Yo te cuidaré

Confianza

Los rayos del sol golpearon suavemente el rostro de Sam, despertándola por completo y regresándola cruelmente a la realidad. Había soñado algo hermoso aunque ya no recordara ni la mitad de eso. A pesar de todo, ella no se quería mover y abandonar la comodidad que, seguramente, no existía y solo estaba en su mente puesto que se había dormido en el suelo. Apenas Sam se moviera, sentiría un dolor extremo por la posición que su cuerpo debió haber tomado horas atrás, el suelo no era un buen lugar para dormir. Después de un rato de estar acostada sin hacer nada ni siquiera moverse decidió que había tenido suficiente de obviar las cosas y que debía enfrentar el dolor, pero algo la detuvo. Primero, no se encontraba en el suelo sino en su cama y, segundo, algo o alguien la tenía agarrada de la cintura. Lentamente su mano se deslizó por la cama y se topó con algunos de sus libros y libretas; sin embargo, lo que la turbo no fue eso, ciertamente no estaba sola.

-Buenos días... -murmuró Freddie con la voz ronca de tanto dormir.

-¿Qué haces aquí? -Para ella fue difícil decir o expresarse de otra forma. Tanto tiempo sin dirigirse la palabra y mucho menos dormir con él que eso parecía mentira... o simplemente un sueño.

Sam lo escuchó suspirar antes de responder.

-Te vi dormida en el suelo, te recogí y... -el castaño no supo como explicar el resto. La verdad es que él también se sentía extraño compartiendo de nuevo la cama, más aun cuando pretendía mudarse pronto.

-Simplemente decidiste dormir conmigo... .-murmuró una afirmación más que una pregunta.

Freddie no intentó decir otra palabra, solo se limitó a abrazarla mientras estaba en silencio. La rubia tampoco intentó alejarse de él, simplemente dejó que sus brazos la reconfortaran. Era extraño, debían admitirlo, pero necesitaban tenerse, volverse a encontrar para poder superar todo lo que les había pasado.

-No es que esté en contra de esto, pero... -él sabía muy bien lo que ella quería.

-Quiero una explicación...

Por varios minutos Freddie esperó por ella. Muchas cosas pasaron por su mente. Era difícil creer o esperar que Sam quisiera darle algún tipo de explicaciones, menos cuando estaba casi seguro de que ella no estaba enamorada de él y le gustaba su tutor. Los miedos e inseguridades escondidos del castaño salieron a relucir. Toda su vida fue una persona poco deseada y de escasos amigos, hasta que conoció a Carly y a Sam. Si bien es cierto que su madre tuvo mucho que ver, él también tiene su parte en eso. Pudo haberse rebelado y posteriormente desenvolverse como un chico adolescente normal, pero no, no quiso hacerlo. Solo se limitó a vivir con lo poco que le daba la vida, dos buenas amigas y un excelente mejor amigo, nada más. El resto podía esperar. Entonces, si él estaba claro en eso, ¿por qué se sentía tan inseguro y herido? La respuesta era fácil, ella lo había herido y su inseguridad... pues era su culpa. Desde que era un niño fue creando complejos que iban desde lo poco atractivo que era hasta lo idiota y confiado que podía ser con las personas. No quería volver a ser esa persona... no quería.

-Por favor, Sam... solo quiero saber si nuestra relación tiene alguna oportunidad -murmuró con voz entrecortada y se odio por eso. Apretó con fuerza sus puños para desviar el dolor que sentía y terminar de una vez por todas con lo que este pasando con ellos, sea lo que sea. -Estuve... estoy molesto desde esa noche que te vi besándote con tu tutor, yo tenía tanto miedo por David y te necesitaba tanto que tuve que buscarte... yo...

-Yo no lo besé -dijo la rubia dejando escapar todo el aire de sus pulmones. -Estaba tan distraída después de tanto estudiar, ya sabes como soy con historia -murmuró encogiéndose de hombros y dibujando una sonrisa que borró de inmediato-. Su beso me cayó como un balde de agua fría. Al principio no sabía que hacer y me quedé quieta, luego le pegué con todas mis fuerzas. No se sentía bien, Freddie -susurró mirándole a los ojos y él supo que era cierto-, fue horrible y me sentí sucia por hacerte eso...

