Hola a todos! Esta vez vengo con un fic Hermione/Draco que se situa luego de su último año en Hogwarts pero antes del infame epilogo u.u (el cual todos odiamos), en fin, es muy posible que el fic tenga una secuela post epilogo xD, pero eso ya dependerá de todos ustedes ;) El fic no va a ser muy largo, unos 7 capis máximo, pero eso si, todos los capis cargados =) Espero les guste tanto leerlo como a mí me ha gustado escribirlo. Un besote inmenso y les agradeceré TREMENDAMENTE si me alegran el dia con un review ;) Nos leemos!

SUMMARY: Luego de su rompimiento con Ron, Hermione se encuentra más triste y acongojada que nunca… sentimientos que podrán cambiar luego de toparse con cierto rubio de ojos grises en un tren con destino incierto. DracoxHermione. Post DH, antes de Epilogo.

Nota de copyright: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen en modo alguno. Todos pertenecen a la fabulosa JK Rowling así como a Warner Bros y todos aquellos que ayudaron a la elaboración de tan estupendos libros y películas =P

En un tren

Capítulo I: El extraño encapuchado

-"Deja de llorar… "

Se repitió mentalmente Hermione Granger intentando controlar las lágrimas que trataban de brotarle por montones mientras recorría los salones del viejo tren que la llevaría desde Londres hasta un destino incierto. Caminó con aire distraído por el pasadizo principal del tren con la mirada perdida y expresión ausente hasta que encontró un compartimiento vacío casi en el último vagón, lo suficiente lejos del resto de gente como para permitirse dejar a sus sentimientos aflorar, así que apenas cerró la gran puerta de madera, comenzó a sollozar como si fuera una niña nuevamente.

-"Deja de llorar!"

Se volvió a repetir, esta vez con más energía pero sus lágrimas parecían haber tomado control de su cuerpo pues brotaban y brotaban sin parar. ¡Era increíble! Ella, que había decidido que ese sería su año, que había sido nombrada para trabajar en el área de leyes del ministerio de magia, que era reconocida mundialmente por haber apoyado al vencimiento de Lord Voldemort y que, a sus 21 años, era una mujer hecha y derecha… se encontraba encerrada en un mugroso tren sin rumbo fijo y llorando como una chiquilla acurrucada contra la ventana. Las vueltas que daba el mundo.

-¿Señorita? – Hermione oyó que alguien tocaba la puerta del compartimiento y preguntaba por ella en voz suave, por lo que se limitó a refregarse las lágrimas de la cara y contestar con un escueto '¿sí?' mientras un hombre deslizaba la puerta – Disculpe la interrupción… le quería comunicar que vamos a hacer una parada en la siguiente estación, que se encuentra a 45 minutos de distancia aproximadamente.

-Está bien… -contestó ella aparentando desinterés, aunque realmente se preguntaba por qué podría venir uno de los encargados del tren a informarle sobre el itinerario del viaje.

-Si… bueno… - prosiguió el hombre – Se lo comentaba porque en dicha parada tiende a subir mucha gente… así que, bueno... me temo que alguien más tendría que entrar a éste compartimiento, se lo comunicó porque veo que usted está…eh… algo nerviosa…

Hermione parpadeó dos veces abriendo la boca sin decir nada. En una situación normal se haría la ofendida y trataría de rescatar el poco orgullo que le quedare, sin embargo, en esos momentos, no pudo más que esbozar una avergonzada semi-sonrisa y mover la cabeza afirmativamente. El hombre se retiró de manera inmediata no sin antes ofrecerle una incómoda sonrisa también.

