Holi criaturas nocturnas… seguimos con los amores no correspondidos y obviamente teníamos que hablar de nada más y nada menos que de Michael, que solo sirve para darle celos a Matt, pero en este capí ni eso hace el maricón. ¿Recuerdan la canción de Buzz en Toy Story? Esa cuando se da cuenta que no es un juguete y no puede volar, bueno digamos que Michael es como el Buzz que cree que es un guardián del espacio.
Espero que este capítulo sea de su agrado. Por cierto: es un sufrido MICHAEL por ver que Mimi quiere a Matt. O sea: MIMATO,
implícito y explícito. Ahora, si no te gusta la parejita cuento hasta tres y da la vuelta.


Digimon no nos me pertenece, seguimos juntando firmas para hacerlo de nuestro dominio y corregir muchas cosas. Ya saben de qué hablamos.


Volar alto… muy alto

Bajar del avión, tomar su equipaje, buscar el bello y radiante rostro de su amiga, aunque con su visita las cosas cambiarían y esperaba ya no llamarla más "amiga". Pasearían, hablarían de todo lo ocurrido en sus vidas y cuando llegue el momento correcto confesaría todos sus sentimientos. Para él fue muy fácil enamorarse de Mimi Tachikawa, una chica hermosa por dentro y por fuera. Adorable y simplemente perfecta.

Luego de muchos minutos había cumplido los dos primeros pasos de su lista y ahora tocaba uno de los más importantes: encontrarla en medio de tanta gente. Caminó mientras su corazón latía con fuerza e impaciencia por verla, tenía tantas ganas de volver a ver esos castaños ojos y esa hermosa sonrisa que tanto la caracterizaba. Volteaba atento hacia todos lados, a veces Mimi era tan distraída y podía no verlo o simplemente podía llegar por atrás para cubrirle los ojos y así darle una cálida y juguetona bienvenida.

Sonrió al imaginarse la tierna escena. Esos eran los detalles que le gustaban de la castaña y sabía que a ella también le encantaban, aprovecharía conocerla tanto y que compartieran casi los mismos gustos para conquistarla y adorarla toda su vida. Porque el viajó hasta Japón con el único objetivo de estar con ella, en plan meramente romántico.

—¡MICHAEEEEEEEL! —él conocía la voz de la mujer que gritaba. La sonrisa en su rostro incrementó su tamaño, rápidamente se giró sobre sus talones para ver, de frente, a su amada castaña.

Extendió sus brazos para envolverla en un frenético y amoroso abrazo. Con el pretendía demostrarle lo mucho que la extrañó y la necesitó. Tenía ganas de abrazarla y no soltarla nunca, ellos debían estar juntos. Mimi también lo abrazaba fuertemente, eso era una señal, quizá su abrazo tenía más auge que el de él. Se esperanzó al pensar que ella lo había extrañado un poquito más.

—Te eché mucho de menos amigo —habló ella cerca de su oído. Él no supo por qué, pero ese "amigo" fue como una daga envenenada directa a su corazón. Le consoló pensar que solo lo dijo por todos los sentimientos que pasaron por su corazón y mente al verlo luego de tanto tiempo. Cerró sus ojos, disfrutando aún de la cercanía de ella y la abrazó con mucho más vigor

—Yo también te extrañé —frotó su espalda con suavidad.

El abrazo duró bastante tiempo, fue Mimi quien se separó lentamente de él para verlo y sonreír con cariño, en verdad que lo había extrañado ¡Tenía tantas cosas que contarle! y no sabía por dónde empezar. Él la miró, se le notaba la felicidad a kilómetros de distancia.

—¡Tengo que contarte muchísimas cosas, siento que no me va alcanzar el tiempo! —exclamó alegremente mientras comenzaba a caminar junto con él para tomar un taxi.

Él notó algo distinto en ella. Primero su cabello castaño estaba un poco más largo, sonreía con más felicidad que nunca y sus ojos, de por si brillantes, destellaban mucho más. ¿Será acaso que la distancia y el tiempo de no hablarse le demostró lo que a él? Quizá Mimi estaba enamorada de él y claro que era correspondida. ¿Quién podía no enamorarse de ella? ¡Si es tan fácil de querer!

—¿Y qué esperas para contarme? —comentó emocionado. Ahora más que nunca quería escuchar lo que ella tenía que decirle, estaba seguro que sus sentimientos eran correspondidos, los años de conocerla, el eufórico abrazo, su sonrisa y el brillo especial de sus ojos ¡eran por él y solo por él!

