Advertencias: esta historia es NaruSaku.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, así como tampoco sus geniales personajes. Son propiedad de Masashi Kishimoto.

Aclaraciones:

–Hablan los personajes. –

'Pensamientos'

Nota extra: ¡Hola a todos! Esta historia tiene bastante tiempo que la escribí, por eso es que decidí que ya era momento para editarla. Siendo sincera, tome la decisión de hacer lo mismo con todas mis historias, sobre todo porque algunas tienen varios años de que fueron creadas. Así que esta nota estará en los dos capítulos del fic, solo para aclarar que ya está debidamente revisado y editado.

Sin más que agregar, los dejo con el capítulo :)


Capítulo 1

Errores que cuestan caro

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Un día normal en Konoha. Las aves cantaban, el sol brillaba en un cielo limpio y claro, el viento mecía las copas de los árboles. Y Tsunade trataba de ingerir a Tonton debido a su extrema borrachera.

–¿Pero qué está haciendo, Tsunade-sama? –chilló Shizune al ver lo que la mujer trataba de hacer. –¡Tonton no es comida! –gritó, mientras trataba de evitar que la mujer rubia asara a la pobre cerdita.

Tsunade frunció el ceño al ver como la otra apagaba las llamas del bracero, a la par que dejaba a Tonton en un sitio más seguro, cerca del balcón por si la Hokage trataba de reanudar su plan de comérsela. La mascota hizo una mueca de molestia, sentándose entre los papeles para asegurar su vida.

Más de un ninja se extrañó por la situación. No era raro encontrar a la Hokage borracha, aquello era normal. Lo que era desconcertante eran sus inusuales ganas de hincarle el diente a Tonton. Jamás había pasado aquello, aunque Shizune bien podría decirles que todo se debía a la dieta extrema de la rubia.

–¿Qué estará pasando? –se preguntó Gai que venía acompañado de Neji. Habían llegado pocos segundos antes, justo cuando un ANBU se marchaba tras ser ignorado.

El chico se encogió de hombros con desgane. –No tengo idea –respondió, tras el regaño silencioso que Gai le hizo con su mirada.

Neji siempre sería una persona silenciosa a la que no le gustaba desperdiciar su saliva en cosas innecesarias. Hablaba cuando tenía que hacerlo, y prefería mantenerse en silencio si podía. Involucrarse en asuntos ajenos siempre traería problemas a los demás, así que él optaba por llevar una vida pacífica, lejos de los conflictos que no le generaban un beneficio. Además, se dijo Neji, involucrarse con la Hokage borracha siempre era un dolor de cabeza que más de uno prefería evitar. Había que tomar a Shikamaru como ejemplo.

–¿Qué pasa? –preguntó una tercera voz, confundido ante el griterío que se escuchaba por toda la torre.

Gai se giró y sonrío, aliviado de ver a Kakashi sano y salvo. –Veo que volviste. –fue su saludo, acompañado de su típica pose.

Kakashi ignoró aquello, compadeciéndose de Neji, quien con frecuencia era quien tenía que tratar con el mayor.

–¿Y bien? –preguntó de nuevo, rascándose levemente la nuca.

Hyuuga entendió que aquella pregunta estaba dirigida a él, puesto que su profesor hacía rato que parecía haberse ido a su mundo. Con un suspiro, Neji se giró hacia Kakashi.

–No estoy seguro, solo he escuchado a Shizune-san gritar algo como…-Neji fue interrumpido por otro grito proveniente de la oficina.

–¡No se coma a Tonton! –

Kakashi, quien iba acompañado de Yamato, observó con extrañeza la puerta cerrada de la oficina. Gai salió de su mundo, mientras se cruzaba de brazos junto a Neji. Los cuatro permanecieron inmóviles, considerando la idea de largarse por donde habían llegado.

–¡Tsunade-sama, suelte a Tonton! –la voz de Sakura Haruno se escuchó fuerte y clara, a la par de algo rompiéndose dentro de la habitación. –Esto es el colmo, ¿por qué toma usted tanto? ¿Tsunade-sama? –la chica tembló ante la mirada de la rubia. –¿Por qué me mira así? –Haruno tomó en sus brazos a Tonton y se hizo bolita, para evitar que la mayor obtuviera sus tan deseadas "chuletas de puerco en salsa verde".