-¿Te gusta? -Freddie bajó la mirada para no encontrarse con la verdad plasmada en el rostro de la rubia, tenía miedo.

-No, pero no te negaré que me sentí muy atraída -susurró mientras sus mejillas se pintaban de rojo. -Pero no lo amo, Freddie. Yo te amo a ti...

La respiración de Freddie se cortó abruptamente para luego dejarla salir con jadeos fuertes y rápidos. No quería volver a ilusionarse, subir y caer de golpe, sería doloroso.

-¿Tu aun me amas, Freddie? -Los ojos achocolatados del castaño se quedaron fijos en su rostro al mismo tiempo que su mano tomaba con fuerza la de Sam y la guiaba a su pecho.

-Siente mis latidos, Sam -murmuró con voz ronca. -¿Crees que mi corazón latiría de esta forma sino estuviera enamorado de ti? Te amo tanto que duele...

Algunas lágrimas escaparon de sus ojos y ella intentó borrarlas sin percatarse de las suyas. -Pero no confió en ti -susurró Freddie dolido-, solo necesito que me demuestres que puedo confiar en ti de nuevo... necesito hacerlo, Sam.

Ella lo entendía y lo aceptaba, pero eso no evitaba que la desesperación creciera y se expandiera por su pecho dejándole un vacío difícil de ignorar.

-Por ahora quiero que sepas que estoy dispuesto a darnos una segunda oportunidad. Si nuestra relación falló no fue solo tu culpa sino mía también -dijo Freddie mientras se levantaba de la cama y dejaba escapar un bostezo. -Iré a preparar el desayuno para David y para ti...

-¿Tu no desayunaras?

-En media hora debo reportarme al trabajo -dijo con simpleza. -Nos veremos luego, ¿está bien?

Sam asintió y lo vio salir de su habitación. Se dejó caer suavemente en la almohada donde Freddie apoyó su cabeza y la aspiró su aroma. Una sonrisa se dibujo en sus labios, extrañaba con locura su olor, su calidez, pero sobre todo a él. Sin embargo, esa reconciliación para ella tenía un sabor agridulce. Sabía que debía trabajar duro para recuperar su confianza y estaba dispuesta a hacerlo.

**Noviembre**

Freddie cargaba a su hijo en sus brazos mientras observaba a Sam corretear por todo el lugar. Presentaría uno de los exámenes más importantes de ese año universitario, no es que ella tuviera algo que temer. Sam se había quemado las pestañas estudiando todas las noches. En ocasiones Freddie tenía que obligarle para ir a la cama y dormir. Desde aquella mañana que arreglaron las cosas, él había estado más pendiente de ella y hasta la había ayudado.

-Sam, puedes dejar de correr y sentarte un momento -dijo observando la hora en su celular-, faltan como tres horas para ese examen y te juro que no entiendo lo que buscas.

-Es que... ¿y si no lo logro? No puedo darme ese lujo, es la materia con menor nota... -explicó mientras tomaba un libro en sus manos. -Además, estudiar sin guías es estresante. Gracias al cielo Gibby y tú me ayudaron porque no soy inteligente para esto... historia apesta.

-Lo sé, pero no tiene lógica que te mates estudiando un par de horas antes del examen. Tienes que descansar -dijo el castaño a modo de regaño.

-Bien... -murmuró algo molesta antes de sentarse en el sillón y tomar a David entre sus brazos. -Mi vida, tu mamá está un poco loca esta mañana.

El castaño sonrió al escuchar a su hijo balbucear sin sentido, como si entendiera a su madre a la perfección. Pero, lo que más le llamaba la atención de ese cuadro era Sam. En ese último mes habían arreglado casi todo. Su trato era más agradable hacia ella y compartían de nuevo muchas cosas que él había dejado de lado; como charlar por las noches y cocinar juntos. Lo único que no había logrado hacer con ella era dormir de nuevo en la misma cama. Era imposible hacerlo por los momentos. Sam no parecía quejarse, ni apresurarle para recuperar esa parte.

