La relatividad del tiempo

Disclamer: Bueno, seguro la señora Himaruya está muy orgullosa de que su hijo saque un dinero extra de esos dibujitos que hace mientras no encuentra un trabajo de verdad. No es cuestión de no reconocerle el merito.


Advertencia: Sobredosis germánica. Lo que significa que esta historia contiene varias cosas que quizás apreciaras saber antes de proceder a leerla:
-Cerveza.
-Pasta.
-Gente siendo terriblemente cuadriculada y recta.
-Más cerveza.
-Maniáticos histéricos.
-Posiblemen... probablemen... casi segur... evidentemente, slash.
-Aún más cerveza.
-Indecentes cantidades de sarcasmo.
-Palabrotas ofensivas ¡edición en varios idiomas!
-Todavía más cerveza.
-Música.
-Posibles bromas crueles en referencia al holocausto nazi.
-¿He mencionado la cerveza?
-Relojes y pistolas.
-Intervenciones de Francia, que merece una advertencia para él solito.
-Ah, sí... y cerveza.
Pero seguro a nadie le molesta por que these are a few of our favourite things.


La casa es blanca.

Las líneas son potentes y los ángulos rectos, la proporción y los detalles están sumamente cuidados, da un aire de orden y alineación exacta, de exquisita sensación de perfección matemática.

Sobria y elegante, pragmática, sin adornos superfluos y disfuncionales. Convirtiendo así cualquier elemento indispensable en un adorno propiamente.

La belleza minimalista de la utilidad elevada a la máxima potencia, nada era fruto de la casualidad, no había redundancias, no había inutilidades, no había alteraciones.

La quietud, la eternidad, el silencio…

A excepción de…

Veeeeeeeee~ ―la principal fuente de la entropía en persona gritando y corriendo por los pasillos dejando a su paso una estela de ropa sucia, comida mordisqueada, papeles desordenados, manchas de pintura, olor a vino y griterío constante.

―¡Soldado! ―detrás suyo, el propietario de tan sobria y elegante construcción, que parece que nunca será capaz de acostumbrarse al italiano, le persigue tratando de recoger a su paso.

En la cocina, un constante trastear con sartenes y cazuelas y un golpeteo casi rítmico contra el metal hacen pensar que Hungría esta tratando de desabollar (nuevamente) la sartén que utiliza para provocar conmociones cerebrales nunca lo bastante permanentes en el mayor de los hermanos Alemania.

De igual forma una estruendosa risa (cuyo dueño define como "awesome") resuena casi constantemente en cualquier lugar de la casa. Cuando no esta gritándole a la consola... Cuando no esta gritándole al ordenador... Cuando no esta gritándole a Francia o a España por teléfono... Cuando no esta gritándole a Hungría en persona... Cuando no esta gritando simplemente a pleno pulmón haciendo como que canta incoherencias en alemán mientras golpea cualquier mueble, objeto o persona que encuentre a su paso.

Gritos, golpes, quejas, risas, carreras, protestas, broncas... En definitiva, TODOS los habitantes de esa casa hacen RUIDO constantemente. Y luego se atreven a acusarle de excéntrico, egoísta y desconsiderado cuando le da por componer a las cuatro de la mañana. Esa es la única maldita hora del día en la que puede oír la jodida música adecuadamente.

Se quita las gafas pellizcándose el puente de la nariz con frustración, aun sentado frente a las teclas de marfil y obsidiana pensando en si no seria mejor cortarle las patas al piano y tratar de tocar pegando la oreja al suelo. Una vez funcionó.

Cuando el ruido mengua un poco, (lo que significa que deben estar todos en el jardín) se pregunta qué tan cruel sería encerrarse sin dejar entrar a ninguno en unas cuantas horas y si el tribunal de la Haya consideraría eso una invasión hostil.

Vuelve a ponerse las gafas y se queda paralizado al oír como un objeto metálico es depositado sobre la tapa del piano.

