Declaimer: La saga Crepúsculo le pertenece a Stephenie Meyer y su casa editorial, yo solo uso sus personajes para jugar un rato.

Capitulo beteado por Eliizaabeethh Rooblees, betas FFAD

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Capítulo 10: Karma.

Edward despertó a causa de los continuos zamarreos de Alice, abrió los ojos perezosamente y la miró desde la cama, se volteó tomando sus mantas y se tapó hasta la cabeza.

—Levántate, Edward —exigió—. Tenemos mucho que hacer.

—Son las 5:30 de la mañana, Alice —refunfuñó— Vuelve a la cama.

—No estoy jugando, Edward —amenazó— Si no estás fuera de la cama en 15 minutos te lanzaré un balde de agua fría.

Una vez que dijo eso, Alice salió de la habitación y Edward se sentó de golpe en la cama, suspiró y salió del calor de su lecho a regañadientes, se metió a la ducha, se tomó 20 minutos para desperezarse, al salir, su hermana estaba lista, incluido el maquillaje, esperándolo.

—Bien ¿Qué tengo que hacer? —preguntó enfurruñado.

—Ponte lo que te dejé ahí —respondió Alice señalando la orilla de la cama—. Luego debemos ir a la peluquería.

— ¿Qué? —Cuestionó desconcertado—. ¿Qué le harás a mi cabello?

—Sin discusiones, Edward —regañó Alice— Lo prometiste.

El pelirrojo suspiró frustrado, quiso volver a la noche anterior y no decirle nada a su hermana, sí, se estaba arrepintiendo, pero luego de pensarlo un momento se recordó a sí mismo que lo hacía por algo, o más bien dicho, por alguien, era su última carta, al todo o nada. El baile era el sábado de esa semana y debía pedirle a una bella chica castaña que lo acompañara, había planeado hacerlo la noche anterior, pero la conversación se había desviado por lo que finalmente no le dijo nada.

Se puso la ropa que Alice le había apartado, unos jeans gastados, zapatillas urbanas, una camiseta con un estampado abstracto y una chaqueta de cuero, algo que muy probablemente él nunca se hubiese puesto, pero luego de examinar su aspecto en el espejo se dio cuenta de que se veía increíble.

Salieron de la casa a eso de las 6:30 am, llegarían a las siete en punto al salón, Alice había llamado a Alec, su estilista personal para que atendiera a Edward a esa hora de la mañana, el ojiverde solo siguió a su hermana, ya que iban cada uno en su auto, al llegar, Alice golpeó la puerta de vidrio 3 veces seguidas, en cosa de un minuto el chico que la atendería estaba frente a ella.

—Alice, cariño, que alegría verte —la saludó amablemente mientras miraba de reojo a Edward— ¿Qué puedo hacer por ti?

—Mi hermano necesita un pequeño cambio de imagen —le informó la chica—. Algo simple, sin cambiar mucho el estilo natural que tiene.

Alec hizo que Edward se sentara en un taburete mientras iba por sus herramientas de trabajo, le puso una bata para evitar que los restos de cabello se le pegaran a la ropa y comenzó a trabajar.

Edward tenía un cabello único, no solo en color, si no también es aspecto y textura, Alec, siguiendo las instrucciones de Alice, solo lo recortó un poco, para que el rostro del chico se viese un poco más despejado y pudiese controlarlo mejor, le recomendó usar cera capilar, era mejor que el gel y la crema, sobre todo para un cabello tan fino como el de Edward.

El chico miró con asombro su reflejo, seguía siendo él, pero algo había cambiado y le agradaba.

—Ya cambiaste el exterior —mencionó Alice cuando salieron del salón media hora más tarde—. Ahora, todo es cosa de actitud, Edward, tú puedes hacerlo.

— ¿A qué te refieres? —indagó el muchacho antes de subir a su auto.

—Sostén la mirada, la gente no te va a comer —sonrió su hermana— Habla con fluidez, tu sabes cómo hacerlo.

Edward frunció el ceño antes de asentir, los rayos de sol se reflejaban en el parabrisas de su Volvo encandilándolo un poco.

—Ten —dijo dándole unos Ray-Ban— Son el complemento perfecto —una vez que dijo eso, se marchó hacia su auto, quería estar allí para cuando Edward llegara.

