.notE.para Ethereal.

¿?. No sé exactamente lo que es esto pero, ¿importa?

No, claro que no.

!¡ Lo.ve.

.spider loves cocaine.

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.she looks like the girl you maybe fall in love, but not.

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Levi estaba abstraída.

Siempre que llovía sobre las sucias ventanas del orfanato, su alma de devoradora de libros languidecía hasta volverse dúctil y temblorosa, como las hojas de papel expuestas al beso húmedo que caía del cielo. No es que ella fuera especialmente dada a conversar con otros, de hecho el número de palabras que podía expeler al día parecían haber sido preconcebidas de antemano, como si alguien le susurrara en el oído "hoy vas a decir esto, porque si dices más, tu lengua se caerá y te perseguirá hasta que mueras" . Y eran palabras atemorizantes, claro, por eso charlar con Lucy en el instituto sobre (¡Pero qué bueno está el rubio ese!) libros, y poesía en la que los puntos estaban sobrevalorados, las comas existían para satisfacer el más oscuro de tus deseos, y las plabaras se te quedaban bailando en el cerebro hasta que decidías que tus recuerdos se burlaban de ti. Ella, Levi, la de verdad, era pensativa y distante hasta cierto punto (uno que no tenía importancia, la verdad)

, pero nunca se daba por vencida cuando algo se metía en su pequeña pero inteligente cabecita. Le gustaban los retos, superarse a si misma, vencer sus propias limitaciones y comprobar hasta que punto podía llegar sin retroceder.

Lo que sucedía era que, aunque era de pensamiento valiente, a la hora de actuar siempre había un "no se qué" que la impedía seguir adelante (timidez, y en su fuero interno la llamaba "esa puta mierda que me toca las narices hasta el infinito, coño" así, sin pensar que podría sonar ofensivo).

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. Sus amigos, Jet y Droy, a menudo actuaban de pilar sostenedor para los resbalones de su adorada Levi, pero ella conseguía, de alguna manera mágica, eludir el trato preferente que ellos le otorgaban para lamerse sus propias heridas y volver a "inténtalo" más tarde.

Era bajita para sus 17, apenas llegaba a al metro cincuenta, era delgada y sin curvas, pero solía favorecer su aspecto llevando pantalones o mallas ajustadas y de vivos colores, para proporcionar algo de volumen a sus piernas. Su rostro era delicado, redondo y de piel porcelánica (buscaba símiles interesantes para describir el tinte blancucho y reflectacte de su piel, pero todos le parecían demasiado gays, por eso decidía creer que su piel era brillante, y que la porcelana, que coño, era el cliché con factor moe al ciento por ciento), nariz suave y redondeada, ojos grandes de color avellana, redondos como canicas, expresivos y profundos, enmarcados por una miríada de pestañas tupidas y rizadas que se enredaban unas con otras, dándole a su cara un aire de muñeca.

Y Lucy, que decía que si alguien insinuaba sexo con ella, debía de ser lolicon al extremo cien del barómetro de potenciales pederastas.

Levy creía que su amiga debía de ser adicta a cómics eróticos, más en concreto, shotacon sin censura. Y es que Natsu, era tan simple y adorable, que parecía un bebé.

Todo era muy complicado, y cuando Lucy decía que ella iba arriba siempre, bueno…(Levy prefería fingir que en realidad no la escuchaba.)

Siguiendo con la descripción de Levy, pasemos a su pelo, como una mata hasta los hombros de hebras azules y encrespadas, que se erizaban y despuntaban como flechas lanzadas al azar, contrastando así su cara de colegiala dulce y delicada con el aire punk y algo grunge de su cabello.

.(Le gustaba hurgar dentro de sus bragas con la música desgarradora a todo volumen.)

Aquel día, con las ajustadísimas mallas de estampados de cebra, las converse blancas y una sudadera tras tallas mayor, de un profundo azul eléctrico, Levi leía a Edgar Alla Poe, y languidecía escuchando el tintineo lejano de las gotas de agua estrellarse contra el desconchado alféhizar de la ventana superior, sin preocuparse, aparentemente, por nada ni nadie. Sus grandes gafas de lectura, de pasta negra, resbalaban continuamente sobre su pequeña y respingona nariz, en un tic interminable colmado de poesía camaleónica.

Se escucharon unos pasos, haciendo que ella se envarase y mirase al lugar de dónde procedía el sonido.

Descubrió a la curvilínea Cana sonriéndola con benevolencia, cuyo pelo color caramelo caía a suaves hondas hasta la cintura, casi parecía un ángel.

(Oh, pero Cana era mala, muy, muy mala)

Y preciosa.

-La cena esta servida, Levi –le hizo un gesto con la mano. Ella sonrió a medias y dejando el libro cerrado sobre la mesa, se levantó y caminó hacia su amiga, con pasos vacilantes.

