CAPÍTULO EDITADO & REVISADO
Sumario: ¿Cómo sería la historia si Hinata hubiera sido la hermana gemela de Shisui Uchiha, hija de un Uchiha y una Uzumaki? ¿Qué pasaría si Naruto e Hinata fueran primos y si Sasuke no fuera el último Uchiha? ¿Qué habría pasado si Hinata, Shisui e Itachi fueran los tres prodigios? El resultado, la Hinata fuerte que la mayoría deseamos.
Las parejas están por definir pero no será un NarutoHinata o HinataHarem (el título podría causar confusión). La historia sigue el curso de Naruto solamente cambia la personalidad de Hinata (más fuerte) y su apellido, Uchiha, con lo que todo eso conlleva. Más adelante aclararé otras cuestiones.
Disclaimer: Naruto no me pertenece.
Capítulo 1 - La voluntad de fuego.
Tres niños se encontraban sentados en el jardín trasero del gran complejo Uchiha. A pesar de tener solamente 6 años, estaban callados mientras veían los árboles mecerse a su alrededor. Ese mediodía, Mikoto Uchiha había roto aguas y había sido llevada de inmediato al hospital, dejando a los tres niños cuidarse solos. Únicamente uno de los tres era hijo suyo, Itachi, pero todos ellos eran Uchiha.
El niño de la izquierda tenía el cabello corto y despeinado, su joven rostro era pálido y sus ojos, negros, estaban enmarcados por una línea oscura que parecía llegarle hasta la sien. A su lado, una niña con semejante estructura ósea le quitaba los pétalos a un girasol. Tenía la cara ovalada y unos pómulos aristocráticos; su cabello lacio le rozaba gentilmente los hombros y era de color azabache, como ocurría en todos los demás miembros del clan Uchiha.
La única anomalía que la distinguía del resto del clan y de los otros dos niños era el color de sus ojos, un color violeta oscuro que había heredado de su madre. Por último, Itachi, el heredero del clan Uchiha, cuyo cabello era largo, negro y lacio, sujeto en una coleta. Tenía los ojos del color de la noche cerrada y una tez blanca; dos marcas diagonales que se originaban de sus ojos como dos ojeras muy marcadas.
A lo lejos, unos pasos se escucharon acercándose al trío. Una mujer de avanzada edad los había visto desde la calle, era la abuela de Itachi, su cabello negro estaba recogido en un moño en su nuca, dejando ver el símbolo del clan en su espalda; un abanico con la parte superior roja y parte inferior blanca.
"¿Qué hacéis aquí? Mikoto llegará muy pronto, debéis entrar dentro, todo el clan visitará hoy esta casa", les dijo mientras se ponía las manos en las caderas. Miró las ropas manchadas de tierra y las rodillas peladas y sacudió la cabeza, "Shisui, Hinata, vuestros padres están esperando en casa. Será mejor que os cambies de ropa y os curéis esas heridas. Itachi ya sabes que hacer".
Asintió una vez con la cabeza y luego los dejó solos.
"Tengo que irme, mis padres deben estar a punto de llegar", pronunció el niño, levantándose. Alzó una mano en señal de despedida y entró dentro de la gran casa Uchiha.
Hinata abrió la boca, "Debe estar muy emocionado por ver a su nuevo hermano por primera vez".
"Claro que sí, estoy seguro que Itachi piensa que con un hermano como Sasuke su padre dejará de presionarle constantemente para que entrene aún más", dijo Shisui tendiendo una mano a su hermana.
"Pues yo estoy segura que eso no pasará a no ser que Sasuke sea un prodigio igual que Itachi, y eso lo sabemos los tres".
Ambos salieron caminando del complejo tranquilamente calle abajo. Aquellos que pasaban asentían con la cabeza a dos de los prodigios Uchiha, maravillados. Todos ellos habían puesto las esperanzas del clan en los tres genios; parecían aguardar algo. Esto a veces sorprendía a Hinata pues ninguno de los tres había logrado activar el Sharingan; sabía que estaban cerca de conseguirlo así que no le dio importancia durante años y se dedicó a progresar con sus habilidades como taijutsu, ninjutsu, lucha con armas y fuinjutsu. De nada le valía tener el Sharingan si no sabía defenderse sin él. Los ojos, después de todo, pueden ser robados o incluso cegados.
"Aquí estáis, pensé que debía ir a buscaros", gritó una voz desde el domicilio.
Ambos niños pararon en la puerta; arriba observaron el símbolo del clan Uchiha y al lado una espiral de color roja, el símbolo del clan Uzumaki. De repente la puerta se abrió de un golpe y allí apareció Kumida Uchiha, antes Uzumaki. Tenía el cabello rojo como el fuego y atado en una coleta en lo alto de su cabeza, aun así, le caía de manera lacia hasta sus caderas. Su flequillo estaba cogido en la sien por dos pinzas de color negro, tapando parcialmente ambos lados de la frente. Sus ojos eran de un violeta claro, refulgentes de felicidad.
"¡Mira quién está aquí!", pronunció otra voz, sonando alegre "Hacía tanto que no veía a mis queridos sobrinos".
Otra mujer se reunió alrededor de los niños. Tenía también el mismo tono y longitud de cabello; ambas mujeres eran casi idénticas, no se podía equivocar uno diciendo que eran familia. Llevaba el pelo suelo y cogido en el lado izquierdo de su rostro. La única diferencia entre ambas era la altura, Kumida siendo más alta, y los ojos gris violeta de Kushina Namikaze, antes Uzumaki.
"Mi hermana tendrá que decirme que os da para comer, ¡estáis tan grandes ya!" exclamó Kushina, mientras intentaba abrazar a ambos sobrinos a la vez con su barriga de embaraza en medio. Kumida rio, llevándose las manos a la boca.
"Va, cambios de ropa y luego os curaré esas heridas", pronunció finalmente la madre.
Shisui e Hinata se deshicieron de su excéntrica tía y corrieron a prisa a su habitación. Se miraron a los ojos una vez cerraron la puerta y luego suspiraron irremediablemente.
"Hemos salido a papá", entonó Shisui.
"No lo sé con seguridad, hay veces que eres igual de raro que mamá y tía Kushina", rio Hinata, esquivando un cojín e ignorando un "¡Oi!" de su hermano gemelo.
Cogió el primer kimono y la ropa interior que vio, de color violeta oscuro y con el símbolo del clan, y se apresuró en llegar la primera al baño, cerrando de un portazo y poniendo el seguro. Shisui pegó un puñetazo un segundo después, maldiciendo.
