Y con una nueva historia llego, llena de pasión descontrolada y problemas, como siempre jeje (esto ya parece una novela jaja)
Como siempre, esta historia pertenece a Kishimoto, aunque yo agarré sus personajes, los transformé y les hice unos pequeños cambios para hacer esta historia.
-Diferencia de edad ( como siempre, soy una obsesionada)
-Categoria M, lemon a cantar XDD
-¡A disfrutar!- (no literalmente) XD
Dueño de tu corazón
.
.
.
Pasión
Lo que ellos compartían no era simplemente pasión, lo que ellos sentían iba mucho más allá de eso.
Naruto sabía que no era amor, o tal vez no, dudaba ante ese aspecto, pero, lejos de toda duda, lo que él sentía por esa chica era algo que casi lo llevaba a la locura, al desespero.
Esa chica despertaba un fuego y un descontrol impropios, o no, de él.
Cada parte de su cuerpo, su mirada, sus movimientos, su sonrisa...todo, toda ella era única y exclusivamente suya. Desde cada mechón de su cabello hasta la punta de sus pies. Le pertenecía, era su dueño y ella lo sabía, lo sabía a pesar de que se resistía, a pesar de que le evitaba y desviaba la mirada a otro lado, porque también lo sentía, sentía tanta o la misma pasión que él con tan sólo mirarse.
Hinata era la mujer que deseaba. Y poco le importaba que tuviera 16 años, que él fuera jonin y que le llevara una ventaja de siete años, poco le importaba lo que pensaran o miraran los demás, lo mandaba todo al cuerno, porque era suya.
Sólo él podía tener su amor
Ningún hombre se atrevería a poner sus manos sobre ella mientras él estuviera vivo, porque antes, era capaz de matarlos.
Si, se había vuelto un obseso, pero todo tenía una explicación.
Tan simple como que Hinata estaba locamente enamorada de él. Y, ¿Qué podía hacer él cuando esa dulce pequeña de ojos claros se le declaraba con toda esa ternura que llevaba tiempo observando? No supo cuando fue que se acercó, ni se acordaba cuando fue el primer beso que compartieron, únicamente supo que después de eso, ese delicioso sabor sería suyo para siempre.
Y así fue, de hecho, todavía iba. Tan sólo seis meses de conocerse y esa pasión se había encendido en él como una llama ardiente y latente. Una llama que nunca se apagaría. Por muchas mujeres con las que hubiera estado, ninguna de ellas despertaba esa pasión descontrolada como lo hacía Hinata.
Su hermosa y tímida Hinata
-Naruto-
El rubio su rostro, encontrándose en su propia cama, cubierta con su sábana, a Sakura, ocultando su cuerpo desnudo bajo esta.
No sabía si era bueno o malo, tampoco le importaba. Se acostaba con su amiga y también lo había hecho con otras mujeres hará un par de semanas. Era un playboy, si, pero no podía remediarlo, los rasgos atractivos que había heredado de su padre y ese carácter tan fuerte y rudo de su madre atraían a casi todas las féminas de la aldea. Se enamoraban de él con tan sólo mirarle y no podía negar que le gustaba eso, pero todo ese amor que únicamente se transformaba después en sexo, no era nada más que eso, sexo, atracción física, ninguna de ella se había parado seriamente a preguntarle que era lo que le gustaba, o si tenía familia...únicamente sexo.
Quizá un caso no muy particular era Sakura, una amiga de la infancia que ciertamente no sabia si estaba enamorado de él o lo seguía estando de Sasuke. Indiferente. Eso también le era algo irrelevante. Podrían acostarse juntos cuantas veces desearan sus cuerpos, pero no había nada más, que sexo.
Por eso, por eso quería conservar a Hinata. Porque ella era la única que realmente le amaba. Que le importaba lo que hacía, la única que se preocupaba con él.
Ella era única y no la perdería por nada del mundo.
-¿Vas a salir?- preguntó ella, sentándose en esa pequeña cama, sujetando la manta sobre su pecho
-Tengo cosas que hacer- dijo Naruto tirando la toalla de cabeza a un lado y sentándose en la cama para ponerse sus botas- quédate aquí el tiempo que quieras, esta noche no vendré- se alzó, agarró una chaqueta y salió de la habitación.