Seguramente el lector no puede darse cuenta de la magnitud de la tragedia en una descripción tan objetiva, procederemos de nuevo para hacerlo más claro.

No es "un objeto metálico", es una agresiva, pendenciera, infame y asquerosa jarra metálica llena de cerveza burbujeante, repugnante, pegajosa y maloliente.

No esta "siendo depositada", esta siendo ARRASTRADA sin ningún tipo de cuidado a lo largo de incontables milímetros (con una estimación aproximada de cinco).

No "sobre la tapa del piano", si no sobre la pulida, impecable, virgen e inmaculada tapa de su precioso, delicado, preciado y valioso piano.

Rayándola con su superficie áspera y abrasiva, manchándola con el pringoso y apestoso líquido amarillento.

Se pone en pie. Agachado en el suelo esta Prusia, anudándose el cordón de la deportiva derecha.

Toma la jarra de cerveza de encima del piano con sumo cuidado de no verter ni una gota, se la vacía en la cabeza al infeliz que la ha puesto ahí despreocupadamente y luego se dirige al armario cerrado con llave donde guarda su violín, su flauta, su metrónomo, sus partituras y demás de los objetos que utiliza habitualmente. Abre la puerta, mete la jarra y cierra de nuevo con llave.

Bumsen! ¿¡Pero de qué vas, señorito podrido? ¿¡Qué te crees que haces? ―protesta Prusia desde el suelo, mojado y enfadado. Limpiándose los ojos y la cara.

―Conoces la regla perfectamente, Preußen ―responde Austria con tranquilidad, mientras vuelve a sentarse al piano―. "Cualquier cosa que sea depositada sobre el piano sin el cuidado adecuado pasa a ser propiedad austriaca inmediatamente" Ni siquiera tu puedes ser tan idiota como para no entenderlo.

―¡Es una regla estúpida! ¡Esa era una bier exclusiva de Bayern de la que solo se hacen doscientos litros al año de la manera tradicional! ¡y esa jarra se la regaló Angela Merkel a mi bruder! ―sigue protestando Prusia, poniéndose de pie.

―Cualquier cosa. Inmediatamente ―reitera Austria con calma pero ligeramente hastiado―. Parece ser la única forma de lograr que os acostumbréis a usar posa vasos... y sigo sin entender por que siempre tengo que repetírtelo todo varias veces.

―¡Devuélveme la jarra! ―exige.

Nein ―niega tranquilamente.

―¡Eres un aristócrata estirado y maníaco con un desorden obsesivo compulsivo! ―le acusa.

―Me honra que me hayas prestado atención suficiente como para notarlo ―responde con sarcasmo, levantando una ceja.

―¡No se supone que tengas que estar orgulloso de ello! ―protesta.

Nein? ―pregunta retórico.

―Además, ¿qué hay de la regla de los diez segundos? ―sigue, ignorando la última pregunta.

―No se trata de un polluelo que ha caído del nido, especie de ornitofílico. Inmediatamente significa inmediatamente ―repite sin ceder―. Y ya van tres veces que te lo explico.

―¿Ah, sí? ¿Y qué harás si hago esto? ―Prusia, sin pensar y pretendiendo enojar a Austria se sube al piano de un salto, quedando sentado encima―. ¡Ja! ¿Qué pasa ahora con esa regla?

Austria mira al albino con fiereza, viendo como seguramente esta rayando la tapa de nuevo con los botones de su pantalón y la esta mojando con la cerveza que le gotea del pelo y la camiseta.

―No creo que a tu bruder le agrade que hagas eso, pero en este ca... ―empieza a explicar Austria cuando es interrumpido.

Preußen! ―riñe Alemania entrando a la sala con una cerveza―. ¿Qué estás haciendo? ¡baja de ahí inmediatamente! ―Luego nota a Prusia con el pelo y la ropa mojados, así como unas manchas en el suelo―. ¿Qué ha pasado aquí?