-Quiero que le desees suerte a mamá, mi niño, la voy a necesitar -murmuraba la rubia de forma graciosa. -De esto depende el futuro de tu papá, tuyo y mío...

Otra de las razones por la cual su "relación" había mejorado era esa. Ahora Sam lo incluía en cada uno de sus planes futuros. Eso le daba esperanza, algo que creía perdido.

-Llevaré a David a la guardería y haré las compras -le informó el castaño escuetamente. -Recuerda que Gibby pasará por ti en pocos minutos para llevarte, no lo hagas esperar que no eres tú el que aguanta sus berrinches.

Freddie sonrió al escucharla reír.

-Sí, es el rey del drama cuando de esperar se trata -secundó con diversión. -Oh, por cierto, en la mesa está el pago de este mes de guardería, no se te vaya a olvidar...

-Tranquila que nunca hemos tenido problemas al respecto -gritó para que le escuchara puesto que estaba en el cuarto de David preparando sus cosas.

Media hora más tarde, el castaño dejaba a David en la guardería y caminaba hacia el supermercado. Sam le había echo una lista de lo que necesitaban para el mes, mientras lo leía no notó que alguien le seguía. Entro al establecimiento, tomó un carrito y comenzó su largo paseo por los 15 pasillos del lugar. A mitad de camino se detuvo, sus ojos se abrieron y su pulso se disparo. Era imposible...

Por otro lado, Sam repetía una y otra vez las fechas que temía olvidar. No le prestó atención a las palabras de Gibby, tenía mucho miedo de olvidarlas a mitad de examen.

-Sam...

-¿Qué? Necesito aprenderme esto...

-Lo sabes, Sam. No tienes que quemarte el cerebro cuando todo eso ya te lo sabes -aseveró Gibby algo serio. -Dime una cosa... ¿Acaso Freddie no te ha ayudado?

-Claro que sí, pero...

-Entonces tranquilízate. Lo harás bien -le dijo con una sonrisa ladeada antes de estacionarse. -Ve, yo puedo esperarte ya que iré por unos libros de la biblioteca y me encontraré con Carly.

-¿Cómo está ella? -Sam no pudo evitar preguntar, desde aquella noche su pelinegra amiga no le dirigía la palabra.

-Está muy bien, algo molesta con las finales porque no le han salido las cosas como ella quería, pero bien -murmuró con una sonrisa. -Ahora ve, ya tendrás tiempo para hablar con Gibby.

La rubia se echó a reír, extrañaba ese comportamiento en su amigo. Hablar de si mismo en tercera persona era lo más cercano al antiguo Gibby. Ella camino apresuradamente por todo el campus para llegar pronto al aula correspondiente. Sabía que no era la única nerviosa por el examen, el profesor era un troglodita sin sentimientos que disfrutaba de hacerlos sufrir. Ya en su mesa, comenzó a prepararse para el examen.

Cuando su profesor llegó los nervios se intensificaron. Sin dirigirles una palabra les entregó el examen. Era una locura resumida en unas diez páginas. Ella necesitó de todo su control para no gritar de frustración o emitir algún gemido desesperado. Sam respiró hondo antes de recuperar un poquito de confianza y asegurarse a sí misma que si lo podía hacer.

-El tiempo ha terminado... -la voz del profesor la sacó de su trance autoimpuesto.

Ella estaba segura que habían pasado al menos unas dos horas desde que comenzó y ahora quería relajarse puesto que ya no tenía más clases. Le envió un mensaje de texto a Gibby y se percató de las llamadas de Freddie, ¿qué podía ser tan urgente como para llamarle en pleno examen? Nada bueno de seguro. Después de conseguir a su amigo en el cafetín decidió llamar a Freddie. Pero no respondía.

Dejando escapar un suspiro frustrado, Sam caminó hacia el cafetín donde su amigo esperaba por ella. No se sorprendió encontrar a Carly con él, últimamente se habían hecho muy buenos amigos, sobre todo desde que ella era compañera de la novia de Gibby. Por un tiempo Sam pensó que a ese chico le podía gustar Carly, pero estaba equivocada y ella creía que su morena amiga también.

