Título: El cortesano
Género: Romance/Drama
Clasificación: NC-17
Warnings: Ninguno
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.

Autora: Sui Felton (sui_tan)


Harry no supo qué fue lo que sucedió, sólo que no pudo evitar excitarse ante la visión de ese hombre desnudo, usando únicamente un collar de cuero en el cuello. Malfoy lo miró fijamente por unos instantes y después bajó el rostro. La puerta había sido cerrada por fuera y no había forma de que pudiera escapar ahora.

―Malf…

―No sabía que frecuentaras este tipo de lugares, Potter ―interrumpió el rubio con voz baja y sin emoción, aunque evidentemente estaba afectado, pues sus mejillas y pecho se encontraban completamente ruborizadas.

Harry mordió su labio inferior y alzó una mano para tocar el rostro de su antiguo rival pero éste lo esquivó con un rápido movimiento. Segundos más tarde él ya se encontraba acostado en la cama, aunque mirando a cualquier otra parte menos a su rostro.

Sabía que estaba mal, que Malfoy no hacía esto por su propia voluntad; pero su deseo por él era mucho más grande que sus fuerzas. Se colocó rápidamente encima del otro joven y puso sus manos atadas encima de su cabeza.

―Mírame ―le ordenó. El rubio se estremeció y alzó la mirada lentamente, clavando sus ojos grises en él ―. Esta noche me perteneces a mí. Debes hacer todo lo que yo te pida, ¿lo has entendido?

Algo cambió en la mirada de Draco. Pero Harry no supo qué fue. Sólo que hizo una enorme fisura en su corazón.

Pronto, los dos se encontraron en las mismas condiciones. Harry aprovechó al máximo el tiempo que tenía y besó cada rincón del cuerpo de su némesis, deleitándose con el sabor y la suavidad de aquella piel tan delicada. Dejando marcas de posesión en su cuello, pecho y vientre.

No importaba que Malfoy ahora fuera un cortesano y que lo vendieran cada noche al mejor postor. No. Eso no importaba en lo absoluto. O al menos eso es lo que intentaba pensar cada vez que lo penetraba y escuchaba sus gemidos celestiales.

Harry ignoraba cuánto tiempo llevaba haciéndole el amor al rubio, pero no quería detenerse. Fue entonces cuando Draco lo miró, como nunca antes nadie lo había mirado, y comenzó a decir su nombre entre gemidos y jadeos. Harry sabía que los besos en la boca eran algo prohibido, pero no pudo resistirse. Unió sus bocas con desesperación, sin dejar de moverse un solo instante, y cuando se separó pudo sentir cómo el cuerpo bajo él se arqueaba y los músculos alrededor de su pene comenzaban a contraerse.

Los dos se corrieron a la vez y Harry supo que su vida nunca más podría ser la misma porque…

...

Harry escondió su rostro detrás del pergamino que había estado leyendo. Estaba completamente ruborizado y lo último que quería era que otros lo vieran.

―¿Y bien? ¿Qué opinas? ―preguntó Pansy con una enorme sonrisa.

―Por el amor de Dios, Parkinson, ¿cómo pudiste escribir algo así? ―dijo el moreno, avergonzado.

La joven puso los ojos en blanco y señaló hacia los sillones del lado contrario. Draco se encontraba hablando con Hermione, sosteniendo el mismo pergamino que él.

―Que no se te olvide que todo esto fue idea de Granger. Si tienes una queja, dásela a ella ―dijo la morena.

Harry suspiró. No había forma de que hiciera algo así.

―A Draco parece gustarle… ―murmuró para sí mismo, después alzó la mirada hacia la mujer ―. ¿Estás segura de que esto se va a vender?

―¿No te gusta? ―preguntó ella.

―No se trata de eso. Es sólo que me resulta difícil de creer que vayan a publicar esto en "Corazón de Bruja"…

―No tienes idea de cómo manejar tu popularidad, Potter. Ese es tu gran problema. Además no debes olvidar que esto es por una buena causa, la recaudación de las ventas ayudará a construir la nueva ala de pediatría en San Mungo ―la chica sonrió traviesamente y después murmuró en su oído ―. Tengo una versión mucho más larga y detallada, prometo regalárselas a ti y a Draco por su aniversario.

Harry desvió su mirada hacia Draco, quien escuchaba atentamente a Hermione, y sonrió. Quizás no sería tan malo después de todo. Tal vez debería pedirle a su esposo que se pusiera un collar de esos en alguna ocasión.

No podía negar que la sola idea lo excitaba mucho.

o.o.o.o.o.o.o.o.o

Respuesta al P!E Tema SORPRESA del Drarrython 2011-2012 ―"PORNO"