Summary: Elena aún no ha podido elegir entre Damon y Stefan. Tampoco ellos han podido alejarse de su amada. Ahora conviven los tres vampiros juntos en la mansión, en un enredo desesperado de amor, problema al cual también le deberán agregar el retorno de seres que complicaran su existencia en Mystic Falls. ¿La historia se repite?
N/A : Hola! Hace poco comencé a ver Vampire Diaries vía Internet. La verdad es que la historia me ha fascinado desde el inicio y ha revuelto tanto mi cabeza que las ideas surgían alocadamente a cualquier momento. Pensé que sería un desperdicio tirar a la basura todas las ocurrencias de mi alocada mente, y no era algo que podría permitirme. Por lo que me dije, ¿por qué no comenzar a escribir una historia de mi pareja favorita de la serie? Y así nació "Elecciones". Tengo adelantados unos cuantos capítulos ya, de modo que, si les gusta el fic y dejan reviews, actualizaré a diario :)
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a la fabulosa de L.J. Smith. La trama es de mi autoría.
ELECCIONES
CAPÍTULO 1
Querido diario:
Cada día me resulta más difícil sobrellevar la situación en esta casa. Cada día mi amor por ambos crece en partes iguales – o al menos eso es lo que pienso yo –. Y cada día me alejo más de la cruel posibilidad de elegir a uno de ellos, sabiendo que debo hacerlo irremediablemente.
¡Qué egoísta soy! No puedo imaginar tener que dejar a uno, tener que salir por completo de su vida. Sería como quitarme la mitad del corazón. Porque es así, mi corazón se encuentra dividido en dos partes que pertenecen a Damon y Stefan, solo a ellos. ¡Mi corazón y su maldito capricho!
Tampoco puedo optar por escapar de aquí, por irme lejos. Aunque lo deteste, todavía no controlo del todo bien mi sed de sangre. No dejo de ser un peligro para cualquier ser vivo que ande por ahí.
Además, ¿cómo dejarlos? ¿Cómo obligar a mi corazón a olvidarse de las dos razones por las que late? Les amo, y sé que ellos me aman a mí.
¿Será que esto se hereda? Katherine pertenece a mis antepasados y también se había enamorado de los hermanos Salvatore, de ambos. Aunque ella dijese que sólo quería a Stefan, tampoco había podido hacer a un lado a Damon.
Y ahora estoy yo aquí, siguiendo sus pasos.
Quizá fuese culpa de ellos por ser tan perfectos e inigualables. Por cautivar un corazón apenado de la manera en que lo hicieron. Por formar ese complemento perfecto para mí. Lo que no tiene uno, lo tiene el otro. Sí, definitivamente tiene que ser culpa de ellos.
Pero, ¿de qué estoy hablando? Si fui yo quien dejó que el corazón les necesitase de semejante forma. Fui yo quien no huyó en alguna de esas tantas oportunidades que se presentaron…
Elena dejó a un lado su diario luego de cerrarlo y se dedicó a mirar al exterior a través del inmenso ventanal, al pie del cual estaba sentada. Apoyó su sien en él y admiró la lluvia torrencial que se había desatado minutos antes. Era relajante para ella ver llover, conjuntamente con los rayos y truenos que podían apreciarse en el oscuro cielo, y tener como fondo de vista el gran jardín y bosque a lo lejos.
Recordó inmediatamente aquellas tardes en las que se sentaba en el sofá frente a la ventana de su antigua casa con su madre, acompañadas por algún que otro libro y, con la lluvia de fondo, oía tranquilamente los cuentos que ella le leía. O también esas noches de pequeña, cuando se metía a escondidas en la cama de sus padres, y lograba que cesen sus miedos a las sombras que generaban las hojas del membrillo enfrentado a la ventana de su habitación.
Se puso de pie, dispuesta a salir bajo la lluvia, mojarse un rato y liberar esas tensiones con las que siempre cargaba. Esas tensiones producidas por el hecho de vivir bajo el mismo techo que los irresistibles hermanos Salvatore. Aquellos sí que terminarían por arrebatarle la poca paz que le quedaba.
Cuando estaba llegando a la puerta principal, ésta se abrió dándole paso a un Damon que parecía sobrio pero que por dentro estaba de lo más ebrio. Detrás de él ingresó una joven de la edad de Jeremy. La chica parecía estar tranquila y confiada. Sin embargo, Elena sabía que Damon la había hipnotizado.
