Estaban a 15 minutos de llegar y pasar al hotel Burj Al Arab y 25 del pequeño puerto donde estaría una lancha esperándolos para llevarlos a la Isla Francia, donde se llevaba a cabo la tercera ronda. Estaba ansiosa por legar a la Isla y poder vivir, mas que nada la última batalla. Quería disfrutar ver como el "campeón del mundo" se las arreglaba para derrotar a Ellioth y si es que podía derrotarlo. No quería perderse ningún segundo de esa pelea, mas si seguía manejando como abuelita medio ciega llegaría cuando ya todo hubiera terminado y eso sería lo peor que podría pasarle.

-Espero poder llegar a ver esa interesante batalla- susurro al aire.

Sus dos acompañantes en el carro aun parecían tensos y sin soltarse de sus cinturones de seguridad. No es como si ella fuera a saltar de un edifico a otro en el auto. Aunque no sonaba nada mal.

- Podría intentarlo

Era muy obvio para el hermano de Diablo que la joven que conducía hablaba para si misma. Y no sabía que estaba pensando pero lo que fuera y que quisiera hacer, lo lograra sin estar en el auto o a la par suya. Aún no podía relajarse, por Dios, iba a una velocidad que le daba vértigo y que no se le pasaría por unos días lo cual ya era preocupante. A cada cuantos minutos volteaba a ver a su mano derecha, George, quien se mantenía con los ojos cerrados y sin emitir sonidos, le preocupaba que no respirara y se desmallara en cualquier momento. Ellos eran personas que conducían a velocidad normal en una ciudad con fluyente trafico, en el camino que la joven castaña iba era poco los carros los que veía y ella podía con una habilidad que solo veía en la películas, adelantarlos. La había escuchado decir unos minutos después de bajarle a la velocidad que tomaría el camino largo, porque seguro en el otro ya la estarían esperando y ella no tenía ánimos para mas policías golpeados. Le preocupaba, en verdad le preocupaba la clase de jovencita que era ella y como su hermano podía no corregirla con su "encanto" de carácter.

-Adiós hotel- pasaron frente a el hotel mas lujoso y conocido en Dubai, Burj Al Arab. -Pasajeros.. les habla su piloto. En 10 minutos o menos llegaremos a nuestro destino y tomaremos una lancha que nos llevara al objetivo.

-Gracias a Dios- George agradecía el aviso y ni aun así abrió los ojos.

-Gracias por viajar en las lineas lujosas de "Automóvil Veloz"-

Ambos hombres sabían que la joven se burlaba de ellos, por el susto que les dio al ir a tremenda velocidad y por seguir preocupándose por su seguridad.

Hiromi soltó una risotada por esos pasajeros. Eran tan miedosos y ella estaba fastidiada por llegar tan tarde. Se perdió su pelea, se perdió tiempo al ir a recogerlos, y perdió mucho mas tiempo al ir tan lento. Y no quería mas retrasos. Por una vez, en este día, quería que lo último se le cumpliera. Era una tontería pensar en deseos pero quería ver la batalla de Ellioth. Al fin divisaba el pequeño puerto y la lancha con el hombre que los llevaría a su ultimo destino.

-Nuestro próximo transporte ya esta listo.- Y para asustarlos mas, acelero haciendo gritar a ambos hombres y gritar mucho mas cuando de un solo movimiento en el timón y los pedales dio vuelta y estaciono limpiamente, como en el aeropuerto. -¡Que graciosos son!-

George hizo lo imposible para salir de ese auto era mas fácil al ser descapotable.

-Estamos listo para salir, señorita- el hombre que los llevaría se había adelantado a encender el motor de la lancha.

-Bien, vamos rápido. No quiero perderme la última batalla. Señores, tomen sus maletas y suban, que los esperan con los brazos abierto.

El curso hasta la Isla Francia no se tomaba mas de 20 minutos. Howlet apreciaba la vista, como su mano derecha había investigado antes de viajar, la Isla The World era algo que se apreciaba con solo verlo de lejos, su hermano había echo un trabajo fantástico con esa inversión. Darius Howlet era un hombre visionario, quien tenía ideas que se volvían fantásticas y muy rentables. ¿Porque haría un lugar tan extraordinario solo para una venganza?

Su hermano era una persona un poco difícil pero amable si le permitías expresarse. El no odiaba, no. El se resentía con las personas que no valoraban sus ideales, quizás por eso Voltaire Hiwatari era el numero uno en la lista de no deseados de su hermano.

