Snape giró sobre los talones y salió con paso militar por la puerta que Fudge mantenía abierta. La puerta se cerró tras ellos y Dumbledore se volvió hacia Harry y Hermione.

Los dos empezaron a hablar al mismo tiempo, tratando de reclamar la inocencia de Sirius Black.

Harry no podía dejar que su recién descubierto padrino fuera besado por un dementor, haría lo que sea necesario para evitarlo.

-Señor profesor; Black dice la verdad: nosotros vimos a Pettigrew

-Escapó cuando el profesor Lupin se convirtió en hom bre lobo.

-Es una rata.

-La pata delantera de Pettigrew... quiero decir; el dedo: él mismo se lo cortó.

-Pettigrew atacó a Ron. No fue Sirius.

Pero Dumbledore levantó una mano para detener la avalancha de explicaciones.

-Ahora tenéis que escuchar vosotros y os ruego que no me interrumpáis, porque tenemos muy poco tiempo —dijo con tranquilidad—. Black no tiene ninguna prueba de lo que dice, salvo vuestra palabra. Y la palabra de dos brujos de tre ce años no convencerá a nadie. Una calle llena de testigos juró haber visto a Sirius matando a Pettigrew. Yo mismo di testimonio al Ministerio de que Sirius era el guardián secre to de los Potter.

-El profesor Lupin también puede testificarlo —dijo Harry, incapaz de mantenerse callado.

-El profesor Lupin se encuentra en estos momentos en la espesura del bosque, incapaz de contarle nada a nadie. Cuando vuelva a ser humano, ya será demasiado tarde. Sirius estará más que muerto. Y además, la gente confía tan poco en los licántropos que su declaración tendrá muy poco peso. Y el hecho de que él y Sirius sean viejos amigos...

-Pero...

-Escúchame, Harry. Es demasiado tarde, ¿lo entien des? Tienes que comprender que la versión del profesor Sna pe es mucho más convincente que la vuestra.

-Él odia a Sirius —dijo Hermione con desesperación—. Por una broma tonta que le gastó.

-Sirius no ha obrado como un inocente. La agresión contra la señora gorda..., entrar con un cuchillo en la torre de Gryffindor... Si no encontramos a Pettigrew, vivo o muerto, no tendremos ninguna posibilidad de cambiar la sentencia.

-Pero usted nos cree.

-Sí, yo sí —respondió en voz baja—. Pero no puedo con vencer a los demás ni desautorizar al ministro de Magia.

Harry miró fijamente el rostro serio de Dumbledore y sintió como si se hundiera el suelo bajo sus pies. Siempre ha bía tenido la idea de que Dumbledore lo podía arreglar todo. Creía que podía sacar del sombrero una solución asombrosa. Pero no: su última esperanza se había esfumado.

-Lo que necesitamos es ganar tiempo —dijo Dumble dore despacio. Sus ojos azul claro pasaban de Harry a Her mione.

-Pero... —empezó Hermione, poniendo los ojos muy re dondos—. ¡AH!

-Ahora prestadme atención —dijo Dumbledore, ha blando muy bajo y muy claro—. Sirius está encerrado en el despacho del profesor Flitwick, en el séptimo piso. Torre oes te, ventana número trece por la derecha. Si todo va bien, esta noche podréis salvar más de una vida inocente. Pero recor dadlo los dos: no os pueden ver. Señorita Granger, ya conoces las normas. Sabes lo que está en juego. No deben veros.

Harry no entendía nada. Dumbledore se alejó y al llegar a la puerta se volvió.

-Os voy a cerrar con llave. Son —consultó su reloj— las doce menos cinco. Señorita Granger; tres vueltas deberían bastar. Buena suerte.

-¿Buena suerte? —repitió Harry, cuando la puerta se hubo cerrado tras Dumbledore—. ¿Tres vueltas? ¿Qué quie re decir? ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

Pero Hermione rebuscaba en el cuello de su túnica y sacó una cadena de oro muy larga y fina.

-Ven aquí, Harry —dijo perentoriamente—. ¡Rápido!

-Harry, perplejo, se acercó a ella. Hermione estiró la cade na por fuera de la túnica y Harry pudo ver un pequeño reloj de arena que pendía de ella—. Así. —Puso la cadena tam bién alrededor del cuello de Harry—. ¿Preparado? —dijo ja deante.

-¿Qué hacemos? —preguntó Harry sin comprender.

Hermione dio tres vueltas al reloj de arena y lo soltó para que empezara a girar.

Harry vio como la cadena se corto de pronto y en un rápido movimiento tomo el Giratiempos con su mano derecha, justo para ver como Hermione lo miraba con ojos abiertos…luego..oscuridad.

