Título: Bajo tus manos.
Advertencia: NC-17. Contiene yaoi y un poco de lemon.
Género: Profundizamos en lo romántico y lo dulzón XD.
Resumen: ¿Epílogo? de "Bajo las palabras". Así que tienes que leerlo antes =)
Draco y Harry están juntos desde año nuevo. Algunos cabos sueltos y malos recuerdos del pasado regresan a fastidiar, pero ya nada parece tan deprimente como antes, quizás solo un poco vergonzoso… y muy dulce.
*Estas eran como "escenas" sueltas, pero terminaron siendo como una seudo continuación. Cosas que quedaron dando vueltas y se me escapaban del final… pero que quizás quieran saber. =)
Aclaraciones: HP y toda la saga y películas y figuritas lego y chapitas y etc. etc. le corresponde a JotaKá, socios Y a todos nosotros los lectores que le hemos dado consciencia colectiva y mantenemos la llama encendida. ¡Ja!
Dedicado: A Phoebe que quería el regreso del "desconocido" XD
*1*
Dos meses después.
Con un gesto despreocupado se acomoda el ancho escote de su sweter de delgado y elegante hilo azul petróleo, oscuro y misterioso, casi negro. Adora esa prenda porque es fresca y ligera, porque resalta la palidez de su piel, el rubio platinado de su cabello y el gris casi azulino de sus ojos. Le gusta porque se acomoda exquisitamente a su cuerpo, porque le hace ver un cuello largo y delgado, porque deja al descubierto sus hermosas clavículas… porque lo hace ver sexy ¡y eso simplemente le encanta!
…Y con el horrible calor que hace en esa época del año. Benditos sean los muggles y su aire acondicionado, porque de lo contrario, las multi-tiendas serían como unas asquerosas y calientes cajas llenas de gente sudorosa… y a Draco, la única persona que le gusta caliente y sudorosa, es Harry.
Levanta una preciosa fuente tipo ensaladera, del mostrador. Es de fina loza color tierra, es delicada y ligera, a pesar del aspecto rústico de los colores y los diseños de apariencia primitivos. Era una hermosa pieza de un juego de fuentes y asaderas de inspiración africanizada, salvaje y tribal. ¡Oh!, estaba seguro que era el regalo perfecto para Molly Weasley, después de todo La Madriguera era como un pedazo de incivilizado constructo humano… unos brutos, vulgares, desinteresados, banales y simplistas.
Y a pesar de todo, estaba invitado para asistir el sábado, al cumpleaños de la matriarca de todos esos pelirrojos, pecosos y desastrosos magos. Pero venían con el paquete llamado Harry Potter.
El juego de loza era lindo y no era caro… y estaba seguro que sería perfecto, después de aplicarle un hechizo de limpieza fácil y otro contra daños.
Cuando levanta la cabeza para buscar a Harry con la mirada, entre los varios estantes y productos de la tienda, se encuentra con un joven que se le hace extrañamente conocido. Alto, delgado, pelo negro y rostro amable. Ambos se miran en un extraño instante de reconocimiento. El chico le sonríe a modo de saludo. Draco le responde de igual manera. Ah… sí, Patrick.
Mientras lo ve acercarse hasta él, recuerda sus ojos castaños que ahora a la luz del día parecen más dorados, como mostaza, grandes y expresivos. Él chico lo observa de arriba abajo, con un gesto suave, sorprendido y quizás hasta divertido. Ve sus labios delgados y su nariz pronunciada, que le recuerdan un poco a su padrino… y Severus Snape había tenido un oscuro y misterioso atractivo difícil de encontrar en cualquiera. El trigueño debe tener unos veinte o veintiún años tal vez, su rostro es anguloso y a pesar del gesto amable, de la apariencia gentil y bonachona en su cara, contrastaba con su mandíbula fuerte y su frente recta, amplia y masculina. No era un hombre atractivo a primera vista, pero llegaba a ser cautivante después de mirarlo y escudriñarlo un rato. Con toda esa gama de expresiones tan humanas, en un rostro de facciones severas, quizás apáticas, pero definitivamente varoniles.
-Hola…- escucha y el chico mantiene la sonrisa amable. -¿Te acuerdas de mí?- el rubio asiente.
-En PinkHead.- responde.
-Sí, en PinkHead, hace un montón de tiempo. No volví a verte por ahí… y realmente esperaba encontrarme contigo, aunque fuese para tomar un trago.- Se miran y Draco se siente realmente absorbido por esos ojos castaños, es como si Patrick no mirara nada más que a él. Era inquietante y halagador… era como el rubio lo recordaba, un chico atento, completamente entregado y apasionado. –Quizás podamos ir a tomar una cerveza… estoy que me muero de calor aquí…- indicó despreocupadamente hacia atrás, donde estaba la salida de la tienda.
