Mon Petit Lapin

Sumary: Ante situaciones desesperadas, remedios desesperados. Eso piensa Inglaterra de sus problemas con Francia y Estados Unidos. Pena que sus remedios suelan ser peores que la enfermedad. Chibi UK.

Disclaimer: Anarchy in the UK! ¡En este fic no vamos a decir que los personajes son de Himaruya!


01. El más terrible plan del olvido

Suena el timbre de casa de Francia.

Él cierra el libro que está leyendo (que no le diremos a nadie que es uno de sonetos de Shakespeare), levantándose los lentes para leer camina a la puerta con el libro en la mano. Se asoma por la mirilla, haciendo un esfuerzo por no emocionarse.

Inglaterra está al otro lado de la puerta, con los ojos cerrados, tratando de calmarse y Francia tiene una especie de ataque de nervios al verle.

―Un minutooo ―grita y va a guardar el libro a su lugar y a arreglarse un poco en el espejo, quitándose los lentes que se había puesto en el pelo. Un par de minutos mas tarde, abre la puerta de la manera más desinteresada que puede.

El británico levanta la cabeza y le mira completamente serio, con cara de estar a punto de echarse a llorar.

A... llò. ¿Qué ha pasado? ―le pregunta nada más verle la cara, dando un paso hacia él, con cara de angustias, evidentemente olvidando la actitud desinteresada por completo.

El inglés suspira profundamente tomando aire para relajarse y levanta la mano, tendiéndole una botella de Ginebra cerrada.

Francia toma la botella frunciendo el ceño.

―¿Qué es esto? ¿Estás bien? ―le hace un cariño en la mejilla con la palma de la mano y le peina un poco, mirándole a los ojos.

Él le mira intensamente y no tiene valor para asentir... Se limpia un ojo desinteresadamente y niega.

―¿Qué ha pasado? ―le mira preocupado. Luego le toma del brazo y le hace entrar a su casa.

I... ―vacila pensando en qué de todo va a decirle primero, entrando. Francia cierra la puerta atrás de él y lo empieza a dirigir al salón.

―Por dios, háblame Angleterre.

Inglaterra sigue mirándole y sonríe tristemente pensando en que Francia le ha pedido expresamente más de una vez que no se autoflagele y que no... Haga nada de eso, así que decide contarle solo lo estrictamente imprescindible.

―He venido a despedirme ―sentencia y Francia se detiene en seco girándose para mirarle.

―¿A... a dónde vas? ―pregunta sin poder considerar siquiera la opción de que se despida por algo más.

―A... London ―sentencia con media sonrisa cínica y triste―. Yo... No puedo arreglar esto solo.

―¿Arreglar qué? ¿De qué hablas? ―se le acerca un paso.

France, no me preguntes qué está mal, no me preguntes qué he hecho, por la reina ―suplica entrando al salón, con las manos en la cabeza.

―Que has... ―parpadea y lo sigue―. Angleterre... ―lo toma del brazo y él se deja caer en el sillón con la cara entre las rodillas.

―No me obligues a ver tu cara cuando lo sepas ―susurra.

―¿Angleterre, qué hiciste? ―pregunta con voz aguda, entrando en pánico y sentándose junto a él.

El británico traga saliva y aprieta los ojos cuando se le escapa una lagrimita traidora.

―Esto se suponía que era una bloody fiesta de despedida ―protesta cínico.

―Deja de hablar de despedidas ―susurra Francia acercándosele más y pasándole una mano tras los hombros―. ¿Qué estupidez hiciste? dime de una vez para empiece a averiguar cómo es que la voy a deshacer. ¿Le contaste al garçon? ¿Vas a... matarme?

Inglaterra se recuesta sobre él sin darse cuenta.

France, tienes que hacer algo por mi ―pide seriamente, limpiándose los ojos.

―¿Hacer qué? ―pregunta mirándole y sintiendo un nudo en el estómago.

El inglés se abre el abrigo y de una de los bolsillos interiores, saca una botellita de cristal, como del tamaño de medicamento, dentro hay liquido rojo brillante transparente como el bitter. La deja sobre la mesa.

A Francia le da un escalofrío en cuanto mira la botella y se separa un poco de Inglaterra.