-Pásame la sartén…

La voz era increíblemente familiar…inconfundible mejor dicho. Tal vez todo había sido un sueño….

Lo primero que supo Harry cuando abrió los ojos era que no estaba soñando, lo segundo que algo salio muy, muy mal.

-¿Es que no escuchas fenómeno?-Gruño de nuevo su tío golpeando la mesa- ¡Pásame la sartén!

Empezó a pensar que la expresión mal se quedaba corta en esta situación. ¡Estaba en la casa de los Dursley! Y el recordaba bien esta situación…esto había pasado antes de su segundo año en Hogwarts, no era algo que podía olvidar tan fácilmente, había usado la palabra "magia" frente a su tío y en la noche Dobby irrumpió en su habitación causando un desastre en la cena mas el plus de ser acusado de uso indebido de la magia. Sin embargo por lo que mas recordaba ese día fue por la golpiza que le proporciono Vernon esa noche.

¿Tal vez alguien estaba jugando con su mente? ¿Se habría vuelto loco?

Se dio cuenta de que sostenía algo con su mano derecha, un reloj de arena junto con una cadena cortada. ¡Es verdad! Tal vez ese reloj era un artefacto que le permitía viajar en el tiempo, eso explicaría porque Hermione a veces aparecía y desaparecía de pronto y como fue capaz de tomar clases extras…lo que significaba también que el director quería que viajen al pasado para salvar a Sirius.

Hermione no estaba junto a el y la cadena rota le decía que solo el fue capaz de viajar al pasado. ¡Pero solo debía de haber vuelto unas horas en el tiempo no casi dos años!

Volvió su mente a la realidad y se dio cuenta que no podía pensar en eso ahora, su tío lo seguía mirando como si fuera un fenómeno de circo, esperando que cumpliera con su pedido o abriera la boca para decir algo, en cuyo caso Harry recibiría una tanda de gritos y en ocasiones golpes.

Suspiro silenciosamente y le tendió a Vernon la sartén mientras que con su mano derecha guardaba el artefacto silenciosamente en el bolsillo de sus grandes pantalones.

Fue entonces cuando se dio cuenta también que no llevaba su túnica de Hogwarts…¿Quizás el reloj transportaba solo la mente al pasado? Era algo que tenia que investigar, lejos de sus "parientes".

En aquel instante, tío Vernon se aclaró la garganta con afectación y dijo:

-Bueno, como todos sabemos, hoy es un día muy im portante.

Harry levantó la mirada, "oh ahora la ballena hablaría sobre la cena".

-Puede que hoy sea el día en que cierre el trato más importante de toda mi vida profesional -dijo tío Vernon -Creo que deberíamos repasarlo todo otra vez. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto. Petunia, ¿tú estarás...?

-En el salón -respondió enseguida tía Petunia-, espe rando para darles la bienvenida a nuestra casa.

-Bien, bien. ¿Y Dudley?

-Estaré esperando para abrir la puerta. -Dudley es bozó una sonrisa idiota-. ¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?

-¡Les va a parecer adorable! -exclamó embelesada tía Petunia.

-Excelente, Dudley -dijo tío Vernon. A continuación, se volvió hacia Harry-. ¿Y tú?

-Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy -dijo Harry, con voz inexpresiva.

-Exacto -corroboró con crueldad tío Vernon-. Yo los haré pasar al salón, te los presentaré, Petunia, y les serviré algo de beber. A las ocho quince...

-Anunciaré que está lista la cena -dijo tía Petunia-. Y tú, Dudley, dirás...

-¿Me permite acompañarla al comedor, señora Mason? -dijo Dudley, ofreciendo su grueso brazo a una mujer invisible.

-¡Mi caballerito ideal! -suspiró tía Petunia.

-¿Y tú? -preguntó tío Vernon a Harry con brutalidad.

-Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy -recitó Harry recordando la frase a la perfección.

-Exacto. Bien, tendríamos que tener preparados algu nos cumplidos para la cena. Petunia, ¿sugieres alguno?

-Vernon me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Mason... Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Mason...

-Perfecto... ¿Dudley?

-¿Qué tal: «En el colegio nos han mandado escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Mason, y yo la he hecho sobre usted»?

Esto fue más de lo que tía Petunia y Harry podían so portar. Tía Petunia rompió a llorar de la emoción y abrazó a su hijo, mientras Harry mantuvo una expresión inexpresiva, por lo menos Malfoy sirvió para mejorar su mascara, en las ultimas semanas al incidente trataba de ignorar los comentarios de Draco a la vez que mantenía una expresión fría y carente de sentimientos.

-¿Y tú, niño?

-Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy -repitió.