-¿Qué tal? -Murmuró un saludo vago.

-¿Cómo te fue en tu examen? Necesito saber si las horas de estudio con nosotros valieron la pena -la rubia no pudo evitar sonreír, tenía un amigo perfeccionista y no se molestaba en ocultarlo.

-Pues... -se encogió de hombros antes seguir- puedes estar tranquilo. No conseguiré un 10 cerrado, pero me puedo acercar.

-Oh, eso es perfecto Sam, felicidades -la aludida esbozó una sonrisa que luego borró al ver a Freddie en el campus con David.

Sin decir palabra alguna, la rubia salió corriendo hacia su encuentro. Podía ver el rostro lleno de preocupación y estrés. Sam tomó una de las manos de Freddie y lo acercó hasta un árbol, necesitaba saber que era lo que estaba mal.

-Disculpa, sé que no debería estar aquí -murmuró la respuesta de forma distraída, aun no la miraba y parecía un loco buscando algo. -Hoy me tope con tu hermana...

-¿Qué? -Susurré con voz temblorosa.

-Ella me dijo que no me preocupara, que no nos haría daño... me dio miedo y fui por nuestro hijo -murmuró aun sin mirarla.

-Hey, mírame -Freddie por fin centró toda su atención en ella. -Gracias... yo ya lo sabía y quiero disculparme por no habértelo dicho. Aun no me hablabas cuando ella salió libre bajo fianza. Tiene una orden de restricción, no puede acercarse a nuestro hijo o a mí -suspiró con cansancio. -Saberlo hizo mi vida miserable por semanas.

-Dios, Sammy, no tenía idea -su voz sonaba algo inestable todavía, pero a ella le agradaba saber que al menos contaba con su apoyo y que no le culpaba por la falta de información. -Si no fuera tan cabeza dura...

-Shh, tranquilo. No te estoy culpando -dijo Sam con una sonrisa en los labios. -Gracias por preocuparte como lo haces, eres un estupendo padre... -y ella lo decía en serio.

***Diciembre***

Freddie

Después de todo ese enredo con Melanie y de pasar días asegurándonos que ella no sería capaz de entrar a nuestro apartamento, ni siquiera podía retirar a David en la guardería, los ánimos menguaron. Por otro lado, Sam y yo nos estábamos haciendo cada vez más cercanos, no del modo romántico, ese lado tendría que recuperarse al igual que la confianza. Estábamos más unidos, casi como en los viejos tiempos cuando ser amigos y preocuparnos por pequeñeces era lo que importaba. Aunque debo admitir que muero por besar sus labios, muero por abrazarla y ser feliz a su lado, pero esta separación autoimpuesta es necesaria para ella y para mí porque la necesitaba segura.

Mi turno en el trabajo estaba por finalizar y con el mis vacaciones de navidad. Trabajé duro para ganarme estos días libres y estoy seguro que Sam estaba de la misma forma. Cansada, con unas ganas inmensas de llegar al apartamento y olvidarnos que existe el mundo, pero no, Carly no permitiría eso. A esa pequeña pelinegra se le ocurrió realizar una cena navideña en su apartamento. Bien, está demás decir que se pone peor que mi madre cuidándome. Es una loca maniática de la perfección y yo odio la perfección.

Cuando llegué al edificio, salude al portero y subí las escaleras hasta el segundo piso. Tomé las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta. Y allí estaba, la rubia que atormenta mis sueños y me enloquece. Sam estaba cocinando mientras tarareaba una canción que a David le encantaba. Esta de más decir que mi hijo no dejaba de gritar y aplaudir, ese pequeño pillo amaba a su madre y yo también, pero me cuesta mucho abrirle de nuevo mi corazón. Tengo miedo de que me lastime o que yo cometa un error.

-Buenas noches -canturreó Sam al darse cuenta que había llegado. -La cena está casi lista, puedes ponerte cómodo mientras finalizo.