-Oh, lo siento, pero ando con mi novio comprándole un regalo de cumpleaños a su… madre, madrastra…-
-¿Novio?- en un acto reflejo, el chico se yergue y da un paso atrás, mirando a su alrededor y casi esperando que le llegue alguna clase de tunda, por atreverse a invitar a Draco. -¿Él… desde…?-
-Llevamos como siete meses.- le sonríe, intentando tranquilizarlo de su exaltación. -¿Y tú, que haces aquí?-
-Ehm… vine con mis compañeros de la Facultad, a buscarle un regalo a una amiga que se va de intercambio a Portugal.- esta vez indica hacia un lugar en específico y Draco puede distinguir un grupo de cinco o seis chicos y un par de chicas. Entre ellos, distingue al idiota que les prestó el loft… y también un chico bajito, de pelo castaño ondulado, que los mira insistentemente. –Llevamos como dos horas revisando y aún no nos decidimos por nada. Las chicas quieren compararle ropa, Allan y Travis quieren darle un mp4 y Sean insiste en estamparle alguna frase tonta en una toalla… y yo sólo quiero irme.-
-Parece algo complicado…- asiente, -pero usualmente las chicas saben qué regalarle a una mujer, especialmente si son amigas y se conocen los gustos… así que la ropa es buena opción. Quizás un llamativo vestido veraniego, algo que el encantador clima de Inglaterra no la deje usar.-
-Suena razonable…-
-A propósito…- dice, sintiendo aún la insistente e inquisidora mirada del chico bajito, desde el otro lado de los estantes, -¿no tienes que rendirle cuentas a tú novio, o algo así?-
-¿De que hablas?- pregunta. Luce realmente extrañado.
-¿No tienes novio o alguien con quien estas saliendo?-
-No…- dice con voz obvia y luciendo un poco contrariado, como si la simple idea fuese algo extraño. Y a Draco esa indiscutible desestimación a su valor, le molesta. Le recuerda al idiota que los miró como si fuese una ridiculez que alguien se quisiera acostar con Patrick y el chico se veía con una autoestima bastante disminuida. Inexplicablemente, el rubio se sentía un poco identificado con él. Una realidad y un contexto adverso, podían hacerte ver algo completamente retorcido de ti mismo.
-Pero hay alguien que te interese…- insiste.
-¿Por qué?, ¿de qué hablas?-
-Del chico bajito que me está perforando la cabeza con los ojos…- ríe, indicando disimuladamente hacia un lado.
-Oh… es…- el moreno se voltea y lo mira unos segundos, entonces Draco toca su brazo y Patrick regresa los ojos a él. –Oliver.- suspira. –Somos amigos. A pesar de mis intentos, somos única y exclusivamente amigos… es la historia de mi vida. Así que el hecho de que tú tengas novio, que todos los chicos que me han gustado alguna vez, sean heteros o tengan novio… no me sorprende. Es como "siempre la madrina, nunca la novia"…-
-Bueno, pero el no parece completamente desinteresado…-
-No lo sé, ya no lo intento…- para el rubio, esa era una triste e inadmisible opción.
-¿Qué?, ¿necesitas ayuda acaso?- le toca el brazo y le sonríe con evidente malicia.
-Ahm…- mira a los lados, nervioso, -¿y tú novio?-
-No haremos nada malo… es sólo un empujoncito.- se acerca un poco más y Patrick parecía retroceder instintivamente, aunque no se mueve de su lugar.
-¿Por qué?-
-Porque me agradas… fuiste amable y no un idiota acosador, como los cabezas de troll de PinkHead.- Draco se sabía atractivo, deseable a cualquier mirada y le encantaba hacer el papel de sexy y coqueto. No debería resultarle difícil actuarlo frente a él y a sus amigos. –Ya es hora de que te toque ser la novia…-
-¡Ugh!, Sean nos vio… van a venir hacia acá.- casi lloriquea de nerviosismo y frustración. Lo ve girarse y mirar hacia cualquier lugar, antes que a sus compañeros… se alteraba tanto por una cosa tan insignificante. Era tan chistoso.
-Deja de ser tan Hufflepuff…- Le toma de un brazo y lo voltea hacia él
-Qué-
-¡Oye!, qué estas haciendo aquí… estamos buscando un regalo, por si no te acuerdas.- escucha una voz gruesa y masculina quejándose y rezongando, mascullando en un tono tan autoritario y despectivo, que al rubio le daban ganas de aplicarle un encantamiento moco-murciélago.
-Si, claro…-
-Por eso llevamos toda la tarde en este horno… podrías poner algo de tu parte…-
-Hola.- mira a ese grandísimo animal, antes de voltearse hacia Patrick, -No sabía que estabas tan ocupado…- le sonríe encantadoramente. Como todo un Slytherin.
-Ah-
-¡Oye! Pero si es el rubio que te levantaste esa vez en Pink… ¡no lo puedo creer! Te juro que pensé que lo había soñado… ¡tú, con semejante rubio despampanante!- se ríe a mandíbula batiente, codeando a sus compañeros y exagerando la estúpida situación. Ese tal Sean hubiese sido un gran compinche en Hogwarts… pero en su nueva condición de redimido, a Draco le estaba cayendo como un puntapié en el estómago. –Si hubieses querido algo bueno esa noche… algo realmente bueno.- y le hizo un movimiento de cejas.