Cuando Sakura escuchó la puerta cerrarse, se cruzó de brazos y frunció sus labios. Sabía que Naruto era un mujeriego, y odiaba que lo fuera, porque lo quería sólo para ella. Quería que sólo la besara a ella, que únicamente la mirara a ella. Pero conociéndolo como lo conocía...Naruto no cambiaría aunque se lo pidiera. Era libre, hacía siempre lo que quería...y de todas esas cosas que hacía, a ella le interesaba saber cual era la razón por la que Naruto a veces no llegaba a su piso en toda la noche.
¿Qué chica podía retenerlo en la cama tanto tiempo? Ni siquiera cuando ellos lo hacían, permanecían juntos. Una vez terminados, Naruto se alzaba de la cama y se daba un baño. Sintió celos de esa que posiblemente podía mantener a Naruto en su cama toda la noche.
¿Quien podría ser?
Con una sonrisa radiante en su cara, Hinata se metió en la gran bañera de su mansión; una bañera que de bañera no tenía nada, ya que más bien parecía una fuente termal, pero que de relajante, no se lo quitaba nadie.
Se sumergió y nadó, volviendo a sacar su cabeza, echando el cabello hacía atrás. Sonrió de nuevo. Estaba demasiado contenta. No había nadie en casa, su padre, su hermana y su primo habían partido a una especie de reunión a otra aldea y ella, por estar de misión y llegar días más tarde, tuvo la gran suerte de no estar obligada a ir con ellos.
Su casa estaba vacía, excepto por los guardias y sirvientes, y hoy pasaría una noche entera sin ellos.
Volvió a sumergirse y volvió a salir para agarrar el jabón y empezar a enjabonarse el cuerpo.
Hoy se iría a dormir tarde, viendo películas de amor, con su pijama más cómodo y comiendo pizza y un bol de helado de chocolate.
Empezó a tararear una canción, sintiendo sus mejillas sonrojarse por el calor del baño.
-Aitakute zutto furetakute motto Kimi no yokogao kireina yubisaki...Naze toozakatte yuku no ...-y cantando, siguió enjabonando su cuerpo- Hitomi tojitemo mimi fusaidemo, Hanikamu egao atatakana kiok...- calló de repente y dejó de enjabonarse el cuerpo; cerró sus ojos y mordió su labio, sintiendo sus mejillas arder furiosamente.
-Sigue cantando-
Su voz. Tan grave y profunda como siempre, le hizo estremecer.
¿Cómo? ¿Cómo conseguía siempre escaparse de sus guardias y entrar en su casa?
Abrió sus ojos y viró su rostro hacía la puerta. Allí, apoyado contra el marco, tan sexy y apuesto como siempre, con esa ropa que tanto le favorecía, con ese porte, con ese carácter frío y burlón, con aquel cabello medio húmedo pegándose a su cuello, tan rubio como el sol y esos ojos azules tan llenos de vitalidad y travesura, ojos que lograban desarmarla con tan sólo una mirada...su labios curvándose en una sonrisa ladina...
Apartó rápidamente sus ojos, mirando el agua cubierta de jabón.
-¿Q-qué haces aquí?- sabía que era una pregunta tonta, puesto que sabía perfectamente a lo que venía.
Naruto sólo veía en ella a esa chica con la que se podía acostar las veces que quisiera. Una muñeca que utilizaba cuando quería y a su antojo...y odiaba eso, no, más bien deseaba odiarle. Pero...pero su corazón mandaba mucho más que su razón y su amor por él...siempre la obligaba a hacer lo que él quisiera.
Porque a pesar de como la trataba, le amaba como nunca había amado a nadie. Él era, su primer amor.
-Sigue- cortó él, con esa voz improvista de sentimientos.
Hinata viró un poco su rostro, avergonzada.
-Como qui-quieres que siga...contigo mirándome...-murmuró, abrazándose. No obtuvo respuesta, pero sabía que él seguía empecinado en que siguiera cantando.
No sabía si realmente le gustaba oírla cantar o es que únicamente quería avergonzarla. Hinata no cantaba, no al menos en público, por eso Naruto, le pedía que cantara para él. Sólo para él, porque, asombrándola de sobre manera, Naruto le prohibió cantar en cualquier otro lado que no estuviera él y sin su permiso.
Era algo excesivo, pues ella nunca se pararía a cantar delante de otras personas, a no ser que por fuerzas mayores, en el caso de las fiestas de su padre, tuviera que hacerlo.
-Siempre estoy mirándote- interrumpió su voz dentro de sus pensamientos, provocando que se abrazara más- sal del agua-
Le miró de repente con los ojos abiertos como platos. ¡¿Qué saliera del agua?