-¡Genial! – Vociferó Hermione cuando se encontraba ya sola. – Comienzo a preguntarme si el destino tiene algo contra mí…

Limpiándose las nuevas lagrimas que peleaban por surgir de su rostro, decidió que lo mejor sería dormirse, para evitar cualquier tipo de vergüenza cuando entrara gente y la viera en tal estado… pero también sería una buena idea para olvidar todo, despejar su mente y sentirse tranquila aunque sea por unas horas, así que se puso el saco encima del cuerpo para cubrirse del frío que hacía y, apoyando la cabeza contra la ventana, cerró los ojos para entregarse al sueño, un lujo que no se daba desde hacía unas noches.

-¿Por qué me haces esto? ¡No tiene sentido Ron!

-Hermione, no estás entendiendo… no espero que sea algo permanente, solo es un tiempo… mientras ordene mi cabeza, por favor, necesito que me entiendas…

-¿Y qué hay de mí? ¿Quién me entiende a mí? ¿Quién sabe lo que yo necesito? ¡Ron! ¡Date cuenta! Llevamos juntos 4 años, ¡no podemos tirar todo eso por la borda!

-No lo quiero tirar por la borda Hermione! Es solo que no sé lo que siento ahora con respecto a todo… no sé qué siento respecto a mí, respecto a lo que voy a hacer el resto de mi vida, respecto a nosotros… Y el que no nos veamos casi nunca lo empeora todo -

-Si no nos vemos tan seguido es porque estamos estudiando en lugares distintos, pero eso no es impedimento para…

-Lo sé, pero me siento confundido!… en serio te amo pero necesito un tiempo para pensar algunas cosas, yo…

-¿Y qué quieres? ¿Dejarme ahora y volver conmigo cuando 'aclares tus cosas'? ¿Y qué si pasa mucho tiempo antes de que volvamos a estar juntos? ¿O qué de si nunca sucede?

-Es solo un tiempo para aclarar las cosas y luego…

-No te molestes por un "luego", aclara tus cosas tranquilo… pero no me pidas que me encuentre esperándote con los brazos abiertos cuando decidas regresar, porque no pienso estarlo….-

-Ugh! -.

Hermione se despertó de improvisto con la frente bañada en sudor. Llevó inmediatamente sus manos al pecho cuando sintió su corazón palpitando con tal fuerza que había logrado despertarla.

No era la primera vez que tenía ese 'sueño'. Después de haber de terminado su relación con Ronald Weasley se había vuelto común en ella el levantarse sobresaltada en las madrugadas, recordando la última conversación que habían mantenido… sin embargo el que siguiera soñando con ese particular momento después de tres meses tenía una explicación más lógica aún: Lo había vuelto a ver esa mañana después de todo ese tiempo y… no lo había encontrado precisamente solo.

Aquella mañana se había levantado temprano con rumbo al callejón diagon decidida a buscar un regalo para el cumpleaños de Harry, el cual se encontraba ya muy cerca y ella, con el poco tiempo disponible que tenía por esas fechas, aún no había logrado conseguir nada. Comenzaba a recorrer los escaparates repletos de objetos mágicos de todos los colores inimaginables cuando, como si un rayo surcara de improviso por su cabeza, recordó que el día de cumpleaños de Neville era un día antes del de Harry por lo que, regañándose mentalmente por haber olvidado en un primer momento el cumpleaños de su otro amigo, se dirigió hacia una tienda de plantas exóticas y variados libros de herbología que se encontraba a unas cuantas tiendas de donde ella estaba, segura de poder encontrar ahí algo que pudiera ser del agrado del chico.