-Gracias, pero sé identificar algo bueno cuando lo veo…- entonces mira significativamente a Patrick y el pobre chico enrojece hasta las orejas. El resto de sus compañeros hicieron gestos y silbidos cómplices. Draco esperaba que Harry demorara en llegar. –Con él se cumple el dicho de que los callados son los peores…-
-Ya. Si, claro…-
-Mientras que otros son mucho ruido y pocas nueces…-
-Eso suena muy como tú Sean…- ríe una de las chicas, antes de extender su mano hacia él. –Soy Ally por si acaso, ya que nadie tuvo la decencia de presentarnos.- mira con desaprobación a sus dos amigos. –Ella es Dev,- indica a una chica negra, de brillante cabello liso. –Ellos son Travis, Allan… ya conoces a Sean, Joe y Oliver.- Draco los fue saludando uno a uno, hasta llegar al bajito de cabello ondulado y el rubio le saludo con una sonrisa especialmente encantadora y cautivante.
-Soy Draco, mucho gusto.-
-¿Draco?, ¿clase de nombre es ese?-
-A veces eres un insulso Sean…- soltó la chica negra, acomodando su tupido flequillo hasta los ojos. –Entonces Draco, ¿están saliendo?- el rubio ríe coquetamente.
No había demorado tanto en la llamada o eso quería creer. El hecho de que a Bower le encantara hincharle las pelotas a los novatos, le oscurecía el humor a cualquiera. Por suerte Ron le había llamado a su celular, avisándole que debía llegar una hora antes para el turno de esa noche. A veces era una mierda tener el turno vespertino, porque a penas se veía con su novio y muchas veces no podía hacer algo tan simple como dormir con él… Pero ese era un problema insignificante, si se tenía en cuenta que Draco Malfoy, su Draco, su exquisito y hermoso rubio estaba con él, de forma permanente y exclusiva. Correspondiendo a ese enorme, apremiante y maravilloso sentimiento que le llenaba el pecho. Amaba a ese delicioso, exótico y cautivante rubio… lo quería, lo deseaba, lo adoraba, lo necesitaba como nunca pensó necesitar nada en su vida. Más que al recuerdo de sus padres, más que a sus amigos, más que a su familia postiza… más que a nadie y a nada.
El mismo rubio que ahora estaba… rodeado de gente.
Un indefinible golpe de calor le hierve la sangre y un delgado halo de magia lo rodea rabiosamente. Conocía al grandísimo hijo de puta que estaba junto a su novio… PinkHead, hace como un año, una de esas noche llenas de malos recuerdos para Draco, ese idiota se había levantado a su rubio… se lo había llevado a un mugriento departamento por Chappel street, sobre una roñosa pizzería… y Harry había tenido ganas de acriminarse al muy… Y no sabía qué le había visto Draco a ese tipo, no era atractivo, ni tenía un cuerpo escultural… era completa y absolutamente ordinario, normal, estándar, vulgar. Así que debía tener una polla grande o es que sabía manejarla muy bien… Casi siente como le chispea rabiosamente la magia en la punta de sus dedos.
No sabía lo que era, pero el simple hecho de verlos juntos le encabronaba hasta la última célula del cuerpo… igual que con Terry y con cualquier pequeño bastardo con malos y sucios pensamientos con su rubio. ¡Su-maldito-rubio!
-De hecho, éste hermoso rubio es mi novio…- dice con la voz grave y sedosa, deslizando uno de sus brazos sobre los hombros de Draco. Estará celoso hasta la medula, pero no lo hará evidente. No tanto al menos.
Hubo un corro de miradas apreciativas. Con su entrenado cuerpo de auror, era casi el más alto y el que tenía mejor cuero de todos los presentes. Obviando al rubio que era un espécimen completamente inclasificable.
-Él es Harry…- menciona, abrazándolo íntimamente, antes de sonreírle con gesto inocente. –Ellos son Dev, Ally, Patrick y… sus compañeros.-
-Hola…- tuvo que deshacer el abrazo para saludarlos de manos, pero Draco volvió al contacto una vez que hubo terminado. -¿Sobre qué estaban hablando, amor?- y recalcó el 'amor'.
-Hablábamos sobre tener buen gusto…- le apretó el brazo y le miro con intención. Draco esperaba que Harry no se fuese a molestar.
-¿Buen gusto en qué?…- apuntillo.
-En parejas…- le beso ligeramente en la mejilla. –De hecho estaba pensando en Seamus,- Harry alzó una ceja, completamente perdido, -en que haría bonita pareja con Patrick, él es amable, gentil, todo un caballero… y le encantan los chicos tiernos, pero salvajes, como Patrick.- el moreno ya estaba seguro que Draco estaba bromeando, Seamus era todo menos amable, gentil y caballero. Pero el por qué de la broma, aún no se enteraba. -¿Qué dices?-
-Seguro…- su voz sonaba grave y profunda. El término 'salvaje' le había hecho palpitar una vena, muy cerca de la cabeza.