Naruto se levantó, agarrando su toalla y parándose cerca de la gran bañera. ¡¿Acaso estaba loco o qué?
Salir desnuda!
-N-no voy a-
-Me quedaré aquí- y se agachó en el suelo, apoyando su cabeza en su mano- no me moveré de aquí hasta que salgas-
Hinata parpadeó, sorprendida
-C-como quieres que...¡vete!-gritó muerta de vergüenza, metiéndose hasta los hombros-¡sal de aquí!-
Naruto alzó una ceja
-Te he visto montones de veces desnuda-
-¡No es lo mismo!-su cara sonrojada al completo mientras Naruto rodaba sus ojos.
Otra cosa que no comprendía y que realmente le molestaba de verdad era que fuera tan despreocupado, que hablara de temas como la desnudez y el sexo con toda normalidad, como si eso no fuera nada importante.
-No voy a hacerte nada- se paró en pie, colocando la toalla sobre su hombro- esta noche estoy muy cansado...- y frotó su nuca, mirando a un lado mientras Hinata bajaba su mirada, triste.
Sabía lo que significaba "estar cansado". De nuevo, había vuelto a acostarse con otras mujeres. Eso le provocaba mucho dolor y ganas de llorar. Por muy enamorada que estuviera de él, Naruto seguiría acostándose con otras mujeres, sin importarle sus sentimientos.
-Por favor...-murmuró ella, sintiendo la mirada del rubio- vete...-
-No- y de ahí no se movería hasta que saliera de la bañera- sal de una maldita vez, Hinata-
Mordiendo su labio y muy frustrada, sabiendo que no se movería de ahí, se acercó lentamente, abrazándose y muriéndose por dentro. ¿Por qué la humillaba de esa forma?
Se detuvo en el borde y suspiró, casi temblando y sintiendo sus ojos llorosos. Mordiendo su labio más fuerte, puso las manos sobre el borde y de un pequeño salto salió del agua. En cuanto lo hizo, su largo cabello cubrió sus pechos hasta sus caderas y se pegó a su espalda, ocultando su trasero, el agua resbala por su cuerpo, casi tembloroso y febril, empuñando sus manos a ambos lados de su cadera , cabizbaja y con los ojos cerrados.
Estaría más que satisfecho al verla de esa forma
Abrió sus ojos de golpe cuando sintió la toalla rodearle los hombros y cubrir su cuerpo, sacando el largo cabello de dentro. Pero ella volvió a entrecerrar la mirada, triste al saber que realmente Naruto había estado con otra mujer.
Sintió su mano acariciando su mejilla, mejillas que de nuevo volvían a estar fuertemente sonrojadas. Esta descendió hasta su mentón, obligándola a mirarle. Lo vio acercarse a sus labios e inconscientemente los separó. Naruto colocó la mano sobre su cuello, acariciandolo y Hinata pudo ver de nuevo esa sonrisa traviesa y tan condenadamente sexy que la hipnotizaba y la volvía una boba. Juntó sus labios, y tan pronto como lo hizo, su lengua también se hizo presente, exigiendo una respuesta, que inmediatamente llegó. Él movía sus labios, jugaba con su lengua y Hinata le seguía, perdida en ese beso que tanto le gustaba y que por más que pensara que había besado los de otra mujer, no podía dejar de gustar.
Intentó separarse al pensar en esos labios compartidos, pero Naruto la sujetó de la cabeza y la obligó a mantenerse unida a él y a sus labios, labios que cada vez exigían más y más. Hinata intentó librarse, pero de nada servía que lo hiciera, Naruto era y siempre sería el triple de fuerte de que ella.
Así que sin más que hacer, dejó de forcejear y empezó a devolver ese beso que, por muy compartido que estuviera, seguía encendiéndola y excitándola. Sus piernas empezaron a temblar y sintiéndose a punto de caer, se agarró a él, provocando que la toalla que rodeaba sus hombros cayera al suelo. Al instante, las manos masculinas descendieron de su cabeza, pasando por sus hombros hasta agarrar su pechos. Hinata gimió contra boca quedándose sin fuerzas al sentir esas manos jugar con ellos; sus labios se separaron y descendieron por su cuello, dejando pequeñas mordidas hasta llegar a sus pechos. Hinata se agarró a él con fuerza, respirando agitada y con sus piernas flaqueando, sintiendo su intimidad excitada.