Parecía melancólica pero en realidad…

.(las tiras del tanga escocían cómo el infierno)

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—Ne, Levi —el lápiz de color amarillo limón tocó la sudadera de Levi cómo si buscara penetrarla—, me aburro. ¿No podemos simplemente copiar de internet y ya? Estoy harta, me duelen los talones. ¡Los talones por Dios! Es bien grave, ¿sabes?

Levi no apartó la vista del folio dinA3 en el que dibujaba con cuidado los bordes de la cabecera. Escuchó a Cana suspirar y agitarse en la silla.

—No —elevó la cabeza y se encontró con los ojos entrecerrados de su compañera clavados en el techo—. Cana, no. ¿Me escuchas?

Levi le dio un golpecito en la muñeca huesuda, entre el hueco milimétrico entre las cientos de pulseras que llevaba.

Cana cruzó la vista y bizqueó de aburrimiento.

—¿Me escuchas tu?

Levi soltó una risa algo cascada.

Touche! —arrastró la silla y se levantó—, puedes irte, ya sé que has quedado con el tipo aquel de los músculos prominentes. Sólo espero que no se meta esteroides.

La cara de Cana se iluminó de ilusión, parecía una niña con una piruleta nueva y…(Levi decidió no analizar sus pensamientos más profundos, sólo por si las moscas).

—Sabía que lo entenderías —Cana saltó sobre ella.

—Umm.

Las tetas de Cana la apretaron en la cara durante casi, digamos, una eternidad. (Alrededor de diez segundos)

—Y ya sabes, dile a la señora Paxton que estoy en casa de Florette, y emm, no sé, invéntate un trabajo aburrido, ¿vale? —le lanzó un beso y luego se subió la falda a la vez que el tanga de color rojo se las arregló para quedar a la vista.

Levi entonces se dio cuenta de que Cana era una maestra en esa clase de movimientos sutiles, siempre andaba con tipos sexys de aquí para allá. Era cómo una viuda negra, se los llevaba a su cuarto, se los follaba y luego los tiraba a la basura cómo si nada hubiera pasado.

En el instituto, muchas chicas decían que Cana era una guarra, que no tenía criterio y que no entendían cómo ella (Levi) podía compartir habitación con semejante y lagarta y…

(—¿Lo escucharon? ¡Alberona volvió a casa ayer borracha! Y según dicen venía de casa de Laxus! —era la voz de una tal…no importaba el nombre.

—¡No puede ser! —otra voz insulsa, y Levi sentada a doce escasos centímetros, devoraba Novocaine de Stragoff cómo si no hubiera mañana.

—Ne, Levi-chan —lo escuchó a la perfección, cómo también lo había hecho anteriormente, pero decidió que no le importaba una mierda y que a ella eso de ser una guarra le venía cómo tres tallas grande—. Levi-chan, Levi-chaaan.

Una chispa le centelleó en el cerebro cuando las ideas calzaron en su mente. Akusu, la tipa aquella se llamaba Akusu. Y no supo por qué, pero le dieron ganas de gritar que era un nombre estúpido hasta los cielos, y que ni un mono con estreñimiento se lo pondría de nombre a su cría. Enfocó la vista en aquellas tipas y creyó correctamente que le estaban dando La Mirada.

Tragó saliva y cabeceó.

—Si —no era una pregunta—. ¿Qué pasa?

La tipeja del nombre con sabor a vómitos meció su dedo en el aire hasta que se le filtraron hasta el suelo las ganas de seguir escuchando.

—Nuestra Levi, siempre inmersa en sus libros —las otras dos chicas rieron y luego le dieron un vistazo más exhaustivo. Los ojos se clavaron en el aro que colgaba con descaro del ombligo de Levi.

.Parecían estar gritando fuerafuerafuera de quíiiii bicho.

Levi era experta en escuchar cosas que los demás simplemente pasaban por alto.

Suspiró.

—Decimos de Alberona, claro. —Akusu se acercó—, ¿es en verdad tan zorra cómo lo parece? Quiero decir, ella se operó los pechos cuando estaba en segundo grado para poder acostarse con su anterior profesor, pero. Um, no sé. ¿Viste ropa interior extravagante?

Levi pensó que su tanga de tiras y su sujetador copa A de vinilo rojo y se planteó si aquella ropa era… bueno, normal. A ella le parecía sexy. Y…¿a quién cojones le importa la ropa interior que llevara Cana? Nunca se había fijado en el tipo de bragas que llevaba su amiga, pero, en todo caso, la de la ropa interior llamativa era la propia Levi, y no iba a decir que su ropa era así ni asao… .

