Un fic más largo que los demás, soy extraña con los fic de más de un capitulo así que no esperen una regularidad para actualizar, quizás lo haga cada dos días, una semana, quien sabe, o un día :3

Dedicado: Generatorh, que le gusta este género, pero que las cosas empiecen lento xD, también a Murderdn que me que dio la idea.
Pareja: AlfredxKid!Arthur -Estados UnidosxInglaterra-
Disclaimer: Hetalia y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Himaruya Hidekaz.
Advertencia: Shota, secuestros, cursilerías, fic lento, etc.

Era la temporada algo calurosa del año. La ropa era ligera y suave, al menos la que ese chico poseía se conformaba de una camisa café y algunos toques de manchas cremosas, ese era el extravagante diseño que traía ese día junto a unos gastados jeans, una sonrisa inexistente se presenta en su rostro y el gesto amargo caminando con una sola tira de la mochila para imponer "rudeza" y no extrema "noñeza". Pero a veces, su madre para asustarlo le decía que le quedaría un hombro más abajo y deformado a ese ritmo, no le creía ni una mierda. Él era un niño normal nacido en Inglaterra, de padres educados y cultos, él era aplicado, inteligente y ordenado, pero de cuando en cuando tenía un desliz, todo con tal de molestar a Scott, puto y desgraciado Scott, como lo odiaba, se creía mucho por tener unos cinco años más que él, malditos doce años que tenía, quería crecer e imponer respeto.

Era pequeño pero ambicioso, ya veía su mansión grande llena de pelirrojos esclavizados, y al que usaría de pisadera sería a su hermano, lloraría de la alegría, pero él no era de ese tipo de gente, la que llora claro, la que esclaviza escoceses sí.

Su vida era común.

Casa grande y adinerada.

Amigos comunes.

–Hola cosita sabrosa que devoraría por completo…–susurró un francés juntándose en la esquina contraria a su casa con él tocándole la retaguardia, el cejón se eriza por completo, odia que el francés haga eso.

Bien, retiraba lo dicho, no tenía amigos normales, pero lo sabe, algún día alguien cuerdo se le acercará.

–¡Hoy tendré sexo! –

–Tienes doce años, ni siquiera se te debe parar bien, enfermo…–susurró el inglés de forma acida ¿cuándo fue el desgraciado momento y día en que se hizo amigo de ese degenerado sexual y potencial violador en serie?

El francés bailó alegremente como si tuviera un vestido rosado, la sonrisa se le agrandó coquetamente cuando caminaba con el vegetal que era Arthur Kirkland hasta el establecimiento educacional.

–Doce años y tres meses, y mi "pequeño" es todo un hombre~…–

–Ahora cuenta las horas, estúpido…–susurró con sarcasmo arreglándose un poco la mochila.

–Deben ser cuatro horas… y hablando de eso ¡quedan ocho horas para que este galán se haga hombre! –

–Aunque la mona se vista de seda, mona se queda…–

El francés le entrecerró los ojos –¿Qué quieres decir con eso? –

–Que seguirás igual de travesti que siempre, no importa si te haces "hombre"… –

Arthur antes de que el francés reclamara adelantó el paso ocultándose la cara con una mano tratando de disimular que no venía con ese estúpido y pervertido francés, siempre pensó en que si algún día iba a la casa de los padres de ese niño con problemas de satiriasis -que necesitan siempre sexo- terminaría violado o perdería toda su inocencia de golpe, como una caída desde un cuarto piso. ¿Qué tipo de demonios habían traído a la vida a ese francés bisexual? quizás lo influenció su abuelo o algún tío.

Suspiró, Francis le pedía que bajara el paso y él lo hace, pero no por su amigo, si no por él, siente una brisa, escucha unos gritos, mira hacia delante perdiéndose un poco.

–¡Tenemos que anotar una más grupo de nenitas! –

Alguien grita, están pasando en frente de una cancha el francés y el británico, la de un equipo de instituto diferente al suyo, el anglo trata de disimular su mirada, pero se queda prendado allí, siempre lo hace.

Todas las veces que pasa por allí, a la misma hora sabe quién está jugando.

Está lleno de participantes, porristas, un arbitro y los competidores de dieciséis a diecisiete años, hay uno de pelo café alborotado y ojos verdes con una fresca sonrisa, otro en cambio, defendía el arco contrario con una sonrisa diabólica y de ojos lilas, también se encontraba con el equipo que miraba un imponente y seguramente alemán muchacho que protege al otro equipo, rubio de ojos azules con el pelo hacia atrás bastante formal para un juego esperando el rebote ante la fallida canasta de un jugador.

Pero eso no le importa, sólo tenía ojos para un chico allí, sus verdes luceros brillan al observarlo, el corazón le late rápidamente y las mejillas se le tiñen suavemente, y allí está, tiene una mirada decidida y una sensual expresión en su rostro, se había encantado con ese chico, era algo así como su ídolo, éste se levanta la polera y se limpia el rostro mientras Arthur sólo suspiró un poco.

–Teeeee gustaaaaaaaaa~ mon amour–

Arthur se erizó por completo al sentir al francés susurrar eso con una voz de serpiente y lujuriosa. Arthur en tanto, no podía creer que lo haya notado.

–Te gusta…–afirmó de nuevo.

El inglés tragaba con dureza, no le gustaba, sólo… sólo lo encontraba fascinante, quería ser algún día así, no de ojos azules claro, pero imponer esa aura, esa sonrisa perfecta.

–N-No me gusta…–

–Sí, lo hace…–Kirkland se quería morir, de todos sus secretos, prefería que le descubrieran que había ojeado pornos, todo menos que Francis le molestara por el chico al que mira seguramente cinco años mayor que él. –¡Te gusta la porrista de increíbles montañas como senos…!–suelta al fin.

El inglés casi bota un suspiro poco masculino ante eso, se estaba refiriendo a la linda chica de pelo castaño, morenita y animada que alentaba al equipo donde estaba su supuesto "ídolo", volvió a mirar la cancha, no le respondió al francés que empezó con sus chirriantes e infantiles "Te gustaa te gusta te gusta, quieres refregar tu cara en sus grandes y abultados melones"

–Oh, cállate. –

Pero el inglés no la veía a ella, sólo a él. Siempre supo que era algo extraño, pero como su hermano no era precisamente un "ejemplo" de admiración su atención recaía en ese jugador, se estremeció un poco, siempre lo hacía cuando sentía que lo miraba a él, pero nunca era así, siguió observándolo suavemente, hasta que siente un tirón de Francis diciéndole que se les hace tarde.

Gruñó un poco al tener que irse, la única persona que causaba aquel sentimiento a excepción de ese desconocido era Emily Jones.

Ella era una profesora de educación física, muy alegre y carismática y quizás un tanto patriota y exhibicionista al vestir, aunque claro, todos los pobres, inocentes y blanditos niños que hacían clases con ella terminaban arrastrándose por el suelo, con huesos rotos, era muy estricta su clase o ella era muy energética. El británico siguió el paso, pero no lo notó, no percibió el hecho de que el americano rubio que jugaba en el partido le devolvió la mirada de forma persistente, siguiendo la silueta del pequeño niño hasta que no podía, lo miraba con algo de pena, con algo de resentimiento por lo que vendría. El inglés no se daba por enterado que tal vez sí existe para el americano…

Pero desearía que no.

N.A: Y hasta allí les dejo, en fin, espero subir prontoooo, cuídense, sólo les adelanto que no, Alfred no es un violador ni tirano ni esas cosas raras, ni siquiera le atrae Arthur ahora, ya sabrán :3