Tsunade se quedó parada a mitad de la sala, quieta. Shizune miró a la rubia con sospecha, a la par que tiraba por el balcón las cosas con las que Tsunade deseaba cocinar a Tonton. Y, entonces, el recuerdo del por qué decidió ir a tomar llegó a su mente como un flash. La mujer esbozó una sonrisa maligna, pícara y maliciosa. Aunque Sakura podía jurar que era una sonrisa pervertida, muy al estilo de Jiraiya cuando estaba a mitad de sus investigaciones.

Haruno apretó más a Tonton contra sí, sintiendo un mal presentimiento.

–Ay, mí querida niña –musitó Tsunade, acercándose a ella sin borrar esa expresión de su rostro. Al estar cerca de ella, pasó un brazo por sus hombros y la acercó hasta tenerla bien sujeta por el cuello. Sakura tosió por el apretón. –¡¿Me preguntas por qué?! –la rubia soltó una larga risotada. –Oh, querida ¡Había que celebrar! –

Sakura se las arregló para estirar un poco su cuello. –¿Celebrar qué, exactamente? –

–¡Celebrar tú amor por…! –la peli rosa soltó un grito ahogado, a la par que Shizune exclamaba un: "no repita eso, Tsunade-sama". La rubia frunció el ceño al ver que sus intenciones de gritar el secreto de Sakura habían sido frustrados.

–Oh, por dios. Esto es malo, muy malo. –la menor trataba de zafarse del agarre de la mujer por todos los medios posibles. –¡Jamás debí contarle eso! Soy tan tonta, solo a mí se me ocurre. –lloriqueó a mitad de su forcejeo.

Tsunade alcanzó una botella de sake que estaba sobre su escritorio, mientras apretaba más el agarre en torno al cuello de su pupila. –Vamos, vamos. –canturreó con las mejillas sonrojadas por el alcohol. –Díselo, no seas cobarde. –otra carcajada y otro trago a la botella.

Shizune miró compadecida a Sakura, a la par que suspiraba resignada.

–Solo a ti, Sakura-chan, se te ocurre contarle algo como eso a Tsunade-sama –comentó Gai interrumpiendo la escena. Tras él ingresaban Kakashi, Yamato y Neji, los tres con expresiones divertidas.

–Esto no puede estar peor. –gruñó exasperada.

Tsunade acercó más a Sakura y le dijo al oído, en tono bajo y confidencial: 'Díselo, su amor por ti no será eterno'.

Haruno enrojeció, pero al mismo tiempo sintió una punzada dolorosa en el pecho. El apretón se hizo más fuerte, hasta que ella terminó sintiendo que el aire no le llegaba a los pulmones. –Ya, por mí madre –volvió a gritar, desesperada por alcanzar a respirar.

Kakashi suspiró, fingió que su alumna no necesitaba ayuda y miró a Shizune interesado. Tenía una idea de cual era el secreto confesado a Tsunade, pero quería divertirse un poco más a costa de Sakura, aquella que en realidad ya comenzaba a ponerse morada y gritaba por ayuda.

–En fin, ¿acaso le dijo a Tsunade-sama algo muy importante? –

Neji sonrío a sabiendas de que aquello sería interesante, mientras Yamato miraba a todos con franca curiosidad. Gai cruzó sus brazos sobre su pecho, observando con interés los extraños colores que Sakura comenzaba a lucir en su piel.

¿Aquello era normal?

Tras escuchar la pregunta formulada, Tsunade lanzó su botella por los aires, zarandeó un poco más a Sakura antes de soltarla de sopetón contra el suelo, y esbozó la sonrisa más extraña que jamás le habían visto.

Haruno, desde el piso, tosiendo con fervor, miró horrorizada a su maestra. Neji se agachó a su lado preocupado, dándole palmadas en la espalda para ayudarla a respirar. Kakashi miró la escena con aburrimiento, mientras Gai invocaba su tortuga para sentarse en ella. Shizune solo pudo pensar en la mala suerte de aquel pobre animalejo, casi tan mala como la de Tonton, que yacía escondida bajo el escritorio, o tan pésima como la de la propia Haruno, quien aún era socorrida por Neji.

