ACLARACIÓN: Esto es una adaptacion del libro

-En brazos de la tentación de Heidi Raice

No quiero que piensen que es un plagio ni mucho menos y como saben los personajes de Naruto no me pertenecen son propiedad de Masashi Kishimoto


-Que tal la tripa? —murmuró Sasuke a espaldas de Sakura.

—Bien, pero cállate, no quiero que todo el mundo piense que nos casamos de penalti.

Era el día de su boda y, hasta el momento, todo había sido perfecto. Sakura disfrutó de los jardines de The Grange en aquel maravilloso día de verano. Sonrió al ver a Naruto y a Hinata, y su hijo Shin. Kakashi y algunos invitados más, que habían sido escogidos cuidadosamente, estaban tomando champán y unos canapés mientras que, en el mar, las olas chocaban contra la arena a un ritmo constante, eterno.

Nada que ver con el ritmo al que latía el corazón de Sasuke, y el suyo propio.

Aquel lugar y aquel momento tenían una belleza salvaje, elemental, que Sakura llevaría en el corazón durante el resto de su vida, lo mismo que al hombre que tenía al lado.

Intentó no darle vueltas al tema del embarazo. Sasuke quería anunciarlo ya, pero ella se ruborizaba sólo de pensarlo.

Sólo llevaban juntos tres meses. Y ni ella se había recuperado todavía de la sorpresa. ¿Y si la gente pensaba que se casaban únicamente por el bebé? Se lo había dicho a Sasuke esa mañana y él había accedido a mantener la noticia en secreto, por el momento.

Sasuke le acarició el abdomen y le dijo:

—No creo que puedas ocultarlo durante mucho tiempo más. Y, de todos modos, no pasa nada por decirlo.

Ella se giró y lo abrazó.

—Quiero que hoy siga siendo nuestro secreto.

Sasuke frunció el ceño.

—¿No estarás asustada por ir a tener un bebé? —le preguntó.

—Estoy muerta de miedo y también estoy emocionada, pero han pasado tantas cosas en los últimos meses.

Llevaba días como flotando en una nube de amor, pasión y felicidad y todavía no había puesto los pies en el suelo. Y estaba empezando a darse cuenta de que tal vez no lo hiciese jamás.

Sasuke le había ofrecido trabajo, no sólo como asistente personal, sino también como parte de su equipo directivo. Le había comprado una preciosa casa de madera y vidrio a orillas del mar, cerca de The Gran-ge. Le había pedido que se casase con él y habían tenido que organizar la boda. Y, para terminar, se habían confirmado sus sospechas de que estaba embarazada. Cosa que la emocionaba, pero le daba miedo al mismo tiempo.

—No te preocupes, Sakura. Hace tiempo que descubrí que cada uno hace todo lo que puede con las cartas que le da la vida. A nosotros nos ha dado cuatro ases. Sólo tienes que estar tranquila y jugar despacio.

Ella asintió mientras pensaba en cuánto amaba a aquel hombre y cuánto le excitaban sus analogías con el póker. Parpadeó de forma exagerada.

—Como me hayas dado más de un as, cielo, vas a tener un problema.

Él se echó a reír.

—¿Me estás diciendo que no quieres un par de hijos? Piensa en cómo te vas a poner —le dijo, acariciándole la curva del pecho con un dedo.

—¿Qué os pasa a los hombres con los pechos enormes? —inquirió ella, intentando parecer indignada.

—Estás preciosa embarazada —respondió Sasuke con la voz ronca—. Y no se trata tanto del tamaño de tus senos, como de su sensibilidad.

Sakura sintió calor y que se le endurecían los pezones. Recordó lo que había ocurrido la noche anterior cuando Sasuke había decidido comprobar lo sensibles que se habían vuelto sus pechos.

—Compórtate —le dijo ella, con la respiración entrecortada—, estamos en público, y a plena luz del día.

—Cariño —dijo él, abrazándola—, ahora estamos casados. Las muestras públicas de cariño están permitidas, incluso recomendadas.

—¿Eso piensas?

—Sí. Y, en cualquier caso, soy el jefe y digo que los hombres casados pueden disfrutar de sus esposas siempre que quieran.

—¿Y quién ha dicho que tú seas el jefe? —preguntó ella, arqueando una ceja.

—Yo.

—Tal vez no esté de acuerdo.

Él bajo la cabeza para besarla.

—Estaba deseando que dijeses eso —murmuró, antes de tomar sus labios.

Sakura lo abrazó por el cuello y dejó que la besase apasionadamente. Estaba tan excitada como él y tampoco podía pensar en otra cosa.

«Me siento tan bien, que me da igual que él sea el jefe», pensó.

Aunque no tuviese la intención de decírselo.


Aquí acabo un ciclo con este fic , después de muchos problemas, falta de tiempo, la universidad y demás cosas, decidí que terminaría de adaptar el libro.

Muchas gracias a todos ustedes , por leerlo, los que estuvieron desde el inicio y me esperaron tanto tiempo , a ustedes que lo acaban de leer, a todos MUCHÍSIMAS GRACIAS, por tomarse un espacio de su tiempo para leer.

Y GRACIAS por sus comentarios, sugerencias y quejas, en verdad las aprecie mucho y por ustedes fue que volví.

Espero que les haya gustado la adaptación, espero verlos pronto con otra historia.

Cerezoo