Recordaba pocas cosas buenas de Voltaire, un buen padre, generoso cuando quería, y según el había sido un buen abuelo.

Las cosas malas que sobresalían en su personalidad, tal vez fueron a causa de su ambición, poder, quitar voluntades, obedecerlo, un Hitler en la era moderna. Durante toda la vida del hombre mayor, era lo mismo, combatía mayor contra menor, una lucha que nadie le podía ganar. Las personas podrían ver a un hombre cansado que ya no se preocupa, pero el viejo se preparaba para esas batallas, no moriría con arrepentimiento. Esa clase de hombre viejo era Voltaire. Un padre, un abuelo, su progenitor, el mismo hombre que no le carcomió la conciencia al ver como su hijo y esposa morían calcinados. Los padres de su hermano, no de sangre, morían por el trato que hizo con el mayor.

Tantas cosas que no sabía como su padre pudo vivir con esos conocimientos. ¿Acaso podía vivir sin arrepentirse? Quizás. Y tal vez por eso su hermano no se tentó el corazón al llevar a cabo su venganza.

Cuando tiempo estuvo divagando en su padre, en su hermano, en aquellas muertes que lo marcaron en la vida y físicamente, solo sintió la lancha ir mas despacio hasta detenerse en un pequeño puente que les serviría para llegar a tierra.

-Bienvenue sur l'île du Diable- la joven castaña abrió los brazos presentando el lugar - Pardon... Île France.

Esa muchacha se burlaba demasiado de ello y seguramente eso de la Isla del Diablo era solo por su hermano.

-Bienvenida señorita Hiromi- un hombre, que tenía semblante de seguridad, se acerco a la joven castaña..

-¿Como van?- ella estaba impaciente por ir al estadio.

-Tercera ronda, a la mitad del juego- la información para nada le gusto, gimió exasperada, refunfuñando muy quedo saber que cosa que ninguno de los hombres presente pudo entenderla.

-Necesitamos apresurar el paso. Caballeros siganme- sin esperar que ellos respondieran empezó a caminar aceleradamente.

-Si yo fuera ustedes- el hombre que recibió a la joven les hablo -la seguiría antes de perderle. Parece rayo cuando lleva paso acelerado.

No lo pensaron dos veces, la siguieron escuchando los ecos de sus pasos, podían divisarla cuando daba vuelta y querían saber a donde los llevaba. Cuando la alcanzaron ella se encontraba detenida frente a una habitación con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Sin hacer mucho ruido se acercaron cuando la vieron entrar, se quedaron en la entrada solo escuchando y viendo a una joven rubia que se sostenía la cabeza con un paño manchado de rojo, cortes en sus brazos y la ropa algo rasgada. Estas escenas eran lo que preocupaban a Howlet, que tanto estaba pasando en la Isla y que tanto tenía que ver su hermano.

-... solo la perdida de conocimiento, señorita. La herida en la frente fue la causante de ello, por lo demos esta todo bien.- uno de los paramedicos informaba a Hiromi viendo a Hoshi con la cabeza baja y los hombros caídos.

Le quito el paño de la frente observando detenidamente la herida, un corte poco profundo causado por una cuchilla, si debía preguntar cual seguramente el de la rubia, quizás por eso estaba deprimida.

-No siempre se gana Hoshi. Siéntete orgullosa de tus heridas y cicatrices.-Hoshi solo asintió.

-La batalla la gano la BBA- se quejo, queriendo desaparecer por causar tanto alboroto - Quede sin conocimiento antes de que anunciaran quien gano. Eso apesta-

-¿Fue idea de Diablo?- pregunto Hiromi, su padre adoptivo era algo maniático, si se ponía a analizarlo detalladamente, y tenía ideas que causaban a mas de uno daños corporales.

-No- exclamo Hoshi extrañada por esa pregunta -Si llego Diablo a nuestra habitación a darnos unas ideas de como podríamos sacar provecho pero sabes bien que jamas me hubieran permito hacer algo tan peligroso.

-Si- inhalo y exhalo aire dos veces, si entendía bien Hoshi había sido la segunda en pelear y el tercer sería el capitán sustituto. -Oh genial... -exclamo con ironía

-¿Que?- pregunto Hoshi

-Ellioth fue el tercero, tu la segunda y como todo hermano mayor sobre protector seguramente matara al capitán oponente-

-Solo me lleva un año- se defendió Hoshi, hasta recordar a su hermanito -Oh Diablos, si mi hermano esta muy enojado podría causar grandes destrozos.