―No voy a darte veneno ni voy a matarte ―le mira―. Angleterre ¿qué es esto? ―pregunta seriamente― ¿Qué ha pasado? ¿Qué has hecho? ¿Qué pretendes?

―No es veneno ―asegura rápidamente sin vacilar―, pero casi como si lo fuera.

―¿Qué es? ―le urge―. ¿Qué hiciste, Angleterre? ―pregunta con voz muy muy angustiada, palideciendo.

―Es una poción para olvidar ―sentencia para terminar con la tensión.

―Para olvidar ―frunce el ceño―. ¿Qué es lo que...? ―cierra los ojos intentando entender―. ¿Qué vas a hacer con ella?

―No es para mi ―explica.

―No pretenderás borrarme la memoria ―sentencia separándose un poquito de él―. ¿Qué asumes? ¿Qué voy a olvidarme hasta de quien soy para tu quedarte con todo? ―hace los ojos en blanco y toma la botellita de la mesa antes de que a Inglaterra se le ocurra tomarla y hacérsela beber―. Creí que estábamos más allá de ello a estas alturas, Angleterre.

France... France! Stop! ―le hace callar tomándole del brazo―. Lo que hace esta poción es que te olvides de mi ―resume mirándole―. Es... Tarda unas horas en funcionar, dependiendo del peso y el metabolismo. No estoy seguro de que funcione del todo por eso la he tomado primero en casa. Lo que tienes que hacer es esperar a que haga efecto en mi y cuando veas cuales son los efectos me... ―traga saliva sin poder pedirlo― te la tomes a sabiendas de lo que te va a pasar y conserves lo que quieras conservar escrito o como sea.

Francia mira al inglés abriendo los ojos como platos.

Pa... Pardón? ―pregunta con un nudo en la garganta―. Yo no quiero olvidarte ―agrega mirándolo a los ojos con total sinceridad.

Inglaterra se frota los ojos.

Bloody Hell! sí, sí quieres ―responde tajante.

―No, no quiero. Y... ―le mira― Tu ya te la has tomado ―susurra.

―No me repliques, France ―responde mirándole―. No me obligues a contarte los motivos ―escupe con nauseas.

―No. No quiero que me olvides ―le mira, con los ojos llenos de lágrimas―. Por... por qué quieres... por qué... ―balbucea inconexamente.

El británico recoge los pies sobre el sillón y se pone las manos en la cara respirando con dificultad. Francia se levanta.

―Estás... estás mal de la... es... ―se pasa una mano por el pelo―. ¡Cómo vienes después de tomártela! ―le grita histérico.

―No vas a confiar en mí si no ves lo que hace. Y no me ibas a dejar hacerlo ―susurra.

―Ni siquiera tengo cómo... ―se pasa una mano por el pelo de nuevo, y se tapa la boca con la otra― ¡CLARO QUE NO IBA A DEJARTE HACERLO!

El inglés levanta la cabeza con los ojos empañados.

France, se me está yendo de las manos ―explica negando con la cabeza―. No hay más opción ―aprieta los ojos―. Da igual lo que haga, nada, nada funciona.

Francia le mira con el ceño fruncido y luego se sienta junto a él, tomándolo del pelo con una mano y metiéndole la otra mano a la boca lo más atrás que puede, intentando evidentemente que vomite.

―¡No! ¡No vas a olvidarme! ―murmura mientras lo hace, forcejeando con Inglaterra, quien lucha por soltarse con todas sus fuerzas tratando de quitarle la mano de la boca.

Al ver que no funciona y empieza a sentir nauseas aprieta los dientes para morderle y luego le da una patada.

Francia se aguanta la mordida intentando aun así que abra la boca, pero la patada es demasiado y lo fuerza a soltarle.

―¿Porqué haces esto? ―balbucea el francés llorando.

En cuanto le suelta, el británico se lleva las manos al cuello.

―¡Por que es una tortura! ―grita con dificultades.

―Tu tenías que estar conmigo ―solloza Francia mirándole.

―¡Yo QUERÍA estar contigo! ―grita Inglaterra aun más fuerte con los ojos cerrados.

―¡YO TE LO PROMETÍ! ¡TE PROMETÍ ESTAR AQUÍ PARA TI, PARA SIEMPRE! ―le grita― ¡AUNQUE NO FUERA COMO TU QUISIERAS! Tu debías prometerme lo mismo ―solloza un poco llevándose las manos a la cara.

