Capítulo 1

Odio comer sola.

Bella se sentó en el lugar habitual del café de la esquina cerca del Palacio de Justicia. Su trabajo como periodista del tribunal le permitía una hora de almuerzo y lo ocupaba en ese pequeño restaurante.

Sola.

Agarrando otra porción de ensalada de naranja mandarín, intento concentrarse en las palabras del libro que traía como compañía.

¿Por qué leer novelas románticas, de todos modos? Esas personas no eran reales. Ellos no sufrían la banal soledad de sentarse y comer solos en un café lleno de gente. Todos los personajes parecían vivir vidas felices de lujuria descuidada y finales felices.

A los veinte y seis años, bella dudaba de la existencia de los finales felices. Esos ciertamente no eran para ella.

Un fuerte viento dobló su servilleta cuando la puerta del frente se abrió. Allí estaba él otra vez. Vestido con pantalones casuales y camisa de botones, era el uniforme habitual de un hombre de negocios. Sin corbata, zapatos deportivos y un maletín daban al hombre una apariencia de profesional accesible. Le había visto varias veces en el café. El abría su laptop y comía un sándwich mientras estudiaba con intensidad la pantalla. Siempre se admiraba que él no pareciese incomodo comiendo solo.

Mirando nuevamente su libro, ella sonrió. El parecía uno de los héroes de estos libros de romance. Alto, buen mozo, ojos verdes y un gran sentido de moral profesional, sería un modelo ideal para una de las tontas historias que tanto le gustaban. En su mente, comenzó a componer una pieza de una novela que podría leer.

Alto, cabello de un extraño color rojizo y una constitución maravillosa, el camino con largos pasos hasta el mostrador y pidió su sándwich con autoridad.

Tocino, lechuga y tomate, por favor.— Sus ojos verdes examinaron el café. El corazón de ella se atoró en su garganta cuando sus miradas se encontraron. Un calor corrió por su cuerpo, y pudo sentir su rostro enrojecer cuando…

—Con permiso.

Bella se sobresaltó cuando la voz profunda interrumpió su ensueño. Al levantar la mirada se vio examinando los ojos verdes con los que había acabado de soñar. Se aclaró la garganta nerviosamente.

— ¿Si?

Su brazo señaló hacia el salón, indicando la multitud.

—Parece que no hay ningún lugar libre para sentarse. ¿Puedo compartir su mesa? —su sonrisa provocó mariposas en su estómago.—Prometo que no la molestaré.

Cualquier comentario coherente que ella pudiese decir se perdió, y lo que dijo fue:

—Claro.

Ella se humedeció los labios repentinamente secos y miro nuevamente su libro. Mientras el conectaba la laptop, enderezó su silla y comenzó a comer, Bella se sentó como una piedra, deseando ser más agradable a los gustos de los hombres.

Era extremadamente difícil encontrar un hombre con sus preferencias sexuales. Ser tímida además de obcecada por fantasías obscuras, favorecía una serie de largas y solitarias noches.

—Ya te había visto antes aquí. —Su voz atrajo la mirada de ella.— ¿Trabajas en el Palacio de Justicia?

—Sí. Soy periodista del tribunal. ¿Y tú?— Sonó tan cortés y formal para sus propios oídos.

—Soy abogado —respondió él desenfadado.—Normalmente las personas dejan de hablar conmigo en este momento.

— ¿Hacen eso? —¿Cómo podía ser? No puedo apartar mi mirada de ti.—Me gustan los abogados. Trabajo todo el día con ellos.

—Bueno me alegro que lo hagas— y dio otra mordida a su sándwich. —¿Te gusta tu trabajo?

—Sí. Es muy interesante.

— ¿Cómo te convertirte en periodista del tribunal?

Bella no estaba acostumbrada al parloteo ocioso, pero quería intentarlo. Él parecía estar realmente interesado.

—Inicialmente quería ser abogada, pero me falta el instinto asesino. Por otra parte, estar enfrente de personas y hablar me asusta de muerte. —Dolorosamente tímida sería más preciso. Ella sonrió y comió una porción discreta de su ensalada.

— ¿Pero te gusta el tribunal?

—Adoro observar los juicios.

—Te gusta estar detrás del escenario. —Su mirada penetrante era un poco desconcertante, como sí ella fuese un testigo del tribunal siendo interrogada.

—Creo que eso se puede decir —ella posó la mirada en él.— ¿Y tú? ¿Siempre quisiste ser abogado?—

El movió la cabeza.

—Mi padre es abogado en San Francisco. Es una tradición de familia que no me importó continuar.

