Primer oneshot de teen wolf. Espero que os guste a todas ^^


Ni siquiera sabe cuál fue el momento exacto en que comenzó a buscar el olor de Stiles entre la ropa de Scott.
Porque Scott siempre huele a él; al adolescente cargante e histriónico que le sigue como si fuese su sombra con una lealtad que Derek no es capaz de entender, ya que podrían destrozarlo. Cualquiera de ellos en algún ataque de frenesí sería capaz de marcarlo como una víctima, y no sabe hasta qué punto Stiles lo sabe.
Pero es un chico listo pese a su incapacidad para mantener la boca cerrada más de 30 segundos seguidos y el alfa tiene claro que en gran parte es esa inteligencia la que ha mantenido vivo a Scott.
Por eso en un primer momento le aceptaba pese a gruñirle, pese a no entenderle, pese a terminar con dolor de cabeza día sí y día también cuando le tenía a su lado.

Y sin embargo ahora...
Al principio le había extrañado la intensidad con que el olor del humano parecía estar siempre sobre su beta pero ahora estaba seguro de que aquel par apenas habrían encontrado diferencia en sus vidas de haber nacido siameses.
Scott huele a Stiles casi tanto como a él mismo. En parte le envidia porque él nunca ha tenido una relación así con nadie. Cercana sí. No así.
Suspiro.
Y está tan metido en sus pensamientos que ni siquiera le ha oído llegar y eso que el adolescente no puede caracterizarse precisamente por sus gestos silenciosos.

Simplemente está ahí, mirándole desde la puerta con calma, la mochila aguantada en una mano y en la otra un sandwich envasado de máquina y alguna chocolatina de esas pegajosas que tantas veces le vé comer.
-Hola, sí, bienvenido a mi habitación. Pasa, ponte cómodo- recita maquinalmente en un tono de exasperación que solo utiliza con él y con alguna de las ideas estúpidas de Scott. Después duda.-¿Quieres algo?
-Saber de Scott, como siempre- se encoge de hombros cuando miente, pero eso solo lo sabe él y no va a compartir la información con ningún mocoso de 16 años. En realidad ya da por seguro que el lobo más joven está bien, o todo lo bien que puede estar alguien en medio de la pubertad. Pero es su mentira. Saber de Scott. Porque para saber de Scott hay que hablar con Stiles, y él ahora necesita hacerlo por nada en concreto.

Seguramente porque le falta su dolor de cabeza mañanero y lo echa un poco de menos. O porque le ha pillado en su habitación como un imbécil tratando de saber que es lo que hace que aquel maldito olor se le quede clavado en la parte trasera del cerebro sin piedad cada vez que lo huele en el aire.
Porque en aquel sitio es más fuerte que en ningún otro.
-Té, café, un filete sangrante...-continúa el muchacho ignorando por completo la última afirmación del alfa. Después se detiene y visiblemente baja la guardia.

Tal vez porque ha leído el desconcierto en los ojos de Derek, que realmente no está acostumbrado a la hospitalidad; ni a caer bien. Ni a nada de todo eso, aunque venga en la chillona voz de un mocoso que le maldice.
-No, gracias- cuanto tiempo sin agradecer nada, y pese a todo Stiles deja caer la mochila como quien deja caer una piedra y saca la mitad del sandwich del plástico para después lanzarle el otro medio con gesto rápido.
-No vas a deberme tu alma ni nada de eso- una sonrisa y se deja caer en su silla giratoria desplomado aclarando por qué Stiles es el chico que cae bien a todo el mundo y Derek el que no le gusta a nadie.

