Islas Neptuno, Australia.

Había salido a correr por la orilla como hacía todas las mañanas desde que residía allí. Le gustaba la sensación del sol bañando sus piernas mientras el agua rodeaba sus pies con cada paso que daba. Quizás esto último le gustase tanto porque aquel elemento formaba parte de la esencia de Michiru, y era una forma más de aferrarse a ella.

Encajar en aquella isla le resultó mucho más sencillo de lo que se había imaginado. Una casa en la playa, amistades que no guardaban pistolas en sus mesillas, un empleo que le satisfacía y le apasionaba, y una forma de olvidar su pasado y empezar de cero. Aún le acosaban los fantasmas del pasado, pero, al igual que sus heridas, todo había ido cicatrizando. Suspiró. Las cosas serían tan distintas si aquel último día en el almacén el resultado hubiese variado… Nubló su mente para bloquear el recuerdo. A veces se cuestionaba a sí misma si corría para olvidar o para recordar. Se detuvo a estirarse. Fuese como fuese aquello le aliviaba.

Una vez que terminó su pequeño entrenamiento diario se dirigió al chiringuito al que también tenía por costumbre ir. La camarera era una joven hermosa que llevaba coqueteando con ella casi 6 meses, prácticamente el mismo tiempo que llevaba en Australia. Todavía era demasiado temprano para que estuviese abierto por lo que se sentó en la barra a esperar, y siguió sumida en sus pensamientos mientras jugaba con una moneda que solía llevar siempre, una moneda de su antiguo país de residencia.

- ¿De dónde es? – le quitó la moneda provocando el roce entre sus manos.

Estaba tan distraída que no se había percatado del tiempo que había pasado, y mucho menos de que la camarera hubiese llegado y abierto el sitio.

- Eso ya no importa – le devolvió una sonrisa torcida mientras la analizaba visualmente. Era una muchacha de cabellos rubios, casi tan claros como la plata, y penetrantes ojos azules, tan cristalinos como el más limpio de los mares.

La chica se sonrojó al sentir la presión de su mirada por lo que desvió la vista a la moneda que le había arrebatado. Era evidente que Haruka ejercía cierta atracción sobre ella. A pesar de ello trató de mantener la compostura y siguió el juego que ambas habían empezado el mismo día que se conocieron. Le lanzó la moneda.

- ¿Tratas de olvidar?

Era lo mismo que ella se cuestionaba constantemente. Meditó la respuesta, jugando nuevamente con la moneda, aunque finalmente salió de sus labios sin que se diese cuenta.

- No… No lo creo. Si olvidase también borraría lo que soy hoy.

- Vaya, pues es una pena – vio la cara de desconcierto de Haruka y cambió el tono a uno más sensual – Yo podría hacerte olvidar todo lo demás.

Haruka sonrío mordiéndose el labio.

- Puedes intentar hacerme cambiar de opinión después de una copa.

- ¿Qué quieres tomar?

- ¿Qué tomarías tú?

- ¿A estas horas? Mmm… Sin duda un destornillador.

- En ese caso que sean dos – una tercera figura que ambas conocían entró en escena.

La camarera se ruborizó por completo ante su presencia. Era la mujer más bella de toda la isla, no cabía duda. Sus ojos eran más profundos que el propio mar, y se acompasaban a la perfección con el peculiar color de sus cabellos. Sus largas piernas sólo eran el inicio de un cuerpo perfectamente delineado con seductoras curvas, cargado de una gracilidad y una elegancia innatas. Sus labios… Tan carnosos y delicados a la vez daban pie a una sonrisa que podría derretir al más grande de los icebergs. No había nadie en la isla que no se girase a su paso, y Haruka no era ninguna excepción. Cada vez que la veía no había nada más para ella, era como si su simple presencia detuviese el tiempo para brindarle a Haruka la posibilidad de admirarla. Con ella no mantenía un simple juego. Su mundo giraba por y para ella. Se fue corriendo a preparar las bebidas dejándolas a solas, los ojos de Haruka jamás brillarían para ella como lo hacían cada vez que veían a aquella preciosa muchacha.

La recién llegada intercambió una pequeña mirada de reproche cargada de ternura con la rubia. Ésta en cambio sonreía con dulzura.

- Cualquiera diría que estabas celosa.