El ojiverde tomó los lentes y se los puso, se subió a su auto y condujo hasta el instituto. Allí, Bella estaba apoyada en la capota de su auto cuando Alice llegó, la duende se bajó dando saltitos, feliz de lo que había conseguido con su hermano, pero frunció el ceño cuando notó las ojeras bajo los ojos de su amiga, la castaña le sonrió débilmente pero Alice no se tragó ni por un segundo aquella sonrisa.

— ¿Estás bien? —preguntó Alice antes de siquiera saludar a su amiga.

—Sí, solo me desvelé —informó la castaña— Algo me cayó mal al estómago.

Alice le dedicó una reticente mirada a Bella, técnicamente, la chica no había mentido, había pasado una noche horrible, pero no era por un malestar estomacal precisamente, claro está, que ella no iba a decirle a su amiga que se había desvelado por pensar en cómo reparar el daño que le había hecho a su hermano.

Alice iba a decir algo pero en ese preciso momento el Volvo de Edward entró en el aparcamiento del instituto, Alice contuvo el aliento y no despegó la mirada del auto de su hermano, Bella hizo lo mismo, pero por razones distintas, cuando Edward se detuvo y, finalmente, bajó del auto, todo a su alrededor pareció detenerse, lo único en movimiento era él, Bella ahogó un jadeo al verlo, las chicas que estaban cerca se quedaron de piedra mirando al pelirrojo, Alice sonreía con orgullo y su sonrisa se ensanchó cuando vio a Edward sonreír de forma coqueta, así se hace, pensó la duende, el chico sacó su mochila del asiento de copiloto y se dispuso a caminar hacia su hermana, pero no le sería fácil el llegar hasta ella.

—Buenos días, Edward —lo saludó Jessica, Edward frunció el ceño, esa chica con suerte y respiraba cerca de él.

—Buenos días —saludó de manera cortés sin prestarle mucha atención.

Jessica lo vio seguir su camino mientras se mordía sugerentemente el labio inferior, Bella, quien estaba observando todos los movimientos de Edward, tuvo que contener las náuseas al ver a la chica regalarse de esa forma, Alice miró a su amiga y asintió para sí misma, había logrado su primer objetivo.

Cuando Edward tuvo junto a su hermana y Bella las miró a ambas, él quiso mirar a Bella a los ojos, lo quería en lo más profundo de su corazón, pero no pudo, por alguna razón que desconocía, no pudo mirarla a los ojos.

—Hola, Bella —la saludó sonriendo, pero ella parecía haber olvidado como se hablaba, eso, hasta que Alice le dio un nada sutil codazo que la hizo reaccionar.

—Hola —fue todo lo que pudo decir, Edward frunció el ceño y miró a Alice, la morena asintió con la cabeza, pero Edward no lograba entender nada— ¿Cómo estás? —añadió al ver al expresión en el rostro del chico.

—Bien —respondió el pelirrojo confundido— Supongo —agregó rascándose la nuca.

—A clases, muchachos, que ya se nos hizo tarde —animó Alice a lo que ambos asintieron.

Nadie, absolutamente nadie en el instituto de Forks quedó indiferente al cambio de apariencia de Edward, por donde fuera que él pasara todos se volteaban a verlo, la población femenina andaba con las hormonas por las nubes, tal como había predicho Alice, Edward las tendría a todas suspirando.

Lamentablemente, no solo las chicas había notado aquel cambio, James y toda su pandilla de bravucones también, el rubio había apretado tanto la mandíbula que fácilmente pudo haberse quebrado alguna pieza dental, aquel chico arrogante había planeado una cruel estrategia para humillar a Edward en frente de todos sus compañeros, pero ahora, que todo el mundo había puesto su atención en la cara bonita del nerd de la escuela, sus planes se veían frustrados, no podía hacerle nada porque se echaría encima a todas las chicas, eso era seguro.

De camino a su clase de literatura, Bella, como nunca, caminó con la cabeza gacha, mordiéndose el labio inferior para intentar evitar las lágrimas, sus pasos eran rápidos y precisos, eso no cambiaba, pero algo en ella había cambiado la noche anterior y el que Edward decidiera hacer ese cambió solo la hacía sentirse peor, ella no quería que Edward cambiara, ella quería al Edward tímido y que pasaba desapercibido, al Edward que ella había visto, el mismo que le había robado el corazón a su pequeño hermanito, quería al Edward que nadie miraba porque así ella podría ayudarlo a salir de aquel capullo en el que se encontraba, pero Edward ya lo había hecho por sí solo, no la necesitaba y probablemente, nunca la necesitaría.