"Mamá debería lavarte esa boca", gritó Hinata.
"¿Cómo iba a hacerlo si estás tú en el baño, idiota?" chilló Shisui.
La pequeña sacudió la cabeza y se metió en la ducha, tardó poco pues sabía que su hermano odiaba esperar. Cogió una toalla y se secó aprisa, se vistió y luego procedió a secarse el cabello. Era extraño como alrededor de Shisui, de su madre y de su tía era capaz de comportarse de forma tan contraria a lo que es ser un Uchiha. Hinata llevaba el peso del clan con una dignidad silenciosa, como hacía Itachi, pero Shisui raramente se dejaba presionar por la familia Uchiha, prefiriendo actuar como un Uzumaki; alegre y abierto. No obstante, Hinata sabía que Shisui era muy inteligente y habilidoso, capaz de tomar en serio la situación si así lo requería. Todo un genio.
El clan ya había puesto sus esperanzas en la próxima generación. Los hermanos sabían que si fracasaban expresamente el clan los tildaría de débiles pero si conseguían ser fuertes y vivir el nombre Uchiha, el clan intentaría usarlos y cada vez les pedirían más. No había que ser un prodigio para saberlo, pero sí que había que ser un genio para saberlo con 6 años. Así fue como decidieron, junto con Itachi, hacerse fuertes para poder decidir sobre su futuro ellos mismos.
"Ya era hora", gruñó Shisui, metiéndose en el baño y cerrando la puerta.
Hinata sacudió de nuevo la cabeza y se sentó en la cama. Desde siempre los gemelos habían estado juntos; habían nacido separados por minutos, habían dormido en la misma cuna, habían entrenado juntos, habían dormido en la misma habitación… A pesar de la voluntad de su padre, Akuma Uchiha, su madre Kumida era lo suficientemente obstinada (o, mejor dicho, aterradora) como para salirse con la suya y dejar que los hermanos estuvieran juntos.
"¡Daros prisa, niños, Mikoto ya está aquí!" gritó una voz en lo profundo de la casa.
"Espero que no nos hagan hacer de canguros, no tengo ganas de cambiar pañales" dijo Shisui, saliendo del baño con el cabello húmedo.
Hinata levantó los hombros rápidamente y le cogió de la mano. Vieron a Fugaku Uchiha adentrarse en la casa principal de los Uchiha, sosteniendo un bulto rodeado por una manta azul. De repente apareció una cortina de pelo rojo y fueron arrastrados a toda prisa hasta donde esperaba Itachi, vestido con una yukata negra y pantalones azules.
"¿No es una monada?" cuchicheó Kumida a Kushina, mirando atentamente a Sasuke, que estaba ahora en los brazos de su hermano pero siendo vigilado muy de cerca por su tío Uruchi.
"No sé si estoy preparada para tener al mío" gimió Kushina, tocándose su protuberante estómago como si en cualquier momento el bebé fuera a aparecer.
No obstante, mirando de cerca su expresión, Hinata vio en sus ojos verdadero terror. No por el parto, no por su hijo, Hinata no sabía por qué pero su tía Kushina estaba aterrorizada. Miró de reojo a Shisui y éste le levantó una ceja. Por lo visto él también lo había apreciado. Kumida observó a su hermana y luego sonrió; sin lugar a dudas ella sabía lo que preocupaba a la joven Namikaze. Hinata se encogió de hombros mentalmente, pensando enterarse tarde o temprano. De repente Shisui vio un destello rojo, giró aprisa la cabeza y abrió la boca viendo los ojos de Itachi.
"¡Itachi, has despertado el Sharingan!" gritó apuntando con su dedo a los ojos de su amigo, como si no se lo creyera.
Todos los demás miraron atónitos al joven Uchiha de 6 años casi recién cumplidos y entonces apareció Fugaku. Miró a Sasuke, miró a Uruchi y, finalmente, miró los ojos de su primogénito. Eran rojos en el iris y su pupila era negra, un asta se encontraba en la parte inferior del iris, de color negra a juego con los colores Uchiha. El líder del clan Uchiha pestañeó un par de veces como para librarse del embrujo y dio un par de zancadas para poner la mano en el hombro de su hijo Itachi.
"¡Felicidades!" dijo Hinata, sorprendida.
"¡Solo faltáis vosotros dos!" exclamó Kumida, sonriente.
Kumida sabía que era solo cuestión de tiempo antes que sus hijos activaran su propio Sharingan. De repente sintió una presión en su garganta al pensar que sus hijos dejarían de entrenar en casa y pronto estarían apuntados en la academia. Kumida no era un genio pero era suficientemente inteligente como para que la gente se equivocara en juzgarla; sabía que tanto Shisui como Hinata iban a cargar con las expectativas de la familia Uchiha y, quizá algo egoísta de su parte, con las de su familia también.
Lo que tenía claro Kumida era que sus hijos iban a recibir el entrenamiento de fuinjutsu que recibió ella con su hermana Kushina, una especialidad del clan Uzumaki junto con el chacra especial que habían recibido tanto Shisui como Hinata. La primera vez que comprendió que sus hijos habían heredado algo más de ella que el 50% de genes fue cuando Hikari y Hiashi Hyuuga fueron a visitarla poco después del parto. Cuando detectaron algo extraño en el chacra de los bebés ambos Hyuuga ofrecieron ver con su dojutsu la anomalía. Lo que no esperaban era que los gemelos hubieran heredado el mismo chacra que su madre y los demás de su clan, una enorme y poderosa reserva de chacra color aguamarina.
Fue entonces cuando Kumida decidió preparar el entrenamiento de sus hijos; buscó todo tipo de pergaminos con instrucciones pasadas de padres a hijos Uzumaki, escribió sus propias técnicas que había actualizado de otras antiguas, encontró pergaminos de distintas aldeas que hablaban de sellado e incluso les encontró un contrato de invocación. Si Kumida era conocida por algo era por su dedicación y su gran organización, algo que le había valido como embajadora de la Villa de la Hoja. Así fue como Kumida empezó a enseñar a sus hijos, mediante juegos, los símbolos de sellado que más tarde utilizarían en sus técnicas. Pero ya había llegado el momento para que empezara el verdadero entrenamiento.
"Itachi, mañana empezaremos tu nuevo entrenamiento" dijo firme Fugaku, sacando de sus pensamientos a Kumida, "Shisui e Hinata se unirán a ti cuando activen su propio Sharingan. El año que viene empezaréis la academia".
Fugaku miró orgulloso los ojos rojos de su hijo, asintió a los otros adultos y marchó adentro del complejo, seguramente a contarle las nuevas a Mikoto.