—¿Entonces, eres de San Francisco? ¿Cuándo te mudaste para acá?

Él sonrió.

—Soy un recién llegado. Solo vivo aquí desde hace un año. Escuché que debo decir que soy un recién llegado hasta que haya vivido aquí por lo menos veinticinco años o más.

Ella rio.

—Escuché que tienes que decir eso si no naciste aquí.

— ¿Naciste aquí?

—No. También soy una recién llegada. Sólo estoy aquí desde hace diez años.

Los dos se rieron.

Entonces su penetrante mirada examinó su rostro y el mechón de cabello castaño que había escapado de la trenza francesa.

— ¿Te conozco de otro lugar, no?

—Probablemente me viste en el Palacio de Justicia.— No era probable. Ella se habría acordado.

—No. Fue en otro lugar. Tuve una visión de ti con el cabello suelto, no recogido.

Una sórdida sospecha corrió por su espalda.

— ¿Realmente? Tal vez estuviese en un bar.

—No creo que...— Sus ojos verdes la estudiaban con la misma intensidad que reservaba normalmente a la pantalla del computador.

¿Él podía haberla visto en una de las fiestas de Emmet? Era raro que Bella fuese a ellas, pero últimamente necesitaba apoyo, alivio. Las fiestas le daban una sensación de pertenencia a algún lugar, que le faltaba en su vida.

—No me acuerdo de haberte visto. —Se esforzó por sonreír.— Me llamo Isabella Swan.

—Soy Edward Cullen. — Le tomó la mano.—Me gustaría recordar donde te vi.

Era tiempo de huir por la salida más próxima. Sí se quedaba él podría recordar. Cerró cuidadosamente el libro y agarró su cartera.

—Recordarás. Vamos a vernos de nuevo seguramente. Fue un placer conocerte, Edward.

Bella corrió en dirección a la puerta.

Uau, sonó como una fea y anticuada virgen. Y el cielo sabía que era cualquier cosa menos eso.

Cuando Bella salió del restaurante, Edward siguió su salida frustrado e intrigado. ¿De dónde la conocía? Seguro, la había observado comiendo sola, normalmente leyendo. Él inmediatamente la notó. Ella era atractiva, no, magnífica. Su cabello castaño agarrado hacia arriba con una hebilla, sus ojos castaños claros, su rostro anguloso. Ella le recordaba a una estatua de Atenea que una vez vio. Pero no podía librarse de la sensación de haberla visto con el cabello oscuro cayendo por la espada en caracoles salvajes.

Algo de ella le atraía. Por semanas había considerado cómo hablarle, y ahora lo había rechazado. ¿O la había puesto nerviosa? Ella se paralizó en el momento que mencionó haberla visto antes.

Una imagen de una tentadora morena con brillantes ojos castaños y suaves cabellos del mismo color que sus ojos se filtró nuevamente en su memoria, y de repente comprendió. La reunión de bondage1.

En una ciudad pequeña como Eureka, California, no existía ningún club de BDSM. Aquellos a quienes les gustaba este estilo de vida tenían que encontrase unos a los otros de la mejor manera posible. Entonces, una vez a la semana, Emmet McCarty daba una fiesta. Era solo para invitados, y Emmet era muy selectivo. La invitación de Edward había sido por causa de su amiga Tania.

Una amiga dominadora2, que cuando descubrió que él se estaba mudando para el Condado de Humboldt, hizo una llamada y consiguió que fuese colocado en la lista de invitados de Emmet. Solo personas con este estilo de vida frecuentaban. Ningún novato.

Si Edward había visto a Bella en la fiesta Emmet, eso significa que ella...

Una sonrisa apareció en el rostro de Edward. La próxima reunión sería el viernes en la noche. Sí ella era la mujer de la fiesta, entonces lo descubriría.

Chicas esta historia ni los personajes me pertenecen, los personajes son de meyer y la historia de Jennifer Leeland, espero les agrade la adaptación.

Otra cosa mas pequeñas, podrán notar que en el texto ahí palabras determinadas por números quienes quieran saber que es esto les dejare su significado o a que se refiere en este espacio. Bye.

1 Bondage es un tipo específico de fetiche, relacionado generalmente con el sadomasoquismo, donde la fuente principal de placer consiste en amarrar e inmovilizar a un socio o persona implicada. Puede o no implicar la práctico del sexo con penetración.

2 También conocida como Dominatrix.

Chicas otra cosita la historia es súper corta tiene 40 cap en Word seguiré con el siguiente libro si asi lo desean, gustaría mucho que me avisaran gracias.