Con aire distraído y tarareando una melodía pegajosa que había escuchado esa mañana emprendió la caminata hacia la tienda de herbología con un mejor humor que el de los últimos días… el que probablemente hubiera perdurado así si no hubiese sido porque, ni bien cruzó el umbral de aquella tienda, reconoció una cabellera roja inconfundible en el fondo del local, precisamente por donde se encontraba la zona de libros de herbología. Aturdida, su primera reacción fue la de huir cuanto antes de aquel lugar, sin embargo, antes de que pudiera efectuar su exitosa retirada, reparó en la mujer que acompañaba a su ex novio: Una rubia alta, muy guapa y totalmente desconocida para ella. Sin poder evitarlo, se quedó helada observando a ambos muchachos mientras miraban libros, conversaban y reían como si mantuvieran una charla muy amena mientras ella sentía como su corazón le quemaba y revoloteaba a la misma vez por dentro, sensación que definitivamente se intensificó cuando vio con horror como la rubia, luego de que Ron le entregara un libro y le dijera unas palabras, se lanzaba con una gran sonrisa de felicidad a los brazos del pelirrojo y le plantaba un gran beso en la mejilla derecha. Así que la ex gryffindor, sin pensárselo dos veces, dio una rápida media vuelta y huyó cuanto antes de aquel lugar mientras sentía como las lágrimas comenzaban a apoderarse de su rostro y no se detuvo hasta que, en un arranque de precipitación, se subió a aquel viejo tren en el que aquel momento se encontraba y, sin destino fijo, solo deseaba llegar a cualquier lugar donde pudiera huir de sus pensamientos…. Y más específicamente de cierto pelirrojo. Sin embargo, una vez que se encontró nuevamente sola, despierta pero con los ojos perdidos en la ventana, todas las preguntas reprimidas surgieron: ¿Quién sería esa rubia? ¿Por qué parecía tan amigable con Ron? ¿Cómo él podía haber olvidado cuatro años de relación tan rápido?... ¿o acaso la rubia ya se encontraba presente desde antes que decidieran separarse? ¿Sería entonces ella el motivo por el cual terminó su relación?

Tan distraída se encontraba en sus cavilaciones que no se había dado cuenta que alguien se encontraba sentado desde hacía buen tiempo en el mismo compartimiento en donde ella se encontraba divagando entre recuerdos y deliberaciones, solo se percató de la presencia de otra persona cuando escuchó que una tos seca masculina la hacía volver a la realidad. Ahogando un grito, Hermione fijó sus ojos en la esquina contraria a donde ella se encontraba y su corazón se encogió cuando vislumbró en aquel lugar a una persona con la cabeza apoyada contra la pared y vestido de pies a cabeza con una túnica negra y una pesada capucha del mismo tono que no dejaba a Hermione observar su rostro. Un escalofrío recorrió la espalda de la castaña cuando vio la figura encapuchada con unas pálidas manos que salían por debajo de las mangas, lo que automáticamente le recordó a un dementor.

Pero no lo era.

-Dis… disculpe, no sabía que había alguien más dentro del compartimento… debió haber entrado mientras me quede dormida, espero no haberlo asustado con mi grito… -. Hermione se disculpó temerosa aún y ansiosa. Algo en esa figura le inspiraba desconfianza y el hecho de no poder ver el rostro del hombre comenzaba a ponerle los nervios de punta. El misterioso hombre no contestó nada al inicio, para el susto de Hermione, sin embargo, luego de unos largos segundos contestó en una masculina y profunda voz:

-No te preocupes, Granger -.

A Hermione se le pusieron los pelos de punta e, instintivamente, llevó la mano hacia su varita mientras se levantaba rápidamente. El hombre de la capucha rió.

-¿Te asusta mi presencia, Granger?

-¿Quién eres? – Hermione apuntó su varita hacia el encapuchado mientras intentaba mantenerla firme en sus manos aunque comenzaba a pensar que algo en la voz que emanaba de la capucha le resultaba vagamente familiar.

-¿Nunca te enseñaron que apuntar a un hombre que no se encuentra armado es de mala educación? ¿Dónde han quedado tus modales? -.