-Está bien, me daré una ducha y cuando salga te ayudo -no esperé su respuesta, sabía bien que me permitiría ayudarle.

Entré a mi habitación, que también era la habitación de David y busqué un par de calzoncillos y un pantalón de pijama. Ya bajo la regadera, mi mundo desapareció. Solo podía cerrar los ojos e intentar relajar mis adoloridos músculos. No sé cuanto tiempo estuve así, pero podía jurar que el perfume de Sam estaba impregnado en el baño. Me enloquecía... Cerré la regadera, me sequé rápidamente y vestí para ayudarla, no podía permitirme que todo el trabajo lo hiciera ella. Pero cuando salí me encontré con la mesa servida.

-¿Tarde demasiado? -Pregunté sonrojado.

-Para nada, cuando llegaste tenía la cena casi lista -me contestó con una sonrisa.

No sabía por qué, pero el día de hoy la veía diferente. Estaba más contenta y su piel parecía brillar. Estaba hermosa. Tomé asiento a su lado y ella sonrió adorablemente, estaba emocionada.

-Esto se ve genial, Sam -murmuré sin palabras.

-Espera a probarlo. Pasé seis largas horas cocinando estas costillas... -dijo con las mejillas sonrojadas. Ella estaba orgullosa de su trabajo.

Vi como esperaba ansiosa por una opinión sobre la comida, ni siquiera había mirado su plato. Sin embargo, yo no sabía por donde comenzar. Eran costillas, papas horneadas y ensalada. Bueno, lo primero que probaría sería la ensalada de col. Debo admitir que no soy aficionado a las coles, pero por ella haría cualquier cosa. No le haría un desplante así porque si. En el primer bocado que di juro que me sentí en el cielo.

-Oh Dios, Sam... ¿qué es esto? -Primero vi su cara llena de preocupación. -Nunca la había probado de esta forma, esta riquísima.

-Solo tiene miel y algo de avellanas -sus mejillas se enrojecieron. -Aun recuerdo como describías las ensaladas que tu madre solía hacerte y... -se encogió de hombros.

No pude evitar sonreír. Ella había tratado de cambiar el sabor para mí. Sin esperar otro minuto más ataqué, literalmente, las costillas. Mis ojos se perdieron en algún lugar de mi cabeza mientras gemía quedo. Yo sabía lo espectacular que podía cocinar Sam y esta no era la excepción. La escuché reírse antes de empezar ella con su plato y prácticamente quede hipnotizado. La forma en que sus labios se retraían al morder una pieza de costilla, como su lengua se asomaba levemente para saborear la salsa que quedaba sobre sus labios... era simplemente única.

-Tengo algo en mi cara -dijo de pronto sacándome de mi letárgico sueño.

Sin decir palabra alguna, me acerqué lentamente a su rostro. Podía sentir su respiración que se tornaba acelerada y algo dificultosa. Ella no tenía ni idea de las ganas que tenía de besarle. A poco centímetros de sus labios, ambos cerramos los ojos y todo quedó en blanco. Sé que juré no tener ese tipo de contactos con ella, que debíamos esperar hasta recuperar la confianza, pero necesitaba esto como necesitaba el aire.

-Freddie -susurró al romper el contacto.

Yo solo le di un casto beso antes de susurrarle -"Pasos de bebé...". Ella me había entendido, pero eso no le impidió esbozar una gran sonrisa.

A la mañana siguiente desperté con unas ganas tremendas de retribuirle solo un poco todo lo que ella me había regalado la noche anterior. Así que decidí hacerle un desayuno digno de una reina, como solía decir ella al principio, un desayuno al estilo Puckett. Miré el reloj y supe, con seguridad, que ella no había despertado aun. Ambos nos habíamos trasnochado para limpiar la cocina. Después de asearme y ponerme una sudadera me puse manos a la obra.

Mañana del 24...

Sam

Lo primero que sentí fue la suave caricia en mi rostro y los labios de Freddie en mi frente. Luego me susurró que despertara, que me tenía una sorpresa. A mis casi 18 años pocas cosas disfrutaba. Primero no fui una adolescente normal, mucho menos cuando David entró en mi vida abruptamente. Me vi obligada a madurar y a crecer para saltarme muchos pasos, uno de ellos es que soy esposa de un chico que me ayudó a superar todo y del cual me fui enamorando lentamente.