-Sip- ya lo suponía -Bien, descansa nos veremos al rato. Tengo que ir a ver esta batalla-

Hiromi salió corriendo, sabiendo que ya había perdido tiempo preciosos y si quería ver algo de acción debía apresurarse. A lo lejos escuchaba pasos que la seguían pero no les presto atención quería llegar y ver lo mejor de esa batalla. Al legar a la entrada del campo de batallas.

-..Maldizione di bing bang- muy poco pudo divisar a la bestia bits de Ellioth atacar al Dragón sagrado y que todo el campo estallara y al ser doble plato, sería el doble de pedazos que caerían en todo el lugar, como pudo se cubrió los ojos y rostro con sus brazos esquivando algunos pedazos que fueron hacía su lugar.

-NO- gimió, solo pudo ver una pizca del final y eso no le había gustado. ¿Porque le tenía que pasar a ella? Observo a Ellioth que tuvo una caída y se quejaba de sus costillas, Tyson semi enterrado entre escombros del plato

-...por los Saint Shield de la BBA- se burlo al escuchar a Dj Jazman anunciar.

Hiromi entre mas al campo, escuchando a los integrantes del equipo ganador alentándose que ganaron y Ellioth reírse de ellos, quedo a una distancia prudente con una sonrisa divertida.

-Hemos ganado la batalla, ustedes perdieron- escucho gritar a Ozuma pareciendo valiente frente a dos integrantes de BEGA que sonreían victoriosos. Ella no podía quedarse atrás.

-Si- se acerco mas a ellos- El equipo ha ganado.- lo admitía y como le dijo a Hoshi no siempre se gana y se debía ser un buen perdedor. Pero como le gustaba fastidiar a la BBA

-Hiromi- Tyson fruncía el ceño al verla acercarse a su verdadero equipo, Ellioth, Vaiden y Atem

-Sin embargo, para alguien que tiene un enorme ego y se declara campeón constantemente, es una perdida. Humillante. Buen trabajo Ellioth-

Sonrió con mas diversión al ver el rostro confundido del rubio-rojizo al escuchar sus felicitaciones, como le encantaba confundirlos.

-Mmm... ¿gracias?- Ignoro sus agradecimiento y siguió hablando a los Saint Shield explicando el porque Ellioth se reía.

-Para él, las batallas lo son todo y lo da todo, esta perdida es mas dura. Sentirá que ha perdido todo, cuando su equipo ha ganado y dado todo por la batalla.

Los dejo con que analizaran y que importaba si se molestaban. Volteo hacía su padre adoptivo asintiendo con la cabeza y haciendo señas para que bajara, señalando con la mirada a los dos hombres que hacían entrada al estadio, pero principalmente al hombre de cabello doble tono ojos grises y que era la copia exacta del Hiwatari menor. Susumo Howlet solo observaba, esto era algo que no esperaba ver tan pronto.

-Bravo- escucho el grito de su hermano Darius, él junto con los jóvenes en la gradería aplaudían por algo y no le interesaba saber que, solo podía sonreír con ligereza al vera su hermano después de 3 años de no verlo y que ya veía felicidad y brillo en esos ojos. Su hermano, el mismo que se había apodado el Diablo.

Diablo había bajado presuroso, su hermano, su único hermano había llegado.

-Bienvenido a mi humilde competencia- bramo en alto al estar detrás de los dos hombres viajeros-Querido hermano-

Estallaba en felicidad abrió los brazos, como sin saber lo había echo su hija al llegar a la Isla, había sido una entrada dramática pero quería que todos vieran al hombre que saludaba principalmente ese que se decía pariente de él para verlo desmayarse seguramente, y si moría el no ponía reclamo.

-Darius- Susumo sonrió a su hermano acercándose hasta darle un abrazo..

-Hola Susumo, hermano mayor, mi amigo- su familia estaba completa, su hija, su hermano y nada más. Podía ver a su hija adoptiva rodar los ojos por tanta cursileria pero ella no sabía cuanto él agradecía que fuera parte de él. Y desde lo alto veía a Dickenson palidecer, como se regodeaba por dentro, también ver a la mini copía de su hermano ver con asombro aun sin creer que ese a quien el mismo Diablo abrazaba fuera su padre muerto.