"Kumida, debería irme ya, Minato me estará esperando en casa" murmuró Kushina, intentando no despertar a Sasuke.
"Bien, entonces Hinata y Shisui te acompañarán. No podemos dejar que la mujer del Hokage camine sola y embarazada por toda la villa, ¿no?" rio Kumida. Abrazó a su hermana y les revolvió el pelo a sus hijos, "Así tendrá tiempo Mikoto para refrescarse un poco y podremos poner a dormir a Sasuke".
Kushina suspiró y se encaminó hacia la salida, entablando una conversación con sus sobrinos. Ni siquiera estaba muy pendiente de lo que se estaba diciendo, estaba más atenta a las posturas de los dos niños. Siempre que los veía le sorprendía lo muy disciplinados que eran, algo que estaba segura que Naruto, su futuro hijo, no sería (teniendo a Minato y a ella como padres). Los kimonos de ambos eran de un color oscuro, uno masculino y el otro femenino, lo único que tenían en común era el símbolo a sus espaldas. El símbolo Uchiha, el que siempre atraía las vistas de los civiles y los camaradas. Cada miembro del clan era un ninja poderoso y habilidoso, algo que Kushina siempre admiraba fascinada. ¿Cómo un solo clan podía amansar tantos talentos?
El día que Kumida empezó a salir con Akuma Uchiha, Kushina no podía creerlo. Su hermana siempre había sido más cerrada que ella pero seguía siendo una Uzumaki y los Uzumaki eran el polo opuesto al misterioso clan Uchiha. No obstante, cuanto más tiempo pasaba, más se daba cuenta Kushina que Kumida y Akuma eran perfectos el uno para el otro y que, en realidad, no les importaba a que clan perteneciese el otro ya que estaban enamorados. El momento en que Kushina tuvo dicha revelación se sintió celosa, celosa porque ella anhelaba lo que su hermana tenía. Sin embargo, su hermana era 6 años mayor que Kushina y toda la familia acababa de mudarse a Konoha; lo que la convertía en una nueva alumna de la academia con cabello raro y rojo. No fue sino meses después que ninjas de Kirigakure intentaron secuestrarla; aquella misma noche se enamoró de Minato cuando éste la salvó.
Por otro lado, Hinata y Shisui estaban teniendo una doble conversación. Era obvia que tía Kushina no les estaba escuchando, a juzgar por su expresión pensativa. Shisui acercó la cabeza al oído de su hermana, "¿Qué crees que era lo que pensaba antes tía Kushina cuando hablaba del bebé?"
"No lo sé, pero mamá también sabía lo que estaba pasando en realidad", Hinata murmuró pensativa, "aunque si te fijaste en Uruchi él no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo".
"¡Hm! No pareció haberse dado cuenta que pasaba algo en primer lugar", gruñó Shisui.
"De cualquier manera, eso quiere decir que los Uchiha no saben del caso y que los Uzumaki sí".
"Entonces, el problema está en la línea Uzumaki", murmuró el niño, "tendremos que investigar. ¡Estas cosas me divierten!"
"¿Qué estáis murmurando?" sonó una voz femenina detrás de ambos gemelos. Kushina tenía las manos puestas en las caderas y las cejas alzadas.
Hinata y Shisui se miraron de reojo, como solían hacerlo.
"Tía Kushina, queríamos saber sobre más sobre el clan Uzumaki", masculló Shisui. Hinata le dio un codazo, reprimiendo sus malos modales.
"Ah, bueno… ¿Cómo empezar?" Kushina miró al cielo y se llevó un dedo a la barbilla, "El clan Uzumaki siempre ha sido un clan poseedor de técnicas de sellado; todos nosotros contamos con un chacra especial que nos permite sellar diversos objetos e incluso demonios como los bijuu, esa es la causa por la cual el clan Uzumaki es tan famoso".
Hinata casi pudo oír la voz en su cabeza que siempre escuchaba cuando estaba en lo cierto o cuando oía algo esencial. ¿Un bijuu había dicho? Obviamente, la fama es siempre proporcional a la hazaña, eso era lo que Hinata había deducido, y los Uzumaki eran un clan muy famoso. Incluso tenían su propia villa, pequeña, pero suya.
"Entonces, ¿los Uzumaki han llegado a sellar bijuus?" preguntó Hinata con una curiosidad infantil que no tuvo que falsear.
Shisui, al otro lado de tía Kushina, miró de reojo a su hermana y luego alzó sus ojos mirando a Kushina. Ahora, no importaba lo que dijera tía Kushina, tanto Hinata como Shisui sabrían la verdad; si mentía porque no sabía hacerlo y si decía la verdad más rápido habrían cerrado el tema.
"Sí, hace mucho tiempo Mito Uzumaki consiguió sellar el Kyuubi" dijo en un murmuro, su voz tenía un tono apesadumbrado. Hinata entrecerró los ojos. Tía Kushina no les había mentido pero tampoco había dicho toda la verdad, "De cualquier manera, vuestra madre ya os habrá contado que toda técnica, y aquí incluyo las técnicas de sellado, tienen un punto débil. Así como el punto débil del fuego es el agua".
Eso los gemelos ya lo sabían y, por lo visto, tía Kushina sabía que ellos lo sabían. ¿Por qué lo había comentado? Shisui dedujo que esa era la clave de las preocupaciones de su tía. ¿Cómo estaba relacionado la debilidad de una técnica de sellado de un bijuu con su embarazo?
"¡Ya hemos llegado!" exclamó Kushina, de pronto la puerta se abrió y apareció el 4º Hokage, Minato Namikaze, esposo de Kushina y tío de Hinata y Shisui.
"¡Kushina! Si querías ir a ver a tu hermana, ¿por qué no me has esperado? Ya sabes que podría haber ido contigo si me lo hubieses pedido", murmuró Minato abrazando a su esposa, sus ojos fijos en los ojos claros de Kushina.
"No he ido y venido sola, aquí tengo a mis dos sobrinos por si hay algún problema", sonrió la pelirroja girando en los brazos de su esposo para mirar, ambos, a los gemelos, "han sido de gran ayuda distrayéndome del embarazo, casi no puedo ni andar".
"Todavía quedan 2 meses para tener a Naruto aquí, todo irá bien", susurró Minato.
Entonces fue cuando Hinata lo comprendió todo. Sus ojos se abrieron mínimamente y miró a Shisui, que siempre iba a la misma velocidad que ella. Su boca se había abierto y cuando vio que Minato le miraba la cerró con un clic.