Mimi rió, a él le pareció hermoso escuchar su risa. —Primero tenemos que dejar tus maletas y luego vamos a tomar algo o al centro comercial.

Él asintió contento. Se conformaba con su compañía y tenerla contenta, no era que los planes le disgustaran, tenían tiempo, y de sobra, para hablar de sus sentimientos.

Rumbo al hotel charlaron acerca de cómo había estado el vuelo, que si estaba cansado y las cosas que habían hecho durante los últimos meses. A petición de la castaña el norteamericano habló primero de su vida, ya que la curiosidad de saber todos los detalles sobre su carrera artística podía más que nada. Esperó tanto tiempo para verlo en persona y escucharlo hablar sobre su vida amorosa y profesional.

—He hecho tres obras de teatro, he tenido pequeños papeles en varias series de televisión y hace poco tuve una audición para una comedia-romántica —habló él inflando su pecho con aires de superioridad, le encantaba presumir de su capacidad artística, y sobre todo, amaba ver como su adorada Mimi se emocionaba cuando lo escuchaba.

Además sabía que a las chicas les gustaban las celebridades de Hollywood, todo lo que tenía que ver con cine y alfombras rojas. Y claro, amaban a los tipos talentosos cómo él. Por eso no temía en presumirlo, porque no quedaba como un fanfarrón frente a ella. Mimi veía con buenos ojos sus pequeños pero grandes pasos ante las celebridades.

Sonrió ampliamente, como él se lo esperaba. —¿Cómo te fue en la audición? —le removía el mundo imaginarse a su amigo en la pantalla grande porque no era un secreto que triunfar en el cine era muy complicado.

Tragó saliva inesperadamente, no se esperaba esa pregunta. —Sigo esperando que me llamen, acabo de tener la audición —dijo nerviosamente —y ya sabes que esas cosas son muy tardadas.

Mimi asintió. —Espero que consigas el papel y que sea el primero de muchos, sé que tienes el talento y la capacidad para hacerlo.

Él también lo esperaba, pero la competencia estaba dura pero era mejor no mostrarse desconfiado de sus dotes histriónicos.

—¡Ahora te toca a ti! —exclamó entusiasta, casi como ella.

Mimi golpeó sus labios suavemente con su dedo índice, pensando qué podría decirle a su amigo. Él la miraba insistente, lleno de impaciencia por la espera ¡le urgía saber qué fue de su vida en todo este tiempo! Ella le sonrió con un poco de picardía, haciéndolo sonrojar.

—¡Mi vida ha sido maravillosa! —extendió sus brazos eufóricamente —¡Estoy más feliz que nunca, siento que es el mejor momento de mi vida!

—¿Y eso es por qué? —Mimi no podía ocultarlo más, no podía, ella no sabía cómo callarse las cosas. De seguro tenía un sinfín de sentimientos atorados en su garganta pidiendo, con clemencia, ser expresados.

—Porque llegó alguien muy especial a mi vida —con su dedo índice acarició la nariz de su rubio amigo.

Michael sintió que su corazón dejó de latir. Alguien especial llegó a la vida de la castaña, esa era una indirecta MUY directa, porque él acababa de llegar a Japón, luego de no verse por años y de hablar muy poco.

Tenía que armarse de valor para averiguar quién era esa personita especial, aunque sabía y sentía que era él. Su deber era dejarse de rodeos.

—¿Y cómo se llama ese alguien? —regaló la sonrisa más nerviosa. Cómo fingir estar bien si la chica más hermosa del mundo iba a confesar que lo ama con locura. Él estando con tantas actrices guapas, actuando frente a las cámaras y mucha audiencia, aprendió a controlar sus nervios pero una miradita de Mimi hacía que las rodillas se le doblaran. Tenía mucho poder en él.

Ella se ruborizó levemente y desvió su mirada, obvio era ÉL. La pobrecita no podía con la pena, eso le dio ternura y la ayudaría a expresarse, había leído muchos libretos románticos, él era un cursi de primer nivel y además tenía mucho que decir.

—¡Llegamos!

—No, no... Mimi, termina de contarme.

—Eso lo tengo que hacer en un lugar más privado y más cómodo que un taxi.


Miró expectante a su amiga, luego de dejar el equipaje en su cuarto de hotel decidieron ir a tomar algo ya que Mimi necesitaba estar en un ambiente cómodo y amigable para poder decirle algo muy importante. Todo ese tiempo su corazón estuvo latiendo con mucha fuerza, sentía que la sangre le hervía al correr por todas sus venas, al fin uno de sus más grandes sueños se cumpliría.

