Hola chicas como me les va, he venido aquí a traerles una nueva historia, que por primera vez no tiene nada que ver con mi otro fic, este nuevo fic primero está ubicado en Universo Alterno pero que está ambientado en la misma época que la historia vale, y creo que van a aparecer todos los personajes de Inuyasha, vale así que espero que lo disfruten.

Ahora si a leer!

Descargo de responsabilidad: bueno como todos saben esta magnifica serie le pertenece a la mangaka Rumiko Takahashi-sama (nadie creería que fuera mío ToT)

Los misterios entre el bosque de Bambú

Jugando con el fuego I

Corrió con todas sus fuerzas, pero el largo kimono la hizo tropezar y casi sintió la pulida madera lastimando su cuerpo, pero eso no sucedido, en cambio la suavidad de la seda y unos fuertes brazos protegieron su caída, algo temerosa subió su cabeza para ver quién era su salvador, y en ese segundo deseo que nadie le hubiera salvado, porque tenía que ser exactamente el.

-Disculpe mi torpeza, Príncipe del Oeste.-

-….- el daiyokai no menciono nada solo la soltó y dejándola ahí parada siguió su camino, automáticamente sus manos se cerraron en puños y un nudo en su garganta la invadió, quería gritarle bien fuerte al joven, pero no podía hacer tal irrespeto, así que pisando fuerte corrió por los pasillos hasta llegar a sus aposentos donde se lanzo y apretando la almohada empezó a llorar amargamente ¿ porque tuvo que entrar en ese juego y esperar que todo saliera bien? había jugado con fuego y ahora sentía las quemaduras por hacerlo, ella tenía que haberse alejado, pero no ella fue necia y tonta, y cayó en la trampa, fue seducida y ahora no encontraba una salida.

-Gran dama Rin el lord pide su presencia.-

-Dígale que iré en unos momentos, y por favor llamen a Kagome que necesito de su ayuda.- cuando hablo intento sonar firme y segura, aunque todavía esa profunda tristeza la invadiera.

-Como ordene.-

-Rin-sama, es Kagome me permite entrar.-

-Adelante.- menciono la joven y apenas las puertas se abrieron fue instantáneo que la joven se abalanzara a buscar refugio entre los brazos de la recién llegada, quien la recibió con dulzura y comprensión, dejando que esta llorara en su hombro.

-Otra vez el estúpido de Sesshomaru, cierto.-

-No sé qué me pasa Kagome sigo sentimental, no debería hacerlo verdad, que tonta soy, yo sabía muy bien antes de hacerlo que esto ocurriría y mírame aun sabiendo el resultado me siento tan triste.-

-Yo no podría decirte que eres tonta, solo es que tu esperabas que el cambiara y eso no sucedió, eso es todo, pero solo te digo que dejes de caer con tanta facilidad, vamos que la joven emperatriz a quien yo le sirvo jamás se comporto de esa forma.- la joven mujer palmeo la espalada de su señora, para luego apartarse y dirigirse hacia una de las tantas puertas corredizas de la habitación la cual reveló un gran armario lleno de la más amplia variedad de kimonos.- además no olvides tampoco que es peligroso que pierda la cordura o empezaran a sospechar.- menciono casi en un murmullo pero que Rin fue capaz de escuchar.

-Lo sé Kagome, pero que puedo hacer si cada vez que le veo me siento débil, y es como si una fuerza me arrastrara a el, y después el se comporta igual de indiferente.- mientras hablaba la otra chica, le colocaba un elaborado kimono, para luego peinar su cabello escuchando atentamente las palabras de su ama.

Kagome intentaba comprenderla, pero le era muy difícil, porque no comprendía como una joven tan dulce y cariñosa como Rin pudo haber caído rendida a un yokai, y no solo eso sino uno tan despiadado como le era Sesshomaru, pero claro también tenía en claro que ella había estado entre la espada y la pared, todo era tan enredado. Siempre soñaba que todo volviera hacer como hace unos años atrás donde solo estaban en el palacio del norte, donde ella como dama de compañía de Rin, la cuidaba como si se tratase de su hermana menor y la aconsejaba de cosas tan simples como que kimono era más bonito para pasear por el jardín; no como ahora donde no tenía idea de que aconsejarle a la chica, para que no se hundiera en aquel mundo tan despiadado.

-Creo que he tardado demasiado.- comento Rin de repente para pararse rápidamente, darse un último vistazo en el espejo y casi correr por los pasillos para llegar a tiempo, siendo seguida por algunos sirvientes que debían velar por la seguridad de la nueva señora del palacio.

-Mi señor disculpe la tardanza.-

-Aceptare tus disculpas solo porque luces realmente apetecible con ese kimono, pero creo que será mejor cuando tenga que quitarlos.- el estomago de Rin dio un vuelco, y las ganas de llorar volvieron pero las evito a toda costa.

-Mi señor esposo le ruego que no comente ese tipo de cosas, me avergüenzan.- murmuro viendo como el hombre solo sonreía con cinismo.