"¿Es por eso por lo que estás preocupada, tía Kushina?", empezó en voz baja pero firme Hinata, "¿Por qué el bijuu que está sellado dentro de ti pueda salir en el parto?"
Kushina abrió la boca de golpe, sus ojos bien abiertos. Minato dejó caer los brazos que estaban apoyados alrededor de las caderas femeninas y los miró asombrado fijamente.
"Ya veo que no sois prodigios Uchiha por nada", dijo Minato, "pasad a dentro, esto no debe llegar a oídos enemigos".
Kushina se movió aún en shock, se sentó en el sofá guiada por su esposo y éste esperó a que los gemelos se hubieran sentado en la mesa para traerles unas tazas de té. Minato se entretuvo en la cocina, fascinado con la rapidez con la cual dos niños de 6 años habían deducido algo que la mayoría de Konoha no había ni imaginado. El Hokage dudaba que Kumida le hubiera contado la verdad incluso a sus hijos sabiendo el riesgo que corría su hermana al estar embarazada. No, Minato sabía que con suficientes pistas era posible resolver cualquier cosa.
Puso cuatro tazas en una bandeja plateada y avanzó hacia la mesa del comedor. Kushina ya había cerrado la boca pero tenía la vista desenfocada, perdida en sus cavilaciones. Los niños tenían las cabezas unidas y estaban murmurando inaudiblemente. Minato sacudió la cabeza y distribuyó las tazas de té.
"Esto que os vamos a contar ahora no puede salir de aquí, como imagináis", empezó su tío, "estáis en lo cierto cuando decís que el parto es un momento crucial para el sellado; es el momento en que el sello está más débil ya que la energía que normalmente se consume soportando dicho sello ahora está dirigida al parto y al bebé".
"Aún no sé qué pasará en ese momento pero supongo que me llevaran a las afueras, por si algo pudiera ocurrir", dijo Kushina, recuperándose de la sorpresa. Minato asintió.
"Eso no es muy inteligente" empezó Shisui, frunciendo el ceño, "En principio no tiene porqué pasar nada con el sello, ¿no?"
"No, pero por la seguridad de los aldeanos esa es la solución más prudente", contestó Minato.
"Lo que intenta decir Shisui es que poner a los aldeanos a salvo pondrá a su vez a tía Kushina en peligro" repuso Hinata. Minato y Kushina intercambiaron una mirada.
"¿Por qué lo dices?" preguntó Minato, intrigado. Estos niños eran genios, no tenía la intención de subestimarlos. Podían proporcionar un punto de vista distinto y quizá importante.
"Nosotros hemos sabido que tía Kushina tiene un bijuu sellado en su cuerpo y que la debilidad del sello está en el parto, y tenemos 6 años" dijo Shisui, "¿Quién os dice que no hay alguien por ahí, con más experiencia, que sabe también la debilidad del sello?"
"¿Qué pasaría si alguien intenta robar al bijuu en el momento del parto?" preguntó retóricamente Hinata.
Kushina se quedó muda, ni siquiera se había planteado dicha opción pero era muy posible; solamente tenía que recordar el intento de secuestro de hace años. Minato miró a los gemelos, en su rostro una seriedad extrema. Sí, esos niños serían un día unos poderosos aliados o unos terribles enemigos, pensó.
"Es más, saber que Mito Uzumaki había sellado un bijuu hace tiempo es una pista muy importante para saber dónde está ahora el bijuu", dijo Shisui, "incluso si no estaba sellado en ella es lógico que deje el bijuu con o en alguien cercano, como lo es un familiar que práctica el arte del sellado y que tiene chacra especial de los Uzumaki, perfecto contenedor y guardián".
"Dejar a un bijuu en Uzushiogakure sería peligroso además de impráctico ya que Mito Uzumaki era la mujer del primer Hokage y residía en Konoha, lo que significa que el contenedor del bijuu debe estar en Konoha" continuó Hinata, "Para hacer un inciso, es más seguro si el bijuu está dentro de una persona ya que ésta en todo momento sabría qué está pasando con el demonio y por lo tanto ahorraría complicaciones innecesarias, descartando la teoría de que el contenedor sea un objeto y reforzando la hipótesis de que el contenedor sea humano, así que…"
"Así que los únicos miembros Uzumaki que se trasladaron a la villa y que podían ser el contenedor del bijuu sois tú y mamá", dijo Shisui mirando a Kushina a los ojos, "ya que, puesto que un bijuu debe cambiar de contenedor cuando éste está cerca de su muerte, haría que los abuelos no fueran candidatos adecuados".
"Y entre tú y mamá, tú eres más joven y, por lo tanto, puedes llevar el bijuu durante más tiempo lo que da más tiempo para buscar al próximo contenedor y, además, cuando te lo sellaron eras joven y moldeable; podrían hacerte más fácilmente leal a Konoha que mamá, que es mayor que tú", dijo Hinata.
Kushina se llevó las manos al rostro y se tapó, llena de vergüenza. Minato se sentó en el sofá al lado de su mujer y le pasó un brazo por encima de los hombros. Murmuró algo en su oreja y esperó a que dejase de sollozar.
"Por eso creemos que deberíais convencer al consejo que el parto en el hospital será más seguro, si alguien interfiriera en el parto no habría suficientes refuerzos para frenarlo a tiempo y puede ser que el bijuu salga por completo", repuso Shisui.
"Será mejor que nos vayamos, Shisui", murmuró Hinata, "No te preocupes tía Kushina, no le diremos a nadie esta conversación, después de todo es confidencial".
Ambos niños abrazaron a la vez a Kushina y Minato los acompañó a la puerta, les revolvió el pelo como había hecho Kumida.
"Tened cuidado, niños", dijo una vez llegaron a la entrada, "Tendré en la más alta consideración lo que nos habéis dicho". Sonrió.
Shisui e Hinata encaminaron la calle abajo en silencio, sabían que ya no había nada que pudieran hacer puesto que seguramente su madre ya estaba enterada de todo y de dónde pensaban llevar a Kushina en el parto. Shisui dudaba que los ancianos del consejo cambiaran de opinión con semejantes muestras de testarudez.
…..
Habían pasado 2 meses desde el encuentro en casa del 4º Hokage, la fecha del parto era inminente y Minato no había podido sacudirse de encima al consejo. Lo único que pudo hacer era juntar un equipo de anbu para el gran momento y levantar una barrera alrededor del escondite, donde quisiera que estuviera. Fue espiando una conversación entre Kushina y su hermana que los gemelos Uchiha pudieron satisfacer su curiosidad. No obstante, a Hinata no le gustaba la idea de que hablaran tan tranquilamente sobre ello en plena luz del día en el complejo Uchiha. ¿Si ellos lo habían escuchado quién más podría haberlo hecho?