-Naruto...-
Y mientras su boca jugaba con sus pechos, sus manos agarraban su trasero con presión, pegándola a su cintura y notando de paso ese bulto en sus pantalones. Se sentía orgullosa cuando sentía que ella también podía excitarle, pero...¿cuantas mujeres lo habrían hecho antes que ella?
Segundos después, sintió la fría pared en su espalda, su cabello pegándose a esta, sus labios de nuevo devorando los suyos, las piernas rodeando su cintura...y esa entrada tan repentina en ella que le hizo gritar. Y a medida que los besos aumentaban,dejando varios mordiscos en estos, las penetraciones también. Cada vez más profundas, fuertes y excitantes.
Jadeaban, gemían, gritaban el nombre del otro hasta que los dos sintieron que llegaban al clímax, un clímax que los golpeó a los dos violentamente, haciéndoles estremecer. Respirando fuerte, Naruto apoyó su cabeza sobre su hombro, intentando relajarse, mientras Hinata se abrazaba a él, casi llorando.
Esto era lo que pasaba cada vez que se veían, se entregaban, una y mil veces, y luego Naruto se retiraba, sin nada más que un simple "hasta mañana".
Y Hinata estaba empezando a rozar el límite de ese "hasta mañana".
-D-dijiste...que no me harías nada...-susurró ella, sintiendo como se retiraba y la dejaba con suavidad sobre el suelo. Él se abrochó su pantalón y la miró, sonriendo de esa forma tan...
-Nunca creas en mis palabras, pequeña- murmuró sobre su frente, depositando un pequeño beso en él. Hinata cerró sus ojos al sentir el calor de ese beso tan diferente a los dados con anterioridad- cambiate, te espero en la sala-
Y tal como había entrado, salió de ese gran baño, dejando a una destrozada Hinata, que se dejó caer al suelo, abrazándose.
De nueva cuenta lo había vuelto a hacer. Se había dejado llevar por ese gran amor que sentía por él, en vez de imponer a su fuerza, a su razón para detenerle.
Había vuelto a hacer lo que él quería
.
.
.
Vestida con su pijama de pantalón rojo corto y una camisa de manga corta roja con un dibujo de una japonesa en medio; parada en medio del pasillo, bajó su mirada de esa puerta en la que tras ella se encontraría Naruto.
-Señorita-
La casera y sirvienta más antigua de su mansión, Ayane-san, se acercó a ella con cara preocupada, se detuvo a pocos pasos y señaló la puerta con la mirada. Hinata suspiró, sabiendo a lo que se refería.
-Señorita, sabe que no..no está bien. Si su padre se entera que ese chico anda por aquí se molestara y mucho-
-Lo sé Aya-sa...-miró a la puerta-por favor, que nadie se entere de que está aquí. No dejes que los guardias entren y...-la miró- evita que los otros sirvientes digan algo-
Ayane siguió mirándola con preocupación.
-Hinata-san, sé que no es menester el meterme en sus asuntos...pero debería terminar con esto. Ese chico, todo el mundo conoce lo...-suspiró- ese chico no es adecuado para usted- Hinata bajó su mirada al suelo pero Aya le alzó por el mentón- Hinata deberías terminar esto cuanto antes, sino terminaras muy herida.-le acarició la mejilla, apartó el mechón tras su oreja- no quiero que sufras-
Sonriendo levemente, Hinata agarró su mano entre las suyas.
-Gracias por preocuparte por mí, Aya-san.- la anciana sonrió un poco- lo...tendré en cuenta-
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Naruto pasaba los canales de esa tele aburrido. La mejor y más cara mansión de toda la aldea y resultaba que no tenían ni un canal bueno.
Se acomodó en aquel gran sofá, dejando su cabeza apoyada contra el respaldo mientras pasaba los canales con el mando. Nada, por más que pasara no daban nada.
¿Donde estaba Hinata y por qué tardaba tanto?
Dejó de pasar los canales, sonriendo ladino al recordar lo pasado hace minutos.
-No voy a hacerte nada...-repitió sus palabras en un murmuro sin dejar de sonreír.
Sólo ella podía creerle tal mentira. Estaba cansado si, pero nunca se cansaría de lo que más le gustaba hacer, y mucho menos mientras la tuviera en sus manos. Hinata era suya y haría con ella lo que quisiera, porque ella estaba profundamente enamorada de él y mientras siguiera estándolo, nada podría impedirle tenerla las veces que quisiera.