Tsunade se aclaró la garganta, preparándose para su siguiente grito. –¡Claro que fue importante lo que me confesó nuestra pequeña florecilla! –Sakura quería morir ahí mismo, bastante avergonzada por el estúpido mote. –¡Ella me confeso que le gusta…no, no, que va, ¡Que ama a…! –

Y su grito se escuchó por media Konoha.

Neji observó parpadeando como su amiga se coloreaba de blanco, antes de dejarse caer contra su hombro. Muy por encima, Hyuuga alcanzó a escuchar algo que sonó como: 'Vida, mátame'. Él sonrío con diversión.

Los otros tres parecieron bastante sorprendidos. Shizune, en cambio, fijó su vista en la expresión fantasmagórica de la peli rosa.

–Solo a ti, Sakura –repitió la pelinegra compadecida.

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Sakura caminaba con un notorio sonrojo pintado en su cara. Luego de que Neji se tomase el tiempo de comprobar que siguiera viva, ella había optado por salir corriendo de la oficina. Estaba avergonzada y molesta, así que ahora caminaba por la aldea en un intento de calmarse. Aunque aquello no estaba funcionando para nada.

–Pero si soy una idiota, conozco de sobra a Tsunade-sama y aun así… –masculló furiosa. –Pero necesitaba alguien con quien desahogarme y ella era la mejor opción... –la chica suspiró resignada. –Hasta este momento, claro. –gruñó, tras recordar la vergonzosa situación a la que había sido sometida momentos antes.

Haruno se sobó el cuello, adolorida por el horrible apretón que Tsunade le dio. Estaba segura de que un poco más y la habría ahogado.

Tan metida estaba en su mundo que no notó a Hinata y a Neji, quienes la saludaron al verla pasar. Sin embargo, la peli rosa siguió de largo, demasiado entretenida en seguirse quejando. Neji sonrío divertido, bastante seguro de lo que provocaba aquel estado en Sakura.

–¿Qué le pasa? –preguntó Hinata, observando como la otra seguía su camino sin detenerse.

Neji soltó una risita misteriosa.

–Ya pronto lo sabrás, no tarda en suceder –el castaño le sonrió a su prima, quien se limitó a devolverle el gesto.

–¡Neji, Hinata! –los saludó cierto rubio con una inmensa sonrisa, mientras se acercaba a ellos con la mano alzada. Caminaba con rapidez, con la sudadera abierta y con el protector atado a su cuello.

–Na-Naruto-kun –lo saludó Hinata, soltando una exhalación por el susto ocasionado. Hacía varios meses ella se le había confesado, incluso lo había citado para ir a un picnic. Sin embargo, él tuvo la cortesía de explicarle la razón del por qué no podía corresponderle. Hinata, tan comprensiva como siempre, había aceptado su respuesta y se resignó a que él amaba a alguien más.

Ahora, mucho tiempo después, podía decir con total seguridad que había superado su amor. Claro está que, a pesar de aquello, ambos habían continuado su amistad, dejando aquel episodio en el olvido. Incluso, Naruto había mantenido en total secreto que aquella confesión se dio, puesto que no quería que los demás supieran que había rechazado a Hinata. Igual porque él sabía que existía otra persona que amaba a Hinata como él no podía hacerlo.

Hyuuga Neji contuvo las ganas de reírse al recordar lo sucedido con Sakura. –Me pregunto si Tonton estará bien. –comento con naturalidad.

Naruto lo miró sin comprender.

–¿Por qué no habría de estarlo? La abuela Tsunade la cuida como si fuera un tesoro-ttebayo. –

–Como uno comestible. –Neji río, algo completamente extraño para Naruto y Hinata que se miraron muy confundidos. –La Hokage-sama estaba muy tomada, y quería comerse a Tonton y además…–Neji se detuvo al recordar que le había prometido a Sakura que no diría nada. Al menos hasta que ella se armase de valor para decírselo a Naruto directamente.