"Kushina, estate tranquila, ya mismo tendrás a Naruto en tus brazos y todo estará bien" calmó Kumida en un tono compasivo y casi inaudible, "Ya verás que todo irá bien. Ahora debes preparar tus cosas para esta noche".
"Sí", dijo tía Kushina "¡Ah! Está aquí Biwako, al fin".
Se escuchó el rumor de la ropa y luego una silla moverse, chirriando contra el suelo de madera. Los niños subieron cautelosamente a su habitación y miraron hacia la calle, la esposa del antiguo tercer Hokage acompañaba a una mujer pelirroja que se había parado a hablar con Mikoto Uchiha, la esposa del líder del clan, que llevaba a un Sasuke de apenas 2 meses en brazos. Vieron como Biwako Sarutobi cogía la mano de su tía y la arrastraba a la salida del complejo.
"Espero que todo vaya bien" susurró Hinata, acostándose en su cama.
"Si te quedas parada sin hacer nada lo único que vas a conseguir es pensar más en ello", respondió Shisui, "¡Ah! Hace 2 meses que no vemos a Itachi, se pasa el día entero entrenando con Fugaku ahora que tiene el Sharingan".
"Estaremos en una tremenda desventaja cuando tengamos que enfrentarnos en el entrenamiento", dijo Hinata, "por otra parte, este período de tiempo ha servido para empezar a entrenar nuestro fuinjutsu".
"Entrenar, entrenar, entrenar… solo oigo esas palabras últimamente", se quejó Shisui mientras estiraba frustrado su cabello negro, "Deberíamos ir al parque, ya sabes, ese que está cerca del río Nakano".
"¡Pues vayamos!" exclamó Hinata, levantándose de un salto de la cama.
Ambos niños se pusieron las típicas sandalias azules ninja y salieron disparados escaleras abajo vestidos con pantalones cortos y camisas negras de manga corta.
"¡Alto!", gritó una voz cuando Shisui tenía a mano puesta en el pomo de la puerta, "¿Dónde creéis que vais?"
Kumida tenía las manos puestas en las caderas mientras miraba divertida con sus ojos violáceos como sus hijos daban un bote de sorpresa. Se giraron a la vez y se quedaron en silencio, mirando a su madre. Kumida, al contrario de lo que parecía expresar su pose, estaba contenta que ambos niños actuaran como los niños que eran en lugar de robots en entrenamiento.
"Mamá, íbamos al parque", se atrevió a decir Shisui, "al que está al lado del río Nakano".
"Ya veo… ¿Y cuándo pensabais informarme?" preguntó con un tic en el ojo, cruzó los brazos frente su pecho y esperó. Silencio, "¡Argh! Está bien, pero no lleguéis muy tarde que vuestro padre regresa hoy de su misión y yo debo partir ahora; nos veremos mañana al mediodía".
"¡Adiós!", gritaron saliendo pitando antes que su madre cambiase de opinión.
No obstante, una vez que desaparecieron del complejo, Kumida rompió a reír. Sacudió la cabeza y levantó el pergamino de su nueva misión que residía en el alféizar de la ventana. A veces les daba demasiadas libertades para tener solo 6 años.
"Porque poco, las madres dan miedo", murmuró Shisui mientras corría con Hinata a lo largo de la hierba a lar orillas del río. Su hermana asintió.
A lo lejos se divisaba un parque cercado por una valla de metal; contenía unos columpios, un trampolín y demás juegos infantiles. Ni Shisui ni Hinata conocían a nadie de su edad pero rápidamente entablaron conversación con Rin, la excompañera de equipo de Obito Uchiha, que parecía intentar jugar con un niño 5 años más pequeño que ella. Tenía los mismos tatuajes violetas en la cara, dos rectángulos desde el pómulo hasta la mandíbula y el cabello del mismo color marrón chocolate que sus ojos.
Durante un par de horas Hinata y Shisui olvidaron que eran miembros del clan Uchiha, se convirtieron en niños y corrieron en todas direcciones hasta que al final cayeron exhaustos en la hierba. Era Octubre, 10 de Octubre, y los anocheceres cada vez se producían más rápido. Eran casi las 8 de la tarde cuando de repente hubo una explosión en la lejanía, en las montañas. Hinata y Shisui se pusieron de pie al igual que sus nuevos amigos. En un instante apareció una ola de fuego gigantesca que arrasó los barrios de las afueras de Konoha.
"¡Debemos ir al complejo Uchiha, corre Hinata!", gritó Shisui, avanzando rápidamente hacia la salida del parque.
Ambos niños corrieron velozmente por las calles, la gente corría en todas direcciones presa del pánico, el cielo negro estaba encapotado de humo y las llamas cada vez se acercaban más al corazón de Konoha, creando sombras de color rojo en los edificios. Hinata suprimió todas las emociones y pensamientos excepto uno: llegar al complejo Uchiha. Shisui entró primero por las dobles puertas de acero y madera, pausó para mirar a un lado y a otro y vio que el barrio Uchiha estaba totalmente desierto.
"La entrada al refugio está al este desde el complejo Uchiha, está más cerca que el camino del parque aquí", informó Hinata, manteniendo la calma aunque deseaba saber qué había pasado en las afueras de Konoha.
"Seguramente han llegado antes al refugio que nosotros aquí, entonces", contestó Shisui.
Otra explosión, esta vez como si de un rayo se tratara, sonó e iluminó las montañas vecinas al clan Uchiha. La tierra tembló durante unos instantes y luego se sintió un terrible rugido.
"Eso ha sonado muy cerca", murmuró Hinata, "¿Vamos a ir al refugio?"
"Todos estarán allí, no tenemos que preocuparnos por nadie más que por nosotros y tía Kushina.", respondió Shisui mientras se encaramaba a una pared alta, mirando las luces cercanas, "Esta noche era la noche del parto, ¿recuerdas?"
"La lógica dice que vayamos al refugio", dijo Hinata aunque sin poner énfasis en sus palabras, "demos un rodeo por el complejo y así apareceremos en el lado este del ataque, por si hay que retirarse al refugio".
"Vamos", asintió Shisui.
Corrieron enfocando chacra a sus piernas, como les había enseñado su padre, manteniendo un silencio sepulcral durante todo el trayecto. Los animales parecían haber huido del bosque. Sobrepasaron la línea de árboles como fantasmas, sin hacer ruido y más rápidos que el viento. Se miraron de reojo y pararon a escuchar. Silencio. Shisui dio un paso adelante y piso con firmeza el río, controlando perfectamente el flujo de chacra bajo sus pies. Jadeó.
