Es un lunes como cualquier otro, el profesor Asuma habla sin titubeos, Kiba se esmera en mantenerse despierto a sólo tres asientos a mi derecha, Tenten está sentada a mi lado, parece ocupada garabateado algo ilegible para mí. La clase de biología nunca me ha parecido aburrida excepto hoy, hoy todo parece tan diferente. Trato de poner atención pero simplemente no puedo, algo me inquieta y me abruma aunque no puedo saber que es.
De pronto pienso en él e involuntariamente sonrío amargamente. Ha pasado tanto desde el día en que comencé a sentir algo por él, desde el día en que se lo revelé y desde el día en que él decidió ignorarlo. Suspiro, ya no puedo hacer algo para cambiarlo, hice lo que mi corazón me dictaba y no me arrepiento, ahora sólo trato de vivir sin dañarme a mí misma por aquella decepción.
Una voz en mi cabeza me dice que ya es tiempo, debo salir de ahí y hacer lo que realmente quiero hacer desde hace tiempo, porque sólo me quedan seis minutos. Sin pensarlo dos veces me levanto de mi pupitre estruendosamente, el profesor Asuma y el resto de mis compañeros me observan sorprendidos, supongo que deben preguntarse qué está haciendo la marginada y extraña Sakura. Poco me importa porque me voy corriendo de ahí ignorando el llamado del profesor Asuma.
Trato de pensar en dónde puede estar, aunque no tengo dudas de aquello, sé cuál es su aula, sé sus horarios, sus gustos, sus miedos, sus metas, posiblemente yo sea la persona que más lo conoce y él no tenga ni la más mínima idea. Sasuke es parte de mi alma, tengo una fuerte conexión con él aunque él no pueda verlo, pero yo cada día desde que lo conozco la he sentido fuertemente. En mi carrera hacia su aula siento un dolor en mi corazón que me hace caer de rodillas al suelo. Sé lo que significaba ese dolor, es sólo la anunciación de mi muerte.
Me levanto tambaleándome un poco y continúo corriendo mi carrera hacia su aula, sin evitar pensar en que todas las metas y sueños que alguna vez tuve jamás se harían realidad. No podría terminar mi carrera y eventualmente no podría convertirme en doctora, no podría tener aquel Cadillac rojo que siempre llamó mi atención, no podría viajar alrededor del mundo, no podría casarme con alguien a quien amara y no podría estar con Sasuke.
Aunque eso último lo dudo, tal vez aunque los dos viviéramos para siempre él nunca estaría conmigo.
Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos mientras estoy a punto de llegar al aula ¿Cuánto habrá pasado ya? ¿Tres, cuatro minutos? Por ahora todas las preocupaciones que alguna vez tuve se desvanecen dejando sólo un último deseo, el más profundo de todos. La perilla de su aula esta en mi mano, suspiro profundamente mientras me limpio las lágrimas de los ojos, me digo mentalmente que es ahora o nunca y tomo el valor necesario para girar la perilla.
Todos dentro del aula me observan curiosos, Kakashi me pregunta qué hago ahí y Naruto me llama por mi nombre. Sin embargo ignoro todo eso y fijo mi mirada en sólo una persona, la única persona que ha estado en mi mente desde hace ya tanto tiempo. Me acerco a él con toda la seguridad que nunca había tenido en todo mi vida hasta quedar frente a frente, de pronto todo queda en completo silencio.
Sólo nos vemos a los ojos, esos profundos y bellos ojos con los que más de una vez fantasee, tan oscuros pero a la vez cálidos. Por algún motivo no vi confusión en ellos, era como si él sabía el por qué yo estaba ahí. Se paró de su pupitre sin despegar sus ojos de los míos esperando lo que sea que yo tuviera que decir.
Lo tomo suavemente del rostro esperando que no me rechazara, cerró los ojos por unos segundos como si mi tacto fuera especial para él.
-lamento tanto el hecho de que no podamos estar juntos así como lamento el hecho de que jamás pude hacer que una parte de ti, por más pequeña que fuera sintiera algo por mí-dije sin apartar mi mirada de él- desde que te conocí mi mundo entero ha girado en torno a ti y jamás me he arrepentido de ello. Siempre he sentido que a tu lado podría llegar a cualquier lugar, que a tu lado yo…-me detuve, las lágrimas comenzaron a salir- yo podría decirte que te amo cada día. Eres lo más hermoso que he conocido Sasuke, eres la persona a la que podría amar para siempre, con locura, con pasión, con todo lo que tengo.
El silencio se hizo largo, sintiendo la punzada en mi corazón de nuevo supe que era el momento de hacer lo último que me quedaba por hacer.
-te amo Sasuke- lo tomo de la solapa de su camisa, lo acerco a mí y lo beso.
Lentamente el comienza a mover su labios con los míos, acomoda su mano en mi mejilla y la otra en mi cintura, su delicado tacto en mis labios me hace sentir que todos los años esperando por un momento ser correspondida por él se desvanezcan, dejándome disfrutar el presente.
Paulatinamente nos separamos, lo observo detenidamente una vez más, sus mejillas están ligeramente sonrosadas y nuestra respiración es agitada. Sonrió sinceramente sólo para él, para después desprender mis manos de su cuello.
-gracias- es lo único que puedo decir, le doy un leve beso en la mejilla y salgo corriendo de ahí desprendiéndome de su agarre. Mi velocidad empieza a disminuir y aquella punzada en mi corazón se prolonga hasta el punto de hacerme caer al suelo, provocándome un terrible dolor que rápidamente se empieza a extender por todo mi cuerpo.
Mis sentidos se desvanecen y de lejos sólo puedo ver unos pasos acercarse velozmente a mi casi inerte cuerpo. Alguien me sostiene fuertemente, escucho un susurro en mi oreja pero ya es tarde, probablemente siempre lo fue. Es el fin.
Te amo Sasuke…