No vuelve a hacer ninguna referencia a Scott, quizás porque sabe que es mentira...porque piensa que el alfa se siente solo y necesita hablar con alguien.
Una de dos. No se siente solo.
Sólo necesita...
No sabe ni lo que necesita.
-¿Te has hecho daño?- huele a sangre, es muy débil pero ahí está. No le preocupa. No es algo grave.
-Me dieron un empujón en lacross y me rasqué el codo- un bufido mirando la palma de su mano- y aquí también.
-Lo superarás- le vé entrecerrar los ojos para clavarle la mirada con odio.
-No todos podemos soportar disparos y amputaciones de extremidades. Algunos morimos- le recalca esa última frase para que la tenga en cuenta antes de volver a amenazarlo, pegarle y/o estrellarlo contra alguna pared, taquilla, coche, puerta y un largo etc.
Y eso hace que Derek se sienta un poco mal, aunque los dos saben que el adolescente volverá a darse de bruces contra algo en el próximo cabreo del lobo.
Después sigue hablando. Habla de cosas. Stiles siempre habla.
Y el sandwich está malo, como toda la comida que viene en paquete, pero Derek lo traga de todos modos.
Y ya apenas le oye; sabe lo que dice pero no le presta demasiada atención. Algo sobre pegarse un tiro en la próxima tarde en que le toque hacer de aguantavelas de Scott y la joven Argent.
Huele bien, aunque a veces el olor a sangre aún le distrae.
No sabe cuanto tiempo lleva ahí sentado mirando al humano con tranquilidad, mientras este mueve las manos y relata cuan tortuoso es aguantar a su amigo en ese estado.
Está por decirle que intente imaginar por un momento su situación; una en la que debe aguantarles a todos, que aunque no sean tan simples como el beta, también le tocan bastante las narices con la pubertad.

Pero se calla para no quedar mal; porque por primera vez en mucho tiempo le importa quedar mal con alguien. Y ese alguien es un mocoso que se balancea en una silla giratoria.
A mitad de la conversación (casi monólogo) los ojos marrones del más joven se abren con extrañez, dirigiéndose hacia la ventana y al agua que ahora cae en cortina tras ella, tan fuerte que apenas deja oír nada más.

Las tormentas de verano siempre funcionan en aquel maldito pueblo más o menos como funciona el cerebro de Scott: pocas veces y a lo bruto.
Y pese a que a Derek jamás le había importado un carajo la lluvia el humano se gira hacia él entornando las cejas dudoso.
-¿Tienes a donde ir aparte de la mansión ruinosa?
Medita entre negar o hacer mención a su coche, pero la segunda opción le parece más triste que la primera, de manera que elige un seco "no".
-Vale...quédate-lo dice con la mirada de "sé que voy a arrepentirme de esto".- Total, ya son más de las 11.
-Oye, no quiero causarte problemas- le ve dar una vuelta pensativo en la silla negra con ruedas- tu padre...
-Mi padre estará fuera hasta mañana al mediodía. Traslado de un detenido a los juzgados-otra vuelta .
-¿Y donde voy a dormir?-lo pregunta serio pero para picarle. Para que deje de dar vueltas en su silla y le mire con odio antes de mandarle a algún sofá por imbécil; aunque él no quiere irse a ningún sofá y las vueltas no paran, solo cambian de dirección.
-No puedo dejarte la cama de mis padres. Ni en coña. Y el sofá no te lo recomiendo- un segundo de duda al ver que el más joven está tirando de la cuerda. Tienes esta butaca- un golpe con las manos en sendos reposabrazos en la vieja silla de cuero en la que se sentaba- o si no en mi cama cabemos los dos-silencio. Un giro rápido- y no pienses cosas raras. Scott ha dormido alguna vez también, ¿vale?

Sin que Derek llegase a abrir la boca ya había quedado decidido que dormiría junto al humano. Y era mala idea, pero no tenía moral para decirle que no.
Así que pasan al menos media hora más hablando de nada sin que el mayor tenga muy claro que es lo que acaba de pasar, o que ha prometido hasta que se hace lo bastante tarde para que ambos sepan que o duermen o ya no se atreverán a meterse en la cama en toda la noche.

Derek ve a Stiles desaparecer rumbo al baño dejándose caer sobre su cama al tiempo que se pregunta qué cojones está haciendo metiéndose en la cama de alguien casi 10 años menor.
Y allí, sobre el cojín, el olor de Stiles es insoportable, sedante y absoluto.
Se queda quieto, bocabajo y con la cabeza ladeada hacia la puerta repitiéndose mentalmente que no, que es un crio que podría ser su hermano.
Pero el maldito olor está por todas partes.

Se pone boca arriba para poder quitarse la camiseta maldiciendo entre dientes y con el "Derek-que-cojones-haces" repitiéndose una y otra vez dentro de su cerebro cuando el menor vuelve en pijama y visiblemente más nervioso.
Lo observa mientras se tumba, tratándo de no tocarle al tapar su flaco cuerpo con la misma sábana sobre la que él está y después se hace un ovillo dándole la espalda, mientras Derek medita sobre cual es la cantidad total de lástima que el humano le tiene. Mucha.
Sin duda.
Pero ahora lo tiene allí. Tan cerca que puede tocarle solo estirando los dedos.
Como le toca Scott; o tal vez más.
Y su nuca dibuja un perfecto arco invertido sobre la almohada en la penumbra mientras la respiración se le va haciendo más pesada.
Todavía está despierto pero pronto dejará de estarlo.
La lluvia sigue golpeando con tal fuerza que a veces le impide oírle el corazón mientras piensa en que jamás hubiese esperado aquello; no así, no en aquel momento, y desde luego no con aquel humano joven que poseía un gigantesco talento para sacarle de sus casillas.