Su hermano tenía esa mirada que conocía bien. Le esperaba un regaño y se sentía de nuevo como un niño de 5 años. Sabía que su hija estaba informando al locutor sobre la siguiente batalla, la cual ella esperaba con ansias.

-Publico presente. La cuarta batalla entre BEGA y BBA, se llevara acabo mañana a las 8 am.- Dj Jazman anunciaba a todos, mientras ella solo observaba como la mayoría se empezaba a retirar, su padre y el hermano de este también lo hacían, y también podía ver un problema, el hombre mayor, Dickenson había bajado al campo y cojeando se acercaba a ella. Lo último que faltaba eran preguntas y eso no le gustaba para nada, mucho menos responderlas a Dickenson.

Y no es que fuera cobarde y mucho menos tuviera miedo, por ello rehuyo lo más rápido que pudo. Podía escuchar siendo llamada, mas ignoro a todo aquel que la rodeaba. Necesitaba un descanso y una buena comida, tenía hambre. Y debía de encontrarse con su ahora equipo para la batalla de mañana...

-...Hiromi- siguió ignorando los gritos y puso atención a las paredes azules vacías que eran mejor y si le daban paz.

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Susumo siguió a su hermano mientras hablaban de trivialidades. Al salir del estadio donde la joven castaña los llevo, la Isla Francia, su hermano los motivo a subir a su lancha donde los llevaría a su Isla, donde nadie los molestaría y se imaginaba a quien se refería con ese nadie, Dickenson. Claro que lo había divisado, el hombre había envejecido como los años que le pasaron incluso el único Dickenson era mayor que él y su hermano. Pero parecía tan cambiado, tan diferente a aquel hombre que conoció cuando se llevaron a su hermano. Esos ojos que mostraban ambición y gloria, ahora parecían tan cansados y llenos de serenidad, de la cual aseguraba se había esfumado al verlo, porque quien olvidaría a un hombre como él.

Un hombre que debía estar muerto, quemado y esa cicatriz en su rostro demostraba que había sobrevivido a un infierno... Y como Darius, el tampoco odiaba, el guardaba rencor, un rencor que estaba profundo y que podía despertar y ponerse de acuerdo a su hermano.

-Dime hermano. Esa jovencita de cabello castaño ¿Cuan importante es para ti?- podía ver la complicidad que había en ellos.

-Ah hermano- soltó un suspiro que sorprendió a Susumo -Nunca pensé que tener una familia me hiciera sentir tan cálido en el interior.

-¿Familia?- no quería adelantarse a conclusiones.

-Hiromi es mi hija adoptiva. Esta en su fase de rebelde adolescente. Se pone insoportable, pero la quiero demasiado.- Darius tal vez no podía verse el rostro pero él si podía y veía ese brillo y felicidad que el demostraba cuando tuvo a su hijo nacido por primera vez. Que haría cualquier cosa para protegerlo y no dudaba que Darius lo haría.

Y como todo padre y hermano mayor, debía hacer una pregunta demasiado importante,

-¿Donde esta él, Darius?-

Diablo no tenía que ser un genio para saber de quien hablaba Susumo. El maldito viejo que hizo su niñez un infierno. Se mantuvo en silencio unos minutos, no sabía si quería decirle a Susumo sobre él, ni siquiera si quería verlo. Entre los dos, su hermano mayor era quien mas santo era, por eso el mismo se había apodado el Diablo.

Y se mantuvo a la espera de una respuesta, sabía que su progenitor no era la persona mas agradable del mundo mas tenía curiosidad sobre que le había echo.

-Muy bien cuidado- esperaba mas palabras que solo esas. Necesitaba saber más que solo "esta bien". Necesitaba saber si debía reparar los daños de su hermano.

-Darius- sabía ese tono de voz. Odiaba cuando lo trataba aún como un niño de 5 años.

-Bien. Lo daremos una pequeña visita- Susumo asintió agradecido -Pero pequeña hermano, pequeña.

-De acuerdo, Diablo- sonrió divertido, como le gustaba ser llamado Diablo y mas que fuera su hermano.

George se mantuvo al margen de la conversación. Solo observando los panoramas. Cuando llegaron a la Isla Moscú se le asigno una habitación a la cual fue llevado de inmediato mientras su jefe haría una visita inesperada y el no quería saber de que trataba.