Muy por el contrario a lo que todas, incluida Bella, creía, que Edward estaba más que incomodo con toda esta situación, en las pocas horas que había pasado desde su llegada ya había acumulado por lo menos 5 números telefónicos y muchas, muchas miradas insinuantes, miradas a que a él no le agradaban.

Alice se estaba divirtiendo en grande, Rose la apoyaba, pero la rubia podía ver que Bella no lo estaba pasando bien con esta situación.

—No lo hice para molestarla —aclaró Alice cuando Rose le comentó su pensamiento.

—Lo sé, Alice, pero ¿No has visto cómo anda? —Interrogó la rubia—. Es como si hubiesen cambiado los roles entre Edward y ella.

—Bella estaba rara esta mañana cuando llegó, ojerosa, desanimada —pensó Alice en voz alta— No sé qué fue lo que pasó anoche entre ellos, pero cuando Edward llegó solo me dijo "makeover" y se fue a su habitación.

Ambas chicas se cuestionaban lo mismo ¿Qué demonios había pasado en la cita de Edward y Bella? Acordaron tratar de hablar con ellos por separado, y tratar de averiguar un poco que era lo que había ocurrido, tal vez si se dividían podría sacar algo de información.

Para la hora del almuerzo Edward estaba definitivamente exhausto ¿Cómo lo hacían los populares para resistir esto todos los malditos días? Se dijo que no había más, era demasiado para él, quería su vida tranquila de vuelta, donde él podía pasar por cualquier pasillo de la escuela sin que nadie lo mirara, él seguía siendo él, pero con su cambio de apariencia había confirmado otra de sus muchas teorías, siempre te juzgaran por cómo te vistes, por cómo te peinas, por como caminas, pero nunca por como piensas, por cuan inteligente eres, por lo que haces por ayudar a tu comunidad de estudiantes, no, todo tenía que ver con el estuche.

Al doblar en el pasillo de daba a su casillero sintió un fuerte olor a pintura fresca, miró a su alrededor buscando el origen, y no lo encontró, no hasta que se paró frente a su casillero, tenía una horrendas letras negras en el, todo tipo de insultos hacia Edward estaban escritos, el chico apretó los puños mientras gruñía por lo bajo, James supo que este era su momento, no tendría otra oportunidad de darle una lección a Cullen.

— ¿Quién habrá sido capaz de semejante ultraje? —preguntó James con fingida voz preocupada mientras toda su tropa de matones de cuarta se paraba detrás de él, Mike llevaba un galón de pintura en una de sus manos mientras que Eric Yorkie, un chico que sería menos que Edward de no ser porque se escondía detrás de los pantalones de James, tenía una brocha.

— ¿Qué es lo qué pretendes? —cuestionó Edward con la mandíbula apretada.

— ¿Yo? —preguntó nuevamente, burlándose del pelirrojo— Nada, solo pasábamos y vimos la nueva decoración de tu locker, tienes buen gusto, Freaky.

— ¿Qué es lo qué pretendes? —volvió a interrogar dando un paso hacia el rubio, James tomó aquello como una amenaza clara, y él no iba a permitir que aquel muchachito insignificante lo tratara de esa forma.

—Todo el que se mete conmigo paga el precio, Cullen —escupió el rubio—. Y estoy empezando a cobrarme lo que hiciste anoche.

Edward rechinó los dientes y se preparó para responderle a aquel idiota, si decidían darle una paliza sabía que no tenía por donde ganar, pero si solo iban a insultarlo podía tener una chance de, al menos, decirle unas cuantas verdades.

— ¿Lo qué yo te hice anoche? —Preguntó mirándolo directamente a los ojos— Te lo hiciste tu solo ¿De verdad piensas que tienes alguna posibilidad con Bella?

—Muchas más que tú, claramente —se mofó el ojiazul.