Olfatea a su alrededor más por costumbre que por necesidad, sintiendo aún el aroma bajo y agudo de la sangre en el ambiente.
También huele a Scott de forma débil, corroborando que sí, que el joven lobo ha estado allí pero no es lo bastante fuerte como para imaginarlo tumbado en aquella cama. Al menos en los últimos meses.
Razona sobre si será verdad lo que el que ya duerme junto a él le ha dicho. El prefiere que no sea así porque quiere ser el único, pero eso es egoista.
Gira para poder clavar los ojos en la cabeza de Stiles sobre la almohada, oyendole respirar de forma lenta y baja mientras piensa en un montón de combinaciones en las cuales todo es más fácil; si nunca hubiese cruzado su vida con aquel par de niñatos, si el ataque en el bosque hubiese sido a Stiles y no a Scott, si él no estuviese tan jodida y malditamente acostumbrado a estar solo y las normas sociales significasen algo para él...o al menos supiese cómo entenderlas.
Inspira con calma un par de veces, casi mareandose con la esencia del más joven. Y son nervios, sabe que sólo son nervios y que no necesita estar en guardia.
La fragancia de Stiles comienza a deshacerse dentro de su cerebro, porque no es uno solo, como él creía; y vé el olor del jabón barato del vestuario de la escuela, el detergente de la ropa, el resto de su desodorante con una base algo más dulce de lo que suelen tener los de hombre.
No huele a perfumes, sinó a los tintes de ropa barata. A dentífrico, a hierba, a todo eso...
Ahora también ligeramente a sangre.

Tantea buscando la herida sobre su codo que no es grave pero arde bajo sus dedos.
En cualquier lobo ese rasguño apenas habría durado segundos pero los humanos son más frágiles e imagina que la marca quedará allí durante semanas.
Espera encontrar las palabras con que convencerle un día para que se una del todo a su manada; para volverle como Scott y no pensar en que cualquiera de ellos va a romperle en algún ataque.
Y se acerca un poco mas, dudando. Como si aquellos malditos centímetros que les separaban fuesen demasiado.
Y son demasiado.

Se levanta sobre su hombro para verle dormir en la penumbra, con el rostro más redondeado por los restos de grasa infantil que hacen que su conciencia vuelva a darle un toque de atención. Pero lo ignora; aunque sólo porque Stiles huele bien y su respiración le relaja.
Solo necesita estar así, y repitiéndose eso agacha la cabeza para apoyar la frente sobre su temporal y de nuevo se queda quieto.
Su conciencia le sigue chillando demasiadas cosas cuando sube la mano desde la herida hasta el hombro para poder retenerlo ahí, como si fuese a salir corriendo o algo, mientras comienza a acariciarle con la punta de la nariz hacia la oreja, buscando los cambios que el olor tiene sobre su piel.
No sabe en qué momento ha subido la mano y ahora le rodea suavemente el cuello, deseando que la cabeza se vuelva hacia él mientras reza para que no pase.

Y al poco hay una pequeña arritmia que hace dudar a Derek. Se queda quieto, sintiendo frío pero decide no apartarse.
-¿Derek?- la voz adormilada y el corazón que se dispara cuando los dedos tantean la mano que le rodea el cuello.
-¿Mh?-está lo suficientemente cerca como para no poder verle la cara pero no hace nada para soltar el agarre, tal vez porque aún está algo atontado o tal vez porque quiere seguir jugando a tirar de la cuerda con él. Decide comprobarlo.
Y Stiles no ofrece resistencia cuando hace un poco de fuerza para lograr que quede boca arriba sin separarse apenas de él, sólo que ahora están casi frente con frente y el más joven tiene los ojos fijos en el techo.
Quiere decirle algo pero no sabe que: él nunca ha sido bueno con las palabras, que son terreno del humanos, quien ahora contempla el techo completamente mudo como si fuese lo más interesante de la creación.
-¿Derek...estás...?- ahora el mayor sabe que duda. Que la idea de que sus instintos más primarios estén deseando matarle es lo que hace que el humano parezca paralizado.
Y no se entiende ni a si mismo, porque no sabe que cojones está haciendo en la cama de un chaval de 16 años agarrándole por el cuello mientras le olfatea como a una presa. Y sin embargo no puede apartarse de él.
-Stiles...-y al oírle decir su nombre el corazón vuelve a acelerarse bajo su mano. Pero él ya no puede parar nada-¿Stiles, que demonios me has hecho?

