— Y entonces fue así como mi tío Olle se cayó del techo de su templo…— terminó de hablar el pequeño Oliver. Después de una intensa hora de plática, pues el pequeñín se olvidó de dormir y decidió contarle todas sus aventuras a su tío Ángelo.

— Demonios… debí estar ahí…

— ¿Para ayudar a mi tío?

— ¿Qué? No, no… debí estar ahí para burlarme a mis anchas. — se cruzó de brazos y miró al techo. — Oliver soltó una queda risita.

— Ese mismo día, mi tío y yo sembramos muchas plantas…y rosas, de muchos colores, algunas rojas, amarillas, blancas, otras azules…— Oliver comenzó a contar con los dedos de su manita.

— Mocoso ¿Qué parte de ya cállate y duérmete no entiendes? — gruñó el italiano.

— Pero, tío…antes de eso me gustaría contarte muchas cosas y así podemos conocernos más. — Dijo el pequeñín con una hermosa sonrisa.

— Lo que yo quiero es dormir y que me sueltes. — espetó molesto, Oliver hablaba y hablaba pero una de sus manitas seguía aferrada en la playera de Ángelo.

— Pero hace frío… — contestó. — mi mami me deja dormir con ella cuando hace frío, dormimos abrazados.

— Pues yo no soy tu madre. — tomó la manita de Oliver con la suya y de un jalón se liberó del agarre.

— Ya lo sé…tú eres mi tío. — frunció el ceño.

— Sólo por unos días…no te emociones, mocoso. — escupió de la manera más grosera que pudo y se dio la vuelta, dándole la espalda al niño de celeste cabellera. — Qué diría tu padre si te ve abrazando hombres…estos niños de ahora. — murmuró el moreno con la cara recargada en la almohada.

— Yo no tengo papá… — bajó la mirada con tristeza, cosa que Ángelo no pudo ver.

— Ya somos dos…— contestó sin removerse del lugar.

— ¿Qué pasó con tu papá, tío? — preguntó Oliver, colocándose de rodillas detrás de Ángelo. El italiano hizo como que no escuchaba, en pocas palabras lo ignoró por completo. Oliver al verse rechazado colocó ambas manitas sobre la espalda de este y lo movió. — ¿tío? ¿Qué pasó con tu papá?

— Digamos que… desapareció…fin de la historia. Ahora déjame en paz.

— ¿Estás triste por eso? — indagó el pequeño.

— ¿Qué? ¡No! ¿Por qué lo estaría? — se removió, incomodo.

— Yo a veces me ponía triste…

— ¿En serio? No me digas…que mal. — soltó con sarcasmo. Como sabrán el pequeñín nunca se percató de ello.

— ¡A mí me gustaría tener un padre! — Ángelo al verse jaloneado por Oliver optó por acostarse boca arriba sobre la cama.

— Bien, niño…— lo miró con fastidio. — eso díselo a tu madre.

— ¡Tú puedes ser mi padre! — Máscara se levantó como resorte de la cama y miró al pequeño con los ojos bien abiertos.

— ¡¿QUÉ?!

— ¡Sí! ¡Eres buena persona, me cuidas, me das de comer! — Exclamó Oliver. El italiano por lo contrario lo miraba con las cejas levemente inclinadas — Además… ¡Yo te quiero mucho! — al escuchar estas últimas palabras, Máscara relajó su expresión.

— ¿En serio? — preguntó incrédulo. Y por primera vez en el día sonrió con ternura. — Pero apenas llevas un día conmigo…no digas tonterías, nadie puede encariñarse con una persona en tan poco tiempo.

— Pues quien sabe…porque yo te quiero mucho. — afirmó sentándose en la cama. — ¿Tú me quieres, tío?

— Yo… bueno…— se rascó la nuca, nervioso. — amm, pues…no. — cerró los ojos.

— ¿Por qué no? — preguntó con nostalgia.