Escuchó la puerta correrse, y su sonrisa se amplió al detectar ese pequeño chakra que tanto conocía. Esta volvió a cerrarse y al escuchar sus pasos acercarse, dejó de sonreír, mirando desinteresado la tele.
Hinata se sentó en la otra punta del sofá, bien alejada de él, recogiendo sus piernas para abrazarlas y apoyar su mentón en sus rodillas. Ninguna reacción por su parte y ella, en su interior, agradeció eso, eso, y que las luces estuvieran apagadas. Tan sólo la luz de la tele iluminaba parte de sus cuerpos.
-¿Tomaste la píldora?- Hinata se sorprendió al escuchar su voz, pero al rato y con lentitud asintió.
Era una verdadera pesadilla que siempre le recordara lo mismo. ¿La píldora? Claro que la tomaba, no quería saber lo que ocurriría si descubría que estaba embarazada.
Si, si que lo sabía, su padre la mataría
Un grito se escuchó en la tele, producto de la chica que huía despavorida de al parecer una sombra, la sombra de Drácula. Hinata miró fijamente a la chica, que con facilidad fue atrapada entre los brazos del vampiro, que giró su cuerpo con ella, dejándola medio incorporada mientras la sujetaba por la cintura y acercaba sus afilados dientes a su blanco cuello, tocándose con la lengua esos incisivos tan blancos, que pronto se tonarían rojos por la sangre.
Espero impaciente mirando fijamente como los dientes del vampiro rozaban su cuello. Tocó su cuello cuando este clavó sus dientes en el cuello de la desmayada mujer, que de pronto despertó ante ese dolor. Frunció sus labios, pensando que si ese tal Drácula existiera, un mordisco así mataría a cualquiera.
Naruto sonrió, divertido al ver como Hinata se metía en la piel de la chica y miraba aterrorizada esa escena.
Como si algo de eso fuera a pasar...
Entonces una idea vino a su cabeza, proporcionándole una sonrisa amplia y maliciosa. Viró el rostro, posando la mirada en la peliazul.
-¿Has escuchado eso?- preguntó él, sonriendo.
Hinata le miró, extrañada
-N-no...¿el qué?-
-Entonces deben ser imaginaciones mías..-dijo él desintegrado, apoyando su cabeza en su mano-o no..?-miró por la ventana, silbando al ver la luna redonda en todo su esplendor- ya me parecía a mí que...debe ser eso-
-¿E-eso?-
-En noches con luna como esta...dicen que una bestia aparece en la aldea- dijo sonando lo más serio posible- una bestia mitad hombre mitad lobo que vaga por las oscuras calles en busca de una presa que llevarse a la boca-
Hinata no supo si creerse eso..
-Si no encuentra nada que comer, entra en las casas de la forma más sigilosa posible- No supo si creérselo pero estaba empezando a asustarse- y cuando ve algo que le gusta, muestra sus afilados dientes, lamiéndose mientras la saliva resbala de ellos.-Hinata respingó al escuchar un golpe afuera en el pasillo y miró asustada hacía la puerta. Naruto sonrió con malicia al ver su estado- una vez que la bestia ha encontrado su presa, posando su roja mirada sobre el cuerpo durmiente de una hermosa joven, se vuelve a acercar...-Hinata volvió a sentir la madera crujiendo en el pasillo y se tensó, mirando al rubio asustada.
-Naruto...-
Naruto la miró, sonriendo ladino
-¿Estás asustada?- es pregunta hecha con tanta burla era únicamente para molestarla, y se hubiera enfadado si en ese momento no estuviera sintiendo esos crujidos cerca de la puerta- No te preocupes, no creo que venga a por ti- Hinata le miró- estás conmigo, así que nada va a pasarte-el vampiro de la tele rió, mostrando sus afilados y sangrientos dientes-aunque...-miró el falso reloj que no llevaba- debería partir, mañana tengo que ir a una misión- se levantó del sofá, sonriendo al sentirse agarrado.
-¡N-no te vayas!-Hinata había agarrado su camisa y pidió cabizbaja y muy sonrojada que se quedara- po-por favor...no...me dejes sola- la madera volvió a crujir fuera y ella miró a la puerta, preocupada.
¿Y si era la bestia? ¿Y si Naruto se equivocaba y venía a por ella?
En cuanto Naruto se sentó de nuevo, Hinata se abrazó a él con fuerza, haciendo, sin que se diera cuenta, sonreír al rubio, que pasó un brazo por sus hombros, dejando que ella apoyara su cabeza en su pecho.
