=Ni bakugan ni sus personajes me pertenecen=


Frío y oscuridad es lo que logra caracterizar a este sitio. Árboles secos con unas ramas que forman sombras espeluznantes, el perturbador sonido del aire corriendo a los alrededores hacen que un eco resuene a la distancia. Aquí no hay ningún amanecer cálido o trinar de las preciosas y delicadas aves o gorriones, para los residentes que este lugar esas cosas solo son gustos curiosos y algo extraños de los humanos. Nada que los caracterice a ellos, sobre todo haciendo referencia que no podrían considerarse humanos por más similares que fueran.

— ¡Alice! ¡Por favor deténgase! —Se escuchó aquella petición a cierta distancia.

El llamado o ruego, como gusten considerarlo, provenía de un inmenso castillo. La fachada del mismo parecía una perfecta obra del estilo gótico, las formas de las múltiples torres estaban peculiarmente alargadas. Era fácil de saber que los faroles en su interior estaban encendidos pues la tenue luz lograba colarse hacía el exterior haciéndose evidente su presencia. Los pasos apresurados, casi llegando a convertirse en un trote, resonaban en los corredores del interior de dicha fortaleza. Una "niña" de cabellos naranja corría a toda velocidad con un listón negro con amarillo en sus manos, se adivinaba con facilidad que huía de alguien por las constantes miradas a hacia sus espaldas, pero parecía estar siendo atrasada por el largo vestido que tenía medio colocado, pues el grueso listón grisáceo que debía estar amarrado en su espalda era arrastrado por el suelo, sus pies estaban descalzos expuestos a cualquier objeto que pudiera herirle. Esta despreocupada chiquilla era Alice Gehabich, no precisamente normal por razones que se mostrarán más tarde. Detrás de ella intentaba alcanzarle una pequeña de cabellos azules que parecía ser la dueña de la cintilla amarilla con negro, a diferencia de la traviesa niña de cabello anaranjado esta tenía un vestido más sencillo.

— ¡Por favor, Alice! ¡Devuélvame mi cinta! ¡Si no me apuro tendré problemas con su hermano! —Insistía la misma niña.

Era de esperarse lo sucedido. Al aplastar el borde del vestido Alice se tropezó cayendo rotundamente al frío suelo. Se pasó el revés de su brazo en su frente limpiándose el poco polvo que pudo haber adquirido, pero al ver como unas gotas de líquido carmesí resbalaban por la palma de su mano sonrió divertida. Al ver la herida la peliazul se exaltó notablemente queriendo por todos los medios limpiar la cortada antes que se infectara, pero extrañamente era impedida por la misma chica perteneciente a aquella abertura en la piel.

— ¡Runo! —Gritó Alice aún con esa amplia sonrisa en su cara. Creyendo que era una reprimenda la peliazul se detuvo. Sí, ella es Runo Misaki. Se podría definir como de los pocos seres normales en ese tétrico lugar, pero al desconocer lo que cabe en el criterio de normalidad se puede resumir a que ella es de los humanos de aquel perturbador mundo.

Así es, la gran mayoría de los residentes de ese sitio son demonios. A excepción de unos cuantos humanos que son llevados para hacer papel de sirvientes, o con mucha suerte mayordomos. Runo era una de las sirvientas del lugar pero al ser muy amiga de Alice se podía considerar que tenía un punto a favor para cuando se metía en líos. Después de todo tener como amiga a la hija de la mayor autoridad tiene sus grandes ventajas.

— ¿…Sí? —La nombrada luchó por no titubear.

— No te preocupes, sabes que a diferencia de ti esto no me hace nada —Sonrió cálidamente la niña de cabello naranja y ojos marrones. Runo intentó devolverle el gesto pero le parecía muy difícil. Siempre que ocurría este tipo de accidentes es cuando se cuestionaba si en verdad le tenía miedo a Alice, incluso después de un año de su llegada a ese lugar, a pesar de todo ese tiempo no sabía realmente que pensar de la pelinaranja.