-¿En serio?-
-¿Tierno y salvaje?… seguro no hablamos de la misma persona. Patrick es un patoso y un pelmazo total cuando trata de ligarse a alguien… tú eres como una de esas excepciones a la regla.- Draco se tensa ostensiblemente y Harry aprieta el agarre.
-No lo creas, mi novio es muy exigente… algo debió haberle visto.- y casi gruñe. Si no fuera porque sabe que Draco no ha estado con nadie desde que están juntos, desde que se hicieron novios en año nuevo, hubiese obedecido a ese potente impulso que le exigía un par de dolorosos encantamientos de interrogatorio, de esos que aprendió en la academia.
-¿Tienen una relación abierta?- pregunta el bajito.
-No, no, para nada…- aclara el rubio de inmediato. –Yo…- carraspea y se siente un poco sofocado y culpable de todo ese turbio pasado. –creo que deberíamos seguir viendo el regalo de Molly…-
-Y nosotros el de Jennifer…- insiste Patrick y se ve evidentemente nervioso, con Harry ahí, mirándolo, escudriñándolo y perforándolo con sus ojos verdes…
-Si hasta se puso nervioso…- suelta Ally, riendo.
-Te avisaré cuando hable con Seamus…- dice Draco y Patrick le mira confundido, luego pestañea y sólo asiente.
-Claro… nos estamos comunicando.- traga y se acerca, solo un diminuto paso. –Que estén bien. Adiós.- apretón de manos por parte de Draco, trituradora por parte de Harry.
-Adiós, adiós.- apretones de manos y despedidas.
Y lo único bueno que Draco puede sacar de toda esa aparatosa situación, es que el tal Oliver se llevó arrastrando a Patrick. Mirándolo, hablándole, interrogándolo muy interesadamente. Inquisitivo y quizás –Draco ruega- algo inseguro.
-¿Y bien?- el moreno inquiere con una ceja alzada, muy a lo Malfoy.
-Podemos hablarlo en casa.- dice y Harry solo asiente lentamente. –Este era el regalo que había encontrado para Molly,- le enseña el juego de loza hermosa y rústica -pero ya no sé si te interese verlo…- Harry suspira.
Sabe que todo lo ocurrido con el idiota de Patrick fue antes de que salieran juntos oficialmente, así que no debería molestarse, Draco no le ha sido infiel… pero no puede evitar estar celoso, enrabietado, mosqueado, resentido, envidioso y un montón de sinónimos porque el muy estúpido se atrevió a tocar a su rubio. Porque no quiere que nadie más toque a su rubio… porque lo quiere sólo para él, porque lo siente y lo necesita sólo para él.
-Veremos el regalo de Molly, lo compraremos si consideramos que es el indicado…- comienza, -luego iremos a comprar algo para la cena y nos iremos a casa a conversar, ¿bien?-
-Si…- y Draco lo abraza apretadamente, Harry puede sentir la tensión y el desasosiego en su cuerpo.
-Tranquilo, luego lo hablamos…- le da un topón en los labios y se vuelve hacia la ensaladera. No es que le interese realmente, nada que vea le va a interesar. -Ah, Ron me llamó… Bower nos quiere a todos una hora antes del turno.- hace un gesto hastiado y trata de aligerar el ambiente.
-¿Regresas a la misma hora mañana en la mañana?- pregunta mirando una larga asadera de gruesas agarraderas.
-Si.-
-Mañana solo debo hacer el informe de bienes y lo puedo enviar vía lechuza… Así que me puedo quedar en casa contigo.-
-Genial…-
*2*
Al final y a pesar del tenor incierto de los ánimos durante el resto de la tarde, el juego de fuentes y asaderas de limpiado rápido y anti-quebraduras, fue elegido como el regalo ideal. Molly siempre se quedaba corta con sus ollas y sus varios cacharros impares, de diversos estilos estéticos; y Harry ya una vez la había oído quejar de no tener nada 'decente' para lucir durante las celebraciones. El moreno no era un versado sobre buen gusto, pero las piezas de loza 'de aire primitivo' como había mencionado Draco al pasar, le parecían bonitas.
Después de empequeñecer el par de pesadas cajas, marcharon hacia una zona de restaurantes de comida lenta, del cual Harry sabía, el rubio se había hecho especial adepto. La espera por una comida correctamente realizada y con productos de origen orgánico, no tenía precio. Pidieron algo de llevar, unas masas para el té de media tarde y luego se fueron a casa.
Aún era temprano y había tiempo para esa necesaria charla. Draco hizo media jarra de su maravilloso té helado y sirvió un vaso para cada uno.
Harry lo mira largamente, esperando a que hable cuando estuviese preparado. Desde que salieron de la multi-tienda luce un poco tenso y si bien, no debería sentirse contento por la angustia de su novio, eso le dice al menos, cuánto le importa a Draco lo que el moreno piense de él. Harry es una parte importante de su vida y su opinión importa, no como antes.
-Supongo que ya debería comenzar…- menciona.