West, me ha robado tu jarra! la que te regaló la Bundeskanzler Merkel ―el albino acusa al hombre sentado en el asiento del piano, sin moverse de donde está―. ¡Y me ha tirado por encima la bier de Bayern! ¡La de Bayern!

Deustchland... ―le nombra Austria con calma, ignorando las protestas―. Conoces la regla.

Österreich... ―pide Alemania en un tono de "no puede ser que vayas en serio", entendiendo el mayor problema que lo de la cerveza desperdiciada. (Que ya es decir)

―Cualquier cosa. Inmediatamente ―le recuerda Austria.

―Ya lo sé, pero... ―vacila el rubio.

―Cualquier cosa es cualquier cosa ―sentencia.

―¡Qué listo! ―protesta Prusia con sarcasmo todavía sentado sobre el piano con aire desafiante, cruzándose de brazos ante la deducción obvia.

―Tu cállate, idiota ―responden ambos a la vez, solo Alemania sigue―. Österreich, es mi bruder.

―Sí, sé quien es. Pero una regla es una regla, ¿de qué sirve una regla si nadie la toma en cuenta, Deustchland? ―pone de manifiesto Austria. Alemania piensa en ello unos instantes, sí, él también está de acuerdo con eso.

―¿Y si se compromete a hacer lo que le pidas? ―propone Alemania con solemnidad. Austria lo valora mirando a Prusia.

―Vamos, West. Esto no es awesome, ¡no voy a hacer lo que me pida solo a cambio de una jarra! ―exclama Prusia sin entender por que su hermano se ha puesto tan serio de pronto.

―No discutimos por la jarra ―explica Austria, enigmático, mirando fijamente a Prusia esperando a ver si lo pilla solito.

―¿Entonces? ―evidentemente Prusia no lo pilla.

―No es la jarra lo que está ahora sobre el piano, Preußen ―manifiesta Austria cerrando los ojos, con calma.

―Berlín no puede ser Austriaca, Österreich ―replica Alemania tajante.

―¿Qué? ¡Por Firtz! ―Prusia cae en la cuenta de lo que están hablando y salta rápidamente al suelo en un arrebato. Él mismo es el que sería propiedad del señorito, se imagina que clase de cosas podría hacerle este de ser así... y segundos más tarde cierra los ojos dándose cuenta de que puede que tengan razón cuando le dicen que pasa demasiado tiempo con Francia.

―Estás de suerte, Deustchland ―empieza a explicar Austria levantándose del piano―. Tu bruder pagará mi deuda contigo limpiando el jardín de malas hierbas y pintando de nuevo la casa entera. Seguramente podré devolverte la jarra y olvidar todo este feo asunto como una muestra de agradecimiento por tu hospitalidad.

―Me parece un acuerdo justo ―responde Alemania tendiéndole la mano a su amigo. Este le devuelve el apretón sonriendo.

Si Prusia fuese solo un poquitín más paranoico y menos despreocupado podría llegar a pensar que Austria y Alemania se ponen de acuerdo expresa y perversamente para obligarlo a hacer a él todas las tareas pesadas y así mantenerlo ocupado para que moleste lo menos posible.

Nein! Bumsen! ¡Voy a perderme todo el verano! ―protesta Prusia sin que ninguno de los dos le haga el más mínimo caso.

Alemania se bebe un poco de la cerveza que ha llevado en la mano todo el tiempo y para lo que ha entrado, al final.

―Creo que estoy oyendo gritar a Italien... ―comenta levantando la cabeza para escuchar el jardín.

―¿Eso es algo fuera de lo común? ―pregunta Austria de forma ácida, pero Alemania no le escucha, o hace como que no le escucha mientras se dirige al jardín y se acaba la cerveza. Su hermano sigue tratando de convencerle de que hacerle esto a mitades de Junio es un crimen.