- ¿Celosa yo? Pero si sólo he seguido su recomendación – Puso una carita angelical que contrastaba con la sonrisa pícara que mostraba – Aunque si prefieres que os deje a solas…

- Sabes de sobra que no – la agarró por la cintura arrastrándola hasta ella.

- No lo tengo tan claro… Parecías estar muy a gusto con ella.

Haruka apartó su cabello y comenzó a besar su cuello lenta y pausadamente, deteniéndose a saborear cada recóndito de su piel que pasaba por sus labios. Ascendió a su lóbulo para hablarle entre mordisco y mordisco.

- Déjame demostrarte lo a gusto que estoy contigo – le susurró al oído

Sus manos se unieron a la demostración acercándose peligrosamente a la pelvis con suaves caricias circulares en las que tan solo empleaba la yema de sus dedos, haciendo que poco a poco la chica se relajase en su tensa postura, y sobrepusiese sus manos en las suyas, emitiendo suaves gemidos que le daban permiso para continuar.

- Aquí están las bebidas – la camarera no se había percatado de la situación hasta que ya era demasiado tarde, haciendo que se sonrojase nuevamente por haber interrumpido.

Sin separarse, cogió su copa y se la bebió de un solo trago.

- ¡¿Michiru?

- No me mires así y bébete la tuya rápido, que lo que tienes que demostrarme no es algo que podamos hacer aquí.

Esta vez el sonrojo de Haruka acompañó al de la joven camarera, quien por miedo a otro momento comprometido le hizo entender con un gesto que no hacía falta que pagase, y se alejó rápidamente de allí.

Tomó como pudo su bebida, aunque una gran cantidad se le derramó sobre la camiseta porque Michiru tiró de ella para llevársela de allí, adentrándose en la playa.

- Wow ¡Espera! ¡Nuestra casa está en la otra dirección!

La peliverde se giró hacia ella sin soltarle la mano ni dejar de correr.

- ¿Y quién te ha dicho que vamos a casa? – le dijo entre risas coquetas.

Sonrío para sí misma y la siguió, acelerando el ritmo y sobrepasándola.

- ¡Eh! ¡Se supone que te estaba guiando!

- Por tierra eres muy lenta, sirena – le sacó la lengua en un gesto infantil.

- Te vas a enterar…

Michiru saltó sobre la espalda de Haruka. La rubia intentó mantener el equilibrio ante aquel ataque sorpresa, pero Michiru se lo complicó tapándole los ojos con las manos, apresándose a ella con sus piernas para evitar caerse sola. Aguantó un rato corriendo a ciegas mientras la peliverde reía en su espalda, pero no tardaron en caer juntas, rodando sobre la arena entre risas y pequeños forcejeos.

Se dio cuenta de su ventaja al encontrarse encima de su atleta y la aprovechó para sentarse a horcajadas sobre ella y repartirle besos indiscriminados por la nunca, mientras sus manos jugaban con su cabello, enrollando entre sus dedos su pequeño remolino.

- Pequeña tramposa…

Haruka se dio la vuelta, sujetando con firmeza a su novia para mantenerla encima de ella. Levantó su torso e inclinó el de Michiru hacía ella para saborear sus labios como ya había hecho tantas otras veces, aunque en esta ocasión la peliverde se detuvo.

- ¿Qué sucede?

Se llevo la mano a la boca retirándose algo.

- Tienes arena – se fijó en su camiseta, estaba mojada y con más arena adherida en ella - ¿Cuándo te manchaste tanto?

- ¡Pero si fuiste tú la que me tiró la bebida! Estando mojada es normal que se me pegue la aren…

- Así que estás mojada… - Michiru la interrumpió empujándola nuevamente contra la arena y tirando del cuello de su camisa hacia abajo para recorrer con sus labios la piel que antes se escondía bajo aquella prenda, saboreando los restos de bebida que quedaban impregnados en su cuerpo.

Cada vez quería bajar más y más, pero la camiseta no daba más de sí, por lo que tuvo que quitársela bruscamente, algo a lo que la rubia cedió encantada.

- Eres increíble.

Michiru la miró con picardía y como respuesta guío sus manos por las abdominales de su rubia, haciendo amagos de acercarse a su pelvis pero sin terminar de hacerlo, lo que excitaba aún más a Haruka.

- ¿Más que tu camarera? – pronunciaba cada palabra entre breves tirones que le daba a su sostén, tratándoselo de quitar con la boca para no interrumpir el movimiento de sus manos.