Susumo camino junto a Diablo, un pasillo muy largo a su parecer. Estaba ansioso por llegar a ver a esa persona, era importante quizás para cerrar ese ciclo que se dejo abierto el día del accidente. No sabía que era lo quería hacer pero al verlo lo definiría.

Llegaron hasta el fondo del pasillo la puerta blanca era lo que lo separaba de todo. Podía escuchar alguna tos seca, desgastada. Y no podía culpar a su hermano, no podía.

-Hemos llegado- remarco lo obvio, muy a su pesar abrió la puerta.

Dentro dos hombres custodiaban al personaje VIP de la habitación, quien estaba amarrado de los brazos y piernas a una silla metálica incomoda y que seguro ya había causado dolor por la posición.

-Salgan, déjenos solos- los dos hombres que custodiaban obedecieron y se retiraron de la habitación. El hombre amarrado en la silla, no había levantado en rostro y tampoco había abierto los ojos. Conocía esa voz que ordeno a los hombre.

El maldito bastardo llegaba a burlarse de él y darle su tratamiento especial. Que irónica era la vida. Aquellos castigos que una vez propino a ese mugroso niño, ahora el lo recibía pero no se iba a acobardar por los golpes. Si lo mataban que lo hicieran con él mostrando valentía ante una situación tan aterradora.

-Oh vamos viejo, se que no estas dormido. Complaceros, con tu estúpido rostro, y recibe estas visitas tan gratificantes que solo sucederán una vez y debes aprovecharlas.-

A pesar de todo, el hombre mayor levanto el rostro preparándose para el dolor, abrió los ojos topándose con el Diablo que tanto aborrecía mas había otra persona a la par, cuando sus ojos voltearon a verlo se paralizo, simplemente dejo de pensar y respirar, tal vez volviéndose estatua.

"Estoy muerto" se dijo a si mismo. Porqué ni en un millón de años ni siquiera muriendo en paz podría ver esa imagen, a esa persona, no podía ser.

-Hola papá- Susumo lo saludo como si no hubiera pasado los años, como si fuera ayer que el se despidió de su padre.

-No puede ser- susurro. Sentía que todo su interior le temblaba, no era verdad -Hijo de puta maldito. No puedes jugar con eso, no con su memoria- le grito a Diablo, el imbécil no podía jugar con eso, no podía.

-Te dije que estaba loco- dijo Diablo divertido a su hermano. Susumo solo suspiro, su padre no cambiaba y su hermano menos. -No juego con nada viejo idiota.

-Te voy a matar, te lo juro.-Voltaire lo amenazo, estaba harto o él lo mataba o lograba deshacerse de esas ataduras y lo mataría hasta cansarse y verlo desangrarse.

Diablo sonrió divertido, miro a su hermano y sin que nadie lo esperara lanzo un puñetazo al rostro de Voltaire en el rostro dándole de lleno en el ojo izquierdo y provocando que la herida vieja debajo de la ceja se volviera a abrir y el hilo de sangre saliera.

Susumo no hizo nada, mucho menos reprendió a su hermano. Ese rencor que muchos años encerró salía gota a gota solo viendo a su padre insultar a su hermano. Y el golpe, a su opinión, se lo tenía merecido.

-Que divertido- ese viejo siempre anhelaba mas y mas golpes de su parte.. -Y aunque no lo creas viejo estúpido, jamas jugaría con la memoria de la única persona mas importante para mi. Mi hermano, Susumo, esta vivo y solo yo sabía eso. ¿Entiendes?

-No- volvió a susurrar -¿Susumo?- el nombrado asintió, era él su hijo que creyó muerto. Era él -¿Como? ¿No has muerto? ¿Como?

Susumo quería hablar con su padre y lo haría. A solas y nadie que le propinara golpes cuando insultara a su hermano. Y seguramente a él no le gustaría lo que pediría.

-Quisiera hablar a solas con Voltaire, hermano- Diablo gimió, ese no era el trato.

-Quedamos que solo sería una visita muy corta Susumo. Es hora de retirarnos-

-Esa escoria no es tu hermano. Es un maldito demente, ¿no lo entiendes hijo?- Voltaire grito indignado por que su primogénito dijera hermano a esa basura.

-Y tu, no debes llamarme hijo. Él murió ese día- hablo Susumo calmo sin alterarse, ni siquiera cuando vio a Darius golpear a Voltaire de nuevo, sacandole sangre de la boca.