Austria se queda dentro y como si presionaran un soporte, rápidamente se va al armario cerrado con llave sacando un trapo de algodón limpio y un botellín para limpiar la tapa del piano de manera obsesiva, pero con mucho cuidado.

De hecho, se trata de un botellín rellenado. Austria es el principal cliente de la empresa que comercializa los productos de limpieza del ébano barnizado y seguramente seguiría siéndolo aun si no se tratara de la representación antropomórfica de todo un país.

Tiene una tarjeta de cliente preferente con un montón de ventajas que le proporcionan todos los descuentos habidos y por haber y un pedido base que le llega de todos los meses en el que le traen los productos a garrafas rellenadas a granel.

Piensa en las palabras de Prusia sobre el verano mientras frota, mira el calendario. Hoy es Doce de Junio así que falta un mes, tres semanas y un día.

O lo que es lo mismo, siete semanas y un día.

O lo que es lo mismo, cincuenta días.

O lo que es lo mismo, mil doscientas horas.

O lo que es lo mismo, setenta y dos mil minutos.

O lo que es lo mismo, cuatro millones trescientos veinte mil segundos.

No, no está contando los segundos de manera obsesiva. Está contándolos por que hacer multiplicaciones de cifras elevadas le ayuda a mantener su mente despierta, claro que sí. Ejem.

Se da cuenta de que como siga frotando el piano de manera compulsiva va a ser él quien lo va a rayar. Se detiene y con calma, dobla el trapo, lo lleva para lavar y luego se va al garaje a rellenar el botellín por que no soporta que no esté en la medida exacta.

Como afrontar las situaciones suele ser una cuestión sencilla para él. Casi cualquier circunstancia posee un código de conducta social estipulado que está ahí para algo. Solo hace falta seguirlo y no puede entender por que a los demás les cuesta tanto comprender este estilo de vida.

Seguramente Italia, Francia, España y los países del sur en general le hablarían sobre algunas idioteces relacionadas con el libre albedrío, la improvisación y el (literalmente) "dejarse llevar por las ganas de hacer lo que les sale de los cojones en vez de actuar como si tuvieran un palo metido por el culo". Puras estupideces de borrachos delirantes, el vino puede hacerles eso a las personas.

Pero regresando al asunto, el problema real es reaccionar frente a una situación que no tiene un código de conducta establecido, como es el caso.

La Confederación Helvética se creó en Agosto de 1291, pero nadie puede recordar el día exacto, así que se considera el primero de manera simbólica.

Es habitual que algunos países ofrezcan presentes a otros cuando el día nacional, además, esta señalado por algo.

Bien, 721 años quizás no sea un numero especialmente señalado, (seguramente no lo sea en absoluto) pero el caso es que un gesto de buena voluntad diplomática también está aceptado, aunque no sea el Bicentenario o los Diez Lustros o algo parecido.

Además, cualquiera puede entender la necesidad de mejorar las relaciones internacionales a fin de la preservación de la paz. Claro, de hecho, seguramente todos lo considerarían un movimiento astuto y elegante. Innumerables países lo hacen anualmente.

No hay por que creer que quiera sacar nada más que cordialidad de aquello, no hay por que sorprenderse como si no se tratara de un gesto común, no hay por que malinterpretar, no hay por que llenar de limpia pianos el capó del Mercedes-Benz de Alemania solamente de lo nervioso que se ha puesto al pensarlo.

Separa la garrafa, incorporándola para que no vierta más, al tiempo que se aparta para no mancharse la ropa, cierra el botellín y con un trapo de por ahí se limpia las manos y un poco el coche antes de volver a dentro.

Un regalo para Suiza en su cumpleaños... Podía volver a intentarlo, quizás este año, como medida extraordinaria, hasta se atrevía a dárselo.

Componer algo, por supuesto, es efectivo y habitual. Además, no es por ofender, pero en su humilde opinión no puede ser muy difícil impresionar con música al país del "Lorelei lorelei lorelei hi hu".