- No m-me hables de ella ahora, s-solo quiero pensar en ti – hablaba con gemidos entrecortados al notar como las manos de Michiru se acercaban y se alejaban constantemente– T-tú er-res la úni-ca.

La peliverde se dio por satisfecha con la respuesta y con un pequeño mordisco en uno de sus pezones puso fin a la tortura, permitiendo que su mano bajase por fin al interior del pantalón de Haruka. Con su otra mano se aferró a su hombro con fuerza, arañándolo sensualmente, mientras ascendía con su rostro hasta el de la rubia con reiterados besos y mordiscos por su pecho, su clavícula, su cuello, su mentón, su lóbulo…

- El premio por responder bien es un viaje al cielo… - le susurró al oído manteniendo su lóbulo entre sus dientes.

Al oír esas palabras la atrajo hacia sí misma con más fuerza sujetándola por los glúteos, induciendo y guiando sus movimientos, impulsándola a que acelerase el ritmo. Se besaron con pasión entre apuradas respiraciones dejando que el resto de su cuerpo estableciese roces continuos. Un grito de placer les anunció la entrada en el paraíso.

Michiru se dejó caer en su torso, apoyando su oído en su pecho. Ascendía y descendía al ritmo de su respiración. Podía escuchar con total nitidez los agitados latidos de Haruka.

El viento empezó a soplar, lo que hizo que Michiru se estremeciese y se aproximase aún más si cabía a ella, hasta el punto en el que sus pieles podrían fusionarse. Haruka la abrazó con ternura para temblar su frío.

- Nos hemos equivocado – su voz resonaba con eco al escucharlo directamente a través de su pecho.

- ¿Qué? – Michiru levantó su torso rápidamente, apoyándose con una mano en la arena y otra sobre la rubia.

Haruka sonrío acariciando sus dientes con su lengua en un gesto seductor.

- Que creo que era yo la que tenía algo que demostrarte – la besó apasionadamente antes de que pudiese contestar, y la viró para situarse sobre ella quitándole la ropa, aunque Michiru siguió el juego y rodaron varias veces sin dejar de besarse y de desnudarse antes de que la rubia pudiese dominarla por completo. Para entonces ya habían llegado a la orilla, invitando a que las olas se les uniesen. Éstas sobrepasaban sus desnudos cuerpos y los liberaban constantemente, aumentando el efecto de fricción y de placer que se causaban al unirse al compás de sus movimientos en aquella composición perfecta entre el mar y el viento.

Al terminar se adentraron más en la arena, agazapadas y sin romper el contacto, abrazándose intensamente para darse calor.

Haruka se tumbó en el regazo de la peliverde, acurrucándose en ella. Poco a poco su respiración era más pausada y marcada. Michiru sonrío, su diosa madrugaba demasiado para estar en forma para su equipo. Se permitió contemplarla con detalle desde esa perspectiva mientras jugaba con sus mojados cabellos, induciéndola al sueño que sin duda la estaba venciendo. Con una imagen tan bella no podía evitar cuestionarse si realmente había sobrevivido a aquel fatídico día en el almacén, porque una perfección así sólo podía existir en el cielo. Pero claro… Haruka era su cielo, su diosa… Con ella cualquier cosa era posible, incluso en el mundo terrenal. Le dio un suave beso en el pelo sin dejar de entrelazarlo entre sus dedos.

- Flashback -

Le dolía el abdomen a rabiar, pero eso significaba que estaba viva. Trató de incorporarse con cuidado pero fue entonces cuando se percató de que algo la impedía levantarse. Abrió los ojos. Sobre su pecho tenía el brazo de una dormida Haruka, que apoyaba la cabeza en un pequeño resquicio de la camilla. Estaban en lo que parecía ser una clínica clandestina.

- Será mejor que la dejes dormir un poco más – Rita estaba en un pequeño sofá con una revista entre las manos – Apenas ha dormido nada estos últimos días. Me duele admitirlo pero es aún más cabezota que tú – le sonrío burlonamente.

Michiru le devolvió la sonrisa. Conociendo a Haruka lo más seguro es que ni siquiera se hubiese movido de aquel sitio ni para comer ni para nada.