―¡YO NO PUEDO! ¡ES INSOPORTABLE! ―grita de vuelta, llorando y agarrándose el pelo―. ¡ES INSOPORTABLE!

―Y no sólo planeas dejarme ¡Planeas olvidarme! ¡OLVIDARME! ―se muerde el labio y le mira.

―¡No puedo hacerlo de otra bloody forma! ¡No puedo! ¡No puedo, France! ¡Es terrible! es absolutamente abominable estar contigo y estar sintiéndome culpable por America y estar con America y estar sintiéndome culpable por ti!, ¡todo todo todo lo que hago hace que me odie a mi mismo!

―No vas a olvidarte de él, vas a olvidarte de mi ―susurra mirándole y negando con la cabeza.

―Voy a olvidarme de los dos ―sentencia.

―Claro, y él irá contigo y te recordará todo y tu esperas que yo me tome esto y no te recuerde yo tampoco ―le mira―. Siempre creí que en el fondo, Angleterre...

―No. Hay otro para él. En cuanto regrese a London iré y le obligaré a tomarlo. Quizás puedas ayudarme a que lo tome una vez ya veamos si sirve. Quizás puedas hacerlo antes de tomártelo tu, si eso es lo que quieres ―propone.

―Yo no voy a olvidarte ―lo mira de arriba a abajo con el ceño fruncido―. Ni por todo el dinero del mundo querría olvidarte ―agrega con dureza.

France... France, please... ―suplica sollozando y se sorbe los mocos.

―Si te olvido a ti... ―traga saliva y desvía la mirada―, no estoy seguro de que sea capaz de recordar muchas cosas de mi existencia.

―Tu no lo entiendes. ¡No entiendes que es hacer el amor y sentir nauseas! no se supone que se tenga que sentir eso. ¡No debe pasar eso! Cada cosa que hago... cada... ¡Todo! ¡Todo el tiempo! ¡En todo! ya no puedo...

―Bien ―parpadea, empezando a caer en ese estado de cansancio extremo, mezclado con rendición y negación en el que además ya no está pensando demasiado―, olvídame tu a mi si quieres.

Respira con dificultad.

―No, esto no funciona si no es recíproco ―responde Inglaterra.

―Yo no voy a olvidarte, yo no quiero olvidarte. Tu eres mi mejor rival y mi mejor aliado, mi mayor problema en la vida y mi mejor amigo. Todo suele empezar y terminar contigo ―suspira―. No puedo creer que quieras olvidarte de todo ―admite en voz alta.

Inglaterra solloza otra vez.

―Me has hecho enamorarme de ti de nuevo, no sacarte de mi cabeza, no poder siquiera tener sexo con nadie más y todo para que vengas aquí a decirme que lo que QUIERES es olvidarme! ―grita de nuevo, el inglés vuelve ha hacerse bolita―. No puedes olvidarme. Tu no puedes olvidarme ―se le acerca de nuevo― Angleterre, vomita, s'il vous plait ―susurra suplicante, él niega con la cabeza.

Please, France. No me obligues ha hacer esto solo. Necesito tu ayuda.

―Algo... algo hemos de hacer, podemos dejar de tener sexo, puedes enfocarte en el garçon, puedo... ―susurra―. No puedo hacer esto yo sin tí. No puedes olvidarme, no podemos hacer que no ha existido, Angleterre ―le toma de los hombros. Él le mira

―Como puedes decirme que vaya con America cuando hace solo cinco segundos me has dicho que... Solo si no ha existido dejaré de sentirme culpable ―suplica y Francia le pasa una mano por el pelo.

Inglaterra traga saliva con muchas dificultades y solloza de nuevo limpiándose los ojos.

S'il vous plait, no me hagas esto ―suplica él.

―Si para ti no ha existido tampoco no será doloroso ―le mira.

―Yo no puedo olvidarte ―responde simplemente―. No puedo. sería como olvidarme a mi mismo ―agrega.

―Con esto sí ―asegura señalando la botellita―. No, no. Solo... solo vas a olvidar... bueno, de mi. Será como... como si yo fuera... no lo sé ―se pasa la mano por el pelo―. Denmark o Belarus o alguien así.