-Eso espero -dijo el tío duramente-. Los Mason no saben nada de tu existencia y seguirán sin saber nada. Al terminar la cena, tú, Petunia, volverás al salón con la señora Mason para tomar el café y yo abordaré el tema de los tala dros. Con un poco de suerte, cerraremos el trato, y el contrato estará firmado antes del telediario de las diez. Y mañana mismo nos iremos a comprar un apartamento en Mallorca.

-Bien..., voy a ir a la ciudad a recoger los esmóquines para Dudley y para mí. Y tú -gruñó a Harry-, mantente fuera de la vista de tu tía mientras limpia.

Harry salio por la puerta de atrás, oculto como pudo la cicatriz con algunos de sus mechones, rápidamente salto la cerca y corrió varias cuadras para llegar al parque mas cercano. Lo recordaba bien, era uno de los pocos lugares donde podía estar en paz y soledad. No era un parque muy grande ni concurrido, la mayoría de los juegos estaban oxidados y no funcionaban bien, pero Dudley y su banda nunca se acercaban al mismo ya que no había niños a los cuales maltratar.

Hecho una rápida ojeada a los alrededores para ver a lo lejos una pareja sentada en un viejo banco de cemento, no había nadie mas cerca aparentemente.

Camino rápidamente a una de las esquinas del parque donde había un gran árbol que tapaba casi todo, muchos de los árboles y arbustos cercanos habían crecido sin control cubriendo todo el lugar con una espesa sombra. Se acerco al tronco del gran árbol y se sentó sumido en sus pensamientos.

Había viajado en el tiempo dos años al pasado…¿Qué haría ahora? Tal vez debía enviarle una carta a Dumbledore…Dumbledore…de nuevo había intervenido en su vida empeorándola. ¿Por qué quiso enviarlos a ellos en primer lugar? ¿No habría sido mejor que fuera el mismo, un mago mas calificado?

Sirius no debería haber sido enviado a Azkaban en primer lugar, debería haber tenido un juicio justo, Dumbledore podría haber hecho que eso sucediera…pero no lo hizo…

Muchas cosas podrían haberse evitado, podría haberlo enviado con una familia mágica en ves de los Dursley, o en su defecto haber hecho algo para que su estancia fuera mejor ¡Por Merlín que su carta de Hogwarts estaba dirigida al "Armario debajo de las escaleras" ! El Director debía saberlo.

Lo mismo en su primer y segundo año, él podría haber estado presente, ayudarlo, en vez de eso prefirió dejarlo casi a su suerte contra Voldemort.

No, Dumbledore no era una opción ahora, por lo menos si retrocedía en el tiempo cambiaria algunas cosas a su favor.

Tal vez escribirle a Hermione….por otro lado sus amigos seguramente lo tomarían por loco, sin mencionar que tal vez Dumbledore intercepta sus cartas también.

Estaba solo….y sin varita…

Todo lo relacionado con la magia había sido guardado con llave en el armario debajo de la escalera, por lo que no podía siquiera llamar al autobús Noctámbulo o hacer una rápida escapar en escoba al Callejón Diagon.

Suspiro levemente y saco el artefacto de su bolsillo, la cadena estaba partida en dos y el centro del reloj de arena se encontraba fracturado. Gruño levemente, seguramente eso significaba que estaba roto, aunque de todas formas no sabia como usarlo.

Estaba por levantarse y emprender viaje a la casa de sus tíos cuando un sonido proveniente del otro lado del árbol lo alerto, era como el pasar de una pagina.

Había estado tan apurado en llegar a "su lugar" que ni siquiera pensó que habría alguien ahí también, nunca había.

Se levanto levemente y giro vista, se encontró con un hombre de unos 28 o 30 años vestido con un traje completamente negro, tenia el pelo de un negro azulado largo hasta los hombros, cosa que le hizo recordar a Snape, aunque a diferencia de el este no poseía 5 Kg. de grasa en el cabello. Su piel era bastante pálida y poseía rasgos aristocráticos.

Estaba leyendo un libro bastante grande escrito en extraños caracteres que Harry no pudo entender, por un minuto pensó en preguntarle si era mago, pero tal vez solo era un especialistas en idiomas o un paranoico con su diario secreto.

Los ojos grises dejaron las paginas del libro para encontrarse con los verde de Harry.

-Disculpa si te moleste, cuando estoy leyendo se perder la noción de lo que pasa alrededor – Dijo el extraño con una voz suave y sonriendo ligeramente.

-No es problema, tengo una amiga que tiene el mismo problema – Respondió sin saber si hacer una mueca o sonreír al recordar a Hermione.