En el momento en el que la peliverde iba a contestar se abrió la puerta dando paso a un rostro conocido. Natomi había entrado con un par de cafés, yendo directo hacia Rita para darle el suyo. Durante un momento parecía que ambos se olvidaron de que Michiru se había despertado, y se comunicaron entre miradas y breves roces con las manos al intercambiarse los vasos. La chica tuvo que esforzarse por reprimir la risa infantil para no despertar a Haruka, pero no pudo evitar atraer la atención de la pareja.

- Creo que será mejor que os dejemos descansar a las dos un poco más – Rita se levantó, cogiendo de la mano al muchacho.

- Espera, ¿puedo hablar un momento contigo? – su voz sonaba ronca por haber estado varios días sin hablar.

Rita asintió, y con un gesto Natomi le dio a entender que la esperaría fuera.

- ¿Necesitas algo?

- No… Bueno… Quería saber cómo…

- ¿Cómo has llegado aquí?

Michiru asintió.

- Sin superiores de por medio fue cosa de niños. Natomi era el miembro restante de más poder de los airenses, y yo de nuestro bando, por lo que no tuvimos que presionar demasiado para mover hilos y encontrar un médico dispuesto a cobrar por su silencio.

- Gracias…

- No, gracias a ti…

A ninguna de las dos se le daba bien una situación de ese estilo, por lo que Michiru optó por romper el inminente silencio incomodo que se avecinaba.

- ¿Entonces sois los jefes de las mafias?

- De la mafia, en particular. Con todas esas bajas y esa estupidez de confrontación creímos que era mejor unirnos…

- Claaaro, porque la atracción que sentís no ha tenido nada que ver, ¿verdad? - sonreía pícaramente.

El rostro de Rita estaba casi tan rojo como su cabello.

- B-bu-eno p-pues… - tartamudeaba sin parar.

- Hey, es genial – llevo una de sus manos a su rostro y lo acarició con cariño – Fher nunca fue más que una ilusión que idealizaste y convertiste en tu obsesión. La persona de la que te enamoraste no existía, jamás lo hizo. En cambio Natomi es real. Nunca olvides eso.

Rita agarró su mano y asintió con una medio sonrisa. Ambas querían disculparse por sus enfrentamientos en el pasado, pero se entendieron sin necesidad de hablar más. Las chicas saldaron su deuda en silencio, forjando lo que nunca hubiesen creído posible, una amistad.

Se levantó de allí para ir a reunirse con Natomi, aunque antes de salir se giró y echó un último vistazo a las chicas.

- Me alegro de que te hayas mejorado. Ahora es tu turno, te toca cuidar de ella – le guiñó un ojo cerrando la puerta tras de sí.

Michiru acarició el pelo cenizo de Haruka, y con ternura le dio un suave beso que hizo que la rubia murmurase entre sueños. Finalmente había entrado en el cielo, en el cielo de la vida.

- Fin del flashback –

Seguía acariciando el cabello de su adorado ángel mientras pensaba en lo afortunada que era por tenerla en su vida, y por tener amigos como Rita y Natomi. De no ser por ellos no estarían aquí en este momento. Fueron ellos quienes les dieron los billetes de avión que les trajeron a esta isla nada más salir de la clínica. Le hubiese gustado que viniesen con ellas, pero sus vidas estaban aferradas a aquella ciudad. No habían disuelto la mafia aunque le habían dado un enfoque completamente distinto, renovándola por completo y llevándola a un camino distinto: el de compensar a todas las víctimas que la mafia había tenido bajo los imperios de Garrett y Doug, y parecía que les iba bastante bien.

Un balbuceo la sacó de su ensimismamiento. Haruka se estaba despertando.

Contempló divertida la cara que ponía su rubia mientras abría los ojos y trataba de orientarse. Cuando sus ojos se encontraron le dedicó la más encantadora de sus sonrisas.

- Ahora que estás descansada podrías leerme un rato.

Haruka se agazapó aún más con ella.

- ¿Y qué quieres que te lea? - su voz denotaba su estado somnoliento – Aquí solo tenemos nuestra ropa…

Michiru retiró con cuidado la cabeza de la rubia de su regazo y se levantó para salir a buscar algo.

- ¡Eh! ¿A dónde vas? – Se incorporó precipitadamente al ver que su novia se alejaba - ¡Estás desnuda! – Al ver que la ignoraba corrió tras ella cogiendo sus ropas.

La alcanzó al llegar ante unas tumbonas de alquiler. Michiru extrajo de debajo de éstas una pequeña cesta. La rubia la miraba desconcertada.