—Claro, por eso ella cree que eres un idiota —afirmó Edward— Llevas años detrás de ella y aun así no te hace caso, le has pedido de todas las maneras posibles que salga contigo y siempre te rechaza, James, asúmelo, jamás estarás a su altura, por todo lo que le ofreces es mediocre comparado con lo que ella sabe que merece, ella sabe que merece más que algo de una sola noche con un patético bípedo sin cerebelo, que seguramente la usará como un trofeo, de cualquier forma y, para tu tranquilidad, su nombre no se oye bien junto a tu apellido.

Edward terminó su monologo encogiéndose de hombros, vio en los ojos de James la furia, la tensión en su cuerpo le indicaba que estaba a punto de saltarle encima, para cuando James alzó uno de sus puños para pegarle a Edward una voz femenina lo detuvo.

— ¡James! —Gritó Bella distrayéndolos a todos mientras corría hacia ellos– No te atrevas.

— ¿Me lo vas a impedir tú? —preguntó sonriendo pero furioso aun.

—Dalo por echo —aseveró Isabella parándose entre Edward y él— Tócale un solo cabello y lo lamentaras.

James sabía que no podía excederse cuando ella estaba cerca, incluso si lo hacía cuando ella no estuviera sabría que había sido él y ya bastantes problemas tenían con el jefe Swan como para agregarle algún altercado con su princesa. Los miró a ambos, Edward y Bella, por largos minutos sin decir nada y descubrió algo que lo dejó helado, luego sonrió y se hizo hacia atrás, y solo para terminar de desinflar a Edward habló por última vez.

—Tampoco se oye bien junto al tuyo, Edward, así que no te hagas ilusiones —siseó mientras le hacía una seña a sus "amigos" para retirarse.

Bella había oído solo la última parte de aquella discusión, pero sabía muy bien a lo que se refería James cuando dijo lo que dijo.

—Suena jodidamente bien ¿A qué si? —Dijo Bella mirando a Edward— Isabella Cullen, me gusta —sonrió la chica haciendo que la sonrisa en el rostro de James se desvaneciera en el acto, no, no se había equivocado.

James no dijo nada más, solo se marchó junto a toda su banda de matones, cuando desaparecieron del campo de visión de lo jóvenes ambos dejaron escapa el aire.

— ¿Estás bien? —le preguntó Bella a Edward volteándose para verlo.

—Si —confirmó el chico quien se sentía como si acabase de quitarse un enorme peso de encima— ¿Y tú?

—Muy bien —aseguró la chica— Dios, creí que iba a pegarte, tuve tanto miedo.

—Probablemente lo hubiese hecho de no haber sido por ti —aclaró Edward— Mi ojo te da las gracias por salvarle la vida.

Bella sonrió tiernamente, y lo miró a los ojos, claro está que Edward no le devolvió el gesto, pero sin poder contenerse por más tiempo abrió los brazos y apretó su pequeño cuerpo junto al de Edward, el chico, después del inicial shock, rodeó los hombros de Bella son sus brazos, su corazón se había disparado, Bella lo había notado porque tenía su oído pegado al pecho de Edward, por primera vez en mucho tiempo se sintió bien, se sintió segura como nunca antes, feliz y completa, algo en aquel loco palpitar del corazón de Edward la hacía sentir calma. Edward supo que esta era su oportunidad, por lo que se aclaró la garganta y sin separarse de Bella habló en apenas un susurro.

— ¿Quieres venir conmigo al baile, Bella? —preguntó cerrando los ojos, Bella sonrió contra su pecho mientras suspiraba y asentía con la cabeza.

—Si —susurró al igual que Edward— Claro que sí.

Edward se relajó, había logrado lo que no había podido hacer la noche anterior. Luego de unos minutos más abrazados, se separaron lentamente cruzando sus miradas por más tiempo del que Bella recordara jamás, y así, perdida en los hermosos y profundos ojos de Edward supo que estaba totalmente pérdida, se estaba enamorando de él.


Hola Hola! lamento, infinitamente, esta tardanza, pero nos retrasamos un poco con mi beta sexy por algunos problemillas técnicos, ustedes entienden como es esto :)

Espero que les guste el capitulo, yo lo amé, si, si, si, si, sobre todo a última parte *-* (Mi querer a un Edward :( )

Lo mismo de siempre, chicas, reviews, alertas y favoritos siempre son bienvenidos y agradecidos :)

Que tengan un bello día, me cuentan que les parece el capi, bueno?

Besitos.

Inny!