se las llevara.

Francia, que había empezado a mojar otra toalla de papel, se queda congelado cuando le escucha decir eso.

―Merde...―repite otra vez en un tono ligeramente más... susurrante. Levanta la cara otra vez y mira a inglaterra a los ojos.

Inglaterra levanta las cejas y sonríe un tanto malignamente.

―Dijo que seguramente estaba avergonzado, que no quería que nadie supiera y que... ―se queda callado, aparta la vista sonrojandose él mismo y recriminandose, ¡para una vez que estaba consiguiendo ponerle incomodo!

Francia sonríe imperceptiblemente y se le acerca al oído.

―Sabes demasiado... ―susurra. E Inglaterra se aparta tanto como puede, terriblemente incomodo y con un escalofrío recorriedole la espalda, sin descruzar sus brazos como un escudo de protección.

―Y... Y dijo... Dijo que... ―trata desesperadamente a ver si vuelve a funcionar―. Que era una historia de amor-odio y... Y... ―balbucea cada vez mas nervioso él mismo.

―Merde... ―suelta Francia en un tono completamente diferente mientras sonríe más maliciosamente, con los ojos brillantes y se le acerca de nuevo, enganchando los dedos de una mano en donde va el cinturon, jalándolo hacia él, mientras le pone una mano en los brazos cruzados―... voy a tener que matarte, mon petit anglaise... ―le susurra de nuevo, antes de mordisquearle la oreja.

―Pe... Pero yo le dije que... Le dije que tenía que ser... Otra cosa ―trata de seguir, entrecortadamente, mientras intenta resistirse y falla miserablemente―. Por que es obvio... Es... Es obvio que Switzerland detesta a Austria.

―¿Lo es? ―Francia sin separarse, le da un beso atrás de la oreja en un lugar estratégico―. Yo creo que no le detesta... creo que le exaspera, que es diferente...

E Inglaterra aprierta los ojos y las piernas y los dedos y todo lo alterable mientras de muerde el labio, muy MUY ocupado en tratar de no morirse .

Francia se separa un poco, besandolo a lo largo de la línea de la mandíbula.

―Pero quizás quieras explicarme detalladamente cuanto es que Suisse detesta a Autriche.

―Es su... Peor ene...migo ―balbucea agradecido de poder concentrarse en algo más... O al menos tratar de hacerlo―. Le odia pro... Profundamente.

―¿Profundamente? ―Francia se ríe un poco, deteniéndose de besarlo en el cuello, en la manzana de adán, mientras le abraza con una mano y le presiona un poco más contra sí mismo―. ¿Exactamente cuan profondément? ―susurra.

Inglaterra se sonroja aún más pensando en una doble intepretacion y frunce el ceño tratando de convencerse a si mismo que le esta diciendo todo lo que le detesta y... Hay que admitir el mérito de que consigue convencerse bastante ni siquiera sabemos como.

―Profundamente desde lo mas hondo de su corazón.

―Oui? Oh.. vaya, quizás Autriche debería detenerse... ―afirma aún con la boca pegada a su piel. Luego la separa y le mira de nuevo. El inglés suelta un bufidito entre el alivio y la desesperación.

―Que le jodan a Austria ―protesta. Francia le da un beso en la comisura de los labios e Inglaterra vuelve a tener esa reacción que odia de abrir los labios buscando los del francés.

―¿Que le jodan?

―Yes.

―Oh... ¿pero Autriche qué ha hecho? ―le da un beso en la comisura de la boca, pero del otro lado y el británico vuelve a buscarle y le dan ganas de morderle o de pegarle o de seguir buscandole con desesperación.

―Ser odioso.

―Odioso... ―repite lentamente, valorándolo. Le roza los labios de lleno con los suyos, sólo un roce... sin tocarlo realmente. E Inglaterra vuelve a abrir los labios echándose adelante para buscarle por que no puede resisitir más que le tiente.

Francia sonríe y no se quita y le besa bien... y sigue besándole por unos minutos más hasta que deja de hacerlo suavemente. Se separa lentamente pasándole una mano por la mandíbula, el cuello y la clavícula. Se le acerca al oído.

―A Autriche le gusta mucho Suisse... ―le dice en Francés, separándose de golpe y con mucho esfuerzo, caminando a la puerta del baño y saliendo de ahí.

Inglaterra se queda agarrado a la pared para no caerse respirando agitadamente y con absoluta frustración.

En cuanto el francés se ha ido, alguien entra al baño protestando e Inglaterra se esconde rápidamente en uno de los cubiculos.

―France! Casi me haces llegar tarde, esta a punto de empezar la junta de nuevo ―protesta Seychelles cruzándoselo en la puerta―. ¿Que estabas haciendo aquí? ¡Este es el baño de las chicas!

―Eeeh... Sey... Seychelles... ―Francia brinca en cuanto la ve, arreglándose un poco el pelo, ligeramente sonrojado―. No... no quieres entrar ahí, están tapados todos los baños...

