Disclaimer:

Los personajes, trama y detalles originales de Harry Potter son propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury, Scholastic y Salamandra (libros), Chris Columbus, Alfonso Cuarón, Mike Newell, David Yates, Warner Bros y Heyday Films (películas).

Los personajes, trama y detalles originales de Labyrinth (Laberinto/Dentro del Laberinto) son propiedad de Jim Henson, Lucasfilm, The Delphi V Productions y TriStar Pictures (película) y A. C. H. Smith (novelización).

David Bowie y Jennifer Connelly son y serán para toda la posteridad la inspiración para Jareth y Sarah.

Advertencias:

Basado en la obra de los libros y ligeramente en las películas (Harry Potter), la película y ligeramente en el manga (Labyrinth).

La clasificación indica temas que no son propiamente para menores o personas sensibles a asuntos relacionados con la violencia física o psicológica, además de uso de lenguaje vulgar. Queda a discreción del lector el contenido.

Notas introductorias:

Tal vez existan algunos errores de concordancia con la trama de la saga de Harry Potter, pero muy ligeros, lo que sucede es que leí los libros en la secundaria, de eso ya pasaron algunos ayeres. Cualquier cosa grave, por favor háganmelo saber, aunque desempolvaré el acervo para evitarlo.

La verdad es que recién me estreno como escritora en Harry Potter ¿Por qué? Me puse melancólica, los libros terminaron hace un rato, pero la influencia mercadotécnica de las películas me hizo desempolvar los… VHS… sí, VHS, bueno solo la primera.

La cosa es que vi en una galería de DevianART una viñeta de Hermione y Jareth, fue gracioso pero no me acuerdo ni del autor ni cómo se llama exactamente la viñeta, pero de ahí salió y es todo el crédito que puedo dar.

Dedicatorias:

Para todos los que creen en un poco de magia.

Para la autora (o autor) de esa viñeta, amable desconocida, te lo agradezco mucho aunque no fuera tu intención que hiciera un fic largo.


De goblins, pociones y otros menesteres

Hogwarts ha caído en desgracia y Hermione se lanza a la misión de rescatarlo, pero será difícil enfrentar a un rey empeñado en hacerla dudar, solo para hacerla creer.


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Capítulo I

Las cartas de Hogwarts

Srta. Lily Luna Potter, presente…

Harry bajó la lista poniéndola sobre las otras que sus dos hijos mayores le habían entregado antes, a primera hora de la mañana, apenas escucharon el aleteo de las lechuzas.

La tinta verde era muy bonita, pero últimamente le estaba causando estragos en la vista si se mantenía leyendo por largo rato, así que confió en que Ginny no tendría el mismo problema y supervisaría que nada se olvidara durante la próxima tarde de compras. Realmente no le molestaba el ir a unirse al barbullo en el callejón Diagon, pues desde que podía recordar, ese sitio le rememoraba lo mágico del mundo. Sin importar cuántas veces lo visitara, simplemente no podía convertirse en una calle más de la cotidianidad.

Y la compra de menesteres escolares era una aventura tan grande como la primera vez, cuando él era apenas un niño rescatado de aquella prisión que era la casa de los Dursley.

Terminaron su desayuno entre los saltos eufóricos de su pequeña que canturreaba su victoria al finalmente poder entrar en la escuela que le formaba ilusiones desde hacía tantos años.

—Bien, vamos —dijo poniéndose de pie y dando el último sorbo a su taza con la que había estado matando tiempo suficiente para que Ginny terminara de peinar -o intentar hacerlo- el largo cabello rojo de Lily, aunque con la rebeldía del mismo, heredado del padre poco podía hacerse, si bien eso le daba un aire más conservador, al estilo que se acostumbraba en las brujas jóvenes, llevándolo suelto y alborotado.

—Ron y Hermione quizás ya estén allá —dijo Ginny acomodándose la capa y encaminándose a la chimenea. Pese a que no era el medio favorito de Harry, y que para él era infinitamente más eficiente -y con menos hollín en la ropa- usar un traslador que le permitieron conectar al Caldero Chorreante, su esposa se decantaba por el método que había usado toda la vida.

Sus hijos mayores empezaron una pequeña riña por ver quién pasaba primero, sin embargo, su madre fue capaz de poner orden decidiendo que primero fuera el mayor, después Lily, ella misma, Albus y Harry. Nadie se atrevió a contradecir las indicaciones, y eso al padre de los chicos le arrancó una sonrisa, pues el carácter de su esposa llegaba en ocasiones a asemejarse demasiado con el de su madre, Molly.

Las flamas empezaron a arder y uno a uno, la familia Potter emprendió el día de compras.

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Sr. Hugo Weasley, presente...

Ron miraba con suma concentración los platos que tenía al frente, y con todo el cuidado que le fue posible, empezó el ritual de preparación de avena para el desayuno. Había sido el último en levantarse, pero ello no lo eximía de su responsabilidad matutina, mientras que Hermione revisaba las listas y hacía un balance de cuentas para ajustar todos los gastos de las compras, especialmente los uniformes ya que, aunque él había demostrado que podía usarse toda la semana el mismo pantalón y la misma camisa, comprendía también lo incómodo que era especialmente con las prendas blancas, por otra parte, Hugo no podía compartir o heredar la varita o el caldero ya que Rose seguía utilizándolos.

Hermione guardaba aún sus libros de la escuela, y estaban en un muy buen estado, por no decir que eran prácticamente nuevos debido al cuidado obsesivo que tenía con ellos. Solo habían sido dañados uno o dos, pero era más culpa suya y de Harry, que de ella.