— Al contrario de ti…yo…yo no me encariño con nadie. — gruñó. Abrió los ojos y miró al pequeño que estaba a su lado. — mucho menos en un día.

— Entiendo… — Oliver se acomodó bajo las sabanas. El niño hablador de hace unos momentos desapareció, dejando silencio en la habitación y a un extrañado Ángelo.

A pesar de haber obtenido lo que tanto esperaba (silencio), Ángelo se sintió… ¿Mal? ¿Arrepentido? El pobre no sabía que rayos era ese sentimiento que lo molestaba, pero esperaba que el mocoso no se lo hubiera tomado tan en serio.

— Oye…enano ¿Estás…bien? — preguntó, girando completamente su cuerpo para poder ver mejor al bulto de sábanas que se encontraba a su lado. — emm…no exageres, mocoso. Estoy seguro que encontrarás a alguien perfecto para ser tu padre. Yo no conozco a tu madre, tendría que darle el gusto bueno…— rápidamente se arrepintió de lo dicho y se dio un manotazo en la frente. — ¿Esa es tu manera de consolar? No pues…eres bastante malo. — pensó.

— Sí, estoy bien. — respondió aún sin salir de las sabanas. — entiendo que no quieras ser mi papá.

— Bien…

— Y el que no me quieras…— Ángelo lo interrumpió.

— Oye enano… yo no…

— Me esforzaré mucho. — contestó, saliendo se las sabanas y dejando ver su despeinada cabellera y esos hermosos ojitos azules.

— ¿Cómo?

— Aún tengo tiempo para hacer que me quieras…aunque sea un poquito. — sonrió cariñosamente, inflando su pechito. — lo lograré tío…ya verás.

— Como tú digas, enano. — suspiró.

— Ahora tenemos que dormir…hasta mañana tío. — Oliver se acomodó sobre la cama y quedó profundamente dormido.

— Buona notte. (1)

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A la madrugada siguiente…

Santuario, Templo de Cáncer 5:15 am.

La alarma de Ángelo comenzó a sonar, con ese fastidioso e irritante ruido. Y siguió así durante unos segundos, hasta que por fin el reloj fue a parar contra la pared, destrozándose en miles de pedacitos.

— Dannazione! — Exclamó cabreado. Se frotó los ojos mientras tomaba asiento sobre la cama. — ¡Maldito despertador! — se puso de pie. — ¿Qué hora es? — Quebraste el despertador, genio.

El italiano se regañó mentalmente, había hecho la primera estupidez del día. ¿Por qué se había levantado de tan mal humor? , sencillo, ese despertador sólo debía sonar si llegaba el raro caso de que él se levantara más tarde de lo previsto. Ya saben…un caballero no debe llegar tarde a los entrenamientos matutinos…

— ¡El entrenamiento! ¡Demonios! ¡Se me ha hecho tarde! — Máscara exclamó a todo pulmón, con las manos sobre su cabeza. — Pero… ¿Cómo puede ser? Yo siempre me levanto antes de que suene esta porquería…— gruñó.

El santo de Cáncer caminó en círculos frente a la cama, aturullado.

— Tengo que darme prisa… — tronó los dedos.

Rápidamente el caballero de la cuarta casa se cambió, se colocó su ropa de entrenamiento, cargó todo lo necesario y se dirigió a la puerta decidido a salir, cuando unos sonidos extraños provocaron que parara en seco. Nada más y nada menos que los ronquidos de Oliver.

— El enano…— dio media vuelta y observó la cama. Ahí estaba un pequeño bultito que pudo identificar como mini-Afro. — si lo dejo aquí…es capaz de incendiar mi templo. Tendré que llevármelo.

Como todo gran ejemplo de ser humano, Ángelo se acercó a la cama y sin previo aviso, jaló al niño de los pies. Ahora, Oliver colgaba de cabeza sobre la cama mientras era sujetado por Ángelo

— ¡Mocoso! ¡Despierta! — comenzó a zangolotearlo.