Por muchos años calló todos sus sentimientos, por cobarde, por la distancia y por estúpido. Pero ya no. Ahora dejaría atrás todos sus temores y hablaría francamente, con el corazón en las manos, no tenía por qué ocultarlo más, hoy más que nunca sabía que era el momento ideal para declararse. Era correspondido, plenamente, él lo sentía y lo sabía. Mimi no era nada buena escondiendo sentimientos.

—¿Ya? —preguntó impaciente mientras la veía.

—Qué desesperado eres —rió mientras apoyaba sus codos sobre una mesa y recargaba sus mejillas en las palmas de sus manos —ya. Está bien, te diré —soltó resignada, quizá su amigo tenía razón y hacerla de emoción tanto tiempo lo estaba cansando.

—Sabes que puedes confiar en mí para todo.

Ella suspiró prolongadamente, sin dejar de sonreír, le dedicó una dulce mirada. Michael sintió algo revoloteando en su estómago con ese pequeño gesto, la ama tanto por ser tan natural, espontánea, delicada y porque sin querer queriendo o completamente adrede lo hacía comportarse como un idiota.

—Ay Michael —volvió a suspirar —he estado tan ciega.

Hasta su respiración le aturdía en esos momentos. Mimi le iba a decir que lo quería más que un amigo. Mimi se dio cuenta que lo amaba después de tanto tiempo de conocerse, por eso hablaba así.

Él no dijo nada, no podía. Sentía que el corazón se le iba a salir por la garganta.

—Es que… —hizo una pausa buscando las palabras correctas —¡Tenía el amor tan cerca de mí! ¡Estoy muy enamorada!

Dicho eso Mimi calló esperando la reacción de su amigo, que se había atragantado con su propia saliva. Sabía que la castaña se le iba a declarar pero no de esa forma tan directa. ¿Qué decir? ¿Mimi yo también te amo con todo el corazón? ¿Desde que te conocí me enamoré de ti? ¿Qué?

No aguantaba los nervios, ni sabía cómo manejarlos. Respiró intranquilamente, tenía que hacerse a la idea que estaba dentro de la obra, la mejor de su vida.

—¿De quién? —le preguntó, fingía demencia para hacer más interesante el asunto y para hacer tiempo y pensar fugazmente lo que diría a continuación. Porque la persona de la que Mimi estaba enamorada no podía ser nadie más que él.

—Espera —dijo ella en voz baja.

Esa era una obra de caridad por parte del señor para que él se calmara un poco y supiera bien, qué iba a decir luego. Vio que Mimi tomó su celular para fijarse quién la estaba llamando, una vez que leyó el nombre de dicha persona sonrió y se levantó para alejarse un poco. Perfecto para él, un poco de tiempo y distancia para pensar con la cabeza fría.

Unos minutos después él ya había logrado aprenderse al derecho y al revés la escena que su enamorada mentecilla imaginó. Hasta tiempo le dio de plantearse lo que Mimi diría y cómo lo haría, además de lo suyo… la castaña ya se había tardado en su llamada, conociéndola de seguro le marcó una amiga y la charla entre mujeres era de nunca terminar. Recorrió el lugar con la mirada para ver dónde se ubicaba y para su suerte Mimi estaba frente a él y así pudo analizar sus movimientos, era tan simpático verla.

Sostenía el celular con su mano derecha y con la izquierda jugaba con un mechón de pelo, eso lo hacía cuando estaba nerviosa. Luego apreció que la castaña se sonrojaba y bajaba un poco la mirada, también sonreía mientras se ruborizaba, de hecho no había dejado de sonreír en todo ese tiempo. Ella asintió todavía con esa línea curva dibujada en sus labios. Estaba emocionada, contenta, feliz, dichosa, nerviosa, sonrojada… ¿Por qué la llamada de una amiga la ponía así? ¡Tonto! ¡Era porque hablaban de él! ¡Sí! Le pareció tan tierno, eso le dio más valor para declararse de una vez por todas. Siguió observando sus gestos: de vez en cuando mordía su labio inferior con dulzura, demostrando ansiedad y timidez.

Cuando Mimi terminó de hablar, él se incorporó rápidamente para seguir platicando, la castaña se sentó en su puesto anterior. Notó que esbozaba una boba sonrisa, estaba en las nubes. Se miraba enamoradísima. Se preguntó si él se miraba igual que ella.