La abrió y sacó unos sándwiches, un par de refrescos, una toalla, crema solar y por último un libro.

- Esto es lo que quiero que me leas.

Haruka sonreía estupefacta. Michiru había pensado en todo.

- Así que tenías previsto violarme aquí, ¿eh? AUCH – Recibió un golpe afectivo de la peliverde nada más terminar la frase.

- ¡Limítate a leer, esclava sexual!

- Con que esas tenemos… ¡Ahora verás!

Michiru salió corriendo al ver como la rubia se abalanzaba sobre ella para lo que sin duda sería un cruel ataque de cosquillas, pero no pudo escapar por mucho tiempo. Haruka la cogió por la cintura levantándola del suelo y dio vueltas sobre sí misma cargando con ella hasta que quedaron agotadas y se dejaron caer sobre su toalla.

La peliverde abrió los refrescos mientras Haruka comenzaba la lectura, callándola de vez en cuando al introducirle algo de comida. Pensó que después de comer podrían avanzar más fácilmente por el libro, pero Michiru comenzó a expandirle crema solar por las piernas, acariciándolas sensualmente, distrayéndola al erizarle la piel. Y a eso se le sumó que también la interrumpía constantemente con suposiciones sobre el libro que leían, haciendo que Haruka fuese incapaz de concentrarse y de enterarse de la historia que leía en voz alta.

- "Miró sus manos. ¡Cómo las odiaba! Estaban impregnadas de belleza y de muerte… "

- ¡Aun así no creo que fuese él el asesino!

- "… impregnadas de belleza y de muerte, en una combinación imposible de…"

- Además lo que le hicieron es más femenino… ¡Apuesto por una asesina!

Haruka tuvo un pequeño tic con esa nueva interrupción, pero siguió leyendo como si no hubiese pasado.

- "…en una combinación im-po…im… imposible… "- En esta ocasión la interrupción vino dada por las manos de Michiru, que habían ascendido peligrosamente, expandiendo la crema en suaves movimientos circulares por la cara interior de sus muslos. A Haruka se le nublaba la vista con tanto escalofrío producido por el roce de sus manos. Cada fricción generaba una nueva descarga eléctrica en su cuerpo. Trató de concentrarse - "…en… en un-a combinación imposible de conjugar pero con la que se veía obligado a…"

- ¿Qué crees que le habrá pasado para acabar así? Está claro que tiene relación directa con el asesinado pero él la quería y… - Michiru se detuvo en su tarea de echarle crema a la rubia, lo que le dio una pequeña tregua que le permitió recuperar la razón. La peliverde se distrajo teorizando sobre las distintas posibilidades.

Haruka la miró de reojo y sonrío al verla tan concentrada intentando atar cabos de la historia para resolver el misterio antes de finalizar las páginas. Quién le iba a decir cuando la conoció que la silenciosa guarda que la retenía en aquel cuarto acabaría hablando tanto. Su sirena ya no era aquella mujer de inescrutable mirada, la había dejado entrar en su interior para quedarse, y se había abierto completamente a ella. Había vuelto a confiar en las personas y en la felicidad, y no solo eso, también le había otorgado la felicidad a ella. Michiru no era la única que había renacido. Cada una era el corazón de la otra, hacían latir el cuerpo ajeno como si fuese propio porque se pertenecían. Ambas solo vivían cuando estaban juntas.

- "…con la que se veía obligado a vivir…"

- ¡Ya lo tengo! Seguro que… - Haruka la calló poniendo un dedo sobre sus labios mientras que con su otra mano cerraba el libro.

Michiru la miraba sorprendida. Haruka retiró el dedo y acercó su rostro hasta quedar a escasos milímetros de su boca.

- Señorita Kaioh, se ha vuelto toda una cotorra.

Ambas rieron ante aquel comentario y silenciaron su risa con el primero de una larga historia de besos. Habían recorrido un largo camino para llegar hasta aquí, pero esto solo había sido el principio de sus vidas, las dos tenían aún muchas páginas que rellenar de su propio libro. Un libro que nunca más tendrían que escribir por separado.