"¿Shisui?" susurró Hinata, todavía escondida tras los árboles. Cuando su hermano no contestó procedió a salir en su encuentro.
Un grupo entero de anbu se mecían en el agua, algunos flotaban de forma extraña, sus extremidades partidas o cortadas, sus cuellos rotos o degollados. Una cabeza se había topado con un dique de hierbajos y palos detrás de una roca que le impedía seguir corriente abajo. El río tenía un tinte rosáceo que acababa difuminándose según se extendía el arroyo. Era una carnicería. Hinata se arrodilló sin respiración y miró a la entrada de la cueva, protegida por unos pilares rojos con sellos en las extremidades.
"Tía Kushina", susurró Hinata, su rostro pálido.
De repente el agua parecía ir extremadamente despacio, podía ver donde iban a mecerse las ramas en los árboles y como se movía su cabello a punto de tocar su cara. Sintió su chacra más vivo que nunca, moviéndose alterado por su cuerpo y acumulándose en sus ojos. Entonces se dio cuenta, ¡había activado el Sharingan!
"¡Shisui!", éste se giró para mirarla y sus ojos negros chocaron con los suyos rojos, una aspa definía el primer nivel ocular.
"¡Lo has conseguido!", exclamó en el silencio de la noche, luego sacudió la cabeza, "¡Vamos, tenemos que darnos prisa tía Kushina y tío Minato deben estar juntos en el lugar de la explosión!".
"¡Sí!".
Corrieron de nuevo entre la espesura, esta vez el recorrido mucho más corto. Hinata agarró a Shisui justo cuando una oleada de chacra pasó rozando los árboles delante de ambos, destruyéndolos. Shisui agradeció a su hermana con la mirada y luego callaron mientras caminaban por el borde del bosque.
Kushina estaba medio estirada en un pequeño montículo en el claro, tenía la cara perlada de sudor y el cabello húmedo despeinado. Su rostro estaba pálido y tenía unas sombras oscuras bajo los ojos; estaba exhausta. Su vientre estaba ya plano; Naruto estaba con ella tapado, envuelto en una fina manta blanca. De repente Shisui vio un relámpago amarillo entre los árboles y escuchó el golpe de armas resonar por el bosque. Una sombra bloqueó la luz de la luna y fue entonces cuando Hinata se dio cuenta que había algo más detrás de su tía Kushina. La figura de un zorro gigantesco con nueve colas ondeantes y ojos rojos con una pupila negra rasgada miraban a Kushina con odio y algo parecido a malvada anticipación.
"¡Kushina!", se escuchó la voz de un hombre gritar, era Minato, quien también había visto los ojos del bijuu.
Tía Kushina levantó su rostro y agarró fuertemente la piedra mientras miraba en su dirección. El zorro, no obstante, abrió la gran afilada boca y rugió de nuevo. Kushina tapó a Naruto con su cuerpo mientras intentaba sentarse.
"Shisui, tía Kushina está exhausta y ella es la única aquí que sabe la técnica de sellado del Kyuubi", empezó Hinata, mirando fijamente al zorro que se agachaba y parecía sacudirse para quitarse algo de encima, "Debes distraer al Kyuubi mientras yo copio la técnica con mi Sharingan".
"¿Estás loca?", susurró – gritó Shisui, "incluso si puedo distraerle solo serán unos segundos, ¿qué pasará si fallas o si yo fallo?".
"No voy a fallar, tú tampoco, los otros Uchiha no han podido copiar técnicas Uzumaki ya que no tienen su chacra especial", Hinata miró fijamente a Shisui, "nuestro chacra".
"Está bien, aunque ya sabes que tú no podrás sellarlo aún, solo retenerlo hasta que vengan refuerzos", murmuró Shisui, segundos después de pensar en silencio.
"Eso es más que suficiente; cuando tenga al Kyuubi retenido, tendrás que prestarle tú chacra a tía Kushina, si puede realizar ella la técnica tendremos más posibilidades de victoria".
Shisui asintió y se apartó nerviosamente el cabello de la sien. Hinata miró sin parpadear al zorro, que parecía haberse librado de algo invisible que le mantenía sujeto y luego, observó de reojo el destello amarillo de las técnicas relámpago tan famosas del 4º Hokage en la lejanía. Shisui corrió entre los árboles, rodeando a Kushina mientras Hinata esperaba ansiosa la señal.
"¡Katon: Goryuka no Jutsu!", gritó Shisui a su derecha a lo lejos.
Hinata salió corriendo hacia Kushina justo en el momento que un gran dragón de fuego del tamaño de uno de los brazos del Kyuubi impactaba con el bijuu, ardiendo su pelaje. El Kyuubi rugió y se dio media vuelta, de cara a Shisui.
"¡Tía Kushina!", Hinata exclamó calladamente tocando su brazo.
"¡Hinata!", jadeó temerosa ella, "¡No debéis estar aquí!"
"¡Rápido, muéstrame la técnica y yo restringiré el movimiento al Kyuubi mientras Shisui lo distrae!", gritó frustrada Hinata.
Kushina le miró los ojos de repente y asintió, llegando a la misma conclusión que había deducido Hinata antes. Era posible que funcionase. Hinata miró sus manos que se movían rápidamente y escuchó la explicación de su tía.
"Debes concentrar chacra en tu estómago y empujarlo de manera afilada hacia el Kyuubi de forma rápida; atarlo en sus extremidades para que no se mueva", jadeó Kushina, tumbada y agarrándose las costillas donde seguramente tendría alguna rotura. Naruto se movió entre su manta.
"¡Ahora Shisui!", gritó lo más fuerte que pudo Hinata.
"¡Katon: Haisekisho!", gritó Shisui, su voz llena de determinación.
Una nube de ceniza gris salió a gran velocidad de su boca rodeando el Kyuubi en menos de 5 segundos, éste rugió dispersando la nube pero era demasiado tarde, Shisui ya había empezado su próximo jutsu.
"¡Katon: Gokakyu no Jutsu!", gritó finalmente Shisui, acabando su parte para distraer al Kyuubi.
Una gran bola de fuego se dirigió con rapidez a la nube de cenizas y produjo una reacción en cadena que provocó una gran explosión. Hinata rápidamente hizo los sellos de manos y dirigió más de la mitad de su chacra a su estómago.