―¡PERO NO LO ERES! ¡TU ERES TU! ¡TU ERES... ERES MI ANGLETERRE! ―le mira― y en un rato yo seré para ti un cualquiera como Danemark o Belarus ¿cómo me haces esto? ―le suelta llevándose la cara a las manos y sollozando.

Please... ―suplica entendiendo perfectamente el problema―. Por eso tienes que prometerme que vas a tomarlo tu también.

―Debíste pensar en eso antes de hacerlo, porque ni en un maldito MILLÓN DE AÑOS voy a quererme olvidarte de ti ―levanta la cara y le besa en los labios.

El británico abre los ojos como platos sin esperarselo y luego los cierra besándole como si la vida le fuera en ello.

Francia le responde con la misma intensidad y puede que esta sea la vez más triste de toda su historia.

Ne me quitte pas... ―murmura una y otra vez el francés.

―Yo... estuve con América ―confiesa Inglaterra apartando la vista con una increíble dificultad.

―¿Y? ―le mira sin ninguna gana de tener una conversación sobre América en estos momentos―. ¿Qué hizo el garçon para dejarte así?

―Yo... ―le mira y aprieta los ojos, pensando que esto es una tortura una y otra y otra vez y que no es tan fuerte―. Le hice el amor ―suelta completamente en serio luchando contra si mismo.

Francia levanta las cejas e Inglaterra esconde la cara en sus manos esperando y deseando que le pegue.

Francia baja los hombros y respira con dificultad. Pondera qué decir y se queda con un "felicidades" entre los labios, vacilando. El inglés no se mueve, sigue sollozando con la cara entre sus manos.

El francés se humedece los labios, sintiendo celos y más o menos que el corazón se le va a partir en dos. Se aleja un poco de Inglaterra.

―Bien ―susurra. Inglaterra se sorbe los mocos y solloza aun más fuerte, apretando los dientes. Francia traga saliva―. Bueno, entiendo... ―asiente el francés con la cabeza―, eso explica ciertas cosas.

El británico aparta las manos y le mira furioso.

―¡NO! ―grita y el francés niega con la cabeza suspirando, sin inmutarse por la furia.

―¿Qué quieres? ¿Que te pregunte qué tal estuvo? ―le mira el de regreso, con dureza.

―No! noo! bloody no of the hell! ―le toma del cuello de la camisa―. Se supone que tienes que odiarme ―le sacude―, ¡se supone que tiene que dolerte lo suficiente para que entiendas que no tienes que estar a mi lado!

Francia le mira las manos en el cuello de su camisa y luego le mira a los ojos.

―¿Ahora qué vas a hacer? ¿Golpearme hasta dejarme inconsciente y luego largarte para siempre? ―susurra, se encoge de hombros y luego sonríe de lado―. ¿Crees que no me duele? O crees que ya llegamos al punto en el que me duele tanto que... ―cierra los ojos.

Inglaterra respira con dificultad mirándole mientras le tiene sujeto.

Je t'aime ―susurra el francés con los ojos cerrados―. Toda la vida lo he hecho.

El inglés sigue mirándole y le suelta volviendo a echarse a llorar.

―Lo siento, esto todo es mi culpa ―admite Francia tomándole de la mano.

Please... no puedo hacerlo solo ―suplica de nuevo como ha hecho desde que ha llegado.

―No ―niega con la cabeza― No voy a olvidarte. Y tu para mañana o para cuando ocurra, ni siquiera recordarás que yo debía hacerlo. Pero... ―le mira con tristeza.

Bloody hell ―protesta MUY MUY MUY en serio.

―Si tanto quieres olvidarme puedo... ―traga saliva―. Podría... ―aprieta los ojos―. Podría prometerte no ir a buscarte para que recuerdes ―susurra con voz quebrada, pensando lo mucho que podría costarle esto y que siempre puede romper la promesa. Al final, él no va a recordarlo.

Inglaterra niega con la cabeza.

―No voy a tomarme la poción. No voy a hacerlo ―sentecia Francia y le mira―. Es una locura, es olvidarme de todo.

―¡No es todo! ¡Por la reina! ¡Solo soy yo! ―patalea. Francia le mira sonriendo de lado.