―No trates de engañarme ―se ríe ella―. Venga, date prisa que ya van a empezar y no querrás que Suisse te dispare por llegar tarde ―se mete dentro igual. Francia duda un instante sin tener mucha idea de que hacer.. pensando en el estúpido niño y que todos les han visto irse juntos.

Inglaterra sigue escondido dentro del baño, encima de la taza, tratando de calmarse solo cuanto antes y... Seguramente empeorandolo más, por que esa mierda de suerte tiene.

Francia decide esperar a Seychelles afuera del baño, con cualquier pretexto. Ella acaba, se lava las manos y sale sin enterarse de nada.

―¿Qué haces aquí? ¿Me esperabas?

―Pues claro... una mademoiselle como usted no debe caminar sola por ningún lado... ―le ofrece su brazo. Seychelles se cuelga del brazo negando con la cabeza y sonriedo.

―Vamos.

Francia mira de reojo la puerta del baño y camina con la chica del brazo, sonriendo y pensando que es bueno que lo vean volver con alguien que no sea el inglés.

Inglaterra se queda dentro del baño unos segundos pensando que va a cortarle algo a Francia en cuanto se despiste, frustrado e insatisfecho, espera un par de minutos y con un desastre bastante evidente, pero todo lo bien disimulado que puede con su jersey de rombos y las manos en los bolsillos de los pantalones, vuelve a la sala de juntas.

Con toda su sangre fría, se sienta en su sitio entre Francia y Estados Unidos sin mirar a ninguno de los dos, haciendo un pequeño gesto a Suiza para pedir disculpas por el retraso. América se le acerca.

―Has entrado tarde... JA!

Inglaterra frunce el ceño acomodandose como puede en su asiento sintiedo un escalofrío.

―Hay un incendio en London ―se escusa cínicamente como el estadounidense se escusó por el huracán y la doble interpretación de eso le hace sonrojárse.

Francia escucha la excusa de Inglaterra y tiene que hacer un esfuerzo ENORME por no caerse de la silla de la risa, lo oculta con un acceso de tos.

Inglaterra, con el ceño fruncido e increíblemente incomodo y abochornado por la reacción de Francia trata de imaginar las formas más dolorosas de asesinarle.

Francia hace un enorme esfuerzo por que se le pase la risa, pensando en el hambre en el mundo... ejem... intentando ignorar al inglés.

―¿Un incendio muy grande? ―le pregunta Estados Unidos inocentemente.

―No... No uno muy grande ―tranquiliza al americano asegurándose de que Francia lo oiga―. Los ha habido mucho peores, pero igual he tenido que atender.

―Ooh... ―el americano le sonríe y le mira. Frunce el ceño―. ¿Estás bien?

Francia levanta las cejas, pero no dice nada.

―Perfectamente, perfectamente ―constesta moviéndose un poco incomodo y con la voz un poco chillona―. ¿Por?

―Te ves... ―le mira el pelo algo desordenado―... como un poco... enfermo o algo.

―¿E... Enfermo? ―vacila―. En absoluto, en absoluto... Estoy bien.

―Oooooook... ―levanta una ceja―. ¿Vas a tener que regresar a Londres por el incendio?

Francia sonríe y tira su pluma al suelo, y al agacharse por ella le roza a Inglaterra la pierna con la mano.

―No... No lo creo, no es tan graaa... ―hace un sonido raro al sentir a Francia, sonrojándose de golpe otra vez―. Grave, no es tan grave ―repite fingiendo que no ha sucedido nada. Estados Unidos frunce el ceño.

―¿Seguro que estás bien?

―Of course ―responde tenso, carraspeando un poco, tratando de mirar al frente y hacer como si nada.

Francia mira al frente y se recarga de lado, de manera que queda cerca de Inglaterra. Empieza a tararear "City on fire" del músical Sweeney Todd.

Inglaterra frunce el ceño y le mete una patada a Francia por debajo de la mesa mientras finje arreglar sus papeles con cara de serio.

―Owww! ―Protesta Francia agachándose y viendo lucecitas del dolor―. Merde... vale, vale... ―susurra. Estados Unidos frunce el ceño.

―¿Qué le pasa a France?

Inglaterra sigue con su postura estirada pero sin poder evitar sonreír un poco, vencedo.

―¿Cómo quieres que lo sepa? Deben molestarle hemorroides o algo así ―se burla El inglés para el americano lo bastante fuerte para que Francia le oiga.

El francés hace los ojos en blanco, y... ligeramente enfurruñado, se recarga del otro lado.

―Oh... ―Estados Unidos mira a Francia de soslayo y luego se ríe un poquito. El británico también le mira un instante y también se ríe un poco.

Francia mira a Inglaterra con una mirada cargada de sentido, levantando las cejas. Luego desvía la vista al frente.

El inglés se queda mirándole sin entender muy bien. Decide que el universo vuelve a estar equilibrado y que es hora de prestar atención a la reunión.


Feliz San Manolo. Fin de Año, fin de fic. Gracias a todos, los que habéis leído hasta aquí y aún más a los que habéis comentado.

Especialmente, para Isabel.

¿Quién quiere una continuación DRAMÁTICA?