—Mimi —llamó a la chica tenía tiempo sin reaccionar —Mimi —repitió.

Ella sacudió su cabeza de un lado a otro. —Oh, lo siento.

—No te preocupes —sonrió dulcemente —¿Vas a terminar de contarme?

—¿Qué cosa?

¿Era una broma verdad? Mimi quería ser más misteriosa o se había dado cuenta de sus sentimientos y quería que él se declarara. Tan chapada a la antigua.

—Dijiste que estabas enamorada —dijo sin dejar de sonreír risueñamente, la castaña asintió —pero si te da pena decirme yo…

—¡Aah! —alzó los hombros —¡Qué tonta! —se avergonzó al darse cuenta que esa llamadita telefónica le borró completamente el casete —mira… ¿alguna vez te has enamorado al grado de extrañar tanto a esa persona a todas horas y contar los minutos para verla?

Afirmó. Eso mismo le pasó a él todo ese tiempo, desde que se le dio la oportunidad de viajar a Japón contó las horas, los minutos y los segundos para verla finalmente.

—O cuando no puedes sacarla de tu mente. Cuando una caricia, una mirada o un beso te hacen sentir mariposas revoloteando en tu estómago —la voz de Mimi ya era completamente melosa —cuando su felicidad es tu felicidad.

—Cuando las cosas que ves, tocas o hueles te recuerdan a esa persona —agregó siguiendo el empalagoso juego de la castaña. Todo lo que dijo y diría era verdad, él se siente de la misma forma.

¡Su amigo la entendía a la perfección! ¿Cómo no ser su mejor amigo si piensan de la misma manera? ¡Son fanáticos de los romances rosas y llenos de miel!

—Y que tu corazón lata a mil por hora cuando la ves —de la misma forma que su corazón palpitó al verla, y como lo hacía en esos momentos, sentía que ese órgano vital podía salir de su cuerpo.

—¡Ay, Michael me entiendes a la perfección! —chilló emocionada —de esa forma me siento yo, es mejor de lo que creía y de todo lo que imaginaba.

—Te entiendo porque yo estoy sintiendo lo mismo que tú —se sonrojó un poco ante la confesión que iba hacer —yo también estoy profundamente enamorado.

Mimi estalló en un chillido. —¡Qué hermoso! ¡qué magnífico! ¡ya sabía yo que por algo somos tan buenos amigos! —no lo creía, simplemente no podía —¡Estamos tan conectados! ¡los dos estamos enamorados al mismo tiempo!

Michael abrió los ojos por completo, a veces Mimi era tan ingenua. La risa y la diversión de la castaña eran tan contagiosas que le fue inevitable no reír junto con ella. Quizá todo se seguía tratando de un juego, donde su "amiga" quería que él fuera el primero en hablar, como buen caballero y ella como una excelente dama.

—¿Qué tal si salimos a caminar un rato? ¡Seré tu guía turística, te mostraré la ciudad! —Michael solo asintió, no le iba a negar nada y un poco de aire fresco les ayudaría.

Pagaron la cuenta del café y comenzaron a recorrer la ciudad.

Mimi iba feliz, todo estaba saliendo perfecto con su amigo, los dos se divertían y se ponían al día, lentamente, de sus vidas. Tenía muchas cosas que contarle, él la comprendía muy bien. Cómo extrañó hablar con su amigo en los últimos meses. El chico contaba los minutos que le quedaban de soltería, estaba seguro que ese mismo día hablarían de todo y el poco tiempo que estaría ahí, los dos disfrutarían como pareja estar juntos y poder caminar de la mano.

De pronto la castaña dejó de caminar, él se paró a su lado observándola con preocupación… Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Mimi.

Se giró hacia enfrente, tratando de ver lo que su amiga veía. Lo único que observó fue a una pareja de novios felices de la vida. Era un chico moreno, alto, y una chica pelirroja un poco más baja que él. Ella lo abrazaba por el cuello y él la retenía tomándola de la cintura

—¡Soraaaaaa! —gritó con todas sus fuerzas, haciendo que la aludida la volteara a verla.

Los dos chicos caminaron hacia donde estaban parados, el moreno no había retirado su brazo de la cintura de su novia, supuso que eso eran, no se necesitaba ser adivino para saber que esos dos chicos eran una amorosa pareja que derramaba miel.

Mimi saludó cariñosamente a los dos, mientras él miraba en silencio la escena. —Mira Mike, ellos son dos de mis mejores amigos de Japón, te presento a Sora y a Tai —señaló a cada uno —chicos, él es mi amigo Michael.