Ella no recordaba mucho de cómo había sido arrastrada a ese castillo. Recordaba un pequeño de cabellos castaños que le gritaba algo que en verdad le dolió, pero después de eso… nada. Solo ve a un pequeño niño de cabellos negros y ojos azules que le extendía la mano con una mirada un tanto perturbadora. Él es quien le había animado en situaciones que no podía dejar de llorar, poco después de eso conoció a Alice con quien se apegó realmente. Pero todo eso, esos preciados sentimientos de aprecio se desvanecía al ver como sus heridas sanaban con gran velocidad tan solo eran producidas.

— Tiene razón, lamento molestarla con algo tan tonto… —Cortó tanto su sonrisa como su frase al toparse con un reproche visual de Alice— ¿Pasa algo? —

— No me hables así, tan formal…

Se cruzó de brazos tomando una apariencia autoritaria.

— Pero…

— Sabes que no me gusta —Recordó la ojimarrón.

Runo asintió no tan convencida, era posible meterse en problemas por atrever a dirigirse con tanta confianza a un superior. Claro está que la jerarquía no era importante para la chiquilla de hebras anaranjadas Sin más rodeos de devolvió el listón a Runo con una gran sonrisa en su rostro.

Afuera parecía estarse celebrando una fecha muy importante. En la gran e inmensa explanada de la fortaleza había muchos faroles iluminando tenuemente el sombrío panorama. La peliazul miró por uno de los amplios ventanales, ya no le daba miedo esa oscuridad, a la larga se acostumbro a esa falta de luz. Un gritillo perteneciente a su amiga no humana le alteró girándose repentinamente para encontrarse con una escena algo cómica.

— ¡Hades! ¡Deja de hacerme cosquillas! —Reía Alice atrapada por un niño un poco más alto que ella. La peliazul de inmediato retomó compostura y en breve hizo una reverencia al ver que él era su superior que tenía a cargo. Su cabello oscuro y ojos azules le daban una apariencia impotente ganándose con gran facilidad el respeto y aprobación de quién quisiera. Por lo muy poco que hay entre el parecido de él y Alice es difícil imaginarse algún parentesco pero resulta que ambos son hermanos, y encima de todo esto mellizos.

— ¡No quiero! —Protestó y se abrazó del cuello su hermana la cual no paraba sus risas. Al notar la presencia de Runo este enfrió por completo de aquel carácter juguetón para dirigirle una mirada demasiado gélida— ¿Se te perdió algo? Creí que tendrías que ayudar en la fiesta de cumpleaños… —Miró mordazmente a la peliazul la cual asintió nerviosamente.

Rápida y educadamente se retiró de ambos chicos con dirección a la plaza donde se organizaría aquella conmemoración en honor de esos mellizos. Alice se limitó a seguir a su mortal amiga con la vista hasta ya no divisarle más, fue cuando entonces miró a su hermano de muy mala manera.

— ¿Qué?

— No debiste hablarle así, se supone que tú la trajiste aquí ¿No? —Él asintió con fastidio— Entonces no seas malo con ella, no tiene la culpa que su dueño sea tan cruel —Infló las mejillas haciendo un berrinche de bajo significado para su pariente.

Que peculiares enseñanzas son las que reciben estos niños. Siendo descendientes de figuras importantes en su entorno crecen con la idea que a cierta edad tendrán un humano que les servirá en todos los caprichos que deseen, o al menos en los demonios de altos cargos tienen este derecho. A eso se debe que los pocos humanos que residen allí suelen ser muy respetuosos con sus "amos".

Estuvo por soltarse del abrazo de su hermano tan cariñoso, eso sí que solamente con ella. Hades rápidamente la jaló, era claro que estaba enojada con él por lo que una pequeña mentirilla "blanca" no haría daño a nadie después de todo. Una de las pocas cosas que ese caprichoso principillo detestaba era tener ley de hielo con su hermana menor la cual usualmente ganaba esta clase de pruebas entre ellos. Aún de espaldas volvió a abrazarla por el cuello mientras enterraba su quijada en el hueco del hombro de la pelinaranja, ella no puso oposición alguna.