- ¿Qué es esto? – preguntó ella con una ceja alzada. Algo allí no andaba bien, podía percibirlo.
- La cena – dijo Damon con total naturalidad, dirigiéndose al living para depositar la botella de whisky escocés que traía en alguna mesa.
- Un momento, ¿qué cena?
Elena no quería creer lo que estaba viendo. ¿Damon tenía intenciones de matar a la joven? Le resultaba extraño, ya que el vampiro no había matado a nadie en meses.
- Elena, cariño, la he traído pensando en ti, para que no tuvieras que salir con este clima a buscar sangre.
Eso era el colmo. La peor excusa que podría haberle dicho el vampiro, teniendo en cuenta que no era dificultoso para Elena conseguir bolsas de sangre del banco del hospital.
- Ya. No hables más, Damon. La chica volverá a su casa, y espero que no le hayas hecho nada aún.
- ¡Qué aburrida te estás volviendo! Cada vez más parecida al bobo de mi hermano.
Se tambaleó un poco y cayó en el sofá, dedicándole una mirada de asco a Elena.
El problema para ella era que debía devolver a la chica a su casa para hacerla olvidar de todo, pero no podía dejar sólo a Damon en las condiciones en que se encontraba.
Como si le hubiera leído los pensamientos, Stefan llegó a la casa y miró la situación con sorpresa.
- Buenas noches. A ti te conozco, trabajas en el Grill. Pero, ¿qué haces aquí? – le preguntó a la chica, acercándose cautelosamente para no asustarla.
- He venido con Damon – respondió ella con voz segura, signo evidente de que había sido hipnotizada por el vampiro mayor.
- Oh, Stefan. Qué bueno que has regresado. Debo llevarla devuelta a su casa. ¿Podrías cuidar de Damon? Creo que ha estado bebiendo de más – le pidió la morena.
Damon, desde atrás, le hizo burla como si de un niño caprichoso se tratase.
- Eh… claro. ¿No prefieres que la lleve yo?
- Tendré que hacerle olvidar todo lo sucedido desde que lo encontró – suspiró Elena.
- Cierto – reconoció Stefan, a quien aún no se le daba del todo bien lo de la hipnosis, debido a su persistente resistencia a la sangre humana – entonces ve tranquila. Yo me encargaré de mi hermano.
Le dedicó una media sonrisa para calmarla. Elena se la devolvió un tanto desganada.
Estaba confundida y enojada a la vez. Algo le sucedía a Damon para volver a actuar así después de tantos meses sin matar a nadie y alimentándose de la sangre que robaban del hospital.
- Acompáñame, por favor – le pidió a la joven.
- Damon me ha pedido que me quede aquí a pasar la noche – objetó ella.
Elena fulminó con la mirada al vampiro, que le dedicó una sonrisa sarcástica, y luego clavó sus brillantes ojos cafés en los de la chica.
- Acompáñame – ordenó.
- Por supuesto, a donde tú quieras – respondió con una sonrisa que le hizo recordar a Caroline.
Stefan les abrió la puerta, un gesto que Elena agradeció con la mirada, y salieron. Subieron a su auto y partieron en silencio.
- ¿Cómo te llamas? – murmuró la vampira luego de aparcar el coche a una calle de la casa de la chica.
- Sophia.
- Bien, Sophia – giró la cabeza a un lado y volvió a centrar los ojos en los suyos – olvidarás todo lo que ha sucedido esta tarde con Damon, incluyendo quién es él. No lo conocerás. Cuando te pregunten dónde has estado, dirás que pasaste una tarde con tus amigos en el Grill y que, por la lluvia, te has retrasado. Yo encontré en el camino y me ofrecí a alcanzarte de pasada.
Las pupilas oscuras de Elena adoptaron un tono azulado, como el de Damon, cuando el proceso de hipnosis finalizó.
- Oh, hemos llegado – se percató Sophia – gracias por haberme traído.
Bajó del auto tras un intercambio de sonrisas amigables y Elena partió de nuevo a la mansión.
El primer problema había acabado, pero le restaba el mayor: comprender al rebuscado de Damon.
Hasta aquí ha ido el primer capítulo. ¿Qué pasará con Damon? ¿Elena podrá ayudarlo? ¿Él se dejará ayudar?
Espero que les haya gustado y dejen Reviews con sus opiniones, que son la mejor paga para un escritor!
Un beso enorme!