-Cuando quieras.-
-Bien.- suspira, -Conocí a este chico el año pasado, en una disco cerca del Soho… después que nos peleáramos por todo ese asunto de quedarme a follar en Godric Hollow.- dice. Carraspea un poco y sus manos acarician su vaso de té, la rodaja de limón flotando languideciente. Harry sólo asiente, manteniéndose en silencio. –Usualmente, para pasar esas fechas yo buscaba medios de distracción…-
-Eso me dijeron…- le comenta a modo de hacerle las cosas menos difíciles. Harry sabe de su crisis, no quiere que Draco se sienta culpable o arrepentido de un período de su vida que fue espantosa y traumáticamente horrible. Todos tenemos un medio de escape o de resiliencia, para el rubio era… evadiendo el problema.
-Joder. Me da miedo saber qué te dijeron Blaise y Terry esa vez…- dice con evidente zozobra.
-No es nada que te deba asustar, Draco. Como lo mencionó Boot esa vez, saber el por qué hacías lo que hacías, me ayudó a comprender muchas cosas…- dice, -aunque no debo escatimar en la ayuda de Hermione.-
-Si…- y aprieta los labios. Hermione sabía muchas cosas… más de las que el rubio hubiese deseado y aunque habría preferido mantenerla al margen, Draco sabía que si no fuera por ella, ambos no estarían juntos. Ella había dado sabiduría y reflexión a la mente de Harry, quien alarmantemente impulsivo y categórico, lo habría mandado a volar en cuando hubiese visto la punta inicial de todo el caos que era su vida y lo jodida que estaba su mente. Draco Malfoy follaba con cualquiera, porque estaba triste, porque necesitaba una motivación que le ayudara a llevar su desagradable vida… de paso haciéndola aún más triste y desagradable. – Lo sé…-
-Draco, me gustaste desde el primer momento que te vi.- dice, sabiendo que se desviaban del tema, pero no podía evitar recordar la fiesta de bienvenida de la universidad mágica.
Él había ido como acompañante de Ginny y haciendo causa común con un muy nervioso Ron. Lo que había augurado como una horrenda noche de aburrimiento y acoso por parte de los incansables fanáticos, se había transformado en sus ojos siendo incapaces de apartarse de la cautivadora visión de Draco Malfoy. Tan alto y delgado como lo recordaba, tan pálido y enigmático como en el colegio, pero más hermoso, más radiante, más normal y humano de lo que recordaba. Se había quedado mirándolo como un completo idiota, detallando cada cambio que el tiempo había operado sobre su antiguo compañero, recordando sus gestos aristocráticos y su elegancia innata. Pero todos sus movimientos, sus gestos y hasta sus expresiones ahora tenían una fluidez natural que resultaba indudablemente atractiva, armónica, tan propias de él… tan únicas e irrepetibles. Y su sonrisa, el sonido contagioso y rítmico de su risa, el brillo de sus ojos iluminados de alegría… Harry no había podido creerlo. Atrapado en esa imagen su boca se había secado y su pecho se había contraído. Se había sentido tentado de acercarse a él y escucharlo de cerca. Era algo hipnótico.
-Lucías tan seguro y renovado, tan alegre, tan tranquilo y desinteresado de lo que el resto de la comunidad mágica pensaba de ti. Habías logrado pasar las pruebas de selección y te estabas plantando frente a todos, siguiendo adelante, con voluntad, con orgullo, sin dejarte caer y pisotear… no todos lograron eso después de la guerra.- Harry lo observa, su rostro luce tranquilo aunque sus ojos brillen de forma un tanto melancólica. –Ambos sabemos que nadie puede salir sin secuelas de algo así y cada uno tiene su propia forma de sobrellevarlo…-
-Bonita forma de llamarlo…- el rubio sonríe sin humor, sus ojos hundidos en su vaso de té.
-Sólo estabas buscando aquello que necesitabas.- toma una de sus pálidas manos, obligándolo a levantar la mirada. –Necesitabas contacto, necesitabas apoyo, necesitabas que alguien te abrazara, te acariciara y te mirara de una forma que tus amigos no podían. Es lícito.-
-Se suponía que yo andaba con cualquiera y no creaba lazos con los hombres con quietes tenía sexo casual…- Harry se sorprende al reconocer sus propias palabras, ¿acaso el rubio había estado dándole vueltas al asunto, desde año nuevo?
-De esa forma pudimos conocernos, Draco y nosotros sí logramos crear lazos.- suspira. -¿Y qué sucedió hoy?, ¿qué era eso de Finnegan?- desvía nuevamente el tema, alejándose de la parte escabrosa y regresando hacia lo que quería saber.