— Luego me disculparé con ella ¿Vale? —Prometió falsamente pero lo suficiente convincente como para engañar a Alice, quién más tranquila le devolvió la sonrisa a modo de gratificación.

Ella le tomó de uno de sus brazos aferrándose a él.

— ¿No teníamos que cambiarnos? Si no estamos listos para entonces papá nos va a regañar de nuevo, la última vez no cenamos por tú culpa —Recordó la pequeña de ojos marrones.

Una de sus travesuras más recordadas fue cuando los dos aventureros chiquillos brincaron las cercas del castillo para irse con dirección a uno de los espesos bosques que rodeaban dicha residencia. Lo que comenzó como un juego se volvió pesadilla, pues comenzaron a hacer notar su presencia diversos tipos de espectros a los que la gran mayoría de humanos denominaba bajo el nombre de fantasmas. Siendo un poco pesado el humor de estas criaturas no dejaban en paz al par de hermanos invasores de sus tierras, claro… hasta que el padre de ambos fue a buscarlos cuando se enteró que no estaban en ningún lado de su sitio marcado como límite para que jugaran. Definitivamente no recibieron precisamente un honorífico por una acción tan descabellada.

Hades sonrió divertido al memorar su "hazaña". Alice tomó de la mano a su hermano con dirección a uno de las habitaciones de las que eran dueños, por su parte el mellizo de género masculino no paraba de mirar con intriga el desanudado listón en la espalda de su hermana. Apenas resistió la carcajada, el hecho de recordar al para nada paciente y señor todo poderoso Astaroth buscándolos por todas partes era demasiado cómico.

La habitación en la que planeaban entrar tenía dos grandes roperos con un sinfín de prendas para ocasiones especiales. Unos grandes y hermosos vitrales que formaban diversas figuras de colores en las ventanas, una gran cama de maderas preciosas con pabellón de terciopelo negro. Las blancas almohadas daban contraste con el oscuro edredón que le cubría, y el pequeño mueble de la habitación tenía un color rojo casi tirándole a la tonalidad de la sangre haciendo juego con las gruesas cortinas. Todo con colores sombríos, no era nada para extrañarse.

— Oye… —Le habló Hades una vez dentro de la habitación, su hermanita le miró con intriga. Él se acercó con pesadez y comenzó a anudarle el listón que podría comenzar a desbaratarse si seguía siendo maltratado tan vilmente como lo hacía su dueña en esos instantes — ¿Ya pensaste como quieres que sea la persona que traerás? —Alice pareció meditar unos segundos.

— Ni idea —Canturreó sin ninguna preocupación por su falta de responsabilidad en ese asunto. Su compañero de nacimiento suspiró pesadamente con el ceño notoriamente fruncido, seguidamente murmuró para sí mismo un "descuidada".

Realmente no tardaron mucho en arreglarse, en cuestión de minutos ya estaba acomodándose las prendas superiores. Al terminar de abrocharse la gabardina negra y ajustarse bien lo que parecía ser una bufanda delgada en un color perla se giró hacía su hermana esperando verla lista para salir a la fiesta. Unos aires de desesperación lo invadieron al darse cuenta en que su hermana estaba sentada en una pequeño banquito y sus brazos en el tocador, sobre ellos reposaban su cabeza. Se había dormido.

Se acercó a ella en silencio acercándose un poco a su rostro. Siempre había pensado que su hermana le parecía linda, pero verla dormida era llegar a la conclusión que en vez de demonio esa niña era un ángel. Sus largas pestañas y respiración pausada le parecían admirables e hipnotizantes a su punto de vista. Aún sin despertarla la anudó por quinta vez el listón de su vestido y tomó el peine para cepillar sus hebras de cabello naranja. Poco a poco ella comenzó a moverse para finalmente despertarse.