–¿Además, qué? –Naruto lo miró acusadoramente. –¿Qué me estás ocultando, Neji-ttebayo? –exigió saber, clavando sus orbes azules en los perla del castaño.

Hyuuga apretó los labios al ver que su amigo acababa de descubrirlo. Y es que, cuando Naruto quería algo, era seguro que lo conseguiría. Así pues, ahora su objetivo era averiguar que era lo que le ocultaba, y sabía de antemano que no lo iba a dejar en paz hasta no saberlo. Neji suspiró resignado, sabiendo que aquello lo iba a meter en serios problemas.

Por eso es que odiaba meterse en los asuntos ajenos.

–No habiendo otra opción. –suspiró, jalándolos a él y a Hinata a un sitio más apartado. –Lo que sucedió fue… –

Y así, entre susurros discretos, Neji le confesó todo lo acontecido en la oficina de Tsunade. Naruto y Hinata se miraron, sorprendidos. Pero pronto la pelinegra lo abrazó alegre, a sabiendas de que aquello era muy bueno para su amigo.

–¿Es cierto eso? –preguntó tras salir de su aturdimiento.

Neji se limitó a asentir con la cabeza, bastante arrepentido por haber faltado a su palabra. Y es que sabía que no iba a sobrevivir si Sakura se enteraba de que se le había ido la lengua con Naruto. Aunque esperaba que el rubio no fuese tan idiota como para comentarle a Haruno que había sido él quien le dijo lo que no debía.

Tras la afirmación, Naruto abrazó con fuerza a Hinata. La alzó en volandas en medio de su felicidad y la depositó en suelo de nuevo tras darle un par de vueltas. La chica soltó una risita, contenta de poder compartir un momento tan importante como ese con su amigo. Neji volvió a suspirar abatido.

–¡Me voy-ttebayo! –avisó Naruto, mientras corría en busca de la peli rosa.

Neji asintió y miró a su prima, quien observaba el camino que el rubio tomó.

–Solo a ti, Sakura. –suspiraron ambos. –Te ocurren estas cosas. –

Hinata le palmeó el hombro a su primo, reconfortándolo. Ella era bastante capaz de adivinar qué era lo que preocupaba a Neji. –Algún día te lo agradecerá. –aseguró con firmeza.

El chico resopló. –Bueno, eso espero. –murmuró, reanudando su camino a la casa de los Hyuuga. Aquel día había sido muy raro, pero se sentía conforme con los acontecimientos. Al menos esperaba que el rubio supiera cómo hacer las cosas, porque de lo contrario él mismo lo mataría por hacerlo romper su palabra en vano.

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Eran pasadas las cuatro de la tarde cuando Sakura se topó a Kakashi a mitad del camino. El hombre parecía embobado viendo el cartel promocional de la película de su libro favorito. Y Sakura no pudo evitar tener un pinchazo de curiosidad por saber de qué iba la trama. Sin embargo, aquella espinita murió cuando recordó que el Icha Icha Paradise era de la autoría de Jiraiya. Así que, después de unos segundos meditando el qué hacer tras encontrarse con su sensei, Haruno llegó a la conclusión de que podrían ir a comer dangos.

–Aún estoy muy sorprendido, Sakura. –comentó Kakashi, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. –Es increíble. –

La peli rosa sabía que esa noticia tomó desprevenidos a la mayoría de sus amigos, pero, en su defensa, ella no tenía la más mínima intención de decírselos. Todo aquel circo era culpa de Tsunade y su gran boca.

Kakashi ingresó en el restaurante y se sentó, seguido de su alumna.

–Por este motivo es que no se lo había dicho a nadie. –musitó con amargura. –Suena raro. –

Kakashi le sonrío con sorna. Aquella revelación era extraordinaria y muy tierna. Y lejos de pensar que era raro, más de uno creía que era bueno. Lo único que sucedía era que a todos los había tomado desprevenidos, porque jamás creyeron que su amiga al final terminaría por olvidar a Sasuke.