-Como quieras Rin, pero aunque no lo diga sabes que lo hare.- la joven intento por todos los medios desviar sus pensamientos de las palabras de su señor, y pensar solo en los deliciosos platillos que llevaban los súbditos hacia ella. Si eso era muchísimo mejor.

-Sesshomaru, pensé que no vendrías a comer con nosotros, ven siéntate.- hablo el lord de repente, la joven ni quiso levantar la cabeza para ver al recién llegado, quien era indicado por un gesto de manos del lord que se sentara frente a él.

-Pero ya vez que aquí estoy Naraku.- comento con frialdad. Rin sintió que el mundo se desplomaba al escuchar esa voz, cuantos recuerdos llegaban a ella al escucharle….

-Rin no piensas saludar a nuestro invitado.-

-Disculme mi despiste mi señor, buenas noches Príncipe Sesshomaru os ruego que me perdone hoy ando muy perdida.-

-Lo pasare por alto, seguramente su despiste tiene buenos fundamentos- comento con una voz que destilaba burla, y que Rin entendía muy bien porque lo decía. Sesshomaru noto al instante que la joven dio con su indirecta y dio una imperceptible sonrisa a sus labios.

-Cierto Sesshomaru, como van los disturbios en las tierras del Oeste, ya todo marcha mejor.- pregunto Naraku intentando recobrar la atención de sus acompañantes quienes al parecer estaban muy entretenidos regalándose miradas de reojo, como si nadie lo notara.

-Todo está en orden, pero si note disturbios en las fronteras del norte.- por primera vez Rin se digno a girar su rostro y mirar a Sesshomaru esperando que comentara algo mas, pero este solo evito su mirada y como si tuviera unas enormes ganas de fastidiar a la joven humana, el cambio completamente de tema.- Naraku mañana partiré, así que necesito que me entregues la información que te pedí.- otra indirecta, y Rin solo pudo apretar los puños bajo la mesa.

-Disculpen mi intromisión pero, Sesshomaru-sama a usted mencionado las tierras de mi familia por favor decidme todo lo que sabéis.- pidió de la manera más respetuosa posible, esperando que el le dijera que todo estaría bien o algo por el estilo, ella no quería caer otra vez.

-En otra oportunidad dama Rin, hoy tengo muchos temas que hablar con su esposo.- ese tono de voz que tanto odiaba, lleno de superioridad y burla además de su enfatice en la última palabra, y no solo eso el doble sentido de todo lo que decía, la hacía rabiar, así que intentando aparentar calma solo asintió, y concentro por primera vez su atención a la comida frente a ella.

Después de la cena, y escuchar las palabras de los dos hombres sobre temas de guerra que ella no comprendía ni le interesaban en realidad, así que decidió partir de aquel lugar de una vez por todas pero la voz de su señor la detuvo y ocasiono que un escalofrió la recorriera de pies a cabeza.

-Rin espérame despierta, y deseaste de tantos atavíos.- ella sabía lo que significaba eso, y por consiguiente el desagrado la invadió completamente. Ni siquiera volteo es más, solo camino más rápido.

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Miro el cielo nocturno, intentando despejar su mente, contando las estrellas que veía pero nada funcionaba, su corazón seria en ese hilo donde Sesshomaru aparecía frente a ella, pero instantemente era Naraku, el hombre que ella debería amar y era el que más detestaba, no podía por más que lo deseara, no sentía nada por aquel hombre.

-Rin.- la puerta fue abierta e instantemente Naruku estuvo frente a ella, con una sonrisa de lado y los ojos chispeantes empezó a desvestirla con la mirada, sus ojos recorrían como cuchillas todo su cuerpo y tan solo unos minutos de hacer el recorrido se acerco y desato el obi, dejando el fino kimono que cargaba la joven completamente flojo.- Estas hermosa como siempre.-

Sus manos tocaban habilidosas su cuerpo, los largos cabellos de él, acariciaban su piel dejándole una sensación incomoda.

Y lo que mas detestaba era que ella debía entregarse a, el sumisa y callada ha diferencia de cuando se te es obligado, ya que tu puedes gritar con todas tus fuerzas, pedir ayuda, llorar, suplicar, pero ella no podía hacerlo, porque el tenia derecho sobre ella, y aunque lo detestara con toda el alma ella era su mujer. Su esposa, y no podía darse el lujo de rechistar, así que solo cerró los ojos, pensando en las cosas que haría el día siguiente, tendría que….. no tenía nada que hacer, los súbditos hacían todo por ella, así que nada mas tenía que esperar a la noche, para apagar los deseos del hombre que la había tomado como esposa, que le había dado un imperio para gobernar, le dio kimonos, sirvientes y lo más importante salvo a toda su familia, porque aunque Naraku no tuviera la apariencia del príncipe salvador, lo había hecho, en esta época los demonios gobernaban y para que los humanos tuvieran algo de poder era difícil, y su padre poseía grandes riquezas en el norte, por ende los demonios les gusto sus tierras, su poder y atacaron, pero Naraku apareció y a cambio de quedarse con su hija, él, les daría la protección que su padre necesita. Y por supuesto su padre no dudo en aceptar el trato, y aquí estaba ella viviendo con aquel hombre el cual no amaba.