—Mucho gusto —la pelirroja sonrió amenamente extendiendo su mano para saludarlo.

—Igual —respondió al gesto.

El moreno lo miraba dudoso, pero fue cortés al saludarlo. La diferencia entre él y su novia era enorme, la chica era pura amabilidad y él, qué fue educado, se notaba que no le agradó tanto conocerlo.

—¿Mimi has hablado con Matt? —preguntó inmediatamente Tai, la castaña afirmó con la cabeza.

—Hoy hablé con él, me dijo que ya mañana llega.

El norteamericano poco entendía de esa conversación que Mimi entabló con su amigo, no tenía ni la menor idea de quién era ese chico llamado "Matt", supuso que otro buen amigo de ellos. Mimi era muy sociable y se encariñaba rápido con las personas y ese cariño le era regresado.

Ni cuenta se dio cuando los chicos se despidieron de ellos, estaba tan mareado con la repetición del nombre Matt, que hasta se le olvidó dónde estaba parado.

—Ellos se ven tan bien juntos, no cabe duda que el amor nace de una bella amistad —mencionó conmovida —Tai y Sora siempre han sido los mejores amigos, de ahí nació y se fortaleció su amor.

Él sonrió enormemente. Mimi era una romántica empedernida y esa fue otra indirecta bien directa. Él es su mejor amigo y por algo de la nada empezó hablarle de lo mucho que admiraba su relación.

Ahora estaba más seguro que nunca que la castaña estaba enamorada de él, que es su mejor amigo.


—Él es tan genial. Me cuida, me protege, me mima —la verdad es que poco escuchaba de lo que estaba diciendo su amiga. Cuando empezó a enumerar todo lo que "su amor" hacia por ella supo que era él, lo confirmó y lo reconfirmó.

No había más. Hoy se le declararía en ese bar, las pruebas de que ella está enamorada de él son muchas: lo abraza con mucho amor, le dice que siempre tuvo el amor frente a ella y que estuvo tan cerca, luego le tira la indirecta de el mejor amor nace de hermosa amistad y hoy le describe cómo es esa persona. Todo cuadra perfectamente con él. Y para él.

Siempre soñadora y romántica. Por bastantes minutos enumeró todas las virtudes de su amor, guapo, caballeroso, comprensivo… simplemente se le acabaron los adjetivos calificativos, los enunciados de amor, las bellas frases llenas de afecto, las cursis canciones, las poesías melosas y los versos románticos para definir sus sentimientos. Mimi literalmente flotaba en el aire por su empedernido enamoramiento.

Y si él, de por si estaba seguro de que él era el hombre del que hablaba su mejor amiga, próxima novia, se sentía alagado de ser plenamente correspondido, que pensaba lo mismo que él. Que a como él le dedicaría y recitaría bellos poemas, ella también podía decirle: esta canción me recuerda tanto a ti. Te amo. La castaña no se andaba con medias tintas, ella era su media naranja. Nacieron para estar juntos, eran tan iguales. Dos gotas de agua, perfectos para estar juntos de la mano.

Orgulloso inflaba su pecho. Wow. Ni en sus mejores sueños se sentía capaz de levantar tanta pasión, amor y admiración en Mimi. Resultó mejor de lo que se imaginó, él un hombre medianamente famoso en el mundo de la actuación, dispuesto a comerse el universo entero de la mano de su adorada castaña, era el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra, la chica más hermosa del planeta lo amaba y mucho. ¡Qué suertudo es, se sacó la lotería!

Los amigos de Mimi, los que le presentó ayer, estaban sentados junto con ellos. No estorbaban, ellos estaban en su mundo aunque, a veces sentía la mirada amenazadora del moreno fortachón sobre él, no entendía por qué y mucho menos le importaba, él estaba ahí solo por ella, su gran, único y verdadero amor.

La castaña alzó la vista un poco, se quedó ida unos segundos mientras la sonrisa, que estaba pintada en su rostro, aumentaba su tamaño. De pronto su mirada se iluminó. Él no sabía a quién había visto, podía ser un viejo amigo que tenía bastante tiempo sin ver o algún famoso local. Ignoraba qué o quién hizo que su amiga se levantara rápidamente de su asiento, él no pudo evitar seguirla con la mirada, tenía mucha curiosidad. Vio cómo extendió sus brazos para rodear a un chico rubio por el cuello, vio también que él correspondió al abrazo llevando sus manos un poco más abajo de la cintura de ella. Ladeó su boca analizando la situación.