-Me alegra saber que alguien comparte mi debilidad en los libros – Dijo alegremente- Apropósito, me llamo David Noire –termino extendiéndole la mano.

-James Black –Respondió Harry usando los dos nombres que se le vinieron a la mente mientras daba un rápido apretón de manos, era mejor andar con cuidado con su identidad- ¿Qué estas leyendo? La tipografía es muy extraña.

-Si que los es- Dijo aparentemente muy alegre de que alguien se sintiera interesado por ello- Esta escrito gobbledogook, un idioma muy particular he de decir.

-Ya veo…

No tenia ni idea de que era gobbledogook pero parecía algo bastante difícil de aprender. De pronto recordó que Dobby aparecería esta noche y terminaría arruinando la cena de su tío evento que terminaría en una buena golpiza. Tal vez podría escaparse de la casa esta noche o tratar de convencer a Dobby de que no asistiría a Hogwarts.

-¿Por qué vienes a este lugar? – Pregunto sintiéndose entupido al momento, David en cambio pareció comprender la situación y sonrió levemente.

-Me gusta la tranquilidad que hay aquí, y la oscuridad del lugar se siente bien ¿Y tu?

-Lo mismo básicamente- Dijo mientras miraba hacia la copa del gran árbol.

-¿Que le preocupa James Black? –Dijo David mientras cerraba el libro con elegancia.

Harry dudo por un momento como responder a esa pregunta, no era algo que hablaría con alguien que acaba de conocer, sin embargo el tono de la voz era sincero y aunque sonara tonto admitirlo se sentía bien que alguien se preocupara por el.

Dio un leve suspiro.

-Vivo con mis tíos y mi primo-Comenzó, con voz pausada- mi tío tiene una cena importante esta noche con un empresario o algo así y no quieren que se note siquiera mi existencia – Un gruñido provino del otro lado del árbol, pero Harry continuo modificando un poco la historia- Sin embargo estoy seguro que todo va a terminar en un desastre ya sea por mi suerte o por culpa de mi primo…

-Ellos no son tan malos….¿O si?

-Para que te hagas una idea, nunca recibí un regalo de cumpleaños hasta que hice amigos en la escuela, hoy mis tíos ni siquiera lo recordaron, como siempre….

-¿No tienes algún familiar donde puedas quedarte por hoy? –Respondió David después de un corto silencio.

-Ellos son mis únicos familiares vivos- Dijo Harry con una voz fría e indiferente.

-Ah…..Supongo que podrías escapar de la casa, o tal ves solo te estés haciendo mas problema de lo que debes, estoy seguro que las cosas saldrán bien- Termino tratando de animarlo.

-Tal vez….-Aunque el sabia que por lo menos la primera ves, no terminaron bien- Aunque con mi suerte eso es poco probable…a veces pienso que el destino espera mas de mi que lo que puedo dar..

David miro al chico durante unos momentos, era ciertamente alguien interesante, mantenía la calma y podía ser frió si quería o ser bondadoso y dulce. Además había algo extraño en ese chico, lo sentía, pero no estaba seguro que era…

¿Tal vez podría asustar a sus familiares?

-No digas eso, estoy seguro que tu eres mas fuerte y talentoso que la mayoría de las personas – Dijo volviendo a la conversación.

-No lo creo..y no quiero serlo de todas formas, solo quiero ser normal.

David se hecho a reír casi de forma maniática en ese instante, lo que le hizo pensar a Harry si no estaría frente a un asesino psicópata o un loco.

-Lo siento – Dijo mientras se calmaba- pero no pude evitarlo. Estas viendo el panorama de forma equivocada James, todas las criaturas son distintas, todas son únicas a su modo. No existe eso que llaman normal, lo normal es una forma de vida que siguen muchas personas, que de todas formas son distintas entre ellas.

No trates de ser normal, se como eres no como esperan los demás. Si tratas de ser algo que no eres solo conseguirás ser infeliz. El destino solo lo escribe cada uno con sus decisiones.

Harry pareció pensarlo por un momento antes de asentir con la cabeza y sonreír.

-Gracias, supongo que nunca lo pensé así.-Dio una rápida mirada alrededor y se dio cuenta que pronto anochecería- Debo irme, gracias de nuevo.

-De nada, si necesitas hablar tal vez me encuentres aquí.

Harry asintió rápidamente con la cabeza y emprendió viaje a la casa de sus tíos.

David vio como se alejaba mientras se quedaba perdido en sus pensamientos, a lo mejor podría encontrar mas información sobre el extraño ojos verdes en los alrededores.

-Espero que todo salga bien, te deseo suerte James Black –Murmuro antes de salir caminando, era de noche y aun tenia varias cosas que hacer.