— ¡Ahh! — el niño abrió los ojos asustado.

— Bien, prepárate…irás conmigo. — Máscara dejó caer a Oliver. (Sobre la cama por supuesto)

— ¿A dónde? ¿Por qué tan temprano? — preguntó el pequeño, incorporándose y bajando con cuidado de la cama.

— Menos preguntas y más acción… ¡apresúrate! ¡Ya se me hace tarde! — gruñó, saliendo de la habitación.

Oliver obedeció. Buscó un suetercito de la bolsa que, Aioria previamente había traído y se alistó.

Ángelo esperaba impaciente fuera del templo. Finalmente, Oliver salió, fue cargado por Máscara y sin más palabrería, ambos se dirigieron al coliseo.

Coliseo 5: 45 am

Todas las mañanas los dorados se reunían en el coliseo para entrenar junto con otros caballeros de diferente rango. Cada día se organizaban diferentes peleas con el fin de mejorar técnicas de lucha. Las peleas eran en equipos de seis contra otros seis caballeros de plata.

— ¡Media hora de retraso! — se quejó el dorado de acuario. — ¡¿Planean esperarlo toda la mañana?!

— Tranquilízate, Camus. — habló el escorpión celeste. — Máscara no suele llegar tarde…tal vez tuvo algún incidente. Además, es parte del equipo, no podemos comenzar sin él.

— Sí, ya lo creo… un incidente de cabellos celestes y ojos azules. — murmuró Kanon.

— Y mejillas rosas. — agregó el santo de Virgo.

— ¿Qué? — los gemelos lo miraron extrañados, al igual que los demás.

— Es verdad. — se encogió de hombros. — tiene las mejillas rosas…

— ¿De qué hablan? — indagó Camus.

— Debí pasar por ahí…— susurró Aioria. — ¿Dónde estará? ¿Con quién habrá dejado a…? — Todos callaron al ver al santo de Cáncer acercarse a gran velocidad con el pequeño Oliver en brazos.

— ¡Llegas tarde! — gruñó el francés sin percatarse por completo de la presencia del crío.

— ¡Ya sé! — respondió molesto. — pero fue culpa de…

— ¿Y ese niño? — se acercó Mu, sumamente curioso.

— ¡Trajiste a Oliver! — sonrió feliz el santo de la virgen. — Mu, él es el niño del que te hablé.

— Oh… ¿en serio?

— ¡Hola, tío Shaka! — Oliver extendió sus manitas hacia el santo de la sexta casa. Shaka sin dudar si quiera, tomó a Oliver en brazos y le dio un beso en la mejilla.

— Que niño tan bonito…— dijo Aldebarán.

— ¡Caballeros! — todos voltearon al escuchar la voz del patriarca. — ¡Es hora! ¡MÁSCARA es turno de pelear junto con tu equipo!

— Ahora vamos, Patriarca.

— ¡Tío! — exclamo Oliver.

— Tú quédate ahí… — ordenó el santo de Cáncer al momento que se alejaba junto con su grupo.

El coliseo estaba repleto de caballeros de todo tipo (bronce, plata, incluso aspirantes a otras armaduras) El equipo de Ángelo estaba conformado por: Milo de Escorpio, Camus de Acuario, Shura de Capricornio, Aioria de Leo y Shaka de Virgo. Ellos pelearían contra seis caballeros de plata.

Shion se colocó en el centro del coliseo y dio la orden de inicio.

— ¡Comiencen mis caballeros!

La pelea comenzó. Los espectadores admiraban el evento, desde los elegantes pero mortales ataques de Camus hasta los más violentos de Máscara de muerte. A pesar de que eran entrenamientos, los golpes eran sumamente fuertes y dolorosos para la persona que los recibía.

Mientras tanto en las gradas se encontraban los demás compañeros, analizando la pelea. Entre ellos, Kanon que cuidaba de Oliver. (Por petición de Shaka y amenaza de Ángelo)

— Quiero ver a mi tío. — dijo Oliver.