-Darius- reprendió a su hermano.

-¿Que? Solo jugaba con él- al bicolor mayor solo pudo sonreír, le recordaba a un niño que se divertía.

-Por favor, Darius.- No podía ser, de nuevo se volvía a sentir como en su niñez.

-Bien- se lo concedió -Pero deja de hacerme sentir como un niño, Susumo.

Se retiro no sin antes darle otro golpe, ahora en el estomago y marcharse muy a su pesar dejando a su hermano con ese viejo que tanto aborrecía.

Al quedarse solos Susumo tomo una silla, la única vacía del lugar y se sentó frente a Voltaire.

-¿Como puedes tratarlo como una familia?- pregunto adolorido el hombre mayor.

-Como explicártelo- Susumo sabía que ya solo eran dos viejos conocidos, el lazo familiar se había roto hacía mucho tiempo. -Es la única persona en el mundo que jamas enviaría a alguien a matarme.

-Nunca fue esa la intención. No era a ti- se excuso.

-Pero jamas pensaste en las consecuencias Voltaire. Mandaste a asesinar a los verdaderos padres de Darius, ¿y todo porque? ¿Porque ya no te serviría, ya no seguiría tus ordenes? ¿Por que?

-Era mi creación.- no se andaría con mentiras, era hora de la verdad -Yo lo cree para mis propósitos. Y el se burlo al verse libre de mi, no podía dejarlo así.

-Eso es estúpido- le molestaba esos pensamientos de su progenitor. -Era sol un niño, un hombre que quería ser feliz con su verdadera familia y se lo quitaste. Mereces mas de lo que recibes, mucho mas.

Voltaire se sorprendió de esas palabras. Podía decir que había echo daño, a su hijo cuando fue ese accidente y lo creía muerto, a su nieto por hacerlo pasar por todo ese infierno y apoderarse del mundo. Pero jamás creyó que ese mocoso pelirrojo fuera parte de sus arrepentimientos. Todo lo que hizo valió la pena jamas se retractaría de eso.

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1982 Moscú, Rusia

Mansión Hiwatari.

No importa que dijeran los entrenadores que él contrataba. Ese chiquillo sería parte de sus planes. Lo necesitaba para llevar a cabo, en futuro, sus mas anhelados deseos.

Desde la ventana lo veía entrenar, esas piernitas flacas se fortalecerían. Sería su mejor soldado y nadie podría detenerlo, nadie jamás. Ni siquiera su único hijo podría detenerlo.

Además Susumo se mantenía estudiando, el sería quien llevaría las riendas de la empresa cuando fuera mayor, quizás a los 21 o 22 años. Ese era su orgullo, la única persona Hiwatari, el único heredero.

Siguió observando, incluso cuando el entrenador le dio latigazos al pequeño mocoso al no completar la tarea dada. Podía ver como esos ojos de inocencia se colmaban de rencor. Quería que odiara, y no fuera debil. El lograría su esfuerzo. Él lograría que el niño dejara de ser tan emocional y le sirviera bien.

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Susumo había escuchado suficiente de su padre, no podía creer lo que decía.

-Muchos hombres piden perdón por sus actos.. Pero tu- había un asco en sus palabras para él - no lo tendías porque no lo pedirías. Me has asesinado, me has dejado marcado..- señalo su cicatriz

-Lo siento, no eras tu quien debía morir.

-Eres el imperdonable.-

Voltaire quedo callado.

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-Padre-

Era una sensación tan extraña en tan solo pensar que volvería a ver a su padre. Su padre que tendría que estar muerto. El hombre del cual Diablo le había hablado. El hombre que tenía un gran parecido a él, según su abuelo. Era él, estaba ahí y Hiromi lo había llevado a ese lugar. Vio a Hiromi irse cuando Dickenson la llamaba, pero de él no se iría. Debía saber, debía confirmarlo. Corrió, ignorando a sus amigos, compañeros a todos. Corrió hasta encontrarla, en la parte de atrás del estadio, parecía descansar y relajada. Era hora de hablar seriamente.

-Hiromi-

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El capitulo finalizado, tarde de nuevo, pero me atrase.

Así que para el próximo capitulo sepan que sera publicado la otra semana y no digo el día pero será antes del sábado.

Bien nos leemos la próxima semana, que disfruten su semana y el capitulo.

xoxoxo