BRUCE & DICK

Batman, Robin y Alfred son personajes de DC Comics, esto simplemente es un fic, sín ánimo de lucro, sobre el universo creado por Bob Kane y Bill Finger.

Permítanme ponerles en antecedentes

Bruce hacía ya 10 meses que había adoptado al joven de los Grayson. Dick Grayson había ido a vivir con Bruce tras que la muerte de toda su familia a manos de Zucco durante una de sus actuaciones circenses.

Dick, el joven de los Grayson, era un chico prodigioso, su forma atlética y su rapidez de reflejos lo hacían el compañero ideal para Batman. Y tan solo un par de meses de vivir con Bruce, empezó a entrenarse para ser su futuro compañero. Y Dick tenía un talento innato para todo lo que fuera físico, era capaz de hacer salto y acrobacias que ni el mismísimo Batman podía hacer. Y Bruce pronto descubrió que también era realmente bueno en las artes marciales. Pero un buen compañero para Batman no tenía que cumplir con esos requisitos, también tenía que ser más listos que las mejores mentes criminales de Gotham. Ser capaz de adelantarse a ello. Ser capaz de analizar y descubrir los puntos débiles y avanzarse a sus próximos movimientos.

Y Dick era un chico listo, pero era un niño, y la paciencia no se encontraba entre sus virtudes. Generalmente actuaba irreflexivamente y por puro instinto. Y su instinto era muy bueno, pero cuando se trata de luchar contra el crimen de Gotham, no era suficiente. Se necesitaba ser también más inteligente que los villanos contra los que se debían enfrentar.

Batman, sabía de todas las cualidades y defectos del joven, y estaba decidido a pulir ese diamante en bruto hasta convertirlo en un héroe, mejor incluso que él. Es precisamente en este proceso de pulimento que Batman/ Bruce comenzó a tomarle cariño a Dick, y cada vez lo veía más como a un hijo y menos como un futuro compañero de fatigas o sustituto.

Justo hacía un par de meses que Bruce había presentado públicamente a Dick como su único heredero en sociedad. Dick heredaría la fortuna de los Wayne y dirigiría las industrias Wayne llegado el momento. Dick aun era muy joven, para darse cuenta de lo que aquello significaba. Para él solo fue una fiesta para adultos en la que se había tenido que poner un estúpido traje y aguantar un montón de pellizcos en las mejillas. Cuando tienes 12 años, la idea de una fiesta es muy distinta. Música aburrida, comidas raras, solo adultos serios y aburridos y Alfred todo el rato atosigándolo para que se diera alarde de los buenos modales, en los que Bruce y él habían estado trabajando tan duro desde que el chico llegara a al mansión Wayne..

Pero afortunadamente a las nueve, Bruce lo dispensó de la fiesta diciendo que el niño necesitaba descansar e irse a dormir. Dick discutía de forma sistemática lo de irse a dormir pero en aquella ocasión fue sin rechistar.

Después de aquella fiesta de presentación, Dick tuvo que asistir de vez en cuando algún acto benéfico, alguna inauguración o alguna cena de gala. Afortunadamente para Dick la mayoría de estas cosas se hacía entre semana, por lo que como tenía que ir a la escuela Bruce no lo llevaba y podía quedarse con Alfred en la mansión tranquilamente.

Precisamente la escuela era una de las mayores causas de disputas en la mansión de los Wayne. Dick había estudiado siempre en casa, al dedicarse su familia al circo, esa era la única manera que el chico recibiera una educación. Dick se sentaba por la mañana con su madre en la mesa de la caravana y se ponían a hacer los ejercicios. Su madre era muy lista y paciente y había logrado que sus dos hijos mayores acabaran la secundaria, a pesar del tipo de vida que llevaban. Y con Dick no era distinto, para Dick aquello formaba parte de su rutina. Por la mañana con mamá en la caravana estudiando y por la tarde y noche en el circo ya fuera practicando o actuando.

Pero ya no estaba en el circo, y Bruce lo matriculó en una de las escuelas más prestigiosas de Gotham. Allí solo acudían los hijos de la crème de la crème de la alta sociedad de Gotham. Una escuela privada con unas instalaciones increíbles, un sistema educativo mundialmente reconocido, muy buenos profesores, muchas y muy diversas actividades extraescolares y, según palabras textuales de Dick, unos uniformes estúpidos, incómodos y demasiado caros.

Los profesores de la escuela no tenían nada que ver con su madre. Eran serios, aburridos y parecían que tuvieran metido un palo en el culo todo el día. Eran fanáticos del orden, la pulcritud, la eficiencia, las buenas maneras y del trabajo duro. Para el gusto de Dick eran demasiado estrictos, exigentes, aburridos y poco flexibles. Por suerte alguno de sus compañeros eran muy majos y había hecho pronto muchos amigos. Dick era un líder nato, tenía encanto, desparpajo y poder de convicción, era alegre y divertido. Por lo que enseguida sus compañeros lo acogieron como uno más. Bruce hubiera preferido que ese éxito también se diera con sus profesores. Pero si que estaba contento que Dick se hubiera adaptado tan rápido y bien a la escuela.

Y ahora vayamos al momento actual. La mansión Wayne. Dick irrumpiendo como un huracán en la mansión, farfullando maldiciones de todo tipo indignadísimo y lanzando bruscamente su mochila al suelo. Y Bruce con cara de muy pocos amigos entrando justo detrás del muchacho.