"¡Mojiretsu!", unas grandes cadenas plateadas con la punta afilada en forma de flecha salieron del estómago de Hinata y se expandieron alrededor del Kyuubi.
Hinata apretó su chacra en las cadenas, encadenando cada extremidad del Kyuubi. La fuerza del bijuu hizo que tropezara y tuviera que agarrarse a la roca que sostenía a Kushina. Shisui corrió y derrapó, parándose frente a su tía y poniéndole las manos en el pecho. Aunque Shisui no sabía ningún jutsu médico dedujo que traspasarle chacra era lo mínimo que podía hacer; sus manos brillaron de un verde aguamarina y Kushina se tumbó, sujetando una mano de Hinata y apretándosela para darle fuerza. La otra mano rodeó a Naruto.
"¡Tú, maldita!", rugió el Kyuubi resistiendo sus cadenas, "¡Cuando salga de aquí…!".
Hinata apretó sus dientes, reforzando poco a poco pero constantemente las cadenas con su chacra. Respiró fuertemente por la nariz y agarró con su mano sobrante las cadenas, sujetándose firmemente. Notaba como se formaban gotas de sudor en su frente y en las sienes y tuvo que detener el ridículo impulso de apartarse el pelo para refrescarse. Sus orejas estaban calientes y la presión se extendió de su estómago en todas direcciones de manera lenta. Empezó a jadear.
"¡Shisui, ayuda a tu hermana!", gritó Kushina empujando las manos de su sobrino.
"No, Hinata y yo ya acordamos que tú eres nuestra prioridad, la única persona que sabe sellar al Kyuubi", respondió Shisui cuando notó que Hinata no podía, "Contigo tenemos más posibilidades de sobrevivir todos".
Hinata ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado pero dudaba que pudiera aguantar eternamente contra un bijuu. Se dijo a si misma que cuando su madre volviera de su misión iba a entrenar el doble en fuinjutsu de lo que ya hacía. Los sonidos de la lucha se acercaban cada vez más al claro, Shisui levantó la mirada y vio como Minato intentaba deshacerse de una sombra con capa negra y máscara blanca para venir a por su tía.
"¡Hinata, resiste!", pidió Kushina apretando su mano cuando ésta jadeó.
De pronto Minato apareció solo en el claro, miró a Kushina tumbada en la roca, a Shisui intentando mantener despierta a su tía y a Hinata resistiendo la fuerza del zorro mientras lo tenía encadenado. No tuvo tiempo de sorprenderse, se paró detrás de Hinata y empezó a formular sellos a una velocidad inalcanzable. De pronto una barrera apareció alrededor del claro, impidiendo la entrada de extraños.
"¡Hinata, necesito que resistas un poco más mientras preparó el sellado del Kyuubi!", gritó Minato por encima de los ahora furiosos rugidos del bijuu, que sabía de su futuro más próximo.
"¿Qué piensas hacer?", preguntó chillando Shisui, sus manos brillando con menos intensidad pero fluyendo su chacra con fuerza.
"¡El Kyuubi necesita otro recipiente, yo lo sellaré con el Shiki Fujin pero Kushina está demasiado exhausta como para sobrevivir el sellado ya sea en su cuerpo o en el de otra persona!", contestó mientras invocaba un altar con una pequeña cama rodeada de velas blancas y hierbas medicinales.
"¿¡Piensas sellar el bijuu en Naruto!?", gritó atónito Shisui girándose a ver a su tío después de observar la medida del altar.
"¡Yo moriré al sellar el bijuu, Hinata no puede ser el recipiente mientras ella encadene al Kyuubi por mucho control que tenga sobre él ahora!", cogió a Naruto y lo puso en el altar, "¡Naruto tendrá al menos un padre y Kushina le ayudará con el Kyuubi más de lo que yo podría!"
"¡Minato!", gritó la voz del tercer Hokage, fuera de la barrera protectora.
Estaba acompañado por una veintena de ninjas, la mitad de ellos de categoría anbu y otros que seguramente se encontraría cuando corría a reforzar el equipo, ahora muerto, del 4º Hokage. Hinata cerró los ojos, intentando huir de la imagen espeluznante del Kyuubi forzando sus cadenas de chacra mientras la miraba fijamente; estaba prometiendo venganza.
Hiruzen Sarutobi observó la situación con asombro. Uno de los prodigios Uchiha estaba reteniendo al bijuu más fuerte de todos por lo que parecía más de 10 minutos, según la expresión cansada de su rostro, el otro niño estaba manteniendo consciente a Kushina y, finalmente, Minato estaba preparando un altar de sellado para el Shiki Fujin.
"¿¡Se puede pasar esta barrera!?", preguntó el anterior Hokage a un líder anbu por encima de los rugidos del Nueve Colas.
"No, Hokage-sama ha negado la entrada a todos", respondió un anbu con la capa blanca y máscara de águila, "Me temo que el Hokage no quiso tener interrupciones".
Los ninjas de refuerzo observaban impacientes la escena, músculos tensos y listos para saltar a la acción. Se escucharon unos pasos rápidos y del bosque aparecieron dos Uchiha; Fugaku, líder del clan, y Akuma, padre de los gemelos. Ambos tenían el Sharingan activado y miraban con horror la pelea que se batallaba delante. Akuma apretó los puños, sabía que gritar y ponerse nervioso no sería de ayuda; lo único que pudo hacer era confiar en las habilidades de sus pequeños hijos y rezar. Por el rabillo del ojo vio un movimiento, un ninja con capa negra y máscara parecida a la de los anbu; en su espalda llevaba un tantö. Akuma entrecerró los ojos, preguntándose por qué los miembros anbu de la raíz estaban espiando el sellado del Kyuubi y no habían interferido antes. Seguramente estaban enterados del parto de su cuñada pero, a juzgar por el estado del grupo que custodiaba al Hokage, no habían movido ni un dedo.
"¡Hinata, suelta las cadenas!", gritó Minato por encima del ruido extremo del claro.
Hinata paró el flujo de chacra y, de repente, el zorro de nueve colas se abalanzó a toda prisa sobre Naruto, dispuesto a matar a su futuro jinchuriki. Kushina se levantó a prisa y se postró frente al altar, Minato clavó los pies en el suelo y abrazó a Kushina mientras cerraban los ojos. Shisui vio a cámara lenta como una garra del Kyuubi atravesaba a sus tíos; en ese mismo momento supo que ambos iban a morir a pesar de los esfuerzos que habían hecho Hinata y él.