—Bestiario de Aberdeen —susurró su esposa frunciendo el ceño con evidente molestia. Ron únicamente miró de soslayo sin descuidar su tarea. Supo que venía un sermón, algo en la lista no le había gustado, pero no adivinó porqué, si hacía varios años que no cambiaban la lista de títulos y autores, lo que estaba bien porque podía implicar una herencia segura al hermano menor.

—Ron ¿Sabes quiénes van a cubrir las clases este año?

—No. No he hablado con Neville, pero pensaba enviarle una lechuza por su cumpleaños —dijo mirando con satisfacción que todos los platos tenían porciones equitativas y la apariencia general no era mala. De hecho, se veía comestible.

—Casi todos los profesores que nos dieron clases a nosotros están jubilados o ya fallecieron, creo que va a haber muchos nuevos este año.

—Ah.

La pobre respuesta de Ron, que pasaba los platos a la mesa, crispó los nervios sensibles de Hermione.

—Me preocupa quiénes puedan ser —expresó seriamente sin conseguir una respuesta más favorable, de hecho, le dio la espalda para llamar a sus hijos que estaban arriba haciendo algo de lo que no tenía conocimiento concreto.

—¡Ronald! ¡Al ministerio también le preocupa! ¡Los resultados de los últimos exámenes señalaron una baja considerable en el nivel académico! Si continua bajando, me temo que el ministerio va a… ¡cerrar el colegio!

Ron levantó las cejas sin poder encontrar alguna palabra que decir al respecto, la capacidad de Hermione para vislumbrar el fatalismo le seguía impresionando. Hogwarts llevaba más de mil años dando clases y lo seguiría haciendo por una cantidad igual sin importar si otro basilisco andaba suelto en las tuberías, así de sencillo porque, para empezar, no había otro colegio de magia en todo Reino Unido.

—Podemos inscribir a los chicos en Durmstrang, no espera, mejor Beauxbatons, Madame Maxime aún es directora.

—¡Ronald! — chilló Hermione no encontrando ni por asomo la intención reconciliadora que había tenido él para darle a entender que no era el fin del mundo, que encontrarían una solución y sus hijos no se quedarían sin "la debida educación".

—No se trata de eso, esa es la escuela que Dumbledore defendió, en esa escuela vivimos tantas cosas…

Ron sabía que poco -o nada- de lo que dijera en ese momento sería lo que ella quería escuchar, pero en cierta manera le pareció completamente comprensible el arrebato de sentimentalismo. Desde siempre había tenido esa actitud protectora, fuera de su yo racional que todo quería explicar fríamente, un instinto de más peso la había arrancado de la biblioteca para ponerla a su lado en todas las aventuras que pasaron, desde su búsqueda de la piedra filosofal cuando no eran más que extraños, hasta andar por ahí buscando horrocruxes, cuando su amistad era lo único que les mantuvo vivos.

—Solo mira esto —dijo ella agitando la carta en la cara de su esposo — ¡Ron! ¡¿El bestiario de Aberdeen?! ¡Es un libro muggle escrito en el siglo XII por algún monje supersticioso! ¿Y para qué clase se supone que es? ¿Cuidado de criaturas mágicas? ¡Hagrid ni siquiera lo ha de conocer! La única materia que quedaría sería pociones ¡Pociones! ¡¿Qué va a hacer Hugo con ese libro en pociones?! ¡¿Usarlo para encender el caldero?! Enviaré una lechuza al profesor Flitwick. Voy a solicitarle una plaza —dijo con determinación tras un inicial ataque de frustración.

Ron, Rose y Hugo dejaron caer las cucharas manteniendo la boca muy abierta.

—¿Que vas a hacer qué? —preguntaron, aunque lo habían escuchado muy claro.

—Todos mis T.I. se encuentran sobre extraordinario.

—Excepto defensa contra las artes oscuras —interrumpió Ron queriendo empezar una discusión que desviara completamente el tema, pero en el fondo sabía que aquello no tenía mucho sentido, cuando se le metía algo entre ceja y ceja, simplemente nadie se lo quitaba y su intento resultó enteramente infructuoso ya que ni siquiera le había sacado una mirada reprobatoria.

—Además, si ya están las listas de libros, es porque la plantilla está completa.

—No importa. Me las arreglaré. Hogwarts ha sobrevivido a mucho y no permitiré que lo cierren por esto ¡Está decidido!

—¡No! —gimió Rose poniéndose de pie al mismo tiempo que sus padres.

Era bien sabido que, si el padre de uno iba a dar clases en la misma escuela, la reputación no podría ir sino de mal a peor. Y si era una madre como la suya, solo pudo imaginar la más absoluta de las humillaciones sociales.

Ron miró a su hija con la expresión angustiada, igual en ambos, que solo vieron a la bruja salir del comedor para subir y enviar la mencionada lechuza.

—¡Papá, no puede hacer eso!

—Trata de explicarle eso tú —respondió Ron no sabiendo exactamente qué hacer.

—¡Pero es que no es justo!

—Yo voy a estar completamente solo y abandonado hasta las vacaciones de diciembre, no me digas a mi que es injusto ¡Hermione!


Comentarios y aclaraciones:

Esto es un poquitín difícil para mi, ya que como les he dicho, tiene bastante tiempo desde que leí los libros, así que aún tengo detalles que arreglar respecto al desenlace de las cosas, especialmente con el profesorado, que como bien dice Hermione, van entre funerales y retiros…

Espero me ayuden en esta extraña aventura, y sobre todo:

¡Gracias por leer!