Yamato se les acercó tras verlos ahí sentados, prefiriendo comer acompañado a estar solo en la barra del restaurante. Kakashi lo saludó con un movimiento de su cabeza, mientras que Sakura se limitó a alzar su mano en señal de bienvenida. El ANBU les sonrío antes de sentarse, mientras escuchaba con paciencia los que ambos hablaban.

–…esto es muy raro… –suspiró apoyando su cabeza en la mesa. –…Naruto y yo… –susurró en un tono triste.

Kakashi miró a su compañero, quien dejó de comer para observar seriamente a su acompañante. –Debes armarte de valor para decírselo. Naruto es muy denso y no se dará cuenta solo. Además, no hay amor que dure mil años, Sakura, y tú ya has jugado mucho con la paciencia de Naruto. –Yamato bebió de su taza de té antes de volver a hablar. –Tú indecisión te causará muchos problemas, ¿sabes? Y no creo que quieras perderlo como a Sasuke. –

Los ojos verdes de la Kunoichi se abrieron de par en par, reflejando su angustia y su pánico. –¡Claro que no! –

Los mayores sonrieron complacidos.

–Sé valiente, sé que él sabrá comprender y te corresponderá. –Kakashi puso una mano en su hombro en forma de apoyo.

–Ve. –la alentó Yamato sonriendo.

–Pero…es que yo…-Sakura tartamudeó con nerviosismo. –¡No podría hacer eso!, ¡Nunca!, ¡No en esta vida! –

Kakashi suspiró irritado. Su alumna siempre había sido una mujer demasiado insegura de sí misma. Y era en esos momentos en los que ambos hombres comprendían el por qué Haruno le ocasionaba tanto fastidio a Ino.

Hatake hizo un ademán con su mano, y le hizo señas a Yamato para que le siguiese el juego, a lo que el ANBU asintió, dándole a entender al otro que había comprendido lo que quería decirle. Ambos volvieron su vista a la sonrosada chica, con toda la intención de comenzar con su juego.

–Pues Tsunade-sama advirtió que si tú no se lo decías, ella lo diría a toda Konoha ¿verdad, Yamato? –el hombre miró al ANBU, con una sonrisa maliciosa marcándose a través de su máscara negra.

–Sí, será mejor que se entere por ti que por otra persona, Sakura –le recomendó Yamato, haciendo uso de un tono inocente y condescendiente, fingiendo pena y temor.

El rostro de la peli rosa se tornó azul, luego morado y después se puso pálida. Kakashi pensó que quizás ya se habría muerto, pero Sakura terminó por darse un fuerte palmada en la cara ella sola. Yamato la miró con horror, a la par que Kakashi parpadeaba con genuina sorpresa. Las mejillas, ahora rojas por el tremendo golpe que se dio, tenían ligeramente marcados sus dedos, a lo que Yamato agradeció que el golpe se lo hubiera dado a sí misma y no a él.

–Supongo que tendré que decírselo. –dijo, mostrando confianza por fuera, aunque por dentro comenzaba a sentir que desfallecía por el terror.

Yamato bebió un sorbo a su taza de té, robando la de Sakura cuando se dio cuenta de que se había acabado su propio brebaje. Kakashi suspiró pesadamente, a la par que pensaba en cómo terminaría todo aquello, si Sakura parecía más un cordero yendo al matadero que una chica enamorada a punto de confesarse a su príncipe azul.

'Por esto es que prefiero mis libros.' Pensó el platinado con resignación, pasando su vista de Yamato a Sakura y viceversa.

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Continuará…

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¡Hoooolaaaa gente~!

La verdad estoy sorprendida de la cantidad de tiempo que tiene esta historia, aunque me hace muy feliz. Es una de las primeras que escribí y me llena de alegría volver a leerla. Sin embargo, admito que necesitaba arreglarle todos los errores que tenía, aunque eso no me exenta de que aún quede uno que otro errorcillo por ahí.

En fin, muchas gracias a todas las personas que en el pasado leyeron mí historia, así como a aquellas que la lean en el futuro.

Si más que agregar, me despido.

Nos leemos en la próxima, espero estén todos muy bien.

Ciao, ciao :)