Miró a su hermana gemela que jadeaba libremente en el suelo, mirando con los ojos abiertos a sus tíos y notó como una sombra a toda velocidad se abalanzaba sobre ella. La otra garra del Kyuubi estaba a punto de aplastarla. Sintió una corriente fría en sus ojos y se lanzó sobre su hermana, cogiéndola de la cintura y saltando hacia atrás un segundo antes que el bijuu aplastara el suelo donde había estado de rodillas.
"¡Shisui!", gritó Hinata mirando a los ojos de su gemelo, pero éste la arrastró hasta hacia la barrera donde su padre les estaba esperando.
"¡Shisui, Hinata!", fue lo único que pudo decir Akuma Uchiha cuando sus hijos por fin estuvieron en sus brazos.
Observó los ojos rojos de ambos y supo que la noche había sido lo suficientemente traumática como para que ambos despertaran el Sharingan. De pronto se sintió tremendamente aliviado y, por otro lado, desolado por los eventos que habían y que estaban pasando. Notó como uno de los cuerpos en sus brazos se tambaleaba y lo cogió al vuelo; Shisui se había desmayado del cansancio.
Miró a su hija y vio como cerraba los ojos, justamente cuando su cuñado Minato invocaba al Shiki Fujin y empezaba a sellar al Kyuubi en Naruto con la ayuda de su mujer, Kushina. Sintió una presión en el brazo y lo estiró rápidamente para coger a Hinata, que en ese mismo momento caía rendida en lo que sería, sin duda, una de las noches más largas de su vida.
…..
"Estoy orgulloso, tanto Shisui como Hinata han logrado ponerse a tu altura en pocos meses, Itachi", empezó Fugaku, el líder el clan, "además, habéis logrado la maestría de técnicas que muchos jounins de Konoha desearían aprender".
Shisui miró a su hermana gemela, tenía unas leves ojeras bajo los ojos pero su rostro era tan estoico como el de Itachi. Habían pasado 10 meses desde aquel 10 de Octubre en que el Kyuubi quedó libre durante un par de horas; fue tiempo suficiente para que un desconocido intentara arrasar la villa y para que Minato y Kushina Namizake perdieran su vida protegiendo Konoha, sellando al bijuu dentro de su propio hijo.
Naruto, primo por parte materna de Hinata y de Shisui, había sido trasladado desde el hospital a casa de sus tíos Uchiha y ahora estaba al cuidado de Kumida, antes Uzumaki. Para proteger al pequeño, el nuevo Hokage, el anterior tercer Hokage Sarutobi, y el consejo de ancianos del Hokage y del clan Uchiha, habían decidido crear el rumor de la muerte de Naruto Namikaze. No obstante, Naruto seguía con vida y había adoptado el nombre de su madre, Uzumaki, haciéndose pasar por un primo lejano de Kumida.
Shisui e Hinata habían sentido la pérdida de sus tíos con más fuerza que los demás. Habían estado allí protegiendo a su tía en los que, insospechadamente, fueron sus últimos momentos en vida. Habían batallado con un bijuu y habían despertado el Sharingan después de presenciar dos carnicerías distintas; la de los anbu y la de sus tíos. Lo último que recordaba Hinata era el rostro lloroso de su tía, sangre cayendo por su boca y los ojos postrados en el hijo que había esperado 10 meses de embarazo para ver, el hijo que había visto durante un par de horas angustiosas y al que no volvería a ver jamás. Hinata sintió un nudo en la garganta cuando escuchó las palabras de su tía.
"Naruto, pórtate bien y duerme mucho,…"
Se dio cuenta demasiado tarde que no estaba respirando. Se desmayó. El día siguiente llegó Kumida de su misión de embajada en una villa vecina. Hinata no quiso estar presente cuando se enteró del desastre así que se escondió en su cuarto con Shisui el día entero y pasó la semana en silencio mientras su madre lloraba por ella. Pocas semanas después empezaron un entrenamiento intensivo; por las mañanas con Fugaku mientras Kumida cuidaba de Naruto y, por las tardes, con Kumida mientras Mikoto cuidaba de su primo.
Shisui siguió el ejemplo de su hermana y no dijo nada sobre la intensidad del trabajo pues sabía que era la manera en que su madre aguantaba el dolor de la pérdida de tía Kushina. Cuando pasó medio año desde la muerte del Hokage y su esposa, tanto Shisui como Hinata habían perfeccionado las técnicas son shurikens y otras armas como explosivos, kunais y dagas. Con su Sharingan habían copiado más de una centena de técnicas de todas las naturalezas de chacra en las que trabajaban por las noches para mejorar la fuerza y disminuir la energía requerida.
Habían aprendido el primer nivel de fuinjutsu y ya estaban terminando el nivel intermedio. Habían estudiado con su madre los tenketsus que los Hyuuga podían ver con el afán de poder expulsar chacra en mayor cantidad dañando a los enemigos y creando un escudo protector chacra. Habían sido puestos a prueba en diversos combates con miembros mayores del clan, así como su padre Akuma, Fugaku u otros Uchiha de élite; perfeccionando su taijutsu y entrenando en distintos tipos de combate cuerpo a cuerpo que los Uchiha habían copiado con su técnica ocular en misiones fuera del país del Fuego.
No fue sino hasta que Shisui se partió el brazo que Hinata pidió a su madre Kumida entrenamiento médico. Ninguno de los tres jóvenes prodigio pensaba ser ninja médico pero estaban empeñados en aprender el uso de venenos y la creación de sus antídotos y la curación de heridas tanto externas como internas. Antes de que se dieran cuenta, Junio ya había pasado y los tres genios Uchiha habían cumplido 7 años.
"En Setiembre empezaréis la academia", dijo Fugaku, que estaba de pie con Akuma, en el patio el complejo Uchiha, "Esperamos lo mejor de vosotros tres".
Solo asintieron y comieron más tarta, pues de nada serviría quejarse. Esa misma noche volvieron a entrenar a pesar de ser el cumpleaños de Itachi y así pasó el verano.
"Mañana todos nos miraran más de lo normal", habló quedamente Itachi mientras guardaba kunais y otras muchas cosas en una pequeña mochila de cintura.
"Hn, lo sabemos", dijo Shisui sentado en la cama, mirando a su mejor amigo.
"Entonces será mejor que les demos algo de lo que hablar", Itachi les observó de reojo, su Sharingan sangrando vivazmente entre las hebras de su flequillo.
Hinata asintió calladamente como de costumbre. Shisui miró a su gemela y ambos miraron a Itachi, sus ojos inconscientemente igual de rojos, las aspas negras del Sharingan dando vueltas perezosamente, chocando ojos con otros ojos idénticos.
R&R.