Y los ojos pasan del techo a él, mientras boquea un instante tratando de encontrar alguna respuesta lógica a aquello que ambos saben que no existe y se clavan en los suyos, primero interrogantes y nerviosos, mientras la mano en su cuello comienza a recorrerle el arco mandibular suavemente.
Y hace rato que solo respira el aire que sale de sus pulmones y por eso sabe que su juicio está nublado. Por eso busca motivos.
Motivos para no saltar sobre el más joven como cuando va al bosque a cazar ciervos. Motivos para no usar en su favor el miedo que parece tenerle Stiles porque está mal. Motivos para levantarse de aquella cama e ir a suicidarse al bosque. O a no suicidarse, porque ya es mayor y se supone que responsable.
Buscar motivos y no encontrarlos le ofusca; porque ya no entiende nada. Ya no sabe nada.
Ni siquiera porque el menor le busca la boca con la suya de forma torpe y dudosa.
El frío se hace más y más fuerte al hacerse consciente de que el otro no tiene ni la más remota idea de como hacer aquello pero ya no puede ni quiere ni sabe como salir de la cama, de manera que decide quitarle el control, pasar su brazo bajo la nuca que se arquea con cada caricia y apartar la mano del fino cuello para perderla por su cuerpo, buscando resquicios entre el pijama que le permitan llegar a su piel, mientras ve como Stiles no tiene claro donde poner las suyas.

Sus labios saben a metal porque están cortados, porque los muerde (tal vez en los ataques de nervios que deben causarle entre todos) de manera que los atrapa y acaricia entre los suyos de la forma más suave que puede, bajando el ritmo cada vez que Stiles intenta subirlo porque sabe que el menor no está preparado para que él se ponga serio aunque crea que sí.

Cuando se separa un instante para afianzar la posición el menor persigue su boca a tientas, sin abrir los ojos y eso le hace sonreír; estrecharlo contra su cuerpo con más fuerza para volver a besarle,invadiendole con la lengua esta vez, tratando de ir con calma para no asustarlo, o hacerle daño...o no sabe; porque Stiles le parece casi de papel.
Al final éste encuentra un hueco donde hundir los dedos sobre las clavículas del lobo, y se afianza ahí como si temiese caer, tratando de seguir el ritmo de forma indecisa y torpe, atreviéndose finalmente a atraparle el labio de abajo entre los suyos.
Y Derek se deja hacer mientras se recita la larga lista de todas las cosas que están mal en aquella situación; pero el humano sabe a la menta del dentífrico, a refresco de azúcar e incluso al maldito sandwich y todo le gusta demasiado, así que se acaba sorprendiendo a si mismo quitándo la maldita camiseta oscura que el menor usa para dormir sin que haya ninguna queja.

Mañana pensará en el brillante discurso sobre la moralidad y la responsabilidad que le está dando su conciencia al igual que Stiles intentará responder a la pregunta "¿que cojones estoy haciendo con mi vida?", pero ahora sólo acaba de girar para meterse entre sus piernas, dejando por un instante en paz la boca para bajar tanteando por el cuello en el que el corazón del humano late como si estuviese allí mismo, bajo la piel; y muerde sin herir, arrancándole un gemido ronco que va directamente a la parte baja de su estómago.
-¿Voy muy rápido?- le habla incapaz de separar los labios completamente de su piel.
-No...no- su voz no suena como siempre.
-¿Estás bien?- las manos del más joven llevan un rato acariciándole la espalda.
-Sí...bien-traga saliva como tratando de volver a la realidad y eso hace sonreír a Derek, porque es un maldito logro personal dejar mudo a aquel niñato.
Se siente ligeramente mala persona por aquello pero '¿qué diablos?' la idea de la cama no ha sido suya, sino de un crío que ha querido jugar con él a tirar de la cuerda. Y joder si va a jugar.
-Realmente no hay tanta gente que se atrevería a estar donde tu estás ahora mismo- le muerde de nuevo, sin hacer daño, solo para sentirle retorcerse- pero por otro lado no he oído de nadie que haya estado en ella y después no se haya aburrido al volver a compartir cama con otro humano.
-Ah...bien...genial-le oye murmurar en tono agudo, más para si mismo que para Derek. Punto y partido.
Y ríe un instante apoyando en su hombro antes de volver a besarle, porque no puede ser más humano, sorprendiéndose cuando Stiles presiona para tratar de dejarle abajo, incorporándose tanto como puede bajo su cuerpo.