―Veo que aun no entiendes...

―Imagina lo que puede ser si no lo haces ―pide el británico mirándole fijamente―. France, no recordare nada, NADA. Aunque volvieras a por mi, aunque me sedujeras de nuevo...

El francés le mira y se le llenan los ojos de lágrimas de nuevo.

―No puedo creer que me hagas esto ―solloza―. Tenemos que ir a tu casa.

―¿A... A mi casa? ¿A qué? ―pregunta descolocado.

―A que veas el grimorio y hagas la contra poción ―se levanta.

―No voy ha hacer la bloody contra poción ―Asegura muy serio, sin moverse.

―¿Porqué no? Aun te acuerdas de mi y... ―le mira―. Please ―suplica en inglés.

―Por que no la hay. No hay antídoto ―sentencia. Francia abre los ojos como platos.

―ERES UN IMBECILE!― grita y el británico aprieta los ojos con fuerza.

―Esta es una de las pociones más difíciles que hay, la conozco perfectamente, he tratado de hacerla miles de veces ―explica con falsa calma.

―COMO HACES ESTO SIN CONTRAPOCION! JODER, ANGLETERRE! ―grita acercándosele.

―Por que no es una poción de la que puedas arrepentirte de haber hecho, así que si existe el antídoto, nunca lo he encontrado ―sigue en un tono de voz suave, pero firme, con el ceño fruncido.

Francia le abraza e Inglaterra contiene el aliento, pero no le aparta.

―No quiero... No quiero ―le da un beso en la cabeza, el inglés le abraza de vuelta.

―Lo sé... ―susurra tratando de calmarle―. Y lo siento, pero no soy tan fuerte ―confiesa.

S'il vous plait... ―le mira a la cara―. Dime que me quieres.

El británico toma aire profundamente tratando de serenarse un poco antes esa petición. El francés le mira.

Je t'aime ―susurra Inglaterra en francés apretándole más contra si y Francia le besa con todo su corazón, empezando a desabotonarle el pantalón unos instantes más tarde.


Glosario de terminos
Shakespeare: fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon (o simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.
Allò: Hola
I: Yo
Angleterre: Pequeño animalillo rubio, histérico y chillón de cejas superpobladas. Mantenerse alejado de cualquier cosa que cocine.
London: Las regiones vitales inglesas. Tienen tendencia a pegarse fuego. Hablo de prender en llamas. Hablo de un Incendio. Nada relacionado con estar demasiado caliente. Bueno, sí, pero no en el sentido... ¡basta de chistes obscenos!
France: Individuo engreído, pomposo, cobarde, de olor muy fuerte y desagradable. Atención: tendencia extrema al toqueteo.
Bloody: Una buena descripción del universo, según Inglaterra. Adjetivo usado para... basicamente todo. Posible traducción: Puñetero, maldito.
Garçon: niño... la forma en que Francia se refiere a Estados Unidos (y a Canadá) cuando habla con Inglaterra.
Stop: Detente
Pardon: perdona
Bloody Hell: Seguramente lo más parecido a una muletilla verbal, casi como cuando China dice "aru~" cuando Italia dice "Vee~" o como algunos creen que Rusia dice "da~" Posible traducción: Maldita sea.
Please, Si'l vous plait: Por favor
Denmark, Danemark: Rubio, egocentrico, el rey del norte según él, usa un sombrero ridículo.
Belarus: Rubia, completamente psicopata, quiere casarse con su hermano y MUY a menudo tiene un cuchillo.
Ne me quitte pas: No me dejes, no me abandones.
Je t'aime: Te amo
Imbecile: Inglaterra


Bien, ¿qué hay con esta historia? Está marcada como humor a pesar de tener un prologo desalentador y dramático, todo es dramático cuando Francia está involucrado. Prometemos que los próximos capítulos sí son de comedia ligera.

Va a ser larga y está toda escrita, como siempre, así que puedes relajarte con las actualizaciones regulares semanales. Constará de dos partes: Mon petit lapin (la presente) y Mon sauvage lapin (que se publicará en otro fic diferente una vez este esté todo publicado).

Esperemos de todo corazón que sea de tu agrado.


El próximo capítulo: 02. El infame rufián de la cama blanda