—Lleva bragas a lo faja —se levantó dejando el libro sobre la mesa y se colocó las manos por encima del ombligo—. A lo abuela con capas de arrugas que le caen sobre las rodillas.

Las chicas entrecerraron los ojos a modo de protesta.

—Ay, esta Levi ¡Qué guasona! —aquello la tocó un poco la moral.

—Si, ¿verdad? —agarró el libro sobre la mesa sintiendo que las mejillas la ardían de la vergüenza. Pero cuando se volvió a mirarlas, no había rastro de rojo por ninguna parte—.Y ahora si me disculpáis, voy a comprarme ropa interior de puta, au revoir!

Y salió de la clase a todo correr.)

.


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Recordó con sabor medio amargo aquello, y las manos mientras tanto, volaban sobre las cubiertas de los libros colocados sobre las estanterías cuando…cuando.

¿Cuándo?

Había un tipo alto, vestido de negro y que olía cómo a lluvia oteando los libros viejos. Levi se preguntó qué haría allí, y qué puñetas le habría dado su madre para ser tan alto, y tan fuerte y tan…(ught)

Levi sintió un calor desagradable desgarrarle las mejillas cuando, tras mirar un momento su perfil, las rodillas le fallaron y calló al suelo en silencio cómo con el corazón en la palma de la mano.

Tutum, tutum, tutum.

(.respirar estaba amagando su razón.)

Extendió la mano hasta que dio de bruces con el primer libro que encontró, no leyó el título, pero salió dando tres traspiés antes de sentarse en esa especie de sillón diabólico lleno de bolitas…a intentar, ¿leer?

Uf.

No sabía qué hacer, leyó el título y tuvo ganas de reírse.

—¿Manifiesto comunista? —farfulló con voz quebrada para sí misma. Abrió por la primera página y cuando pensaba que ya no iba a morir a causa de un infarto… .

—Oye —casi botó del asiento endemoniado al escuchar la voz. Se paralizó y siguió leyendo lacónicamente, mecanismo de supervivencia, lo llamaba Cana. Siempre que se le acercaba un tío para algo sexual, Levi reaccionaba quedándose helada y continuaba haciendo lo que fuera que estuviera haciendo sin responder.

Cero.

Cómo si fuera una piedra.

Y claro, el tío decidía que hablar con una piedra no le excitaba en lo absoluto.

—Oye —lo volvió a escuchar, y esta vez las palabras de Cana la inundaron la mente, lo malo fue que solo se quedó con la palabra moe revoloteándole en el cerebro de aquí para allá.

Pim, pam, pim, pam, pimmmmmh. (el ultimo choque sonó a gemido ahogado)

Levi reaccinó como un resorte bien engrasado.

—Oigo —sonó pastoso.

El tipo avanzó dos pasos hasta ella, señaló al libro, y Levi levantó la vista hasta que sus ojos se clavaron en los suyos y…ohdiosmíollevamilpiercings.

Notó la cabeza ligera, y su respiración se volvió superficial y renqueante.

—Necesito ese libro.

El mecanismo se disparó con ferocidad.

—Lo tengo yo, ¿qué pena, no?

Él se volvió a señalarla con furia y pensaba que menuda tía más borde y, joder, "parece una muñequita". La cara se le volvió como de metal fundido.

—¿Vas a terminarlo pronto? Lo necesito ahora mismo, préstamelo que luego te lo devuelvo.

Las canicas…ojos, de Levi seguían clavados en las de él. La palabra moé fue rápidamente sustituida por "feromonas", "sexual" y "cocaína diluida" cuando se acercó otro medio paso.

Y…

(OH DIOS. su rodillla, la de él, la rozaba un poco... .)

—Toma, no lo necesito —se levantó se mareó y cuando el la agarró del codo para que no se callera al suelo de bruces sólo había pensamientos pervertidos y mucha azúcar que mezclar con agua, porque Levi siempre que terminaba de pensar en sexo y en cerezas (si, era algo relacionado con postres con anfetas en cierta película que compró en un todo a 100) estaba tan cansada, taaaan cansada, que terminaba bebiéndose litros y litros de agua con azúcar, su presupuesto de "chicasinpadres" no le daba para cocacola. Por eso.

Levi pensó que tendría que hacer algo con aquello lo más pronto posible.

—Adiós enana —casi se desmaya cuando desaparece por la puerta y escucha una risa chirriante, cómo si se frotaran dos clavos largos una contra el otro.

Levi tomó aire y se apoyó en la pared. Una enorme araña roja parecía estar burlándose de ella. Pero eso no era posible.

—No me mires así zorra, drogadicta —corrió hasta la tienda más cercana para comprar pasta de dientes y un paquete de chicles, solo que no eran chicles, eran…

…eran.

-spider loves cocaine.

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End. Chapter one. As red as a cherry.