-Te estaba buscando entre las estanterías para mostrarte el juego de loza, cuando lo vi y el se me acercó para hablar. Yo…- comenzó, apretó los labios un momento. –Quizás haya sido porque lo conocí en un momento de vulnerabilidad, pero de alguna extraña forma, me siento un poco identificado con él.-
-¿Identificado?- Harry parpadeo. -¿De qué forma?-
-La visión que tiene de sí mismo, es como si tuviera una imagen empequeñecida de sí… sin autoestima, sin valor, sin afecto… no sé. Quizás soy yo quien ve todo eso, pero es lo que me hace sentir.- apoyó su barbilla sobre su puño y miró a Harry intensamente, sin saber si podría comprender la amplitud de sus emociones. –Y es un buen chico, es alguien atento y entregado, es expresivo y cordial.- dice y trata de omitir palabras como cariñoso y afectuoso. –Cuando le pregunté por el chico de cabello castaño, que me estaba acribillando con los ojos desde que Patrick se acercó,- Harry sintió que se atoraba con tu té: 'Patrick' -él me dijo que ya no intentaba nada con él… no te molestes Harry, pero yo le dije que podía ayudarle… no sé, de alguna manera. Si el chico ese tenía algún interés en Patrick, que se diera cuenta que no era una opción siempre libre y dispuesta…- Así que era por ayudar, pensó Harry.
-Por eso mencionaste a Finnegan…-
-Sí…- suspiró, -pero ahora me siento culpable. No sé en qué impulsivo minuto pensé que era buena idea.- el moreno tampoco lo sabía.
Lo único bueno que Harry podía rescatar de todo eso, si es que era así de fidedigna la identificación que Draco sentía con el tal 'Patrick', es que la falta de autoestima, de valor y afecto estaban siendo superadas… para coquetearle a alguien frente a sus amigos –y frente a tu propio novio- había que tener los cojones, la seguridad y saberse atractivo. Eso era algo que desde el exterior el rubio parecía tener en grandes cantidades, pero interiormente se notaba que aún estaba en proceso de sanación.
-En el momento pensaste que era buena idea.- aceptó el moreno y una pregunta comenzó a quemar en su garganta. –Después que nos peleamos… además de este tipo, ¿estuviste con alguien más?- lo miró fijamente.
Harry sabía que no tenía derecho de preguntar, había sido antes de comenzar su relación y durante un tiempo de desesperante vacío y miseria interior. Pero necesitaba saber. El moreno, después de buscarlo por medio Londres, había podido localizarlo y pudo seguirlo un par de veces por el Soho, entrando a algunos bares y a varias discos de ambiente. Incluso una vez se había asustado siguiéndolo por las calles de Chueca, aquella vez había expandido un halo amenazante sobre ambos. Fue en una de esas ocasiones que lo había visto salir de PinkHead junto al tal Patrick. En otra lo vio salir con un rubio, de un bar de Brighton… Lo llenaba de aprensión saber cuántos de esos hombres habían estado con Draco, pero necesitaba saber.
-Harry…- soltó, irguiéndose en su asiento, tenso como un trozo de madera.
-Sólo quiero saber…-
-Por favor…- suplicó y Harry se preocupó cuando sus ojos se pusieron brillantes de humedad. ¿Eran tantos o era la vergüenza?
-Está bien…- musitó, sintiendo que ya era suficiente. Se acercó a Draco y le acarició el rostro consoladoramente.
No se hagan una mala impresión, Harry sí se siente engañado, se siente traicionado y violentado por quien quiso en secreto por tanto tiempo… pero sería tan fácil juzgarlo. Draco se había acostado con Harry y el idiota de Boot al mismo tiempo y después se había involucrado con esos simples desconocidos. Se podría decir muchas cosas del rubio, muchos de sus amigos y algunos de los Weasley se habían opuesto a su relación con él, por la misma razón. "Va a jugar contigo", "serás sólo sexo casual", "se acuesta con cualquiera"… pero muy pocos sabían la verdad detrás de todo eso. Draco era una persona profundamente dañada y había peleado una guerra personal con las únicas herramientas que poseía. Harry ni siquiera podía imaginarse todo lo que había visto y vivido… sus palabras apenas eran una fracción mínima de realidad.
Harry siempre se repetía aquello para guardar la calma. Las cosas con Draco eran diferentes, no era como estar con un chico cualquiera… porque el rubio nunca había sido un chico cualquiera…
-Con todo esto, ¿aún confías en mí?- escucha.
-¿Por qué habría de no hacerlo?- frunce el ceño.
-No lo sé…- susurra, -es solo que… ambos sentíamos algo el uno por el otro, yo te quería y aun así…-
-¿Sientes algún tipo de duda?-
-¡No!, claro que no…- el rubio presiona con las manos, su amplia y morena palma contra su mejilla. –Es sólo que… ahora me siento culpable y avergonzado. Yo te quería, Harry, desde lo que ocurrió en el Callejón Diagón, quizás antes… pero yo no sabía que…- luce desganado y un poco abatido. –Sólo fue Patrick y otro chico más, que ni siquiera sé su nombre… hubo otro, pero no sucedió nada con él.- traga grueso y lo mira con esos enormes y brillantes ojos grises. –Lo siento.-
-Draco, no me atribuyas una inocencia que no tengo… no soy una blanca e inocente paloma. Es natural que te sientas mal, llevas el peso de una terrible historia sobre los hombros y siempre has solucionado tus problemas en soledad… en ese tiempo tú no sabías lo que sentía por ti e hiciste lo que creíste conveniente, lo sabes, yo lo sé.-
Harry lo mira largamente, detallando cada recodo de su bello rostro. Era tan hermoso, tan dolorosamente perfecto. Desde la primera vez que lo vio, nunca ha podido dejar de mirarlo y amar cada parte de él, de su cuerpo, de su mente inteligente y astuta, de esa desconocida delicadeza, de ese apabullante afecto y su cautivante personalidad. No puede evitarlo, sus manos tiemblan y sus labios cosquillean por besarlo. Apenas se inclina y captura su boca, acariciándola suave y tranquilamente. Draco se aferra a él y se mantienen unidos, respirando por la nariz, alargando el placer de sus cuerpos en contacto, sus labios frotándose deliciosamente. Su lengua penetra la boca del rubio y lo siente gemir quedo.