Si el tipo al que abrazó Mimi era un viejo amigo, era normal que se abrazaran y saludaran, tal y cómo lo hizo con él. Lo extraño aquí era que las manos del chico no estaban DONDE UN AMIGO DEBÍA PONERLAS. Y si era algo más que un amigo. Achicó los ojos. Cuando ellos se rencontraron Mimi se alegró, pero no tanto como hace poco. Bien decían que los ojos eran las ventanas del alma, porque en fracciones de segundos observó que los de ella destellaron muchas cosas; entre alegría, felicidad, cariño y otros sentimientos MUY diferentes a lo que él vio cuando se encontraron en el aeropuerto. Y si no eran distintos, los sentimientos eran mucho más fuertes. Algo se removió en su interior, sentía que el corazón dejaba de latirle. Otra pequeña, pero importantísima diferencia era que la castaña lo abrazó del cuello, como si fuera algo más que un simple amigo y que con él, las manos de ella no salieron de su espalda, así como cuando felicitas a alguien por ser su cumpleaños.

Su corazón se detuvo y sintió que le dolía el brazo izquierdo, ¡Por qué a él le iba a dar un infarto!, cuando la distancia entre los rostros del rubio y Mimi desapareció, para unir sus labios en un apasionado beso, sus cuerpos estaban mucho más pegados y no podía ver más, por dolor, porque no entendía nada y si ella lo quería no tenía porque andarse besando con otros y mucho menos de esa manera tan fogosa.

—Te extrañé mucho —dijo ella mientras recargaba su frente en la del chico, tratado de recuperar el aire perdido.

—Y yo a ti —tomó el rostro de Mimi suavemente con sus manos y con sus pulgares acarició sus mejillas.

—Prométeme que no te volverás a ir tanto tiempo —él le sonrió ante la petición, y como negar que los días sin verla le parecieron años, que su presencia era indispensable en su vida.

—Te lo prometo —ella le regaló una tierna sonrisa.

Sacudió su cabeza, se había quedado embobada mucho rato viendo a su novio, cómo lo había extrañado verlo, tenerlo cerca, sentirlo, besarlo, abrazarlo, su aroma… ¡TODO! Era lógico que se quedara como tonta viéndolo, si tenía días de no verlo. —Ven, ven —entrelazó sus dedos con los de él —tengo que presentarte a alguien.

Caminaron hasta llegar a la mesa, Matt rápidamente ubicó a sus dos amigos y vio que había otra persona sentado junto con ellos, su rostro se le hacía familiar.

—Amor, él es mi amigo Michael —señaló al norteamericano —y Michael, él es mi novio Matt, del que tanto te he hablado.

El mundo del "amigo" de Mimi se le vino encima. Ya le había encontrado sentido a tan efusivo y pasional abrazo y beso. Dolía y mucho descubrir que él no era el chico que le robaba el sueño a la castaña, descubrir que el solo se engañó y se hizo a la idea de que la castaña está enamorada de él.

—Mucho gusto —fingió cortesía, alegría y gusto. Qué pedazo de actor era.

Se sentía una mierda, pero aparentaba estar feliz.

Tanto Sora como Tai se levantaron para saludar a su viejo amigo. Michael observó luego que Mimi rodeó cariñosamente con sus brazos al rubio, es que la castaña no se quería despegar de él. El chico ni atención le prestaba, solo respondía unas cuantas preguntas a sus amigos.

Era una broma. Debía ser una broma, la más cruel y cabrona de todas. Mimi no podía estar enamorada de ese esperpento. Quizá todo se trataba de un tenebroso plan para darle celos y hablar más rápido de sus sentimientos.

Confundido vio como los dos tórtolos se alejaban de la mesa y se dirigían a la barra, él no pudo quitarles la vista de encima. Mientras eran atendidos, miró que la castaña acariciaba con su dedo índice la nariz de ese mentado Matt, vio que luego lo abrazó del cuello, nuevamente, y él la retenía de la cintura. No se sabían otra.

Mimi hablaba y hablaba. Pero el tipo ni abría la boca, solo la miraba inexpresivamente. Gracias al cielo, rompieron el contacto para pedir las bebidas. Intentó tomar un merecido respiro, pero poco le duró el gusto, porque cuando el barman se dedicó a preparar las bebidas, los "enamorados" se dieron un tierno beso, que fue como una daga llena de veneno para su corazón. La castaña tomó las mejillas del chico, mientras le sonría de forma muy especial.