Cuando abrí los ojos me encontré, ciertamente, con una grata sorpresa. Mi desayuno preferido. Puedo decir que me encanta sus atenciones y que poco a poco volvamos a ser lo que fuimos meses atrás. Por la cantidad de comida sé que desayunará conmigo y no puedo sentirme más complacida por eso.

Hablamos de tantas cosas mientras comíamos. Compartimos uno que otro beso casto antes de preparar todo para la cena de esta noche. A nosotros solo nos tocó cocinar pavo relleno, el resto lo haría Carly, Spencer y el transcurso del día nos turnábamos para cuidar a nuestro pequeño. De vez en cuando recibíamos llamadas de Carly con su notable actitud paranoica de "nada saldrá bien". Era algo pesimista la niña. Fue a las seis de la tarde cuando todo estuvo listo y no nos quedaba de otra que correr para bañarnos y vestirnos.

-Freddie, necesito que me hagas un lazo porque... -el aire salió abruptamente de mis pulmones. Él no estaba vestido aun, solo los boxers cubrían su desnudez.

Admito que extrañaba esto, pero después de tanto tiempo sin intimidad, se sentía como la primera vez.

-Te ves hermosa, realmente hermosa... -murmuró acercándose a mí. -Ven, permíteme ayudarte.

Con sus manos tocaba suavemente mis caderas y mi espalda. Era excitante volver a sentirlo de esa manera. Después de hacer el nudo de mi vestido, me giró rudamente antes de chocar sus labios con fuerza sobre los míos e introducir su lengua. Fue imposible no gemir, había pasado mucho tiempo desde que me sentí tan suya.

-Es mejor que terminemos de arreglarnos... -murmuró con voz entrecortada antes de besarme de nuevo.

Yo solo era el equivalente del chocolate derretido. Me sentía en las nubes.

-Ve... - gruñó antes de soltarme.

Cuarenta minutos más tarde éramos recibidos por una Carly nerviosa y estresada. Solo faltábamos nosotros y se podrán imaginar que eso la había descontrolado. A las nueve de la noche David se rindió al sueño y por fin dimos inicio a la cena. Todo fue hermoso, nunca me había sentido en familia tanto como ahora y la verdad tenía muchas cosas que agradecer. Entre bromas y charlas transcurrió el resto de la noche. Spencer nos presentó a su nueva novia, esta parecía más o menos normal en comparación con las otras que ha tenido. Gibby llevó también a su novia, una chica graciosa y muy amistosa, perfecta para él y Carly solo había llevado a nuestro antiguo pasante Brad, se habían hecho amigos rápidamente. En fin, una noche agradable.

¿En que momento decidimos Freddie y yo salir a la escalera de incendios? No lo sé. ¿Cómo de hablar pasamos a besarnos? Tampoco lo sé, pero no puedo sentirme mejor ahora. Estoy feliz.

-Te amo... -Me equivoque, si puedo sentirme mejor. -Por favor, no me hagas eso de nuevo. Si tienes dudas, acláralas conmigo, por favor...

-Te lo juro... -dije entrecortadamente. Ya lo había arruinado una vez, no lo haría de nuevo. -Y, Freddie... -él frunció el ceño esperando por mí-, te amo.

Una gran sonrisa se formó en sus labios para luego besarme con locura. Lo amo y no iba a desaprovechar esta segunda oportunidad que él me brindaba.


BUENO, AQUÍ SE TERMINA TODO POR ESTE AÑO. SINCERAMENTE NO TENGO PALABRAS PARA DISCULPARME, PERO LES DIGO QUE MI EMBARAZO ME HA HECHO MÁS FLOJA DE LO NORMAL Y NI CONTAR LO QUE ME CUESTA DURAR LARGAS HORAS SENTADA :) ESPERO LO DISFRUTEN.

POR CIERTO, FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO BESOS