-Desde cuando tengo como mujer a una muñeca de trapo.-pregunto con acides Naraku, para luego agarrar fuertemente los cabellos de Rin, y jalarlos, sacando de ella un grito de dolor.-Entonces si estas viva.-

-Es que…yo…. bueno…- balbuceo bastante desubicada.

-Cállate mejor, y cumple tus deberes como mi mujer.- los ojos de la joven se llenaron de lagrimas, ya no lo podía reprimir, ese dolor que la invadía, era indescriptible, las heridas hechas en el corazón siempre serán las más difíciles de sanar.

Naraku entro dentro de ella de manera tan brusca que su cuerpo se arqueo y de sus labios salió un sonoro gemido, la trataba como si se tratase de verdad de una muñeca de trapo, como si no tuviese sentimientos y no le importase lo que ella sintiera si no solamente su satisfacción, y eso la hacía sentir tan miserable, tal vez si no fuese por su familia ella ya abría huido de aquel palacio, que mas daba los lujos si ella no era feliz…

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Por primera vez en aquella noche pudo respirar tranquila, un ataque en las fronteras había obligado a Naraku a marcharse, y ahora en la soledad de su enorme habitación, podía llorar amargamente, de su infelicidad, estando completamente sola, podría descargar sus sentimientos reprimidos, además que ella era mala, y tal vez si merecía todo lo que pasaba…

Escucho el suave resonar de su puerta, haciendo que se desconectara por un segundo de el hilo de sus pensamientos, no escucho otro sonido y sin mucha dificulta dedujo de quien se trataba con sigilo abrió la puerta, y como lo esperaba no había nadie, miro a todas direcciones pero sabía que si habían tocado su puerta era porque estaba seguro de que nadie la notaria. Con cuidado bajo los escalones frente a ella, vio el bosque de bambú oscuro y tenebroso, pero ya no sentía miedo de que algo le pasara entre aquel lugar, porque allí en la oscuridad, se podía vislumbrar más fácilmente el camino peligroso que ella recorría, porque estaba traicionando a su señor, para….

-Rin.- esa voz monótona y carente de sentimientos la sorprendió y girándose rápidamente vio los ojos ambarinos que daban la sensación de ser el mismísimo fuego y sin previo aviso el daiyokai ya la tenían entre sus brazos y empezaba a quitar el fino kimono que poseía, mientras los labios de él la besaban en un vaivén salvaje. Aunque a tan solo unos segundos del contacto, se alejo de ella.- El olor que tienes en la piel es repugnante.- menciono mientras la veía con ese rostro inescrutable.

Y entonces en un movimiento tan rápido que no lo noto, pero solo supo que un segundo después de decirle eso, ya se encontraba en sus brazos, sintiendo la brisa en su rostro, así que sin decir palabra oculto su rostro en el pecho del daiyokai, oliendo su fragancia, porque a diferencia de ella, quien poseía el olor de Naraku en su piel, el si tenía un olor que la volvía loca, además que el magnetismo que le envolvía la hacía sentir tan bien, y entonces no pensaba en traición, ni infidelidad, ni siquiera era capaz de arrepentirse, entre la oscuridad del bosque ese tipo de cosas eran imperceptibles.

Después de unos minutos que para ella fueron segundos, Sesshomaru paro frente a un arrollo de aguas termales, dejando a Rin fascinada por el paisaje, estando en primavera los arboles poseían sus hojas en los colores más vivos, y aun de noche el brillo de la luna llena, daba luz al claro donde se encontraban.

-Desvístete.- con una frialdad extrema, pero con un toque tan embriagante que él fue imposible negarse. Si era definitivamente una estúpida, completamente enamorada de un frívolo yokai.

Sesshomaru fastidiado de ver a la joven perdida entre sus pensamientos y sin cumplir su orden se acerco a ella y el mismo desato el kimono y cuando la joven se dio cuenta ya estaba sin ropa alguna. Avergonzada se tapo inútilmente con sus manos y aun mas avergonzada cuando vio como el daiyokai frente a ella se desvestía, y aunque le hubiese visto desnudo muchas veces aun le apenaba esa visión, y sabia que jamás sería capaz de acostumbrarse a este hecho, además que su cuerpo siempre reaccionaba ante tal vista, cosa que detestaba, porque tenía que ser tan débil, además que ella no sentía eso al lado de Naraku, su corazón no latía acelerado, ni sentía que con una palabra se derretiría, todo era tan diferente, como deseaba que el hombre que dormía todas las noches con ella fuese Sesshomaru, la persona que le había robado el corazón desde el primer momento en que lo conocio…

Continuara…

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Que les ha parecido, creen que debería continuar la historia o dejarla hasta ahí porque es muy mala, en sus manos esta si la continuo. Y una pregun chicas cuantas pensaron que Sessho era el lord y el esposo de Rin-chan, jeje, imagino que muchas no esperaban eso. Y bueno si no entiende algo díganme, pero de igual forma el próximo capitulo será el pasado para que vean como es que Rin conoció a Sesshomaru y llego a ser la señora de Naraku, ya lo verán ….

Proximo capitulo: Recuerdos enterrados en sangre II