— Ya era hora, estuve a punto de dejarte aquí sola —Rió Hades extendiéndole la mano, Alice la aceptó sonriente y comenzaron a caminar juntos con dirección a la celebración.

En el camino alcanzaron a ver a Runo quien animadamente colaboraba en servir el banquete. La pequeña estuvo dispuesta a saludarla pero un tirón por parte de su hermano se lo impidió. Últimamente Hades parecía actuar raro con ella, pero siendo chica es normal andar un poco despistada. Solo le miró en reproche.

— Vamos tarde… —Fue la única justificación y con la misma velocidad bajaron las escaleras hacía el vestíbulo donde se supone debía estar su padre.

Runo no había logrado ver a Alice, estaba claramente decepcionada, después de todo ella le había prometido que pasaría a verla antes de ir a la celebración. Una punzada le recorrió la cabeza tirándola de rodillas al suelo. Una de las cocineras se percató del estado de la humana y se acercó para ver si se encontraba enferma o herida. Intentando no sorprenderla o asustarla dejó reposar con suavidad la palma de su mano en uno de sus hombros.

— ¿Te sientes bien, Runo? —Preguntó obteniendo de respuesta una señal positiva. La joven pero experimentada cocinera sonrió con más tranquilidad cayendo por completo en la mentira de la niña.

Logró escapar de su área de trabajo alegando que tenía que arreglarse el cabello para no verse tan desastrosa ante figuras importantes de aquel país. Llegó a su pequeña habitación, tan solo cerró la puerta se desplomó de inmediato. Su respiración estaba demasiado entrecortada, sus rodillas a pesar de estar en el suelo no paraban de temblar a la vez que luchaba por no llorar de dolor.

¡Nos vemos la próxima semana, Runo! ¡Aprende a batear para entonces o si no te volveré a ganar! —Era un niño. Sin duda un niño, y de alguna manera predecía que humano, igual que ella.

¡Hasta luego! —Era ella, sin duda era su voz— Gran tonto… —Murmuró con algo de molestia. Seguro que ese pequeño le hizo pasar un gran enojo.

Hades tomaba firmemente la pálida mano de su hermana, si llegaban a soltarse el encuentro podría demorar horas entre tantos invitados. La mayoría vestía ropa lúgubre a pesar que era un aniversario de nacimiento, con forme atravesaban el mar de demonios ambos críos eran bañados en cumplidos, felicitaciones o breves caricias en la cabeza.

— ¿Dónde crees que esté? —Preguntó con gran curiosidad que comenzaba a transformarse en enojo al no hallar rastro de su padre. Sería el colmo que olvidara la fiesta de los festejados y aún se encontrara durmiendo con alguna "invitada". No era nada de qué culpar al si se toma en cuenta su ligera descendencia de íncubo, que aunque haya sido varias generaciones atrás aún le quedaba parte de esa necesidad.

La pequeña de ojos marrones bufó molesta tirándose así en el suelo.

— Vamos… no seas caprichosa, seguro ya viene en camino —Hades intentaba animarle, pero no conseguía muchos resultados.

Uno de los muchos mayordomos humanos se acercó al pelinegro el cual como era de costumbre le dirigió una mirada de muerte. Sin intención alguna de tardarse más tiempo de lo necesario con aquel mal encarado niño le entregó un sobre e hizo una reverencia de respeto, rápidamente se retiró, desapareciendo en la multitud.

El niño miró discretamente a la menor para confirmar que ella no se hubiera fijado en la entrega de la nota. Tranquilamente la comienza a abrir hasta sacar un pequeño papel amarillo. Sin rodeos lo desdobló para leerlo. Sus apenas visibles pupilas se contrajeron.

— Alice… —Al no escuchar respuesta de su hermana se giró bruscamente. Ya tendría con qué divertirse — Demonios… le dije que no se moviera de su lugar —Bufó con fastidio.