Sin entender mucho, miraba desagradablemente la escena. Jamás pensó que Mimi tuviese pareja, se hizo a la idea de que ella estaba enamorada de él, pero todas sus sospechas fueron falsas y cualquier ilusión se vino abajo con la presencia de Matt.

—¿Y a qué te dedicas? —preguntó la pelirroja.

Él la vio unos segundos y sonrió levemente.

—Soy actor.

La chica abrió los ojos sorprendida pero fue su novio quien tomó la palabra.

—Con que actor… ¿en serio? —dijo dubitativo —y por qué nunca te he visto en una película.

Su novia lo miró con reproche. Él negó sutilmente con la cabeza y explicó que apenas comenzaba su carrera y claro, también fanfarroneó de las obras de teatro y los capítulos que había hecho. Sus grandes logros, hasta el momento.

El moreno ladeó los labios. —Qué raro —soltó no muy convencido con el discurso —Matt, el novio de Mimi —hizo énfasis en lo último —es cantante, tiene una banda y es muy famoso.

¿Qué pretendía el moreno? Restregarle en la cara que Mimi tenía un novio, que era mucho más famoso que él. Qué mal estaba si creía que con eso se iba a sentir menos, porque él conocía de mucho antes a Mimi y por lo poco que observó, tenía más cosas en común con él, que con ese cantante.


—¿Qué te pareció Matt? —preguntó alegremente la castaña.

Vaya, al fin tenían tiempo para estar solos. Y en días de constante estudio hacia la relación de su amiga, llegó a muchas conclusiones y ninguna era favorecedora para ella, iba abrirle los ojos.

Tenía que decirle que ella y Matt no eran la pareja perfecta que creía, no.

—Me parece muy serio —dijo la verdad. Ese tipo es muy serio para alguien tan divertida y animada como ella.

—Lo es —suspiró romántica —¿Solo eso?

—No lo sé, no he hablado nada con él —dijo molesto —pero parece que no habla con nadie —tenía que sacar todos sus defectos en la luz para que la castaña abriera los ojos y lo dejara.

Ella río con esa respuesta de su amigo, no se daba cuenta de la molestia y el recelo que se ocultaban tras esas palabras. Michael no entendió por qué reía como loca cuando hablaba de los defectos del rubio.

—¿Sabes? —preguntó despertando la curiosidad de la castaña —siempre te imaginé con alguien más alto.

—Matt es alto, quieres verme con un basquetbolista o qué —rió por el absurdo comentario de su amigo.

—No, no exageres —negó —no tan alto… sino, bueno, no sé cómo decirlo —claro que sabía cómo decirlo —como de mi estatura —terminó con orgullo —vamos, siempre soñaste con pararte de puntillas para besar a tu novio, con Matt no creo que eso sea necesario —ironizó.

—Mike ¿Estás bromeando verdad? —el negó —¡Eso lo dije cuando tenía como diez años! Fue solo una boba fantasía de niña —sonrió triunfal.

Tenía que jugar con otra carta. Ligeramente sonrojado sacó otro as de su manga.

—Siento que es algo antisocial para ti. Siempre está callado y parece que hablas tú sola.

Mimi negó. El comportamiento de su amigo lo único que le daba a entender era que solo estaba ahí para criticar a su novio, pero ella lo defendería.

—Fuma mucho. Y yo que recuerde a ti siempre te molestó el humo del cigarro —rodó sus ojos —y si fuma tanto quiere decir que no le importa lo que tú opinas respecto a eso. Y si no le importa tu opinión sobre el cigarro, mucho menos le importas tú.

—No me molesta que fume —sonrió dulcemente. Ni al caso con la idea de su amigo

Sintió que su cuerpo se helaba. Ese rubio había cambiado por completo a su amiga. Ahora no le molestaba el humo del cigarro, ahora le gustaba andar con alguien tan serio y antipático. Ahora ya no fantaseaba con el romanticismo. Ahora nada. Solo le importaba estar con su novio, no servía de nada la larga lista de defectos que sacó de Matt, ella siempre encontraba justificación.

—¿Tiene esos lindos detalles contigo? —ella ladeó la cabeza —que te regale chocolates, flores, tarjetas en forma de corazón. Porque a mí me parece que no, vamos no necesitas conocerlo mucho para saber que es muy frío y tú siempre has sido muy amante del romanticismo y no creo que alguien como él tenga lo que tú buscas en una relación.

Mimi ladeó sus labios, escuchaba lo que su mejor amigo le decía de su relación.