— No…ya te dije que no puedes. — rodó los ojos.

— Pero, le están pegando… — Oliver observaba horrorizado el momento en que Ángelo era enviado contra una pared, destrozándola por completo.

— El aguantará, ya verás…ahora, obedece a tu tío Kanon y siéntate aquí. — señaló por segunda vez.

— Pero…

— Nada de peros ¡hazlo niño! — Oliver obedeció y se sentó junto a él.

Kanon al ver que el pequeño Oliver se quedaba quieto, inició una amigable conversación con su hermano y Mu, descuidando por completo al niño que aprovecho la distracción y se alejó de ahí.

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— ¿Estás bien, Ángelo? — preguntó Milo, haciéndose paso entre el humo del lugar.

— Supongo…demonios, estoy tan cansado. — gruñó tratando de ponerse de pie.

— ¡Oigan! ¡Par de inútiles, no nos dejen todo a nosotros! ¡Dejen de descansar! — gritaba Aioria al momento que lanzaba su ataque a su contrincante. -¡Plasma relámpago!

— ¡¿Descansar?! Ha. — se burló el santo de Cáncer. — ¡No he descansado por culpa de ese mocoso!

— No culpes a Oliver… — respondió Aioria.

— ¡Dime, descansarías con un mocoso que se la pasa hablando de sus aventuras con Afrodita, toda la maldita noche! — se puso de pie.

— Bueno…

— ¡Y para acabar, ese mocoso quiere que sea su padre! ¡¿Puedes creerlo?! ¡Ni siquiera conozco a su madre! — exclamó.

— ¡Pues si tú no quieres…yo con todo gusto! — interrumpió Milo.

— ¡Tú cállate! — Gritaron Aioria y Máscara al mismo tiempo.

— Pero que carácter…ya cásense. — se cruzó de brazos. — amargados.

— ¡Oigan…necesito ayuda por aquí! — habló el español.

— ¡Luego se matan! ¡Carajo! — gritó Camus, levantando una gran pared de hielo delante de ellos para evitar los ataques de su oponente.

— Camus tiene razón…somos un equipo. — dijo Shaka. — trabajemos juntos…

— Olvidalo, Shaka…este par de tontos no te harán caso. — suspiró frustrado el español.

Aioria y Ángelo siguieron discutiendo entre ellos, dejándole todo el trabajo a Milo, Camus, Shaka y Shura.

— Chicos…— titubeó el escorpión.

— ¡¿Qué parte de cállate no entiendes?! — Ambos caballeros por poco matan a Milo con la mirada.

— ¡Oigan!

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— Kanon…— Habló Saga.

— ¿Qué?

— ¿Dónde esta Oliver? — preguntó curioso.

— Qué dices…pues esta aquí, junto…junto a mí… ¿Ves?

— No…no lo veo.

— Yo tampoco lo veo, Kanon. — Mu se asomó para ver mejor al gemelo menor.

Kanon giró su rostro y al percatarse de que Oliver no estaba, se puso de pie, alarmado. — ¡¿DÓNDE ESTÁ?!

— ¿Cómo? ¡¿Lo perdiste?! — el gemelo mayor frunció el ceño.

— No…bueno…él estaba ahí, yo…le dije que se quedara ahí. — se pasó una mano por la cabeza.

— ¡EN DÓNDE ESTÁ AHORA, KANON! — gritó furioso.

— ¡No lo sé, Saga!

— Oh por Athena… ¿No es el pequeño que va por allá? — señaló el centro del coliseo, donde la pelea continuaba más dura que antes.

— ¿Qué dices? — ambos gemelos miraron en dirección donde Mu señalaba. Kanon por poco le da el infarto al ver al pequeño Oliver correr dentro de la zona de pelea.

— ¡TENEMOS QUE IR POR ÉL! — Saga tomó a un alarmado Kanon del brazo.