Alice caminaba temerosa sin un rumbo definido. Había muchas "personas" a las que ella no conocía, por lo que era comprensible aquel nerviosismo. Logró hacerse de las suyas esquivando cada obstáculo para finalmente salir de aquel tumulto, se sacudió brevemente su vestido y prosiguió a volver a su inmenso hogar. No logró ni subir el primer escalón para llegar al interior del palacio porque fue detenida. Era Joe Brown. Hijo de una figura política importante, hijo de un "hombre" que vendría siendo algo similar a algún duque, por lo que se veían muy frecuentes y tenían una buena amistad pero algo contrariada por las constantes discusiones entre ellos. Sus bien acomodados cabellos claros, entre rubios y castaños se movían levemente por la brisa. Su grisácea mirada se encajó en la de su amiga, la cual le sonrió animada de volver a verlo.

— Vamos… me mandaron a buscarte, Hades igual hacía lo mismo —La comenzó a guiar después de tomarle la mano. Sin mucho esfuerzo caminaron hasta llegar a una inmensa puerta de madera sólida.

Sin siquiera molestarse en pedir permiso para entrar abrieron la gran entrada accediendo repentinamente. El niño de cabello negro estaba sentado en el barandal que resguardaba el balcón, sus ojos estaban cerrados pero eso no desvanecía la molesta expresión de su cara. Alice comenzó a acercarse algo confundida y levemente temerosa.

— Alice… —Sonó una voz gruesa. El dueño de ese llamado estaba sentado en una elegante silla, portaba un libro grueso en sus manos a la vez que se quitaba unos lentes dejando admirar más apropiadamente sus ojos marrones, aún más oscuros que los de la niña. Su cabello negro azulado con puntas rojizas se ondeaba con serenidad, pero bajo esta máscara de tranquilidad había realmente inquietud.

— ¿Sí, papá…?

— No falta mucho para que tengas que escoger a un niño… de hecho, solo falta un día. Será mañana…—No pudo concluir su aviso ya que cierto infante le interrumpió bruscamente. Era Hades, el cual tenía a su pequeña hermana en brazos con una mirada claramente posesiva.

— ¡No! ¡Alice es mía! —Reclamó directamente. El progenitor de ambos "diablillos" suspiró comenzando a fastidiarse.

Bruscamente el hombre tomó del brazo al pelinegro de ojos azules y lo apartó sin remordimiento siquiera por ser su descendencia. El adulto tan solo extendió una de sus manos a su hijo y de inmediato se formaron unas dagas, las cuales incrustaron al chico contra la pared, afortunadamente, sin herirlo o al menos no de gravedad. A pesar de eso, Hades no se asustó, conocía a su padre lo suficiente como para saber que solo le había desesperado esa actitud suya tan rebelde. Pero lo que dijo era cierto, para él Alice era de su pertenencia, a eso se debían las miradas mordaces a la humana peliazul.

— ¡Hades…! —Se intentó acercar al ojiazul, pero su padre se lo impidió bloqueando el paso con otra daga de mayor tamaño comparadas con las que tenía preso a su hermano.

— Te pregunté… ¿Estás lista para irte mañana, verdad? —Ella asintió por reflejo, sin duda negarse sería un problema muy grande.

Aquello hombre de orbes marrones dio un breve ademán indicando a ambos niños que salieran dejándole solo. Hades se aclaró la garganta, no pensaba pedirle a su padre que lo soltara, puesto a que su orgullo no le permitiría emitir algún ruego o petición. Astaroth aflojó sus manos desvaneciendo con ese gesto las armas blancas. Como hizo desvanecer aquellas cuchillas de imprevisto, el pequeño terminó cayendo al suelo. Después de murmurar un montón de insultos para sí mismo se dispuso a seguir a su hermana.

El pequeño pelinegro pateó altaneramente la puerta de su habitación, para luego entrar seguido por Alice la que le miraba con indiferencia a sus reacciones.