Se debate mentalmente entre dejarse tumbar o aclararle al chaval lo que significa estar liándose con un hombre lobo líder de manada, acabando por decidirse a mantener su cuerpo erguido mientras el menor le abraza mordiéndo bajo su mandíbula.

Y dejarse hacer de aquel modo tampoco está mal; porque el más joven no es tan torpe como el lobo creía y tiene una lengua fría en comparación con su cuerpo no-humano que le arranca escalofríos y jadeos ahogados.
Está bien; joder, está muy bien estar apretando la fina cadera entre sus manos mientras se conciencia para no comérselo allí mismo.
Pasa los dedos por el borde de la goma del pantalón esperando que el chico salga del trance en el que parece estar mientras le besa la línea de la mandíbula, pero los labios no se detienen.
No hay duda ni rechazo y la moral del mayor va yéndose directamente al infierno.
Pero no, maldita sea...no.
Sube las manos por la espalda de Stiles hasta agarrarlo de la cabeza para separarle de su piel el instante necesario para poder besarlo de nuevo, esta vez del modo más profundo que puede.
Una sacudida cuando el menor se queja dentro de su boca, porque le ha empujado contra la pared una vez mas, para variar. Pero el beso no se interrumpe y empuja de nuevo recordándose la fragilidad de los humanos.

¿En qué momento el plan de la noche había pasado de ser "una cacería por el bosque a solas" a "empotro a un chaval de 16 años contra una pared y le arranco la ropa"?
Empuja de nuevo. Ahora Stiles queda ligeramente más alto que Derek a quien las rodillas ya se quejan le quejan ligeramente por el esfuerzo de aguantarles a los dos, hundidas en la cama.
No va a quitarle los pantalones.
No va a quitarle esos malditos pantalones que mantienen su poca cordura a ralla cubriéndo las piernas del menor que ahora le rodean para atraerle con más fuerza.
Le oye murmurar su nombre y solo por eso arremete de nuevo contra él. Porque lograr sus gemidos bajos comienza a ser la pequeña e insana obsesión de la noche.

Y las embestidas comienzan a encadenarse cuando por fin logra no pensar en nada, hipnotizado por el jadear grave del adolescente que se acelera tembloroso hasta que éste corta el beso con palabras inconexas que tratan de hacerle parar, pero no, no va a pararse ahora.
Ni siquiera se siente mal cuando le inmoviliza las manos a lado y lado de la cabeza acelerando el ritmo, sintiéndolo retorcerse y pedirle que vaya más despacio, sin entender que precisamente eso es "ir más despacio".
Porque los pantalones siguen (más o menos) en su sitio cuando la espalda del humano se arquea con fuerza y este gime apretando a ciegas las piernas entorno a su cadera.
Es de suponer que no solo él agradece que el sheriff no ande cerca.
Y después le ve perder la fuerza en un instante en que parece no acordarse ni de quién es y suspirar.
-Mierda Derek...- esconde la cabeza en su hombro pese a que el lobo se resiste a soltárle las manos- te dije que fueras más despacio...
Y el aludido sonríe en silencio ante la vergüenza del más joven, porque había buscado verlo de aquel modo y porque los cabezazos de éste contra su hombro le resultan en parte cómicos.
-Me alegra que te haya gustado- un guñido.
-Cállate- y le suelta para poder tumbarlo con cuidado bajo su cuerpo, oyendo sus maldiciones roncas contra si mismo por haber perdido el control, aprovechándose de que está ligeramente adormecido para besarlo entre caricias durante un buen rato más.

Y sabe que Stiles se ha dormido porque sus besos se vuelven demasiado abandonados.
Ha amanecido hace un buen rato; entre colegio y entrenamiento debía llevar despierto casi 24 horas, contando aquella noche y solo por eso se separa de su cuerpo, tapándole porque si su padre entra en algún momento tendría demasiadas marcas por explicar.
Sale por la ventana.
Huele a Stiles.
Una sonrisa.

Joder, ni siquiera Scott ha olido así a él nunca.