El encapuchado seguía divertido mientras poco a poco se iba levantando desde donde se encontraba y se acercaba peligrosamente a Hermione. La ex gryffindor, por su parte, no dejaba de apuntar con su varita hacia el corazón del misterioso hombre mientras lentamente retrocedía con cada paso que el desconocido daba. Levantó la varita decidida a utilizar algún hechizo que lo imposibilite pero el encapuchado fue más rápido y vociferando un hechizo desarmador, logró que la varita de Hermione saliera volando hacia el lado contrario de la habitación, para el total horror de Hermione, quien siguió retrocediendo hasta que su cuerpo chocó contra la ventana del tren. Cuando se encontraban a escasos centímetros de distancia, decidió que era hora de utilizar algo con que golpearlo… pero fue muy tarde pues de pronto el hombre misterioso la tenía arrinconada contra la ventana y la había tomado por las muñecas. Hermione estaba a punto de meterle un rodillazo ahí debajo del ombligo cuando de pronto el hombre vociferó un sonoro "BU!" y soltándola comenzó a reír con suficiencia. La castaña se quedó en su sitio, pegada contra la pared, totalmente confundida mientras observaba como el hombre seguía riéndose a escasos pasos de ella.

-¿Quién eres? -. Volvió a preguntar esta vez con más decisión cuando observó como el encapuchado, aún entre risas, volvía a acercarse peligrosamente hacia ella.

-No lo sé Granger, dime tú, ¿quién quieres que sea? Por el estado en que te encuentras estoy seguro que definitivamente tienes la esperanza que sea alguien en concreto -. El encapuchado arremetió con voz burlona, apuntando con su pálida mano los ojos hinchados de la muchacha.

Hermione se estremeció involuntariamente cuando el encapuchado nuevamente acortó la distancia entre ambos y se plantó a escasos centímetros de ella colocando cada mano a un lado de la chica, contra la ventana, atrapándola entre su cuerpo y el ventanal del tren. En esa posición, el encapuchado se quedó inmóvil frente a una pasmada Hermione durante unos segundos, durante los cuales la gryffindor sintió, a pesar de no poder observar más que el mentón del hombre misterioso, como si éste estuviese observándola queriendo adentrarse en lo más profundo de sus pensamientos. Sentía, sin poder ver, como si un par de ojos se encontraran fijos en los de ella y la examinaran intentando entender Merlín sabe qué. Peor aún, había comenzado a sentir el calor destilando del cuerpo del encapuchado, el cual se adentraba por todos los poros del cuerpo de la chica durante esos escasos segundos en los que él se encontró inmóvil y ella inmovilizada por él… pero por algún extraño motivo que ella no pudo entender, en ese momento no solo no se movió por el simple hecho de que se encontrara imposibilitada de hacerlo, sino que su propio cuerpo no reaccionaba de manera alguna. Era extraño, pero en ese preciso momento en que sentía el otro cuerpo tan cercano al de ella e inclusive percibía la respiración acelerada del hombre rozando suavemente su rostro, no sintió miedo alguno por la proximidad del extraño ni por el hecho de que se había quedado frente a ella como una mera estatua, al contrario, comenzaba a sentir como su corazón se aceleraba con expectación.

Solo fue consciente de volver a la realidad cuando sintió como el encapuchado acortaba más la distancia entre ambos y aspiraba fuertemente, como queriendo impregnarse del aroma de la muchacha. En ese preciso momento la parte racional del cerebro de Hermione volvió a reaccionar y, en un impredecible movimiento, le bajó la capucha negra al hombre que se encontraba frente a ella descubriendo así su rostro.

En una fracción de segundo pasaron cosas tan distintas que Hermione sintió como si alguien hubiese disparado un flash que la dejó perpleja y confundida al mismo tiempo: El tren se había detenido abruptamente de manera que se había ido de bruces contra la pared lateral del compartimiento, pudo vislumbrar como tanto su varita y otra más rodaban por el piso del compartimiento y, finalmente y lo más angustiante, había podido observar el rostro del encapuchado antes de que éste, en otra fracción de segundo, se hubiese vuelto a colocar la capucha encima… y que la declarasen loca, pero había jurado que ante sus ojos había vislumbrado el rostro de Draco Malfoy observándola con un extraño brillo en sus penetrantes ojos grises.