-Lo importante es que tú estas conmigo ahora…- dice sobre sus labios, la cálida tarde se vuelve rápidamente más sofocante, sus cuerpos anticipando un contacto necesitado. –porque puedo distinguirte Draco, puedo verte…- el significado de esa palabra los une aún más.
-¿Puedes distinguirme?- mueve los labios y el rubio desliza la boca hasta la comisura de Harry.
-Puedo…- toma su esbelta cintura en sus brazos y lo empuja hacia él, dejándolo sentado a horcajadas sobre sus piernas. Harry levanta el rostro y lo observa. –Hay algo que me comentó Zabini…-
-¿Sobre qué?-
-Francia.- lo ve levantar esas hermosas y sarcásticas cejas. -¿Qué sucede con eso?-
-Tiene que ver… tenía que ver con un escape poco glorioso. En cuanto me graduara de Administración y después que se levantara la orden de arraigo mágico, pensaba irme a Francia, a la antigua casa del abuelo Abraxas en Rouen. Quería llevarme los cuerpos de mis padres, para sepultarlos y honrarlos en el Mausoleo de los Malfoy… como Lucius y Narcisa Malfoy.-
Harry suspira recordando el aniversario de fallecimiento de los padres de Draco, casi un mes atrás; por primera vez en esos seis años el rubio se había dejado acompañar. A diferencia de otras ocasiones, ambos habían llegado después de almuerzo y se quedaron velando el paso de las horas, hasta que Zabini, Nott y sus demás compañeros de Slytherin llegaron a saludarlo, casi al finalizar la tarde. Draco había llenado la tumba de su madre con narcisos blancos, la de su padre de rosas azules y había cobijado el resto del mausoleo con crisantemos amarillos. Harry –que había querido honrar la memoria de su padrino- tapizó la tumba de Sirius Black con flor de Liz. Según le dice Draco, es una flor que representa la realeza y su color era del rojo de Griffindor. Había resultado perfecto. La flor de Liz, al igual que Padfoot, de pétalos aguzados y de un reaccionario color rojo, contrastaban con las armoniosas formas y suaves colores de las demás… eran una flor aristocrática, pero de implícita rebeldía.
Con el paso del tiempo, gracias al calor y la brisa suave que refresca el panteón, el ambiente se llena de un exquisito aroma floral, suave, dulce, fresco y tranquilizante. Conversan en susurros quedos, como si no quisieran perturbar el silencio placido de las tumbas. Draco recuerda pasajes de su vida en Malfoy Manor y sus amigos le cuentan a Harry algunas de sus aventuras y desventuras durante sus veranos de infancia. Para esas alturas, Harry ya se ha fijado que las criptas de los padres de Draco dicen Narcisa Black y marido. Como si el apellido Malfoy no existiese y toda la presencia de Lucius se reduce a un escueto y humillante 'y marido'. El moreno no dice nada, pero abraza al rubio por detrás, apoyándolo, reconfortándolo, mientras lo ve deslizar sus preciosos dedos sobre el metal plateado de las letras.
-¿Aún piensas hacerlo?-
-Ya no lo sé…- Draco mira sus ojos verdes y sabe que no puede estar sin él. No podría irse sin él. –Supongo que no…- dice, -Aunque desearía desaparecer de la Comunidad mágica, de Inglaterra y simplemente irme lejos de todo esto… Lejos de toda esa gente que no puede olvidar y año tras año, me reclaman lo mismo una y otra vez y no dejan que yo olvide, que pueda superar todos esos nombres y esos rostros. Sí, desearía irme y comenzar de nuevo en otro lugar… pero más importante que todo eso, es que te amo y quiero estar contigo. Y tú lugar es aquí… así que…- sonríe apenas suavemente, mirándolo desde lo alto sobre sus piernas. Finalmente se inclina y lo besa profundamente, abrazándolo y cobijándose en el amplio pecho del moreno. El sentimiento de tranquilidad que le transmite Harry está llena de consuelo y un entendimiento que a veces Draco no alcanza a comprender.
-¿En serio te quedarías por mí?- ríe y lo aprieta con fuerza contra su cuerpo.
-¿Por qué no?- se eleva de hombros, –Después de todo aún debo estar un tiempo más por aquí, por el arraigo mágico.- dice desinteresadamente, como si fuese el motivo real del por qué no se marcha.