- D: ¡No pienso volver a esa maldita escuela!

- B: Y tanto que lo harás, mañana mismo (sin darle importancia a la pataleta que estaba cuajando Dick).

- D: ¡No! (gritándole y cruzándose de brazos)

- B: Y yo he dicho que si, y recoge la mochila de ahí (señalándole con el dedo la mochila. Bruce intentaba no alterarse).

- D: No me puedo creer que le dieras la razón a ese estúpido de Harrison. Bruce, sabes perfectamente que si que hice la tarea. ¡La hicimos juntos, por Dios!

- B: Es señor Harrison, Dick (amonestándolo, pero no muy severamente) Y le he dado la razón, porque la tiene. No presentaste tu trabajo sobre el sistema solar, ni éste, ni el anterior sobre el ciclo del agua.

- D: Pero los hice, solo que (bajando el tono y la mirada) me los olvidé en casa.

- B: ¿No te preguntamos Alfred y yo cada mañana, antes de salir, si lo llevas todo? (Dick se encogió de hombros) ¿Y no nos dices cada mañana, antes de salir, que lo llevas todo? (Dick volvió a encogerse de hombros)

- D: Pero Bruce (poniendo morros), fue un despiste, a cualquiera le puede pasar, es Harrison que me tiene manía.

- B: Dick, no fue uno, fueron dos, y en la misma semana (levantando la ceja para indicarle que no intentara tomarle el pelo) Y ya te he dicho que debes dirigirte a tus profesores con el debido respeto, es señor Harrison.

- D: ¡Oh, venga! Ya le tengo que llamar así en clase ¿aquí también?

- B: Si, Dick, aquí también, aquí en cualquier lugar, es tu profesor y le debes un respeto.

- D: ¿Respeto? ¡Ja! Puede respetar mi culo

- B: ¡DICK! (Bruce le gritó escandalizado) Agarra la mochila y vete a tu habitación a hacer los deberes (apuntándole a las escaleras) No quiero que salgas hasta que yo te lo indique. Le diré a Alfred que te suba la merienda.

- D: ¡Perfecto! (agarró de mala gana la mochila y subió como si fuera una estampida de elefantes y cerró la puerta de la habitación de un portazo. Bruce se pellizcó en el entrecejo, le estaba apunto de venir una migraña).

- B: Alfred ¿yo era tan obstinado a su edad?

-A: No señor. (hizo una pausa) usted era 10 veces peor.

- B: ¡No! ¡No lo era!

-A: Señor, con el debido respeto. Le recuerdo que fui yo quién tuvo que lidiar con su terquedad y su tendencia en meterse en situaciones peligrosas o moralmente incomodas.

- B: (sonrojándose levemente) Pero entonces era mayor que él

-A: Señor, tenía 10 años cuando decidió tomar el yate de su padre para ir a dar un paseo con sus amiguitos de la escuela.

- B: ¿10, seguro?

-A: Y con la edad del joven señor Grayson se fugó de casa para ir al gran cañón del Colorado a hacer motocross.

- B: Eso si que lo recuerdo. Jajajaja

-A: Yo también, señor (poniendo cara de pocos amigos, Bruce tragó saliva, si la aventura del Gran Cañón fue genial, pero cuando Alfred lo encontró y lo llevó de nuevo a casa no fue tan genial. aquella fue la primera vez que probó en su propias carnes la vara de abedul. Bruce puso una mueca de dolor al recordarlo) El señorito Grayson es mucho más manejable que lo era usted, señor. Es un chico normal de 12 años.

- B: No te lo puse fácil ¿verdad, Alfred?

-A: No, señor. Y aun hoy hay veces que sigue sin ponérmelo.

- B: jajajaja (riéndose ampliamente) siento haberte dado tantos disgustos, Alfred. ¿Pero no me negarás que he mejorado con los años?

-A: Si, señor. Y el señorito Grayson también lo hará. Un día llegará a ser un hombre digno de admirar. Pero hoy por hoy aun es un muchachito de 12 años que debe ser guiado de la mano.

- B: Alfred, ya lo intento, pero tiene excusas para todo. A veces me saca tanto de mis casillas que creo que lo voy acabar estrangulándolo.

-A: le creo señor, yo mismo estuve tentado de estrangularle en más de una ocasión. ¿Si me permite un consejo, señor?

- B: ¡Claro!, cualquier cosa Alfred

-A: Respiré hondo y cuente hasta 60 en latín.

- B: ¿en latín?

-A: O en cualquier otro idioma, yo utilizo el latín.

-B: ¿60, no?

- A: si, señor.

- B: mejor cuento hasta 100 (mirando hacía arriba, para indicar que se refería a Dick).

- A: Voy a preparar la merienda para el señorito Grayson ¿lo de siempre para usted?

- B: si gracias, me la puedes traer a la batcueva bajaré a trabajar.

- A: si, señor.

Bruce bajó a la batcueva a estudiar unas pistas del caso en que estaba trabajando en esos momentos. Mientras Alfred preparó un té y unas barritas energéticas para Bruce y un palto de fruta y un vaso de leche para el joven Dick Grayson. Alfred le bajó la bandeja con la merienda a Bruce y después fue a llevarle la merienda a Dick.