RESPUESTAS A REVIEWS:

Gracias a todos los que habéis llegado hasta aquí. Ha sido increíble poder compartir esta historia con vosotros :) Ya tengo en mente el próximo fanfic sobre esta pareja (y esta vez no será tan dramático xD), aunque hasta dentro de unos días no creo que lo empiece porque también quiero aprovechar para leer más fics. Espero que hayáis disfrutado de este epílogo y de la historia completa en sí, y que más adelante pueda veros en otros relatos ¡Un saludo a todos!

saori-seika-san: Bonita forma de dejar un comentario ;) espero que con este capítulo ya acabe con tus ojeras. Gracias por los ánimos y por haber seguido la historia ¡Cuídate!

Alexia: ¡Tus deseos son órdenes! Aunque en mi defensa diré que esta historia siempre tuvo final feliz :p Gracias por darme siempre tu opinión, ¡nos vemos pronto!

ficr: Tengo en mente otro fic pero bastante más tranquilito que este. Pretendo que sea una historia corta y sin tantos dramas de por medio. No quiero llamarlo comedia porque tampoco… pero quiero que sea algo más relajado. Gracias por los halagos, y entiendo lo que dices, no estás loca :p De hecho esa es la razón por la que me gusta escribir anónimamente, es mucho más fácil desnudarse tan de golpe ante desconocidos, prefiero que quienes me conocen vayan capa a capa ;) ¡Cuídate, y muchas gracias por tus comentarios!

Summer: Espero que te haya gustado el final, en el fondo soy una blanda ;) Gracias a ti por leerlo y espero que podamos leernos en más ocasiones, ¡cuídate!

UKT: Jajaja siento haberte hecho llorar, por suerte (o por desgracia) aún no estaba preparada para escribir un final triste, pero ya llegará el día… ¡muajaja! Gracias por leer mis historias, ¡un saludo!

gheraldine: Se me hace raro verte ahora con este nick :p en este último no tenía nada claro si meter un pequeño regalo en forma de lemmon o no porque no sabía muy bien si encajaría pero espero que no haya quedado mal. Gracias por pasarte ^^

Alex: Me alegro de que te gustase, escribir el rencuentro era una presión enorme. Creo que mi pervertida mente no puede evitar ver sensualidad en todos lados… Lo del lemmon no me sale tan natural, aunque al ver que os gustaba lo introduje bastante más de lo que tenía pensado, pero siempre cuando veía que no desviaba la línea de la historia. En cambio el drama lo tengo inscrito xD Gracias por los cumplidos y por las amenazas xD ¡Un saludo!

pitty: Jajaja sí, se me fueron bastante de las manos dos… En lo referido a la muerte de Fher sinceramente es que no se me ocurría nada que compensase lo otro, pero al menos me sirvió para llevarlo a otro drama de esos que han despertado vuestros instintos homicidas hacia mi persona xD Lo de la escritura es eso :) ¡Gracias por todo!

Vientocortante: Sí, las arpías también se merecen segundas oportunidades jeje. Lo que dices que matar a Michi supone la muerte de Haruka es muy cierto, te doy toda la razón en ello. Creo que con sus personalidades (y en esto hablo más allá de mi historia, me voy a sus personalidades originales) están destinadas a estar juntas, tanto en la vida como en la muerte. Ninguna podría vivir sin la otra. Y lo del lemmon… ;) ¡Gracias por tus opiniones!

Aurora Kaioh: Enhorabuena por tus inspiradoras noches y gracias por comentar ;) ahora es cuando debería decir que me siento halagada por formar parte de esa lista, pero creo que alegrarme por tus lagrimas es un poco inapropiado xD Espero que el final haya sido de tu agrado. Durante unos días te dejo al 100% las estrellas para que tus noches den buenos frutos, pero luego iré a reclamar mi parte para poder inspirarme de nuevo. Besos.

Hanaharu20: Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado :) Este capítulo ha sido casi en exclusiva de Haruka y Michiru, pero espero que lo hayas disfrutado. Besos.

yam-tenou-86: Gracias por leerla, por comentar ahora y por los halagos ;) Intentaré empezar con otra historia que tengo en mente la semana que viene, estaré encantada de que puedas leerlo ¡Un saludo!

Lore: Qué bien que te parezcan tan tiernos los momentos de Rita y Natomi ^^ Cuando empecé a escribir esta historia la mala malísima era Rita, y quien estaba destinado a salvarse y a redimirse era Fher, pero según avanzó cambió por completo. Y el final de Haruka y Michiru… Sólo es el comienzo ;) Muchas gracias por todo, ¡cuídate!