El problema básico con eso es que para componer algo... algo que a su parecer el helvético verdaderamente merezca, algo que le haga sentirse orgulloso y satisfecho de si mismo, tiene que desnudar su alma por completo y eso suele implicar ser bastante más expresivo y sincero de lo que le hace sentirse cómodo. Además, es muy posible que Suiza no sea lo bastante sensible para comprenderlo en cualquier caso.


Glosario de Terminos:
Awesome: En su origen es un sinónimo de "genial", "asombroso", "alucinante", "increíble" y demás de variantes… a estas alturas y con el abuso que le da Prusia, se usa para describir prácticamente cualquier cosa.
Bumsen: Para que este fic pueda seguir siendo rated K lo dejaré en "jopelines" y que el lector se haga a la idea.
Preußen: El Awesome Nombre del Awesome Prusia en Awesome Alemán.
Bier: Cerveza.
Bayern: Baviera.
Angela Merkel: es una químico física y política alemana, que se desempeña como canciller de su país desde 2005.
Merkel es miembro y presidenta de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU por sus siglas en alemán) desde 2000, ejerciendo a la vez como diputada del Bundestag, cámara baja del parlamento alemán, donde representa a un grupo de distritos que incluye los de Pomerania Occidental y Rügen, así como la ciudad de Stralsund.
Bruder: Hermano.
Nein: No.
Bundeskanzler: Canciller.
Deustchland, West: Rubio, ojos azules, eficiente, sobremusculado, parece ser el único que tiene dinero... luego dicen que Italia es tonto. Pena que tenga el mismo registro de expresiones diferentes que Daniel Radcliffe (o lo que es lo mismo, una piedra). También tiene la sensibilidad de una piedra.
Österreich: Moreno, irritante, pedante, egoista y cabrón. Pero sabe tocar el piano y hacer Applestrudel, aunque nadie se explique como no le pidió a alguien más que lo hiciera en su lugar.
Firtz: Federico II el Grande (Friedrich II der Große) (Berlín, 24 de enero de 1712 – Potsdam, 17 de agosto de 1786) fue rey de Prusia. Perteneciente a la Casa Hohenzollern, era hijo de Federico Guillermo I y Sofía Dorotea de Hannover. Federico II murió sin dejar herederos, y le sucedió su sobrino Federico Guillermo II.
Italien: Le gusta cantar, comer, beber y dormir. Así que canta, come, bebe y duerme. Y sigo diciendo, en serio, ¿la gente le considera tonto? ¿WTF?
Confederación Helvética: Rubio, malhumorado, histérico, de gatillo fácil y neutral (o eso quiere hacerle creer a todo el mundo) Posee una gran cantidad de premios por la paz que no dudará en usar para reventarle cabeza a cualquiera que perturbe la suya.
Mercedes-Benz: Lo que hace Alemania en su garage cuando está sexualmente frustrado... o satisfecho, o no tiene trabajo, lo cual es raro.


¿Qué con esta nueva historia? Este es un proyecto exclusivo de Agua (ya que fué el regalo de cumpleaños de Aceite del año 2011) tienes que saber que por fin está acabada y por eso va a ser publicada de aquí al primero de agosto.

El ritmo de actualización va a ser de lo más raro que te hayas tirado a la cara por que se actualiza el día natural en el que ocurre, así que si un día no ocurre nada, no hay actualización.

Lo capítulos también son raros de cojones por que en cada uno hay todo lo que pasa en el día, dependiendo de si pasa más o menos serán más largos o menos.

Puede que se note raro a Austria, al ser un proyecto de Agua, está muy centrado en él (por que el resto de personajes que no lleva habitualmente como Alemania y Suiza la ponen nerviosa) y se explica más de lo habitual que es lo que piensa y siente... fue todo un reto! Y aun con todo sigue siendo el mismo cabrón egoista de siempre visto desde fuera.

Como siempre, disfruta del Ausui y si te gusta, no olvides contarnoslo para que haya más historias de ellos en adelante!