— ¿Está bien?

Preguntó Hades provocando que su hermana se volteara a verlo.

— ¿Eh?

Alice lo miró sin saber a qué se refería. Se estaba desvistiendo para colocarse sus ropas de dormir, con aquella noticia las ganas de ir al gran festín se esfumaron. Hades tomó el listón que anudaba la gargantilla de la pelinaranja y la tiró suavemente para acercarla a él.

— No quiero que te vayas… aunque sea un día —Terminó juntando sus labios con los de su hermana. Ella con una sonrisa se propuso a seguirle el juego. A pesar de ser niños parecían tener experiencia en este gesto, incluso sin saber su verdadero significado.

La noche fue de lo más tranquila, Hades dormía tranquilamente mientras abrazaba a su pequeña hermana que se encontraba sobre su cuerpo. Cuando la leve iluminación que no hacía mucha diferencia con la noche se hizo presente Alice se despertó rápidamente. Necesitaba cambiarse de ropa, tomó uno de sus vestidos más sencillos y a paso veloz se dirigió a la habitación de su padre.

— Llegas tarde… ¿Y Hades? —Preguntó Astaroth algo sorprendido que no estuviera pegado a su hermana. Tenía en claro lo que el niño sentía por Alice, y no estaba en contra de eso, a fin de cuentas el hecho de tener los mismos padres no es impedimento para no hacer una pareja, pocas palabras… el incesto es inexistente. Sobre todo por el hecho que ninguno de los seres de ese sitio conocía algún termino como ese.

— Dormido… ¿Ya es hora?

El mayor asintió.

— Escúchame bien, abriré un hueco entre este mundo y el próximo, en el sitio donde aparezcas es por donde volverás… tienes solo una oportunidad de abrirlo en aquel lugar, si se llega a cerrar considérate el adaptarte a vivir con humanos—A como su padre hablaba ella iba asintiendo— Por cierto… cuídate de las cruces, no creo que te guste tener alguna cortada o quemada —Alice bostezó debido a levantarse antes de lo habitual.

Había otros portales además del que usaría la niña, pero esos eran distintos y estaban en un lugar fijo. Sintió como las piernas iban entumeciéndose hasta perder la sensibilidad en ella. Era eso o es porque el suelo se volvía cada vez más arenoso. Hasta podía decirse que la estaba engullendo. La puerta se abrió bruscamente y un pequeño corrió hasta el mayor.

— ¡Alice…! —Hades llegó tarde para despedirse de su pequeña hermana. El portal ya se había cerrado completamente.


Y de vuelta por acá. Dirán que ya aburro con este tipo de tramas jeje pero en realidad soy adicta a eso de demonios, ángeles o cualquier género parecido sencillamente me enamoran esas historias. Aun sigo pensándo si está bien el nombre del fic xD hace juego con el summary pero aún falta ver que no termine haciendo ajustes en los próximos capitulos y cambie cosas importantes ¬¬U Pero ni modo...

Por fin me tomo un respiro que incluye el horario de clases xD (hay que aceptar que a veces aburre repetir los temas que ya viste) pero finalmente logré terminar una aproximación de este fic. De hecho lo tenía pensado desde hace muchísimo tiempo pero mi inspiración se está volviendo traicionera y le hace par con tantos proyectos de la prepa que se están juntando. Sin mencionar que veo que me estoy enviciando más a los videojuegos y anime (de por sí, ya vivo respirando anime ^^U) que cuando vengo a ver sigo en el mismo párrafo que me había quedado de la historia. En cuanto al último one-shot que subí pz en realidad no sé si mi imaginación me deje sacar un epílogo xD pero pues si el ataque de inspiración me llega lo podré :3 No me maten si no es el caso ^^U

No tengo más que decir jeje, espero que les guste el primer capi y ruego que les guste lo que va a venir más tarde. Muchas gracias por leer :3

Reviews por favor :3 Apiádense del Neko (?) =^.^=