Esto. Esto era lo que quería él. Que estuviera a su lado, que le abrazara, poder sentir el calor de ese menudo cuerpo sin necesidad de haber sexo por el medio, saber que solamente él podía protegerla.
Y le gustaba. Era extraño pero, sentir a Hinata de esa forma, le gustaba.
-Quedándome esta noche no evitaras que esa bestia pueda venir la siguiente noche, o la próxima, o tal vez...-Hinata se estrechó contra él, cerrando sus ojos y casi temblando.
Si, sabía que estaba haciendo el ridículo, que no debía creer en historias como esas a su edad, pero...¿quien no creería en ellas estando en una enorme mansión, con todo apagado y sola?
.
.
Ninguno habló en un rato, mirando la película mientras se mantenían abrazados. Hinata dejó de tener miedo para pasar a sentir calidez y una agradable duermevela. El poder estar de esa forma, abrazada a él, era un sueño que de las veces que venía, poco podía cumplir. Y le encantaba. Poder sentir a Naruto, a la persona que más amaba, acariciar su brazo y proporcionándole toda la protección que necesitara...
No podía. No podía alejarse de él. Nunca. Su corazón le pertenecía, él era su dueño y por nada del mundo podría separarse de él.
Ya casi adormecida, sintió la mano masculina sobre su rostro, al cual giró y juntó sus labios. Suave y muy tierno, Hinata giró un poco su cuerpo, agarrándose a su camisa y poniéndose un poco a su altura, entregándose a ese beso. Beso que empezaba otra vez a tornarse pasional.
Naruto tiró de su brazo, obligándola a sentarse sobre él sin romper en ningún momento el beso que de nuevo los transportaría a la pasión.
Por un momento, Naruto separó sus labios, mostrando una sonrisa ladina, que para Hinata era una de las más sexys que Naruto tenía. Una entre las mil.
-Debo confesarte que...esa bestia no sólo come a sus presas...-y volvió a besarla, descendiendo su mano hasta el cordel que ataba el pantalón y lo desataba. Hinata suspiró contra sus labios, imaginándose de antemano lo que ocurriría ahora- también...-Hinata se agarró a su cuello, cerrando sus ojos sonrojada furiosamente al sentir esa mano introducirse en el pantalón- le encanta jugar con ellas...-sonriendo, Naruto acarició por sobre la braguita, lo que provocó que ella gimiera y él ampliara su sonrisa. Acercó su boca a la oreja de ella- hasta saciar su deseo-Y gimió alto al sentirlo dentro, agarrándose fuerte a su camisa- Y tú..-Hinata no supo si su voz estaba sonando ronca o era ella que empezaba a no atender a su alrededor- nunca me saciaré de ti-
Hinata se agarró a él, gimiendo al sentir su mano acariciarle. Y es que ahora no podría hacer nada, no podía pensar en nada, únicamente en entregarse de nuevo, una y otra vez...hasta cansarse...
.
.
Molestándole la luz del día, Hinata se movió para el otro lado, pero la luz siguió llegándole así que decidió abrir sus ojos y enfocar poco a poco donde estaba. Abrió los ojos de golpe, sentándose en su cama y agarrando la manta sobre su pecho que había descubierto su desnudez.
Nada. Nuevamente, la cama estaba vacía, como siempre ocurría después de entregarse a él. Desaparecía como la noche y ella, sin poder evitarlo se sentía triste y dolida, con sus ojos llenos de lágrimas.
Amaba a Naruto, lo amaba tan fuertemente que hasta dolía. Dolía el no tener su amor, el que se marchara cada mañana, que se acostara con otras mujeres, que la ignorara por las calles como si no se conocieran de nada...
-...debería terminar con esto. Ese chico, todo el mundo conoce lo...-suspiró- ese chico no es adecuado para usted-
-Hinata deberías terminar esto cuanto antes, sino terminaras muy herida...no quiero que sufras...-
¿Terminar...? ¿Sería tan fácil como decirlo?
Ese día Naruto partió con sus compañeros de equipo a la misión, ignorando que cuando volviera se encontraría con problemas que jamás pensó imaginar.
.
.
.
.CONTINUARÁ
No sé, no sé que lo que habrá hecho Naruto, pero no me gusta para nada como terminó esa frase. A Naruto, ruega para que nada le haya pasado a Hinata jjajaja
En fin, que espero vuestros coments! Gracias de nuevo por todos vuestros RR!
Matta ne!