—Tú siempre buscabas a tu media naranja, alguien que compartiera tus mismos gustos, tus mismas ideas —siguió hablando sin parar —son totalmente diferentes, y porque soy tu amigo y te quiero te digo esto. No creo que siendo tan opuestos funcionen.

—Sé que Matt no es el tipo de chico que siempre quise o el que siempre imaginé que estaría conmigo —habló —el amor es así, nace de donde menos te lo esperas. Somos completamente diferentes, pero esas diferencias no me molestan y están lejos de molestarme, es más me gustan y me gustan demasiado.

—No Mimi. Como tu mejor amigo —próximo a pasar al otro nivel, porque él ya no sería el mejor amigo —es mí deber decirte que él no es para ti.

—Michael, que tú seas mi mejor amigo no te da ningún derecho para decirme esto —ahora sí que le colmó la paciencia —sé que Matt tiene sus defectos y sé que también yo tengo los míos. Y si a mí no me importa, mucho menos te debe de importar a ti —lo señaló con desprecio, estaba harta de escucharlo decir pestes de su novio, por más que fuera su mejor amigo no le permitiría más —yo amo a Matt y él también a mí.

—¿Por qué no quieres darte cuenta? —ya completamente desesperado. ¿Cómo hacerla entender?

—¡El que se tiene que dar cuenta aquí eres tú! —exclamó un poco alterada —somos diferentes ¿y? No seremos como dos gotas de agua, como siempre dije que sería el amor de mi vida. Matt es mi complemento. Y Sabes qué más… —lo miró con enfado —yo no te estoy preguntando si es el hombre ideal para mí, mientras yo lo sepa todo bien —puntualizó con orgullo.

Era verdad lo que decían… mientras más subías más dura era la caída, jamás en su vida vio a Mimi tan enojada con él. Ver cómo defendía con uñas y dientes, a capa y espada, a Matt debía ser por algo. No, ERA por algo. Ella lo amaba.

Por eso se enfureció al oírlo hablar de que ese chico, que era su novio, no era el indicado y que estaba lejos de serlo. ¿Por qué se ilusionó él solo? Él solito subió al paraíso, él permitió que se le subieran los humos, él se permitió soñar, fantasear y alucinar que Mimi lo quería. Ella nunca le dio alas, él solo se las dios y como consecuencia cayó y se estrelló contra el frío y duro piso.

Acaso era malo soñar. Creer en el amor. Dolía y mucho darse cuenta de la fría realidad. Mimi era feliz con otro hombre, y ese no era él. Lo amaba, él llegó tarde. Él no es para ella. ¿Tenía que hacerse a un lado para que su amiga sea feliz? ¿Tendrá la fuerza suficiente para verla con otro? ¿Quién se preocupaba por él y sus ilusiones?

Su amor es puro. Quizá no es correspondido, pero sí es puro, verdadero y sano. A lo mejor tenía que dejarla hacer su vida con Matt, quizá ése aferró tanto en verle lo malo y en separarlos. Quizá la vida tenía a otra mujer para él, quizá no.

¿Estaría dispuesto a perder su amistad? A no verla nunca más, porque ella no tiene la culpa en nada de que él volara y muy alto.

—Lo siento, yo no quise hacerte enojar —sonrió de medio lado y con amargura.

Era verdad, él solo quería hacerla abrir los ojos; que se diera cuenta que su amor verdadero era él y no el otro. Pero la cruda verdad es que él debía abrirlos. No había ceguera peor que no querer mirar, definitivamente.

Quedó claro y entendido. Hay que saber perder.

—Está bien, te perdono porque eres mi mejor amigo.

Su mejor amigo, peor es nada…


Ya, aquí finaliza este capítulo. A veces sentíamos pena por Michael, decíamos: ¿Cómo tan estúpido? En serio queríamos que Tai llegara y que le gritara: NO TE QUIERE, ENTIENDE. Pero eso ya era harina de otro costal.

Bueno, bueno, no diré más. Espero que les haya gustado, cualquier review, crítica y sugerencia serán bienvenidos. También les adelanto que muy pronto pídeme ésta publicará una historia que nunca se habrían imaginado que publicaríamos, como ambas solo escribimos romance/humor, un cambio de género no viene para más.

La Row se despide, que tiene examen de economía. (K) Ahora que lo leí para corregir errores, noté que me quedó tan Kuno Tatewaki, en la parte que él dice: pobrecita, tiene vergüenza de decir que me ama, le ayudaré XDDD