-Eres una serpiente…- ríe y Harry sabe que en el transcurso de ese tiempo pueden pasan muchas cosas. Él podría hartarse del Jefe Bower y pedir una dispensa para una pasantía de formación en el extranjero… además nunca ha ido al continente y Francia se escuchaba como un lugar ideal. Un lugar donde comenzar de nuevo, él no sería el Niño-que-vivió y Draco no sería el hijo del mortífago Lucius Malfoy. Aunque por el momento debería abocarse a recobrar las herencias de su rubio.
-La serpiente cambia el cuero, pero no su obrar rastrero…-
Harry ríe lánguidamente, su frente apoyada contra el pecho de Draco, sin poderse creer aún cómo han cambiado las cosas en su vida. Enamorado hasta la medula, por fin sintiéndose tranquilo, seguro y normal, compartiendo su existencia con alguien a quien no le importa que sea el Salvador del puto mundo mágico. Se siente en calma y amado simplemente así, abrazado al rubio, compartiendo el calor de sus cuerpos y un par de palabras, respirando el aroma delicioso de su colonia, dulce, fresca, invitante. Acariciando la textura de ese divino sweter que le hacía una figura fascinante, dibujándole curvas y líneas allí donde maravillosamente debían ir… en esa cintura estrecha, esas caderas tentadoras, la curva de ese apretado culo de infarto, luciendo ese precioso cuello pálido y esbelto… que Harry se dedicaba concienzudamente a marcar.
-Todo lo que quiero es estar donde tú estas… sabiduría para cuidarte…-
Besa el centro de su pecho, sintiendo en su cabeza las tonalidades oscuras y rítmicas de una melodía. Una que había escuchado con Draco cuando le preguntó sobre esa canción que le había cantado en año nuevo, entonces el rubio había encendido su reproductor de música y le había dicho que ese album se llamaba '¿Cómo medir un planeta?' y había sido lanzado el 98', el mismo año de la guerra. Escucharlo había sido como una extraña y dolorosa revelación, canciones como Frágil, El gran sueño, Rescátame, Abandonado, Encerrados. A ambos les costaba pensar que esas letras fueran una simple coincidencia y mientras Draco le contaba lo que sentía al escucharlas, Harry lo abrazaba estrechamente, compartiendo una nostálgica tarde de fin de semana. A cualquiera podría parecerle un hobby casi masoquista, pero estaba lejos de serlo, eran terapias de verdadera liberación, que ayudaban a matar fantasmas del pasado, a cerrar ciclos y a invocar esperanza.
-Transmíteme tus sentidos, toma mis manos y ayúdame… Jadeo por aire… cuando se va, lo veo ante mi rostro…- el rubio lo corta con un delicioso beso, entonces escucha el resto de la letra sobre sus labios.
-Transmíteme tus sentidos, toma mis manos, rescátame… Lavo mi cara en agua, mi aliento se va en las olas…- concluye, -No puedo creer que recites mis propias canciones…-
-Preferiría a las Brujas de McBeth, al menos son canciones más alegres… pero esa banda muggle tuya, no está tan mal.- Draco niega con humor.
-¿Estamos bien, entonces?- pregunta.
-Por supuesto… pero te advierto que "sentirme celoso" ha subido tres puesto entre las cosas que más odio…-
-Bien, lo siento…-
Draco vuelve a besarlo y Harry lo retiene un largo rato aún. No debe irse al Departamento de Aurores hasta unas cuantas horas más… eso le daba tiempo para algunas cosas más interesantes, más placenteras y definitivamente más físicas, que discutir con el rubio. Cosas que involucraban poca ropa y mucha piel, pocas palabras y muchos besos… y ese espacio que era exclusivamente suyo, cobijado entre los brazos afectuosos de Draco y entre sus piernas ardorosas.
-¿Qué tal si hacemos una parada en nuestra habitación, antes de la cena?- propone y le levanta en vilos, el rubio se sostiene de él con brazos y piernas. Afianzando el agarre, se soba incitadoramente en ciertas zonas estratégicas y el moreno no pierde el tiempo y aprovecha de manosear sus muslos, sus nalgas y colar las manos bajo ese sexy sweter azul.
-Excelente idea.-
¡Hola de nuevo!
Antes que nada, un gran saludo a todos y todas aquellas personas que me han comentado -¡Abrazos!- y disculpen la tardanza, pero aún estoy solucionando lo de mi titulación = (
Aquí está lo que les había ofrecido, espero les guste. Son sólo dos partes. Trate de que tuvieran lógica XD y continuación con lo que ya había hecho en "Bajo las palabras", veamos qué les parece.
Y, a propósito… esa escena de Patrick "el desconocido" en la tienda, la tenía pensada originalmente para antes del final de "Bajo las palabras", pero me pareció que era darle muchas vueltas al asunto y por eso fue "excluida" y modificada. XD
Por cierto ya estoy contestando los reviews que me dejaron en el último capitulo de Bajo las palabras… =D
¡Se agradecerán los comentarios!