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— Les estoy hablando… ¡Con un demonio, escúchenme! — gritó Milo.

— ¿Qué quieres? — apretó los puños el guardián de la quinta casa.

— ¡Ustedes están peleando y no se dan cuenta de que Oliver esta dentro de la Zona! — gritó el peninsular.

— ¡¿Cuál Zona, idiota?! — gruñó el italiano.

— ¡Esta zona, Imbécil!

— ¡¿Qué?! — Aioria lo miró sin entender.

— ¡Chicos es Oliver! — Shaka abrió los ojos con horror.

— Eso es una tontería…Kanon lo esta cuidan… — Ángelo empalideció al ver a lo lejos a los gemelos en las gradas con cara de susto… sin Oliver

— ¡Tío! — Máscara bajó la mirada y se encontró con el pequeño Oliver corriendo directo a él, con la manita extendida en el aire.

Todos los presentes se pusieron de pie escandalizados al ver a un niño corriendo dentro del coliseo. Algunos gritaban alarmados para que detuvieran la pelea, pero entre tanto alboroto no se podía hacer nada.

Ángelo y Aioria corrieron alarmados para rescatar a Oliver pero fueron sorprendidos por la explosión que los lanzó varios metros atrás.

— ¡Oliver! — gritaron Ángelo y Aioria al unísono.

Continuará…

¡Hola!

Bueno, aquí subo la continuación de mi fic :D

Ya después de tantos días de extrema meditación jajaja pues la verdad mi cerebro olvidó lo que quería hacer en este capi, pero bueno ya lo hice y espero que les guste… quedo algo asi como…de dramatico? Jajaja algo asi jajajajaja pero no se preocupen, este fic es de humor, pero aun asi podemos meterle de todo un poco ¿no creen? Jajaja en fin…

Helena hibiki: ¡Hermana! Jajajaja te gusto el capi que te dedique (8 jajaja que bueno…y si, las Olimpiadasnos quitan la inspiracion, pero pues que le hacemos jajaja pues continuarla por supuesto xD.

InatZiggy-Stardust:Gracias por haber leido el capi, me alegra que te gustara. Y si, tienes mucha razón, a Shaka siempre lo ponen muy serio y seco, pero he aquí la diferencia jajaja :) en fin…saluditos y gracias por firmar.

Glacies rex: tú… que bueno que te gustara la manera de ser de los personajes…y no te preocupes ¡Shura saldra en el capi! Aunque sea un poco en realidad muy poco jajajajaja Saluditos!

Eros13:Hola, aww si es dificil no encariñarse con los niños, son tan…lindos xD hasta a una persona algo fria como Máscara le puede pasar. Y como no, Oliver es una ternurita xD…digo yo… jajaja saludos!

Rose129:que bueno que te encantara…jajaja gracias por el review :) un Saludo.

Ariel de Piscis:Asi es…la meditacion puede ser un buen pretexto si es que algun dia llegas a quedarte dormida en clases…ok no jajajaja

Claro, quien no se va a traumar con los rostros del templo de Cáncer yo lo haria jajajajaja. En fin que bueno que te gustara el capi.

Cessi:¿Qué le pedira a afrodita cuando regrese? Uiii buena pregunta…es Máscara de muerte, algo perturbador debe ser jajajajajaja ok no xD muy pronto se sabra…muy pronto… jajajaja xD

Hkate Ish:Holaa :D muchas gracias por leer…espero que este capi tu guste…ojala y si jajajaja. Saludos

CheshireOz:jajaja lo sé…Máscara de niñero? Jajaja extraño pero divertido xD, saludos!

GalassiadeScorpio:ya mujer ¬¬'…para que no te quejes…aquí esta el capi, espero no sea tan decepcionante. Me esforce T^T te lo juroo jajaja, saluditos! Y bueno ahí lo tienes…XOXO jajajajajaj ;)