A propósito dejas caer el brazo del lateral de la silla y yo aprovecho para estirar el mío y acariciar el dorso de tu mano con la yema de mis dedos, es una simple caricia, apenas hay contacto, pero es suficiente para conseguir que tu atención se centre en mí.
La reunión con el equipo y las groserías de House han pasado a un segundo plano en ese momento, desde que he rozado tu piel y te he sonreído con ternura.
Amparadas por la mesa continuamos con nuestro juego, reprimimos las sonrisas, las miradas furtivas y las sustituimos por los roces y las caricias entre nuestras manos.
No podemos pasar a más, al menos no por ahora.
Aprovecho que él no nos mira, que todos están pendientes de la pizarra y del trazo del jefe sobre ésta para susurrarte en el oído:
"Estás preciosa cuando te ruborizas"
La rojez de tus mejillas aumenta, sonrío, he conseguido lo que quería, aunque no contaba con que House voltearía tan pronto.
-¿La disnea te hace sonrojar, rubia? ¡Qué facilona eres! – apoya todo su peso en el bastón y la mira con una sonrisa burlona en los labios, parece que esta reunión va a alargarse unos minutos, al menos hasta que uno de los dos deje mal al otro.
Todos recogen el papeleo de la mesa mientras el jefe se retira de la habitación, nadie parece darse cuenta de que he tomado tu mano y hemos salido casi corriendo de allí.
Antes de entrar en el almacén vigilamos que el pasillo esté medianamente vacío, casi es de noche así que apenas hay gente pululando por el hospital.
-¿Tienes las llaves? –te tomo de la cintura y sonrío con picardía, tengo ganas de ti.
-¿Cómo iba a olvidarlas? A este paso voy a hacerme una copia.
Volteas para abrir la puerta y aprovechando el gesto acerco mis labios a tu cuello y lo beso, noto como te estremeces entre mis manos y ello me hace impacientarme más.
"Click"
La puerta ya está cerrada, recemos para que nadie venga a buscar nada en al menos unos quince minutos.
Te beso, lentamente, degusto tus labios y tomo posesión de ellos poco a poco.
Me deleito contemplando tu piel desnuda tan cerca de mi boca, llevaba todo el día deseando besar y morder cada parte de ti…al menos desde que te he visto entrar vistiendo ese top rojo que únicamente vistes para mis ojos, aunque Chase piense lo contrario.
El cuello es tu punto débil y por ende me ensaño en esa parte, tienes la piel delicada y me lo recuerdas, pides que no te deje marca alguna, no quieres que House te pregunte sobre ellas y te deje en ridículo ante todos.
No puedo prometerte nada, apenas tengo control sobre mí pero intento suavizar mis mordiscos lo máximo posible.
El camino hacia la perdición continúa de tu cuello a la clavícula y baja lentamente por tu pecho, dejando un leve rastro de saliva, delinea el ombligo y termina justo en el borde de tu falda.
Muerdes sensualmente tu labio inferior, vamos por buen camino.
Salimos del almacén vigilando siempre el pasillo y nos despedimos con un beso en los labios, tierno y dulce, muy diferente a los anteriores, antes de que te marches y ya cuando me has dado la espalda tomo tu muñeca y tiro de ti hacia mí hasta que quedamos frente a frente.
-¿No querrás jugar otra vez no, Remy? -sonríes divertida y no puedo evitar imitarte, tu alegría es contagiosa.
-No, no… -beso tu mejilla y cambio el rumbo de mis labios hasta los tuyos, correspondes aunque por poco tiempo, House se acerca hacia nosotras, refunfuñando cosas inaudibles a cada golpe de bastón.
Nos separamos rápidamente, no podía haber sido otra persona la que nos hubiera descubierto…
-¡Vaya, vaya! Espectáculo lésbico en mitad del pasillo ¿Ya me estás pervirtiendo a mi inmunóloga? –exclama tres metros antes de llegar donde estamos.
Suspiro pesadamente y susurro para mis adentros:
-Si yo te contara...
